Hola a todos, espero estén pasando un buen día o noche, pasaba por aquí dejándoles una actualización.

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Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Riot Games tiene los derechos de los personajes usados.

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Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^

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El Baile del Cuervo

Por Clarisce

Capítulo 27: La Única

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Y mientras la luna en aquel oscuro cielo iluminaba a los visitantes, Swain despedía a su esposa con la mano extendida al aire. Había sido una visita corta pero bastante interesante.

Irelia salía por el pasillo y mientras Emeri guardaba un par de artículos que Jericho le había pedido antes de partir, seguramente se reuniría con su ama fuera, pero él aprovecharía esta ocasión.

— ¿Terminaste? —preguntó.

— Claro que sí, joven amo, ahora mismo me reuniré con la señorita Irelia.

— ¿Te acostumbraste a decirle así? Creo que deberías cambiar, ya que está casada.

— Lo lamento —se inclinó— es mi costumbre.

— No hay problema —se puso delante de ella— pero necesito hablar contigo, ¿crees que puedas quedarte un poco más?

— Las puertas del palacio ya cerrarán, no quiero dejar sola a la joven ama.

— Bueno, haré corto el asunto, necesito que cumplas una tarea.

— Dígame, ¿qué necesita?

— No confío en Draven, pero es el único guardián que tengo para que vea por Irelia, así que debo conformarme por ahora. Mas eso no impide que quiera que tengas un ojo puesto en todas sus acciones de ahora en adelante.

— Es mi trabajo.

— Creo que no entiendes. Él es un peligro potencial, necesito que te camufles, que él no sepa que tú haces esto, que baje la guardia, que seas una espía… entiendo que Lille te ha enseñado un poco, no sé si sea suficiente.

— Daría mi vida por la futura ama de la casa Swain, si a eso se refiere. Si necesita una espía tan convincente que logre ver a través de ese maldito vagabundo, lo haré.

— No sabía que sentías tanto desdén por él —dijo divertido.

— Si cree que es un peligro para mi ama, entonces es mi enemigo.

Estaba sorprendido por la actitud tan firme de Emeri, no era rara la lealtad de la servidumbre, pero ella parecía haber sido marcada por el mismo e inmutable fuego del infierno con el nombre de su esposa.

— ¿Hay algo más que necesite? —preguntó cambiando su semblante a uno más inocente.

— Nada, puedes marcharte.

Y mientras Irelia paseaba por el palacio observando algunos cuadros, notó cómo un sirviente con el rostro y cabeza cubierta la seguía, ella también se interesó y caminó hasta un pasillo más cerrado, perdió el rastro de aquel y cuando iba a dar la vuelta se encontró con alguien conocido.

— Vine lo más rápido que pude —señaló Dorian algo agitado.

— ¡Hola! —saludó animada.

— No debiste correr, de todos modos, no me voy todavía.

— Pero el palacio cerrará sus puertas y todos los visitantes serán retirados.

— Espero a mi acompañante porque, aunque me pidieran irme, me quedaría escondida.

Boram sonrió ante aquella actitud, era tan atrevida e infantil.

— ¿Quieres ir a algún lugar? —preguntó.

— No puedo ausentarme mucho —pensó en Emeri.

— Qué tal si le pido a un guardia que guie a tu compañía a un jardín exterior y le dejo aviso que te espere ahí, mientras podrías acompañarme a beber algo.

— ¿Con galletas? —dijo suave.

— Tengo galletas y té de manzano de Jonia —añadió tentando más a Irelia.

— ¡Nooo! —dijo sin creerlo— ¿de dónde sacaste te de manzano? —le preguntó.

Por alguna razón, siempre que visitaba a Jericho, se encontraba con Dorian, quien poco a poco se convertía en alguien más cercano, lo apreciaba, era amable, cordial y además le ayudó conscientemente con sus pedidos al emperador.

— Unos amigos trajeron muchos ingredientes de Jonia y recientemente contraté a un chef especializado en postres y platillos de allá.

No mentía, aunque en sí no eran amigos, eran embajadores y líderes de tierras jonias que querían llevar una buena relación con aquel imperio en expansión llamado Noxus. El chef fue contratado porque Boram tenía un aprecio nuevo por conocer más de la cultura culinaria de aquella nueva amiga suya, además cada momento con alguien que no conocía su pasado rojo, era una bendición.

— ¿Podrías pedir que mi compañía fuera a un salón a comer algo también? No quisiera tenerla fuera con éste clima, pe-pero sé que sería contra las reglas —nadie podía estar en el palacio del emperador fuera de sus horas establecidas.

— Claro —asintió y con un gesto de mano indicó el camino a Irelia.

¿Podía ser verdad? ¿Podían ser amigos? Era extraño que dos personas que en sus vidas anteriores no habían compartido ni una sola palabra, ahora estuvieran sintiendo aprecio el uno por el otro.

Ambos se sentaron cercanos al jardín de espinas, Boram había ordenado que instalaran una pequeña mesa y sillas, acondicionando eso como un jardín. La mesa contaba con algunos otros postres y en ésta también yacía una tetera tradicional joniana que Boram tomó con cuidado y usó para servir una taza de te y extenderla hacia Irelia.

Ésta sonrió y la tomó mientras se acomodaba en la silla, viendo hacia el cielo falso lleno de estrellas luminosas sobre ellos.

— ¿Tu amo no te ha preguntado por todo esto? —preguntó ella.

— El emperador no tiene tiempo para revisar cada esquina del palacio, está demasiado ocupado cortando cabezas —ojalá mintiera.

— ¿Hay una razón por la que hables mal de él siempre? ¿No temes que te hagan algo?

— ¿Te lo dijeron también? Las paredes tienen oídos y yo espero que él pueda oírme.

— Oye… —le llamó la atención, Boram miraba a la nada— no digas eso.

— Es cierto, si yo faltara, tú me extrañarías.

— Lo dices como si no tuvieras a nadie más —dijo Irelia y bebió la taza de té que le dieron, estaba muy caliente.

No tenía a nadie, sólo aliados y cómplices, pero al final, todos con deseos de apuñalar su corazón, servir sus vísceras en una sopa y comérsela mientras festejan, pero de alguna forma, se convencía que Irelia no haría algo así, aun cuando lo odiase, aun cuando supiese su verdadera identidad.

La breve reunión duró lo que aquel té, Irelia se despidió de su amigo "Dorian" y pensó mucho en las palabras que cruzaron, en la vida que tenían y cómo afectaba en su día a día.

Parecía que el trabajo de ser asistente del emperador era duro. No quería que su amigo desapareciera como si nada, pensó en eso mientras veía a Emeri siendo acompañada por guardias, ésta extendió la mano y fue a su encuentro.

— Señorita, otra vez… ¿se encontró con su amigo? —preguntó curiosa.

— Pensé que tardarías, ¿la pasaste mal?

— No, señorita, digo… ama.

— Dime como quieras, la verdad no me molesta, pero si estamos frente a esa roja, puedes llamarme señora Swain —rió por lo bajo.

— Realmente sabe cómo poner de nervios a la señorita Diavil.

— ¿Te dijo algo Jericho? —preguntó mientras se subía al carruaje y era seguida por Emeri, ésta esperó a que cerraran la puerta y estuvieran en movimiento para hablar.

— Me ordenó que espiara a Draven —confesó sin tapujos, después de todo, ella era su ama y no Swain.

— ¿Qué más?

— No debo decirlo a nadie.

— Esta bien, deja que él piense que no lo sé. Debe estar muy preocupado, pero por favor, no te arriesgues demasiado, si ves en algún momento que la situación es peligrosa, ignora todas sus órdenes y protégete, es mi orden.

— Ama… —dijo en tono suave.

— Dime.

— ¿Por qué siempre me pide que cuide mi vida? Ya le dije, soy su sirvienta personal, usted me ha dado refugio, calidez, afecto y me da parte de su poder al ser la favorita del emperador, no necesito mi vida si no es para ofrecérsela.

— ¿Quién te ha dicho que tu vida es mía?

— Desde que nací, mi propósito ha sido servir y cuando me asignaron a su cargo, yo elegí darle mi lealtad, por favor no rechace el regalo de mi vida, mi madre, mi padre e incluso mis hermanos tienen éste designio.

— Hablaremos de eso luego, mientras tanto sigue mis órdenes.

— Así será.

Era cómodo para Emeri hablar de la voluntad puesta como servidumbre en su familia, pero no lo era para Irelia, ella había sido criada para la libertad y cualquier cosa que alterara ese hecho, perturbaba su misma existencia, como si dos creencias chocaran entre ellas, tan distintas y tan alejadas por la propia cultura. Tenía la idea de cambiarla, pero con el tiempo, sólo se daba cuenta de que hacía que ella la admirase más y más, por lo tanto, elegía cada día honrar su dignidad, ofreciendo su vida a servirle.

— ¿Cómo le fue? —preguntó una voz fuerte en aquel silencioso estudio.

— Te dije que no espíes —dijo Boram.

La persona que esperaba a su amo era su guardia privado, Broduil, un hombre con cuerpo amplio, brazos firmes, piel de oliva, ojos de cazador, tan grande como un roble y tan leal como un perro.

— Solicito liberar mi opinión.

— Denegada —respondió Boram.

— Reafirmo mi petición —caminó alrededor del emperador y lo miró como si no fuera a moverse de ahí hasta no obtener lo deseado.

— Ah… —suspiró girando los ojos— adelante —se acomodó en su silla.

— ¿Cuál es el propósito de seguir mintiendo? Esa mujer pronto sabrá la verdad, sea cual sea su meta, debería apresurarse, pero podría ahorrarles mucho a todos, si pidiera su derecho a la familia Swain. Ellos venderían hasta la última gota de su sangre por un poco de poder.

— Hay algo que no entiendo, ella no me odia.

— Qué novedad —añadió sarcástico.

— Todas las mujeres jonias sienten esa repulsión por mí, no sé si es por su sangre, sus creencias o por algo que saben, pero ella no… no parece afectada por ello.

— Majestad —dijo con firmeza— ¿cuál es su propósito?

— Los Diavil están interesados en que tome una concubina jonia, creen que sería la mejor forma de negociar con líderes de grandes territorios, y si tuviera un heredero con su sangre, fácilmente podría usarlo para tomar poco a poco tierras con poderíos divididos. Hijos para gobernar Noxus e hijos para gobernar e unificar Jonia —suspiró.

— Son planes muy adelantados, ¿a qué se debe?

— La heredera de los Diavil cree que puede manipularme, me habló de la hija de los Swain, esposa del menor de ellos, mencionó lo interesante que era y que debería echarle un ojo, todos saben que es para quitársela de encima, pero en toda esa maraña de argumentos, hay algo de razón.

Los Diavil tenían un par de ideas interesantes de vez en cuando y su apoyo había sido de gran importancia en el pasado, así que los escuchaba siempre que podía.

Stelia sin embargo, usaba sus palabras para seducir los más profundos deseos expansionistas de Boram, ella quería que moviera a Irelia de sus planes, que se la llevara o que la tomara como concubina, así Jericho estaría libre.

— ¿Está interesado en tomarla como una concubina? —preguntó Broduil.

— No lo sé.

— Está siendo muy cauto.

— No quiero asustarla, pero tampoco quiero que esté en los brazos de ese cuervo maldito; ellos no la merecen.

— ¿Por qué les dio tanto poder entonces? Esos puestos pudieron ser dados a gente con más anhelos que esos traidores.

— Verás —miró con una ligera sonrisa— ninguna familia noble aceptaría a una extranjera por encima suyo, la tensión entre la señora de esa casa y ella, quien tiene mi favor, está haciendo que tenga una estancia difícil. El odio hará que se alejen cada vez más.

— Podría enviar a Jericho Swain al frente de las expediciones, muchos no regresan.

— Es un erudito y ella me odiaría de inmediato, no es estúpida para no sacar conclusiones. Pero sería interesante darle tierras en la frontera, mudar toda su familia ahí, cuando la vida es difícil —se acomodó en su asiento favorito en aquella amplia habitación— el amor sale por la ventana, ahí su afecto se marchitará y conocerá la basura de gente que son los Swain.

— ¿Quiere que se divorcie?

— Tal vez sólo quiero darle dificultades y que me pida que la ayude con su divorcio.

— Repito, ahórrese tanto problema, use su derecho de posesión y tómela, será su amante y nadie podrá quitársela, los Swain no podrán protestar y usted tendrá esa joniana que tanto necesita.

— Ah… eres estúpido. Ya vete de aquí, voy a trabajar —lo despidió. Aquel gran hombre hizo una reverencia y dando unos pasos atrás, giró su cuerpo para abrir la puerta del estudio y salir.

No lo sabía, no sabía lo que quería, pero mientras el tiempo pasara, podría decidir, aunque la idea de hacer que ella misma se separe de los Swain era más apetitosa, por el simple hecho de que ser elegido sería satisfactorio. Eso es… quería sentirse satisfecho por Irelia, si ella lo elegía… nada calmaría su afecto por aquella joniana, podría tenerlo todo.

….

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Fin de Episodio 27
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