Capítulo 9: El ser supremo de los mares
Draco tiene muchas emociones en este momento difíciles de procesar, pero aunque intenta unirse es demasiado difícil, no con la idea de Luna ahí afuera, con vida o sin vida; necesita tenerla entre sus brazos sea lo que sea que obtenga de ella. Quiere ir hasta el fin del mundo para traerla de regreso y al ver a Vodník o al menos lo que parece una proyección de este en un cristal, solamente hace que todas sus emociones den giros en su interior, para señalar una en específico.
Ira.
Es por su culpa.
Claro Draco tiene la culpa, pero ese estúpido ser viviente también tiene gran parte de la culpa.
Desde el inicio de su historia es como si fuera el causante de todos sus males, una vez había estado frente a Orion y en lugar de ayudarlo, simplemente había decidido que era mejor maldecirlo y provocar que cada persona que investigara sobre este tuviera mala suerte, destinado a perder siempre algo que amaba para que por la eternidad o lo que viviera.
Solo pudiera sufrir.
Draco había sufrido pérdidas, que tal vez de alguna forma se habrían podido evitar, pero ahora simplemente la balanza estaba predispuesta a que si hubiera una opción.
Perdiera.
Por eso Anthony y su madre no habían dudado al morir.
Nunca tuvo oportunidad si el destino estaba en su contra y ahora incluso puede que Luna no se encuentre con vida por este idiota.
Por maldecir a Orion, por hacer que Anthony muriera, porque tuvieron que buscarlo aquí para que nadie muriera y aun así es probable que Luna estuviera…
—Orion—la forma de hablar de la bestia parece llena de odio y es algo que Draco puede entender bien.
Vodník lo odia.
Felicidades.
Draco siente el mismo odio infernal por este y tampoco espera poder contenerse, solamente quiere tenerlo al frente para poder estrangularlo.
Su mirada se vuelve oscura de ira y deseos de asesinar, pero antes que levante la varita, Padma a su lado sujeta su brazo impidiendo que saque su arma. La ve de reojo notando que aun esta sensible y probablemente inestable mentalmente, pero se mantiene aun intentando controlarse, es mucho mejor de lo que Draco intenta.
Se incorpora del suelo con el mentón en alto.
Una farsa.
Esta roto.
Se siente muy roto de una forma que siempre piensa que no puede superar, pero el destino le ha demostrado una y otra vez que tanto puede sufrir más que antes.
Quiere venganza y está viendo quien será la cosa que ocupa destruir, no para sentirse mejor, solamente porque es algo que tiene que hacer.
Durante algún tiempo había pensado sobre Vodník, desde su apariencia a como seria, había sido el causante de la maldición que había estado fomentando y creciendo en su interior desde su primer año, desde que tuvo curiosidad de Orion. En cierta forma es casi como el antagonista personal, o lo seria, si Voldemort no fuera un loco psicópata que quiere hacer un genocidio dejando a los magos como lo más alto de la cadena alimenticia actual.
Cuerpo grotesco, figura sin forma, una máscara que ocultaba su rostro, una voz que no parecía la de algún ser amable.
Una presencia desagradable.
No parecía la gran cosa, pero Draco había aprendido con el tiempo a no juzgar solo por la apariencia de alguien.
—Tu—no dice nada más, pero es dicho con desprecio, porque no siente absolutamente nada más que deseos de hacer algo malo.
Apenas si puede controlar sus sombras para que no salgan, porque se desmayaría justo después y no puede quedar fuera de juego por días ahora, no cuando esa cosa por fin está aquí y ocupa destruirla para que les quite la maldición.
O torturarla.
Ya no importa que sus amigos lo vean como un monstruo, ahora no importa que piensen los demás. Había estado aterrado anteriormente por las emociones de sus amigos, de sus reacciones a su persona, pero ahora solamente le importaba una cosa y era vengarse.
Sin importar que pensaran de él.
Sin importar si llegaban a odiarlo por eso.
Solamente, está cansado y va a seguir adelante hasta que se encuentre satisfecho con su venganza, aunque le lleve a consumirlo todo; incluyéndose.
—Te dije que no quería volver a ver tu cara—la voz parece gruesa, como una extraña forma de hablar entre criatura y gruñidos que le dan escalofríos.
Si.
Mal comentario.
Draco quiere burlarse en su cara, como si cualquier cosa que este dijera, fuera realmente algo que le importara, no, no había nada que esa cosa pudiera decir de él que fuera importante; al menos que fuera una manera de quitar la maldición.
—Yo tampoco quería ver tu inmunda cara, pero ocupo que quites la maldición—no es una presencia tangible, duda que fuera solamente un espectro, su cuerpo real debe estar en algún lugar; cerca si puede proyectarse así.
Además.
Voltea a ver en dirección a su derecha, hay una especie de pasadillo, no sabe a qué directamente, pero puede sentir la magia viniendo de ahí. De alguna forma caer a las aguas cerca de su posible terreno (el cual parecía había sido acertado) los había guiado hacía esta cueva que parecía de alguna manera estar completamente sellada con la única apertura con una especie de lago; podría ser una cueva submarina hasta donde sabía.
Estaban tan cerca.
Tan cerca de la bestia culpable de su miseria.
Draco piensa en Luna una vez más con amargura, casi puede imaginar la sonrisa de la niña a su lado, su brillante presencia, su anormal forma de ver el mundo y como siempre se mantuvo a su lado como Selena lo hizo en otra vida.
La misma alma de su hermana.
A quien le había fallado ya dos veces.
—No tengo ningún motivo para hacerlo, como se lo dije a tu anterior vida—desprecio por él, Draco casi puede ver a Voldemort frente a él despreciándolo.
No.
Voldemort incluso lo encontró hasta cierta parte interesante, pero esta cosa frente a él, parece verlo solo con desprecio y molesta. Draco piensa en Lyra, en la niña que había perdido a su madre, solo porque uno de sus abuelos de alguna forma era un gilipollas completo que había arruinado su vida.
Se ríe sin humor, atrayendo la atención de sus amigos, la mirada molesta de Vodník.
—Mataste a tu propia hija—bien ahora no está intentando ser inteligente como Ravenclaw, solo quiere cabrearlo y funciona rápido—la hiciste morir, me pusiste una maldición esperando que muriera y te tengo una noticia—sonríe de forma peligrosa—estoy tan cerca de encontrarte y de asesinarte, hare que te arrepientas de lo que hiciste y que pagues cada dolor que me provocaste—
—¿Cómo si pudieras…? —
Draco lanza una magia explosiva al cristal, que se hace miles de pedazos que caen sobre ellos. Sus amigos bajaron la mirada para evitar cayeran en sus ojos, Draco solamente los ve caer con mirada perdida antes de voltear a ver a la entrada de lo que parece una larga cueva con mirada seria. No tiene pruebas, pero tampoco dudas que esa cosa se esconde en alguna parte de aquí, dado que no pueden ir por ahora bajo el agua, Draco simplemente comienza a caminar.
—Draco—llama Michael tartamudeando, pero no lo escucha.
Lo ignora.
Solo moviendo sus pies de forma continua.
No está en sus mejores sentidos, acaban de perder a Luna y no han tenido tiempo para re organizarse, Draco duda que pueda volver a unir las piezas de su corazón como cuando murió Anthony o como ha estado trabajando con la muerte de su madre; además de otras muertes en su espalda. Era como darle a un borracho en su peor momento una elección importante, lo cual claramente iba a terminar mal.
¿Qué puede ser peor que esto?
Bueno ya ha demostrado su historial, que siempre hay un punto de partida para empeorar.
No importa.
Se ríe sin humor entrando a la cueva, donde se congela, sus amigos detrás de él parecen ver confundidos la pared que parece tener un final; toda la cueva parece estar hechas de cristales, cuando Draco los toca no se parecen mucho al espejo de Oesed, pero no puede ver tampoco su reflejo.
Padma aprovecha para lanzar un hechizo calentador y de secado para todos, Draco sigue ignorándola analizando el lugar caminando unos cuantos pasos más.
Menos cerca de una hipotermia.
Draco le importa poco tener hipotermia o no.
—Un laberinto—anuncia Terry cuando al llegar al final del pasillo, para ambos extremos parece haber caminos, pero al girar uno se puede ver un camino serpenteante.
Un laberinto.
¿En serio?
No quiere pensar que clase de criatura tiene un laberinto en medio de…ni siquiera saben dónde están exactamente, pero si es el lugar que los llevara a encontrar a la bestia, Draco no le importa su lugar en el mapa; tiene un traslador para regresar a Londres cuando esto termine.
Aunque puede que mueran.
Draco farfulla, pero Michael se adelante con una mano en la pared.
—Dicen que hay un truco, si caminas avanzando siempre con una mano en la pared, eventualmente saldrás a la salida—comenta este con voz algo ahogada, sus ojos rojos que parecen haber llorado tanto como Draco antes.
Bien.
No.
Nada está bien.
Otra vez todo sale mal, otra vez sus amigos y él están rotos, pero ya no tiene fuerzas para intentar curar algo.
Draco asiente antes de que todos comiencen a caminar en silencio. Quisiera poder llegar rápido, porque cada paso en silencio que hacen, solo roto por un leve silencio cuando alguno se sorbe la nariz, provoca que se sienta culpable cada segundo.
Hay varios minutos donde nadie dice nada o tal vez pueden ser horas, donde pasan por algunos callejones vacíos y por suerte ningún peligro aparente cuando Draco habla.
—¿Decidieron eso sin mí? —la pregunta no tiene ningún contexto hablado, pero está seguro que todos entienden de que se refiere.
Nadie habla sobre su quiebre, sobre como Padma había soltado su fachada de niña fuerte para solo romperse ante la idea de Draco muriendo. No tiene sentido de hablar de eso cuando no va a traer nada positivo, soltar emociones puede funcionar, pero ahora Draco no sabe ni siquiera si puede sentir algo más.
Su madre.
La muerte de ella lo cerro emocionalmente y ahora se siente como si mantuviera apenas unos hilos uniéndolo, esperando que mate a algunas personas, para soltarse y morir finalmente.
Aunque Padma no quería eso.
Tampoco mencionan sus pensamientos suicidas o como grito abiertamente que era un asesino.
Ya nada de eso importa.
—Yo lo hable, todos me apoyaron—habla Terry y por un instante, uno pequeño, Draco voltea odiándolo con todo su ser, que se evapora al ver el rostro totalmente roto de Terry al hablar—quería sacrificarme, si algo llegara a pasar, si teníamos que perder a alguien pensé que sería correcto que fuera esta vez yo—
Eso es, inesperado.
Duda que, si hubiera estado en cualquier otro momento, ya saben, con estabilidad mental positiva, hubiera podido decir algo a sus palabras que lo toman por sorpresa a pesar de todo.
Tiene una idea de que habla, pero todo es confuso ahora.
Doloroso.
Draco voltea a ver a Michael y Padma, quienes parecen igualmente culpables y derrotados como Terry.
—Pero Luna fue la que lo hizo—señala sin emociones, solamente como un vacío en su interior que se hace de mayor tamaño al mencionar a Luna.
Terry asiente, sujeta el pecho de su camisa como si doliera.
Su pecho debe doler.
Todos deben doler.
—Ella no dijo nada, pero había comentado que deberíamos dejarlo abierto para nosotros cuatro, todos aceptamos, pero…creo que ella ya tenía planeado sacrificarse; lo lamento, sé que hubieras preferido que fuera yo—explica Terry sin sentirse para nada herido de sus palabras.
Draco detiene sus pasos para verlo con sorpresa, pero Terry solamente se detiene un poco después a su lado, Michael parece ahogado y claramente en su mirada no quería que nadie muriera; pero al igual que Draco que favorecía a Luna, no importa que Luna fuera alguien importante para Michael, este tampoco parece querer que el resultado hubiera sido Terry.
No lo culpa.
Los entiende.
Eso es lo que queda de ellos, personas rotas que están jugando a ser funcionales, cuando claramente no lo son.
Siendo egoístas y solo funcionando por muy poco.
—Terry—intenta decir Padma, pero Terry la detiene bajando la mirada.
—También sé que hubieras preferido que yo muriera ese día en lugar de Anthony, no es egoísmo, es la realidad, sé que ambos hubieran preferido que fuera yo—
Oh, vaya.
Admira lentamente como la máscara de tranquilidad e indiferencia que Terry ha tenido por años, que solamente cayo cuando Draco había sido grosero con Michael en tercer año, desde entonces luego de que hubiera sanado de alguna forma constante y lenta con este su relación, siempre había permanecido como el confiable Terry que solía ser el más Ravenclaw de todos ellos.
Analítico, que buscaba la opción más lógica, usualmente la voz de la razón entre todos ellos.
Todo un Ravenclaw.
El chico que simplemente se puso como pilar de ellos y siempre fue confiable.
Creían en él.
Draco había aceptado la idea de Anthony hace años para pedir consejos para citas, porque sabía que fuera el tema que fuera, Terry siempre tendría la mejor opción y no había notado, que de alguna forma eso fue duro para él también; le habían puesto un rol y nunca había fallado a ese rol.
Hasta hoy.
Michael da un paso hacía él, pero Terry lo empuja ignorándolo, viéndolo fijamente.
Están rotos.
Primero Padma, ahora Terry, están cansados y rotos.
No.
Primero había sido Michael ese verano en su casa, luego había sido Luna con él en el tren, era hora que sus otros amigos soltaran al fin sus pensamientos más oscuros.
—Porque una parte de mi está feliz porque fueron Anthony y Luna en lugar de Michael—la declaración cae por sorpresa, Draco lo ve ligeramente estupefacto cuando el rostro de Terry se vuelve una miseria completa—me odio por eso, odio ese sentimiento—dice con voz temblorosa ahora—dijiste que eras un asesino, todo este tiempo, desde el parque de diversiones he visto como pareces odiarte y…no, no hiciste nada malo. En este caso yo soy peor que tú, solamente egoísta, sé que no importo como los demás y que solamente soy algo que sobra que se unió sin sentido a este grupo, sé que soy un ser horrible egoísta y…lo siento por estar vivo—
Las palabras de Terry quedan congeladas cuando Draco de dos zancadas esta frente a él, pasando una mano por su nuca y atrayéndolo en un torpe e incómodo abrazo de una mano; la otra mano siempre en la varita, lista por cualquier ataque.
Terry no llora, pero se mantiene contra él temblando ligeramente.
Quiere poder ayudarlo, pero Draco esta tan cansado como todos ellos y no sabe que decir, no sabe cómo ayudarles y como extraña a Anthony en este momento.
Él sabría qué decir, que hacer, como mantenerlos unidos.
Siempre fue un pegamento que no sabían que tenían, hasta que no lo tuvieron más.
Luna también sabría que hacer…el pensar en ella duele.
Quema en su pecho y solo quiere morir, pero eso no significa que quiera que otros mueran todo lo contrario.
—Gracias por no morir Terry—es lo único que se le ocurre decir, provocando que Terry se quede en shock unos momentos, antes de abrazarse a él con fuerza.
Rotos.
Todos son rotos, inútiles, vulnerables y Draco se supone debería poder ayudarles; pero en su lugar todos ellos lo ayudan a él. En lugar de ponerse al frente para protegerlos, son todos ellos quienes no dudaron ni un segundo en morir por él para ayudarle a su causa. No puede evitar pensar que todo es culpa de él, si no se hubiera acercado a ellos desde un inicio, ellos no tendrían estas preocupaciones, podrían haber sido adolescentes con una vida normal.
Anthony y Luna estarían a salvo.
Apenas se aleja del chico, es arrancado de sus brazos por un mortal abrazo de oso de Michael, que parece absorberlo contra su cuerpo, enterrando su rostro en el hombro de su amigo; ¿pareja?, lo que sea que eran ellos.
Padma se apresura a su lado, con una mano suavemente en el hombro de Terry, no porque no quisiera abrazarlo, pero dejando su espacio a Michael.
—Oh Terry, no pienses así, todos estamos felices que estes con vida—habla Padma suave y maternalmente, haciendo que Terry se rompa un poco más.
Michael gruñe protectoramente contra él.
—Te amo maldita sea, no pienses cosas estúpidas Boot, no dejare que nadie hable mal de ti, incluyéndote—las palabras son tan fieramente dichas, tan protectoras, que Terry parece romperse un poco más en lágrimas.
Es la declaración de amor más estúpida e incómoda que ha escuchado.
Una parte de él piensa en Harry por un momento sintiéndose adolorido ante su recuerdo.
¿Alguna vez podrá volver a verlo?
Había entrado a esta misión con el conocimiento de que podría morir en cualquier momento y no le había importado, pero ahora por algún motivo, tiene una extraña necesidad de querer verlo, aunque sea una vez más. A su lado todo parecía un poco mejor, aunque ahora estaba tan jodido, que duda que incluso él pueda ayudar a reparar su corazón roto.
Quiere abrazarlo como lo hace Terry con Michael, quiere llorar con él, quiere que lo consuele.
Quiere que le diga que todo está bien y creerlo.
Curiosamente, aunque el momento es sentimental, Terry es el primero en sorber la nariz y apuntar detrás de ello.
—¿Qué es eso? —su voz suena algo ronca.
Draco deja de pensar un momento en las similitudes que tiene con Terry, confundido de que alguien más dentro de su grupo de amigos piense que es incensario en este grupo, que no merece vivir, cuando claramente cada uno de ellos no ha hecho más que cosas buenas por él.
Voltea a ver.
Su garganta se cierra más de ser posible.
Los cristales que forman las paredes, aquellos de colores que no reflejan nada ahora si lo están haciendo. Pero no es a ellos, no, es a una niña que esta de espaldas a ellos. La única diferencia es que la niña parece estar en medio del aire y no es una niña técnicamente, porque hay una cola en la parte inferior de su cuerpo. Esta por apuntar confundido, porque ahora que lo piensa las sirenas tal vez no sean tan comprensivas como lo fue la nereida con ellos, pero se detiene cuando la imagen se voltea.
No es real.
No puede ser real.
Su varita baja.
—Esmeralda—susurra caminando hacía el reflejo con una voz lenta y sorprendida, el cristal parece mostrar cuando la niña estaba nadando y su cabello como ojos son definitivamente son suyos.
Negros oscuros.
Verdes que se iluminan.
Es hermosa.
Su pecho se contrae en algo que no sabe si es la nostalgia o los vestigios de Orion dentro de él que añoraron alguna vez a esa mujer.
A su lado pronto se aproxima Padma con los ojos abiertos de asombro, mientras que Michael camina con Terry aun debajo de uno de sus brazos.
La imagen de Esmeralda nada un poco más entre lo que parece el agua, con una clara sonrisa en su rostro, mientras algunas criaturas marinas nadan a su alrededor. Es casi como si estuviera viendo a la sirenita pasar frente a sus ojos, la niña hace volteretas cuando un caballito de mar parece intentar imitarla; las risas de la niña llenan toda la cueva.
Todo se desaparece.
Pero antes que pueda procesarlo, la imagen cambia a una diferente frente a ellos.
—Draco eres tú—dice Padma con la boca abierta impresionada, pero Draco no lo está en realidad.
Es como verse un espejo, bueno, verse en un espejo donde no está delgado, con la piel blanca o congelado hasta los huesos, donde sus labios no están morados, tiene ojeras y su mirada es la de un asesino. Casi puede ver el reflejo de lo que debió haber sido, en otra vida, antes que todo se fuera al carajo.
Joven.
Sonriente.
Brillante y con el cabello en perfecto estado.
Es nuevamente Esmeralda quien aparece en la imagen, mucho más juvenil ahora, asomándose en todas direcciones antes de salir en lo que parecía la superficie. Claramente se están encontrando, probablemente en secreto. La sirena esta aun en la orilla de lo que parece un enorme lago, mientras que Orion está sentado en las piedras más adentradas al lugar con una sonrisa que Draco no había visto en su rostro desde antes de finales de quinto año.
—Deberías quedarte en tu casa—es un consejo, pero la sonrisa de Orion parece complacida de verle ahí.
Esmeralda se cruza de brazos y hace un puchero.
—Por favor no podrías vivir un día sin mí Orion Blake, soy tu fuente de entretenimiento, tu cuenta cuentos favorita—habla Esmeralda con una sonrisa infantil.
El pecho de Draco duele ante la imagen que está pasando frente a sus ojos, porque sabe que pasara en el futuro, lo que depara a cada uno y el destino simplemente es cruel cuando puede ver el futuro. Si hubiera estado en primer año, viendo a Anthony sabiendo que moriría, habría intentado mantenerse lo más lejos posible de este.
No lo hizo.
Se traga el pensamiento al ver otra vez la imagen.
Esa felicidad no durara mucho, piensa con dolor.
Como si cada una de sus vidas simplemente estuviera destinada a sufrir.
—No lo sé, Ala llameante tiene muchas buenas historias—bromea Orion, antes de ganar un poco de agua que Esmeralda le envía con un movimiento de su cola.
Orion le da una mala mirada, Esmeralda por otro lado se ríe, antes de adentrarse al agua y salir con el cabello aun húmedo.
—Tu dragona es más divertida que tú—
—Blasfemia—
—Cállate, ahora déjame contarte la historia de "La encantadora de peces". Las Nereidas son primas lejanas mías, una de ellas una vez convirtió a una mujer con sus poderes para entender a las criaturas marinas—hablo la chica de forma soñadora, antes de comenzar a contar la historia que Draco conocía.
La ignoro.
Su mirada atenta en Orion, cuya mirada de idiota enamorado solamente estaba puesta en la sirena, antes que la imagen se eliminara por completo.
Todo quedo en silencio.
—¿Ellos eran…? —pregunto Michael casi sin aire, a lo que Draco asintió.
—Orion Blake y Esmeralda Black, mis antepasados—camina un poco curioso alrededor, a lo lejos una luz parece iluminarse, por lo que se apresura.
Escucha los pasos de sus amigos en su espalda, cuando llegan más adelante parece que una secuencia de recuerdos se han abierto otra vez. Draco se encuentra maravillado como horrorizado, aun cuando hablo con los vestigios de Orion en el velo, aun cuando algunas cosas se habían visto en su mente, esto era totalmente diferente.
Era como…
—El laberinto está reproduciendo su historia—señala Terry sorprendido cuando ven otra secuencia.
Esmeralda ahora está cantando en lo que parece su hogar submarino, como una cueva con varios objetos de humanos escondidos, pero todo creado de forma bastante natural. Cuando alguien se acerca, la sirena oculta todo lo que puede y saluda a otras sirenas con una sonrisa.
Toma lo que parece un collar oculto, como de escama de dragón entre sus manos sonriente.
Es su tesoro.
—Orion le dio ese collar—Draco no lo recuerda, pero lo expresa en voz alta, porque algo dentro de él lo sabe.
Fue el primer día que se vieron, cuando la vio y esta parecía asustada, cuando le había ayudado a salir de esas piedras en medio de la tormenta.
Es raro.
Lo sabe, peor no entiende como, ya que no tiene el recuerdo.
Debe ser algo que su alma sabe ahora, solo porque lo ha visto.
El recuerdo le trae otro diferente, uno donde había estado en primer año de Hogwarts, en medio de una enfermería dándole un collar a Harry que este sigue usando de forma religiosa, siempre sonriendo al verlo como si recordara ese día con cariño.
—¿Qué es este lugar? —se pregunta Terry curioso tocando el cristal, la imagen de Esmeralda cambia totalmente.
Asustando a todos y poniéndolos alerta.
Es como si todo se hiciera con estática de colores, antes que esto volviera a brillar y una nueva imagen se creara rápidamente.
Asombroso.
Dos personas mayores aparecen en la imagen, un hombre y una mujer de cabellera casi grisácea, pero rostros amables que están sentados en medio de lo que parece un porche. No hay que preguntar ni siquiera quienes son, el grito de "¡Abuelitos!" de un niño estalla, atrayendo la atención de Draco cuando ve a un pequeño Terry saltando sobre el hombre por la espalda. Este se queja de la espalda, pero tiene una enorme sonrisa en su rostro que claramente muestra que, aunque le duela no le importa realmente.
—Terry gatito—dice la señora abrazándole, luego sigue la escena más desgarradora que ha visto cuando el niño hace un movimiento de manos, antes de soltar un maullido.
—Meow—para que la mujer procesa a llenarle de besos por todo el rostro ante las risas del niño.
Draco voltea a ver a Terry, quien no parece humillado, en todo lugar solo se ve increíblemente nostálgico.
Perdió personas.
Igual que Draco.
Es difícil pensar en eso cuando todo este tiempo, aun ahora, se recordaba cada persona que él perdió, omitiendo muchas veces que no es el único que ha sufrido en este grupo.
—Veo sus fotografías todo el tiempo, pero veo que había olvidado el sonido de su voz—es todo lo que dice antes que la imagen cambie.
Nadie dice nada cuando ven todo de colores grises, el cielo nublado, un niño sentado al frente de dos tumbas con el rostro desprovisto de sentimientos.
Triste.
Solo.
Abandonado.
—Parece que muestra el pasado—habla Padma sin tener miedo cuando coloca una mano en el cristal, logrando que todo cambie.
Tiene la idea de que lo hace cuando el rostro de Terry cambia a uno adolorido.
Draco siente un golpe en su vientre al ver la imagen de ellos tres de niños, es un poco difícil imaginar que él tuvo alguna vez 11 años.
Pero aquí está.
Se ve diminuto con 11 años, aunque su actitud parecía querer actuar de forma más madura, puede ver con algo de nostalgia y anhelo, como el niño corre en medio de la feria donde había ido con Padma y Anthony. El pequeño Anthony, quien parece demasiado pequeño se aferra a su muñeca tirando de Draco para que se suba con él a los carros chocones, mientras Padma gruñe que se subiera con ella. Madison la madre de Anthony se ríe detrás de ellos cuidando de sus pertenencias, parece divertida tomando fotografías cuando Draco anuncia que todos se subirán por separado.
La imagen cambia, ese mismo día, con Draco comienzo una manzana de caramelo, Anthony saltando emocionado señalando algo que brillaba cual perro y Padma empujándolo divertida.
—Miren una camisa de Star Wars en promoción—Draco tuvo que detener al niño para que no se lanzara de compras, aunque al final del día, su madre se la termina regalando.
Todo cambia.
Anthony ahora está en medio de un sofá de la torre Ravenclaw, con Padma acostada a su lado solamente acurrucados, disfrutando del momento.
—Eres preciosa—dice de la nada Anthony besando la cabeza de la chica, que suspira en medio del momento y se acomoda contra él.
Duele.
Voltea ahora hacía Padma, cuyo rostro se suaviza en una sonrisa triste.
Michael es el último que coloca la mano, la imagen se torna violenta unos momentos, no sabe que pensar de la mente de Michael cuando por un momento se ve a Greyback frente a él destruyendo su garganta en un tajón cuando empujaba a Terry. Algunas imágenes violentas de su padre, el que los abandono, gritando que estaba cansado de que fueran anormales, que fueran unos monstruos. Ginny sale riendo, todos ellos salen como fotogramas rápidos que se evaporan.
—Hablas mucho—es Terry de 11 años quien aparece más tiempo.
Michael se ríe, antes de tomar asiento a su lado y sonreír como un idiota.
—Me agradas—la sorpresa en el rostro de Terry por sus palabras son palpables.
Todo queda en blanco.
Todo desaparece.
Draco no ha tocado nada, pero el cristal refleja la imagen de Orion, de rodillas frente a lo que parece una cueva similar a esta, rodeada de agua, con Vodník frente a él con rostro de piedra; no tiene la máscara, parece un viejo sapo en su rostro. Cuando Orion levanta la mirada, luciendo mayor, ahora si puede identificarse con él, con su expresión desesperada por el horror en sus manos que no dejan de temblar.
—Por favor, toma mi vida, déjala con vida, déjala con tu nieta, toma mi vida en su lugar—grita desesperado con lágrimas en sus ojos.
Pero el rostro de Vodník no cambia.
Se mantiene intacto, se mantiene con odio, odio que se mantiene hasta ahora.
—Ella te eligió a ti, ella no ha pedido por mi ayuda…no…ella va a sufrir porque es su elección; esa niña no es nada mío, es solamente un desperdicio de vida—habla Vodník con calma.
El rostro de Orion se pierde en incredulidad, que pasa a la desesperación y luego a la ira cuando levanta la varita; todo es una luz de color negro. Cuando todo termina Orion no está, pero Vodník está gruñendo de color sujetando su rostro.
Todo desaparece.
Todo queda en silencio.
—¿Escuchan? —susurra Michael por bajo, pero solo son recibidos por el silencio de la cueva, es como si sonara una risa infantil a lo lejos.
Pero a la distancia, solo se puede ver un recuerdo, Lyra.
Es Lyra.
Una niña claramente riéndose mientras su madre la está persiguiendo, esta parece divertida de jugar con su hija. Esmeralda ahora luce el cuerpo de un humano, su piel se oscureció ligeramente, pero sus ojos siguen siendo juguetones. Hasta que algo parece cambiar, jadea antes que sus piernas sedan y cae de rodillas antes de caer inconsciente.
El grito de Lyra es todo lo que escuchan.
Ante que las imágenes desaparezcan.
Un latido.
Dos latidos.
Su corazón sigue latiendo, aunque Draco podría jurar que está roto.
—Hay que seguir—su voz suena débil y sin fuerzas, mientras continua su camino.
Unos momentos después el paso de sus amigos lo alcanza.
.
.
El final del laberinto no demostró algún monstruo mitológico y Draco tenía una serie de ideas de que podrían encontrar al final, cada movimiento del laberinto solo parecía sumergirlos más en las profundidades y Draco se encontró derrotado pensando que podrían estar caminando hacía su tumba. Sería una tumba hermosa, piensa casi con amargura cuando al salir del laberinto, se encuentran con una cueva de un mayor tamaño que le hace preguntarse qué tan adentro están del océano o el mar.
La cueva parece casi de cristal, porque el agua se ve fuera de este, pero igualmente el enorme castillo frente a ellos lo hace tragar saliva.
No.
No era un castillo.
Parece más una especie de templo gigante.
¿Cómo van a salir de aquí?
El enorme tembló de piedra, cristales y algunas cosas similares a corales marinos, está rodeado de una especie de laguna a su alrededor. Hay una especie de puente de cristal desde el final del laberinto hacía el otro lado del agua, Draco no piensa mucho cuando intenta poner un pie, pero es detenido por Padma que señala a la derecha con rostro serio.
Voltea confuso, pero se congela al ver unos ojos viéndolo desde la superficie, solo la mitad de su rostro se puede ver y esos ojos morados parecen así rendijas con una extensa cabellera que parece flotar de forma rubia a su alrededor.
Una sirena.
Su varita se levanta, la criatura al ver la varita hace sus ojos incluso más bestiales y puede ver su rostro lucir casi distorsionado con ira. Su rostro sale del agua en su totalidad, pero no más, a diferencia del rostro casi humano de Esmeralda, la criatura frente a ellos tiene enormes colmillos y una piel casi con escamas en sus mejillas que provocan que se tense.
—Traes esa blasfemia ante nosotros, no solo rencarnaste, eres igual de horrible que ese hombre—gruñe la sirena con voz chillona que provoca que Draco se escalofrié.
Temía que la sirena intentara encandilarlos.
En los recuerdos que vieron hace algunos minutos (¿o fueron horas?) sobre Esmeralda su voz había sonado como la música más hermosa que hubiera escuchado en su vida, una bella melodía y era conocido por que las sirenas fueran encantadoras para los marineros.
Claro que las sirenas en Hogwarts eran…diferentes…estas mujeres parecían listas para salir de una historia de leyendas de marines.
—No quiero hacerte daño—solo quiero matar a Vodník, era algo no dicho que todos parecían dar por hecho.
La sirena soltó un siseo moviéndose violentamente bajo el agua, o eso supuso por las vibraciones del agua a su alrededor.
—Hay más—señala Michael con expresión sería casi colocando su espalda contra la suya.
Sobre su hombro Draco pudo ver de que hablaba, justo en la parte acuática detrás de ellos hay otras sirenas observando, pero sin salir del agua (o atacarlos) con diferentes tonos de pie, colores de ojos y cabellos; algunos desde brillantes a otros más opacos.
Todas parecían hermosas a la vista.
Draco mantuvo su varita en alto.
—Solo quiero hablar con Vodník—y matarlo, nuevamente no lo dice, pero esta de forma entrepuesta.
La sirena lo ve fijamente, odiándolo con todo su ser y pareciendo a cualquier criatura promedio del mar que lo ve, despreciándolo. Ha aprendido toda su vida que puede morir a sus manos, pero para su sorpresa en esta ocasión, la sirena suelta un chillido que aparte de hacer una pequeña migraña, no parece en niveles de quiero asesinarte.
Las otras sirenas se ocultan bajo el agua.
Solo queda la rubia de ojos morados.
—La última vez dejamos escapar a Orion, pero esta vez no, si le haces algo a nuestro señor tendremos que asesinarlos—dice la mujer antes de sumergirse en el agua nuevamente para desaparecer.
Están ahí, Draco no puede verlas, no salen a la superficie, pero cuando da un paso por el puente de cristal, sabe que están ahí.
—Encantadoras—dice Padma con sarcasmo mientras todos pasan por el lugar de cristal que los separaban, casi por última vez voltea a ver el laberinto preguntando qué otras cosas hubiera podido descubrir ahí.
El templo.
Esta ahí.
Traga saliva antes de levantar la varita cuando entran por la enorme puerta abierta de piedra, todo esta a oscuras, excepto por algunas diminutas luces de colores que parecen iluminar el aire. No hay luz del sol dentro de los mares, pero hay una especie de magia palpable en todo el lugar.
Intenta pensar en un plan.
Ya saben, atar a alguien y torturarlo hasta que libre la maldición por algún motivo parece como una pésima idea.
—Parece haber una historia en los muros—comenta Michael de forma interesada, Draco pestañea antes de ver a su alrededor.
Imágenes, de muchas criaturas en todos lados, junto con lo que parece en algún punto la creación de una civilización marina. Su ceño se frunce cuando la imagen regordeta de Vodník o lo que supone es ese tipo, esta de alguna manera grabada en la piedra, mientras a su alrededor hay una gran cantidad de sirenas y criaturas marinas que parecen de alguna forma adorarlo.
Piensa en Esmeralda, su hija, a quien este dejo morir solamente porque había preferido el amor antes que a su padre.
El amor es la magia más poderosa de todos.
Para bien y para mal.
—¿Vamos a hablar primero o entramos a la lucha? —Michael tuerce un poco el cuello como si se estuviera preparando, aunque no están del todo cerca de la próxima luna llena, las uñas de este crecen ligeramente como garras y sus ojos se vuelven un poco más bestiales.
Se sorprende del control que tiene Michael sobre su bestia interna, otros humanos habían tachado su enfermedad de hombres lobo como lo peor que les podía pasar y habían abandonado su instinto animal a sola una vez al mes como penitencia.
Michael no era así.
Había aceptado en lo que se convirtió con los brazos abiertos, al menos ahora, un chico muy diferente de hace un año hecho un puño en su habitación y llorando para no ser dejado solo.
Va abrir la boca, pero algo sucede.
—¡Draco! —chilla Padma antes de que la chica desaparezca por la pared que se abre para succionarla.
No.
Draco salta para intentar detenerla, pero antes de poder tomar su mano, algo lo sujeta del suelo.
—¿Qué carajo? —pregunta Terry alarmado cuando algo baboso del techo parece sujetarlo de los brazos, este grita cuando algo lo aparta y por ultimo Michael que intento sujetarlo, es absorbido por lo que parece una sustancia viscosa de color verdoso azulado.
Sus piernas al fin son soltadas.
No importa.
Sus amigos no están.
Su respiración rápidamente se acelera confundido, sin entender que ha pasado y temeroso, porque todos estaban aquí y ahora no están. No hay magia en el aire, pero se pone de pie intentando abrir la pared con una explosión, que, aunque hace un agujero, no encuentra nada más que piedra al otro lado. Eso significa que de alguna forma, cualquier cosa que hubiera pasado, fuera una especie de transporte por medio mágico y sus amigos ahora podían estar en peligro.
Grita mientras golpea el suelo.
Este maldito lugar.
¿No se cansa de tomar cosas que son suyas?
—Ven viajero…tus mascotas siguen con vida…—
Va asesinarlo, ahora sin ninguna duda.
Antes que pueda preguntar con amargura el camino, una especie de luz brillante aparece frente a él que se mueve. Draco se pone de pie comenzando a caminar, para luego terminar corriendo y que la luz siempre salga de sus manos. Su respiración agitada y el dolor de su pecho es algo que no se ha calmado desde la perdida de Luna, pero había esperado que al menos sus otros amigos se mantuvieran con vida.
Egoísta.
Sin acostumbrarse nunca a perder a otros.
Lagrimas salen de sus ojos, pero se las limpia con sus dedos casi congelados antes de que la luz desaparezca frente a un enorme marco de corales frente a él. El interior parece estar lleno con una especie de luz de fuego algo azulado que Draco mira boquiabierto unos instantes, antes de entrar al lugar. Cuando levanta la mirada ve una enorme sala redonda, cuyo techo casi parece tener más de 50 pies de alto, hay diferentes tipos de joyas en las paredes, cuadros y todos los corales parecen formar una especie de tapiz por todos lados.
El horror que siente de perder a sus amigos se evapora al verlo.
Durante un segundo.
Antes de procesar que pasa.
Sus tres amigos parecen encerrados en una especie de cristal, donde el agua comienza a caer lentamente desde una enorme boquilla que viene del techo. Padma parece intentar hechizos inútiles, Michael golpea el cristal que no se rompe y Terry el primero en verlo parece mover sus brazos para advertirle que no están a solas.
Voltea su rostro, la presión cae sobre él con fuerza y aunque el ser grotesco parece sentado en una especie de trono en medio de una laguna con agua verdosa, sigue siendo alguien intimidante. Traga saliva sin entender como Orion se enfrentó a esta criatura de alguna forma, como tuvo fuerza para venir a gritarle cuando todo lo que siente Draco es presión.
En su cuerpo.
En su mente.
Sus rodillas quieren ceder, pero se mantiene firme con su varita sujeta su mano, quien, aunque hasta ahora se había sentido correcta como estar en casa, ahora parecía quemar en la palma de su mano. Al parecer no era el único que quería venganza de la criatura frente a él.
Para ser el señor de los mares, Draco lo había imaginado más imponente, más digno. Su presencia si lo hizo estremecer y era consciente de muchas cosas, especialmente que su fuerza a su lado era totalmente inútil. Orion que había tenido años entrenando con dragones y era un mago de la más antigua estirpe, que probablemente conocía más magia que Draco actualmente no había logrado convencerlo de que quitara la maldición.
No había posibilidad con él.
Igualmente, se mantuvo con el mentón en alto.
—Sigues apareciendo, una y otra vez, que molesto—su voz suena extraña ahora que lo tiene de frente, la máscara provoca una especie de eco que distorsiona su voz.
Todo su cuerpo se estremece, pero se mantiene firme.
Aquí esta.
Vodník.
Debería sentirse emocionado, por fin obtendría su venganza, pero ahora solamente sentía una especie de molestia en su interior y una extraña sensación de sentirse confundido. Todo el lugar parece exudar magia y sabe que este es el terreno de esta criatura, que han entrado al final a la boca del lobo sin un plan o alguna posibilidad de ganar.
¿Así se sintió Orion?
—Quita la maldición sobre nosotros, sobre cualquiera que hubiera buscado sobre Orion Blake—es curioso como la demanda en su voz suena de forma tan segura.
Su mente le grita que no hay oportunidad.
Pero se siente tranquilo.
Han llegado hasta aquí, el lugar donde habían estado buscando llegar desde que descubrió que estaba maldito, por fin.
Una sonrisa surca su rostro, probablemente una sonrisa perturbada.
Del suelo parecen dos columnas de agua que claramente iban a atacarlo, aunque Vodník no se había movido, el agua a su alrededor parecía tener toda su voluntad. Curiosamente las cadenas de plata salieron sin problemas también del suelo rompiendo con fuerza el agua que salpico todo el lugar.
No tuvo que invocarlas.
Ellas vinieron solas.
Como si quisieran protegerlo.
—Has aprendido trucos de tu antigua vida, pero eso no será suficiente para ganarme en una batalla basura insignificante, soy el señor de los mares—gruñe Vodník luciendo irritado.
Si.
No va a ganar.
—Quita la maldición o te obligare a hacerlo—regresa Draco el gruñido con una inmensa satisfacción, porque no iba a retorcerse, no iba a ceder.
—Eres como él, tan terco y estúpido sin ver el panorama general, sabes que tengo a tus estúpidas mascotas en mi mano—su cuerpo se congela involuntariamente, desviando su mirada hacía sus amigos capturados, siente la risa de Vodník detrás de su mascara.
Lo odia.
—Suéltalos—otra demanda, pero nadie parece escucharlo.
Se siente insignificante.
Esta asustado.
Quiere correr.
Quiere llorar.
Quiere poner a sus amigos en un lugar seguro.
—No te preocupes, no esperaba que ninguno salga con vida de aquí, ya aprendí la lección al dejar a ese idiota de Orion salir de aquí—señala ahora Vodník casi con aburrimiento.
Maldita sea.
El agua parece surgir con más potencia, ve preocupado como la jaula comienza a inundarse hasta que llega a las rodillas de sus amigos. Voltea ahora hacía la criatura marina que sigue en su estúpido trono de idiotas, que claramente solo significa que es el rey de los estúpidos.
Un ser sin alma o corazón.
—Por eso tu hija te abandono, claramente eres un monstruo—habla con voz clara y de forma histérica del enojo, pensó que no caería en esa trampa vieja.
Es una criatura marina milenaria, pensaría que tiene más sabiduría que esto, pero se equivoca porque cuando el sujeto se levanta de su trono, todo parece expandirse y una sensación de horror casi lo hace arrodillarse; no lo hace a pura fuerza de voluntad.
Levanta la varita, invoca un hechizo explosivo.
No funciona.
—La magia normal no funciona en mi dominio, la magia de Orion era problemática porque tenía secretos, pero tú eres solo un idiota—da un paso hacía él, uno sobre el lago verde de su trono, pero las rodillas de Draco tiemblan—mi hija me abandono por un perdedor como tú, traiciono a su raza, a sus raíces por algo tan patético que ni siquiera sabe cuándo debe arrodillarse—gime porque cada paso presenta una ligera presencia y poder que no debe ser natural.
Ni siquiera el puto Voldemort había sido tan difícil de mantener la mirada.
—Mataste a tu hija—bien debe cerrar la boca.
Es difícil en realidad.
Esa cosa merece odio de cualquier persona o criatura mágica, es solamente un idiota.
—Ella prefirió morir a arrodillarse frente a mí a pedir piedad—
—Cualquiera prefiere morir a eso—
Vodník hace que el aire a su alrededor casi desaparezca totalmente, se siente mareado, pero tercamente se mantiene sobre sus pies. El agua del trono se levanta violentamente siguiendo el cuerpo de la criatura como si se tratara de alguna aura a su alrededor que Draco sabe en cualquier momento podría lanzarse para matar.
Se estremece, pero se mantiene firme.
No le va dar el gusto a ese idiota.
—Arrodíllate—es una orden dicha con tal satisfacción, que Draco abre los ojos incrédulos—arrodíllate y suplica por la vida de tus mascotas rencarnación patética y débil—ahora cuando añadió eso innecesario, claramente es solamente para fastidiarlo.
No los liberara.
Orion había suplicado de rodillas en sus recuerdos, pero Vodník dejo a su hija morir, probablemente con ellos eso sea más que todo una muestra de piedad que claramente no parece tener para cualquier ser vivos; especialmente para ellos.
Mira de reojo a sus amigos.
Padma parece haber pensado en algo, por lo que asiente de forma enfática, quiere que lo haga y no sabe por qué, aunque Michael parece seguir golpeando con furia el cristal.
Su orgullo duele.
Ve a Vodník.
—¿Los liberaras? —al no recibir más que una risa de parte de su respuesta, puede darse una idea de que no, no los liberara.
Padma tiene un plan.
Bien.
La vida de sus amigos vale más que su orgullo, piensa en Luna y Anthony, en cuanto se hubiera arrodillado si eso significara de alguna forma la vida de ambos.
Sus rodillas que habían soportado por pura fuerza de voluntad, terminan cediendo ahora que saben que es parte de su plan. Puede sentir la satisfacción de la bestia a su alrededor, como si hubiera ganado alguna especie de juego de algún tipo; Draco maldice cuando este coloca una mano sobre su cabeza.
—Baja la cabeza y suplica—otra orden, una que roza la diversión y Draco quiere morderlo por algún motivo como si fuera un perro.
Sus manos tocan el suelo, empieza a bajar la cabeza lentamente sin saber si Padma ocupaba que ganara tiempo o no.
Joder.
Maldito bicho.
Lo va hacer trocitos.
Puede sentir la ira hervir mientras su orgullo quema cada centímetro que baja lo más lentamente, no parece ser suficiente. Sus dientes hacen un crujido de lo fuerte que está mordiéndose, mientras su cabeza sigue bajando hasta que su frente toca el frio suelo húmedo del lugar.
Su cuerpo tiembla de rabia.
No puede creer que este haciendo eso, es por ayudar a sus amigos y por eso no había dudado en hacerlo, aunque todo su cuerpo parecía querer resistirse a la humillación. Gruñe cuando una de las patas robustas de la bestia frente a él, se estampa contra su cabeza, obligándolo a mantenerse de esa manera contra el suelo.
Sus manos tiemblan mientras se hacen puños.
Hijo de puta.
—Su-pli-ca—es difícil odiar más a alguien, curiosamente esa bestia parlante aún no está a nivel de Greyback o Voldemort por diferentes motivos, pero joder como se está acercando cada momento.
Una explosión hace que Vodník suelte su cabeza contra el suelo, Draco se gira aun de rodillas sorprendido para ver hacía donde estaba Padma con la varita en alto y un tigre blanco de luz a su lado. El cristal que los había capturado ahora está roto y Michael rápidamente usa la misma magia que les había enseñado en quinto año para crear un zorro de fuego que había ayudado a destruir el cristal.
No pueden usar magia común.
Pero ellos saben magia fuera de lo común también.
Siente el desagrado de Vodník cuando el tigre de Padma se lanza hacía este y antes de poder desintegrarlo, logra quitarle la máscara de su rostro.
Vaya.
Esto tiene sentido.
Su rostro es bastante horrible como el de un sapo, pero eso no es la peor parte (lo cual es gracioso de pensar), todo el rostro de este parece contener quemaduras que se han curado. Piensa en los recuerdos que vieron, en como Orion había logrado atacar a Vodník y ahora sabe que utilizo sus llamas oscuras para lograr hacer quemaduras en su rostro.
Probablemente logrando que lo odie más.
Joder.
Pilares de agua se interponen entre sus amigos y ellos, Vodník levanta su horrible mano con garras afiladas, sin querer hacer alguna especie de discurso de villano para asesinarlo. Draco se queda paralizado unos segundos asustados de la idea de morir, aunque hace menos de algunas horas pensó en hacerlo, ahora que está aquí se da cuenta que no quiere morir sin llevarse a este idiota con él.
Levanta la varita donde las cadenas de plata salen de esta, sujetando la mano de Vodník impidiendo que la garra se incruste en su frente.
Traga saliva.
Vodník suelta un rugido animal, pero luego el templo donde se encuentran tiembla, literalmente. Draco se preocupa que esto sea una especie de fuerza sobrenatural de la criatura, pero cuando la propia criatura se queda paralizada en su lugar incrédulo; sabe que hay algo más ahí peligroso.
Joder.
No.
Eso son muy malas noticias para él.
Todo el lugar tiembla esta vez, Draco se cae al suelo otra vez sobre sus manos, antes que un rugido mucho más ensordecedor aparezca y deba taparse los oídos con sus manos, porque eso ha dolido. Vodník frente a él también cae sobre su trasero, provocando que toda su figura imponente quede bastante decepcionante si es sincero.
Tiembla.
No por el temblor del lugar.
El rostro de quemaduras verdoso, se vuelve un poco más pálido de ser posible, sus ojos desorbitados y Draco comienza a temer por su vida.
No podía ganar contra Vodník, pero parecía estar aterrado de algo.
Si.
Muy malas noticias para él.
El techo se rompe con fuerza, Draco siente que sale volando lejos de Vodník, por el impacto que algo al caer, se cubre el rostro como puede con su brazo para evitar los escombros. Durante un segundo todo lo que puede ver es luz, como si algo brillante estuviera frente a ellos; pero no era el sol. Todo era de un color azulado y le toma un momento procesar que está viendo escamas, escamas de tonalidades azules con verde, que se mueven al igual que el enorme cuerpo frente a él.
Es difícil de ver bien, pero es mucho más grande que Norberta.
Un dragón.
Un enorme Dragón azulado, con escamas brillantes azules, que parece llenar todo el enorme lugar con su sola presencia y runas en todo su cuerpo. Su sola presencia era majestuosa, la boca de Draco se abre incrédulo al ver a la bestia frente ellos, cuyas escamas parecían incluso cambiar de colores al moverse en tonos azulados todos.
Había una presión en el aire a su alrededor, debería tener miedo, pero Draco estaba fascinado.
Mal momento, sin duda, pero increíble.
—Mi señora Aquarum—dice Vodník al otro lado del salón.
Espera.
¿Aquarum?
¿No era ese…?
—El dragón primordial del agua—susurra Draco completamente impresionado, sabe que sus amigos están en alguna parte de la sala y espera escaparan de los escombros.
Esto es un peligro.
Vodník era el señor de los mares.
Pero el dragón primordial del agua era casi un mito, la propia Lyra había dicho que eran una anomalía estos, no son criaturas que se puedan comparar a ninguna otra, son seres superiores a este mundo y ahora estaban frente a uno de ellos.
Oh no.
Continuara…
Si bien un deseo mío era que Draco tuviera interacciones con dragones y lo cumplí en el libro 6, había esperado también con mucha emoción el día que este estuviera frente a un dragón primordial. El capitulo me costó mucho escribirlo, pero les prometo que muchas cosas sobre Luna estarán más aclaradas en el siguiente capitulo.
Tengan un poco más de paciencia.
A diferencia de Anthony, aquí si les doy esperanzas.
