Capítulo tres: Somebody told me.
Disclaimer: Los personajes, por supuesto, no son míos, son de Stephanie Meyer, pero la historia, sí lo es.
Querido R, esta historia sigue siendo tuya, así como lo fue mi corazón, y de forma especial, quiero desearte que ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que te lleve la chingada.
También le quiero dedicar este capítulo a Taylor Swift, porque sin la versión de diez minutos de All too well, este capítulo no habría sido posible.
¡Ah! Querido lector, qué bueno tenerte aquí todavía, por favor, pasa y toma una copa de vino conmigo, si es que ya tienes la edad legal para hacerlo claro, pero sí no la tienes, no te preocupes, toma un trago de mi jugo de uva fermentado favorito, si te sabe peculiar es porque tiene el ingrediente secreto para la felicidad, guiño, guiño… Solo no les digas a tus padres que yo te he incitado a tomarlo… Ha pasado un tiempo desde que nos vimos por última vez ¿no crees? Claro que para ti pudo no haber sido nada, pero para mí han sido meses desde el último capítulo que escribí, es bueno estar de vuelta.
Antes de empezar con este capítulo, me gustaría proponerte un pequeño juego, pues en este capítulo narraremos ciertos sucesos ocurridos en un concierto, del cual no se menciona el artista ni el género, pues no serían canon a Twilight, sin embargo, se dejarán pequeñas frases, ligeramente modificadas, a lo largo de este capítulo, para que tú puedas adivinar el género, y si lo llegaras a hacer, déjame un pequeño comentario con la respuesta, si pasa eso, subiré el capítulo cuatro en una semana, y sí no, bueno tardará un poco más, pero eventualmente leerás la continuación. Pero ahora sí, empecemos con esto ¿te parece?
Muy bien, para la continuidad de mi historia debemos de retomarlo justo donde lo dejé el capítulo pasado, a los diecisiete ¿estás de acuerdo? Bien, pues en esa edad es donde los planes de nuestra Bella se empezaban a ver más alcanzables de lo que nunca se habían visto. Todo fluía como debería, los avances que estaba haciendo en el nuevo idioma estaban siendo muy significativos, en la escuela seguía siendo una de las alumnas más reconocidas, y la relación con Edward se sentía cada vez más estrecha, y como sé que eso último es lo que más te interesa, es en lo que profundizaré a continuación.
Cosa que no es para nada complicada de empezar a relatar, porque justo por esos meses habían tenido una segunda salida, con motivo de ser el cumpleaños de Ella; la salida fue tan bien como la anterior, hubo café, plática y… Nada más.
Ya sé, ya hace falta un maldito beso ¿no? Bella igual pensaba eso, y cada que podía, se lo insinuaba, pero él siempre se excusaba con cosas tan trilladas como que aún no había llegado ni el sitio ni el momento adecuado. Si me lo preguntas, yo creo que la verdadera razón fue que, como Él era cinco años mayor que Ella, tenía miedo de que terminar en la cárcel por abusar de menores, arruinando así su sueño de ser profesor. También hay que mencionar que mi Edward siempre ha sido un cobarde para hablar las cosas de frente, lo cual es una tontería, pues la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes, pero a Bella en ese momento, sí bien le importaba, no era que pudiera enfrentársele, mucho menos llevarle la contraria en lo más mínimo por miedo a que él dejara de interesarle, o que viera que no valía la pena seguir hablando más con ella, por lo que simplemente tuvo que concordar con Edward en la decisión cobarde que él tomó, es una lástima que nadie le hubiera dicho a nuestra protagonista que los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí.
En fin, así fue como la segunda salida pasó, sin pena ni gloria, ni más sucesos que valga la pena relatar, de igual forma, la vida siguió, con la pequeña novedad de una nueva rutina entre los dos, la cual consistía en que, todas las mañanas, ella le hacía entre 7 y 10 preguntas, y él las iba contestando a través del día; preguntas que iban desde si prefería el pie al pastel y porqué, cuántas veces se había enamorado, que le dijera su personaje favorito de caricaturas de la infancia, hasta llegar a preguntar si creía que había un Dios o un plan divino; no había pregunta mala para hacerle, pues lo más importante era buscar una excusa para seguir hablando con él. Las preguntas en general no eran malas, sin embargo, sí hay que reconocerle algo a Edward, eso es su paciencia, pues jamás hubo una queja por estar en continuo interrogatorio, tal vez solo hizo una o dos bromas al respecto, pero siempre terminaba contestando todo lo que se le era preguntado, y al tener siempre ese combustible por parte de Edward, aunado al que le suministraba su acelerado de su corazón cada que veía que tenía una nueva carta de él, Bella continuó con su rutina.
Lector, ¿sabes que es lo maravilloso de un corazón exaltado por una persona? Es que nos oculta la información que no deseamos ver, la que nos va a provocar dolor o simplemente nos apaga todo raciocinio, pues al corazón de Bella poco le importaba que Edward casi no se tomara la molestia de por lo menos mostrar interés en hacerle él preguntas para conocerla mejor. Era como si él no se diera cuenta de que Bella no solo tenía manos, no, tenía un corazón dispuesto y justo en medio de él, una sonrisa de ansiedad, con su nombre a flor de los labios; no, a él simplemente no le importaba lo suficiente para percatarse cuan enamorada estaba Bella de él, pero esto no evitaba que ella se sonrojara y esbozara una sonrisa tonta cada que le llegaba la notificación de una nueva carta.
Hablando de esas cartas instantáneas, la mejor hora para que ambos pudieran intercambiarlas era en la noche, justo después de cenar y hasta altas horas de la madrugada. Lo hacían bajo un perfil falso que Bella se creó por indicación de Edward, ya que a veces sus pláticas subían un poco más de tono, y él no quería que alguien los descubriera. Sobre todo Emmett.
Lector, se me acaba de ocurrir algo, en busca de hacer mi fic más divertido, vamos a crear un "drinking game". Este consiste en que, por cada vez que veamos una Red Flag en la historia, deberás tomar ya sea un shot o un sorbo de la bebida de tu preferencia, la intensidad dependerá de ti, al igual que la bebida, pero si buscas mi sugerencia, la bebida que yo tomaría sería tequila o mezcal, y me veo en la obligación de decirte que elijo estas bebidas sobre todo porque no le tengo miedo a la muerte y también porque soy mexicana.
Pero mi juego tiene como finalidad un par de cosas, primero, me encantaría que reconocieras una Red flag en cuanto la veas, pues pese a que a todas nos fascina leer historias con personajes peligrosos, controladores y encantadores, no debemos basar nuestra búsqueda por una pareja en la vida en esas conductas, quiero que quede bien claro el hecho de que eso está mal, y si una persona "se mete en tu habitación por las noches porque le encanta verte dormir" es una persona a la que se le debe de poner una orden de alejamiento, así esa persona sea Robert Pattinson o Tom Sturridge. Otra razón por la que lo hago es que, si al final de mi historia llegas a la conclusión de que no te ha gustado en absoluto, al menos no llegaste hasta allí estando sobrio, es un ganar – ganar ¿no te parece?
Establecido este juego, no me queda otra cosa que destacar más que: ¡Shot!
En fin, está circunstancia poco le importó a Bella, pues lo más importante era poder hablar con Edward, el cómo, dónde o cuándo eran cosas por las que no valía la pena preocuparse en demasía; y así, con esta rutina se mantuvieron por meses en donde no hay nada especial que relatar… Hasta que llegó Febrero de ese año, y con él llegó el detestable San Valentín. ¿A ti te gusta esa fecha lector? A Bella definitivamente no, pues ese solía ser el día en el que recibía cartas con faltas de ortografía, dulces que no le gustaban, flores medio marchitadas y, los más valientes, usaban ese día para declararse... y luego enojarse con ella por no ser correspondidos, como si fuera una obligación decirles que sí.
Esto me recuerda a una historia un poco más vieja, sobre el porqué Bella decidió no tener piedad con los chicos que se le acercaban fingiendo ser sus amigos, y todo empezó en un hermoso San Valentín…
Bella estaba en el último año de secundaria, y había un chico nuevo en la escuela, el cual había decidido encapricharse con nuestra protagonista. Llamémosle Mike Newton. Cosa importante a destacar es que la mamá de Mike era maestra en la escuela de ella, y justo ese año le tocó que fuera su maestra, desde ahí empezamos mal.
Cuando el muchacho se le decidió declarar, como ya debes de haber deducido, fue justo en San Valentín, pues tuvieron una pequeña salida ese día, junto con otros dos amigos, y Mike aprovechó para obsequiarle una caja en forma de corazón con dulces dentro de ella, junto con una pequeña carta donde le preguntaba si quería ser su novia, para lo cual ella le respondió que no, porque no lo veía de esa forma, pero que realmente quería que siguieran siendo amigos, en ese momento, él le dijo que estaba bien, y cada uno regresó a su casa.
Honestamente, nadie se esperaba que Mike se lo hubiera tomado con calma, bueno, eso es una mentira, la única que se lo esperaba era Bella que realmente lo apreciaba como amigo, pero para su desgracia, no lo hizo, y éste último, no conforme con solo saberlo ellos dos, se tomó la molestia de divulgar por toda la escuela el cómo Bella jugó con sus sentimientos y lo dolido que estaba, haciendo que la molestaran todo su último semestre, preguntándole en los pasillos de la escuela por qué había sido tan cruel; algo que se me hace completamente injusto, porque si una mujer es rechazada por un hombre, por lo general es motivo de vergüenza el admitirlo, pues se ve como si la mujer no fue lo suficiente para él, pero sí a un hombre le dicen que no, es un "soldado caído" y juega a hacerse a la víctima, no en todos los casos, por su puesto, pero sí en los suficientes.
Ante todos estos eventos, Bella sí pensó que tal vez lo mejor hubiera sido decirle que "sí" en su momento a Mike, pero se apegó a su decisión, porque sabía que el chico no era su tipo, y no se sentía atraída hacia él de forma romántica. Fue una forma de actuar sorpresivamente madura viniendo de una niña de quince años, pero la que definitivamente no actuó de igual forma, fue la madre de Mike, pues de ella sí vino un comportamiento digno de alguien de quince años, ya que le hizo la vida imposible a Bella al enterarse de lo que le había hecho a su hijo. La forma de hacerlo fue que durante ese último semestre buscó reprobarla, sacándola de clase a la menor provocación, aplicándole exámenes, pero haciendo que todos sus compañeros no le avisaran nada sobre éste, bajo amenaza de bajarles puntos, también logró que su maestro de matemáticas se pusiera en su contra porque gracias a ella, él había logrado entrar a esa escuela ese año para enseñar, entonces se lo debía, ah y gracias a ella no pudo ir a un concurso de exclamación para representar a su escuela, pues no le avisó cuando era la entrega de papales completamente apropósito.
Lector ¿ya te dije cuál era la materia que enseñaba la mamá de Mike, no? Bueno, pues no era otra más que ética, qué forma de poner la cereza sobre el pastel ¿no crees?
Con esta pequeña historia, me gustaría recalcar el que fue en ese catorce de Febrero en donde todos sus problemas empezaron, sin embargo, hubo un lado bueno en todo esto, pues de acuerdo a Charlie, los dulces que estaban dentro del corazón de cerámica que le regalaron, estaban realmente buenos.
Volviendo al tema principal… San Valentín apesta y chinga tu madre Mike, literal y figurativamente, fin.
Claro que siempre hay un momento, con la persona adecuada, que nos hace cambiar de opinión, que fue justo lo que pasó ese año, pues al caer en domingo, nuestra protagonista vería a Edward, ya que desde hacía unos meses, Bella había decidido entrenar junto a su hermano, la novia de este último, que no, no era Rosalie; y sus amigos, en el cual, estaba incluido Edward, por su puesto.
Al finalizar con el entrenamiento, hubo un momento perfecto, pues se quedaron solos ya que Emmett tuvo que ir a dejar a su novia a su casa. Ambos estaban simplemente sentados, relajándose un poco después del ejercicio intenso, completamente sudados, y Bella estaba sonrojada, fingiendo que era por el ejercicio y no por lo que en ese momento estaba tramando.
Porque ahí fue que tomó la decisión de que era hora de darle un beso a Edward, así que se acercó a él con la excusa de querer darle un abrazo por la fecha, él sonrío y le correspondió el abrazo mientras le susurraba "Feliz San Valentín" al oído. Bajo esas circunstancias fue que Ella tomó valor y decidió besarlo, pero se acobardó en el último momento, y desvió el movimiento en el último momento, para que el beso fuera en su mejilla. Edward se percató de sus intenciones, y también del como vaciló en el último momento en llevarlas a cabo, así que movió ligeramente su cabeza de tal forma que, en lugar de darle un beso en la mejilla, se lo terminó dando en la comisura de los labios.
Hay una frase de Elvira Sastre que describe a la perfección ese momento: "Él era como un beso en la comisura de los labios: las ganas de tener todo, y la rabia de quedarse sin nada." Claro que la principal diferencia entre esa frase y las intenciones de Bella, era que ella no estaba dispuesta a quedarse sin nada y fue justo por eso que esa misma noche, cuando Edward la invitó a ir al cine, ella no dudó en aceptar. Estaba claro para ambos que la invitación fue un acuerdo tácito entre ambos, pues a ninguno de los dos les importó mucho qué película iban a ver, ya que la que acordaron de ir a ver fue "la que recién salió".
La salida no se haría esperar mucho, pues la programaron para tres días después del entrenamiento, en miércoles y como era de esperarse, Bella estaba nerviosísima, se cambió tres veces de conjunto de ropa, y se maquilló lo mejor que pudo; claro que a la hora de encontrarse a las afueras del cine con Edward, pretendió estar en completa calma, pues no quería dejarle saber que si él se acerca, cimbra, si la nombra, ella sueña, si la toca, arde, ¿sabrá que le pasaría si la besara?
Eso es algo que se tendría que resolver esa tarde, y no tuvieron que esperar mucho, pues inmediatamente después de llegar, entraron a la sala de cine, honestamente, esa ida al cine, ha sido de las peores que le han tocado a Bella, ya que escogieron la película de estreno, en los días que los boletos estaban al 2x1, y todavía llegaron un poco tarde a la función que habían planeado, entonces les tocó una sala llena, en peores asientos posibles, ah y no compraron palomitas, pues Bella se sentía muy nerviosa como para poder comer algo.
Pero como suele suceder cuando uno está enamorada, a Bella toda la situación le pareció mágica. Justo como el primer beso que se dieron, pues cuando estuvieron acomodados en sus lugares, con la sala a oscuras, uno junto al otro, en un momento de perfecta sincronía, se voltearon a ver, y esbozando una pequeña sonrisa, se acercaron lentamente al otro, hasta que sus labios se tocaron, descubriendo que sus labios encajaban de forma perfecta en los del otro, y que con cada roce de éstos, una corriente eléctrica recorría el cuerpo de Bella. Al separarse, unos instantes después, Edward le murmuró al oído "Qué rico huele tu perfume" haciendo que ella se sonrojara a la par que agradecía el estar en una sala de cine, a oscuras, porque así él no notó su cara completamente roja.
Gracias a este comentario, fue que Bella no pudo volver a repetir la experiencia previa todas las veces que hubiera deseado, pues sus nervios, la inexperiencia, y ansiedad decidieron que ese momento era el adecuado para tener una discusión acalorada dentro de ella, aparte de que Edward, al percatarse de esto, tuvo a bien ayudar a sus nervios a seguir aumentando, pues el resto de la película hacía cosas como tomarle de la mano, la volteaba a ver por largos periodos de tiempo, y al final, cuando Bella no pudo soportarlo más y le preguntó por qué la veía tanto, él solo atinó a decir: "Bueno, a eso vine ¿no?" Bella no pudo decir nada más, y sospecho que en ese momento llegó a un nuevo nivel de sonrojo, uno que no se ha vuelto a repetir.
Algo de lo que no puedo culpar a Edward, es de disfrutar esa salida por todas las veces que logró que nuestra protagonista estuviera al filo de su asiento, porque siendo franca, yo hubiera hecho lo mismo, por simple diversión, ya que debió de haber sido toda una escena el haberla visto, incapaz de hablar, quieta, y completamente roja.
Dos horas fue lo que duró la película, que hablando de eso, es de las películas menos románticas para ver con alguien, pero al menos fue graciosa, y debo de admitir que no es mala al nivel "Hey, hay que ver A Serbian film, porque me excita verla", pero tampoco fue tan buena como al nivel "Vamos a ver Orgullo y Prejuicio del 2005 juntos, porque para mí, tú eres mi Elizabeth Bennett" La verdad es que no, la mejor forma de describir a la película vista es con el adjetivo de "graciosa", pues ver a un Ryan Reynolds queriendo ser tan guapo como Hugh Jackman, mientras se la pasa con un traje rojo maldiciendo a todo el mundo, siempre da risa. Pero, como todo, ésta llegó a su fin, y ambos tenían que regresar a casa.
Fue entonces que, como todo un caballero, él se ofreció a llevarla a su casa. Ninguno de los dos tenía carro, pero siempre estaban sus pies para llegar a su destino, ya que la casa de Bella no quedaba lejos, además de que no hay paso que alcance a los enamorados, pese a que hay tantos que corren y viven buscando, hay los que pasan deprisa, que siguen de largo, sin ver a su lado. Aunque no estoy segura de que era así como iban ellos, pues al menos Bella intentó no verle durante el camino, y se dedicó a apreciar las pequeñas calles del pueblo, ya que la hora parecía ser la perfecta para ello, pues en su pueblo, los negocios solían cerrar no más tarde de las 8 de la noche, así que cuando ellos pasaron por éstas, estaban desérticas. También hay que mencionar que la caminata fue amena, pero no hubo mucha plática, Bella seguía sin poder superar su momento de timidez y gracias a eso, es que no pudieron entablar más que unas cuantas pláticas triviales y frases sueltas.
Edward igual se mantuvo en silencio, y los pensamientos que tuvo, siempre permanecerán como un misterio, lo que no se mantuvo de igual forma fueron sus intenciones, pues dos calles antes de llegar a la casa de ella, su mano envolvió su delgado antebrazo para atraerla hacia él y poder sujetarla de la cintura mientras juntaba sus labios con los de Ella.
Ese beso fue algo completamente distinto al del cine.
Pues la forma en la que besó a Bella se sentía como si temiera que se fuera a desvanecer en un segundo, el agarre de Edward se sintió más bien como si le estuviera diciendo al destino que no estaba dispuesto a dejar que ella se le escapara de sus brazos; con una mano envolviendo su cintura y la otra en su cuello, le dejaba implícito que no le importaba usar todas sus fuerzas para mantenerla así, justo como estaban en ese momento, con Bella pegada a su cuerpo, ya que si él había dudado de a donde pertenecía, fue durante ese instante que se disiparon todas sus inseguridades. Sin embargo, jamás la tocó de forma que pudiera lastimarla, era como si él pensara que tenía una hoja de vidrio entre sus brazos, la sujetaba con la suficiente fuerza para no dejarla caer, pero jamás para permitir que se le rompiera entre sus manos. Bella sintió la pasión de ese beso, estaba acalorada, deseosa de continuar hasta donde pudieran permitírselo, pero sobre todo supo que estaba segura ahí, en los brazos de él. Aquel beso fue la tácita realización de que estaban hechos el uno para el otro y que, después de andarse buscando, al fin se habían encontrado.
Cuando finalizaron el beso, ambos siguieron su camino hacia la casa de ella, recorrieron las dos calles restantes cogidos de las manos, dándose sonrisas tontas, y al estar frente a la casa de Bella, se despidieron con la promesa de entablar correspondencia más entrada la noche.
Algo que no se hizo esperar, pues una vez que todos estuvieron dormidos en la casa de Ella, fue cuando el verdadero intercambio de cartas comenzó. Las primeras fueron para comentar lo bien que se la habían pasado en la salida, lo mucho que les había gustado "la película", y una vez agotado este tema, fue que dieron paso a su acostumbrada rutina, a las preguntas.
Como siempre, hubo preguntas de tópicos distintos, pero con la finalidad de no entretenerte con cosas que no aportan nada a la trama, iré directamente a la que fue la más importante de la noche, y que, como suele suceder con todas las cosas importantes, fue dejada hasta el final de la velada.
-"¿Qué somos?" – Fue la carta enviada por ella, impaciente por saber la respuesta, y con un deseo inmenso de que ésta le fuera contestada con otra pregunta, una que los consolidara como una pareja formal. Fueron pocos los minutos que pasaron, pero para Bella se sintió como horas, lo que le permitió hacerse toda clase de cuentos en su imaginación, pues el simple hecho de pensar que a partir de esa noche sería considerada como "su novia" hacia que su habla se le fuera, y el rubor inundara su cara, no podía creer que todo eso le estaba pasando a ella, por fin tendría todo lo que alguna vez quiso y todo sería per…
"Nada, no somos nada, porque sí te quiero, pero también quiero a otra." -Esa fue la respuesta de Edward.
Él supo perfectamente que aquella noche Bella le puso sus sueños sobre la mesa, le habló del futuro, en un tiempo seguro, pero él no fue feliz con eso, su orgullo valiente se puso cobarde y no quiso entrarle así. Mi único punto a favor para con Edward, es que esa respuesta fue honesta. Pero es un punto a favor más bien dado con reticencia, pues lector, déjame te digo un secreto, la verdad dicha sin empatía no es otra cosa que crueldad.
Sin embargo, el punto se le es dado, porque fue una respuesta sincera y directa, cosa que con él solo pasa una vez en la vida, así que mientras te tomas tu shot por la Red Flag, quiero que igual pidas un deseo.
Mira, aquí nuestra protagonista tenía dos opciones, la primera era el dejarle de hablar, insultarle y no buscarle más, la otra fue, quedarse con él, y soportar el dolor que le había causado, con la esperanza que algún día el amor por la otra persona pasara y como te imaginarás, de todas las opciones que Bella tuvo en ese momento, decidió irse por la peor.
Lector, quiero que reafirmar que, escribir y enamorarse de los villanos, personajes oscuros o simplemente inestables mentalmente, es muy divertido, siempre y cuando sean ficticios, pues en la vida real, el estar con estas personas a la larga, solo puede salir mal. También quiero dejarte en claro que, el amor no todo lo puede y aguanta, ni tiene porqué hacerlo, el amor no te lastima, no te deja llorando mientras te preguntas por qué no puedes ser suficiente, no te rebaja a ser "la segunda a la que quiero", no te deja en medio de un sí y un no, no te esconde, no se avergüenza de ti, y no inválida tus emociones, y quiero que tomes esto como una señal de que, si estás con una persona así, por favor la dejes, tú no te mereces ser tratada de esa forma, por nadie.
Bella no tuvo eso, y en su casa era un delito el llorar. Así que nuestra protagonista se tragó su dolor, se enfocó en "lo positivo" que había dejado esa velada, y así fue como el tiempo pasó, con ese primer beso y primer "te quiero" atesorado en distintos escritos de Bella. Sin embargo, la rutina de ambos siguió tal cual estaba antes, mandándose cartas instantáneas, diciéndose "te quiero" y actuando como una pareja en todos los sentidos, menos en el nombre.
Ah lector, ha llegado el momento de hacer un salto de unos meses en nuestra historia, pues en el intermedio entre San Valentín y Mayo, no pasó nada que fuera de relevancia para nuestra trama y ha llegado la hora de hablarte sobre el infame concierto, y confesarte que originalmente este capítulo iba a llamarse "Mr. Perfectly Fine", luego fue "El Concierto", pero creo que al final tomé la decisión correcta, pues ojalá alguien le hubiera dicho lo que le dijeron a Brandon Flowers aquella noche de Febrero.
Pero no nos quedemos atrapados en el cuál hubiera sido un buen nombre para este capítulo y vayamos a la historia principal, pues verás, todo fue gracias a que, por los meses de abril – mayo, en Port Ángeles solía haber una feria que era medianamente grande, por lo que había ciertos artistas que ofrecían ciertos conciertos gratuitos con el motivo de atraer más personas a la feria, y uno de éstos era bien conocido por Em, sus amigos (mejor dicho, Edward, porque era el único que nos importa) y por su puesto Bella; así fue que tomaron la decisión de ir todos juntos a verle.
Si bien a nuestra protagonista le gustaba el cantautor y ardía de deseos por ir a verle en vivo, también tuvo mucho que ver el hecho de que la mayoría de sus canciones eran románticas, que si bien esto no es inusual, si se le agrega que el artista subía al escenario únicamente acompañado de su guitarra y su voz, junto a que los ritmos de la mayoría de las canciones más bien lentos, era de esperarse que la mayoría de las personas que fueran a verle, fueran parejas; Bella lo sabía bien al igual que sabía que si había alguien con el que quería pasar dos horas de su vida en un entorno que exudaba romance, ese era Edward, y al él confirmarle que sí iría, nuestra protagonista tomó como nuevo hobby contar los días para que el concierto llegara.
El único problema que tenían, es que para ese momento, Emmett no tenía ni idea de lo que estaba pasando entre su amigo y su hermanita, así que realmente no tendrían un momento solo para ellos y los besos estaban completamente descartados, pues si Emmett se enteraba, no dudaría un momento en dejarle saber a qué pensaba sobre eso a Edward, y la forma de hacérselo saber sería con sus puños.
Bella entendía eso, y lo cierto es que para ella, el estar junto a él durante ese concierto le era suficiente para desbordarse de alegría y para su sorpresa, ella no era la única en pensar así, pues el día del concierto, tan solo una horas antes, Edward le mandó una carta en la que le decía que él sería feliz con verle a los ojos y sonreírle en medio de las canciones, y en el dado caso que su hermano no los estuviera viendo, cogerle la mano, pero si no llegaba la ocasión para hacer eso, se conformaba con sentirla a un lado de él, pues eso era lo único que quería para aquella velada.
Nuestra protagonista sonrió como boba durante todo el proceso de arreglarse para el concierto, e incluso decidió vestirse con aquella blusa que Edward le confesó un día que le gustaba como se le veía, y al verse al espejo, se sintió bonita, pero sobre todo, se sintió lo suficiente para que él la volteara a ver. Así, con estos pensamientos en su cabeza, fue que Em y ella llegaron a la feria, y esperaron por Edward a las afueras de donde sería el concierto, pues parte del plan era estar todos juntos.
Pero él jamás llegó, así que después de estar una buena cantidad de tiempo esperándole, decidieron entrar, Bella estaba extrañada por su ausencia, pues él le había prometido que estarían juntos en aquel concierto, fue por eso que iba buscándolo con la mirada, y recurrió a los infames mensajes de texto para saber dónde estaba.
"Ya estamos adentro" Fue la respuesta de él, dejando a Bella confundida, sin embargo, en aquel momento solo supuso que se trató de un error de dedo. Ya sabiendo que él estaba ahí, se dedicó a seguirle buscando con la mirada, e incluso Emmett la cargó en sus hombros para ver si lo alcanzaba a ver, aunque su búsqueda resultó infructuosa, pues una vez empezado en concierto, tuvo que aceptar que simplemente no le iba a encontrar.
Lector, yo no estoy segura de sí creo en el destino o no, creo que mi respuesta siempre varía conforme al día y mi estado de ánimo, pero debo de admitir que fue un acto del destino el hecho de que no estuviera con Edward ese día.
Puesto que al final del concierto, fue cuando al fin pudieron encontrarlo, de hecho Emmett fue el primero en verlo, y anunciarles a todos que lo había visto, Bella se entusiasmó con esta noticia, y se forzó a caminar a paso normal, pues lo que realmente quería era correr hasta donde estaba él, para poder abrazarle y reclamarle de forma juguetona el haber roto su promesa de estar con ella.
Este sentimiento solo le duró un instante.
Pues al llegar a donde él estaba, se percató de que no estaba solo, ya que a su lado estaba la mujer de la que estaba enamorado, la "primera a la que quería", con la que había estado en el concierto y que no era otra más que su exnovia. Al verlos, Edward no atinó a decir otra cosa más que un "Hola" con un tono casual, mostrándose tranquilo, como si no estuviera pasando nada más que un encuentro casual con sus amigos, mientras que Bella se forzó a sonreír, respondiendo su saludo con su mano, ya que en aquel momento lector, nuestra protagonista supo que si decía una palabra, su voz la traicionaría, se iba a romper ahí mismo, frente a todos, y ella se rehúso vehementemente a mostrarse como una débil. Por lo que Bella solo siguió sonriendo y actuó como si lo que acababa de ver no le hubiera dolido, se forzó a pensar que era su culpa, pensando que fue su responsabilidad el haberse ilusionado así, pues él ya le había dicho que no eran nada, también esto le confirmó sus peores inseguridades y en ese momento las consideró verdades absolutas, pues sabía que no era lo suficiente para él, que él jamás la vería de la misma forma que a la mujer de la que estaba enamorado, ella no era nadie en su vida, y jamás lo sería.
Fue ahí que Bella supo que su corazón se dio a la fuga, herido de dudas de amor.
Lector, esto amerita dos shots, uno por cada uno de nuestros protagonistas. Pero también siéntete libre de aventarle el caballito a la cabeza de Edward, es más, te exhorto a ello.
¡Lector!
Espero que hayas llegado hasta aquí, y de nuevo, muchas gracias por acompañarme en este capítulo, que ha sido ciertamente doloroso de escribir.
He venido a pedirte una disculpa, por no actualizar antes, y pese a que no quiero excusarme, debo de confesar que han pasado mil cosas en mi vida, desde que tuve varios viajes familiares maravillosos, fui al concierto de The Killers, a Serrat, me enfermé de Covid, me ascendieron en el trabajo y como me estaban explotando mucho, les pedí que me bajaran a mi puesto anterior, solo para renunciar días después, también he tenido ataques depresivos, me lastimé el tobillo, empecé a leer libros de divulgación científica, luego leí "La canción de Aquiles" y debo de confesar que aún sigo de luto por esos dos.
En fin, me ha pasado de todo.
También debo de confesar que no actualicé porque he querido mantener mi palabra sobre lo que menciono al inicio, y sí es que alguien adivina el género del que fue el concierto, el capítulo siguiente estará aquí en una semana, porque por fin puedo decir que ya está escrito, pero sí de igual forma no sabes el género, prometo entregarles el cuarto capítulo, y sobre todo, prometo terminar esta historia, pues ya me sé el final.
Por favor, no dudes en dejarme un review, me encantaría saber qué piensas de este capítulo.
Cuídate mucho, y nos leemos pronto.
