Hola ^^! ¿cómo están? Aquí todo bien, nada más pasaba a dejarles el episodio que les corresponde, espero estén disfrutando de la historia, recuerden dejar sus comentarios, favs y follows para ayudar a que se siga escribiendo, que estén muy bien, hasta pronto y tengan un bonito día o noche~

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Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Riot Games tiene los derechos de los personajes usados.

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Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^

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El Baile del Cuervo

Por Clarisce

Capítulo 18: La Magia del Poder

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Las criaturas mágicas pueden sentir tus intenciones, pueden posar sus inquisitivos ojos sobre ti y revelar hasta tus más hondas ambiciones, así era como Swain lo sabía. Aquella gatita, llamada Yuumi, era un alma bondadosa, curiosa y leal, no tenía por qué huir sin saber la razón por la cual había sido arrastrada ahí, además probablemente necesite de su ayuda para escapar de Noxus.

— ¿Tra… Trae un poco de leche y…? —no sabía que decir, miró a Lille y se quedó sin palabras.

— ¡Pescado! —dijo la gatita desde la ventana entrando de un salto, todavía parecía desconfiada.

— Sí —dijo Jericho.

— Uhm —miró orgullosa y voló hasta una repisa alta en aquel salón, desde ahí miraba al peliblanco y a su mayordomo.

— Volveré enseguida, joven amo —dijo Lille y dándole la espalda salió de ahí.

— Yo quería pedirte una disculpa —retomó la conversación Swain— por la forma en que fuiste traída aquí, no eres una pertenencia, te aseguro que eres libre —se paró frente a la repisa donde la gatita estaba.

— Dices cosas muy raras —dijo Yuumi.

— ¿Cómo?

— Los noxianos, no te pareces a ellos. Eres sensato, ¿cuál es el truco?

— No hay nada parecido.

— ¿Estás buscando atraparme para tu beneficio?

— Sólo quiero tu favor, eres una criatura mágica, no podría engañarte.

— No seré tu familiar, si es lo que quieres —dijo Yuumi otra vez, ahora agitando su cola algo cansada.

— ¿Firmar un contrato contigo? No, para nada. Sólo quiero tu favor, un favor.

— Para tu esposa, ¿no?

— Sí, mi esposa está enferma, la lastimaron y a pesar de que debería haber despertado, sigue dormida.

— Noxiano —le habló con firmeza— me agradas, tu flujo de mana es limpio, como el de los espíritus, ¿eres realmente de aquí?

— Yo… lo desconozco —confesó, tal vez por primera vez en su vida.

— He visto tu tipo de energía antes, aunque —se quedó pensativa— no lo recuerdo, tal vez fue hace demasiado tiempo, he viajado por todo el mundo, ¿sabías? —dijo con los ojos completamente abiertos, estaba inmersa en esa conversación.

— Veo que eres una criatura de mundo.

— Basta de halagarme, adulador —cerró los ojos por unos segundos, se veía como si sonriera desde lejos.

Al momento fueron interrumpidos por Lille y unos sirvientes, los cuales trajeron galletas, agua, leche y pescado para la invitada de Jericho, ésta bajó de donde se encontraba para comer animada, ya no tenía más miedo, sobretodo por lo que había señalado, la energía del amo de esa casa no era maligna. Los espíritus realmente limpiaron su alma para hacerlo renacer nuevamente, eso se quedó en su cabeza hasta el final de la velada.

Cuando terminaron, la gatita se acomodó en el mismo sillón que Swain, no había pasado más que un par de horas y ya entraba en confianza.

— ¿Tenías una dueña?

— Sí —dijo algo triste— pero… —se quedó en silencio.

— Está bien si no lo compartes. Cuando termines conmigo aquí, te ayudaré en lo que pueda para que la encuentres.

— Agradezco tu intención, pero no es algo que puedas resolver —miró a Swain y parpadeó— ¿puedes llevarme donde tu esposa? Tengo sueño…

— ¿Eh? —se quedó algo curioso con esa pregunta.

Yuumi sabía que podía curarla mientras durmiera, así que sólo debía subirse a la persona, ronronear un poco y ya la aliviaría, sin importar lo que tuviera.

Cuando entraron a la habitación, vieron a Emeri leyendo un libro, algo que… nadie le había ordenado, Swain miró con atención la acción y también la vio ocultar con nerviosismo aquel libro en su bolsillo.

— ¿Qué pasa? —preguntó otra vez con tono sombrío.

— Mi-Mi-Mi… señor, yo… verá, no es nada malo, es que… me dijeron que… podía leerle un poco a mi ama —bajó la mirada.

— Vete de aquí —ordenó serio y la joven salió casi derrapando sin darse cuenta si quiera del gato que volaba por encima de su amo, al que vio con asombro.

La puerta se cerró y el peliblanco finalmente tomó la silla para acomodarse donde estaba la sirvienta.

— Es ella —dijo nuevamente con tono de voz más calmado.

— ¿Uhm? —Yuumi parecía estar extrañada.

Había un raro hedor a muerte en su cuerpo, no era lo que la hacía estar dormida, pero… era imposible de ignorar, no quiso decir nada, Yuumi era discreta, sabía que los humanos estaban destinados a tener vidas y finales abruptos, tal vez había algo en esa dama de cabellera oscura que la hacía pensar en violencia.

— Veamos —voló hasta estar sobre el pecho de Irelia, tocó con sus patitas suaves el estómago de la misma y notó algo, giró y giró como si estuviera jugando, pero… no lo hacía— uhmmmm… —dijo más pensativa— ¿qué le pasó?

— La atacaron, un grupo de asesinos, magos y quién sabe qué más.

— Lo que pasa es que su cuerpo está más o menos sano y lo que atacaron fue su interior, su coraza mágica, ella es… es una maga —afirmó Yuumi— una maga con mucha fuerza, su magia es de… —pensó— de… —volvió a pensar— ¡Navori!

— Eres una gatita muy intuitiva.

— Soy la mejor —afirmó orgullosa con los bigotitos apuntando arriba como su barbilla.

— ¿Puedes ayudarla?

— Por suerte, todavía sí, usaron magia de tinta negra, no le dejó marcas, como las que tiene —vio sus cicatrices— pero… entró a su coraza y la consumió tanto que iba a matarla, eventualmente —dijo.

— ¿Todas las criaturas tenemos corazas mágicas?

— No todas, quiero decir, ella es una maga de Navori, su coraza es muy fuerte, digo… si fuera alguien, no sé, como tú —lo miró— estaría muerta. La magia de tinta negra es rara, viene de las Islas de las Sombras. Creo… que exagero —dijo de nuevo la gatita y se acomodó como un panecito sobre la durmiente Irelia— ni si quiera yo hubiera aguantado un golpe con magia de tinta negra.

— ¿Entonces yo tengo una coraza mágica?

— Sí —afirmó— pero es muy débil, porque no tienes magia, pero tuviste o algo así, ¿verdad?

— Es un vestigio, entonces.

— Todas las criaturas y personas que pueden usar magia tenemos una coraza mágica, nos protege de nosotros mismos, usar nuestros poderes puede ser peligroso, pero mientras tengamos un interior centrado y fuerte, siempre podemos combatir lo duro que es hacer uso de nuestros poderes —explicó.

— Cuando un mago usa en exceso su poder…

— Muere —dijo Yuumi— ningún mago debe exceder sus límites, por eso la mortalidad es alta —comenzó a ronronear cerrando los ojos.

Estaba durmiendo mientras ronroneaba y pasaba su calor a la dormida Irelia.

Swain se mantuvo sentado viendo a ambas descansar, apoyó su espalda atrás y cruzando los brazos cerró los ojos también, sería una noche larga, esperaba que por la mañana pudiera ver otra vez los azules ojos de su esposa, esa… mujer a la que tanto había hecho pasar.

Algo rondaba en su mente mientras se perdía en aquel descanso, ¿cuál habría sido la razón de que Boram enviara algo tan especial como una criatura mágica? Es decir, atraparla, a Yuumi, debió ser peligroso y muy caro, nadie hace eso, realmente es un trabajo casi imposible atrapar criaturas mágicas, eso y los Yordles.

Miró de reojo a la gatita mágica, no entendía cuál había sido la razón, pero sentía afinidad por esa criatura, ¿alguna vez pensó ser una persona de gatos? Quizás nunca tuvo una mascota para decirlo.

En la oscuridad, el tic-tac del reloj dejó de escucharse para luego sólo sentir su propio descanso, entonces los pájaros comenzaron a cantar y una torrencial lluvia lo despertaba, no abrió los ojos pero más que eso, una voz.

— Jericho… —dijo la voz, era débil.

No lo imaginó, abrió sus ojos de inmediato y se fijó alrededor, no era otra persona, era ella. Se levantó para ir hacia la peliazul, la miró fijamente para comprobarlo, sus ojos no querían parpadear, era ella.

— Mi cielo… —le habló suavemente— estás despierta.

— Jaja —rió divertida— dijiste que soy tu cielo.

La expresión en su rostro, a pesar de verse cansada, ojerosa y algo despeinada, estaba feliz de verlo, de ver… al monstruo que era él. Dio un ligero paso atrás y se sintió, sucio, él no era o no debía ser su razón de felicidad. Cuánto daño le hizo en el pasado, cuántas veces esos ojos que lo veían con amor debieron llorar, primero por la pérdida de su familia y luego por la guerra que comenzaron para conquistarlos.

— Ven… —dijo Irelia tomando la mano suelta de su esposo, lo haló hacia ella— no te alejes.

— Lo siento —había dejado que otra vez su pasado lo hiciera vulnerable— estaba pensando en algo.

— Estoy bien —le mostró otra vez su sonrisa— ¿y quién es ella? —preguntó.

La gatita había volado sobre Jericho, estaba casi sobre su cabeza, a Irelia no le sorprendía verla volar, le sorprendía que hubiera una criatura mágica en su habitación y en Noxus.

— Oh… —miró arriba de él.

— Yo soy Yuumi —se presentó y bajó para caminar ligera como una pluma sobre la almohada de Irelia, casi tocando la coronilla de su cabeza— relájate, todavía debes recuperar más energía —dijo volviendo a ronronear.

— ¿Sigue recuperándose? —preguntó Swain.

— Le falta mucho, así que me verás muy cerca de ella —afirmó y volvió a ponerse en forma de panecillo.

— Es hermosa, ¿la adoptaste? —preguntó Irelia.

— No, es una gatita libre, fue un regalo —explicó.

— ¿De quién?

— Del emperador —respondió serio.

— Entonces todo salió bien, nos perdonó… estamos vivos —dijo cerrando sus ojos, como si el sueño le ganara nuevamente.

— Duerme, cielo, avisaré en casa que has despertado y cuando vuelvas a verme, desayunaremos juntos.

— Me… encantaría —soltó la mano de Jericho cayendo otra vez profundamente dormida, pero esta vez para despertar.

Lo logró, la magia que aquella criatura brindó fue suficiente para recuperarla, no tenía idea de que esto sucedería, lo esperaba, pero no sabía como reaccionar a que en verdad pudiera hablar con Irelia.

Dejó entonces la habitación y optó para cambiarse por completo, necesitaba avisar a su familia que todo estaba bien, tanto con el emperador como con su esposa. Ellos debían agradecerle, salvó sus vidas de un posible arrebato del emperador por destruirlos.

— Así que la esposa de Jeri por fin despierta —decía Alain acompañado de un par de sirvientes.

— Maestro, creo que debería ir a visitarla —le recomendaron.

— Es inapropiado. Esa mujer no pertenece aquí.

— Joven amo —intervino Lille— la ama Irelia arriesgó su vida en aquel viaje, es bueno que sepa que cuenta con el favor del emperador. Si considera su posición —su rango como heredero de la familia— debe visitarla.

Estaba incómodo. Ella no era como otras damas, no era callada, ni fría, su sonrisa era más cálida de lo que imaginaría alguien como él, habiendo crecido con una mujer tan recatada e impasible como lo era Emal Swain, era correcto decir que estaba nervioso.

Finalmente, Jericho, era un saco de arena, completamente inservible para la familia, en cambio él, era un digno heredero de los Swain, tanto así que podría tomar a Irelia como su segunda esposa y descubrir la razón de su interés.

— Podría echar un vistazo —dijo con una mueca en su rostro.

— Excelente decisión, maestro —asumió e inclinó su cabeza mientras Alain se iba de aquel espacio.

A pesar de haberle prometido a Jericho que lo apoyaría, tenía bajas intenciones por detrás, no era que le gustara ser así, era que debía ser así.

Los Swain, usualmente, son comparados con cuervos, no era que fueran carroñeros, pero nadie entendía la ambición tanto como ellos y dejar el título de heredero, incluso de una familia con baja estima del emperador, era loco.

Y Alain Swain NO estaba loco.

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Fin de Episodio 18

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