NOTA DE LA AUTORA: ¡Hola estimados lectores! ¿Qué tal? Los saludo de nuevo después del mes de descanso que me permití tomar (y digo "descanso" a medias, tuve un mes pesado en cuanto a actividades laborales) además que me dediqué a jugar el Remake de Resident Evil 2. ¡Carajo! Hacía tanto que no me divertía de esa forma con un juego; desde la opinión de esta humilde crítica, es un juego buenísimo, es emocionante, a mi perspectiva la campaña de Claire es la mejor en todos los sentidos, la mostraron como la heroína Redfield que es, fue una redención para la pelirroja, y bueno, deja un gran sabor de boca. Si son fans del original, quizás tengan sentimientos encontrados porque cambiaron el canon, hay que decirlo, pero creo que en su mayoría los cambios fueron para bien, o al menos eso yo lo sentí. Hubo errores también, pero vamos, eso no quita que siga siendo un juegazo. Lo recomiendo ampliamente, van a pasar un buen rato, y al menos a mí, incluso me inspiró para crear nuevas historias, pronto tendrán noticias de ello.
Volviendo al fic, ¿cómo vieron la boda? ¿les gustó? Creo que fue una ceremonia con saldo blanco y eso es lo que importa, las cosas se pondrán complicadas más adelante, les aviso. Y bien, sin más spoilers, empecemos con la lectura.
Antes que nada, agradezco a mi Beta Reader y gran hermana GeishaPax por supervisar y dirigir esta historia. Si leyeron "Falling in to you" de GeishaPax, encontrarán muchas referencias a esa historia, y si no lo han hecho, ¿qué están esperando? La recomiendo ampliamente.
Bien, ahora sí, ¡a leer!
RESPUESTA A REVIEWS:
Mercy Medical angel: ¡Hola! Me alegro que te haya gustado el capítulo, Joey no es tan malo, no impediría la boda de su hermano por más enamorado que esté de Claire, ¿o sí? jaja te confieso que lo de la amenaza si lo pensé pero ese argumento ya lo había puesto en otro fic que hice y ya no me animé a ponerlo. Lo sé, Julia es un poco odiosa, pero espera, se pondrá mejor. ;) Gracias por tus comentarios y espero te guste el episodio 13.
josmardata: ¡Hey! Muchas gracias por tus halagos, en verdad son muy significativos para mí considerando que vienen de alguien que estudia una carrera como esa. Si puedo presumir un poco, Geisha y yo somos un par de "Drama Queens" y si se nos da bien el escribir telenovelas jaja. He aprendido mucho de ella, y de otros amigos autores, he de reconocer. Como bien dijiste, la historia se ha ido cocinando de manera lenta, pero créeme ya va a comenzar a ir un poco más rápida, espero que el cambio no sea muy brusco. ¡Disfruta mucho la actualización!
Pikachufan18: Me alegra que la boda te haya gustado, quise que fuera perfecta porque creo que nuestros protas se merecen un momento de paz y felicidad antes de que se desate el caos. ¡ups! Di un spoiler jajaja. En verdad muchas gracias por tus comentarios y espero disfrutes mucho el nuevo episodio.
Hitsuzen278: ¡Hola! La actualización tardó un poco por las razones expuestas anteriormente (en mi nota de autor jijiji) pero ya está aquí. En esta historia dejaremos en paz a Ada ya que siempre la uso en mis fics, ya sea para bien o para mal, creo que Leon y Claire ya tienen demasiado con Meryl, Stacy y Julia. Espero te agrade el episodio.
hector. 2: ¡Hi! Gracias por tus palabras, en verdad aprecio que esta pequeña historia se te siga haciendo divertida, esa es la idea. :) Respecto al remake, ¿qué te puedo decir? Honestamente me ha encantado y me ha inspirado a escribir mucho más sobre esta pareja, pero ahora desde un enfoque distinto, pronto tendrán noticias. ¡Disfruta mucho la actualización!
Darkmatter-Black: ¡Hola! Gracias por todos tus reviews, en verdad me agrada y me anima mucho tu ímpetu. Joey es una linda persona, pero está en el momento equivocado, o al menos así parece, Leon es inseguro, Claire no quiere arruinar su amistad, Stacy está celosa, Meryl no está de acuerdo y Julia quiere la compañía… Ah y el papá de Leon ve de lejos al mundo arder ¿linda combinación no? Te prometo que de este episodio en adelante, habrá más emociones que espero te gusten. ¡Te mando un abrazo!
Belleredfield: ¡Hola! Awww me alegro que te gustara tu cameo, tu personaje es bastante cool, tienes una vida fabulosa, y prometo que no será la última vez que sepamos de Belle en este fic. Joey la cagó en grande, ya veremos que hace Julia al respecto. ¡Abrazos!
Ax: ¡Hola! ¿Qué tal? Muchas gracias por tu review, espero que la actualización te guste.
Guest: Muchas gracias por tus palabras, espero te agrade el nuevo episodio!
manu: ¡Hola! Estoy de regreso, esta vez tuve un mes pesado en cuanto a trabajo, además que me tomé un descanso para jugar el remake, tienes razón, es muy diferente al original y si tuvo sus fallas pero tuvieron a mi percepción, más aciertos que arreglaron el canon, el beso de Ada y Leon obviamente iba a estar pero ahora se vio más creíble, era más manipulación por parte de ella que una historia de amor Aeon. En sí creo que el remake es genial, pasé un buen rato jugándolo y el que Mr. X te persiga se me hizo muy emocionante e igual el tema de las balas, hacía mucho que no veíamos algo así. El resident evil 7 no me gusta creo que es el peor RE de todos, ni siquiera debería considerarse en el canon, desde mi opinión obviamente, pero bueno. Respecto de las series que me has recomendado, como te digo, no he tenido tiempo de verlas pero prometo darme un momento para revisarlas, igual el fic que escribiste voy a buscar a la usuaria para darle una leída. Disfruta la actualización.
"ACCIDENTALLY IN LAW"
Por Light of Moon 12
CAPÍTULO 13: CASADOS
La tensión en la recámara era palpable y el momento por demás bochornoso para ambos. Después de haber lanzado el ramo al ritmo de "Moves like Jagger" y ser atrapado por una de las damas de la fiesta que ninguno de los dos conocía, pasó un rato más y el nuevo matrimonio Kennedy-Redfield se marcharon a la nueva habitación que compartirían dentro de la enorme mansión. El transcurso del camino de la recepción a su lecho fue mayormente en silencio, con una que otra pregunta o comentario ocasional hecho por alguno de los dos. Pero la tensión real sucedió cuando llegaron al aposento.
En la habitación que era el doble de enorme de la que cada uno tenía, era prácticamente un departamento de lujo; recámara, sala de estar, dos baños completos con todos sus accesorios en mármol, un pequeño bar, comedor, e incluso una cocina con comedor a juego con los muebles lujosos y la alfombra persa. Era una casa dentro de otra casa.
—Es enorme. —Murmuró Claire mientras miraba las paredes blancas y las luces tenues. Había perdido la cuenta de cuántas veces había dicho esa frase cada que conocía una nueva sección de esa residencia que cada vez más le recordaba a una especie de castillo.
—Creo que es suficiente para nosotros dos. —Contestó el rubio mientras caminaba hacia un desnivel que junto con un muro que simulaba ser de piedra marcaban el inicio de la habitación.
La pelirroja lo siguió hasta que éste se detuvo en la entrada de la recámara, y cuando echó el primer vistazo, entendió ahora el cuadro de notoria incomodidad.
Encima de la cama de tamaño king size había cientos de pétalos de rosa en color rojo que formaban la figura de un corazón. El diseño tapizaba gran parte de la cama, que a unos pasos, justo en las esquinas del aposento estaban encendidas varias velas aromáticas que iluminaban la habitación dando un toque romántico a la atmósfera. Como parte del servicio había también un enorme tazón de fruta y una botella de champagne con dos copas. Los empleados se habían encargado de proporcionarles todo lo necesario para que su primera noche fuera inolvidable.
Inmediatamente, el silencio se volvió sumamente incómodo.
Todo estaba preparado para que sucediera lo que comúnmente suele ocurrir en la primera noche de recién casados, o al menos lo que así marcaba la tradición, pero en este caso, nada de eso iba a pasar. Aunque no por ello, el cuadro no dejaba de ser sumamente sugestivo.
Cuando la tensión se hizo insoportable, Leon fue el primero en abrir la boca.
—Lo siento, Claire. No pude preveer esto y…
—No te disculpes, lo entiendo. —Interrumpió rápidamente. No deseaba seguir escuchando una explicación de esto. —Voy a lavarme la cara y a ponerme la pijama.
—Claro yo estaré… Aquí. —Dijo entre monosílabos, incapaz de ocultar su nerviosismo.
La novia desapareció cuanto antes de la incómoda escena, encerrándose enseguida en el baño y Leon se dejó caer sobre el diván junto a la ventana. A pesar de que ambos eran adultos, el momento fue inevitablemente bochornoso para los dos.
Una vez en el baño, la pelirroja buscó la maletita que Ginna le había preparado y que efectivamente, descansaba junto al jacuzzi. Como aún no terminaba la mudanza de su ropa al vestidor que compartiría con su ahora esposo, decidió que por esa noche con lo empacado en la maleta bastaría.
Con cuidado fue desabrochando el corsé del vestido, retirando la falda, quitando accesorios… Hasta que quedó únicamente en ropa interior.
Haciendo a un lado su atuendo de novia, comenzó a desmaquillarse con una toallita húmeda para después terminar de desvestirse y meterse en la regadera. Necesitaba una ducha rápida para concluir ese día tan pesado.
En otro lado del aposento, Leon comenzó a desabrocharse la corbata y a quitarse el saco del traje caminando hacia el vestidor para dejar allí su atuendo. Caminó hacia la mesita de noche para tomar un poco de agua fresca cuando de repente vió allí unos pequeños paquetes metálicos que llamaron su atención.
Cuando notó lo que eran cerró los ojos y suspiró. Al parecer el servicio doméstico les había dejado preservativos como para cubrir un mes de acción.
Diablos, esto era súmamente incómodo. No porque no deseara que no sucediera nada esa noche, sino precisamente por todo lo contrario, en el fondo, si quería que algo pasara. Ya estaban oficialmente casados, su esposa era una mujer hermosa por la que se sentía profundamente atraído pero había un inconveniente… Nada de esto era real. Aunque para él, estuviera comenzando a serlo.
"Claire es tu amiga, idiota." Se dijo a sí mismo.
Justo hoy acababa de admitir que estaba enamorado de su amiga como para tener que lidiar con su líbido. Trato de no pensar en ello lo menos posible.
"Va a ser una linda noche."
—Moira… —Susurró lentamente mientras estrujaba entre sus manos un fino camisón negro de lencería fina que había sido parte de los regalos de su despedida de soltera.
Alguien había saboteado su equipaje para esa noche y habían sacado su pijama y ropa interior para cambiarlo por camisones, tangas y sostenes de encaje que habían sido los regalos de sus amigas. Y estaba segura de saber quiénes eran las responsables; Moira Burton como autora intelectual y Sherry Birkin como su cómplice.
—Diablos…
Ponerse la ropa interior que había llevado en el día no era una opción pero salir ante Leon vestida como ángel de Victoria Secret tampoco lo era.
Tenía que pensar rápido y se le ocurrió una idea. Quizás funcionaría.
Se encontraba mirando por la ventana las luces parpadeantes de la boda que despedían a los últimos invitados cuando el sonido de apertura de la puerta del baño captó su atención y lo siguiente que miró fue a su esposa vistiendo una pijama que le quedaba enorme, que inmediatamente reconoció como suya. La miró de pies a cabeza con el cabello húmedo y sonriendo tímidamente.
—Olvidé mi pijama y creí que no te importaría. Espero que no. —Soltó sin reparos la pelirroja.
Nuevamente le dio otra mirada de reojo.
—No, ninguno, sólo tomaré una frazada extra. —Respondió el agente que miraba la graciosa escena de ver a la chica de ojos azules con su ropa. Después de todo, eran esposos.
En silencio y evitando a toda costa hacer contacto visual con su marido, la pelirroja comenzó a tirar al suelo los pétalos de rosa, destruyendo el corazón que los empleados habían realizado con mucho esfuerzo con motivo de la romántica velada.
No sabía si Leon iba a dormir en la cama también, pero por si acaso, prefería estar dormida cuando lo hiciera. Movió rápidamente el edredón y se metió en la cama, apagando la luz de la lámpara de inmediato.
—Buenas noches.
—Buenas noches. —Se despidió el rubio, extrañado del comportamiento asustadizo de su esposa.
Sin duda, esto había sido sumamente incómodo para ambos.
Claire ya se había acomodado para dormir pero ahora faltaba saber dónde dormiría él. No se habían puesto de acuerdo sobre el cómo iban a pasar la noche pero tampoco le parecía correcto simplemente meterse en la cama con ella. Aunque la idea no le parecía para nada desagradable.
Ahora, su mujer también le había quitado su única pijama.
Quizás era bastante contradictorio que siendo un hombre con tanta pasta sólo tuviera un juego de ropa para dormir, pero en la práctica prefería dormir sólo con bóxers. Pero hoy precisamente por no saber lo que sucedería, fue que decidió traerla con él y usarla. Pero ahora no tenía cama ni pijama.
Le dio un trago al vaso de agua que se había servido y luego volvió a colocarlo en la mesita.
—Supongo que tendré que improvisar.
Y dando un suspiro, le dio una amplia mirada al sofá que se veía prometedor.
Daba vueltas y vueltas en la cama y no lograba conciliar el sueño. Se sentía demasiado mareado y aún estaba lo suficientemente borracho como para poder pensar con claridad; pero lo que sí sabía, era que la mujer de la que se había enamorado oficialmente era de otro, y lo peor, ese otro era su propio hermano.
Maldecía internamente mil veces. Quizás este era su karma por todas las veces que se había comportado como un patán en el pasado, pero esto era demasiado. ¿Por qué de todas las mujeres del mundo tuvo que fijarse en la de su hermano? Siempre estuvo consciente de que eso estaba mal, pero al final no podía evitarlo, se sentía atraído hacia la pelirroja como un imán. Todo lo de ella le gustaba; era sencilla, inteligente, sumamente valiente, generosa, comprensiva, divertida… Y además de todo, también era muy bella. Tenía todos los atributos por los que un hombre podria sentirse atraído y eran cualidades que nunca había encontrado con las mujeres con las que solía relacionarse; modelos, estrellas de cine, hijas de empresarios, que sólo pensaban en ellas mismas, y regularmente eran frías y calculadoras. Había estado con damas sumamente hermosas en el pasado, pero ninguna había logrado cautivarlo como Claire Redfield.
—Vaya suerte… —Murmuró en voz baja mientras se daba la vuelta en la cama. —¡Vaya maldita suerte! —Continuó maldiciendo mientras golpeó la almohada con el puño.
Suspiró hondo y miró el reloj digital. Eran las 3:26 de la mañana. La madrugada estaba en su apogeo y no se quería ni imaginar lo que en estos momentos su hermano estaba haciendo en la habitación con la mujer de la que estaba enamorado.
Lo mejor era intentar dormir. La inconsciencia del sueño era preferible a la tortura de realidad que ni siquiera la ebriedad podía mitigar.
Lo estaba mirando con esos ojos azules de mar que tanto le gustaban. Estaba sentada en medio del jardín botánico luciendo un vestido rosado que resaltaba la porcelana de su piel. El cabello rojo ondeando al viento le recordaba a las ninfas de esas que hablaban los antiguos griegos; seres bellos y dotados de perfección. Eso era Claire.
La veía embobado desde el otro extremo de la enorme fuente, sentía que su presencia podría arruinar el bello cuadro. De repente, la Redfield se percató de su presencia y le dedicó una sonrisa radiante.
Se sintió como un imbécil avergonzado cuando fue descubierto por la activista, pero ella en cambio, lo llamó con una de sus manos, haciendo señas de que acercara. Y sintiéndose más atraído que Ulises con el canto de las sirenas, no dudo en ir a ella.
—¿Cómo estás Joey? —Preguntó la menor de los Redfield, a la vez que éste se sentaba a su lado.
—Bien, creo. —Respondió espontáneamente.
—¿Creo?
El mayor suspiró. Era obvio que no se encontraba bien después de aquella boda ostentosa en que la motociclista retirada se había unido para siempre en matrimonio con su hermano mayor, pero eso era algo que no podía decirle. O al menos no tan a la ligera.
—¿Qué pasa, Joey?
—Nada importante.
—Para que te afecte, seguramente debe serlo. Cuéntame. —Animó la activista con una sonrisa.
¿Por qué no podía negarle nada a esa sonrisa que podía derretir el hielo?
Suspiró, ella ya había ganado.
—¿Alguna vez te has enamorado de alguien?
La pregunta la tomó con la guardia baja.
—Sí. —Respondió con naturalidad.
—Pero no hablo de un amor común, sino de ese en que sientes que esa persona es lo que habías estado esperando por tanto tiempo, que no hay nadie mejor que ella y que nunca lo habrá.
La motociclista retirada abrió los ojos con sorpresa. Al parecer el casanova Joey se había enamorado.
—Lo que describes son sentimientos muy profundos.
—Lo son.
—¿Y eso es un problema?
Al parecer, ella no estaba entendiendo nada.
—No, no lo es. —Dijo entre suspiros. —El problema es, que no soy correspondido. —Finalizó bajando la mirada al piso.
—¿Cómo estás tan seguro? —Interrogó la ojiazul con astucia.
—Porque no le intereso.
—Joey, por Dios, no digas eso. —Respondió Claire como si se tratara de algo evidente. —Tienes todo para atraer a cualquier mujer; eres guapo, agradable, caballeroso, un profesionista exitoso… Pero sobre todas las cosas; eres una increíble persona. —Finalizó clavando sus ojos azules en la mirada verde de Joey.
—¿En verdad crees eso? —Le dijo esperanzado.
—No lo creo, estoy segura.
Tal vez, este era el momento que tanto había estado esperando. Quizás no iba a obtener nada confesándole sus sentimientos, pero al menos, le quitaría ese enorme peso de encima.
—Claire… —Mencionó despacio mientras tomaba su mano entre las suyas. —Tengo algo muy importante que decirte.
—Yo también tengo algo muy importante que decirte. —Respondió ella con voz dulce.
Sintió que el corazón se le aceleró a mil por hora. Algo le decía que quizás no terminaría siendo mal correspondido.
—Cariño, ¿ya le dijiste?
La voz de su hermano mayor lo hizo salir de golpe de esa atmósfera romántica y enseguida, la pelirroja volvió a tomar la palabra.
—Estoy en eso, cielo. Joey, ¿te gustaría ser el padrino de nuestra hija?
Enseguida, Leon apareció por completo en la escena, cargando en sus brazos a una bebé recién nacida…
Despertó de golpe, con la respiración agitada y sudando. Ahora también sus sueños lo atormentaban. Definitivamente, esa noche no estaría del lado de Joey.
"Que me parta un rayo…"
Increíblemente para el tipo de clima del lugar, la noche había sido calurosa, la más calurosa que recordaba en Vancouver, por lo cual dormir abrigado o cubierto por frazadas había sido un verdadero tormento.
Los primeros rayos de luz se filtraron por la ventana y calentaron sus párpados, pintándolos de un sutil color rojo, lo que lo obligó a abrir los ojos lentamente.
No sabía qué hora era, pero a juzgar por la claridad de la mañana, quizás iban a dar las 8:00 am.
Se estiró escuchando el crujido de sus articulaciones y sus músculos contracturados, había sido una noche incómoda. Para un hombre de 1.80 metros de estatura, dormir en un sofá por más cómodo que fuera significaba una misión difícil.
Se sentó para mirar a su alrededor y dejó en sus pantorillas la ligera frazada que lo cubría dejando al descubierto su bien trabajado abdomen. Miró el reloj y no se equivocó, el reloj digital de la mesita de noche marcaba las 8:00 am. Asomándose un poco hacia la cama, no miró la presencia de su esposa cerca, tal vez ya se había levantado. La ropa de la noche anterior estaba en una de las sillas de la gigantesca recámara, así que, no estando Claire por ningún lado, era buen momento para levantarse, tomar un baño y vestirse.
Se disponía a ponerse de pie cuando de repente, miró que la puerta del baño se abrió, con la pelirroja saliendo hacia la recámara vistiendo una bata y con una toalla en la cabeza. En cuanto se miraron, el contacto visual fue súmamente incómodo.
Ahora era su turno de conocer a su esposo con poca ropa.
Sentado como estaba, pudo admirar a la perfección su abdomen marcado y sus brazos fuertes, que siempre se ocultaban debajo de esas camisas de algodón. Dios, se había casado con un Adonis y ella apenas lo estaba notando.
—Buenos días. —Saludó casi por instinto y poniéndose colorada como un tomate.
—Buenos días. —Contestó sintiéndose apenado de mostrarse semi desnudo ante la activista.
Ya no había marcha atrás, le provocaba más vergüenza cubrirse como señora pudorosa a mostrar la piel de la parte superior de su cuerpo.
—¿Dormiste bien? —Preguntó ella, en afán de ocultar su nerviosismo, pero disfrutando internamente del espectáculo.
—Sí. Descansé un poco.
"Oh, no." Pensó cuando comenzó a notar un problema común entre hombres, todas las mañanas.
"¡Maldita sea, no ahora!" Maldijo internamente cuando un bulto comenzaba a formarse en su entrepierna y delatarlo gracias a esa sábana delgada que lo cubría.
—¿Estás bien? —Preguntó la recién desposada al notar la tensión de sus facciones.
Debía ahuyentar a Claire a como diera lugar, y tenía que hacerlo pronto.
—No…
En los ojos celestes de la motociclista comenzó a formarse una verdadera preocupación y empezó a acercarse a él, lentamente.
Carajo, estaba sucediendo exactamente lo que no quería que pasara.
—Leon, ¿te pasa algo?
La vista y la cercanía de las piernas blancas y torneadas de la pelirroja estaban empeorando todo.
—Tengo… Hambre. —Soltó entre pausas y cruzando los brazos sobre su regazo. —Quiero co...mer. —Terminó entre monosílabos para atraer la atención de ella directa en sus ojos y no mirara la tienda de campaña de sus calzoncillos.
La Redfield realmente se preguntó si la falta de alimento en su pareja lograba ponerlo en tan mal estado.
—¿Quieres que ordene que te preparen algo mientras te vistes?
—Por favor. —Respondió con la voz más tranquila que pudo disimular.
La pelirroja salió de la habitación sin decir nada poniéndose una bata más larga para buscar a alguno de los empleados, para ir a ordenar cuanto antes el desayuno de su marido.
En cuanto Claire puso un pie fuera del aposento, el rubio se puso de pie para correr al vestidor, sacar ropa de allí y meterse a la regadera.
La mañana no iba a empeorar.
—Traéme una botella de agua mineral y un café bien cargado.
—Enseguida, señor.
La cabeza estaba matándolo y la sed no cesaba. Un baño con agua fría terminó por mitigar su embriaguez y el desayuno era lo que faltaba para terminar de aliviarlo, al menos físicamente.
—Buenos días, hermano. —Dijo Julia Kennedy mientras tomaba asiento al lado de su hermano.
—Buen día, Jules. —Saludó en automático sin despegar la vista del periódico.
—¿Qué tal la resaca? —Comentó en tono burlón la rubia.
—Nada grave, estoy perfecto. —Contestó Joey sin inmutarse.
—Tengo mis dudas.
—Bien por ti.
Los empleados servían un par de huevos revueltos para el litigante y ensalada de frutas para la menor de la familia, cuando la pelirroja llegó al comedor. Joey que se mostraba indiferente, alzó la vista en cuanto vio llegar a su la esposa de su hermano.
Saludó a ambos cuñados y pidió hot cakes para ella y waffles con fruta para su marido.
—¿Y Leon? —Preguntó la hermana menor.
—Termina de ducharse, en un momento está con nosotros. —Respondió la activista.
No pasó mucho tiempo cuando el mayor de los hermanos Kennedy llegó a la mesa, saludando a todos y tomando su lugar al lado de su esposa.
—¿Nuestros padres no desayunaran con nosotros? —Preguntó el rubio mientras se servía un vaso grande de jugo de naranja.
—Están cansados y decidieron desayunar en su cuarto. —Respondió Julia mientras añadía miel de abeja a su cóctel de frutas.
Jules que ya tenía un plan trazado en mente, notó a la perfección el notable mal humor de Joey, pero para conocer las cartas de su juego, iba a hacer un pequeño experimento. Sonrió maliciosamente.
—Cielos, Leon. Eres el esposo más seco que conozco.
El interpelado dejó los cubiertos de lado y volteó a mirar a su hermana.
—¿De qué hablas?
—Tienes un día de casado y no saludaste a tu esposa cuando llegaste al comedor.
—Claro que lo hice. —Dijo a la vez que colocaba a un lado su servilleta de tela.
—No me refiero a ese saludo, bobo. Me refiero a un beso de buenos días.
En ese momento, la pelirroja sintió que su pulso acelerar, Leon se atragantó con la comida, y Joey apretó los puños por debajo de la mesa con evidente disgusto.
—Claire, no sean tímidos, ustedes dos son esposos. —Insistió la rubia mientras la activista sentía que el rubor hacía arder sus mejillas. —Ni a Joey ni mi nos incomoda, ¿verdad, Joey?
Su hermana lo había hecho apropósito; para molestarle o para ponerle a prueba. Tal vez ambos. Jules se había salido con la suya.
—Por supuesto que no. —Respondió el de ojos verdes.
Al no tener otra opción, la pareja comprendió que a partir de hoy se verían forzados a actuar como una pareja de verdad.
Leon tomó con cuidado el rostro de Claire y la miró con disculpas, ella respondió con una mirada de aprobación y luego cerró los ojos.
Besarse iba a convertirse en una práctica común, pero secretamente muy agradable para los dos.
Encerrado en su despacho, Joey se dispuso a revisar los contratos laborales de los nuevos empleados, decidido a adelantar los pendientes para obtener distracción en el trabajo, a pesar de ser domingo.
Sin tocar previamente, la puerta del despacho se abrió y Julia ingresó al aposento con aires de diva.
—No tengo tiempo ahora. —Habló sin mirarla.
—Pues tendrás que tenerlo porque quiero hablar contigo. —Respondió sentándose en la silla frente al escritorio.
El abogado sabía que su hermana se portaría insufrible si no le prestaba la atención que exigía, así que para que se fuera lo antes posible, decidió ceder a sus pretenciones.
—¿Qué se te ofrece? —Preguntó con fingida cortesía.
—Vengo a negociar.
—¿Negociar? ¡Vaya! Suena interesante. Experta en negocios contra un experto en leyes. —Dijo con humor.
—No te hagas el chistoso, esto es serio. —Refunfuñó molesta.
—De acuerdo, me callo. —Expresó levantando ambas manos en señal de rendición. —¿Qué desea su majestad?
—Seré breve, quiero que me ayudes a vigilar a Leon en la empresa. —Habló sin rodeos la chica con facciones de muñeca.
—Con "vigilar" ¿te refieres a echar a Leon de la empresa? —Cuestionó con la misma franqueza de su hermana.
—Tómalo como quieras, quiero la Presidencia de la Compañía.
—¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? —Replicó incrédulo el hombre de leyes. —Date cuenta, princesa, joder a Leon es igual a joder a la empresa, joder a nuestros padres, a nuestro patrimonio y por ende a tí y a mí. ¡Es igual a darnos un maldito tiro en el pie!
—Sabes bien que Leon está ocupando un lugar que no le corresponde. —Insistió en afán de defenderse.
Joey no podía creer el egoísmo de su hermana.
—Me importa un carajo si ese lugar le corresponde o no, no voy a ayudarte a sabotear a nuestro hermano sólo por un maldito capricho tuyo que se te metió a la cabeza y fin de la discusión. —Soltó con determinación para luego ponerse de pie e irse. Era raro que él se enfadara pero Jules estaba sacándolo de sus cabales.
—¡Joey no te atrevas a marcharte! —Gritó la caprichosa mujer.
—Ya lo estoy haciendo.
—¡Cruza esa puerta y Leon se va a enterar que estás enamorado de su esposa!
Al oír estas palabras, el castaño soltó el pomo de la puerta para voltear nuevamente hacia a su hermana.
—¡Genial! ¿Ahora vas a decirle a Leon las ideas estúpidas de Stacy?
—Sabes que no son ideas estúpidas, tengo pruebas. —Soltó sin titubear a la vez que sacaba el móvil de su bolso y buscaba en él una grabación para mostrársela a su hermano.
El vídeo era de un minuto y cuarenta y siete segundos y pudo reconocer que había sido grabado con las cámaras de seguridad de la mansión. Se trataba de un vídeo de la noche anterior, durante la boda, donde se reconoció a sí mismo totalmente ebrio, gritando a todo pulmón el nombre de Claire y sus sentimientos por ella.
Él se quedó mudo.
—De dárselo a Leon, el tendría manera de comprobar si es verdad, es agente entrenado, es un experto analizando pruebas apócrifas. —Apremió la chica enarcando una ceja.
Joey había cometido un grave error y ahora lo pagaría caro, pero no iba a dejarse intimidar.
—Haz lo que quieras.
—Sabes que a Leon no va a agradarle.
—Tampoco le agradará saber que pretendes sabotearlo. —Refutó con fuerza.
—No tienes pruebas y yo sí. —Contestó con astucia. —Si juegas contra mí, pierdes Joey.
Estaba acorralado, su hermana lo tenía contra las cuerdas.
—Sabes bien que es mejor estar de mi lado, yo no quiero hundir a la Compañía, quiero salvarla. —Dijo un poco más relajada. —Sin embargo, si Leon se entera de esto, olvídate de ser la mano derecha de la empresa porque perderías la confianza de nuestro hermano y también de la buena relación de nuestra familia. Sería un duro golpe para nuestros padres y el inicio de una guerra entre hermanos.
Jules tenía el juego más que ganado y lo sabía, Joey se quedó sin responder.
—Tú decides, salvar nuestra empresa y nuestra familia, haciéndole ver a papá que se equivocó o, tirar a la basura tu futuro y a la vida tranquila de nuestros padres.
A pesar de sus sentimientos por Claire, Joey jamás se hubiera atrevido a hacer algo contra Leon, en primer lugar porque era su hermano, y en segundo por su enorme sentido de ética. Pero en el fondo, sabía que Jules tenía razón, si sus padres o Leon llegaban a enterarse de lo que sentía por Claire, era el inicio seguro de una guerra con su propio hermano y sus padres estarían de por medio, lo cual, de ninguna forma iba a permitir.
—Te daré un tiempo para que lo pien…
—De acuerdo.
