MISTY LULLABY
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 7: La carga que se asume voluntariamente.
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Tras la finalización de la guerra y una vez que sus deberes militares fueron liberados, Sasuke regresó a Konoha y tuvo que enfrentarse a un escrutinio social que pareció sacado de sus más íntimas pesadillas.
Visitas obligadas por parte de amigos de la familia para desearle condolencias por su estado y "agradecerle" por su servicio al país; habladurías y rumores ridículos circulando por toda la ciudad acerca de cómo exactamente había terminado en ese estado; constante vigilancia y expectativa de la sociedad respecto a cuándo volvería a presentarse en público y, finalmente, miradas y expresiones de disgusto indisimuladas, cuchicheos incómodos estando él cerca y un prejuicio descomunal e inmerecido hacia la persona en la que se había convertido.
Ya que Sasuke nunca había sido una persona social, todo eso tuvo que soportarlo en una tolerable medida y aprendió a vivir con ello de cierta manera, no obstante, toda esa experiencia adquirida con el paso de los años no lo preparó para la sorpresiva dosis de atención que recibió esa noche mientras asistía a la presentación de la nieta de los Akimichi.
Apenas entró a la gran mansión familiar el foco se posó sobre él y de inmediato las bocas de todos los asistentes comenzaron a anunciar a otros su llegada. Fue sumamente extraño. Tanto que incluso pareció que de alguna manera lo habían confundido con la protagonista de la noche.
El nivel de escrutinio inmediato al que fue sometido incluso lo notaron su hermano y los Hyugga, quienes también los acompañaban, logrando de igual forma incomodarlos.
Al menos no tuvo que pasar mucho tiempo desde su llegada para enterarse de la razón.
Como cualquier buen material de chismorreo en la ciudad, la noticia de que a la peculiar señorita Sakura Haruno y al irascible Sasuke Uchiha se les había visto en varias ocasiones muy cercanos el uno con el otro, corrió como una chispa en una línea de pólvora y parecía ser que esa noche culminaría en una gran explosión.
"Sinceramente no lo veo tan extraño. Son tal para cual, de cierta forma" escuchó a alguien decir.
"Lo son, pero dudo que ese hombre pase por la guardia de los Haruno" otra persona respondió con cierta inmundicia.
"Esa gente inevitablemente tiene que dejar que su hermana se case y tal vez el Uchiha sea su única oportunidad para ello" una tercera voz añadió a la conversación.
"Pues yo diría lo que fuera por asistir a esa boda entonces. Sería todo un espectáculo que ver" se rió alguien más.
Cuando esa y otra sarta de cosas llegaron a oídos del hombre no pudo evitar que se le revolviera el estómago.
Los últimos días, tras su encuentro con Sakura en el teatro, Sasuke había comenzado a barajear con un poco más de positivismo la idea de intentar cortejar a la joven, más aún considerando los sentimientos que había estado desarrollando por ella, sin embargo, cuando reflexionaba sobre los contras de ello siempre se encontraba con la carga social que eso implicaría.
No era como que le diera tanta importancia a lo que la sociedad fuera a pensar de su persona por casarse con una doncella absolutamente superior a él, pero el caso contrario era el verdadero problema. Que hablaran de Sakura a sus espaldas y la marginaran ya era suficientemente malo para ella sin incluir su vinculación a él. Algo tan serio como un matrimonio entre ambos sería prácticamente su ruina.
Sobre todo, se ponía a pensar en que la peor consecuencia que eso le traería a la joven sería la obstaculización de su sueño: presentarse y tocar en el teatro de la ciudad.
Nadie querría ir a ver a la esposa de un hombre que había tenido conflictos con la mitad de la ciudad y a la otra no le agradaba para nada, mucho menos darían su apoyo en patrocinios o en el impulso de una carrera para ella. Eso sin mencionar que si conseguía hacerse famosa como tanto merecía gracias a su talento, la atención en ella siempre se concentraría en la cuestionable elección de marido que había hecho en vez de en el arte que era capaz que crear.
No, ni pensarlo.
No podría vivir sabiendo que Sakura sufriría tal destino por su egoísmo.
Además, era cierto, aun si en realidad tuviera intenciones de hacerla su esposa, los Haruno no lo permitirían. Eso era un hecho absoluto. Aunque también ya eran meros detalles.
Lo verdaderamente importante en ese momento era conseguir pasar la noche y mantenerse al margen de cualquier conversación en la que pudiera ser tocado el tema.
De su parte no tendrían ninguna declaración que usar en su contra...
—Dicen que tu pequeña amiga de manos de ángel está en el salón contiguo con las demás señoritas y la adorable debutante — ... Al menos nadie tan hábil como para usar la irritación que le producía en pro de sacarle información. Nadie excepto su primo —. ¿Qué haces aquí en lugar de estar con ella?
—Estoy bien aquí — Sasuke trató de sonar indiferente y le dio una distraída mirada al vino en su copa.
—Oh vamos primo, te conozco bien, sé que en realidad te gustaría estar compartiendo una agradable conversación con esa chica en lugar de conmigo.
—Preferiría hablar con cualquier otra persona en lugar de contigo.
—Cualquiera menos mi hermana — Neji jugó audazmente —. Pero especialmente con Sakura.
El uso tan despreocupado e inapropiado del nombre de la dama de ojos verdes hizo que Sasuke apretara la mandíbula en un intento de controlar su genio.
—Es la señorita Haruno, recuerda tus modales.
—Antes tu no solías ser tan estricto con ellos, hecho eras el primero en romper las reglas de conducta — divertido, el Hyugga soltó un resoplido y le dio un para nada amistoso empujón en el hombro con el suyo —. Pareces estar cambiando, ¿será por influencia de cierta amiga tuya? ¿O más bien será para ella?
Ofuscado, Sasuke por fin se dignó a verlo directamente a la cara.
—¿A qué viene este repentino interés en mi vida personal, Neji? — en su expresión no hubo más que desagrado y frialdad, aunque aun así el castaño mantuvo su actitud retadora.
—Bueno, según entendí, se supone que tú e Itachi deberían estar cortejando a Hinata como la dama merecedora de todas las atenciones del mundo que es, sin embargo, tu hermano está todo el tiempo "ocupado" y tú solo vas por ahí revoloteando libremente alrededor de otra señorita.
—Lamento si parece que no me estoy esforzando lo suficiente con tu hermana, pero entenderás que ni ella ni yo somos exactamente habidos conversadores — "sin mencionar que no tenemos interés alguno, el uno en el otro" Sasuke pensó —. Además, ya te lo había dicho, a la señorita Haruno le agrado y es mutuo. Eso es todo.
—A mí no me lo parece. Pero solo quiero que tengas bien presente dónde deberían estar sus ojos y tus palabras y dónde no — cómo sabiendo el efecto que tendría en él lo que diría a continuación, Neji, sonrió de medio lado —. Además, ahora que la señorita Haruno tomó el papel de la musa de Konoha, seguro ya no hará falta que la procures tanto.
—¿De qué estás hablando?
—Bueno ya sabes, independientemente de sus defectos, es una mujer preciosa y en cuanto esa pintura para la que posó sea expuesta tendrá a muchos hombres a su alrededor buscando hacerse dueños de su belleza — el castaño esbozó el tipo de sonrisa burlona que siempre había tentado a su primo a borrársela de un puñetazo. Esa que evidenciaba que dentro de él no había otra cosa más que deseo de fastidiar a otros —. Y, por consiguiente, no habrá nada que quiera de ti, mi bien intencionado, aunque inocente primito. ¿Quién sabe? Quizá incluso yo me una a su secta de admiradores.
Desde niños Sasuke odió a Neji de una forma tan específica y personal que, a pesar de los años y luego de tanta gente conocida, nadie pudo igualar y esa noche comprobó que definitivamente jamás sentiría tanto rencor e ira asesina por nadie cómo la que su primo le inspiraba.
Tenía tanta suerte de que no pudiera soltarle un preciso golpe en la nariz enfrente de todos. Aunque no tanta como para evitar ser golpeado por sus palabras.
—¿Sabes, primo? Las mujeres consideran importante casarse con un hombre que siempre vea por el bien de su familia y sobre todo proteja los deseos e intereses de personas tan queridas como lo son las hermanas, sin embargo, la forma en la que tú lo haces es tan rastrera que ninguna señorita lo vería con buenos ojos — el aura intimidante de Sasuke creció a su alrededor mientras observaba como un depredador a su pariente —. Tu obsesión e intromisión rayan en lo incestuoso y te aseguro que ni siquiera un alma tan benevolente como la de la señorita Haruno querría tener algo que ver contigo.
Sus palabras fueron aún más hábiles a la hora de herir el orgullo del Hyugga de lo que habían sido las que recibió y, con su objetivo cumplido, el Uchiha le hizo una mueca de falsa simpatía y se dio la vuelta para marcharse.
Aunque antes, Neji decidió no dejarle tener la última palabra.
—Espero entonces que todos estos rumores y tu cercanía con ella no estén ilusionando el corazón de esa dama que simplemente te agrada — Sasuke no se molestó en darse la vuelta, pero sí se detuvo en su andar y eso motivó al castaño a por lo menos quedarse con media victoria esa noche —. Porque si acaso ella ha visto tu interés como algo más y luego la hieres con la verdad, serias tan rastrero como yo... O incluso peor.
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Sakura sabía perfectamente qué esperar de cada uno de sus hermanos cuando los tenía cerca...
—Tu postura, Sakura.
... Y en el caso de Karui, era consciente de que no le seria permitido pasar por alto ni el más mínimo desliz en su educación como señorita.
Ella era la mayor de las tres hermanas y había tenido un papel sumamente activo en su crianza y educación, incluso más que Nagato, quien era el único mayor que ella.
Aun en la época en la que sus padres seguían vivos y ella era solo una niña jugando a ser adulta, la mujer de cabellos rojos iguales a los de sus familiares, aunque de piel más bronceada, se había avocado en sus hermanos menores dispuesta a cuidarlos y ser un modelo a seguir para ellos. A Sasori lo había hecho pragmático y capaz de anteponerse a cualquier dificultad, le enseñó a Karin a ser una señorita con carácter y una inamovible autoestima, le mostró a Gaara el camino para dotar de fortaleza la sensibilidad con la que nació y, por último, se convirtió en la principal figura materna de Sakura, acompañándola en su difícil condición, ayudándola a valerse por sí misma y educándola incluso más de lo que hizo con sus otros hermanos.
Ella era sin duda el pilar de su hogar: determinada, realista y en perfecto control de sus sentimientos y el mundo a su alrededor; por eso era también era la figura de más respeto en su hogar, además de una de admiración en el caso de la más joven Haruno.
—Lo siento — sin embargo, su particular autoridad era algo a lo que la pelirrosa siempre había guardado cierto miedo, aun si no era esa la intención de Karui.
—Tranquila, solo no olvides recordarlo el resto de la noche.
La pelirroja y su hermana menor eran las únicas asistentes por parte de su familia a la celebración de esa noche y en ese momento se encontraban un poco alejadas de donde las demás señoritas estaban reunidas.
Anteriormente habían formado parte de la conversación, sin embargo, en un momento esta había comenzado a girar alrededor de las dos hermanas, para su disgusto, por lo que terminaron tomando distancia poco a poco. Podía ser una mujer muy madura, pero Karui no tenía deseos de ser increpada por aun ser soltera a sus treinta y dos años y, por su lado, Sakura se sentía enormemente avergonzada de la sola mención de su rol como musa del pueblo. Más aun considerando que dichas menciones venían desde un lugar de envidia y escepticismo.
Realmente no había querido asistir a esa fiesta desde el principio, pero, aun cuando se negaba a admitirlo y todos tenían que hacer como que le creían, la pelirroja tenía interés en todo lo que tuviera que ver con los Akimichi o siendo más precisos en uno de los hijos de esa familia.
Un hombre que en el preciso instante en que lo pensó, aprecio rondando por el salón.
Sin pensarlo mucho, Karui le indicó a su hermana que se ausentaría un momento y aunque no ofreció explicaciones, Sakura supo perfectamente a dónde iba. Así que, tomando la oportunidad, no se quedó a escuchar al lord Chouji Akimichi tropezar con sus palabras mientras trataba de saludar apropiadamente y salió en dirección al jardín de la propiedad.
Se suponía que cuando estaba fuera de casa en eventos no debía alejarse, pero ella siempre terminaba haciéndolo. Al final, sus destinos eran fáciles de suponer y quien fuera que la acompañaba terminaba encontrándola.
Afuera la noche estaba algo fresca pese a la estación en la que se encontraban, aunque fue lo suficientemente soportable para que pudiera dar un paseo en el laberinto de setos.
Su visión en la oscuridad era el doble de mala que, a la luz del día, pero con la tenue iluminación proferida por las lámparas al interior de los arbustos le fue más que suficiente para recorrerlo. En poco tiempo logró llegar al corazón del laberinto y tomó asiento en la banca de concreto que había ahí dispuesta.
Se quedó ahí por un corto lapso disfrutando de la música que lograba llegar desde la mansión y cerró sus ojos dejándose llevar por la melodía y aspirando el limpio aire de la noche. Estaba realmente relajada, tanto que sólo salió de su ensoñación cuando escuchó unos pasos a su espalda.
—¿Sasuke-kun? — preguntó sin dudar en la identidad de su nuevo acompañante.
—Vaya, cuánta seguridad en tu predicción — él respondió sinceramente sorprendido —. ¿Qué hubieras hecho si no se hubiera tratado de mi si no de alguien más?
—Solo me habría disculpado, aunque no habría forma de que pudiera haberme equivocado. Ese aroma a roble, savia y humo solo puedo reconocerlo en ti — sabía que la chica tenía buen olfato, pero para Sasuke escucharla darle otra demostración de lo especial que era para ella, fue estremecedor. Aunque no tanto como lo que dijo a continuación —. Además... Ahora tengo la sensación de que cuando alguien se acerca a mí, serás tú.
Sus inocentes pero significativas palabras inevitablemente hicieron sonreír al hombre y ya que le había sido permitido otras veces con anterioridad, tomó asiento a su lado sin pedirle permiso.
La banca era bastante estrecha por lo que los hombros de ambos terminaron pegados el uno del otro, aunque a ninguno le importó. La última vez que se vieron llegaron a un punto de intimidad y confianza tal que hacía ver insignificantes gestos como ese. Además, gracias a la poca distancia, el Uchiha pudo regodearse del aroma a flores de la joven, así como de su belleza a la luz de las pocas farolas.
Desgraciadamente, esa noche no había luna llena, así que la iluminación no era la que le hubiera gustado, aunque, aun así, Sakura seguía siendo un espectáculo digno de retratar.
Y hablando de eso.
—Escuché que la pintura de ese lord Shimura será exhibida en el próximo festival de las flores — a ese apunte, la chica simplemente asintió con la cabeza, un poco dubitativa —. Me imagino que estas tan emocionada como todos los demás por ver el producto ya terminado. Después de todo, eres la protagonista.
—No sé si mi emoción iguala la de los demás, pero sí, ya quiero verla.
—¿Fue difícil ser la musa de alguien?
"Más de lo que te fue a ti volverte la mía, sin duda" la chica pensó rápidamente, incluso ruborizándose en el proceso.
Nadie más lo sabía, había tenido mucho cuidado de no volver a ser descubierta, pero, detrás de la primera canción que escribió pensando en él, vinieron otras más y hasta la fecha había logrado componer cinco. Todas en honor a sus sentimientos por Sasuke y al Sasuke mismo.
Era algo vergonzoso, pero no podía parar. Sería un total error desperdiciar la inspiración que él representaba para su arte y mientras nadie más que ella supiera para quién eran las notas que tocaba todas las tardes, no pasaría nada.
—Bueno, fue complicado estar tan quieta durante tanto tiempo y admito que el señor Shimura es algo... Peculiar, pero creo que fue divertido — ella se encogió de hombros y una tenue sonrisa se abrió paso en sus labios de melocotón —. Aunque no sé si lo volvería a hacer, esto ha puesto demasiada atención sobre mí.
—Ya lo creo. Adentro de esa fiesta nadie deja de comentar con expectativa acerca de esa pintura — la declaración hizo que la chica se removiera incomoda y Sasuke no se detuvo en intentar calmarla —. No te preocupes, si ese pintor es la mitad de talentoso de lo que dicen, seguro será perfecta.
—¿Tu de verdad crees eso?
—Sin duda y aun si no lo es... — hizo una pausa deteniéndose antes de completar su oración, no sabiendo si sería prudente hacerlo, aunque, al final, por la forma tan ilusionada en la que la pelirrosa lo observó, no pudo contenerse —. Aun si no lo es, eso no quita que eres la más preciosa y dulce dama de Konoha.
Muchas veces antes Sakura se había sonrojado en presencia del hombre, pero, en esa ocasión sus ojos también brillaron totalmente conmovidos y la sonrisa que le dirigió fue la más hermosa de todas, dejándolo débil y a su merced.
Esa mujer podría matarlo con todo su maldito encanto si quisiera y él no podría hacer más que dejarse enterrar, completo y feliz.
—Gracias, Sasuke-kun... — la joven murmuró delineando el nombre del pelinegro con todo el afecto del mundo.
Cualquiera que la hubiera escuchado y visto, habría sabido de inmediato lo enamorada que estaba.
Y fue precisamente eso lo que hizo al Uchiha caer de la nube romántica en la que se encontraba hasta el frío y realista suelo. Ese donde también se encontraban las palabras que su primo le había dicho justo esa noche.
Entonces, a pesar de saber que podría ser un error estarse adelantando a cosas que quizás solo estaban en su cabeza, decidió que era momento de dar un paso adelante o más bien un paso atrás, respecto a algo que en realidad no quería hacer.
—E-en otros temas... Debo decir que me da gusto encontrarte a solas esta noche. Hay algo que me gustaría decirte — si Sasuke hubiera usado un tono de voz menos sombrío, esas palabras hubieran hecho el corazón de Sakura latir de emoción, pero, en cambio, le hicieron preocuparse. Un pequeño silencio se apoderó del ambiente, mientras el hombre trató de darse valor y ella permaneció atenta, hasta que tras unos segundos finalmente fue roto —. Creo que voy a comprometerme.
—¿Q-qué? — a pesar de saber de antemano la situación del hombre, no se esperó escucharlo decir eso. Sus ojos lo observaron bien abiertos y su boca se abrió, estupefacta.
—Como ya te había dicho, mi título depende de un matrimonio que, si bien yo no deseo, es necesario — él quiso aparentar calma y firmeza, pero a todas leguas se notó su inseguridad —. Así que he decidido dejar de perder el tiempo y tomar la única opción que tengo.
De repente el ambiente a su alrededor se puso tenso y el Uchiha se sintió como si tuviera un arma apuntándole a la cabeza, ordenándole que le rompiera el corazón a la doncella junto a él.
—Y, ¿con quién? — ella se atrevió a cuestionarlo, aun si esto era un error.
Era consciente de que sería torturarse demasiado a sí misma y de que realmente no necesitaba tener en su poder información con la que martirizarse todas las noches en adelante, pero, aun así, se rehusó a ser ignorante del nombre de la persona a la que Sasuke le había entregado su sueño.
Quien ocuparía el lugar que su corazón tanto se había ilusionado con tener los últimos meses.
—Hinata, mi prima — él soltó, secamente.
Ante la revelación, un nuevo silencio se hizo lugar y, aunque estaban sentados uno al lado del otro, se sintió como si un abismo se hubiera abierto entre ambos. Aunado a eso el rostro normalmente suave y alegre de la joven se transformó en una expresión de estupefacción y tristeza, lo que hizo a Sasuke ver que Neji había tenido razón en sus conjeturas.
Todas las atenciones, momentos y charlas compartidas con la joven habían tenido un efecto poderoso en ella y la habían ilusionado con la posibilidad de que algo más íntimo entre los dos eventualmente sucediera.
Algo que en ese momento había roto en mil pedazos y que a pesar de a la vez estarlo doblegando a él, ya no podía arreglar.
—Sé que ella y yo somos muy diferentes y que nada más allá del interés de nuestras familias nos unirá, pero...
—No es así como un matrimonio debería ser — sorprendentemente, Sakura lo interrumpió en un murmullo que sonó más bien a algo que se decía a sí misma. Su voz sonando rota y perdida al tiempo que bajaba la mirada —. Sasuke-kun debería casarse con alguien a quien ame y lo ame también. Tener un matrimonio que se base en el amor.
—No es así como funciona en nuestro mundo, Sakura — él se frustró por la tristeza de ella y la propia, además de su subconsciente diciéndole que parara, que dejara de decir estupideces, se arrodillara y le pidiera matrimonio a ella —. Así no puede funcionar para alguien como yo. El amor no es algo que este destinado para mi
—¡Claro que sí! — ella se levantó, abruptamente con los ojos húmedos y llenos de convencimiento —. Eres dulce, noble y formidable. Si tan solo te dieras tiempo, verías que eres digno de todo el amor del mundo, sobre todo del de una esposa. No mereces condenarte a un destino como este.
En su discurso no hizo alusión precisamente a sí misma.
Aun si ella no sintiera ese afecto tan fuerte que sentía por él y entre ambos solo hubiera una pura amistad, le daría ese consejo y lo animaría a buscar algo mejor y más justo para él.
Ella era fiel creyente de que el amor era algo destinado para todas las personas, incluyendo a las que eran diferentes, como ellos, y no iba a dejar que él se quedara sin saberlo.
—Pues tiempo es lo que menos tengo, Sakura y aun si no estás de acuerdo con mis acciones, ya tomé mi decisión — él le dijo tajante, levantándose también, logrando a sonar más seguro, esta vez.
Mucho más de lo que en realidad estaba.
Lo suficiente para que ella ya no tuviera la voluntad para replicar y, en cambio, se quedara muda y con su cerebro procesando una a una las cosas que acababan de decirse, incluyendo su insensato intento por hacerlo cambiar parecer.
Ella pensó que el contarle sus planes fue solo un gesto amistoso, puesto a lo largo de su relación habían formado un vínculo innegablemente cercano, no tenía intención de obtener su aprobación o, más aún, su disconformidad.
Había sido muy atrevida externando su opinión e incluso descuidada al dejar entrever sus sentimientos.
Por más enamorada y descorazonada que se sintiera por ese trágico giro de los acontecimientos eso no justificaba su inmadurez e impulsividad.
Por más que quisiera gritarle que por favor lo reconsiderara e incluso intentara verla a ella como una opción, debió haberse guardado sus pensamientos para sí misma y simplemente apoyarlo.
Esa era otra cualidad en la que su estricta educación había hecho hincapié: la prudencia.
Con un tropiezo de por medio, ahora solo le quedaba asumir con madurez que él había hecho su elección y que incluso un hombre tan excepcional como él no podía considerar como una alternativa viable a una mujer que no podría darle hijos sanos. Esa era después de todo la verdadera finalidad del matrimonio: asegurar una buena descendencia y ella había nacido sin la capacidad de cumplirla.
—Lo siento, Sasuke-kun. Hice mal al comportarme así — se disculpó débilmente, torciendo sus dedos en su regazo con nerviosismo —. Es solo que... Eres mi amigo y solo quisiera que tomaras por la decisión que más te pudiera hacer feliz, no la que sientes que estas obligado a elegir.
Su suave rendición hizo que la voluntad del hombre de igual forma cayera, aunque trató de lograr que el encuentro no fuera a terminar de esa forma tan amarga.
Al menos quería darle a Sakura un poco más de eso a lo que la había acostumbrado: su afecto.
—Descuida, entiendo por qué lo hiciste y, de cierta forma, me alegra que asi fuera — él suspiró y tomándose el atrevimiento, tomó el rostro de la muchacha en su mano y lo acunó con cariño, a su vez contemplando lo afectada que lucía por su noticia. Si tan solo pudiera hacerla feliz de la manera que ella y él querían —. Por lo menos me da gusto saber que tú no admitirías algo como casarte sin amor. Tú más que nadie mereces tener alguien que te cuide, valore y ame como la perfecta y maravillosa mujer que eres.
La dama se quedó en silencio, digiriendo lo que se sentía como un amable rechazo a sus sentimientos no confesados y, a los pocos segundos, él la liberó de su agarre.
Si la chica se hubiera acercado más a él o al menos se hubiera dignado a voltear a verlo, se habría dado cuenta por su lenguaje corporal que se sentía el doble de abatido que ella y tal vez se hubiera dado una idea de cuánto más le dolía a él poner lo que sería un muro entre ambos de ahora en adelante.
Acababa de expresar su intención de casarse con otra y, por consiguiente, lo que tenían ya no podría ser evolucionado e inclusive tendría que ir en retroceso.
Toda esa intimidad y afecto que habían construido no tendría lugar con un matrimonio de por medio y, lamentablemente, a ambos solo les quedaba resignarse.
No podían estar juntos.
No estaba bien.
Nadie lo admitiría y sin duda estarían en lo correcto por no hacerlo.
No había manera que un ángel como Sakura terminara y se desperdiciara en manos de un hombre como él.
No podía cortar sus alas y sus sueños ensombreciéndola con su existencia.
—Sa-Sasuke-kun, gracias por decírmelo — ella de repente sorbio por la nariz como si estuviera aguantándose las lágrimas y dio varios pasos atrás, hasta que su espalda topó con los setos —. Agradezco tu honestidad y quisiera quedarme a escucharte contarme más de tus planes, pero... Ya debo irme.
Sasuke interpretó de inmediato lo que la distancia y el deseo de huir de Sakura significaban y tuvo que plantar los pies sobre la tierra con toda la determinación que pudo, para no aproximarse hasta ella y envolverla en sus brazos sin intenciones de dejarla ir.
—Entiendo. Yo te agradezco por escucharme y entenderme — en cambio, respondió apretando el puño a su costado e intentando ignorar cómo los ojos de la muchacha frente a él enrojecían.
—No hay porqué... Entonces, buenas noches.
Sin molestarse en disimular su prisa por irse, la chica se encaminó a pasos rápidos al pasadizo por el que había llegado, aunque, antes de marcharse, Sasuke la detuvo con unas últimas palabras, al menos unos segundos más.
—Sakura... Lo que te dije, realmente lo decía en serio... Me alegra saber que el día que tú también te cases será por amor y te prometo que estaré ahí ese día, acompañándote y siendo feliz por ti.
La pelirrosa no respondió ni se dio la vuelta y, en cuanto se marchó de ahí, sus pasos la llevaron por si solos de regreso a la fiesta, lo que le permitió concentrar sus esfuerzos en contener el furioso llanto que amenazaba con abandonarla. Todo lo que quería era cruzar la mansión lo más rápido que pudiera, pedir el carruaje e ir a casa, pero antes de poder lograr salir fue interceptada por su hermana mayor con quien tropezó por accidente.
Karui estuvo a punto de reñirla por su descuido y recordarle que una señorita no debía trotar así por los pasillos de una casa ajena, sin embargo, en cuanto vio la expresión descompuesta de su hermana menor, abandonó su personalidad dura e intransigente por la de la madre angustiada y amorosa que también siempre había sido.
—¿Sakura? Mi vida, mi princesa, ¿qué te pasa? — le sostuvo por los hombros recorriendo con la mirada todo su cuerpo en busca de heridas físicas, sin embargo, cuando vio como la mano de la pelirrosa se apretaba sobre la tela en su pecho entendió que no se trataba de algo corporal sino emocional.
—Hermana, ¿podemos irnos? — su voz apenas fue un hilo y sin poder contenerse más una lágrima rodó por su mejilla.
—S-sí, vamos. Nos iremos ya, así que no te preocupes — Karui respondió rápidamente, sacándola de la mansión y llamando rápidamente al paje para que trajera su carruaje.
Solo una vez que ambas estuvieron dentro y emprendieron su camino a casa, la joven se dejó abrazar por su hermana mayor y las lágrimas que no quiso explicar cayeron a sus pies igual que sus sueños y esperanzas.
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"¿Puedo tener derecho a decir que mi alma duele a sabiendas de que fui yo quien lo provocó? ¿Me está permitido sentir y expresar tristeza por mi situación cuando es mi propia culpa ese sentimiento? Y lo que es más importante, ¿puedo atreverme a sentirme devastado, cuando hay otra persona además de mi sufriendo?
Creo que no hay otra respuesta para estas preguntas más que un rotundo "no" y aún en mi actual estado de ánimo me es imposible negarlo.
Hasta hoy, mis pensamientos y decisiones habían ido de un extremo a otro, debatiéndose entre hacer lo que mi deber y honor como hombre ameritaban y lo que mis más puros anhelos y sueños exigían. Al final, mi amor por Sakura y mi deseo de protegerla de mí mismo fue más fuerte y, aunque no me siento listo para ello, solo me queda afrontar las consecuencias.
Desearía que no fuera a ser tan difícil, sin embargo, habiendo comprobado sin necesidad de palabras que ese ángel caído del cielo había desarrollado un cariño y vinculación hacia mí que podía atreverme incluso a llamar amor, sé que mis días de aquí en adelante estarán llenos de arrepentimiento y dolor.
Ni siquiera estoy seguro de querer reflexionar en mi interior acerca de qué pudo ella ver en mi como para sentirse de esa forma. Qué fue lo que logró encontrar que la hizo verme con ojos románticos aún a pesar de ya conocer como soy físicamente y ser consciente de lo inconveniente que soy para todo nuestro alrededor.
Lo que fuera que fuese, siendo ella tan inocente y dada a darle más importancia a los sentimientos que a todo lo demás, seguro no habría sido capaz de también ver las grandes desventajas que estar unida a mí, como mi mujer y compañera en corazón y apellido, le traería. Al menos en el futuro cercano pues estoy seguro que a larga no habría amor que la hiciera ciega a los defectos en mí y nuestro matrimonio.
Al menos ya no tengo que preocuparme por ese futuro tortuoso, segregado y solitario que pude haberle dado, pues las cartas estas dadas y mi destino marcado, sin mencionar que yo mismo había sellado la puerta hacia el corazón de Sakura y ahora no podría abrirla nunca más.
Pero sin duda lo que más va a torturarme esta y las próximas noches del resto de mi vida será pensar en lo poco hermoso que pudimos haber tenido: nuestro hermoso y puro amor y comprensión por el otro, además de en la pérdida de lo que ya habíamos construido: este vínculo natural y perfecto que nos hacía decir "está de aquí es mi persona y mi lugar especial".
-Del diario de Sasuke Uchiha.
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NOTAS FINALES:
Siendo una persona de mentalidad simple y pragmática, armar estos problemas de pareja hasta a mí me da estrés JAJAJA. Ay, el amor a veces es más complicado de lo que debería.
Bueno amistades, quiero pedir disculpas por no haber entregado capítulo la semana pasada. Anduve muy ocupada y como ya les había dicho cada vez se me dificulta más ponerte a trabajar como es. Además, he comenzado estudios y cursos preparatorios de mi carrera entonces lo que resta del año será algo ocupado. De cualquier forma, ya saben que esto es mi hobby y despedirme de él es algo que no puedo hacer, así que aquí seguiré.
Mil gracias por estar aquí aún pendientes y con toda la paciencia del mundo. No merezco gente tan fiel, en serio significan el mundo para mí.
Como en cada ocasión quiero saber qué les ha parecido el capítulo de hoy. Espero con toda mi alma que valiera la espera y desde ahorita déjenme decirles que los siguientes también estarán potentes, así que no dejen de seguirme.
Muchas gracias otra vez por llegar hasta aquí y nos leemos a la próxima. Bye!
