Naruto y sus personajes son propiedad de Kishimoto sensei XD


La noche ha caido hace un par de horas en la aldea oculta entre las hojas, conocida mejormente con el nombre de Konoha no sato, y en sus calles se puede notar un gran revuelo, la razón, una turba de ciudadanos civiles y shinobis, dan cacería al "niño demonio", esta noche en particular están siendo particularmente viciosos puesto que un par de horas más tarde dará inicio el Kyūbinokitsune no omatsuri conmemorando la derrota del zorro de nueve colas a manos de dos de los más grandes héroes de la aldea, y es que una noche como ésta, ocho años atrás los shinobis conocidos como el Kiiroi no senkō (Destello amarillo) y la Akai shi no shio (Marea de muerte roja) derrotaron a la mencionada bestia sellandola en un infante recién nacido, haciendo ambos héroes un inimaginable sacrificio y sin saber, condenando en el proceso al infante a una vida de ostracismo y soledad, protegiendo así a una ingrata aldea de una segura destrucción.

Es en ésta noche que el pequeño "niño demonio" corre por su vida entre calles y callejones tratando inútilmente de perder a sus perseguidores, el lado derecho de su frente escurre sangre producto de una pedrada propinada por uno de los civiles, su muslo izquierdo presenta un feo y profundo corte gracias a un kunai lanzado por uno de los shinobis, su pómulo derecho se encuentra hinchado como resultado de haber recibido un puñetazo cortesía de una kunoichi de la que logró escapar por los pelos tres calles atrás, ojos azules buscan frenéticamente una salida, un escondite en el cual perder a la turba enfurecida, se encuentra sin aliento y al borde de su resistencia, nota el sabor ferroso de la sangre en su boca, sabe que está a nada de desfallecer, lleva huyendo desde la puesta del sol, ha recorrido la aldea de norte a sur y de este a oeste en un vano intento por ponerse a salvo, está a punto de perder la esperanza, al doblar en la esquina corriendo con lo último de sus fuerzas algo capta su atención a su derecha, un insignificante destello que de alguna forma le llama, sin pensar corre en esa dirección mientras la turba acorta su distancia por segundos.

El "niño demonio" se pasa la mano por la cara, retirando la sangre que le dificulta la visión, sigue corriendo en la dirección que le grita su instinto, se encuentra en una zona abandonada del distrito de clanes por lo que puede recordar, a tan sólo unos metros se puede ver la majestuosa entrada de un complejo, en el centro del dintel destaca una imponente águila en vuelo de obsidiana arcoiris entre cuyas garras sostiene una espiral tallada en mármol rosa, un pesado y elegante portón de roble blanco cierra el paso a los intrusos, todo esto flanqueado por dos regios jaguares tallados en cantera roja, silenciosos guardianes que custodian la entrada al desconocido complejo de clan, el corazón desbocado del pequeño amenaza con salirse de su pecho cuando con fuerza desmedida se estrella contra aquel gigantesco portón, al momento del contacto con aquella superficie siente como le es arrebatada una minúscula cantidad de su chakra y cierra sus ojos a la espera de que la turba se cierna sobre su maltrecho y dolorido ser, sin embargo sólo recibe nada, no hay golpes ni dolor, no hay gritos ni insultos, al abrir tembloroso sus ojos, se percata de que de alguna forma ha entrado al complejo del clan, se encuentra tirado boca abajo sobre un ancho camino de grandes piedras negras que se adentran al corazón del complejo, dicho camino se encuentra bordeado por pequeñas lámparas que brindan una suave iluminación al camino y a las calles dentro del complejo en donde destacan tres edificios en particular por sobre las numerosas edificaciones, al fondo se puede ver un edificio tipo pagoda de cuando menos siete niveles, al centro una gran mansión de por lo menos cuatro niveles y cerca de la entrada un gran edificio de una planta con un letrero que dice embajada.

Afuera del complejo del clan la turba se encuentra desconcertada, estaban por dar alcance al asqueroso demonio cuando un cegador destello les envolvió y al poder enfocar la vista, del inmundo mocoso no quedaba rastro alguno, seguramente utilizó alguno de sus trucos demoniacos para escapar, sin embargo no debería estar muy lejos, por lo que se separan para seguirle buscando y darle su merecido, no se explican cómo es que el Hokage le permite seguir viviendo, algunos proponen forzar la entrada al complejo del clan, seguros de que el mocoso se adentró en sus terrenos, sin embargo los shinobis presentes en la turba desaconsejan esta idea puesto que el complejo debe estar protegido por una barrera de sangre que causara daño a cualquiera que intente entrar sin el consentimiento de los señores del recinto y nadie de los presentes sabe quienes pudieran ser los amos de este lugar.

En el centro de la aldea, concretamente en la oficina del hokage una kunoichi portando uniforme táctico negro y una mascara de porcelana con la efigie de un tigre, informa al dirigente de la aldea que una vez más los aldeanos estan intentando atrapar al contenendor del Kyūbi no kitsune.

–El último reporte indica que el niño fue visto en el distrito de los clanes, cerca del complejo Uzumaki Hokage-sama–

El Hokage suspiró pesadamente presionandose el puente de la nariz.

–Gracias por el reporte Tora, quiero que rescates a Naruto de inmediato–

Una vez recibida la órden la mencionada Tora desapareció de la oficina en una nube de humo, dirigiéndose a cumplir su misión, acto seguido el hokage llamó al hospital de la aldea.

–Makoto, necesito que prepares una habitación en el ala especial ANBU, código Java rojo–

Al terminar la llamada el Hokage se levantó de su asiento y mientras caminaba en dirección de la puerta de su oficina siguió dando instrucciones.

–Inu disuelve la turba, utiliza cualquier método que consideres apropiado–

Una ligera brisa fue la única indicación de que alguien salió a cumplir con el encargo asignado por la sombra del fuego.

–Hebi, localiza a los cabecillas y preséntalos en I&T–

Nuevamente un parpadeo en las sombras fue la señal de que alguien más se movilizó a cumplir su encomienda, en tanto el Hokage se dirigió al hospital para comprobar el estado del mencionado contenedor.

En el interior del complejo Uzumaki un niño rubio de no más de ocho años suplica piedad de rodillas ante una hermosa mujer de cabellera roja como el fuego, la cual tiene una marca en forma de rombo en el centro de su frente, porta una tiara dorada además de llevar su cabello peinado con un odangos a cada lado de su cabeza y de los cuales penden un par de sellos, el infante se topó de frente con esta belleza, apenas alzar la vista del suelo donde había caído al ingresar al complejo del clan.

–Por favor no me haga daño, no quería molestar, solo trataba de escapar de las personas malvadas que me perseguían ¡dattebayo!–

Para sorpresa del pequeño la bella mujer no estaba molesta, es más, podría jurar que sus hipnóticos y amables ojos violetas como la amatista mostraban preocupación por su estado y una fría furia dirigida a quien quiera que le hubiese causado tal daño; la dulce y melodiosa voz de la mujer en cuestión detuvo toda súplica e intento de huir del infante.

–No tienes nada que temer de mi pequeño infante del remolino, dime ¿quién ha osado lastimarte?–

Preguntó la mujer con sincera preocupación mientras se acercaba al asustado niño, al cubrir los tres pasos que le separaban del dolorido y lastimado pequeñin le acarició dulcemente su maltrecho rostro retirando un poco de la sangre que aún escurría de la herida en su cabeza, la mano femenina se cubrió de un resplandor verdoso al tiempo que las heridas de niño se cerraban y la inflamación de su pómulo se desvanecía, todo el proceso no duró más de dos minutos, una vez la mujer comprobó que el pequeño se encontraba bien realizó una secuencia de sellos y tocó el portón de madera dando una órden aparentemente al aire.

–Nobles guardianes del remolino, castiguen a los truhanes que osaron derramar la sangre de este noble infante de Uzu–

En la habitación marcada con el número 717 del ala especial ANBU del hospital de la hoja se podía sentir un potente instinto asesino, frente al hokage se encontraban tres shinobis con uniforme táctico y máscaras de porcelana con las figuras de un tigre, una serpiente y un perro, los guerreros temblaban y se encogian por el miedo y la presión que en ese instante despedía el hombre frente a ellos.

–Retirense las máscaras y expliquen a qué se refieren con que Naruto se encuentra en paradero desconocido–

Decía en un peligroso tono bajo el Sandaime Hokage a los tres subalternos que se encontraban frente a él, una kunoichi de largo cabello morado y armoniosas facciones que portaba la máscara de Tora habló primero.

–Hokage-sama, al llegar a la zona del recinto Uzumaki no había rastros de la turba ni de Naruto, las estatuas apostadas a la entrada del complejo tampoco se encontraban en el lugar–

Un shinobi de cabello plateado y una máscara de tela cubriéndole la boca y que instantes atrás portaba la máscara de perro continuó.

–Al rastrear la zona no fue posible localizar evidencia de la turba reportada Hokage-sama, algunos testigos afirman haber visto felinos de gran talla recorriendo las calles de la alea–

Por último la kunoichi que portaba la máscara de serpiente, la cual al igual que su compañera poseía una cabellera morada enmarcando un rostro pícaro que le hacía lucir una belleza excéntrica, rindió su informe.

–No hay indicios de los integrantes de la turba ni de sus cabecillas Hokage-sama, testigos juran haber visto un ave de gran envergadura llevar en vuelo algo que parecía tener forma humana–

Al escuchar los reportes el Hokage palideció.

–Que Kami nos proteja, alguien ha despertado a los guardianes del remolino y por lo que escucho recibieron órdenes de cazar–

Después de meditar unos instantes el Sandaime Hokage se dirigió a los presentes en la habitación.

–Todo el incidente de esta noche relacionado con Naruto y los guardianes del remolino es secreto de rango S, esperemos que al amanecer los guardianes hayan regresado a su sitio y que Naruto aparezca en algún lugar, ¡es todo!–

Y con esto los tres ANBU y el Hokage se retiraron del lugar.

En el complejo Uzumaki el pequeño rubio camina al lado de la hermosa mujer pelirroja que le curó sus heridas hace apenas unos instantes.

–Gracias por curarme Oneesan, pero creo que es mejor que me valla, no quiero que tengas problemas por mi culpa–

Decía el ojiazul, a lo que la pelirroja alzó una ceja y preguntó .

–¿Y porqué habría de tener problemas por tu causa infante del remolino?–

Cuestionó la ojivioleta.

–No lo sé, casi todos en la aldea me miran feo o me tratan mal, ttebayo–

Contestó tristemente Naruto, haciendo amago de irse del lugar, sin embargo la mujer le detuvo posando suavemente una mano en su hombro.

–¿A dónde te diriges infante del remolino? Si lo que me cuentas es correcto, tan pronto como salgas de estos terrenos esas personas volverán a intentar lastimarte–

Dijo la fémina con un sincero tono preocupado.

–Oi, ¿porqué me llamas infante del remolino?, dattebayo, tengo un nombre ¿sabes?–

Preguntó airado Naruto, cayendo en la cuenta de que la mujer todo el tiempo se había referido a él de esa manera tan extraña.

–Porque aun no me has compartido tu nombre, pequeño–

Contestó con obviedad la pelirroja, sonrojándose Naruto al percatarse que ciertamente no se había presentado como era debido.

–Discúlpame Oneesan, es cierto que no me he presentado, mi nombre es Naruto Uzumaki, ¿cómo debo llamarte?–

Ante esto los ojos violetas de la pelirroja se iluminaron de una manera maliciosamente juguetona, y sin perder de vista el rostro de Naruto contestó.

–Mi nombre es Mito… U-zu-ma-ki, y este lugar mi querido pequeño príncipe Naruto es el complejo y embajada del clan Uzumaki en Konoha–

Al escuchar el apellido de Mito, Naruto abrió sus ojos cual platos y cayó sentado por la sorpresa apuntando con un dedo a la mujer.

–¿Uzu-zu-maki, ttebayo?–

Fue lo que pudo tartamudear un sobrepasado Naruto que solo pudo registrar el apellido de Mito por la sorpresa y la impresión, recibiendo una melódica risa de parte de la ojivioleta.

–No, no, el apellido es Uzumaki, no Uzuzumaki, Naruto qerido–

Dijo Mito, agachándose y tocando juguetonamente la nariz del ojiazul.

–Oi, ¿dijiste clan Uzumaki, Mito-oneesan? ¿Existe un clan Uzumaki?, ¿pertenezco a un clan, ttebayo? ¿Qué es una enviejada?–

Naruto preguntó, provocando nuevamente la melódica risa de Mito.

–Para contestar en órden tus preguntas, uno, sí, dije clan Uzumaki, dos, mientras viva aunque sea un Uzumaki, existe un clan Uzumaki, tres ciertamente perteneces al clan Uzumaki, mi querido pequeño príncipe Naruto y cuatro, es embajada, no enviejada y significa que el clan Uzumaki no es parte de Konoha y por lo tanto en este lugar viven los representantes oficiales del clan, cuando no se encuentran en Uzu–

Contestó juguetonamente Mito, guiando discretamente a Naruto en dirección a la mansión principal del complejo.

Una vez en el interior de la mansión, Mito guió a Naruto a una de las habitaciones del lugar, en tanto le explicaba que el al ser un Uzumaki tenía derecho a vivir en el complejo, así mismo indagó sobre la vida del pequeño, enterándose así de que asistía a su segundo año de formación en la academia shinobi, que sus profesores estaban minando y coartando su educación, que la mayoría de los aldeanos lo repudiaban por una razón desconocida, entre muchos otros datos y anécdotas curiosas en la vida del infante.

Mito arropó al pequeño rubio y le deseó dulces sueños mientras se hacía el propósito de corregir las deficiencias en su formación, por su parte Naruto deseaba con el alma no estar soñando y que los eventos sucedidos desde que ingresó en el complejo fuesen una realidad, esa fue la primera vez en la que el ojiazul durmió pacíficamente la noche entera de corrido.