NOTA DE LA AUTORA: Hola amigos, muchas gracias por el cálido recibimiento que le dieron a esta nueva historia rosa y vainilla, que beteada por GeishaPax y escrita por una servidora, nos congratulamos de presentar. Les agradezco de antemano sus reviews y buenos comentarios en esta historia, en el final de "Vivir por ella" y en el Spin Off "Badass Dad", gracias por darles una oportunidad.

Bueno, sin más que decir, ¡a leer!


RESPUESTA A REVIEWS:

GeishaPax: Aprovechando tu buen humor... Continuemos el caos 3:) Gracias por supervisar la historia hermana, esperemos que nuestras ideas no incendien el fandom jajaja. Te quiero.

AAHM: Gracias por tus comentarios, ¡espero te guste la actualización!

manu, ruth: Gracias por los mensajes, seguiré trabajando en las historias y disculpas aceptadas, ¿va? :) Respecto a hacer una historia en el fandom de DMC, no creo poder hacerla a corto plazo, ya que aún no termino la saga y no la domino como para escribir en el fandom, aunque no descarto esa posibilidad en un futuro. Saludos.

La Luz de Orion: ¡Hola! Me alegro que te haya gustado la historia, es un fic que me tenía revoloteando en la mente y se me antojaba algo un poco distinto a lo acostmbrado, espero que te guste la actualización y que te gusten las nuevas locuras de nuestro rubio favorito :D ¡Un abrazo!

Clau: Hola... Uyyy a México ya le fue mal en el mundial :( pero eso no impedirá que las historias sigan. :D Ojalá y te guste la actualización donde estoy segura verán varias sorpresas más.

MJSS: ¡Hey! Muchas gracias por dejar review, me halaga que esta idea haya sido de tu agrado, al principio dudaba un poco de esta idea original pero al parecer, creo que fue bien recibida, gracias por ello. Disfruta el capítulo 2.


CAPÍTULO 2: PROPUESTA

—Gracias por aceptar salir conmigo. Espero no hayas tenido planes.

—Descuida, no tenía ninguno.

Cerró la puerta del copiloto de su Mustang para después subir al auto y conducir a su restaurante favorito.

— ¿A dónde vamos? —Preguntó la entusiasmada acompañante.

— ¿Te parece si vamos a Luigi's? Hace mucho que no comemos pizza.

—Claro.

Durante el transcurso del viaje fueron hablando trivialidades, aunque la curiosa Claire Redfield se preguntaba por qué había insistido tanto en verla con excesiva premura.

Debido a sus actividades profesionales, su círculo social era reducido, muy reducido. En el trabajo sólo convivía con Helena Harper e Ingrid Hunnigan y fuera de él sólo trataba con Sherry Birkin que venía de vez en cuando de visita, y alguna otra ocasión salí a tomar un trago con Ark Thompson. En el plano amoroso, no le iba mucho mejor. Había tenido una que otra cita de una noche con chicas que se topaban en su camino y su "relación", —si es que así puede llamársele, —insufrible con Ada Wong, era un constante sube y baja donde jamás lograba concretar algún tipo de estabilidad. La única constante en su vida desde 1998 era Claire Redfield. Desde que la conoció la pelirroja se había convertido en alguien fundamental en su vida, en la única persona que siempre estaba para él sin importar la circunstancia y en quien más podía confiar. Era su mejor amiga y su desahogo cuando la vida y sus problemas lo abrumaban.

Al llegar al pequeño restaurante se sentaron en la mesa más apartada y ordenaron pizza hawaiana con champiñones y un par de limonadas que les trajeron en cuestión de pocos minutos.

A pesar de que Leon era muy aficionado de la pizza artesanal que servían en aquél lugar, esa noche no tenía apetito, situación que su compañera notó de manera inmediata.

— ¿Qué sucede? —Preguntó ella al mirarlo taciturno.

— ¿Por qué lo preguntas?

La de ojos azules dio una media sonrisa.

—Porque me he comido tres rebanadas de pizza y tú apenas has probado una, cuando es tu favorita. Además de que no sugeriste que fuéramos al cine cuando ya se estrenó la película que llevabas meses esperando.

Enarcó una ceja sorprendido. Era imposible tratar de burlar la intuición de su acompañante.

—Vaya que me conoces.

—Tengo más quince años de experiencia.

Sonrió, era inevitable postergarlo por más tiempo. Devolviéndole el gesto, colocó otra rebanada de pizza en su plato.

—Me voy, Claire.

— ¿Qué?

—Lo que oíste linda, me voy. Debo irme del país y esto es una despedida.

El rostro de la mujer se crispó en una mueca de incredulidad y desconcierto.

— ¿Debes irte? ¿Por qué?

—Mi padre va a dejar la Presidencia de la Compañía y por políticas imbéciles de la empresa, soy yo quien en línea directa debe de subir al cargo para evitar que se vaya al carajo.

La activista no lograba entender nada. A pesar de que ella era la única persona que conocía a detalle su vida y el imperio de la familia Kennedy seguía sin comprender el trasfondo de esa decisión.

—Pero Leon, abandonaste esa vida desde hace años. —Argumentó bastante consternada. —Nunca has estado involucrado en los negocios de tu familia. ¿Cómo fue que aceptaste algo así?

—Lo hice por mis padres y hermanos, si yo no tomo el cargo, se lo darán a un sobrino del socio de mi padre, que es un bueno para nada que llevará el negocio a la quiebra. Y con ello la ruina de mi familia.

Se quedó callada por unos segundos, aún sopesando el peso de la noticia.

— ¿Te irás para siempre?

—No, será temporal. Estaré en Canadá un año que será el tiempo que dure en la Presidencia para modificar los estatutos de la empresa y dejarle el puesto libre a alguno de mis hermanos. —Explicó encogiéndose de hombros.

— ¿Y qué pasará con la D.S.O.? —Preguntó aún consternada.

—Ya hablé con Harper y con Hunnigan, me cubrirán el tiempo que esté ausente. —Contestó resignado

— ¿Cuándo te vas?

—En cuanto termine los pendientes en la oficina.

Nuevamente se quedó callada y se quedó mirándolo fijamente.

—Voy a extrañarte.

Su confesión terminó por ablandarlo, no era tan fácil dejar de un día para otro todo lo que había construido para volver a un mundo utópico del que había huído y su amiga de antaño, formaba parte de todo lo que iba a extrañar. Sin pensarlo le dio un abrazo fuerte y ella correspondió con el mismo entusiasmo. No le agradaba ni un poco dejar su existencia en hiatus por un año.

—También voy a extrañarte. —Admitió mientras volvía a acomodarse en su asiento. —Pero esta no es la peor parte.

—¿Qué puede ser peor? —Replicó ella con sorna.

—Debo casarme antes.

La mandíbula de la motociclista cayó al suelo ante esta revelación.

—¿Debes qué…?

—Casarme. —Dijo con bastante molestia. —Dentro de las políticas del corporativo uno de los requisitos para ser Presidente es ser un hombre casado, cabeza de familia, "para inspirar seguridad, bienestar y seriedad a la compañía." —Recitó poniendo mala cara, uno de los lemas de la empresa.

—¿Qué clase de idiotez es esa?

—¡No tengo ni puta idea! —Se quejó llevándose una mano a la nuca. —Esos malditos lemas y estatutos del siglo XV los hicieron mi abuelo y su socio hace más de noventa años y nadie se había molestado en adaptar esa mierda al siglo XXI.

Se sentía un imbécil contándole todo esto a Claire que no daba crédito a lo que oía. Con esa bazofia de estatuto se sentía como una doncella casadera del siglo pasado obligada a casarse por culpa de los problemas de su familia. Maldita sea.

La menor Redfield dio un enorme sorbo a su bebida para refrescarse la garganta, se había quedado muda.

—¡Demonios! ¿No tienen algo más fuerte? ¿Vodka, whisky? —Dijo ella mirando la carta. Enseguida alzó la mano y llamó al camarero.

—Mesero, dos cervezas de raíz, por favor.

—Mi vida es una mierda. —Comentó con amargura.

—Tu vida es una mierda. —Asintió dándole la razón.

En ese momento llegó el mesero y les trajo la cerveza que la pelirroja había ordenado para ambos. Chocaron sus cervezas y le dieron un buen trago.

—¿Y de dónde vas a conseguir una esposa?

—No tengo ni puñetera idea. ¿Conoces a alguna candidata?

—Podría crearte un perfil en Tinder o venderte como producto en Amazon. —Ofreció con cara de ingenuidad.

—Cabrona.

Ambos soltamos una carcajada por la ironía de la situación. Su existencia se estaba arruinando sin embargo, estaba pasando un buen rato con Claire Redfield.

—No sé de dónde carajo voy a sacar una esposa.

—¿Qué hay de Ada? —Preguntó sin soltar su botella.

—Si no aceptó salir conmigo formalmente ni una sola vez, ya parece que va a aceptar casarse conmigo. —Respondió con cierta amargura y comentó: —Además considera que sería un matrimonio "temporal" no sería por amor ni nada por el estilo. Sólo sería para asumir la Presidencia de la Compañía. Y dudo que alguien se preste para ello.

Si iba a ser una odisea dirigir la Corporación de la familia, iba a ser un problema aún mayor el conseguir una prometida. Nadie en su sano juicio aceptaría casarse y arriesgar su futuro y bienestar para pasar un año con él fingiendo algo que no eran. Su padre había enloquecido no tenía duda, pero Leon había enloquecido primero al aceptar ese plan.

Pero no contaba con la oferta que estaba a punto de escuchar.

Al terminar su bebida alcohólica, la Redfield se quedó mirando hacia ningún lado con expresión pensativa. Finalmente, Kennedy iba a terminar su porción del manjar italiano cuando de repente, habló;

—Leon, me postulo para ser la esposa que necesitas.

La rebanada de pizza cayó al piso. Definitivamente eso no se lo esperaba.

—¡Pero qué dices, Claire! —Por un momento se sintió brusco al rechazarla, pero esa no era su intención real, sino que no se atrevía a hacerle eso a su amiga. —Quiero decir, no puedo aceptar eso de ti. Estoy comprometiendo tu futuro por nada y jamás te arrastraría a la desgracia conmigo.

—Leon, no es ninguna desgracia para mí, quiero hacer esto por ti.

No podía aceptar su ofrecimiento. A pesar de que pensándolo bien, Claire era una excelente opción, era egoísta hacerle eso. Se consideraba un hijo de puta en muchos sentidos, pero no se iba a permitir serlo con ella.

—Claire, en verdad te agradezco el ofrecimiento, pero no quiero comprometerte en este juego imbécil de mi familia. Además, ¿qué hay de ti?

—No te preocupes por mí, sabes bien que desde hace mucho renuncié a la idea de involucrame emocionalmente con alguien y que sólo vivo para el trabajo al igual que tú. —Explicó con una sonrisa que no le llegó a los ojos. —Además me gustaría ayudarte en un momento que es tan difícil para tí.

Puso sus manos pequeñas entre las del ex policía intentando reconfortarlo. Claire Redfield siempre había sido un bálsamo en su vida y ahora iba a salvarlo de nuevo. Ella era su ángel.

—¿Estás segura?

—Sí. —Afirmó esbozando una sonrisa radiante.

No le entusiasmaba ni un poco el tener que fingir ser alguien que no era y vivir una vida que no había elegido por un año entero, pero tener a la chica Redfield a su lado durante ese lapso de tiempo le haría la carga más ligera.

Suavemente le dio un beso en la frente, agradeciendo todo lo que esa mujer hacía por él.

—Te prometo que sólo será por un año y te daré el divorcio enseguida. Nos casaremos por sociedad conyugal, si tu quieres.

—Por supuesto, no iba a hacer esto gratis. —Expresó divertida mientras tomaba otra rebanada de pizza. —Quiero tu colección de Cd's de AC DC.

Sonrió ante su comentario y pidió más cervezas al camarero.

— ¿Otra ronda?

—Son para celebrar nuestro compromiso.

Soltó una carcajada divertida ante el soez comentario y mencionó;

—Sabes, había imaginado este día con una cena romántica en la orilla del mar.

—Estamos a unos metros de la piscina pública, podemos ir allí para cumplir tu sueño.

Continuaron riendo amenamente cuando el empleado trajo las cervezas e hicieron un brindis por su compromiso.

— ¡Salud!

— ¡Salud! —Dijo chocando su bebida con la de ella.

—Ahora viene la parte realmente difícil. —Expresó la de ojos azules con fingida preocupación.

— ¿Qué es?

—Contárselo a Chris.