NOTA DE LA AUTORA: Queridos lectores, los saludo nuevamente con actualización de esta historia que ustedes me han hecho el honor de recibir y tenerle tanto cariño. Espero estén teniendo un genial inicio de mes y bien, aquí estamos otra vez con el capítulo 16.

Perdonen la demora, mis actividades me han dejado poco tiempo disponible, les pido paciencia, prometo ser constante.

Creo que ya fueron suficientes avisos y supongo que ya querrán leer qué pasó después de esa noche loca cleon, así que empecemos. Pero antes, agradezco profundamente a mi beta reader GeishaPax que ha hecho un excelente trabajo y ha sido de gran ayuda para mí. Un aplauso para ella.


RESPUESTA A REVIEWS:

Darkmatter Black: ¡Hola! Me alegro que te gustara el capítulo, creo que lo que sucedió al final nadie se lo esperaba, ni Claire y mucho menos Leon, pero así es la vida de espontánea y de confusa a veces jaja Ya había demasiada tensión entre ellos, hacía falta liberarla un poco, ya veremos qué sucede cuando Claire esté en su cabales. ESpero te guste la actualización. ¡Abrazos!

Xaori: ¡Triunfó el mal! Ok no jajaja Creo que ganas no le faltaron a Claire de lanzarle un zapato en la cara a Stacy pero tuvo que controlarse por la presencia de los medios y de su suegra jajaja. Ya veremos que pasa con ese par después de haber liberado toda esa tensión sexual jaja. ¡Saludos!

Mercy Medical angel: "El delicioso" jajajajajajajaja me mataste con eso jajaja muero de risa jajajajajajajaja. Stacy y Julia son un par de brujas aunque con diferentes intenciones, y en eso tienes razón, el único que puede detenerlas es Joey, ya veremos si lo hace. Lo del "mini-Kennedy" ya lo veremos. ;) ¡Nos estamos leyendo!

Guest: ¡Hola! Muchas gracias por tus comentarios, bienvenida a esta historia que espero que siga siendo de tu agrado. Richard Kennedy juega un papel importante en la historia, es un buen padre que conoce a sus hijos y que siempre tratará de guiarlos, conoce a Leon y él desde el principio supo que Leon estaba muy enamorado de Claire y bueno, como buen papá trata de darle ese empujón. El amor de Leon y Claire es algo que iba a suceder, era mucha tensión. ¡Disfruta mucho el episodio!

manu: He tenido el tiempo super reducido y no he tenido tiempo de ver las series que me has recomendado, casi no veo televisión. Historias de DC no manejo porque casi no conozco el fandom, me quedé con las caricaturas y series de los 90's y bueno yo era muy chica en ese entonces y no recuerdo grandes detalles. Las respuestas de los reviews pasados no puedo modificarlas porque sería actualización de documento y eso les llegaría como notificación a los otros lectores e incluso a mí, no es tan sencillo borrarlos, lo siento. La historia de Carlos y Jill fue para un reto de una comunidad de Resident Evil aunque no descarto que ese one shot se convierta en un long fic, pero ya veremos, tengo muchos fics pendientes. Te mando saludos.

josmardata36: ¡Hola! Sabes que siempre me han agradado las críticas ya sean buenas o para mejorar, así que no te limites. Efectivamente, el episodio es una preparación para una tempestad, pero no daré spoilers. Jules está inspirada en Regina George de "Mean Girls" o sea de Rachel McAdams es normal que tenga fans(?)

Stacy es infantil a veces coincido, pero es porque es un personaje que precisamente trata de retratar eso; a una niña rica que lo ha tenido todo en la vida, hija única, consentida que está acostumbrada a que todo y todos estén a sus pies sin tener que hacer ningún esfuerzo, es obvio que esa niña no madure, su función es esa, ser totalmente el contraste a la personalidad de Claire. Pero no la subestimes, es más inteligente de lo que todos piensan, ya verás. ;) Respecto a Joey tendrá su momento, empezará tomar más protagonismo paulatinamente, confía, él también es de mis personajes favoritos. Espero disfrutes al actualización.

Guest: ¡Hola! ¡Bienvenido a la historia y muchas gracias por tu review! Espero que disfrutes la actualización.

Guest: ¡Qué tal! Bienvenida a este pequeño fic, que espero te siga gustando mucho, agradezco de antemano tu review, pero antes que nada ¡Feliz cumpleaños! La actualización llega un par de días tarde como para que cuente como regalo de cumpleaños, pero espero que igual lo disfrutes. ¡Abrazos!


"ACCIDENTALLY IN LAW"

Por Light of Moon


CAPÍTULO 16: UN PIE TRAS OTRO PIE

El pitido de la alarma del reloj digital la despertó. Estiró la mano para apagarla inmediatamente, no soportaba ese horrible chillido en sus oídos y menos ahora que sentía un dolor de cabeza infernal. Recordaba que anoche durante el evento de la toma de protesta se le habían pasado un poco las copas y sin estar acostumbrada a beber, ahora se sentía fatal.

Había tenido un sueño muy loco; soñó que le había pedido sexo a Leon y él había accedido, dando como resultado una noche apasionada donde ambos habían mandado su amistad, el trato y todo lo que se los impedía al carajo y por ese momento, sólo importaban ellos dos.

"Menos mal que sólo fue un sueño." Pensó la activista, mientras intentaba ponerse de pie pero un brazo alrededor de su cintura, se lo había impedido.

Cuando intentó separarse, el brazo de Leon la acercó más a ella y fue entonces que sintió la piel desnuda del ex Policía, apretarse contra su espalda.

La realidad le cayó como un balde de agua helada.

Estaba desnuda en la cama, durmiendo junto a su esposo que al igual que ella, su ropa estaba tirada por todo el piso, su cabello estaba hecho una maraña y ahora comprendía que no había sido producto de su imaginación; se había acostado con su mejor amigo.

Nada había sido un mal sueño o una fantasía de borrachera; pasó lo que no debía de suceder y ahora no tenía idea de qué iba a pasar. Habían prometido que lo de marido y mujer sólo serían apariencias, que pasando un año todo volvería a la normalidad y seguirían siendo buenos amigos que salen a cenar pizza y a ver malas películas los fines de semana… Y ahora todo estaba arruinado… y por su culpa.

Estaba mal… muy mal.

Entró en pánico cuando comprendió la magnitud de las consecuencias colaterales que esto traería para su relación con el agente y decidió despertarlo de manera inmediata.

—¡Leon, Leon! —Dijo afligida mientras lo sacudía para despertarlo.

Él se negaba a abrir los ojos, aún le quedaban unos minutos para dormir antes de irse al trabajo. Dormía tan placenteramente como no le sucedía en años. La pelirroja siguió insistiendo.

—¡Leon, despierta!

Al escuchar el tono preocupado de la voz de su compañera, despertó asustado y de golpe, creyendo que algo malo había sucedido.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Preguntó desorientado aún con el sueño en los ojos.

—¿Qué fue lo que pasó?

—¿De qué? ¿Qué sucede?

Al observar más a fondo a su alrededor, entendió que era de lo que Claire estaba hablando. La ropa en el piso, su esposa cubierta únicamente con un edredón grueso y él estaba desnudo bajo las sábanas.

Demonios, ¿acaso ya estaba arrepentida?

—Dios, esto estuvo mal. —Comentó afligida mientras negaba con la cabeza.

"¿Mal? Estuvo increíble." Pensó el agente mientras la observaba en silencio.

La cabeza no dejaba de darle vueltas, no quería recordar lo que había pasado, ante el bochorno de saber que ella había iniciado esa propuesta, y sobretodo la nula respuesta del rubio. Sin saber cómo actuar, pensó que lo mejor era pedir disculpas y fingir demencia.

—Leon, siento mucho lo que pasó… No recuerdo nada. —Mintió, porque claro que recordaba todo con lujo de detalle y no se arrepentía ni un poco.

¿En serio? ¿Se estaba disculpando? ¿Pero por qué? Se cuestionaba internamente.

—Las copas no ayudaron y…

No podía creer que se estuviera disculpando por la mejor noche que había pasado en su vida. Quizás quien lo había arruinado era él al asumir que estaba bien aceptar tratos de sexo sin compromiso con Claire cuando no estaba en sus cabales.

—Claire, tranquila. —Detuvo mientras se sentaba para calmarla. —No pasó nada malo.

—Esto no estaba en el trato, nuestra amistad… —Insistió mientras se cubría el pecho con las sábanas.

"¿Cómo puede pensar en amistad en un momento así?" Concluyó un tanto contrariado, ya que seguir siendo su amigo era lo que menos le interesaba, y tenía la esperanza de que después de esa noche, quizás pudieran dar un paso más. Nuevamente, se había ilusionado demasiado rápido y se enfadó consigo mismo. Tal vez la pelirroja sólo quería un buen polvo y él ya tenía castillos en el aire. Pero claro, eso no se lo haría saber a ella.

—Oye, tienes que calmarte. —Dijo nuevamente con voz tranquila. —Tú misma lo dijiste, seguiremos siendo amigos. —Terminó no muy convencido de lo que decía.

"¿Ahora seremos amigos con derechos? Genial, Claire" Se regañó mentalmente. La había cagado más de lo que pensaba, pero ahora tenía que buscar una manera de salir de esta.

—Bien, acordemos una solución lo más cómoda para ambos. —Propuso aún bastante nerviosa y poco segura de que lo que iba a proponer era lo mejor.

Leon puso toda su atención, después de lo que había pasado ante ellos, dudaba que existiera alguna cosa a la que pudiera decirle que no a su esposa.

—Esto no pasó, fue una noche de debilidad de ambos y seguiremos siendo los mismos de siempre. ¿Te parece? —Preguntó con desespero, rogando internamente de que él aceptara.

"¡Maldición! ¿Por qué quiere olvidarlo?" Se quejó en su mente. ¿Por qué simplemente no podía proponerle que mandarían a la mierda su amistad y se tomarían en serio su papel de esposos?

—¿Segura que quieres eso? —La cuestionó con la esperanza que le dijera que no.

—Sí.

—Bien. Se hará como tú digas. —Fingió disimulando serenidad, aunque por dentro estaba cabreado y muy desilusionado.

Se levantó y se llevó un par de mantas para cubrirse y meterse en el baño. Hoy era su primer día como Presidente de Chámbery Inc. y no quería llegar tarde. La mañana apenas iba empezando y las cosas no iban del todo bien, sólo esperaba que este primer día no terminara como Raccoon City con Vancouver ardiendo en llamas e infestado de zombies.


La oficina de su padre era bastante grande, iluminada y espaciosa; un lugar difícil de llenar en todos los sentidos.

Había sido retirado el portanombres de Richard S. Kennedy Presidente, y en cambio ahora estaba uno con su nombre y que indicaba su nuevo puesto en la empresa.

En unos minutos empezaría su primera junta de consejo y terminaba su segunda taza de café mientras daba una última leída al informe anual que presentaría hoy ante los socios. Ya lo había revisado anteriormente; pero no estaba de más hacerlo otra vez.

Al parecer todo estaba en perfecto orden, pero al revisar las metas, notó algo que juraba no había visto antes. "International Chocolate Awards" Rezaba el título de una de las metas del año. No tenía ni idea de qué iba esa cosa, pero sonaba importante y estaba seguro que no estaba en el informe que había estudiado antes.

Previamente a tomar el cargo, había revisado con su padre el plan anual de negocios y se había apoyado de Joey para avalarlo. En realidad iba a ser un año muy sencillo con proyecciones a largo plazo para que en el momento que modificara los estatutos y dejara el puesto de Presidente, su sucesor pudiera continuar con la verdadera carga pesada y monetaria del nuevo periodo. Y definitivamente, esos premios no estaban en la lista.

Tenía ganas de llamar a Joey y a su padre para preguntarles acerca de ello, pero ya faltaban pocos minutos para que los accionistas comenzaran a reunirse en la sala de juntas, además de que no quería preocupar a su padre en su primer día. Su hermano Joey se había encargado de supervisarlo todo, así que seguramente, ese punto de negocios siempre estuvo allí y él no lo había notado por estar distraído. O mejor dicho, por estar pensando en Claire.

Pensar en Claire.

Si antes era difícil quitarse a esa mujer de la cabeza, ahora era imposible.

Claire lo confundía más que la misma Ada Wong. La espía sabía bien lo que quería con él y claramente sólo eran algunas noches entretenidas y asunto arreglado. Pero a la pelirroja no lograba entenderla. Anoche parecía estar segura de lo que quería y por su comportamiento de días anteriores, Leon podría jurar que la activista comenzaba a desarrollar sentimientos por él que iban más allá de la amistad. Pero hoy en la mañana, le pide todo lo contrario, mandando al diablo lo que había pasado entre ellos, que lejos de ser un paso para unirlos más, parecía un paso para retroceder.

¿Por qué le pedía que olvidara la mejor noche de su vida?

Claire era mejor de lo que esperaba. Era sensual, decidida, se entregaba totalmente. No recordaba otra noche en que la haya pasado tan bien en compañía de una dama. Tenerla entre sus brazos lo hizo sentirse como el hombre más logrado del mundo, ya que no sólo la deseaba, comenzaba a sentir algo más profundo.

"Claire, ¿por qué me confundes de esa manera?"

—Señor Kennedy. —Llamó Irma desde la extensión.

La voz de su asistente la hizo salir de sus reflexiones.

—¿Qué pasa Irma?

—Los accionistas ya lo esperan en la sala de juntas.

Suspiró. Ya era hora de trabajar.

—En un momento estoy con ellos.

Diciendo esto, tomó el portafolios, su tablet y la carpeta de trabajo que estaba revisando. Por un momento, iba a dejar de pensar en su esposa y se concentraría en sus labores de Presidente.


Pidió el desayuno para la habitación y solicitó no ser molestada en toda la mañana. Fingió tener malestar de gripe para no ver a nadie, aunque la realidad era que no deseaba ver a Leon a los ojos.

Estaba tan apenada por lo que había pasado que no sabía aún cómo iba a asimilarlo. Ginna le dejó una bandeja con muffins, té y leche tibia, pero pensó que antes de desayunar iba a tomar un baño.

Se vió en el espejo y su cabello estaba hecho un enredo, por lo que empezó a cepillarlo antes de meterse en la bañera, una sesión relajante la haría pensar mejor.

Cuando su cabello y el baño estuvieron listos, se quitó la bata y se metió en el agua que estaba en temperatura óptima. Suspiró y cerró los ojos, tratando de sacar el estrés de su mente.

Tomó una esponja de baño con jabón y comenzó a frotarlo sobre su piel, comenzando por sus brazos, sus hombros, la cintura…

Al sentir esa suavidad, no pudo evitar recordar que anoche en lugar de esa esponja, eran los labios del hombre del que estaba enamorada los que besaban toda su piel y sus manos la acariciaban por todas partes.

Se sobresaltó al descubrirse a sí misma soñando despierta con Leon. Por la mañana no había tenido tiempo de reconocerlo debido a que se sentía sumamente apenada pero ahora que ya estaba más tranquila, podía admitir que el ex Policía era el mejor amante que había tenido en su vida. Se mordió el labio al recordarlo.

Le había pedido a su marido que olvidaran lo que había sucedido entre ambos, pero ya que lo pensaba mejor, dudaba mucho que pudiera hacerlo, no después de esa noche increíble.

Nunca antes había besado con tanta pasión, había acariciado a alguien con tanto cuidado, y tampoco jamás se había sentido tan correspondida; recibía en la misma medida que se entregaba.

¿Por qué simplemente no podía decirle que quería dar el siguiente paso? Ya se habían confiado todo en sus vidas, de la manera más íntima inclusive, ¿por qué no podía confiarle también lo que sentía?

—Leon, esto no va a ser nada fácil. —Dijo para sí misma encogiéndose de hombros. Cada día era más inevitable enamorarse de su mejor amigo, y menos ahora, que ya conocía su desempeño como hombre.


Para cuando ingresó a la oficina, ya todo mundo lo estaba esperando; el matrimonio Merkel, sus hermanos, el matrimonio Watson y una nueva integrante que no se esperaba; Stacy Watson, que yacía junto a sus padres. Se preguntaba a qué habrá venido ella a la Junta de Consejo. Seguramente lo averiguaría pronto.

—Buenos días a todos. —Saludó cordialmente mientras se acomodaba en el asiento principal de la mesa y sacaba el material del portafolios.

Los presentes saludaron al unísono a la vez que recibían una copia de la carpeta de trabajo que Irma, la asistente, iba dándole a cada uno, y tomaba su lugar al lado de Leon.

—¿Cómo sigue tu esposa, Leon? —Preguntó Antonella Merkel.

Al escuchar nombrar a Claire, Stacy hizo una mueca de disgusto. En cambio el ex Policía, fue tomado por sorpresa.

—No te entiendo, Antonella, ¿Le pasa algo a Claire? —Respondió con sinceridad y a la vez con preocupación de que estuviera sucediendo algo de lo que él no estuviera enterado.

—Por eso lo pregunto, hijo. —Respondió maternalmente la anciana. —Anoche Joey nos dijo que tuviste que retirarte así porque tu esposa comenzó a sentirse mal. Que incluso se había desmayado.

Joey le hizo señas por lo bajo a su hermano. El rubio había olvidado totalmente la salvada que el litigante había hecho por él y por Claire anoche.

—Oh, es cierto. Perdona, estoy un poco distraído. —Contestó con diplomacia. —Ya está mejor, pero aún así hoy se quedó descansando en casa, aún se sentía un poco débil.

En ese momento, llegó el servicio de coffee break. Stacy y su madre se miraron con complicidad.

—Ya veo. —Mencionó casi para sí misma y agregó: —Como sea, no pierdas de vista esos desmayos, Leon. Normalmente esas son las primeras señales de un embarazo.

Joey Kennedy casi escupe el café al escuchar esto y el agente por poco salta de su silla, mientras Stacy se iba poniendo roja de cólera.

"Un embarazo…"

—Creo que es algo pronto pensar en eso, Antonella. —Respondió ofuscado el nuevo Presidente de la Compañía.

—¿Pero por qué? Ustedes están casados y un embarazo sería de lo más normal del mundo.

Joey palideció al imaginar esa latente pero real posibilidad, mientras que su hermano trataba de mantenerse tranquilo, pero por dentro estaba hecho un lío.

De primera impresión, su inconsciente negaba rotundamente esa posibilidad, pero inmediatamente después, recordó que justo anoche, se había llevado a su esposa a la cama. Repasó mentalmente de manera rápida lo que había sucedido y recordó que sí había usado protección. Siempre había sido muy cuidadoso en ese aspecto, con él y con sus parejas en turno que casi como requisito, les pedía que también pusieran de su parte para evitar embarazos no deseados, con ambos utilizando anticonceptivos. Y nunca había tenido problemas con ello. Pero en este momento, desconocía totalmente si Claire Redfield utilizaba algún método de control de natalidad y no sabía si era prudente preguntarle, cuando ella firmemente le había pedido que olvidaran todo. Él se había encargado de usar protección pero estaba consciente de que siempre existía un margen de error. Uno muy poco probable, pero existente. De manera estadística las posibilidades eran de noventa y nueve contra una, pero conociendo su "buena suerte", siempre le tocaba ser el afortunado que caía en estos casos de márgenes de error. Un embarazo, lo complicaría todo. O al menos eso pensaba aparentemente o por lo menos con todas sus relaciones anteriores, aunque estando Claire en la ecuación, los resultados siempre resultaban diferentes a comparación de que se tratará de cualquier otra dama.

—Además, apuesto a que Richard le encantaría convertirse en abuelo y un nieto es lo que terminaría por ablandar a tu madre. —Habló encantada la mujer.

El menor de los Kennedy sentía que iba a desmayarse de sólo imaginar esa probabilidad cuando la madre de Stacy intervino de manera brusca.

—Creo que ya hemos pasado demasiado tiempo charlando de trivialidades y tenemos mucho que hablar sobre la Reunión de Consejo.

Había sido salvado por la campana. No era bueno para su concentración seguir hablando sobre una posible descendencia.

La junta comenzó con toda normalidad, mostrando las sanas finanzas que Richard había dejado en la compañía, el plan de trabajo y las metas a alcanzar.

—International Chocolate Awards… ¿es en serio? —Murmuró por lo bajo la matriarca de los Watson.

Todos los socios sabían que la apuesta era arriesgada, pero si Richard que era accionista mayoritario junto con sus dos hijos habían aprobado el plan de negocios, era porque seguramente iba a funcionar.

—Esperamos que para fin de mes tengamos listo el proyecto para las ventas de Navidad. —Terminó de exponer el agente, pasando la última diapositiva en el proyector.

—¿Tienes algo en mente? —Preguntó demandante la señora Emily.

—Por lo pronto, las trufas caseras tradicionales.

—¿Y eso será suficiente?

Su ex suegra iba a ser sin lugar a dudas un dolor de cabeza.

—Por el momento, sí.

—Bien. Si no te importa, Leon, mi esposo y yo tenemos un anuncio que hacer. —Dijo presuntuosa.

—Adelante. —Accedió.

El señor y la señora Watson se pusieron de pie para dar el aviso que necesitaban hacer.

—Después de pensarlo bien y conversarlo en matrimonio y con nuestra hija Stacy, hemos decidido que ella ocupará nuestro lugar ante la empresa, ya que es momento de que empiece a velar por sus intereses y los de su familia. Si toda la asamblea está de acuerdo, quisiéramos que se hiciera oficial en este momento. —Anunció la castaña Watson, mirando con orgullo a su hija.

Joey ocultó una sonrisa burlona. Tal parece que Stacy ahora quería meter las narices en la empresa, justamente cuando su hermano mayor tomaba la Presidencia. Esa chica no se iba a dar por vencida.

"Lo que faltaba." Pensó el rubio con molestia e incomodidad. Ahora también iba a tener que lidiar con su ex en el trabajo. Parece que la vida se empeñaba en ponerle las cosas complicadas.

—Yo estoy de acuerdo. —Mencionó Julia de manera inmediata. —Y no creo que alguien tenga una objeción con ello. ¿O sí, hermano? —Terminó refiriéndose a Leon.

El ex policía suspiró. Estaba acorralado.

—Ninguna, hermanita. —Contestó fingiendo una sonrisa.

—Nosotros siempre hemos creído que nuestro futuro está en manos de los jóvenes. —Refirió el mayor Merkel. —Así que no tenemos motivo para oponernos.

"Lindo inicio de labores."


—¿Qué tal el primer día?

—¿Es broma, hermano?

Joey se sentó en el asiento frente al escritorio y observó al rubio apretar una pequeña pelota antiestrés.

—Creo que no te gustó nada la noticia de que Stacy se integrara al equipo.

—No, la verdad no sé qué pretende con esto. —Confesó Leon casi para sí mismo.

—¿En verdad no lo sabes?

El agente miró con complicidad a su hermano. Por supuesto que sabía lo que su ex novia pretendía, pero no tenía humor de complicarse la vida pensando en ello ahora.

—Soy un hombre recién casado, Joey. Sólo estoy interesado en mi esposa.

En esta parte no estaba mintiendo. A estas alturas de su vida, le daba igual admitir ante quién fuera que la única mujer que mantenía vivo su interés era Claire Redfield.

Por su parte, al menos Joey se sentía tranquilo de que su hermano no iba a hacer sufrir a la pelirroja, al menos no por ese sentido. Aunque esto no le consolaba en demasía. Cada día se sentía más y más atraído por la mujer de su hermano, aunque no dejaba de intentar poner su distancia.

—Me alegra oír eso.

—Nunca fui mujeriego.

El castaño soltó una risotada.

—Pero qué dices, eras de los más solicitados entre las damas en nuestros tiempos de juventud. —Recordó el menor, recargándose en su asiento, colocando sus manos detrás de la cabeza.

—Tú eras el más solicitado y lo sabes. —Le contestó en tono acusador y señalándolo con el dedo. —Además, eso paso en el Instituto, éramos adolescentes. Ya no soy ni la sombra de lo que fue ese chico.

—Me doy cuenta. Aunque no sé si alegrarme por eso. —Admitió el litigante encogiéndose de hombros.

—Creo que maduré, hermano. Irme de Canadá para unirme al escuadrón de Policía de Raccoon City, en Estados Unidos, fue la decisión que me cambió la vida totalmente. —Reflexionó.

—¿Quién no maduraría después de algo así? —Coincidió. —Pero viejo, no lo digas como si hubiera sido una tragedia, gracias a ello conociste a tu esposa.

En eso, el menor de los varones Kennedy tenía razón. De todo lo malo que le había pasado, haber conocido a Claire Redfield lo compensaba con creces. Aunque ahora no podría definir su situación con ella.

—Sí, tienes razón. Pero qué me dices de ti, ¿ya hay alguna chica que te haya movido el piso? Te he notado en las nubes últimamente.

Ahí estaba ese tema incómodo para él. Dios, si pudiera sincerarse con su hermano y aclarar la situación sin causar más daños colaterales de los que seguramente se darían, hablaría de una vez por todas con Leon sin pensarlo dos veces. Quería salirse de una vez del juego sucio auspiciado por su hermana, pero en este momento, estaba con las manos atadas a la espalda.

—Es complicado, Leon. —Concluyó sin soltar más prenda.

—No sabes cómo detesto esa frase. —Respondió recordando que esa frase era de las favoritas de Ada Wong para evadir respuestas. —Pero bueno, en verdad deseo que puedas arreglar esa situación, sea cual sea que estés pasando.

Joey iba a decir algo cuando de repente, alguien abrió la puerta del despacho.

—¿Puedo hablar contigo? —Solicitó la petulante Stacy Watson, refiriéndose al nuevo Presidente de la Compañía.

—Yo los dejo. —Mencionó el castaño cuando iba a ponerse de pie para retirarse, pero Leon lo detuvo.

—Espera, Joey, no te vayas. —Determinó para luego referirse a su ex novia. —Te escucho, Stacy, no hay nada que mi hermano no pueda escuchar.

La interpelada hizo una mueca. Desde aquella conversación el día de la fiesta de compromiso de Leon y Claire, Joey Kennedy había dejado de ser de su agrado, cuando supo que en él no iba a tener un aliado para sabotear a la pareja.

—Está bien. —Expresó con diplomacia e inició su discurso. —Sólo quería decirte que me gustaría que ahora que vamos a trabajar juntos en la empresa, contigo como Presidente y yo ocupando el lugar de mis padres, me gustaría que nos lleváramos lo mejor posible y de preferencia olvidáramos todo el pasado. Después de todo tenemos un objetivo en común y a todos nos conviene que a la Compañía le vaya bien. —Se cruzó de brazos. —Además, tu eres un hombre recién casado y yo respeto eso. Lo que haya sucedido con nosotros dos, como te repito, ya es pasado. Ambos somos adultos y creo que no tenemos porque lidiar con eso.

Vaya, esa era una actitud que definitivamente no se esperaba de Stacy, tanto Leon como Joey coincidían en eso. Aunque el rubio se alegraba de sobremanera, que Stacy estuviera dispuesta a ser pro activa y colaborar hombro a hombro por el bien de Chámbery. Al menos por ahora, era una preocupación eliminada de la lista.

—Me parece bien. Creo que es lo mejor para todos. —Expresó el nuevo Presidente.

—Bueno ya que aclaramos todo, me voy a instalar a mi nueva oficina. Con permiso. —Se retiró mirando a ambos hermanos, que en cuanto la mujer se fue ambos se miraron con extrañez.

—Eso fue fácil. —Comentó Joey.

—Demasiado. —Coincidió. —Espero que no esté mintiendo.

—Ojalá.


Pintar siempre la había relajado. El jardín botánico era un excelente lugar para tomar inspiración, era como un edén al alcance de su ventana. Se había sentado junto a la fuente para tomar una mejor vista del lago artificial del lado oeste de la mansión y tomar el ángulo perfecto para retratar en su lienzo. Había sido una buena decisión traer a Canadá su viejo set de pintura. El antiguo caballete le permitía ocultarse a la vista de los demás, le agradaba sentir ese toque de privacidad. Estaba siendo un día lleno de emociones y eso que todavía no se terminaba.

Empezó a dibujar con su lápiz de grafito, tratando de imitar la silueta del viejo roble pero no le estaban gustando los resultados de su mano temblorosa. Demonios.

"Estoy muy oxidada, me hace falta práctica." Dijo mentalmente, dejando el óleo por un momento y sacando un cuadernillo de hojas blancas, donde solía practicar trazos como ejercicio previo para así no arruinar los óleos.

Se apoyó sobre sus piernas y comenzó con garabatos sencillos, círculos y líneas, diseños simples pero efectivos para mejorar su precisión.

Pintar y dibujar era su salida. Después de los episodios traumáticos de Raccoon City se inscribió a un diplomado de dibujo y pintura, y le había fascinado tanto que había decidido estudiar una especialidad enfocada en eso, pero por los eventos posteriores ligados al bioterrorismo, ese plan nunca se llevó a cabo. Siempre que todo se acumulaba en su interior, el lápiz y el papel habían sido su terapia.

Ahora estaba tan confundida. De haber sabido todo lo que iba a pasar en el trayecto de hacerse pasar por la esposa de su mejor amigo, jamás hubiera aceptado. Ya no tenía dudas de que estaba muy enamorada de él y que no podía sacárselo de la mente. Joder, Leon era tan perfecto a sus ojos, todo de él le gustaba; su voz, su olor, su sonrisa, y esos ojos que la habían cautivado desde que lo conoció en aquél lejano 1998.

"—Claire, es bueno verte de nuevo.

Volver a verlo en medio de la tempestad, era como volver a ver luz después de pasar días en la oscuridad.

¿¡Cómo estás?! ¡Ese helicóptero salió de la nada! —Expresó entre una mezcla de miedo y alegría.

Bien, estoy en una pieza. —Expresó mientras el agua caía a chorros entre sus mechones de cabello rubio.

Supongo que no tienes una llave en uno de esos lujosos bolsillos. —Dedujo con humor haciendo referencia a que había notado su cambio de ropa. Su vestimenta de civil le daba un aspecto jovial, pero el uniforme de policía brindaba la seguridad de un hombre preparado para lo que sea que tuviese que enfrentar.

Desafortunadamente, no… Pero, ¿tú cómo estás? —Preguntó luego de palpar los bolsillos del uniforme.

Ya sabes, sólo sobreviviendo. —Mencionó con un toque de humor luego de recargarse sobre la rejilla de la puerta.

Él sonrió en respuesta.

Eso es bueno. ¿Has tenido suerte con tu hermano?

No aún no. —Respondió Claire en automático sin quitar la sonrisa de su rostro. Era irónico como a pesar de que todo se estaba yendo al carajo, aún tuvieran la capacidad de sonreír.

Entonces él la miró con sus ojos profundamente azules, hipnotizándola como abeja que va rumbo a un panal goteante.

Que la mirara de esa forma la hizo ruborizarse. Su presencia la ponía nerviosa incluso en circunstancias tan terribles. Esperaba que él no lo notara.

Claire, no pierdas la esperanza. —Alentó con seguridad. —Estoy seguro que lo vamos a encontrar.

De repente un estallido se escuchó a sus espaldas. El helicóptero que acababa de estrellarse contra el segundo piso de la Comisaría, ahora estaba en llamas.

¡Maldita sea! Sabes lo que eso significa.

Sí… Hora de cenar.

El sonido de la explosión había alertado a varios no-muertos que estaban en el acceso de R.P.D. y que ahora se dirigían hacia ellos.

Leon, deberías irte. —Dijo con preocupación, ya que la horda no tardaría en llegar a atacarlos.

No te preocupes por mí, tú ponte a salvo.

Los zombies se amotinaban a unos metros y amenazaban con romper la barrera que los separaba.

No, en serio, ¡están entrando por la valla! —Señaló con miedo, temiendo que algo le pudiese pasar a su compañero. —¡Vete ya!

No había mucho tiempo, si no se apresuraban, no lo lograrían.

Sobreviviremos, los dos.

Leon lo había dicho, era una promesa. Y ella no dudaba ni una sola palabra que salía de la boca de su nuevo héroe. Y quizás algo más. "

Continuó dibujando casi de manera inconsciente, sólo guiada por lo que su mente iba ordenándole a sus manos, cuando se dio cuenta de lo que había plasmado en papel.

Había dibujado en un boceto la imagen de su marido, centrándose u dando énfasis a su mirada profunda. No era un retrato del Leon actual, sino del novato de R.P.D.

Miró el dibujo con una sonrisa y cerró el cuadernillo. Tal vez sí dibujar hoy no era la mejor distracción.


Joey Kennedy se quedó en la entrada del jardín y encendió un cigarrillo. Sabía que su madre detestaba el olor del tabaco y prefería no incomodarla. No era que tuviera el hábito de fumar pero hoy lo necesitaba.

Había sido un día pasado en el trabajo y emocionalmente estaba destrozado. Se sentía fatal de que Leon siguiera confiando ciegamente en él mientras su hermana lo obligaba a participar en juegos sucios contra él. Estaba entre la espada y la pared, sumado a los sentimientos que había desarrollado hacia Claire, el hombre estaba hecho un lío.

Decidió salir antes del trabajo en un intento de sacudirse de una vez por todas el agobio y estar un momento a solas, esperando que llegara a él algún tipo de resolución.

—¿Todo bien, hijo?

La voz de su padre, lo sobresaltó.

—Papá, ¿qué haces aquí? —Dijo aún intrigado de no haber escuchado venir a Richard Kennedy.

—Aquí vivo, hijo. —Resolvió con comicidad y agregó: —¿Tú que haces aquí? Aún no es hora de salir del trabajo. —Señaló mirando su costoso reloj de pulsera.

—Me sentía un poco agobiado y decidí salir unos minutos antes.

—Llevas días agobiado, Joey.

Enarcó una ceja.

—¿Cómo sabes eso?

—Soy tu padre. —Respondió encogiéndose de hombros y agregó: —Te conozco desde que naciste y sé perfectamente cuando algo te sucede. Tu madre y yo te conocemos a ti, a Julia y a Leon como las palmas de nuestras manos.

Bueno, ese era un punto a favor del veterano.

—Son muchas cosas, padre.

—¿Se trata de una mujer?

Richard Kennedy no se andaba por las ramas. Pero Joey sabía disimular bien.

—Claro que no, papá. —Negó fingiendo desinterés.

—Sé que tienes fama de mujeriego, Joey, pero también sé que una mujer es el único motivo para desbalancear a ese grado la vida de un hombre.

—No te preocupes, papá. Una sola mujer no logrará desconcentrarme, tendrían que ser varias. —Soltó con picardía el castaño.

—Piensa con la cabeza y no con el orgullo. —Finalizó el patriarca de los Kennedy y se retiró para volver al hall.

"Estuvo cerca." Pensó el abogado que de momento había evadido a su padre. Richard Kennedy era un viejo lobo de mar y no tardaría en darse cuenta de lo que estaba pasando, así que tendría que ser más cuidadoso para no levantar sospechas.

No quería quedarse más tiempo en el radio de visión de Richard, entonces optó por dar una vuelta por el jardín para terminar su cigarro y volver a la casa.

Caminaba entre los arbustos recortados en forma de espirales cuando de repente vio a Claire a unos pocos metros de distancia.

Desde hace un par de días había tomado la decisión de marcar su distancia con su cuñada. Tenía muy claro que algo entre él y la menor Redfield estaba más que prohibido y prefería alejarse por las buenas. Cualquier esperanza estaba muerta por anticipado y lo mejor era dar media vuelta antes de que alguien resultara lastimado. Y ese alguien probablemente terminaría siendo él.

Se ocultó detrás de uno de los viejos árboles de tronco gigantes para evitar a la pelirroja y esperar hasta que ella se fuera para también poder marcharse.

Miró a la chica guardar su caballete y meter en una pequeña mochila la colección improvisada de pinceles para meter al final un cuadernillo de tamaño mediano, que colocó con cuidado en una de las bolsitas, no sin antes darle un último vistazo al boceto de un dibujo que no alcanzó a distinguir.

—Leon… —Murmuró en voz baja a la vez que guardaba el bloc de papel. —Ojalá me amaras como yo te amo a ti.

Diciendo esto, levantó el caballete y se retiró de regreso a la mansión sin notar la presencia de Joey que se escondía a unos pasos de distancia.

Cuando estuvo seguro de que la Redfield se había ido, se quedó un rato más en el jardín, intrigado y sorprendido, de lo que había escuchado decir a Claire.

Dios, sus sospechas cada vez eran más grandes. Quizás y al final las teorías de Julia sobre la relación de Leon y Claire no eran tan erradas. Había muchas pruebas que podían sostener lo dicho por su hermana.

"Será posible qué…"

No. Ya estaba cansado de dudas. No iba a perjudicar a su hermano, pero tampoco iba a creer ciegamente en todo lo que le decían ambas partes. Había demasiadas preguntas y ninguna respuesta clara, pero de lo que si tenía la certeza, era que sólo uno de sus hermanos estaba diciendo la verdad. Entonces tuvo una resolución.

Él mismo se encargaría de investigar quién de sus dos hermanos mentía: si Leon o Julia.