Más piezas rotas para reparar.

Ben Solo no supo cuánto tiempo había pasado cuando decidió levantarse del sofá en dirección a las habitaciones de sus hijos.

Podía ver cómo la luz se colaba por debajo de la puerta de su primogénita, probablemente aún estuviera despierta y estaba seguro que era la última persona que querría ver en ese momento, sabía que la adolescente tenía razón de estar molesta, así que aunque se detuvo frente al pomo fue incapaz de darle vuelta. Lo mejor era darle su espacio, había aprendido mientras la niña crecía, y aunque moría por arreglar las cosas, ¿sería capaz de hacerlo si cruzaba ese umbral?

La fría respuesta le congeló el pecho mientras caminaba hacía la habitación de la menor de sus hijos.

Le pequeña dormía profundamente aferrada a su tigre de peluche y él acomodó sus sábanas mientras la niña soltaba murmullos inentendibles.

- Lo siento - le susurró mientras acariciaba sus rizos oscuros.

Y se quedó viendo a la pequeña, recordando cuando sus mayores habían sido de ese tamaño, ¿en qué momento habían crecido tanto y todo se había salido de control?

Respiró profundo abandonando la habitación de la pequeña.

Y se mantuvo largo rato de pie frente a la puerta de su hijo menor, reuniendo el valor para cruzar el umbral.

Pero cuando logró hacerlo sintió su corazón contraerse, su hijo se encontraba dormido, pero si rostro hinchado y enrojecido delataba las lágrimas que había derramado antes de dejarse vencer por el sueño.

- Lo siento...

Susurró sintiendo como su mundo se caía a pedazos.

Aunque, para ser honestos, hacia bastante rato que no quedaban más que las piezas y era incapaz de recogerlas.

"Podrás dejarme tras las rejas pero te veré caer a ti y a tu familia" había dicho Snoke una vez y mierda, el malnacido lo estaba logrando.

Había pasado algún tiempo desde que había dejado al engendro de Sith tras las rejas cuando había intentado destruir a su familia.

El hombre había perdido toda su influencia sobre el mundo y no le importaba empezar de cero si se trataba de ellos, pero el daño que les había causado había sido tremendo.

Había tardado años escudándose en el trabajo para rehuir al dolor que nunca parecía menguar, pero el había decidido cambiar, había decidido no escudarse más y estar ahí para sus pequeños que habían perdido tanto.

Pero como un alma errante, decidido a cumplir su amenaza, Snoke había vuelto a aparecer cuando había intentado hacer las cosas bien, de alguna manera había logrado adelantar el plazo para su apelación de condena.

Solo no había podido descansar día y noche desde el día lunes que había llegado aquella noticia a su oficina, moviendo sus piezas y preparando el caso para asegurarse que esos malditos y especialmente Snoke no salieran del desgraciado lugar al que pertenecían.

Finalmente hoy, después de un arduo trabajo había logrado retrasarlo un año más, no los 5 que correspondían, pero podía empezar por allí, por lo menos tendría un año mas de plazo para prepararse y enterrar a esos demonios.

Un año más dónde su familia estaría segura.

Pero cuál fue su sorpresa, que en su afán por protegerlos olvidaba su compromiso con ellos, perdiendo a los pequeños desde adentro...

Sin rumbo, Ben empezó a deambular, como el piloto automático sus pies lo llevaron al antiguo vivero de su exesposa, aquel al que no había entrado desde hacía años pero encargó a los mejores jardineros que mantuvieran con mimo una vez ella se fué y no había permitido que entrarán los pequeños, como si no hubiera pasado un dia en ese lugar.

Rondando entre orquídeas, lilas y todo tipo de plantas, se adentró hasta el área más profunda de aquel lugar, donde un rosal único crecía con delicadeza iluminado por la luz de la luna.

Debajo de aquel rosal, rezaba una inscripción que dolía como la primera vez que la había visualizado.

Henry Solo

(17 de de enero de 2015 - 19 de enero de 2015)

- Lo siento... - susurró con lágrimas surcando su rostro, pero como cada vez, la inscripción en mármol no le daría respuesta, solo aumentaba su culpa.

Una vez más, les había fallado...

...

01:07 am.

Rey dió vueltas en la cama sin conciliar el sueño, incorporándose de mala gana para prepararse un té en la cocina.

Y una vez colocada la tetera sobre la estufa, se sentó a reflexionar los hechos del día anterior. No era nueva en su trabajo, sabía que no debía involucrarse emocionalmente, no podía dejar que esto alcanzara su vida personal.

Pero es que simplemente no pudo evitarlo, si existiera un botón para apagar sus sentimientos lo haría, pero luego veía los pequeños rostros de las criaturas a su cargo y era imposible no querer hacer algo al respecto

"Ya que no lograré dormir pronto, por lo menos iré por una taza de té..."

Y suspirando la mujer abandonó su habitación con rumbo a la cocina, tan inmersa en sus pensamientos que no notó el sonido de tintineo de un vaso de vidrio que provenía de ella hasta que se sobresaltó al ver a su jefe sentado en las altas sillas de la isla central.

- No tiene que irse, señorita Kenobi - suspiró su jefe sentado acabando de un sorbo la bebida ambarina haciendo tintinear los hielos en el pequeño vaso de vidrio mientras veía a la mujer dudar en el umbral de la puerta.

- No podía dormir, señor.

- Veo que no soy el único, ¿té? - preguntó levantando la mirada del vídeo que se repetía una y otra vez en el iPad que tenía sobre la barra - aunque, supongo que tampoco debo ser su persona favorita en estos momentos.

- No es mi trabajo opinar, señor - respondió la mujer asintiendo a su jefe mientras alcanzaba la tetera.

- Aún así puedo ver en sus ojos que le encantaría hacerlo - dijo el hombre sonriendo con ojo tristes, mientras rellenaba su vaso de aquella bebida -, tiene usted una cara bastante expresiva.

- No puede usted culparme por eso, señor - soltó mordaz la niñera incapaz de morderse la lengua.

- Tiene razón en eso...

Se abrió un gran silencio entre ambos, dónde una irritada e incómoda Rey solo era capaz de enfocarse en la preparación de su té para evitar ver al objeto de su furia y drenar todo lo que opinaba sobre su jefe.

- Gracias, señorita Kenobi - rompió el silencio el hombre con voz ronca.

- ¿Cómo dice? - preguntó sorprendida.

- Ví todas las llamadas perdidas y los mensajes cuando llegué a casa - continuó el hombre -, incluso cuando no pude contestarle o asistir se encargó de enviarme el vídeo de la victoria de Ani.

- Supongo que no es nada, señor - dijo la mujer incomoda.

- De igual manera, me alegra ver qué existe registro del momento.

El hombre vació un segundo vaso de Whisky en un trago mientras veía con tristeza el vídeo del pequeño, justo en el preciso momento donde deletreaba la palabra final que lo llevaría a la victoria, dónde sus ojos brillaban con una alegría que sería aplastada por la realidad minutos después. Pero, sorprendentemente, Rey se sintió un poco de lastima por el villano de esta historia.

- Puede decir lo que sea que tenga atrapado en el pecho, señorita Kenobi, en esta hora no soy su jefe - habló Solo con ojos derrotados, rellenando el vaso por tercera vez.

- Se ve tan arrepentido, pero ¿por qué lo hizo, señor? - preguntó la niñera con indecisión.

El hombre sonrió con tristeza, sintiendo como el alcohol y la falta de sueño empezaban a empañar sus pensamientos, esa clase de pregunta era la que mordazmente soltaba su hija mayor; anteriormente la había usado su ex esposa con él e incluso antes de ella había sido interrogado con la misma por su madre, solo que desde la niñera no tenía el mismo tono recriminatorio que usualmente reinaba...

- Esa pregunta me viene acompañando desde hace algún tiempo, señorita Kenobi, pero deberá ser un poco más específica ¿por qué no cumplí mi promesa o por qué llegué hasta este punto de caos con mis hijos, señorita Kenobi?

- No quería sonar grosera, señor, esto no es de mi incumbencia, yo... - respondió Rey sin saber si quería escuchar más sobre está conversación pero incapaz de irse.

- Está bien, no ha preguntado nada malo, supongo que no hay respuesta corta para ninguna de las preguntas...

Entonces su jefe habló, con una vulnerabilidad no esperada de alguien que imponía tanto respeto, probablemente por culpa del alcohol, le contó sin dar muchos detalles sobre la existencia de malas personas que no descansarían hasta ver a su familia reducida a cenizas.

Le contó que en su juventud había sido apadrinado por un mal personaje, que creyó bueno en su momento, que se hizo un nombre rodeado de esas terribles personas y que no se dió cuenta de lo mucho que se habían aprovechado de su nombre, quien era y su influencia.

Así mismo, le contó que tampoco había notado en las espesas aguas que se encontraba rodeado hasta que fue muy tarde y que una vez intentó salir de ellas entendió lo difícil que iba ser salir de allí.

De la misma manera, le contó como a estás personas no les importaba poner en riesgo personas inocentes para mantenerlo callado y como no tomó en serio sus amenazas cuando decidió ponerles fin de una vez por todas, que debía haberlo hecho y que su familia pagó las consecuencias de los actos de su juventud.

También le contó que se encargó de colocar a todos los que habían lastimado a su familia tras las rejas y le tocó reconstruir su mundo pieza por pieza, le costó años convertirse en lo que era ahora pero había perdido el orden de su familia.

Por último contó, que se había escudado mucho tiempo en su trabajo para ahogar la culpa de haber destruido a su familia, pero que ahora que finalmente podía descansar para intentar reconstruir los pedazos, pero esas personas amenazaban con volver.

«Había tomado la decisión de intentar arreglarlo todo acá en casa - siguió relatando su jefe -, pero estás personas, no descansan ni un segundo, el pasado lunes se cumplió el primer plazo de tiempo para apelar su condena para buscar así su libertad, podrá imaginar como ha podido estar mi mente desde entonces»

«No le pido que me entienda, señorita Kenobi, pues soy consciente de que soy el culpable de todo - continuó mirando con odio su reflejo en el líquido ámbar del vaso que reposaba entre sus manos -, pero he estado en vela desde entonces, olvidando el tiempo en que me encuentro y preparando el caso para que esos demonios del lado oscuro no vuelvan a ver la luz del día y que mis hijos puedan vivir a salvo. Y créame, señorita Kenobi, mi arrepentimiento más grande es perderlos en el camino»

El hombre terminó de un trago el líquido que reposaba en sus manos, pero fue la niñera la que dió un trago seco ante toda la vulnerabilidad que había demostrado su jefe.

- Señor, yo... la verdad no sé que decirle.

Ben sonrió con tristeza.

- No debe decir nada - dijo el hombre sonriendo con tristeza -, creo que me he excedido, de verdad disculpe por ponerla en una situación tan incomoda, señorita Kenobi.

- No, señor, no fue así - respondió con rapidez la niñera -, me refería a que no puedo imaginarme lo que se siente estar en sus zapatos. Pero, algo si se, es que los niños lo necesitan incluso en medio de todo, no puede pasar la vida construyendo una burbuja alrededor de ellos si al final del dia no podrá disfrutarla con ellos.

- Se que tiene razón - respondió melancólico el hombre.

- Si al menos no pueden tenerlo - dijo por último la niñera -, comience hablandoles con la verdad.


¡Hola! Aparecí de repente y encontré este capítulo a medio construir y dije, ¿por qué no? Publicalo. En realidad este es la mitad de otra parte final a la que nunca pude enlazarlo. Capaz deja muchas incógnitas abiertas o tal vez no, en mi mente tiene sentido y para ustedes lo tomara más adelante cuando se explique un poco más.

En fin, esto fue escrito hace mucho tiempo atrás, déjame en los reviews si logro entenderse bien o debería editarlo.

¡Me despido!