Nota de la autora: Queridos lectores, ¿cómo están?

Dios, realmente estoy avergonzada por la demora en la actualización. Les agradezco muchísimo su paciencia para conmigo y su apoyo, han pasado algunas cosas que me mantuvieron ocupada; ya saben, la vida adulta es aburrida y demandante y sumado a la cuarentena, me han tenido de cabeza estos meses. De verdad espero que todos se encuentren bien y estén tomando sus precauciones necesarias, esta pandemia no es un juego y hay que tomarla en serio. Pero ya no hablemos de cosas tristes, la realidad ya es demasiado dura ahora.

Chicos, estoy muy emocionada con el fic ya que estamos llegando poco a poco a la recta final de esta historia que gracias a ustedes se ha convertido en algo lindo y divertido de escribir, y que nos ha permitido pasar un rato agradable. En verdad muchísimas gracias por todo el apoyo y el ánimo que me dan para continuar en esto, en mi vida probablemente vengan muchos cambios que me demanden más tiempo en el mundo de afuera, pero realmente no quiero abandonar esto que me apasiona tanto y me ayuda a olvidarme a los problemas de afuera. Por lo anterior, les pido su comprensión si tardo un poco en actualizar, ya que estoy trabajando en varios fics a la vez, en este,y en mis colabs con AdrianaSnapeHouse autora de "Cuerpo Cautivo" con quien desarrollo el fic llamado "Pandemonium" que pueden encontrar en mi perfil, y también "Redundant" que es un fic en colaboración con Addie Redfield, que versa sobre nuestro hermoso Cleon y Valenveira, esta historia la pueden encontrar en el perfil de Addie. Ojalá puedan darle una oportunidad, es un honor trabajar con las dos.

De trabajos individuales, les cuento que estoy trabajando en dos fics nuevos "How deep is your love" y "Saudade", ambos protagonizados por Jill Valentine y Carlos Oliveira. No es un secreto que desde antes amaba esta pareja y con el Remake de RE3 que me encantó, se ha vuelto mi OTP. En verdad, me enamoré demasiado de Carlos, es el hombre perfecto. Escribir sobre Jill se ha vuelto para mi un reto y me he dedicado a estudiarla profundamente para hacer un buen trabajo, espero que les guste.

Bueno, ya escribí demasiado, así que vamos a la actualización.

Chicos, por la falta de tiempo, no pude contestar a todos sus reviews, y les pido una enorme disculpa por ello, pero les prometo que todos los leo, y los aprecio de sobremanera, me alientan demasiado a seguir en esto, les agradezco infinitamente a todos por leerme y sobretodo a Darkmatter Black, Belleredfield, josmardata36, clausguna, manu, jill gray man, Xaori, Mercy Medical Angel, Cherry Love Fanfiction, Ros Abreu y a Addie Redfield por tomarse el tiempo de dejar un comentario. Los quiero, chicos, thanks for all!

Sin más que decir, ¡a leer! Y espero que disfruten mucho el episodio.


"ACCIDENTALLY IN LAW"

Por Light of Moon.


CAPÍTULO 23: NUEVAS PERSPECTIVAS

Sentía su respiración tranquila en el pecho, y el ritmo acompasado de su corazón latía sincronizado con el suyo. El calor de estar piel con piel le producía una sensación agradable de tibieza y en ese momento no podía sentirse más agradecido. Recostada contra su pecho y durmiendo apaciblemente se encontraba la mujer de sus sueños descansando entre sus brazos, después de una noche donde luego de tanta espera, habían sido uno mismo.

Con cuidado de no despertarla, le dio un beso suave en la frente; nunca había estado tan enamorado. De haber sabido cómo sería el verla como mujer y no como una amiga más, habría intentado cortejarla desde hace mucho. Pero afortunadamente, eso ya no importaba, ahora, sólo estaba el presente, y el pasado no tenía ya ninguna importancia. Quién iba a decir que de ser un hombre que no creía en el matrimonio y en los compromisos de por vida, ahora podría llamarse a sí mismo como felizmente casado.

Felizmente casado y accidentalmente enamorado.

Continuó mirándola y abrazándola contra sí mismo, cuando de repente, ella abrió los ojos con pesadez y lo primero que vio fueron los ojos azules de Leon, que la observaban con una mezcla de recelo y devoción.

Claire se dio cuenta de su escrutinio y le preguntó con una sonrisa.

—¿Qué me ves? —Habló en tono que simulaba ser de buscapleitos.

Se echó a reír. Por algún momento esperó un romántico "buenos días" o algo por el estilo, pero olvidaba con quién estaba tratando.

—Buenos días, sweetheart. —Contestó a la vez que le daba un beso en la frente.

Respondió a sus afectos dándole un beso suave en los labios y abrazándose más a él.

—¿Dormiste bien? —Preguntó con duda verdadera, al suponer que quizás no había podido descansar correctamente con ella durmiendo sobre su torso.

—Mejor que nunca. —Sonrió de manera seductora y agregó: —¿Y tú?

—Podría dormir así el resto de mi vida. —Afirmó de manera coqueta, acercándose más a él de forma seductora.

—Yo encantado.

Se besaron en los labios de manera lenta, sin prisa, disfrutando el uno del otro.

—Es una excelente manera de despertar. —Comentó Leon sin dejar de mirarla.

—Estoy de acuerdo.

—Ojalá hubiera sido así nuestra primera vez.—Mencionó acariciándole el rostro.

—¿De qué hablas? —Le preguntó sintiéndose confundida.

Leon comprendió que ella quizás no quería recordar el tema y trató de explicarse para minimizar su descuido.

—Ya sabes, sin arrepentimientos ni sentimientos de culpa.

—¿Tienes algún sentimiento de culpa por aquella vez? —Cuestionó mientras recordaba que por efectos de la ebriedad, había compartido la cama por primera vez con su marido.

—Sinceramente, no. —Confesó con transparencia. —La verdad es que nuestra primera noche juntos la disfruté como nunca había sucedido en mi vida, es solo que después me sentí como un imbécil porque creí que te había ofendido.

Claire se dio cuenta de que su marido no mentía y al mirar la culpa de su confesión, sintió ganas de sincerarse también.

—No, no me ofendió, no es eso. —Dijo a la vez que colocaba un mechón de su cabello detrás de la oreja. —Es sólo que tenía miedo.

—¿Miedo de qué? —Expresó con verdadero interés y levantando su barbilla con la punta de sus dedos, para obligarla a mirarlo.

—De arruinarlo todo. —Soltó sin más. —En ese entonces, no sabía si tú en realidad sentías algo por mí, y me aterrorizó la idea de que incluso nuestra amistad se fuera por el caño gracias a eso. Yo ya estaba enamorada de ti, siempre lo he estado y tuve miedo de perderte, incluso como amigo.

Esa confesión lo enterneció. Claire, su dulce Claire, ¿Cómo pudo pensar que no iba a corresponder a sus sentimientos? Dios, incluso insegura, era el ser más perfecto de la Tierra a sus ojos.

Depositó un beso rápido en los labios, antes de darle una respuesta sincera.

—Yo ya estaba enamorado de ti. Incluso desde mucho antes. Creo que siempre lo había estado, solo que no me había dado cuenta. Si después de esa noche, tu me hubieras propuesto que mandáramos al demonio todo el teatro del matrimonio falso y tomáramos nuestro papel de esposos formalmente, yo hubiera estado feliz de aceptarlo.

—¿Lo dices en serio?—Habló a la vez que sus orbes marinas se iluminaron.

—Sí. Incluso si me pongo más honesto, me gustaste desde la primera vez que te vi en Raccoon City, solo que ese no era el mejor momento para decirle un cumplido a una chica bonita. —Mencionó de manera seductora, provocando un sonrojo en su compañera.

—Eres un adulador. ¿Lo sabías? —Dijo con una sonrisa radiante.

—Sólo contigo, cariño.

Nuevamente, volvieron a besarse pero esta vez de manera más agresiva, y sintiendo el tacto cálido de piel con piel y que la temperatura iba cada vez más en aumento, Claire pensó que debían detenerse. No habían terminado de hablar y si continuaban a ese ritmo, no iban a parar por el resto del día.

—Cielo, espera. —Pidió entre jadeos mientras él se apoderaba de la piel de su cuello.

—Llevo esperando toda mi vida. —Contestó sin dejar de abrazarla y aferrándose a la piel desnuda de la espalda.

—No hemos terminado de hablar.

Diciendo esto, muy a regañadientes Leon tuvo que parar y se concentró en lo que su esposa tenía que decirle.

Ella trató de recuperar el aliento y el juicio por unos segundos, antes de poder formar una oración coherente.

—Antes de que avancemos más, me gustaría saber qué somos, y a hacia dónde vamos con todo esto.

Esa era una excelente y necesaria pregunta. Ahora que ambos estaban conscientes de sus sentimientos era justo tocar el tema de qué era lo que seguía para ambos.

Leon se enderezó recargándose sobre la cabecera y Claire lo imitó enseguida.

—Bueno… —Se tomó unos segundos. —¿Qué te parece tomar en serio nuestro papel de recién casados, nos vamos de luna de miel a Marruecos o a Santorini, compramos una residencia tranquila junto a un lago, tenemos tres hijos y un perro, y finalmente envejecemos muy enamorados hasta el final de nuestros días?

—El plan es perfecto, cariño.

El ex policía iba a lanzarse de nuevo sobre su esposa pero ella lo detuvo nuevamente.

—Pero necesitamos un modo para llegar a ello. Empezando por el regreso a Canadá donde tu eres el Presidente de una empresa prestigiosa y galardonada en el gremio, hasta llegar al punto donde volvemos a nuestro país, ya sabes, donde tu vives en Washington y yo en California.

Mierda, había dejado pasar ese pequeño detalle. Estaban literalmente de polo a polo del país y era necesario negociar si querían continuar bien lo que habían iniciado.

Después de hablar por un buen rato en el que pidieron servicio a la habitación para desayunar, al parecer habían llegado a un acuerdo.

El trabajo de ambos era complicado para formar una familia y en cierta forma, los dos habían renunciado a la idea de formar una, pero ahora con el cambio de planes, tanto Leon como Claire debían renunciar a ciertas cosas para alcanzar sus objetivos en común.

La conclusión de su pacto era que en efecto, ambos no podrían seguir con su ajetreado ritmo de vida que les requería su profesión.

Leon pediría su traslado a la sede de Inteligencia en California y poco a poco se iría retirando del campo de batalla y en cambio Claire tendría que dejar su etapa de conferencista donde tenía que hacer un viaje mensual como mínimo y solicitaría un cambio a área más sedentaria. Todos los cambios que harían sin duda serían bastante dramáticos pero lo valían, ya ninguno de los dos imaginaba su vida por separado y en donde se preguntaban constantemente cómo habían logrado sobrevivir tanto tiempo el uno sin el otro.


En una elegante terraza con una vista preciosa de toda la ciudad, se encontraba la familia Kennedy junto con los accionistas tomando el almuerzo, continuando con las celebraciones de su éxito en los premios.

—Richard, ¿Acaso tu hijo y tu nuera no van a venir? —Preguntó Antonella Merkel.

—Se supone que tendrían que haber llegado hace dos horas. Ayer ni siquiera se despidió. —Se adelantó a contestar en tono de fastidio la demandante Meryl Kennedy, mirando su elegante reloj de pulsera; haciendo más notoria la evidente ausencia de su hijo mayor.

—Cariño… —Mencionó el patriarca de la familia, con voz condescendiente para llamar la atención de su mujer. —Leon y Claire están recién casados, y debido a la carga de trabajo no tuvieron un viaje de bodas como se debe. Leon habló conmigo ayer antes de la premiación y me dijo que aprovecharía nuestra estancia en Italia para tener su luna de miel con su esposa. Ya saben, está enamorado, y como cualquier pareja de recién casados, quieren tener tiempo a solas.

La madre suspiró, a pesar de que no estaba de acuerdo con muchas cosas de su nuera y su hijo, en esto había algo de razón.

—El amor de los jóvenes, que época más linda. —Mencionó el señor Merkel.

Al escuchar estas palabras, Stacy Watson que yacía sentada al otro extremo de la mesa junto con sus padres, se levantó de la mesa sin decir nada, sin embargo, era más que notorio que estaba enfadada.

Acto seguido, Julia Kennedy se levantó y fue tras de ella. Conociendo a su caprichosa amiga sabía que estando enfadada era muy propensa a realizar actos estúpidos, y temía que en uno de sus arranques hiciera alguna tontería que pudiese involucrarla o en el peor de los casos, perjudicarla.

—¿Dije algo malo? —Mencionó el accionista minoritario.

—Para nada, Stacy no se ha sentido bien desde que llegamos. —Mintió Joey para disimular la escenita y agregó: —Debo hacer unas llamadas, discúlpenme un momento.

Diciendo esto, se puso de pie y se alejó de la mesa disimulando que atendería un asunto importante por teléfono, pero en realidad caminó por el pasillo hacia donde se habían adentrado la ex de Leon y su hermana.

Mientras tanto, en una de las terrazas que estaban del lado opuesto de donde se encontraban en un inicio, yacía Stacy Watson totalmente furiosa, seguida por la rubia que intentaba calmarla.

—Al menos deberías disimular un poco. Ya cálmate. —Regañó Julia a la castaña.

—No me pidas que me calme ahora, Jules. —Refunfuñó la chica que poco a poco iba poniéndose roja de la ira. —¡Estoy perdiendo a Leon ante la camionera! —Soltó alzando la voz una octava.

—Baja la voz. Alguien va a escucharte y estaremos arruinadas. —Mencionó la hija menor de los Kennedy.

—Es que no puedo, no puedo. —Argumentó en medio de ademanes. —Esto no habría pasado de no haberte hecho caso de seguir tu juego pasivo-agresivo y confiando de que ellos no eran esposos de verdad. ¡Ya oíste a tu padre! Ellos son un matrimonio de verdad.

—Estoy segura de que aquí hay un error.

—Ningún error. Tenemos que actuar rápido, porque esto ni a ti ni a mí nos conviene, a Leon cada vez le va mejor y a este paso, jamás serás Presidente de la compañía. Porque no sé si lo pensaste querida, pero si la camionera tiene un hijo con tu hermano, ese derecho para dirigir la compañía cada día estará más lejos para ti.

Odiaba admitirlo, pero Stacy tenía razón. Contra todo pronóstico, Claire y Leon se veían más felices que nunca y su hermano mayor pintaba para ser aún más próspero que su padre y su abuelo en los negocios. Además de ese detalle de la descendencia, ese maldito detalle. Si el mayor de los Kennedy llegara a tener un hijo, sería el fin de sus planes, ya que su sobrino sería quien en el futuro heredaría la titularidad de la Compañía, justo como pasó en su momento con su padre y con el mismo Leon.

—Escucha, no sé cómo, pero algo se nos va a ocurrir para desenmascararlos. Estoy segura que todo esto es una farsa.

—Por favor, Jules, no me hagas reír. —Refutó sarcásticamente la hija de los Watson.

—Tu confía en mí. Yo sé porqué te lo digo. —Expresó la chica Kennedy con seguridad. Jules aún tenía la carta de la información que había conseguido del investigador privado y pronto tendría la oportunidad de usarla.

Unos momentos después las chicas desaparecieron del sitio y se marcharon de regreso con los demás, y una vez que se alejaron, Joey Kennedy salió por detrás de un pilar que fungía como adorno al lado de un pequeño jardín improvisado dentro de la terraza. Había escuchado toda la conversación.

A pesar de que desde hacía mucho tiempo conocía del juego sucio de su hermana y de Stacy y que incluso él era partícipe contra su voluntad, nunca había estado de acuerdo en absolutamente nada. Pero ya no más. No más.

No importaba qué tendría qué hacer o a qué se debería de enfrentar pero tenía clara una cosa; en cuanto volvieran a Canadá averiguaría toda la verdad de lo que sucedía entre Claire y su hermano y también desenmascararía a Julia y a Stacy antes de que siguieran haciendo más daño.

De su cuenta corría que ese imperio de mentiras cayera; por su familia, por su hermano y sobretodo, por Claire.


Ya habían perdido la cuenta de cuántas veces tocaron la piel ajena, de cuántas caricias, de cuántos besos… Realmente no importaba.

Los labios cálidos, la cadencia de sus caderas, las manos codiciosas; todo parecía como si hubiese sido diseñado para encajar perfectamente desde el principio, como si fuese el destino que reclamaba que estuviesen juntos y al fin, podían obtener su paz.

Una paz hecha de fuego, un amor contenido por la pasión.

No salieron de la habitación en todo el día y no planeaban hacerlo; esta era una faceta nueva y desconocida para ambos, pero sumamente agradable; la vida les estaba mostrando su cara amable.

—Sígueme contando, por favor. —Animó la pelirroja que se mantenía abrazada al torso desnudo de su esposo, a la vez que dibujaba círculos perezosos en su espalda.

—Después de esa propuesta, el viaje en altamar se volvió sumamente incómodo. Pero afortunadamente, Hunnigan consiguió enviar a un helicóptero a nuestra posición en un tiempo relativamente rápido.

—¿Y por qué no aceptaste?—Preguntó la pelirroja con real curiosidad.

Leon suspiró y luego le acomodó un mechón detrás de la oreja a su esposa.

—Ashley no era mi tipo. Además de que no me apetecía enredarme con la hija del Presidente. —Explicó el agente de Gobierno, que le contaba a su mujer sobre aquélla vez en que se fue de misión a España, para traer de regreso a la hija del Presidente Graham, cuando al final del viaje, la chica le propuso hacer "horas extras".

A la pelirroja no le extrañaba que al hombre con el que se había casado le llovieran proposiciones de todo tipo con las mujeres; Leon era realmente apuesto, agradable en el trato, un tipo duro que siempre mostraba valentía. Sin embargo, él era para ella mucho más que la fachada del héroe que siempre trataba de ser y que rara vez dejaba salir. Y eso le gustaba, ya que sólo ella conocía esa faceta del rubio; la del hombre con temores, el amigo tierno, el marido cariñoso, y el amante apasionado.

Pasó las yemas de los dedos a través de las múltiples cicatrices que se marcaban en sus músculos definidos, y fue acariciando una a una suavemente con las uñas, y poco a poco fue subiendo desde su pecho hasta llegar a una marca que apenas era visible y que se escondía debajo de su barba, entre el pómulo y la mejilla derecha.

La menor de los Redfield detuvo su mano allí y la tocó suavemente, mientras él disfrutaba de su tacto cálido, sintiéndose arcilla entre las manos de esa mujer.

—¿Esta cicatriz también es producto de la misión en España, verdad?

Él hizo una mueca, no era de sus recuerdos favoritos.

—Sí. —Contestó en automático.

—Fue Krauser.

Esa no había sido una pregunta, fue una afirmación.

La motociclista sabía de lo mucho que su esposo admiraba y apreciaba a Jack Krauser desde sus tiempos de novato, y que gran parte de su aprendizaje y madurez como soldado se lo debía al militar de la boina. Sin embargo, Jack se perdió en el camino y eso terminó por ser un duro golpe para el ex policía. Pero la aventura en el viejo continente, no sólo le significó enfrentarse a un desencuentro con el que un día fue su mentor, sino que también implicó enfrentar fantasmas del pasado. Fantasmas de cabello azabache y vestidura escarlata.

—Esa misión en España, te dejó más que estas cicatrices. —Aseveró ella, haciendo énfasis a las marcas de su cónyuge.

Leon sabía perfectamente a lo que entre líneas se estaba refiriendo su esposa, por lo que era mejor contestar con la verdad.

—La misión en España sacudió mi vida. —Afirmó. —Pero la misión que realmente me cambió la vida y la más importante hasta ahora, es ésta. —Dijo tomando la mano que descansaba en su rostro para luego besarla dulcemente. —Ser tu esposo es mi meta y mi objetivo más importante ahora, y te juro que es así desde el día en que nos casamos. Sé que quizás tienes razones para dudar y estás en tu derecho, pero te prometo que voy a probarte día a día de que soy digno y de que puedo ser el hombre que siempre has querido.

La hermana menor de Chris miró la sinceridad en los ojos celestes del ex policía y ella correspondió con un beso apasionado en los labios, que amenazaba en convertirse en cualquier momento en una nueva faena entre las sábanas.

Se separaron para tomar aire necesario y se quedaron mirándose fijamente, como si ninguno quisiera perderse ni un segundo del otro.

—No quiero que haya dudas, ni secretos entre nosotros. Ninguno. —Pidió la chica con piel de durazno y cabellos de hoguera. —Si estamos empezando algo nuevo, quiero que sea transparente y que lo hablemos todo. Construyamos esto a base de confianza, Leon.

Jamás en su vida, había solicitado algo más honesto. Estaba convencida de que estaba enamorada de Leon S. Kennedy y que era él con quien quería estar el resto de su vida, pero necesitaba tener la certeza de que podía confiar en él. Quería asegurarse que podía depositar su vida entera y su integridad como persona y como mujer en las manos de este hombre y él no lo defraudaría. En su corta existencia, había pasado ya por tantas decepciones, que era imposible no sentir miedo de creer, de soñar y de ilusionarse sin salir lastimada.

—Te prometo que así será, sweetheart. ¿Hay algo que quisieras saber de mí, ahora?

Ella se mordió los labios, realmente aún se sentía bastante insegura, y aunque sonara patético, deseaba saciar su curiosidad.

—Además de Ada Wong, ¿hubo alguna otra mujer en tu vida? Ya sabes, una que realmente te importara.

La menor de los Redfield estaba consciente que el historial del ex policía con respecto a sus conquistas era bastante largo, pero también sabía que de este historial, había pocas damas que pudieran resultar destacables en la vida de su esposo. Él pensó la pregunta unos instantes. Gran parte de su vida había creído que sólo había estado enamorado realmente de la espía, pero luego de tratar a Claire como pareja, había descubierto lo que la gente y los libros llaman "verdadero amor" y eso era algo que no había sentido antes.

—Siendo honesto, no. —Confesó mirándola a los ojos. —Mucho tiempo creí que estaba enamorado de Ada, pero para el amor se necesitan dos y lo que tenía con ella, estaba lejos de serlo.

—¿Y qué hay de Stacy? —Preguntó con duda genuina, ya que esa mujer desde que la conoció se había convertido en una verdadera piedra en el zapato.

Con que era su ex novia quien le estaba haciendo ruido a su mujer. Tenía sentido.

Suspiró, hablar de Stacy muy a pesar de los años, seguía siendo un tema que le desgastaba. La pelirroja lo observaba con atención, esperando una respuesta.

—Cómo ya te lo había contado antes, Stacy fue mi novia en mi etapa de estudiante, mucho antes de que decidiera irme de Canadá y decidiera unirme a la Policía de Raccoon. Nuestra relación duró dos años y fue algo bastante volátil e inestable, aunque para ella fue todo lo contrario; para Stacy nuestra relación era perfecta y ya se veía casada conmigo en cuanto terminara la universidad. Ya sabes, por las mismas políticas de la empresa que ya conoces, yo estaba destinado a tomar el lugar de mi padre en la Compañía familiar, hasta que me rebelé y me negué a aceptar la Presidencia. Esa negativa incluía mi relación con Stacy que era en gran parte consentida y apoyada por su madre y mi madre que veían en nosotros la "unión" de ambas familias. Como puedes ver, esa relación en gran parte también fue auspiciada por mi familia. —Relató.

—Pero ella aún tiene esperanzas contigo. Ambos lo sabemos. —Comentó con un atisbo de reproche.

Su mujer tenía razón, los coqueteos de su ex eran evidentes a kilómetros.

—Stacy es hermosa, no voy a negarlo. Pero ella no me interesa en lo absoluto. Le tengo aprecio porque la conozco prácticamente de toda la vida, pero es todo.

—¿Estás seguro? —Cuestionó ella, rogando por la verdad.

—Definitivamente. —Aseguró. —Además, ¿cómo voy a interesarme en ella, cuando tengo a la mujer de mis sueños a mi lado? —la abrazó contra él y continuó:—En verdad hubiera deseado iniciar esto desde mucho antes.

—Lo estamos iniciando ahora. —Dijo dándole un beso suave en los labios y continuó: —Creo que ya te interrogué demasiado por hoy y es justo que tu tengas tu derecho de réplica. ¿Hay algo que tú quieres saber de mí?

El varón sonrió de medio lado. Realmente deseaba conocerlo todo de Claire, pero ya se tomaría su tiempo para descubrirlo. A diferencia de ella, él conocía bien el historial amoroso de su esposa, ya que en su etapa de amigos, la pelirroja siempre le llamaba para contarle cuando estaba saliendo con alguien o cuando ese alguien la desilusionaba. A excepción de Neil Fisher, no había nadie que realmente lo tomara por sorpresa. Sin embargo, había una duda que lo carcomía de hace meses, y quizás este era en mejor momento para sacarlo a flote.

Se tomó unos segundos para escoger las palabras correctas y después de deliberar, finalmente lo soltó.

—Sí, hay algo que me gustaría saber. ¿Por qué existe tanta complicidad entre tú y Joey? ¿Qué es lo que pasó o qué está pasando entre ustedes que pareciera que son tan unidos?

Esa pregunta la tomó desprevenida. A pesar de que el tono en el que Leon la había cuestionado era amable, en ese momento recordó que su esposo ya había sentido celos por Joey en el pasado, o al menos le dio esa impresión. La vez que tuvieron el accidente de auto, cuando le regaló su libro favorito en la celebración de compromiso o incluso cuando los encontró a ambos discutiendo en el elevador de las instalaciones de la empresa.

En teoría, ella y el segundo hijo de los Kennedy eran solamente amigos, pero no sé podía negar que había existido cierta tensión entre ellos, como en esa noche en el jardín, donde estuvieron a muy poco de que algo sucediera. Definir la situación con su cuñado era algo difícil, pero lo mejor era mantener a Leon al margen de todo, ya que lo último que quería era causar un conflicto familiar entre los hermanos Kennedy.

—Joey y yo sólo somos amigos. —Contestó encogiéndose de hombros.

—Tú y yo también éramos amigos. —Argumentó a su favor.

—Pero yo te he querido desde siempre. —Admitió con una sonrisa.

Le devolvió el gesto y después se sintió como un tonto. Quizás y después de todo, sus celos siempre fueron infundados.

—Lo siento cariño, fue una tontería. —Suspiró. —Es solo que tú sabes, Joey siempre ha tenido suerte con las mujeres, tú eres hermosa y libre de hacer lo que quieras cuando se cumpliera el plazo que duraría nuestro matrimonio… Supongo que me hice ideas muy rápido.

Volvieron a abrazarse y no tardó mucho en que el ex policía se quedó dormido entre los brazos de Claire. Sin embargo, ella no pudo hacer lo mismo.

A pesar de que esa conversación había quedado finalizada aún le hacía mucho ruido el tema del hermano de su marido.

Durante los últimos tiempos había estado evitando a su cuñado a pesar de que él trataba de acercarse. Desde la discusión que habían tenido en el elevador las cosas entre ambos estaban confusas y tarde o temprano tendría que enfrentarlo, aunque temía profundamente las consecuencias que esto pudiera traerle. Ahora que por fin se encontraba feliz, enamorada y correspondida por el hombre que amaba, temía profundamente que esa ducha se viera amenazada. La idea de perder a Leon le aterraba y lo único que deseaba es que pronto volvieran a su hogar e iniciaran esa nueva vida juntos, lo deseaba con todo su corazón, como nunca había deseado nada antes.

"Por favor, que esto no se acabe…"