"Aún no es tarde"

Lady Supernova


Capítulo 1


Lakewood, marzo de 1932.

—¿Quién es él? —le pregunté a mi tía con particular insistencia, mientras la miraba con diversión y me sentaba justo frente a ella—. Dime... ¡Por favor! Por favor, tía Candy, dime... ¿Quién es él?

Insistí una y otra vez, lo hice justo como cuando yo era más pequeña... me sentí algo ridícula al hacerlo, pero, eso no me importó. Yo sé que cuando recurro a esa forma de pedir algo, siempre me salgo con la mía... ¡Esa es la mejor estrategia a seguir! Cada vez que lo hago, mi tía y todos los adultos que conozco terminan por ceder ante mí.

La tía Candy se sonrojó a causa de mi cuestionamiento. Se ruborizó como nunca antes lo había hecho, y como era de esperarse, no respondió a mi pregunta. Ella solo tomó la imagen que yo agitaba frente a su cara y a continuación buscó su caja de recuerdos, para volver a guardar ese viejo recorte de periódico.

—¿No vas a decirme quién es? —cuestioné nuevamente, en tanto que ella me miraba y sonreía con timidez.

—Fue un gran amigo. Eso es lo que puedo decirte, linda.

—¿Fue un gran amigo? ¿Acaso él ya murió? —pregunté afligida.

Sus ojos se mostraron sorprendidos y rápidamente respondió:

—No, claro que no, él no ha muerto... pero la gran realidad es que ya no somos amigos. Tenemos muchos años sin vernos.

—Los buenos amigos nunca se pierden, tía Candy... los buenos amigos siguen siéndolo a pesar de todas las cosas malas que sucedan.

Eso le dije para tratar de animarla, no obstante, no pude lograrlo. Sus brillantes ojos verdes se mostraron tristes y después de suspirar, rápidamente cambió el tema de conversación.

Me llevó a pasear por el pueblo y a tomar un helado, en nuestro lugar favorito. Luego de un par de horas regresamos a casa, pero, ya no volvimos hablar del muchacho de la fotografía.

A pesar de no platicarme más sobre el chico, yo no he podido olvidar la imagen que vi. Tampoco pude desechar de mi mente, la forma en la que mi tía, se comportó después de haber observado, aquel recorte de periódico. Odio pensar en que le hice daño con mis preguntas, pues, yo no tenía intención de ponerla triste...

«Los amigos no deben separarse así...»

Pienso recordando a mi tía Candy y su triste mirada...

Pero... ¿Quién es él? ¿Por qué ella no me quiere hablar sobre su relación?

Debo reconocer que mi curiosidad es infinita. La vida de mi tía Candy me parece tan misteriosa, que me hace pensar en miles de posibles historias sobre ella.

No me gusta sentirme incompleta, y es por eso que antes de marcharme de Lakewood, he decidido hacer una ultima cosa: sin que la tía me vea, correré hasta su habitación y rápidamente buscaré la fotografía. Una vez que la encuentre la sacaré cuidadosamente y la colocaré entre mis pertenencias.

Sé que tomar las cosas ajenas está mal, pero, no puedo evitarlo. No puedo quedarme así, sin saber nada sobre ese chico.

Viajaré de vuelta a Chicago esta misma tarde, tengo la esperanza de esclarecer todas mis dudas hoy mismo. Seguramente mis padres saben la respuesta a este misterio. No sé que voy a lograr con esto, no obstante, una gran idea ya está rodando dentro de mi cabeza.

Papá siempre dice que soy demasiado entrometida, mas, eso no me importa... lo único que importa ahora, es saber quién es el muchacho de la imagen, ¡no podré descansar hasta saber su nombre y conocer la historia que él y mi tía compartieron!