CAPÍTULO 30:
CONSEJO
Vestal, Cámaras del Alto Consejo
Pasillos
A lo largo de su vida, Marduk había tenido que atravesar una numerosa serie de acontecimientos que habían puesto a prueba su determinación y su voluntad. Gracias a Nick Takahashi y Leónidas Darkus, había probado el amargo sabor de la derrota, había experimentado el deseo de huir cuando escapó de su tierra natal, el hambre cuando él e Izumi se vieron obligados a dormir en sitios de dudosa calidad y dependiendo de cualquier trabajo que pudieran hallar.
Del mismo modo, había hecho de todo en solo unos pocos años de vida: lustrar zapatos, servir mesas, organizar tragos, limpiar baños, vigilar establecimientos, etc. Cada trabajo realizado lo había nutrido de algún modo como persona durante su tiempo lejos y se sentía orgulloso de ello.
Sin embargo, incluso con tanta experiencia acumulada en distintos campos, había algo que dudaba ser capaz de entender en algún momento y era la maldita política.
Después de su última reunión con el Alto Consejo de Vestal, se había preparado junto con Izumi para exponer su historia y sus argumentos, el porqué era necesario que Vestal intercediera en la guerra contra Gundalia y viajaran a la Tierra. Habían pasado los últimos días practicando sus habilidades diplomáticas y las respuestas para cualquier pregunta que pudieran hacerles como los únicos presentes en el planeta que conocían a los gundalianos y su forma de operar. Se había esforzado, había dado todo de sí para ayudar a sus amigos y a su planeta.
Por desgracia, a los guardias de seguridad se les habían dado instrucciones que obstaculizaban dicho propósito.
Nunca podría olvidar la sensación de amargura que lo recorrió cuando dos de los hombres que custodiaban la puerta de la sala de reuniones se pararon delante de él, informándole que solo Iz y Klaus contaban con un acceso permitido a la sala.
–"Debido a su conducta inapropiada en la última reunión, el Concejal Malrok presentó una solicitud para que usted no pueda volver a entrar" –. Fueron las palabras usadas por uno de los guardias.
Parecía que el estúpido del concejal se sentía inseguro en presencia del peliplata, por lo que había presentado una petición de no permitir su acceso nuevamente a una reunión del Alto Consejo y poco más de la mitad de los votos habían sido a favor.
–Idiotas –. Pensó el terrícola mientras se aflojaba el cuello de su abrigo.
Parte de la preparación de Klaus y Sirenoid para dirigirse al Alto Consejo había sido aprender a vestir apropiadamente, y su ropa casual combinada con su abrigo negro favorito no sería una vestimenta adecuada para sus propósitos. En consecuencia, le había permitido al multimillonario comprarle un par de trajes formales que los hacían lucir como gemelos.
Para este día, la misma Izumi le había hecho el favor de elegir su ropa, optando por un abrigo negro con costados grises, tanto en el torso como en el lado interno de las mangas; unos pantalones oscuros y unos zapatos negros con punta. Su característico mechón rojo había desaparecido, y su cabello largo se había atado en un bollo antes de enterarse de su pérdida de acceso a la sala, ahora se encontraba fluyendo libremente por sus hombros.
Había tenido suerte, Sirenoid había sugerido cortarlo.
Suspirando con molestia, Marduk no pudo evitar preguntarse cómo Klaus toleraba este tipo de atuendos, se sentía acalorado y el cuello de su camisa blanca bajo su abrigo se encontraba pegada a su piel.
La única razón por la cual seguía en estos pasillos, soportando la incomodidad y batallando para no expresar su rabia hacia el idiota de Malrok, era que, al menos; los guardias se habían apiadado de él y le había ofrecido la posibilidad de ver la reunión desde una de las pantallas que se encontraban en los pasillos.
–Es necesario actuar de inmediato frente a la amenaza que representan los gundalianos. Su guerra ha puesto en peligro no solo la estabilidad de un mundo, también ha generado el pánico en otro que perfectamente podría ser aliado de Vestal. Podría ser solo cuestión de tiempo antes de que intenten algo contra Vestal –. Expuso Izumi a la cámara.
La chica vestía un conjunto formal de azul y blanco, que contrastaba con su llamativo cabello rojo atado en una coleta que caía sobre su hombro. Se encontraba sentada detrás de una gran mesa blanca, con un delgado micrófono enfocado en su boca para que su voz pudiera oírse en toda la sala y llegara con claridad a las cámaras que la grababan.
Ver a su novia llevar el hilo de la discusión sin contar con una verdadera formación política hizo que Marduk desarrollara un respeto aún mayor por Izumi y sus capacidades adaptativas.
Honestamente, el se habría sentido un poco irritado ante la idea de formar parte de una junta de esta magnitud que, además, se encontraba siendo televisada a nivel global. Sin embargo, Iz mostraba un gran control de la situación y un temple firme que no parecía ser fácil de quebrar.
Solo podía esperar que Iz se mantuviera a la altura de la situación para no caer en los juegos del idiota que tomó la palabra después de ella.
–¿Por qué deberíamos interceder en una guerra que no es nuestra? –. Preguntó Malrok a la pelirroja de pronto –. Los gundalianos no nos han hecho nada, ¿cómo podemos asegurar que en verdad serán un peligro para Vestal?
–Concejal, sabemos gracias a la información proporcionada por la Princesa Fabia de Neathia que su objetivo es una fuente de poder aparentemente ilimitado como lo es el Orbe Sagrado que se encuentra en su planeta –. Expuso la pelirroja en respuesta.
Esta vez, las cámaras que documentaban este intercambio dieron un giro, enfocando la pantalla que los encargados del personal técnico usaron para pasar una serie de imágenes que la misma Izumi había tomado de la batalla contra Linehalt y Plitheon en el IB.
Ahí, todos los miembros del Alto Consejo pudieron ver cómo Ren Krawler ordenaba a su Bakugan atacar directamente a Nick y Fabia, en lugar de a sus compañeros, provocando una explosión en la que la princesa había resultado herida en su intento de proteger a Nick.
Seguido de esto, nuevas fotos de Ren y su equipo secuestrando chicos de la Tierra ocuparon las pantallas en la habitación. La mayoría apenas llegaban a los 18 años, y no resultaba extraño ver a niños de menos de 12 desaparecer delante de un ademán del gundaliano peligris.
En algunas de las fotos aún se podía ver el temor reflejado en los ojos de los niños mientras sus cuerpos se desvanecían en el aire. Marduk los tenía muy presentes, había pasado horas y horas viendo múltiples imágenes y vídeos de la situación para presentar argumentos convincentes a los concejales.
La verdad es que no tenía que esforzarse mucho para recordar el sonido de sus gritos de ayuda a sus padres o a los mismos Peleadores Bakugan, esperando un rescate que no pudo llegar a tiempo.
–Como pueden ver, están lo suficientemente dispuestos a cumplir su objetivo como para raptar niños inocentes y usarlos como carne de cañón para sus propósitos –. Continuó la pelirroja señalando las imágenes.
–¿Y tienen pruebas de lo que dicen? –. Cuestionó Malrok con una ceja arriba.
–¿Qué quiere decir, concejal? Las pruebas están justo aquí, todo el mundo puede verlas –. Dijo Iz señalando nuevamente a las pantallas.
Incluso desde el exterior de la sala, Marduk pudo escuchar como algunos de los concejales asentían y le daban la razón a Izumi entre murmullos.
Tal hecho levantó una sonrisa en el rostro del peliplata.
–Temo que no me di a entender, señorita –. Reconoció Malrok antes de ponerse firme en su asiento –. Usted mencionó que los terrícolas son usados por los gundalianos para luchar en su guerra. Según el reporte que ustedes entregaron, "el enemigo parece emplear métodos avanzados de hipnosis para someter a su conveniencia a sus prisioneros y obligarlos a luchar en su guerra".
–Y así es, señor.
–¿Tiene pruebas de tal práctica?
Internamente, Marduk no pudo evitar maldecir al mismo tiempo que se golpeaba la frente con un costado del puño.
No, no tenían pruebas. Fabia les había enseñado una serie de imágenes de las atrocidades cometidas por los gundalianos, pero todas ellas se habían mantenido almacenadas en su proyector portátil, el cual había vuelto con ella a Neathia.
A la cámara, Iz logró disimular muy bien su suspiro de molestia para responder con el tono más neutro y profesional posible.
–No, señor. Temo que dichas pruebas siguen en posesión de la Princesa Fabia –. Confesó Iz desviando ligeramente la mirada.
–Entonces, déjeme ver si entiendo –. Comentó Malrok sosteniendo el puente de su nariz –. Vienen a nuestro mundo y nos piden formar parte de una guerra contra un mundo, que, según ustedes, es responsable de hipnotizar jóvenes terrícolas para usarlos en una guerra contra su planeta vecino; pero no tienen prueba de tales hechos. Esa es una acusación muy seria, una que puede afectar directamente a Vestal si se toma a la ligera.
Al ver que el hombre mayor comenzaba a tomar la ventaja en el duelo verbal que estaba librando con la joven pelirroja de la Tierra, una nueva voz se escuchó en el debate.
–Concejal Malrok, incluso si no tenemos pruebas tangibles de los últimos acontecimientos descritos, no quita el hecho de que los gundalianos siguen siendo una fuerza hostil y responsable de la desaparición de jóvenes terrícolas inocentes –. Intervino el Concejal Ribell en favor de Izumi.
Tenso, Marduk posó sus manos en el muro, a los lados de la pantalla mientras trataba de respirar. Esperaba profundamente que la inclusión del concejal mayor ayudara a sus propósitos, pero el tal Malrok había demostrado ser renuente a la idea de ayudar a los Peleadores Bakugan.
No entendía como un hombre con tan buena vista podía ser tan ciego y terco.
–Es cierto, concejal, no podemos negar eso. Sin embargo, le pido que recuerde que tales ofensas fueron contra la Tierra, no contra Vestal –. Mencionó el pelinegro mirando a Ribell esta vez.
–¿Qué está diciendo, concejal? ¿Acaso no deberíamos tratar de ayudar a la Tierra y a sus defensores después de todo lo que hicieron por nosotros? –. Cuestionó el concejal mayor con incredulidad.
–Concejal, tengo muy presente la deuda que tenemos con los Peleadores Bakugan. Sin embargo, le pido que tenga en cuenta la situación en la que se encuentra Vestal –. Mencionó Malrok antes de señalar la pantalla.
Las fotografías tomadas en el IB no tardaron en ser reemplazadas por lo que parecían ser numerosas gráficas y tablas, llenas de barras y números que Marduk no pudo terminar de distinguir, pero que reconocía como cifras estadísticas sobre lo que debía ser la producción del planeta.
–Damas, caballeros, les pediré que dirijan su atención a la pantalla, por favor –. Solicitó el concejal a la sala –. Gracias a nuestros analistas, podemos ver cómo la producción de alimentos en Vestal se ha visto fuertemente perjudicada desde que el Rey Zenoheld escapó del planeta tras la crisis en Nueva Vestroia junto a los Vexos y algunos de los mejores científicos del planeta. No sabemos cuánto tiempo planeaban estar fuera, pero sí sabemos que llenaron sus reservas con alimentos de todo el planeta antes de partir gracias a chantaje y sobornos, lo que condujo a una crisis alimentaria que ahora atravesamos en distintos sectores del planeta.
Numerosos jadeos se escucharon en la sala, dando paso a una serie de distintas opiniones con respecto al tema.
–No podemos financiar una guerra, no estamos en condiciones.
–Apenas tenemos como alimentar a nuestro pueblo en casa, ¿cómo podremos hacer algo así estando dispersos en mundos desconocidos?
–Si no actuamos ahora, no habrá un pueblo que alimentar si quiera.
–Tenemos que ayudar a la Tierra, se los debemos después de lo que hicieron por nosotros.
–La Tierra no ha hecho nada por nuestra gente, fueron los Peleadores Bakugan. Debemos saldar nuestra deuda ayudándolos a vencer a Gundalia, pero lo que pase con el mundo del que provienen no es nuestro asunto.
Al ver como la gente comenzaba a alterarse por las consecuencias de las peticiones realizadas por los humanos, una figura de poder y autoridad tuvo que alzarse como la última vez por encima de todos los concejales débiles que se encontraban rodeando la habitación con sus preguntas y su falta de calma.
–Concejales, ya es suficiente. ¡Pido orden en la sala!
De pronto, todos los miembros del Alto Consejo se encontraron en silencio, avergonzados por el hecho de prácticamente haber sido regañados por el comandante supremo del ejército vestal: Dillian Elvar.
Al igual que la última vez, el nuevo comandante tuvo que ser el encargado de poner el orden en la cámara, incluso sin tener realmente la potestad para dar órdenes a sus iguales en el Alto Consejo.
Al ver a su principal protector ponerse de pie, mostrando su gran altura y destacando por encima de los presentes, todos los concejales se mantuvieron en silencio.
Sorprendentemente, hasta el idiota de Malrok se mantuvo en un tranquilo silencio para dar paso al líder del ejército y a su compañero Bakugan, Anhur Subterra.
–Concejales, les pido que conserven la calma. Aún tenemos que tomar una decisión de vital importancia, no solo para Vestal, sino para el sistema de planetas conocidos –. Declaró Elvar tomando la palabra.
–Es cierto, si nos alteramos estando aquí, no podremos ser de ayuda para nadie. Y, como los líderes de Vestal, tenemos que ser firmes a la hora de hacer lo correcto –. Respaldó Anhur a su compañero.
–¿Y qué es lo correcto, señor? –. Preguntó uno de los concejales al lado de Malrok.
Manteniendo una expresión firme y severa en su rostro, el comandante pareció pensar su respuesta por un minuto con detenimiento antes de devolver la mirada al sector que se encontraba en contra de ofrecer ayuda a Neathia y a la Tierra.
–Nosotros estuvimos en el campo junto a los Peleadores Bakugan, muchos de nosotros los vimos arriesgar su vida haciendo lo correcto, ya fuera por Vestal o Nueva Vestroia, sin esperar una recompensa para ellos o su mundo –. Expuso el comandante manteniendo la autoridad en su postura y su tono.
–¿Dice que debemos ceder a las peticiones de los terrícolas, señor?
–Digo que debemos hacer lo correcto. Durante la crisis en Nueva Vestroia, todo Vestal se mantuvo ignorante y ajena al conflicto por desinformación, y el mandato de Zenoheld no ayudó en lo absoluto –. Respondió el pelirrojo mayor sin flaquear –. Ahora, tenemos la oportunidad de corregir eso, podemos hacer lo correcto y entablar lazos de amistad con otros mundos, mundos que nos ayuden a prosperar como sociedad.
–Si nos mantenemos al margen del conflicto, enfocándonos únicamente en nuestros propios problemas, estaremos haciendo aquello que Zenoheld deseaba que hiciera este mundo durante el conflicto en Nueva Vestroia: nada. Así como él los mantuvo al margen de toda la situación en mi planeta natal, ustedes mismos estarán eligiendo repetir el acto de forma voluntaria en esta ocasión –. Argumentó Anhur esta vez.
–Comandante, entiendo que piense de esa forma por el lazo que comparte con los Peleadores Bakugan. Sin embargo, debo pedirle que escuche a la lógica –. Intervino Malrok nuevamente –. La solicitud de los humanos no solo incluye armar a nuestro ejército y enviarlos a pelear una guerra en un mundo desconocido, sino también viajar a la Tierra y adelantar los planes de contacto con la humanidad. No tenemos como alimentar a los contingentes de soldados y diplomáticos que hagan los viajes si accedemos, así como tampoco podemos invertir más dinero en el desarrollo de armamento bélico. Ya hemos invertido mucho en los proyectos de la Fundación Klaus y, aunque han demostrado ser exitosos, el dinero devuelto no nos permitirá financiar dos viajes de duración desconocida, una guerra y seguir sosteniendo el planeta.
–Eso no es del todo cierto, concejal.
Esta vez, ante los ojos atentos de todo el mundo, Klaus tomó la palabra al lado de Izumi para dirigirse a todos los presentes que los rodeaban en estos momentos.
–Gracias a las investigaciones realizadas en la antigua Ciudad Alfa en Nueva Vestroia, sabemos que la creación de Bakugan mecánicos como medio de defensa es una inversión viable que ha demostrado su eficiencia –. Expuso el terrícola de cabello claro –. Si el Alto Consejo accede a realizar los viajes, los nuevos Bakugan mecánicos estarán más que listos para luchar en nombre de Vestal en cuanto las naves estén cargadas. La Fundación Klaus ha invertido una considerable cantidad de dinero en el desarrollo de estas tecnologías, todo desde nuestro propio bolsillo, así que no tendría que ser necesaria la intervención de sus fondos para concluir el proyecto.
–Incluso si el problema del armamento queda resuelto, no podemos obviar el hecho de que nos sería imposible alimentar a nuestra gente fuera de Vestal –. Dijo uno de los concejales en los niveles inferiores de la sala.
–Ya es difícil ofrecer alimento a nuestra gente estando aquí, será peor si nos dividimos en varios lugares del universo conocido. Simplemente no podemos hacer dos viajes de esa magnitud por tiempo indefinido con la crisis alimentaria que tenemos actualmente.
En un acto osado, Izumi retomó la palabra a la fuerza al acercarse a su micrófono nuevamente mientras miraba a las personas que buscaban rehusar su petición.
–Con más razón deben ofrecer su ayuda a la Tierra entonces. A diferencia de Vestal, la Tierra aún cuenta con campos fértiles en abundancia para el cultivo de distintos alimentos –. Argumentó la pelirroja con firmeza –. Vestal cuenta con tecnologías más avanzadas para facilitar el proceso de cultivo y cosecha, la Tierra tiene el entorno y las técnicas para ofrecer alimentos de mayor calidad. Pero eso solo pasará si se vuelven sus aliados y entablan relaciones amistosas con la humanidad.
–Incluso si una alianza con la Tierra logra beneficiar a Vestal, ¿qué podemos esperar de Neathia? –. Cuestionó Malrok con escepticismo –. No sabemos que producen, no sabemos que bienes pueden ofrecer o como podrían pagar nuestra ayuda. No podemos enviar a nuestros soldados a morir por un mundo que no conocemos de forma gratuita. Así no se sostienen las sociedades.
–No podemos arriesgar a nuestro ejército en una guerra sin beneficios.
–El beneficio será evitar que un nuevo Zenoheld quiera conquistar el universo.
–Hasta donde sabemos, el emperador de Gundalia está tan involucrado en esto como los infiltrados en la Tierra. Si consigue conquistar Neathia, nada le impedirá comenzar una nueva campaña de conquista interplanetaria.
–Si no los detenemos, Vestal podría ser el siguiente mundo en la mira.
–Los Peleadores Bakugan ya están en Neathia, no tiene sentido preocuparnos por una amenaza que podría nunca llegar a nuestras fronteras.
–¿Y si su fuerza no es suficiente para ganar esta vez?
–¿Acaso dudan de los Peleadores Bakugan? Si lograron detener a Zenoheld y su Alternativa, dudo que no puedan con los gundalianos. Especialmente si tenemos en cuenta que ya los expulsaron de su propio planeta.
–Dos de los Peleadores ya desaparecieron por enfrentar a los gundalianos. No podemos confiarnos.
–Puede que sean poderosos, pero no son invencibles. Nick Takahashi y su Leónidas Darkus son la prueba, parecían invencibles en Nueva Vestroia, pero perdieron la batalla y gran parte de su ciudad en una lucha contra los gundalianos, y ni siquiera estaban solos.
–¡Con más razón debemos luchar!
–¡No podemos darnos el lujo de depender de los Peleadores Bakugan cada que un enemigo aparezca!
–Nosotros también debemos ayudar.
Las opiniones y las quejas volaron de un lado a otro, cada una representando una de las dos posturas que se habían apoderado de la reunión y que ahora se encontraban en un encuentro acalorado, llenando el lugar de argumentos y respuestas cada vez más audibles a los oídos de Marduk.
Ya ni siquiera parecía necesario tratar de concentrarse en lo que se decía del otro lado del muro, pues el sonido comenzaba a imponerse por encima de los duros materiales que lo conformaban.
En medio de la necesidad de un poco de orden, el fuerte llamado del comandante supremo se escuchó con fuerza nuevamente.
–¡SILENCIO EN LA SALA!
Paralizados por el poderoso rugido del líder del ejército, todos los concejales en los distintos niveles de la cámara recobraron el silencio y la tranquilidad antes de volver a sus asientos con expresiones avergonzadas.
Comenzaron a decirse más y más cosas, pero Marduk ya no quiso escuchar sus tonterías. Se sentía cansado y molesto, no entendía como los vestal podían ser tan necios.
Se suponía que esta sería una misión fácil, llevar los refuerzos con los chicos para ayudar a ganar la guerra y rescatar a todos los prisioneros de los gundalianos, pero todo se estaba yendo al caño por culpa de estos políticos.
Podía entender la renuencia de algunos debido a los múltiples factores presentados durante la reunión, pero tampoco podía evitar pensar que la mayoría de ellos solo estaba buscando excusas para no tener que ayudar.
Tal vez, era culpa suya, era un peleador después de todo. Incluso si había abandonado el campo después de la desaparición de Vladitor, seguía teniendo la visión de uno y era un hombre de acción, no de política.
–Es desesperante, ¿no?
La intromisión de una nueva voz a su lado llamó la atención de Marduk, que no tardó en darse la vuelta rápidamente para tratar de identificar a la persona que ahora se encontraba a unos cuantos pasos de él.
Se trataba de un hombre mayor, más alto que Marduk por lo que debía ser una cabeza. El sujeto vestía con un conjunto completamente blanco conformado por una camisa de botones dorados en la zona izquierda de la prenda y mangas largas que conducían directamente a unos guantes negros de cuero cubriendo sus manos, sus pantalones eran de una tonalidad un poco más tenue y daban paso a unas botas largas del mismo color que sus guantes. En adición, llevaba una capa completamente blanca colgando de sus hombros, llegando un poco más abajo de sus rodillas. La postura del hombre era perfecta, firme y derecha, como si de un soldado se tratase.
No obstante, su rostro expresaba una calidez que distaba mucho de su postura. Unas cuantas arrugas decoraban el rostro del hombre, arrugas que se hacían más notorias debido a la sonrisa triste que parecía mostrar el hombre por encima de su barbilla partida, sus ojos eran de un llamativo tono rojizo, similar a los de Dan; que se hacían más notorios gracias al abundante cabello canoso del hombre peinado hacia atrás, en el cual solo se podían divisar una pequeña serie de mechones negros perdidos en el mar de gris.
–¿Disculpe? –. Preguntó Marduk confundido.
–Estas reuniones, son desesperantes, ¿no crees? –. Dijo el hombre señalando a la pantalla –. Discuten y discuten, pero nunca llegan a nada.
–Sí, es cierto –. Concordó Marduk con el extraño.
De pronto, la expresión del hombre flaqueó con sorpresa antes de devolver la mirada al terrícola con un poco de vergüenza en sus ojos.
–Por favor, disculpe mis modales –. Pidió el vestal acercándose con la mano derecha extendida –. Mi nombre es Kiran Halryck, es un gusto conocerlo.
–Marduk –. Se presentó el peliplata estrechando la mano del hombre.
–Lo sé, usted y la joven Yamamoto han ganado mucha popularidad desde que se presentaron como miembros de los Peleadores Bakugan –. Dijo el hombre mayor con cortesía.
Honestamente, prefería no hablar de su estado como miembro del equipo. La última vez que habían tratado de usar esa carta para ganarse la estima de los vestal con más facilidad, solo lograron que Malrok desestimara sus palabras y los tratara como completos desconocidos.
–Al menos, algunos creen en nosotros –. Suspiró el peliplata con desgano.
–Más o menos, la mitad de la gente que lo sabe duda que digan la verdad –. Confesó Halryck.
–¿Y usted? –. Preguntó Marduk con escepticismo.
–Yo lo creo absolutamente. Sus amigos, los Valiant, los apoyan. Y con el tiempo he aprendido que el antiguo comandante jamás mentiría a sus antiguos colegas –. Dijo el hombre mayor.
Al escuchar sus palabras, la mente de Marduk no pudo evitar desviarse a sus viejos amigos. Claro, todos habían querido estar presentes este día para apoyar a Marduk e Izumi, pero la escuela era exigente y las chicas se habían visto obligadas a despedirlos con sus mejores deseos para enfocarse en cumplir sus jornadas.
En estos momentos, Runo, Mira y Elisa debían estar en medio de alguna de sus múltiples clases de preparación para sus pruebas, mientras Keith ayudaba a Eisel a estudiar para ponerse al nivel de los demás niños en la escuela. La más pequeña de los Valiant había perdido mucho tiempo de estudio por culpa del cautiverio en Nueva Vestroia y su hermano mayor había asumido la noble tarea de ayudarla a estudiar en sus tiempos libres bajo la supervisión de su madre.
Eric Valiant, por otro lado, debía estar asistiendo a sus terapias, todas con el propósito de ayudarlo a superar su tiempo como prisionero de Clay y Zenoheld; además de ayudarlo a adaptarse a la nueva prótesis mecánica que lo ayudaba caminar sobre dos piernas, en lugar de depender de muletas para desplazarse.
Le habría gustado tener a sus amigos más cercanos de aquí a su lado en estos momentos, pero entendía que ellos también tenían sus propias actividades y no podía ser tan egoísta como para privarlos de ellas.
En lugar de pensar en eso, optó por enfocarse en otra cosa que llamaba su atención.
–¿Es miembro del Alto Consejo, señor? –. Cuestionó Marduk de pronto.
El hombre mostró una sonrisa avergonzada antes de asentir mientras se rascaba la parte posterior de la cabeza.
–De rango bajo, pero sí –. Asintió Halryck.
–¿Y por qué no está ahí dentro? –. Preguntó Marduk con curiosidad.
–Llevo ahí metido horas, escuchándolos gritarse mutuamente. Necesitaba un descanso y sé que no van a decidir nada pronto, así que no pasa nada si desaparezco un minuto –. Respondió el vestal estirándose con un suspiro.
–No parece tener mucho apego por sus colegas –. Observó el peliplata con una ceja arqueada.
–No lo tengo, aborrezco profundamente su parsimonia y su falta de determinación para actuar. Especialmente de ese idiota de Malrok –. Comentó el hombre con una sonrisa cómplice.
Marduk no pudo evitar soltar una carcajada de buen ánimo. Después de lo difícil que había demostrado ser el concejal en la sala, se sentía bien hablar con alguien que lo entendía.
–¿Cree que Vestal debería movilizarse para ayudar a los chicos? –. Preguntó Marduk más animado.
–Por supuesto –. Respondió el hombre sin dudar –. Los gundalianos han demostrado ser un gran peligro, para más de una civilización. Debemos ayudar a los Peleadores a detenerlos y garantizar la paz con Neathia y la Tierra. Llevo más de seis meses en mi posición, y más de un año trabajando para estar aquí, pero no he visto que estas personas estén dispuestas a hacer algo.
De pronto, una mueca llena de tristeza abordó el rostro del hombre al girarse una vez más para darle un vistazo a la reunión en la pantalla.
No resultó sorprendente cuando regresó su atención a la junta y solo pudo ver al comandante regulando el derecho a hablar entre los concejales.
–Es sorprendente, ¿no crees? –. Comentó Halryck –. Como hasta las personas más inteligentes de una civilización necesitan a un hombre fuerte al mando para no sucumbir ante las crisis.
–Supongo que sí –. Asintió Marduk con un suspiro –. El comandante es un buen hombre, sabe que es lo correcto y no duda en hacerlo.
–Sin embargo, tiene que someterse a la voluntad de hombres débiles para poder actuar. Es como ver a un león tratando de convencer a las ovejas –. Comentó Halryck con un suspiro lleno de frustración –. A veces, creo que a Vestal le hace mal tener tantos líderes.
Alejándose de la pantalla, el concejal se acercó a Marduk para recostarse en el muro a su lado, antes de pasar una mano enguantada por su cabello grisáceo con aparente cansancio.
–Es curioso, el Alto Consejo nació durante el gobierno del Rey Zenoheld I con el propósito de equilibrar su carácter débil e indeciso.
–¿Hubo otro Zenoheld antes? –. Preguntó Marduk genuinamente curioso.
–Así es. Ustedes tuvieron la desgracia de conocer a Zenoheld II, el segundo y último rey de Vestal en usar el nombre después de 300 años –. Asintió el hombre mayor antes de continuar –. No obstante, a diferencia de nuestro último rey, Zenoheld I era un muchacho débil e indeciso. No era su culpa realmente, solo tenía 15 años cuando se vio obligado a tomar el poder. Sin embargo, una de sus mejores decisiones como rey fue crear un concilio destinado a servir al monarca, ofreciendo su consejo y equilibrando su carácter blando con decisiones más severas.
–Así que de ahí viene todo el asunto del Alto Consejo –. Comentó el peliplata interesado en la pequeña historia.
–Sí, así es. En un inicio, el concilio solo estaba conformado por diez consejeros que brindaban sus sugerencias y ayudaban al rey a tomar decisiones difíciles y, de ser necesario, tomar los asuntos en sus propias manos debido a la naturaleza de Zenoheld I. Sin embargo, su primera labor siempre fue la de aconsejar al rey –. Comentó el concejal.
–¿Y en qué momento se amplió tanto? –. Preguntó el terrícola mirando la enorme junta en la pantalla.
–Fue cuando Vestal comenzó a unificarse en una sola superpotencia, se necesitó de más y más gente que ocupara puestos de asesoría al trono. El Alto Consejo pasó de ser una junta de consejeros dedicados a ayudar al rey a una entidad política independiente, encargada de atender los asuntos que la corona no podría por su cuenta –. Explicó Halryck al peliplata.
Para ser sincero, Marduk no se atrevía a imaginarse la situación que Vestal debió haber atravesado en ese periodo de expansión. Solo podía hacerse una idea de lo que debió ser miles de personas anexándose a un solo gobierno y cientos de líderes tratando de mantener su posición, a pesar del cambio en el sistema de poder.
–Tantos líderes comenzaron a hacerle un mal a Vestal después de la traición de la corona, el Alto Consejo no estaba listo para convertirse en la entidad gobernante del planeta y ahora estamos viendo los resultados de su inexperiencia en un momento de crisis –. Dijo el concejal sosteniéndose el puente de la nariz con los ojos cerrados.
En la expresión del hombre se notaba el cansancio y la frustración, producto de la incompetencia de sus colegas para actuar como lo que eran ahora: los gobernantes de Vestal.
–Todo gobierno necesita a alguien a la cabeza, alguien fuerte y capaz de motivar a los otros a actuar –. Concluyó Halryck en voz baja.
–Parece que Malrok quiere ser ese alguien –. Observó Marduk de pronto.
A los lados del susodicho, numerosos concejales se alzaban en apoyo a su postura, alegando los aspectos negativos de ceder a la petición de los terrícolas.
Los encargados de televisar esta junta posicionaban debajo de cada individuo su respectivo nombre y cargo, pero ninguno de ellos importaba realmente. No, el que de verdad importaba era el sujeto que se encontraba en el centro de su círculo.
–Eso quiere, pero muchos de ellos no lo apoyan porque sea el indicado o porque crean en sus palabras –. Respondió el vestal.
–¿Por qué lo siguen entonces? –. Preguntó el peliplata
–Tienen miedo. A pesar de que no se pudo vincular a la desaparición del Concejal Alwyn o de los demás miembros del Alto Consejo, muchos aún creen que Malrok se relaciona de algún modo con todo el asunto –. Explicó el hombre mayor.
–¿Y eso lo incluye a usted, señor? –. Cuestionó Marduk arqueando una ceja.
–Creo que no se ha investigado lo suficiente, es demasiado sospechoso que el jefe directo de Malrok desapareciera y éste tomara su lugar tan pronto. Se sabe que tomó el control de su departamento rápidamente, no hubo debate, ni se tomaron en cuenta otros prospectos de forma seria. Se realizó una votación y Malrok ganó por una amplia diferencia –. Explicó Halryck sin tapujos.
–¿Y cuánto les tomó elegirlo como reemplazo de Alwyn? –. Preguntó el peliplata interesado en la respuesta del hombre.
–Normalmente, un puesto de ese nivel requiere de meses para llevar a cabo un proceso de selección exhaustivo que dé en la elección del mejor prospecto. Sin embargo, con Malrok se realizó en solo dos meses, no tardó nada en ser elegido por los demás concejales –. Declaró el vestal con irritación.
Era una acusación seria, pero quedaba claro a lo que Halryck quería llegar. De una u otra forma, Malrok estaba involucrado en la desaparición de los concejales, llevadas a cabo en los últimos meses.
–Es una pena que no existan pruebas que respalden su teoría, concejal –. Comentó Marduk atento a la reacción del hombre.
–Pero tal vez haya forma de conseguirlas.
Intrigado, Marduk se acercó al hombre, esperando poder sacarle más información al concejal con respecto a lo que estaba tratando de proponer.
–¿Cómo? –. Cuestionó el peliplata.
–He estado siguiendo sus pasos desde hace semanas. Creo que podríamos dar con más información si…
De pronto, el discurso del hombre se vio abruptamente interrumpido cuando un guardia, vestido con la característica armadura gris y su visor en la cara, se asomó desde el otro extremo del pasillo.
–Señor, su presencia es requerida nuevamente en la sala –. Avisó el guardia con firmeza.
Con un suspiro de desgano, Halryck se separó del muro para acercarse al guardia y avisarle de su pronto reingreso a la junta.
Sin embargo, antes de que pudiera entrar de nuevo, desapareciendo en la inmensidad de los establecimientos, el vestal mayor se giró para dedicarle lo último de su atención a Marduk; el cual seguía en su posición frente a la pantalla.
–Doy charlas ciertos días de la semana en diferentes escuelas del sector y paso a verificar los niveles subterráneos del planeta de vez en cuando –. Avisó Halryck de pronto –. Quizás, usted y su novia puedan reunirse conmigo un día para continuar esta plática. Aún hay mucho de que hablar, ¿no lo cree, joven Marduk?
Entendiendo a lo que el hombre se refería, el peliplata no tardó en asentir con determinación.
–Por supuesto, concejal.
–Me alegra oírlo. Estoy seguro de que juntos podremos hacer un gran servicio al universo –. Se despidió el hombre antes de desaparecer tras los muros de los corredores.
Al despedirse del hombre con brevedad, Marduk tuvo la oportunidad de devolver su atención a la junta lo suficientemente rápido para ver a más miembros menores del Alto Consejo pelear por el curso de acción que deberían tomar mientras los de mayor rango trataban de convencer a los otros de apoyar su causa sin mucho éxito.
Parecía que el Concejal Halryck tenía razón, este sería otro día de discusiones que no llegaría a nada y pudo confirmar su teoría cuando vio a Klaus motivando a Izumi a sentarse nuevamente, con clara irritación en su rostro por otro día de esfuerzos perdido.
Creo que este es de los capítulos más cortos de esta historia hasta el momento. Honestamente, lo que menos quiero es abrumarlos con tanta política y diplomacia, sé que puede ser una temática bastante pesada y más cuando se trata de una lectura. Es importante para entender mejor el mundo de Vestal que estoy tratando de retratar, pero tampoco quiero aburrirlos xd
Originalmente, este capítulo iba a estar enfocado en Gundalia, pero sentí que le debía su capítulo a Marduk y su punto de vista, así que me tomé esta libertad. Me perdonará Freidr, pero no podía dormir con esa deuda. Aunque ya lo hablé con Marduk y dice que estamos bien XDD.
Hagan sus teorías, ¿creen que Malrok es inocente o culpable? ¿Se relacionará de algún modo con las desapariciones como cree Halryck o solo es un tipo tratando de hacer lo que cree mejor para su mundo?
