Era cierto que él, Oikawa Tooru había tenido varias novias mientras cursaba la preparatoria, eso no podía negarse. Él era un hombre guapo, carismático, talentoso y tenía incluso un club de fan. Todos los chicos sentían envidia de él y por supuesto, él disfrutaba de su éxito. Lastimosamente, ninguna relación había funcionado y durado mucho mas de la cuenta. Las quejas y reproches eran los mismos, independiente de la persona que fuese: "que no tenía tiempo, que el volley le absorvia demasiado, que los entrenamientos, que era demasiado ególatra, engreído, que sus amigos, y por sobre todo su mejor amigo: "Iwaizumi Hajime".

Ese día habían vuelto a terminar con él. Nada nuevo, lo mismo de siempre, salvo que en esta oportunidad la chica le había dicho: -"Sabes Oikawa, en serio que me gustas mucho, pero sé que no soy competencia para tu Iwa-chan" "Yo que tu aclararía mis sentimientos con respecto a él".

Oikawa había quedado muy pensativo ante este comentario. Ella en varias oportunidades se había quejado de la falta de tiempo que tenía, y de que siempre estaba hablando de su súper mega ultra mejor amigo Iwaizumi Hajime. -¿Pero como ella podía siquiera llegar a insinuar que debía aclarar sus sentimientos con respecto a él?. Él no era ningún tonto y había entendido perfectamente lo que ahora su ex-novia le había querido dar a entender, y era que a él le gustaba su mejor amigo.

-¡Puedo entender que esté celosa del volley, del equipo y de los entrenamientos... pero estar celosa de Iwa-chan es el colmo!- pensaba para sí mismo bastante molesto. -¡Será genial verle la cara a Iwa-chan cuando le cuente todo esto! - pensaba ruisueño mientras buscaba a su mejor amigo que a todo esto no podía encontrar, llevaba un buen rato buscándolo y ya era hora de irse a casa.

Pensando que se había ido a su hogar, Oiwaka se había resignado a encontrarlo, cuando se topó con una situación que nunca se imaginó ver. Iwaizumi se encontraba parado frente a una chica que tenía un lindo paquete de chocolates en sus manos. Tooru pestañó varias veces y se acercó sigilosamente para observar en detalle lo que estaba sucediendo. -"Me gustas mucho Iwaizumi"- alcanzó a escuchar de boca de la chica.

-¿Ehhh?- ¿Otra confesión?- se preguntó Oikawa. -¡Vaya con esta ya son 3 este mes!- ¡Pobre chica, otra más que será rechazada!- ¿que acaso no entienden que Iwa-chan y yo no tenemos tiempo para estas cosas?- siento lástima por ella, es muy linda y siempre va a ver los partidos (ahora entiendo por qué), pero él jamás aceptará salir con ella, a él esas cosas no le interesan - pensó Oikawa con algo de pena por la chica.

El castaño se estaba retirando de la escena, puesto que no quería escuchar el llanto de la chica cuando fuese rechazada, pero lo que escuchó y vio a continuación hizo que quedara totalmente paralizado.

-Okayo, eres muy amable y linda, pero no te conozco mucho- escuchó decir al pelinegro algo avergonzado.

-Se que debes encontrarme atrevida por esto- contestaba ella - ¡pero siempre te observo Iwaizumi! ¡Me encanta verte jugar! ¡Soy tu mayor fan!

- Lo sé -le dijo Iwaizumi sonrojado- te he visto asistir a las prácticas y a los partidos de volley.

-¿Y eso te molesta?- preguntó ella angustiada.

-¡No, me encanta! ¡Solo pensé que ibas por Oiwaka como todas!- reía él más avergonzado aun.

-No, siempre he ido a verte a ti, me gusta mucho verte jugar- dijo ella con cara de enamorada.

Oikawa veía con horrores la escena. Iwaizumi nunca había dialogado tanto con una chica en momento de confesiones. Por algún motivo, él se estaba dejando alagar por esa chica, y no la estaba cortando rápidamente.

-¿Entonces qué me dices Iwaizumi?- preguntó ella esperanzada.

-Como dije te encuentro muy linda Okayo y me encanta que vayas a ver los partidos, aunque no te conozco mucho (Oikawa exhaló aliviado)... pero... (Oikawa volvió a levantar el rostro asustado)... pero me encantaría conocerte más - respondió finalmente Iwaizumi a la chica.

-¿Entonces aceptas mis sentimientos por ti Iwaizumi?- preguntó ella con la cara más feliz que Oikawa hubiese visto antes.

-Si, me encantará salir contigo Okayo- respondió galantemente Iwaizumi tomando una de sus manos para depositar un casto beso en ella.

-Iwaizumi - exclamó ella saltándole en los brazos; el pelinegro la rodeó con sus brazos, se miraron fijamente, para finalmente darse un suave beso en los labios.

Oikawa no fue capaz de seguir mirando ni escuchando nada. Sentía una necesidad imperiosa de salir corriendo de ahí. Por alguna extraña razón se sentía descompuesto. Se paró sigilosamente pero sus piernas casi no lo resisten por lo cual tuvo que afirmarse de uno de los pilares de la escuela. Cómo pudo abandonó la escena, agarró sus cosas y desapareció. No se despidió absolutamente de nadie. Varias personas pasaron por su lado y hablaron para despedirse, pero él simplemente los ignoró. No fue capaz de mirarlos y tampoco entendió lo que le decían. Fue incapaz de responder. Su mirada estaba perdida, vacía. Miró al cielo y pudo darse cuenta que estaba totalmente nublado, y no recordaba que el día estuviera así.

Iwaizumi, luego de despedirse de su novia, comenzó a buscar a su amigo para irse a sus respectivas hogares. Eran vecinos y todos los días se iban juntos caminando. Estaba ansioso de poder contarle todo y darle las "buenas nuevas", pero por mas que lo buscó, no pudo encontrarlo.

-Si buscas a Oikawa ya se fue Iwaizumi- dijo un compañero de curso.

-¿Qué ya se fue?- preguntó sorprendido.

-Si se marchó hace un rato, no se veía bien sabes. Parecía enfermo. Intenté despedirme de él, pero solo me ignoró. Quizás iba con audífonos porque ni siquiera volteó a mirarme- dijo el joven sin darle mayor importancia.

-Gracias, nos vemos mañana- dijo el pelinegro tomando su celular para llamar a su amigo, quien para su sorpresa no le contestó.

Durante el camino a casa, Iwaizumi no solo lo llamó, si no que además le mensajeó para ver como era olímpicamente ignorado. Por unos instantes vio como Oikawa estaba conectado a su cuenta de whastapps, y comenzó a llamarlo en forma insistente, para ver cómo era ignorado nuevamente.

Esto puso al pelinegro furioso. Creía entender qué era lo que había sucedido. Le había parecido ver por unos momentos a Oikawa cuando estaba con Okayo, seguramente el muy idiota había escuchado todo, y ahora se moría de envidia por no haber sido él el escogido. Oikawa siempre creía que las chicas iban a verlo a él, de seguro ahora estaba haciendo un berrinche porque en esta oportunidad el elegido había sido él, y no el caprichoso de su amigo.

-¡Maldito engreído! ¡Si no es él el centro de atención se pone como un crío malcriado! ¡No puedo creer que no pueda ni contarle lo feliz que estoy! ¡Si hubiese sido él, aquí lo tendría contándome todo mil veces, y yo como idiota tendría que escucharlo y ponerle atención! -¡Maldito egoísta! - maldecía mientras camina solo a su hogar.

Cuando llegó a su casa pasó por fuera de la casa de Oikawa y miró hacia la ventana que era la habitación de este. Estaba con luz tenue. Iwaizume se extrañó al verla, porque esa luz era ocupada por su amigo, solo cuando este se encontraba deprimido. El pelinegro conocía muy bien a ese idiota y tenía muy claro que cuando el estaba así, casi a oscuras, sin tv, ni nada, era porque quería estar solo y no ser molestado.

-¡De seguro se encuentra de un humor de perros!- pensó para si. -Bueno, no pienso meterme, si quiere estar solo y no quiere hablarme cosa de él, no le rogaré.

Esa noche, ninguno de los 3 pudo casi dormir. Okayo se encontraba feliz por estar de novia con su amor platónico, Iwaizumi furioso por la actitud de su "mejor amigo", y Oikawa por haberse dado cuenta, que definitivamente no quería compartir a Iwaizumi con nadie.

Al día siguiente, y como de costumbre, Oikawa caminó junto a Iwaizumi a la escuela. El pelinegro lo miró desafiante y apenas le tuvo al frente le escupió:

-Ayer no me esperaste...te llamé mil veces y te mandé 20 mil mensajes y tu solo me ignoraste. ¿Me puedes decir que diablo te pasó?

-Si lo lamento Iwa-chan- le dijo sonriendo como idiota- la verdad era que no me sentía bien, y cuando llegué a casa discutí con mi mamá y no quería hablar con nadie.

-¿Ni siquiera conmigo? ¿Qué te pasó? ¿Ya estás bien?- preguntó haciéndose como el que le creía todo.

-Lo lamento, pero ya estoy bien- dijo colocando esa mueca que intentaba utilizar como sonrisa.

-Hay algo de lo que te quiero hablar- dijo de pronto Iwaizumi.

-¿Te parece que hablemos en la tarde mejor?- ¡Ven corramos a la escuela! ¡Parece que quiere llover? ¡Te apuesto que te gano!- gritó para echarse a correr.

-El muy maldito me está evitando, no quiere hablar- pensó preocupado Iwaizumi- Bueno, que haga lo que quiera. No haré caso de este berrinche. Lo mejor será seguirle la cuerda y hacer como que le creo.

Ese día, casi no pudieron hablar. Oikawa estaba especialmente ruidoso y sociable. Como nunca quiso sociabilizar con "todo el mundo". Hablaba y hablaba y se reía con todo el que estaba dispuesto a escucharlo. No es como que él no fuera así siempre, pero ese día día estaba particularmente ruidoso. Iwaizumi no estaba entendiendo bien qué era lo que sucedía.

Durante las prácticas, por un momento parecía que las cosas tendían a mejorar, hasta que entraron varias chicas a ver los ensayos, entre las cuales venía Okayo.

Al ver esto, Oikawa comenzó nuevamente su actuación. En el equipo todos reían por lo payaso que estaba actuando, pero para nadie resultó extraño su comportamiento. Para todos resultaba que Tooru andaba especialmente divertido y sociable. Erró algunos servicios y algunos pases, pero nada del otro mundo. Por supuesto que para el pelinegro esto no era normal, pero decidió no meterse.

Al terminar las prácticas, Iwaizumi lo acorraló para presentarle oficialmente a su novia. Fue una situación bastante bizarra a decir verdad. Por supuesto que el se mostró encantador con la chica en todo momento, fue atento, divertido y pudo hasta hacerle unas bromas pesadas a su amigo delante de ella (a fin de hacerle pasar un momento incómodo) pero por alguna extraña razón, no pudo mirar a Iwaizumi a los ojos.

-Bueno, los dejo solos- dijo finalmente para despedirse. -Sé que vives para el otro lado, me imagino que tu novio te acompañará, ¿verdad?

-Si, voy a acompañarla hasta su casa y por las mañanas pasaré temprano por ella- respondió Iwaizumi.

-Ya veo- contestó "sonriendo"- Me alegra que lo hagas, así me libraré de ti por las mañanas y por las tardes - ya no contaré con tu horrible compañía- le dijo burlesco a fin de hacer reír a la chica.

-Mmmm - decía Iwaizumi mientras su novia reía dulcemente.

-¡No digas eso! ¡Si ustedes son amigos de infancia! ¡Sé que se quieren mucho!- Oikawa-san no quiero que ustedes se separen mucho por mi culpa, puedes venir con nosotros y hacernos compañía- le decía ella preocupada.

-¡Diablos!- pensó Oikawa- ¡Ni siquiera puedo odiarla! ¡Su preocupación es real!- Diablos diablos diablos- exclamó para sus adentros, era en serio que quería echarse a llorar ahí mismo. - Claro que me tendrán cómo lapa al lado de ustedes... - dijo sonriendo - pero no por ahora - están comenzando una relación y no puedo estar ahí entremedio, pero ya verás, después no querrás ni verme- dijo para darse la vuelta rápidamente y salir prácticamente corriendo de ahí.

-Hajime, ¿fue mi idea o el estaba a punto de llorar?- preguntó ella a su novio preocupada.

-¿Llorar? jajaja- rió Iwaizumi- No, el solo quiere venir con nosotros para chismosear y ser el centro de atención y sabe que no puede...

-Bueno, si tú lo dices- comentó ella para luego olvidarse del tema.

Pero aunque Iwaizumi le hubiese dicho eso a su novia, sabía perfectamente que ella tenía razón. Su castaño amigo había estado a punto de echarse a llorar. Sentía rabia con él en esos momentos, no entendía cómo podía ser tan egoísta. El había tenido varias novias y él en su rol de mejor amigo siempre lo había apoyado. No entendía porqué él no lo hacía. Bueno, aunque quizás si lo entendía, pero no quiso darle más vueltas, porque esos sentimientos, Oikawa no podía sentirlos, simplemente no era posible.

Pasaron dos semanas y las cosas seguían iguales. Iwaizumi sentía cada vez más lejos a Oikawa, a pesar de que su amigo había accedido a acompañar a la pareja en mas de una ocasión. Un par de veces almorzaron juntos en el casino, y otras tantas compartían algunas bromas entre clases. Pero ya no conversaban cómo antes. Las caminatas a casa ya no eran entretenidas y Oikawa parecía querer hablar de cualquier estupidez a fin de no hablar de lo que realmente le sucedía.

Iwaizumi estaba llegando a su límite con la situación. Podía entender que su amigo no quisiera contarle algunas cosas, bueno en realidad no lo entendía pero podía intentar acceder a aceptarlo. Pero lo terrible era la cara de dolor y de sufrimiento que a veces ponía. Las sonrisas falsas que colocaba en ciertas ocasiones, y las actuaciones que solía mandarse. Siempre parecía querer echarse a llorar. Todo esto le dolía demasiado al pelinegro. Sabía que Oikawa mucha veces actuaba frente a los demás para zafarse de situaciones incómodas o problemáticas, pero nunca su amigo había tenido que actuar frente a él. Iwaizumi no podía sacarse a Oikawa de su cabeza ni en el día ni en la noche. Incluso soñaba con él. Este tema había alcanzado incluso su noviazgo, puesto que sin querer le hablaba todo el día de Oikawa a Okayo y el tema ya la tenía bastante aburrida así como confundida.

En las prácticas Oikawa parecía querer morirse jugando. Si ya antes lo daba todo durante los partidos y entrenamientos, ahora lo daba más. Se estaba sobreexigiendo demasiado. El entrenador y todos lo habían notado, por eso a nadie sorprendió el día que el entrenador lo llamó a terreno y enfrentó frente a todo el equipo.

-Admiro tu dedicación Oikawa, pero debes descansar - le dijo.

-¿Qué? ¡Nooo! estoy super bien entrenador - respondió el castaño haciendo una leve mueca y un casi imperceptible movimiento en su pierna derecha.

- A mí no me engañas Oikawa, sé perfectamente que tienes la rodilla derecha lesionada- dijo mirándolo fijamente - lo que hizo que todo el equipo se volteara a verlo. Tooru no pudo escapar a la mirada furiosa de Iwaizumi.

-¿Eso es verdad?- preguntó furioso.

- No es nada, entrenador en serio que estoy bien- contestó sonriendo con esa mueca que ya pasaba a ser la "sonrisa" del castaño.

-No sé que es lo que te sucede Oikawa, pero así no vas a poder jugar en la Interhigh próxima. Si quieres venir a entrenar mañana, me tendrás que traer una radiografía de ambas rodillas con un certificado médico que te autorice a entrenar. De lo contrario, quedas excluido de venir por una semana.

-¿Quééé? ¡Nooo! ¡No acepto esto entrenador! ¡Yo sé que puedo jugar! ¡No me lo puede impedir! - gritó furioso con los puños apretados.

Todos quedaron helados. Oikawa no solía reaccionar así.

-Pues ya lo hice - dijo el entrenador dándole la espalda y no dando lugar a la rabieta de su jugador.

-Entrenador, ¡No, no lo acepto! - gritó.

- Oikawa cállate- gritó Iwaizumi temiendo un castigo peor para su amigo.

- Entrenador no me quite el volley- pidió cabizbajo.

-No te lo estoy quitando, te estoy mandando a descansar- contestó el entrenador preocupado- Ya puedes retirarte por hoy, los demás vuelvan a entrenar- continuó. - Ey Iwaizumi, ve que tu amigo haga caso y no le ayudes a entrenar- y eso va para cada uno de ustedes. Si alguien ve que este joven está entrenando o algo, me lo dicen. Y ahí el reposo se extenderá a dos semanas. -¿Quedó claro?.

-¡Sí entrenador!- gritaron todos a la vez.

Mientras Oikawa tomaba sus cosas para casi salir corriendo de ahí, el resto del equipo volvía a entrenar mirando de reojo la escena. Tanto las fans, como el resto del equipo habían quedado impactados por la reacción del castaño, nadie se atrevía a mirarlo ni nada.

Salió del gimnasio furioso, golpeando todo a su paso. Iwaizumi ya no daba más con la actitud de su amigo y fue detrás de él dispuesto a enfrentarlo. Todos temieron lo peor. Ambos se notaban muy contrariados. Iwaizumi tuvo que correr para alcanzarlo. Oikawa daba por hecho que su amigo lo seguiría, por eso, apenas salió del gimnasio echó a correr lo más rápido que pudo, aún cuando la rodilla le estaba molestando de sobremanera.

-Detente Oikawa- gritó el pelinegro molesto- Sabía que eso, no le haría bien. Pero el castaño parecía haber decidido no hacerle caso.

-¡Pero qué rayos te sucede idiota!- ¿Quieres lesionarte en serio?- gritó nuevamente Iwaizumi, para nuevamente no obtener respuesta.

-¿Hasta cuándo piensas ignorarme maldito bastardo? ¡detente de una vez!-

-Déjame en paz- gritó de vuelta Oikawa deteniéndose (la rodilla le dolía demasiado) - no quiero tus sermones

-¿Por qué rayos me ignoras así? ¿Qué rayos te hice?- preguntó furioso Iwaizumi pero ad portas de echarse a llorar.

-Por favor vuelve al gimnasio- contestó Oikawa -¡No quiero hablar ahora!

-¿Qué es todo esto de no querer hablar conmigo Tooru?- dijo suavizando su voz. - ¿Por qué ya no me hablas? ¿Por qué cada vez que estoy a tu lado no me miras a los ojos ? ¿por qué cada vez que estamos juntos parece que quieres echarte a llorar? ¡Si te hice algo por favor dímelo... ya no lo soporto más!- dijo ahogando un sollozo.

-Hajime- susurró con voz quebradiza- No me hagas hablar, no quieres oírlo.

-¿Qué no quiero oír? - ¿Qué es tan terrible que no le puedes a decir a tu amigo de la infancia, a tu mejor amigo- dijo tomándolo fuertemente por el brazo para girarlo y obligarlo de una buena vez, a que lo mirara a la cara... que lo viera a los ojos.

Pero lo que vio lo dejó perplejo. Oikawa lloraba de una forma desgarradora. Tenía su cara marcada por el dolor, la desesperación.

-Ya no soporto ni un minuto más - dijo Oikawa sollozando- Ya no puedo seguir actuando como si no me importara.

-¿Qué cosa?- preguntó Iwa-chan susurrando con los ojos totalmente rojos.

-No puedo seguir fingiendo que soy feliz de verte con alguien que no soy yo- No soporto que estés con Okayo. No puedo compartirte, y si, soy patético por ello y lo sé.

Iwaizumi abrió los ojos de par en par. En esos momentos dejó caer su bolso al suelo. Había quedado totalmente asombrado al escuchar esas palabras.

-No creas que no siento asco de mí mismo. Sé que tu novia es una chica increíble... - sollozó. - Sé que te quiere de verdad y que quiere verte feliz aun cuando sea conmigo al lado como chaperón- sonrió en forma amarga. - Se preocupa de nuestra amistad, se ha preocupado hasta por mí, aun cuando yo sea una rata asquerosa que no soporta verlos juntos- sollozó más fuerte aún.

-Tooru - susurró Iwaizumi.

-Intenté apartarme lo juro... me volví loco entrenando, estudiando, todo. Intenté juntarme con ustedes, con otras personas, intenté hacer como que no me importaba, pero no pude - ¡No puedo entregarte a otra persona!- ¡Por favor perdóname! - suplicó sollozando con un dolor tan grande que al pelinegro llegó a dolerle el corazón.

-Pero tu siempre tuviste novias - comentó Iwaizumi

-Si, pero dime... ¿Cuánto duraba con ellas?

-Poco es verdad, pero me hablabas y hablabas de lo fantásticas que eran, y de lo maravillosas que eran las chicas y de qué haríamos los hombres sin ellas...

-No podía reconocer estos sentimientos, siempre pensé que era algo de la edad, o por nuestra amistad que era tan cercana... porqué pasábamos mucho tiempo juntos o qué se yo...- dijo frustrado. - Fue el día que Okayo se te confesó y cuando los vi besarse que acusé recibo de todo esto. Y me siento una basura por no poder apoyarlos, por no poder apoyarte... ninguno de los dos se lo merece... ninguno se merece esta ingratitud de mi parte... pero no puedo ... lo siento.

Un largo silencio los invadió; por un lapsus de tiempo solo pudo oírse cómo los sollozos de Oikawa se mezclaban con las ráfagas de viento que soplaban.

-Ven aquí cabeza hueca - dijo Iwaizumi sonriendo tiernamente para abrazarlo con fuerza. -No debiste haber esperado llegar hasta este punto. Eres un completo desastre.

-Lo siento- susurraba Oikawa mientras lloraba abrazado a su amigo.

-Hay Tooru Tooru Tooru ¿qué voy a hacer contigo?- ¿Por qué siempre debes ser un dolor en el trasero para mí? - preguntaba el pelinegro sonriendo divertido.

-Esta vez sí que la hice - rió Oikawa al escuchar esas palabras. -Perdóname por hacerte esto, no tienes que decirme nada... solo olvídate de todo y veamos cómo seguir. Ya con que lo sepas, y no me odies siento que me he sacado un gran peso de encima. - Sé que quizás no puedas entenderme, pero quiero que sepas que...

-No creas que no puedo entenderte- dijo cortando a Oikawa abruptamente- No te atrevas a decir que no puedo entenderte, porque ahí si que no tienes idea- dijo algo molesto -porque esto lo vengo viviendo hace bastante tiempo...

-¿Qué dices?- dijo levantando la mirada Oikawa mientras otras lágrimas rebeldes volvían a salir de sus ojos.

-¿Tu crees que a mi no me ha pasado esto? - Cada vez que llegabas con tus noviecitas, me quise morir por dentro. Las primeras fueron terribles, después ya terminé por acostumbrarme porque finalmente nunca duraban mucho - sonrió con molestia al recordar - Y bueno, al ver que te gustaba tanto tener novia, cuando Okayo se acercó a mi, reconozco me sentí muy alagado. Es un chica preciosa, cariñosa y muy atenta, pero por desgracia siempre he estado enamorado de ti maldito perdedor...

-Por favor no digas nada más - se escuchó una tercera voz que les hablaba con resignación- No quiero seguir escuchando...

-Okayo- susurró Iwaizumi

-Diablos- susurró Oikawa quien todavía no salía de su asombro- Nunca se hubiera esperado algo así en su vida. Ahora sí que todo se había terminado de ir a la mierda.

-Lo lamento, escuché todo - Te seguí cuando saliste corriendo detrás de Oikawa, quería ver si podía ayudarlos- lo lamento - dijo avergonzada.

-Okayo, perdóname pero ya no soportaba más... iba a terminar diciéndoselo igual, intenté no entrometerme... - sollozó.

-Lo sé, te escuché. Ahora reconozco que siempre lo sospeché, pero aún así no quería aceptarlo- dijo secándose las lágrimas que comenzaban a salir.

-Okayo, no sé que decirte... -dijo Iwaizumi consternado por la situación.

-No, no digas nada, no es necesario- continuó ella... -Antes, cuando los miraba de lejos siempre tuve la corazonada de que se querían... pero como Oikawa siempre andaba con novias y a ti Iwaizumi parecía no importarte, decidí intentarlo... de lo contrario jamás me habría entrometido entre ustedes dos.

-Okayo - dijo de pronto Oikawa mientras nuevas lágrimas comenzaban a caer ... ¿Acaso ella estaba...?

-Lo pasé muy bien contigo Hajime- dijo ella secándose las lágrimas- Agradezco el tiempo que pasamos juntos ...

-Nunca pensé que esto acabaría así Okayo- dijo Iwaizumi sumamente triste. - En ti conocí a una persona increíble... perdóname por no haber podido corresponderte como te lo merecías; solo tengo palabras sinceras de agradecimiento-

-Gracias- dijo ella.

-Okayo yo... -dijo Oikawa.

-Esto no lo hago por ti... que te quede claro- dijo Okayo molesta a Oikawa- Solo lo hago por Hajime y porque llegué tarde. - No te atrevas a hacerle daño...

-No - susurró apenas Oikawa.

-Bueno, adiós - nos vemos - dijo ella para luego salir corriendo de allí.

Ambos chicos estuvieron en silencio por un buen rato más, procesando todo lo que había ocurrido y todo lo que se había dicho anteriormente.

-Debió ser duro para ti verme con esas chicas - meditó tristemente Oikawa.

-Si lo fue, de verdad que sí.. pero si tú eras feliz yo también lo era. Después de todo, nunca me abandonaste por ellas... siempre estuviste conmigo.

-¿Por qué nunca me dijiste nada de tus sentimientos?

-Creo que por la misma razón que tú, miedo a ser rechazado, no sabía como reaccionarías...

-¡Qué increíble todo esto!- exclamó el castaño apoyando su espalda contra la muralla, mientras unas nuevas lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.

-¿Y tú por qué sigues llorando?- preguntó Iwaizumi sorprendido.

- Por ser un idiota... debí habértelo dicho mucho antes- sollozó.

-Si eres un idiota, pero eso ya lo sabíamos- sonrió- pero eres MI idiota- dijo haciéndole un suave cariño en el rostro con el que aprovechó de limpiar una lágrima rebelde que caía por su mejilla. - Ya vámonos a casa, debemos revisar y cuidarte esa rodilla - dijo Iwaizumi tomando sus cosas y comenzando a caminar con dirección a sus casas.

Oikawa lo miró sonrojado y se movió rápidamente para poder caminar a su lado.

-¿Oye no vas a besarme o algo?-preguntó el castaño.

-No hasta que vea que te cuidas esa rodilla- contestó el pelinegro severo.

-¡Eso no es justo!- chilló Oikawa

-Pero por mientras, un adelanto... a ver si con esto te motivas - dijo Iwa-chan tomando su rostro suavemente y depositando un casto beso en sus labios.

Oikawa lo miró casi en estado de shock.

-No puedes dejarme así, necesito más...

-Ya hemos esperado mucho, unos días más no te matarán- dijo sonriendo con maldad. (Aun cuando esa medida era sumamente cruel y dura para ambos) Iwa-chan sabía que seria un excelente escarmiento para que su vanidoso amigo le hiciera caso. Quería besarlo y abrazarlo con locura, pero aun no se lo diría.

-No puedes ser así de cruel - dijo Oikawa al borde del llanto.

-Déjate de quejarte idiota y camina- dijo Iwaizumi tomándolo de la mano para hacerle apurar el paso, pero aprovechó el momento, para entrelazar su mano con la de su amigo de la infancia, mano que no volvería a soltar, jamás en la vida.

FIN.