Notas de la Autora: Holis. Aquí yo, trayendo el capítulo 14! Espero que vaya a ser de su agrado!
También aprovecho para pasar a los agradecimientos por dejarme sus comentarios, ya saben que eso siempre me anima a continuar escribiendo y actualizando! Así que muchas gracias sobre todo a SofDrarry, Lidjl, Malena y giulianacontesso!
Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling, yo solo lo manipulo para mi entretenimiento :D
Capítulo 14: Curiosidades
Cuando Draco llego aquella tarde a la Enfermería, esperaba ver a Harry decaído, triste, o incluso queriendo estar solo, no tranquilo ni mucho menos solo como se encontraba. Lo cierto es que cuando el moreno escucho sus pasos y alzo la mirada del libro que estaba leyendo, Draco pudo ver que los verdes ojos estaban un poco apagados. Harry estaba mejor, pero aún no estaba del todo bien.
- Hola – saludo el moreno sonriéndole, y Draco pudo ver que la sonrisa no alcanzaba aquellos ojos iluminándolos como otras veces. No dijo nada al respecto.
- Hola, ¿Qué lees? – preguntó, sin animarse a hablar de lo sucedido, porque no sabía si la conversación sería bien recibida por el ojiverde.
- Remus me trajo este libro – le respondió Harry, cerrándolo para mostrarle la tapa.
- ¿Teoría Mágica? – leyó Draco mirándolo confundido - ¿No es ese uno de los libros que estudiamos en primero? –
- Así es – confirmó Harry asintiendo con la cabeza mientras miraba la tapa del libro que dejo sobre su regazo – Creo que necesito aprender más sobre la magia, y lo mejor es siempre empezar por lo básico, ya sabes, por si omití algo –
- ¿Por qué? – quiso saber Draco mirándolo confundido, pero Harry no contesto de inmediato, miro largamente la tapa del libro antes de hablar.
- ¿Qué tanto te contó Remus de lo que paso anoche? – le preguntó.
Ante aquella pregunta, Draco se removió inseguro.
- No mucho – le respondió, mirando también el libro sin animarse a mirar a Harry – Que de alguna forma en que aún no sabían Pettigrew había entrado a nuestra habitación y te sacó sin que ninguno de nosotros nos diéramos cuenta; También que tuviste la oportunidad de enfrentarlo y que… - pero por alguna razón, estando ahí frente a Harry, no le parecía correcto terminar la frase. Incomodo miro hacía uno de los amplios ventanales de la Enfermería.
- Que intente matarlo – le ayudo Harry, mirándole son una sonrisa triste que hizo sentir mal a Draco.
- ¡Si lo hiciste se lo merecía, Harry! – le aseguró con firmeza. No quería que Harry se sintiera mal por haber defendido su vida, eso no le parecía justo ni sano.
- Quizás, pero si vamos por ahí impartiendo nuestra propia justicia, al final, ¿Que nos diferenciara de Voldemort y sus Mortífagos? – le cuestiono Harry, mirándolo tranquilo pese a la tristeza que se mostraba en sus verdes ojos.
- ¿Y deberías de haber dejado que te secuestrara? – le preguntó Draco a su vez mirándole con escepticismo – Si esa era la única forma de preservar tu vida, no creo que fuera malo si decidías hacerlo. Mejor tu vida que la de ellos, que sólo buscan dañar a otros –
- ¿Pensarías lo mismo si hubiera sido tu padre contra quien me hubiera enfrentado anoche? – le preguntó el moreno, y aquello si consiguió dejar sin palabras al rubio.
- Es injusto – mascullo apartando la mirada incomodo – Juegas sucio –
- Lo siento – se disculpó Harry sonriéndole apenado – No pretendo estarte recordando la situación de tu padre, es sólo… No me siento del todo convencido, me asusta que empecemos pensando de esa forma, y terminemos siendo iguales que Voldemort, a final de cuentas si justificamos nuestras acciones ahora, ¿Qué impedirá que lo hagamos más adelante y por otros intereses? Para romper las reglas mayores, siempre se empieza por romper las pequeñas, ¿No? –
Draco suspiro, y trajo una silla para sentarse antes de hablar.
- Sabes que no será así – le dijo entonces.
- ¿Por qué no Draco? – le preguntó éste mirándole fijamente - ¿Qué lo impedirá? –
- No somos así, TÚ no eres así – le respondió Draco con seguridad – Eres demasiado noble y justo para terminar siendo como Voldemort –
- Eso dices, pero anoche estaba decidido a matar a Peter – le recordó Harry, y Draco no pudo evitar notar que los verdes ojos ya no brillaban como la esmeralda, ahora parecían de un color más profundo, más oscuros y ligeramente inquietantes – Y créeme Draco, si no es porque Fawkes me retuvo, Peter ahora mismo estaría muerto –
Draco bajo la mirada, sin saber muy bien que decir ante aquello. Fue Harry quien algunos minutos después rompió el silencio.
- No me malinterpretes Draco. Sé que hay algo de razón en lo que dices, pero anoche conocí una parte mía que jamás creí que existiera, y eso me hizo sentir aterrado – le confeso mientras miraba de nuevo la tapa del libro sobre su regazo – No quiero convertirme en otro Voldemort –
- No lo serás – le aseguró Draco tomando una de sus manos entre las suyas sin dudarlo – Nosotros no lo permitiremos. Estaremos a tu lado recordándote lo que es importante si es que llegas a olvidarlo –
Harry le miró asombrado ante sus palabras, ante aquel gesto de tomar su mano para darle apoyo. Sonrió suavemente, feliz de saberse apoyado por Draco de esa forma, pero sabía que aún debían hablar un poco más sobre lo que había pasado anoche.
- ¿Y si al final todos lo olvidamos? – quiso preguntarle.
- Entonces nos iremos todos al demonio – respondió con firmeza el rubio, lo que hizo que sin poder evitarlo, Harry se riera, porque capto el tono bromista mezclado sutilmente entre las palabras firmes y seguras del rubio.
- No bueno, que alivio – comentó irónico, y Draco mismo sonrió.
- Es mejor acompañado que solo, ¿No crees? – le preguntó, sintiéndose mejor de escuchar reír a Harry. Sabía que aún no estaba del todo bien, podía ver aquella sombra empañando el brillo de sus verdes ojos, pero también sabía que se repondría, que sobre todo, no necesitarían llevárselo lejos de Hogwarts.
- Eso si – convino Harry asintiendo con la cabeza, pero cuando regreso su mirada a la portada del libro, la sonrisa disminuyó ligeramente – Esa noche algo paso conmigo, Draco – le contó – Fawkes llegó para intentar ayudarme, alejo a Peter de mí, y al ver eso, Peter me lanzo el Avada – Draco contuvo la respiración al escuchar aquello, porque simplemente no se esperaba que Harry le contara algo así. No dijo nada pese a su asombro para que Harry pudiera continuar – No dudó ni un poco al lanzarme la maldición, y si estoy aquí no es porque yo hubiera reaccionado a tiempo, sino porque Fawkes se interpuso. Se tragó aquella maldición explotando en el proceso, y yo simplemente no podía creerlo… Aquello me puso loco, pensar que Fawkes había muerto me hizo odiar a Peter como nunca había odiado a nadie… No sabía cómo, sólo que lo quería muerto, y supe, cuando lo miré, que podía matarlo solo deseándolo. Alargue mi mano hacía él, y lo vi llevarse las manos al cuello, pero no me importo, no me importo ni su desesperación, ni el dolor que podría estar sintiendo, sólo quería matarlo por todo el daño que había hecho, por las vidas que había tomado con tanta libertad, tanto de forma indirecta como directa… - Draco supo, sin que Harry lo dijera, que se refería a sus padres, a quienes Peter había traicionado y por quien estaban muertos. Suavemente presiono la mano que aún tenía entre las suyas, tratando de esa forma de mostrarle un poco de apoyo – Fue entonces cuando escuche a Fawkes piar – continuo Harry con la mirada perdida en el libro, recordando lo sucedido – Saber que no estaba muerto como había pensado consiguió sacarme de aquella vorágine de emociones negativas, y al darme cuenta de lo que estaba haciendo me detuve horrorizado… -
- ¿Y qué paso con Peter? – se animó a preguntar Draco.
- Snape llego en ese momento y él huyo – le explicó encogiéndose de hombros.
Draco asintió con la cabeza, y recordando las palabras de Harry, cayó en cuenta de algo.
- Harry, hiciste magia sin varita – observó mirándole asombrado.
- Si – convino Harry asintiendo con la cabeza, pero sin darle mayor importancia – Pero ahora no puedo – quiso agregar – Quizás tiene que ver con lo que dijo Dumbledore sobre aquella protección que se levanta cuando lo necesito, aunque sí puedo hacer esto – y soltándose de Draco, alcanzo su varita que estaba sobre la mesita junto a la cama. La agito suavemente sin decir nada, pero apuntando al libro sobre su regazo, y este comenzó a levitar suavemente.
- Magia no verbal… - murmuró Draco asombrado, y observó un poco más el libro, antes de mirar a Harry – Hacerla es complicado, se requiere de un nivel más alto de magia, y sobre todo de mucha concentración y disciplina, por eso no se nos enseña hasta sexto año; Nuestra magia no se ha desarrollado lo suficiente como para que podamos proyectarla sin el comando de voz, y la concentración que requiere sería difícil de mantener para muchos de los chicos inclusive de quinto año –
Harry asintió con la cabeza mientras bajaba de nuevo el libro a su regazo.
- Sirius quería ver si podía hacer magia sin varita estando calmado – le contó – Así que estuvimos practicando durante algún tiempo sin ningún resultado, y cuando abandonamos la idea de seguir intentándolo, con la varita en mano pude mover una de las sillas sin hacer ninguna pronunciación. Realmente jamás había hecho magia no verbal, y Sirius cree que puede deberse a que quizás la protección se alteró de alguna forma ante el flujo tan constante de magia que tuve anoche, permitiéndome acceder a una mayor cantidad de magia –
- Pues es impresionante – comentó Draco mirando a Harry pensativo – Si esa protección que tienes desapareciera completamente, serías un mago muy poderoso. Usamos las varitas porque aparte de que nos ayudan a canalizar mejor la magia, hace que suceda de una forma sencilla, sin tener que esforzarnos demasiado, por eso existen tantos núcleos distintos, para adaptarse a cada mago, y que de esa forma incluso el mago con menor capacidad mágica pueda realizar hechizos de forma simple. La magia sin varita es diferente, no cualquiera puede hacerla porque se necesita de un gran caudal mágico para poder proyectarla, y como siempre se muestra en un estado salvaje, se necesita de un gran control por parte del mago para poder dominarla y conseguir que se haga lo que se quiere –
- Lo sé – convino Harry, suspirando pesadamente – Pero si te soy sincero, no estoy seguro de querer esa clase de poder –
- ¿Por qué no? – le preguntó Draco confundido.
- Cuando tuve acceso a ese poder, lo único en lo que pensé fue en usarlo para lastimar a Peter… - murmuró con tristeza.
- Era normal Harry, pensabas que había matado a Fawkes – quiso decirle Draco.
- ¡Pero debí haber reaccionada de otra forma, Draco! – le respondió el pelinegro con cierta desesperación brillando en sus verdes ojos – ¡Desarmarlo, encerrarlo, algo que no implicara su muerte como primera y única opción! –
Draco no podía soportar verle así, por lo que sin dudarlo se sentó a su lado en la cama y le aferro entre sus brazos con firmeza.
- Deja de culparte por eso, deja de pensar en lo que debió haber sido lo correcto – le pidió al oído – Hiciste lo mejor que pudiste. Estabas solo, estabas asustado y dolido, incluso tu vida estaba en peligro. No lo hiciste por maldad, lo hiciste porque en ese momento pensaste que era lo mejor para detener a ese hombre. Por favor deja de juzgarte tan duro como si fueras un adulto irresponsable. Recuerda que tienes 13 años y que estamos aprendiendo –
Aquellas palabras al igual que el abrazo tomaron por sorpresa a Harry. Sabía que seguía juzgándose por el cómo había reaccionado, pero Draco se negaba a hacerlo, al contrario, tal y como habían hecho Sirius y Remus, se mostraba comprensivo, y eso generaba dos emociones en sí mismo: alivio y miedo. Miedo porque temía que ninguno se percatara si comenzaba a pasar el límite de lo correcto, justo como le había comentado a Draco al inicio, y alivio de saber que ninguno lo juzgaba y se mantenían a su lado pese a lo sucedido, creyendo en él, aun cuando a él mismo le estaba costando trabajo hacerlo.
- Gracias – murmuró entonces, aferrando ligeramente la túnica de Draco.
- ¿Por qué? – le preguntó éste ligeramente confundido.
- Por creer en mí de esa forma – le respondió el moreno, y Draco sonrió suavemente.
- No tienes que agradecerlo – le aseguró, disfrutando de tener al moreno entre sus brazos en aquel momento, poder apoyarle y hacerle sentir mejor como había deseado desde en la mañana – Te estamos siguiendo porque confiamos en ti. Sé que jamás levantarías tu varita contra otro mago por el placer de verle sufrir –
Harry asintió con la cabeza ante sus palabras, y sintiéndose mejor, se separó entonces del rubio.
- Me pregunto qué fue lo que hice para estar rodeado de gente tan buena conmigo – comentó sonriendo divertido.
- Sólo ser tú – le respondió Draco sin siquiera pensarlo, lo que hizo que Harry le mirara curioso antes sus palabras.
- ¿Solo ser yo? – repitió divertido - ¿Cómo es eso? –
Draco sólo se rio suavemente, pero negó con la cabeza sin responder.
- ¡Oh, vamos! – le insistió Harry.
- No voy a inflar tu ego – le advirtió en broma, levantándose para regresar a su silla - ¿Por eso leías ese libro? – preguntó, queriendo cambiar el rumbo de la conversación, porque sabía que no podría responder esa pregunta sin delatar sus sentimientos, y no quería hablar de ello con Harry al día siguiente de que había sido atacado, y sobre todo cuando estaba en la Enfermería.
- Si – confirmó Harry, que tranquilo, permitió el cambio de la conversación sin problemas – Creo que aún hay cosas que puedo aprender sobre la magia, y que podrían ayudarme a entender mejor lo que me pasa, aunque Sirius cree que necesitare mucho tiempo para eso, y que también deberé aprender sobre la magia de los rituales y la magia de las Profecías. Me dijo que ellos llevan años estudiando esas ramas también para comprender lo que paso esa noche, pero que es difícil cuando magia ritual y magia profética están de por medio, pero por algún lado debo comenzar –
- Y hablando de eso, ¿Dónde está él? – quiso saber Draco.
- Fue junto con Remus a hablar con Dumbledore de lo que sucedió ayer – le respondió Harry – Están tratando de saber cómo fue que Peter entro hasta Slytherin sin ser detectado, y obviamente también hablaran sobre mi magia –
- Habría sido interesante estar ahí – comentó Draco.
- Lo sé, yo también quería ir, pero Remus insistió en que debía quedarme descansando – le hizo saber Harry suspirando resignado.
- Descansa entonces – convino Draco asintiendo con la cabeza.
- ¿Estás seguro, Sirius? – no pudo evitar preguntarle Minerva, deteniéndose junto con él, Remus y Snape a las puertas del colegio.
- Sí, estoy seguro – confirmó Sirius asintiendo con la cabeza, viendo como las puertas comenzaban a abrirse.
- Pero… -
- Deja que lo haga él, Minerva – la interrumpió Snape, que miraba al frente como si el tema no le interesara – Ya lo habíamos acordado así de todos modos –
- Si, lo sé, pero… -
- Estaré bien descuida – la interrumpió ahora Sirius – Sé que aun eres una combatiente bastante buena, y que tu condición física no es mala, pero si algo llega a salir mal, quizás se te exija demasiado y termines en la Enfermería. Eso es algo que la Subdirectora y Profesora de Transformaciones de Hogwarts no puede permitirse –
Minerva se mordió el labio al escuchar eso, pero sabía que Sirius tenía razón y no discutió más.
- Pero ten mucho cuidado, no vayas a arriesgarte de más, que Merlín sabe que eres bastante imprudente en ocasiones – comentó preocupada, lo que hizo reír a Sirius.
- Sí, supongo que no puedo negar eso – convino sin problema - Pero descuida, planeo regresar – y entonces se volvió hacía Remus, que le miraba también nervioso y preocupado – Regresare – le prometió.
- Ten mucho cuidado – le pidió el castaño, y sin querer contenerse, se acercó a besar a Sirius. Pretendía que fuera apenas un fugaz beso, pero el pelinegro le envolvió entre sus brazos profundizando el beso, mientras que Minerva y Snape miraban hacia otro lado apenados.
- Ándale pulgoso, no nos hagas perder más tiempo – mascullo Snape luego de lo que le pareció un tiempo prudente, incomodo de que esos dos no se separaran.
- Que molesto eres, Quejicus – comentó Sirius luego de separarse de Remus, pero no dejo de mirar al castaño, acariciando suavemente su mejilla – No te preocupes, regresare – volvió a prometerle antes de separarse, y entonces con varita en mano, comenzó a caminar hacia el exterior del castillo.
Se dirigió hasta las inmediaciones donde se encontraban los Dementores, y aspirando hondamente el aire, se adentró en sus terrenos. Aunque el clima era frio dado el mes en el que estaban, en las partes donde los Dementores estaban el frio era tal que dolía; Sirius mascullo por lo bajo ante aquello, pero no detuvo sus pasos, no hasta que se topó de frente con una de aquellas repugnantes criaturas.
Sabía que pasaría, y lo había estado esperando. Apretó con fuerza la varita en su mano, pero espero, escuchando como comenzaba a aspirar lenta y largamente. El frio a su alrededor se acentuó más, pero no fue eso a lo que presto atención, sino a la sensación de vacío que comenzó a extenderse en su interior, a esa falta de calor interno que engarrotaba cada parte de su cuerpo. Entonces alzo la varita, viendo cómo pese a todo le temblaba la mano.
- ¡Expecto Patronum! – exclamó, y concentrándose en aquel beso que había compartido previamente con Remus, un resplandeciente lobo plateado surgió.
Como esperaba, el Dementor se alejó, y él comenzó a sentir como el calor y la felicidad parecían volver a existir en su interior. Aspiro el aire con un poco de dificultad, y desapareciendo al lobo con un movimiento de su varita, procedió a convertirse en aquel perro enorme.
Anduvo un poco más antes de toparse con otro Dementor, pero aunque este se acercó y Sirius pudo sentir un frio que le entumía el cuerpo, el Dementor no intento succionar su felicidad, aun y cuando Sirius pensó con intensidad en las cosas que le hacían sentir más feliz.
El Dementor lo rodeo una y otra vez, como si evaluara lo que tenía frente a si tratando de comprender, y tras lo que a Sirius le parecieron horas aunque sólo fueron minutos, el Dementor se fue, dejando a Sirius tembloroso en su formas de perro, pero con la seguridad de que tal como habían pensado, Peter pudo haberlos evadido en su forma Animaga.
Regresar al Castillo le costó un poco de trabajo, sobre todo porque se sentía entumido, y le costó algunos minutos recuperar la energía suficientemente como para transformarse de nuevo en Humano.
- ¡Sirius! – escuchó exclamar a Remus, y al alzar la mirada, lo vio corriendo hacia él.
Agradeció que no se le lanzara, o ambos habrían terminado en el suelo. En cambio, Remus le tomó el rostro entre sus manos, mirando sus ojos con preocupación, antes de sacar una tableta de chocolate y dársela.
- Anda, come – le pidió – Esto te hará sentir mejor –
Aunque Sirius tomo la tableta, rodeo con su otra mano la cintura de Remus, manteniéndolo cerca de él.
- Tú sabes qué es lo que me haría sentir mejor – murmuró casi sobre sus labios, dirigiéndole una insinuante sonrisa que ruborizo ligeramente al castaño.
- Pero lo único que en estos momentos podemos hacer, es que comas ese chocolate – le recordó, lo que hizo que Sirius suspirara derrotado.
- ¿Y bien? – preguntó Snape cuando él y Minerva los alcanzaron, interrumpiendo la plática sin que le importara.
- Es como pensábamos – confirmó Sirius mientras soltaba a Remus para comenzar a abrir la tableta de chocolate.
- Bueno, ahora sabemos cómo es que los ha eludido – comentó Minerva con una mueca de desaprobación.
- Ahora sólo nos hace falta saber cómo es que entro al Castillo – observó Snape.
- Supongo que hay varias formas de lograr eso… - murmuró Sirius luego de haberle dado una mordida a la tableta, pero mirando al suelo sin ver a nadie en particular.
- ¡¿Varias formas?! – preguntó Minerva escandalizada - ¡¿Cómo que varias formas?! -
Remus miró a Sirius. Sabía cuán importante era para Sirius mantener en secreto aquellos pasadizos, sobre todo porque la mayoría de ellos los había descubierto junto a James en sus años de estudiantes. Sonrió suavemente, sintiéndose orgulloso de aquel hombre al que amaba, porque no estaba permitiendo que los recuerdos y añoranzas del pasado nublaran su juicio si se trataba de la seguridad de Harry. A final de cuentas ambos sabían que era algo que James mismo habría hecho, por eso mismo cuando Sirius le miró como pidiendo su permiso para develar aquellos secretos, él asintió con la cabeza sin dudarlo.
- Vamos a la Oficina de Dumbledore, tenemos algunas cosas de las cuales hablar – les indico Sirius a Snape y a Minerva entonces.
Draco se sintió mejor después de haber visto a Harry, y eso hizo que pudiera prestar atención a las clases de la tarde, pero en cuanto termino, no dudo en regresar a la Enfermería, donde Sirius se encontraba acompañando a Harry.
- ¡Pequeño Draco! – le saludo animado - ¿Tomaste muchas notas para que mi pequeño Harry no se atrase? –
- Honestamente, Sirius. Ni Harry ni yo somos pequeños, y mucho menos necesitamos tomar notas – le respondió Draco con suficiencia mientras se sentaba en la silla.
- Vaya, vaya, pero cuanta arrogancia – comentó Sirius fingiéndose indignado, llevándose incluso una mano al pecho como si la sorpresa fuera demasiada.
- Se nota que es tu pariente, ¿Verdad, Sirius? – le preguntó Harry divertido.
- ¡¿Qué estas tratando de decir?! – acuso Sirius mirándole con los ojos entrecerrados, fingiéndose más indignado, lo que solo causo que Harry se riera divertido.
- Vaya, parece que estas mucho mejor de lo que había imaginado – comentó Hermione que iba llegando.
- ¡Herm! – exclamó Harry asombrado de verla ahí, pero sonrió al saber que había ido a visitarle.
- Con la nota tan críptica que Malfoy me dio, pensé que algo malo había pasado, pero supongo que solo estaba haciéndome ideas – siguió comentando la chica.
- ¿Nota? – repitió Harry mirando a Draco, que se encogió de hombros displicente.
- Le di una nota para no tener que decir nada en medio de un pasillo lleno de estudiantes – se justificó el rubio.
- Propiamente la nota no decía nada – le explicó la chica – Así que esperaba poder venir para saber cómo estabas –
- Siéntate – le ofreció Sirius señalando una silla a su lado, sabiendo que ella y Draco aún no estaban en buenos términos como para esperar que se sentara al lado de éste.
- Gracias – le respondió la chica sentándose.
- Ahora estoy bien, Herm – le aseguro Harry – Peter intento secuestrarme anoche pero no lo consiguió… –
- ¡¿Trato de secuestrarte?! – repitió la chica interrumpiéndole preocupada - ¡¿Pero cómo?!, ¡¿No se supone que los Dementores están protegiendo Hogwarts?! –
- Ya los eludió una vez, Granger – le recordó Draco con obviedad, ante lo cual, la chica le dirigió una dura mirada.
- Además, no paso a mayores. Primero Fawkes y después el Profesor Snape llegaron para impedírselo y hacerlo huir – agregó Harry de forma simple, sin entrar en detalles de nada, sobre todo sin hablar del detalle de la magia sin varita o su intento de matar a Peter, y si Draco o Sirius se dieron cuenta de aquello, ninguno dijo nada al respecto – Así que estoy bien ahora –
- Pero si ya entro una vez, puede entrar las veces que quiera – observó Hermione mirando a Sirius.
- Lo sabemos. Ya estamos investigando cómo es que entro, para tomar las medidas necesarias – le hizo saber, pero sin ahondar demasiado en ello, consciente de que Harry mismo no le había contado todo a la chica.
- Esperemos que los Dementores puedan atraparlo a tiempo – comentó la chica.
Se quedó media hora más platicando con Harry antes de marcharse, sobre todo porque Madame Pomfrey llego avisando que dejaría marchar a Harry para que alcanzara a ir a cenar al Gran Comedor, lo que significaba que el moreno estaba bien y no había nada más de que preocuparse.
- ¿Por qué no le contaste? – le preguntó Sirius mientras miraba como la chica salía de la Enfermería.
- Herm ha estado actuando muy extraña desde que comenzó el año. Parece estar siempre demasiado ocupada, no tiene tiempo para nada que no sean sus clases o sus deberes, y sé que nos estas escondiendo algo de lo que no ha querido hablar por más que se lo hemos comentado… No digo que sea malo, tiene el derecho a tener secretos, pero… He comenzado a sentir que eso se está convirtiendo en una barrera entre nosotros – trato de explicarle Harry, que también miraba a la entrada de la Enfermería por donde la castaña se había ido - ¿Crees que estoy haciendo mal? – preguntó mirando entonces a Sirius, que sonrió negando con la cabeza.
- No, no estás haciendo mal, Cachorro – le aseguró éste acariciando su cabello y dejándolo más revuelto de lo que ya estaba – Es verdad que todos tenemos derecho a tener los secretos que queramos, pero hay secretos que pueden distanciarnos de otros, y si sientes que su secreto está causando una brecha entre ustedes y que ya no puedes confiar en ella igual que antes, entonces lo más sano es poner algunos límites –
Harry asintió con la cabeza.
- ¿Y han logrado saber algo sobre cómo entro Peter? – quiso saber, cambiando un poco el tema, pues continuarlo le hacía sentir ligeramente incómodo.
- Creemos que se ayudó de su forma Animaga, que fue así como eludió a los Dementores, y fue así mismo como pudo entrar hasta Slytherin – le contó Sirius.
- ¿Por qué con su forma Animaga? – preguntó Draco, que durante la conversación anterior se había mantenido al margen.
- ¿Eso es posible? – preguntó a su vez Harry.
- Si, es posible – le respondió a Harry antes de mirar a Draco – Ustedes ya saben que los Dementores se sienten atraídos por las emociones humanas, sobre todo por las que son positivas, como la alegría o la esperanza, pero por lo que descubrimos, les es difícil detectar las emociones menos complejas de los animales, así que creemos que fue de esa forma como Peter consiguió eludirles para escapar de Azkaban primero, y luego entrar aquí –
- ¿Y cómo entro a Slytherin? – preguntó Draco, aunque ya se lo imaginaba.
- Pudo haber pasado en su forma Animaga siguiendo a los mismos alumnos cuando abrieron la entrada, no es como si caminemos mirando el suelo tras de nosotros, así que sería factible – respondió el mayor.
- ¿Y qué tipo de medidas van a tomar? – quiso saber Harry.
- Hemos decidió bloquear los pasadizos que existen para entrar al castillo – le explicó Sirius mirándole.
- ¡No hablas en serio, ¿Verdad?! – le preguntó el ojiverde atónito, ante lo que Sirius asintió con la cabeza.
- Tu seguridad es lo más importante, Harry – le quiso recordar – Y creemos que entro por alguno de estos lugares, como lo demuestra el hecho de que en lugar de llevarte hacía la entrada de los terrenos, te llevara al Sauce Boxeador –
- ¿De qué pasadizos hablan? – quiso saber Draco.
- De unos que están en distintos puntos del castillo, y que te permiten salir del mismo. Mi padre y Sirius los descubrieron cuando estudiaban aquí – le explicó Harry – Están registrados en el Mapa del Merodeador, pero jamás los hemos usado –
- Y ahora será mejor que te olvides de ellos. Esta noche Dumbledore va a sellarlos para que nadie pueda volver a pasar a través de ellos – le hizo saber Sirius.
Harry pudo salir de la Enfermería a la hora de la cena como Madame Pomfrey había dicho, así que tanto él como Draco se dirigieron al Gran Comedor.
- Deberían mirar lo que comen… - mascullo por lo bajo Harry, cuando al entrar, sintió los ojos de todos sobre él y Draco.
- Bueno, sus vidas son demasiado aburridas – comentó Draco displicente mientras lo seguía.
- Quisiera que mi vida fuera así – murmuró Harry ahora suspirando, asintiendo con la cabeza a las palabras de bienvenida que le daban de forma discreta algunos Slytherin cuando pasaba a su lado. Esa era una de las cosas que agradecía de los Slytherin, nada de preguntas innecesarias o que le harían sentir incomodo; Podían sentir curiosidad, desear saber, pero jamás presionarían más allá de lo recomendable. La mayoría de ellos sabían esperar y detectar los momentos adecuados para conseguir lo que querían, reconociendo que la paciencia era una virtud que solo muy pocos comprendían en su totalidad.
- Si, lo imagino – convino Draco mientras se sentaban en el espacio que Blaise les había hecho al verlos entrar.
- ¿Todo bien? – le preguntó éste a Harry.
- Si, todo bien – se limitó a contestar Harry asintiendo con la cabeza, y de forma automática acercó un plato para comenzar a servirse y comer.
Nadie en Slytherin le hizo más preguntas, y se comportaron como si Harry jamás se hubiera ausentado, lo que ayudo a que éste se sintiera más relajado, pese a que aún podía sentir miradas de las otras mesas.
Casi al final de la cena, el búho negro de Draco aterrizo suavemente frente a él sobresaltándolo ligeramente, pero al ver la carta que le tendía en su pata, se apresuró a quitarla, leyéndola brevemente, sólo para constatar que era la carta que esperaban de su madre. Le dirigió una significativa mirada a Harry, antes de guardársela en la túnica, dándole un poco de comida a Tenebris en agradecimiento, antes de que el ave se marchara a descansar.
Ninguno de los dos dijo nada. Ambos se apresuraron a terminar su cena para buscar un aula tranquila y solitaria donde pudieran leer la carta, y si su conducta causo curiosidad en sus compañeros, ninguno dijo ni pregunto nada.
- ¿Contesto? – le preguntó Harry apenas cerró la puerta.
- Sí. No es muy larga, pero si – le respondió Draco, que ya sacaba la carta para volver a leerla – Mi madre dice que en efecto Sirius tenía un hermano que era dos años menor que él; Se llamaba Regulus Arcturus Black, pero que desapareció misteriosamente un día – le contó mientras leía, recargándose en uno de los pupitres mientras Harry se sentaba a su lado a escuchar – También dice que estuvo en Slytherin, que era un buen estudiante con notas excelentes, y un mago bastante capaz, además de que en segundo año se unió al Equipo de Quidditch como Buscador, dándole varias victorias a Slytherin – y miró a Harry sonriendo orgulloso, sonrisa que Harry mismo compartió.
- No lo hubiera esperado – le confeso éste.
- Lo sé, yo tampoco – convino Draco, regresando su mirada a la carta, haciendo una mueca entonces.
- ¿Qué pasa? – quiso saber Harry.
- Mi madre dice que Regulus pese a ser menor que mi padre, se llevaba bien con él en sus años que Hogwarts, que varias veces lo vio hablando tanto con él como con el Profesor Snape, aunque jamás le prestó atención a eso porque Regulus era un chico muy popular no solo entre los chicos de su curso, así que era normal verlo hablando con muchas personas de otros cursos, eso sí, jamás lo vio hablando con Sirius, ni con gente de otras Casas – le contó Draco – También dice que escucho rumores de que Regulus se había unido a los Mortífagos, pero como esos rumores jamás se cuestionaban, ella prefirió no preguntar tampoco. Que fue pocos años después que escuchó rumores de que un Mortífago lo había matado, pero como sus mismos padres no se pronunciaron al respecto y por el contrario actuaron como si simplemente Regulus jamás hubiera existido, ella actuó igual y no pregunto nada –
- A veces esta conducta de los Slytherin puede ser muy contraproducente – murmuró Harry, pensando en su propia situación a la hora de la cena.
- ¿Qué conducta? – le preguntó Draco confundido.
- Los Slytherin suelen ser muy sutiles al obtener información, y muy pacientes, así que si no lo ven viable, no preguntaran, y si lo necesitan, pueden esperar incluso años antes de hacer preguntas – le explicó Harry – Lo mismo pasa en mi caso. Sé que sobre todo los chicos de nuestro curso sienten curiosidad con mis ingresos a la Enfermería, pero jamás han preguntado nada… –
- Saben que no es el momento para hacerlo – completo Draco asintiendo con la cabeza – Si, es muy típico de los Slytherin. Ellos no te preguntarán, hasta saber que podrán obtener una respuesta clara de tu parte, o lo más clara posible, y que sobre todo, podrán obtener la respuesta sin exponerse a ser juzgados, criticados, o mal vistos por su acción –
Harry asintió con la cabeza.
- Tu madre hizo algo muy parecido, el detalle fue que como a ella no le interesaba saber la verdad, no hizo más preguntas, no indago más, se limitó a hacer lo que todos, fingir que Regulus jamás había existido… Qué triste – no pudo evitar comentar mirando el suelo con congoja – Inclusive sus padres prefirieron fingir que nunca existió, y era su propio hijo… -
- Supongo que en parte podría deberse al hecho de que era un tema que involucraba a Voldemort – opinó Draco mirando la carta pensativo.
- Lo sé, pero… Yo no habría podido hacer eso – murmuró Harry suspirando.
- El miedo hace actuar a las personas de maneras incomprensibles – comento Draco.
- ¿Tu habrías hecho eso a uno de tus hijos?, ¿Habrías ignorado su desaparición y fingido que jamás existió? – le cuestiono Harry mirándolo, y Draco mismo miró a Harry, mirando fijamente aquellas verdes orbes antes de negar con la cabeza.
- Pero por eso estamos de este lado de la resistencia, Harry – le hizo ver – Somos diferentes a la mayoría. Y no queremos conformarnos con mirar sentados como las personas a las que amamos mueren –
Harry sonrió al escuchar eso, asintiendo con la cabeza satisfecho.
- ¿Dice algo más tu madre? – le preguntó.
- Sólo que puede preguntar a mi padre para ver que otro tipo de información consigue, pero que eso tardara, que mientras quería hacerme llegar las cosas que sabía – le dijo guardando la carta. No le iba a comentar que su madre le decía que estaba preocupada por las cosas que preguntaba y que tuviera cuidado, que prefería que dejara a los muertos como estaban – Mañana le escribiré pidiéndole que investigue más con mi padre –
- Esta bien – convino Harry parándose del pupitre – Bueno, creo que es mejor que regresemos a Slytherin antes de que se haga más tarde y nos metamos en problemas –
Draco asintió con la cabeza.
Algunos días después, mientras se dirigían al Gran Comedor en compañía de los demás chicos de Slytherin, vieron pasar delante de ellos al grupo de Gryffindor de su mismo curso, donde iba Neville bastante pálido y con el brazo derecho en cabestrillo.
- ¡Ey, Longbottom!, ¡¿Dónde metiste el brazo?! – le preguntó Blaise con burla.
- ¡No es de tu incumbencia! – le espetó Ron molesto. Todos los Gryffindor se detuvieron y los miraron con cara de pocos amigos, aunque todos lucían tensos a decir de Harry.
- Parece que cierto Equipo va a necesitar un suplente para el próximo partido – comentó Theodore divertido.
- Neville va a estar bien para el próximo partido – le aclaro Seamus Finnigan.
- ¡Sí!, ¡Y los vamos a aplastar! – agregó Dean Thomas con firmeza.
- ¡Así es! – convino Ron.
- ¿Cómo cuál de todas las veces que nos han aplastado? – preguntó Draco - ¡Oh, espera, eso JAMÁS ha pasado! –
Los Slytherin se rieron mientras Harry se limitaba a negar con la cabeza para ocultar la sonrisa. No entendía esa necesidad de pelearse con los Leones cada que los veían en cualquier pasillo, pero debía admitir que a veces las burlas causaban una cierta gracia, así que ahí estaba él, siendo cómplice de todo aquello al reírse, aunque tratara de disimularlo.
- Bueno, igual ya deben estar acostumbrados a perder – comentó Pansy con indiferencia.
- Si, no hay Buscador que le pueda ganar a Harry – aseguró Millicent orgullosa.
- ¡Este año vamos a ganar la Copa de las Casas! – le refutó Ron indignado
- Ya chicos, vámonos – les pidió Harry, que podía ver que los ánimos se estaban calentando demasiado.
- ¡Eso es algo que jamás verán tus ojos, Comadreja! – le aseguró Blaise antes de comenzar a caminar de nuevo hacía el Gran Comedor, seguido por el resto de los Slytherin que se reían a excepción de Harry.
- ¿Qué pasa? – le preguntó Draco.
- Nada, es sólo que me preguntaba si en verdad estará listo para jugar en el próximo partido. Es en dos semanas – le explicó Harry.
- Claro que lo estará. No creo que sea nada grave – le aseguró Draco.
- Aunque espero que para entonces mejore el clima – comentó Pansy mirando el cielo.
- Yo también – convino Harry, mirando también el cielo gris a través de las ventanas. Hace días que el clima estaba así, y si continuaba, podría causarles algunos problemas, aunque Marcus anticipándose a eso, los había estado entrenando los últimos días en medio de esas condiciones, quizás de esa forma podrían contrarrestar un poco la forma en que el clima podría afectarles.
