Capítulo 11

-Es un gran honor tenerla con nosotros, Tsunade-sama. –Habló cordialmente Gaara estrechando la mano de la mujer. –Naruto-Kun me ha puesto al tanto de lo que ocurre en Konoha. Aquí siempre tendrá un lugar en que quedarse.

-Es muy amable de su parte, Kazekage-sama. Espero poder ser de ayuda. –Aceptó la mujer, aún seguía con el ego dolido por haber tenido que huir de Konoha, pero había decidido confiar en Naruto.

-Por favor, Gaara está bien. –El pelirrojo sonrió amistosamente, un tenue golpe en la puerta antes de abrirse denotó la presencia de Temari quien entraba soltando un bostezo. –Mi hermana se ha encargado de dejar a punto el edificio que usó Hinata-san que estuvo por aquí. En este punto ya sirve como embajada de Konoha aquí. Espero que todo esté a su agrado, y si lo necesita no dude en decírmelo.

-Gracias, Gaara-sama. Me gustaría ponerme cuanto antes a colaborar con su hospital. –Tsunade se puso en pie, estrechando la mano del líder de la aldea y siguiendo a Temari fuera de la oficina.

-Será un honor para nosotros poder aprender de usted, Tsunade-sama. –Dijo Temari amablemente. –Tenemos a todo un contingente de estudiantes que desean aprender técnicas de sanación pero desde la guerra nuestros ninjas médicos no dan abasto con tanto trabajo.

/Takigakure/

Sasame movió sus dedos, provocando que uno de los ninjas que tenía como marioneta viva se interpusiera entre el jutsu de aquel renegado y ella. La marioneta humana soltó un alarido de dolor en cuanto sintió como los kunais atravesaban su cuerpo. De manera robótica y contra su voluntad la marioneta se lanzó contra el renegado, sacó uno de los kunais que tenía clavado en su cuerpo y atravesó con el él pecho del hombre. Juntos cayeron inertes al suelo.

Un ninja apareció detrás de Sasame con una katana en sus manos, lanzando un corte horizontal a la altura del cuello, pero cuando acertó, Sasame ya no estaba allí. Había desaparecido en una explosión de humo y en su lugar había dejado un pesado tronco de madera. Ahora Sasame a varios metros de distancia realizó una serie de pronunciados sellos de manos y apuntó contra el ninja. Pronto una barrera hecha de chakra rodeó al hombre y formando un triángulo que empezó a contraerse lentamente ante la vista de todos. El hombre en su interior comenzó a gritar y tratar de librarse de la jaula usando su katana pero esta se rompió al chocar contra la pared. Unos segundos después, el renegado quedó completamente aplastado por aquella jaula triangular, dejando solo carne, huesos y sangre en el lugar del que una vez fue un hombre.

-¡Sasame Fuma señores y señoras, la reina titiritera! –Exclamó un presentador entrando de sopetón en la arena de combate. -¡todos denle un fuerte aplauso!

Pronto las gradas de la arena comenzaron a vitorear su nombre y ella alzó los brazos, riéndose y festejando, recibiendo el cariño de aquellos ninjas que estaban ahí para disfrutar del placer que provocaba la muerte. Excepto que ella estaba allí con una misión y temía no cumplirla.

Naruto había demostrado ser más que capaz de llegar a ella en cualquier lado y temía decepcionarlo, que la atrapara nuevamente, que la dejara sin chakra como aquella vez y la entregara a Orochimaru. La sola idea de pensar en Orochimaru experimentando con ella provocó que la sonrisa que tenía en su rostro por haber ganado desapareciera. Se acercó al presentador y aceptó la bolsa llena de dinero que le había entregado como premio. Además, había apostado en su favor por lo que sin duda tendría una buena suma.

Salió de la arena ninja con su botín, se metió en los vestuarios y se cambió deprisa. Takigakure a pesar de ser una aldea que ahora estaba dirigida por renegados y mafiosos estaba demostrando ser bastante civilizada, incluso teniendo una división en sectores que obviamente dependía del dinero que poseía el ninja. Le había costado más de una semana lograr infiltrarse en aquel sector en busca de la información que necesitaba Naruto pero por fin lo había conseguido. Necesitaba averiguar quién era el líder de la aldea.

-Fuma-san. –Se acercó Inu, un viejo mafioso que caminaba renqueante en su dirección, ayudándose por un bastón hecho de oro puro, demasiado vistoso casi como si pidiera a gritos que lo asaltaran. Pero ella se controló, el hombre dominaba el contrabando de droga dentro de la aldea y sabía que tratar de robarlo equivaldría a su muerte. –Una pelea espectacular sin duda.

-Gracias, Inu-sama.

-Espero que tengas el viernes libre. –Habló el hombre dando un toquecito en el suelo con su bastón. –Los del sector Lobo tenemos una fiesta y sin duda su presencia sería muy… encantadora.

-¿Quién tocara el viernes? –Preguntó la mujer siguiendo la conversación. Ya había asistido a dos fiestas en el sector Lobo y la música dejaba demasiado que desear. La compañía también.

-Oh, no importa quién toque. Isshin-sama vendrá. –Dijo el hombre acercándose a ella, susurrando el nombre con cuidado, mirando a los lados antes de responder a la pregunta. –El jefazo.

-¿El jefazo? Me encantaría conocerlo… -Se interesó de pronto la mujer, dejando que el hombre y su asqueroso aliento se pegara a ella. -Pensaba que nunca salía…

-Oh, el siempre sale las noches de luna llena. Es un tipo… peculiar.

-¿Cómo debo ir vestida?

-Elegante, digna de una reina titiritera…

/Sunagakure, embajada de Konoha/

Tsunade se dejó caer pesadamente en un sillón individual de su nueva oficina. El edificio era grande pero estaba completamente vacío. Eso era algo bueno, Tsunade no tenía ningún interés en tener que lidiar con personal. Tampoco confiaba en que ningún espía de los consejeros se encontrara entre el personal de Konoha.

-Veo que te estas poniendo cómoda. –Dijo Naruto, apareciendo en la sala gracias a su jutsu de transportación. En sus manos cargaba aquel gigantesco pergamino que ella había cargado durante tanto tiempo. -¿Qué llevas aquí?

-¡¿Aprende a tocar la puerta?! ¡¿Y si me hubiera estado cambiando?! –Chilló la mujer girándose para mirarlo. – Dame eso, ten cuidado que es frágil.

Tsunade se puso rápidamente en pie y atrapó el pergamino entre sus manos. Debió usar ambas manos para sostenerlo. Lo examinó con cuidado y asintió, depositándolo con suavidad en el suelo. Luego miró a Naruto y señaló una de las paredes.

-¿Puedes sellar la habitación como lo hiciste en la oficina del Hokage?

-Claro… -Contestó extrañado Naruto y obedeció, colocando el sello en la pared. En un instante toda la habitación había quedado a prueba de odios u ojos intrusos. –Deberías confiar en Gaara, es nuestro amigo.

-Confió en Gaara. Pero no confió en los que no son Gaara. –Pronunció la mujer. Con extremo cuidado acostó el pergamino y comenzó a abrirlo lentamente. Naruto se sorprendió al notar la complejidad del sello dibujado en el mismo, debido a su estudio de los sellos Uzumaki pudo notar que eran técnicas de sellado superior. -¿Estás preparado para ver algo increíble? Lo encontré mientras viajaba. Los pobladores cercanos dijeron que lo vieron caer del cielo.

-¿Qué es…?

Pero Tsunade no contestó, en cambio, una vez el pergamino estuvo completamente extendido, aplicó chakra en mitad del mismo. Una explosión inundó la habitación de un denso humo blanco que cegó momentáneamente a Naruto.

Ahora, en mitad de la sala se encontraba un gigantesco huevo de colores naranjazos metálicos con motas doradas. Medía casi dos metros de alto y un metro y medio de ancho. Lo más extraño es que parecía palpitar ligeramente, como si algo en su interior estuviera latiendo.

-¿Qué es…? –Volvió a preguntar Naruto, anonadado ante la visión de aquel objeto. Estiró una mano para tratar de tocarlo pero Tsunade lo detuvo.

-No lo sé. Pero desde que lo encontré no ha hecho más que crecer. –Informó caminando alrededor del huevo, examinándolo. –incluso sellado en el pergamino sigue creciendo y cuando trate de sellarlo por primera vez no pude. Tuve que recurrir a sellos de la familia Senju para lograr encerrarlo.

-Sellos Uzumaki. –Le aclaró Naruto. –Tiene la marca Uzumaki.

-Da igual. –Le cortó ella y negó, volviendo a centrar su atención en el huevo. –Sé que es un huevo, pero no sé de qué… ¿Qué clase de criatura podría dejar un huevo de este tamaño? ¿Y caer del cielo y no romperse?

-"Un fénix" –Dijo lúgubremente Kurama. Naruto sintió como se removía en su interior en cuanto puso los ojos sobre el objeto. Creo un clon y permitió que el zorro tomara posesión de él. Kurama saludó escuetamente a Tsunade quien parpadeó sorprendida, pero antes de poder decir algo volvió a hablar. –"Es un huevo de fénix"

-Fénix como… ¿la criatura legendaria que podía morir y revivir una y otra vez?

-Entre otras cosas, sí. –Asintió Kurama. –Pero habían logrado exterminarlas en el pasado. Se supone que ya no existían más fénix en el mundo.

-¿No se supone que con criaturas benévolas? ¿Por qué exterminarlas? –Preguntó Naruto, volvió la mirada al huevo, con más curiosidad que antes.

-Benévolas… -Kurama realizó una mueca. –Eso depende de quién sea su domador. Pero no hay nada peor que un fénix bajo el control de un guerrero hábil. Se vuelven armas implacables. Puedes tratar de matarla una y otra vez, pero siempre vuelven a la vida. Arrasaron países enteros en el pasado. Incluso el sabio de los seis caminos tuvo problemas para exterminar a estas criaturas.

-Eso… ¿países? No hay registros de tales cosas. –Le increpó Tsunade, a lo cual Kurama solo rió.

-Por supuesto que no, es muy anterior al mundo ninja. –se volvió hacía Naruto. –Algo está pasando. Deberías ir hablar con tus sapos. Y tú, con tus babosas.

-¿A qué te refieres? ¿Crees que…? –Preguntó Naruto, enderezándose de golpe. –Dijiste domar… ¿Los fénix eran invocaciones, verdad?

-Sí.

-¿Qué está pasando? Naruto, explícame que está pasando. –Exigió Tsunade, tanto Naruto parecían estar hablando un idioma que ella no conocía y eso no le estaba gustando.

-Desde hace poco más de un mes estamos lidiando con unos lobos salvajes que se encuentran en la frontera del país. Atacan y masacran a civiles. Al principio creímos que se trataban de ninjas renegados pero no. Masacraban a los comerciantes y dejaban toda la mercancía allí. –Explicó Naruto con calma. –Kakashi-sensei envió a un grupo de anbus a tratar de atrapar a los renegados pero no pudieron.

-Más bien, derrotaron a los anbus y los usaron como cebo para atraerte. –Terció Kurama, metiéndose en la conversación.

-Sí, hirieron a los anbus y los dejaron en medio del bosque, en cuanto entre en el territorio me atacaron. Pude lidiar con ellos pero me tomó mi tiempo. –Confesó. Tsunade se le quedó mirando con duda. Naruto el hombre que había enfrentado a Madara y había ganado confesando que tuvo problemas con un grupo de invocaciones. No parecía real. –Les gané, pero te puedo asegurar de que no eran invocaciones normales. Y luego, le pregunte a Hana Inuzuka si sabía algo al respecto sobre invocaciones de lobos y me contó que los últimos que habían tratado de firmar un contrato con los lobos habían sido masacrados por estos.

-Seres completamente salvajes que solo responden a la ley del más fuerte. –Acortó Kurama, soltó un suspiro. –Primero los lobos, ahora un huevo de fénix… Las criaturas que estaban extintas de pronto están volviendo a nacer.

-Dijiste que un fénix en malas malos podía exterminar países enteros. Bueno, está en mis manos y no planeó exterminar a nadie. Excepto a los consejeros. –Sentenció Tsunade, aturdida por toda la información que estaba recibiendo en esos momentos.

-¿Y que pasara cuando mueras? Porque seamos honestos: para estándares humanos eres una anciana, tienes los genes de Hashirama lo que te da algunos años de fertilidad más pero igual te vas a morir en menos de un siglo. –Dijo de pronto Kurama y el silencio se hizo en la sala.

-¡¿Por qué no te vas un poco a la…?!

-Kurama, vieja Tsunade. –Intervino Naruto de ponto. De alguna forma se había vuelto la voz de la razón en esa habitación. –Volvamos a lo importante. Criaturas extintas volviendo a la vida. ¿Por qué?

-Por ti, probablemente. –Kurama se encogió de hombros. –No es de extrañar que los lobos aparecieran en las cercanías de Konoha, donde tú resides. ¿Dónde apareció el huevo?

-En la antigua zona de batalla. Donde se enfrentó a Madara. –Explicó Tsunade.

-¿pero por qué ahora? –Preguntó Naruto. Se acercó al sillón, dejándose caer en él. De pronto le dolía la cabeza.

-Porque has despertado algo anterior al chakra. –Concluyó Kurama, pensativo. -¿Lo has notado, verdad? Cuando utilizas tu nuevo poder no usas chakra. Y no se siente como el uso del chakra.

-Es… es verdad. No usó chakra pero consume energía natural.

-Ese nuevo poder tuyo… ¿tiene nombre?

-Si… Lo llamo Dominación.

-¿Dominación? Que nombre más extraño. ¿Por qué? –Tsunade lo miró con curiosidad pero antes de que pudiera responder Kurama se le adelantó.

-Porque cada vez que aparece se quiere follar todo lo que se cruza por delante.

-Kurama… -Naruto lamentaba el haberle dado un cuerpo a Kurama en esos momentos. –Contrólate.

-Pero es la verdad. Cuando empezaste a usarlo en tus entrenamientos empezaste a sentirte completamente caliente. Fuiste al hospital y…

-Kurama para. –Ordenó Naruto poniéndose en pie de golpe.

-Oh, madura. Le pediste ayuda a Sakura y ella no tuvo mejor idea que sacarte la verga y comenzar a masturbarte ahí mismo. Y luego metérselo en la boca. Y luego ir a tu casa por el segundo round.

-¿¡Te acostaste con Sakura?! –Chilló de pronto Tsunade, cruzó miradas con Naruto, esperando que este le dijera que el zorro estaba mintiendo pero el acostándose con Sakura el Uzumaki terminó por asentir. –Pero ella está casada con Sasuke, Naruto…

-Oh, por favor. –Le cortó Kurama, volviendo a retomar la palabra. Sonrió de manera zorruna. –Estamos entre amiguis, no actuemos como si nos pareciera mal que el Uchiha sea un cornudo.

-No estoy… -Empezó la Senju y se encogió de hombros. –Si se lo merece, pero de todas las personas que pude imaginarme que haría cornudo a Sasuke no pensé en Naruto.

-El mocoso a veces sorprende. –Rió Kurama, Naruto se sentía extraño, estaban hablando de él como si no estuviera ahí. –Y ayer, cuando los consejeros trataron de ordenarle a Naruto la Dominación volvió a aparecer. Incluso yo en su interior pude sentir el empujón en su interior. Un instinto predatorio.

-No me digas que se acostó con Koharu. –Dijo Tsunade, tratando de mostrar una sonrisa de diversión.

-No. A Anko.

-¡¿Anko?! ¡¿Pero cuantas…?!

-Basta… ¡tenemos cosas importantes de las que hablar! –Estalló Naruto de pronto. Apuntó con una mano al huevo gigante en la habitación. – ¿Cómo hacemos para lidiar con estas criaturas?

-Cierto. –Apuntó Kurama, soltando un suspiro y mirando el huevo palpitante. –Tendrás que explorar más tu nueva habilidad. No puedo ayudarte mucho con ella, incluso para mí escapa de mi conocimiento.

-Pensaba que viviríamos por fin en paz. –suspiró derrotada la Senju, sentándose en el sillón.

-La paz no existe, solo periodos entre guerras. –Dijo Kurama. –prepárate porque se acerca una guerra incluso peor que antes.

El clon desapareció en una explosión de humo y en la habitación solo quedaron Naruto y Tsunade. De pronto, un silencio sepulcral se apoderó de la habitación, la explicación de Kurama no había servido para darles paz y pronto la mente de Naruto empezó a pensar en formas de usar su nuevo poder frenar la amenaza que surgía en el mundo.

-Si de esta cosa sale un pajarraco lo domaré a puñetazos. –Sentenció Tsunade. –Necesito sake.

/Afueras de Konoha, campo de entrenamiento/

Naruto azotó el árbol de un puñetazo, atravesándolo sin ningún tipo de problema. Kurama a veces no sabía cuándo cerrar la boca, ahora Tsunade sabía de sus problemas, sabía que se había acostado con Sakura y con Anko. Naruto se estaba esforzando en mantenerlo en secreto pero el zorro tiró todo a la basura. Y como si fuera poco, ahora sabía que había un grupo de invocaciones altamente peligrosas tratando de enfrentarse a él.

Ahora no solo tenía problemas con el consejo de la hoja, sino también con invocaciones fuera de este mundo. Inspiró hondo y dejó que sus pulmones se llenaran de oxígenos, los soltó muy lentamente, centrándose solo en su respiración. Se dejó caer al suelo en posición de loto, como solía hacer cuando entrenaba el modo sabio. Pero esta vez no sería entrando en modo sabio, sino buscando dirigir su atención a su nuevo poder. Tenía que encontrar una forma de controlarlo.

Hasta ahora, su forma de utilizar la Dominación se basaba en extraer la red de chakra del cuerpo de una persona. El funcionamiento del mismo se le había bastante sencillo, necesitaba tener a la persona frente a él, apuntarle con el dedo y centrarse en el pecho de la persona. Él mismo notaba un tirón en la persona, como si algo en su interior se resistiera momentáneamente y luego, aquella red de chakra desaparecía por completo. Y Naruto podía sentirla durante un instante en su interior, antes de fundirse nuevamente con él.

No obstante, si quería mejorar su habilidad debía comenzar a pensar en formas de mejorar dicha habilidad. En su entrenamiento para dominar el Rasengan había aprendido a cómo funcionaba la expansión, empezaba centrándose en un punto y luego, con una explosión súbita se extendía al resto del área.

Abrió los ojos, centrándose en un árbol, trató de visualizarlo como una persona y un instante después, expandirlo a los demás. Pronto sintió aquella tirantez en su interior que daba inició al ataque, ahora fue más fuerte, más firme. Los arboles empezaron a perder hojas, cayendo marchitas al suelo.

-¿Naruto-kun? –Le llamó Hana suavemente. Naruto parpadeó desactivando su técnica nueva.

-Hana-chan. ¿Qué haces tan temprano aquí? –Preguntó, poniéndose en pie y estirándose. Tenía todo el cuerpo tensionado.

-Entrenar. Últimamente estoy llena de energía. –Rió la joven. –He estado aprendiendo las técnicas del clan que antes me eran imposible.

-Eso es bueno. –Dijo Naruto, recordando súbitamente el origen de los lobos. Ahora no estaba tan seguro de que solo un entrenamiento exhaustivo pudiera servir para ganarles a los lobos. - ¿Te ayudo?

-¡Claro!

/Sede del sindicato civil/

A Mebuki Haruno nunca entendió la obsesión que tenía su hija con Sasuke. Claro, en un principio pudo comprender su interés y hasta lo apoyo. Sasuke pertenecía al clan más prestigioso de la aldea, que incluso tras casi su completo exterminio a manos de un miembro propio aún conservaba cierto renombre y si su hija terminaba casándose con él significaba que su apellido y su familia estarían completamente ligados a la historia de Konoha para siempre. Además de toda la influencia que podían conseguir con ese tipo de reputación.

Pero luego aquel joven Sasuke decidió huir de la aldea como un renegado y manchar lo poco de honorable que tenían los Uchiha. En un primer momento pensó que eso ayudaría a que su hija se olvidara de él, pero no fue así. Siguió obsesionada con el muchacho durante años mientras que a su lado tenía al Uzumaki, un hombre que realmente la quería pero ella jamás le dio la oportunidad. Mebuki no le temblaba el pulso al admitir que en un primer momento no le agradaba el joven Uzumaki, de niño era un alborotador y chillante niño que llevaba en su interior al demonio de las nueve colas. Prefería que su hija no se juntara con ese tipo de personas, pero Naruto había demostrado a lo largo de los años que era un verdadero ninja de Konoha, que el ataque a Konoha por parte de Pain solo había servido para solidificar esa imagen de héroe, que su hija se casara con él hubiera significado que su apellido y su familia estarían asociados al héroe de Konoha.

Pero su hija siguió sin darle una oportunidad y en cambio continuó buscando al Uchiha que ayudó a iniciar la gran guerra ninja. Mebuki rezó para que el Uchiha muriera durante la guerra, que su hija se librara de él pero no fue así, sino que al terminar la guerra decidió casarse con ella.

Y ahora los Haruno estaban eternamente asociado no solamente a un clan en vías de desaparecer como los Uchiha pues Sasuke no era capaz ni de dejar embarazada a Sakura, sino además al terrorista más grande de la historia. La única razón por la que seguía vivo era por la eterna protección del Uzumaki. Pero Mebuki sabía que esa protección esa endeble, un día un ninja enojado atacaría al Uchiha, a Sakura y Naruto no estaría allí para protegerlo.

-Que placer volver a verte, Sasuke-kun. –Mebuki sonrió, estrechando la mano de Sasuke. El Uchiha caminaba lentamente, un poco cansado de tener que caminar desde la sede de la policía hasta el sindicato civil. -¿Cómo has estado?

-Muy bien, gracias. –Dijo Sasuke, devolviéndole la sonrisa.

-Espero que Sakura se esté portando bien contigo, sabes que a veces puede ser… -Mebuki dejó las palabras flotando, luego indicó con una mano una puerta invitándolo a pasar. –Te estábamos esperando.

-Oh, es perfecta. –Corroboró Sasuke con honestidad. Asintió con suavidad y atravesó la puerta.

El sindicato civil se encontraba conformado por Mebuki Haruno a la cabeza de la organización, Tenten encargada del sector obrero, Ayame del sector gastronómico y Jenjen Mitokado del sector de comercio. Sasuke sonrió amablemente al entrar, estrechando las manos de los tres miembros, Mebuki le siguió cerrando la puerta tras de sí e invitó a Sasuke a tomar asiento.

-Gracias por apartar tiempo en su apretada agenda y escucharnos, Uchiha-san. –Dijo Jenjen con una sonrisa amable. Sasuke la devolvió, notando de inmediato que el hombre era igual de reptil que su padre, Homura.

-Siempre que pueda lo haré, es mi trabajo ayudar en lo que necesiten. –Replicó Sasuke servicialmente. No le había costado mucho aprender cuál era su papel y ahora debía jugarlo a la perfección, era consciente de que su vida dependía de ello.

-Oh, no sea tan amable, Uchiha-san. –Mebuki tomó la palabra. –Su trabajo investigando los crímenes del clan Yamanaka es encomiable. Usar sus jutsu de clan para conseguir contratos a mitad de precio es algo horrendo que atenta contra todo lo bueno.

-Supuestamente. –Terció Tenten, forzando una sonrisa en su rostro. Aun no sabía cómo había podido permitir que un acto como aquel sucediera. –Aún está en investigación.

-Tenten-san tiene razón. –Aceptó Sasuke con calma. –Lo estamos investigando minuciosamente, pero sabe cómo son estos casos, investigar los contratos requerirá de nuestros mejores juristas, y los comerciantes si están siendo controlados es un jutsu muy poderoso. Varios meses de investigación, como mínimo.

-Y mientras tanto sin poder hacer negocios. Quien sabe a cuantos hipnotizaran para estafarlos. –Exclamó Jenjen. –Es una vergüenza.

-Lo investigaremos a fondo, no le quepa duda.

-Ha sido un alivio para todos que se vuelva líder de la policía. –Comentó el hombre. –El caos ya estaba conquistando la aldea y desde el final de la guerra los ninjas en servicio abusaban de los civiles. Pero gracias al consejo ha logrado poner orden. ¡Un freno a tantos abusos!

-Sublíder. –Corrigió Sasuke amablemente. –Kiba es el líder de la policía.

-Inuzuka-san es un gran ninja. –Tomó la palabra Mebuki. –Pero si debo ser honesta, pasa mucho tiempo tratando de seducir a la menor de las Hyuga y no trabajando. Creo que aquí Ayame-san puede dar fe de eso.

-Si… -Se sorprendió Ayame de ser nombrada en la conversación, mostró una sonrisa incomoda al Uchiha y asintió. –Hace unas semanas entraron a robar en nuestra tienda, llevándose lo que teníamos en la caja fuerte y cuando se lo mencione a Kiba esa misma noche me dijo que lo investigaría cuando estuviera trabajando. No ha pasado nada desde entonces…

-Oh, no tenía idea que de Ichiraku ramen fuera asaltado. –Se interesó Sasuke. –Pondré a mis mejores policías a investigar el crimen.

-¡Sería de mucha ayuda, Uchiha-san!

-¡Sin duda Konoha necesita más policías como usted, Uchiha-san! –Sonrió Jenjen, inclinándose hacia delante. –Un excelente líder al frente de tan reputada organización es algo increíble.

/Grupo Eiyu/

-Recibí un informe de mí espía. –anunció Naruto, una vez todos estuvieron sentados alrededor de la mesa. –Este viernes habrá una fiesta en Takigakure donde presumiblemente estará un sujeto llamado Isshin, líder de la aldea.

-¿Isshin? No hay registros de ningún renegado con dicho nombre. –Apuntó Yugao. -¿Un alías, tal vez?

-Puede ser. Según mi espía es un sujeto extraño, no se conoce nada de él excepto que sale solo las noches de luna llena y es completamente despiadado contra sus enemigos.

-Entonces será nuestra única oportunidad de capturarlo. –Anko se acomodó mejor en su asiento, mostrando una sonrisa viperina. –Hay que pensar en una forma de entrar en la aldea, seguro que tendrán bastante protección.

-Entrar no será un problema. –Negó Naruto. –Tengo un sello en mi espía, cuando llegue el momento nos transportaré a todos junto a ella. Pero deberíamos acercarnos lo más posible a la aldea.

-¿Ella? –Preguntó Anko. -¿Qué tipo de espías tienes, Naruto…?

-¿Tenemos el permiso del Hokage para abandonar la aldea? –Se adelantó Shino calmadamente.

-Lo tenemos. Partiremos esta noche. –Naruto ignoró la pregunta de Anko, la mujer lo miraba con una sonrisa divertida.

-¡Por fin, ya estaba cansada de estar encerrada! –Anko se puso en pie estirando los brazos. –Hora de domar un par de perritos maleducados… Sin ofender, Hana.

-No eres graciosa, Anko-san. –Dijo la Inuzuka con total seriedad. Había estado entrenando durante casi una semana junto a Naruto y podía sentir como había avanzado a pasos agigantados. Años en apenas unos días, pero la idea de enfrentarse a los lobos le atemorizaba, un grupo de criaturas que habían masacrado a su clan en el pasado. Pero si lograba domarlos, nadie podría evitar que se vuelva la líder del clan Inuzuka.

-Es que tú no tienes humor, te falta un buen polvo. –Replicó Anko. –Raro, porque te la pasas todas las mañanas con Naruto.

-¡Suficiente! –Cortó Naruto al tiempo que se ponía en pie. –Tenemos trabajo que hacer. A menos que prefieran quedarse en Konoha…

Aquellas palabras parecieron calmar la actitud de Anko quien dirigió una mirada divertida a la mujer Inuzuka y luego se encaminó hacía puerta, saliendo de la habitación. Era su primera vez en mucho tiempo fuera de la aldea y no iba a desperdiciarla. Hana, Yugao y Sai pronto le siguieron, pero Shino se quedó.

-¿Pasa algo, Shino? –Interrogó Naruto. El hombre se limitó a asentir levemente.

-Mi padre me ha pedido que hable contigo. Debido a la guerra nuestras reservas de insectos se ha visto seriamente mermado. No debería confesar secretos del clan, pero actualmente poseemos solo el diez por ciento de lo que poseíamos anterior a la guerra.

-Siento mucho escuchar eso. –Respondió el Uzumaki. Naruto no sabía cómo funcionaban los insectos y mucho menos los insectos de los Aburame.

-Gracias. La forma en que nuestros se reproducen es consumiendo chakra durante un periodo prolongado de tiempo. La mayor parte del tiempo los dejamos volar libre para que absorban chakra de las inmediaciones y luego vuelvan a nuestro recinto para que pongan sus huevos. Suelen tomar el chakra de las plantas, los animales, otros ninjas… Aunque suele malo, usualmente los ninjas ni siquiera se dan cuenta de que le están robando chakra. Son cifras ínfimas. – Shino bajó la cremallera de su chaqueta que ocultaba su rostro y bebió un trago del té frio frente a él. No estaba acostumbrado a hablar tanto. –Pero… recientemente hemos tenido problemas con la policía.

-¿Con la policía? –De pronto, la conversación se tornó mucho más interesante para Naruto quien se limitó a asentir.

-El Uchiha llegó a nuestro recinto. Hemos tenido denuncias por parte de civiles de nuestros insectos en los huertos de la aldea. Son inofensivos, pero a los civiles no le gustan, dicen que podrían provocar una infestación que llevaría a una hambruna. Nos ha dicho que si no mantenemos a nuestros insectos dentro del recinto podremos incurrir en un amenaza grave contra Konoha. Lo cual implicaría sanciones penales y económicas, como por ejemplo no poder aportar al tren…

-¿Cómo puedo ayudarte? Si te soy honesto no creo que pueda hablar con Sasuke para que quite las infracciones. Él y yo… -Dejó las palabras en el aire y Shino asintió.

-No es eso. Los Aburame entendemos la ignorancia que existe alrededor de los insectos y estamos dispuestos a cumplir la orden. Pero si nuestros insectos no se alimentan de chakra no podrán reproducirse y en la situación actual… quizás se extingan por completo. –Confesó el hombro. Dejó escapar un largo suspiro de derrota. Era la primera vez que Naruto lo veía tan humano y vulnerable. –Mi padre me ha pedido que te pregunte si dejarías que nuestros insectos se alimenten de ti. Eres el ninja con más chakra de la aldea. Del mundo. No sería completamente solo… aumentaríamos un poco nuestras reservas. Sería de gran ayuda.

-"Míralo, el Uchiha ha resultado útil después de todo"- Naruto pudo sentir como la sonrisa se formaba en el rostro de Kurama. Él se limitó a asentir con seriedad a Shino.

-Lo que necesiten. –Dijo Naruto. -¿Quieres que vayamos ahora al recinto? Puedo darles parte de mi chakra ahora y luego más cuando volvamos de la misión.

-Eso… -Shino guardó silencio durante un momento, asintió. –Gracias. Estarías salvando nuestro clan.

/Recinto Aburame/

Shibi Aburame era igual de serio que su hijo, Shino. Saludó a Naruto cortésmente estrechando su mano. Naruto podía sentir a su alrededor los insectos en todas partes, revoloteando a su alrededor, como si supieran que había comida cerca.

-Gracias por tu ayuda, Uzumaki-san. –Expresó Shibi. –La visita de Uchiha-san nos sorprendió. Nunca tuvimos problemas con la policía, ni cuando los Uchiha la controlaban.

-No entiendo como Sasuke puede haber hecho algo como eso, sabe muy bien lo mucho que ustedes han ayudado en la guerra. –Confesó Naruto.

-Algunas personas no cambian… O lo siento, Uzumaki-sama. No pretendía ofender a su amigo.

-No se preocupe, Sasuke y yo… digamos que nuestra amistad se enfrió desde el fin de la guerra. Y por favor, Naruto está bien. –Dirigió su mirada al techo donde los insectos viajaban de un lado a otro. -¿Cómo es el proceso de extracción?

-Los insectos se colocan sobre el cuerpo de la persona y comienzan a extraer chakra. No duele, quizás se sienta cansado si extraen lo suficiente pero nos detendremos antes. Shino me ha dicho que tienen una misión secreta que cumplir y no quiero que se vea afectado.

-Podemos empezar ahora y al volver de la misión continuar. Me ha dicho que es un proceso largo.

-Eso sería para completar el total de la reserva, pero no esperamos que Naruto-sama nos ayude a completarla, solo será hasta superar el treinta por cierto, como mucho. –Trató de aclarar Shibi pero Naruto negó. Ya había comenzado a quitarse la chaqueta naranja y la camiseta debajo de esta.

-Por favor, no es molestia. Que los Aburame estén en plena potencia es lo mejor para la aldea. En los tiempos que corren.

-Naruto-sama… -Empezó Shibi, se lo pensó mejor y asintió. –Gracias.

Los insectos no solo del techo, sino los que se encontraban reptando por el suelo y las paredes vibraron con más intensidad, anticipando lo que estaba a punto de suceder.

-Shino, podrías… -Shibi se giró a Shino quien se limitó a asentir, volvió la mirada a Naruto. –Mi hijo se encargará de los insectos, me retiró para que tengan privacidad. Nuevamente, muchas gracias por su ayuda, Naruto-sama.

Naruto asintió y Shibi se retiró de la habitación. El Uzumaki extendió los brazos ligeramente y miró a Shino quien de manera imperceptible dio la orden a los insectos. Estos al instante y de manera voraz se lanzaron sobre Naruto. En un momento la mayor parte del cuerpo del hombre estaba cubierta de insectos, sobre todo su pecho y sus brazos, así como parte de su cuello. Naruto agradeció que dejaran su rostro libre ya la sensación de tener a tal vez cientos de insectos caminando sobre él se le hacía demasiado incomoda.

-Tomara alrededor de una hora que se sacien por completo… pero si necesitas parar antes dímelo y las retirare. –Dijo Shino a lo cual Naruto asintió.

-Tranquilo, puedo aguantarlo. ¿Qué piensas de nuestra misión?

-Creo que estamos a punto de meternos en la boca del lobo.

-…

-"…"

-…

/Afueras de Konoha/

Naruto había informado al Hokage de su nueva misión. Kakashi aceptó rápidamente, permitiendo que tanto Naruto como el nuevo equipo Eiyu se retirara de la aldea. Naruto colocó un pequeño sello de localización en la oficina del Hokage para que este en caso de necesitarlo solo aplicara chakra en él, en un instante Naruto estaría a su lado. Con todo lo que estaba pasando con el consejo el Uzumaki no se fiaba que no intentaran hacer algo mientras él no estuviera.

-¡Ah, qué bien se siente estirar las piernas! –Exclamó Anko, saltando de un árbol a otro a alta velocidad.

Por delante de todos iba Naruto, detrás de este Hana cuyos perros guardianes corrían por debajo de esta y Sai a un costado, detrás Yugao y Anko. Y por ultimo Shino cerrando la formación.

-Demasiado tiempo dejándolas en hombros ajenos ¿verdad? –Replicó mordazmente Hana por delante.

-No a todas nos gusta de perrito, Hana-chan. –Dijo Anko riendo. No se había tomado a malas la broma, salir de la aldea le había brindado de un humor espectacular.

-El viaje se va a hacer muy largo. –Se quejó el Uzumaki. El ayudar a los Aburame no había drenado por completo sus reservas de chakra pero podía asegurar fácilmente que se habían devorado casi la mitad del mismo. Necesitaría descansar durante unos días para estar al completo nuevamente. Eso si no quería recurrir al chakra del zorro.

Se movían a gran velocidad entre los árboles, Naruto quería llegar cuanto antes a la frontera del país del fuego. Una vez atravesaran la frontera del país de la cascada debían andar con cuidado, Naruto consideraba dicho territorio como propiedad de los lobos y estaba seguro de que si estos captaban su aroma entrando en su territorio no dudarían en atacarlos. Prefería tomar la iniciativa él.

-Creo que es hora de un descanso. –Anunció tras varias horas de viaje, aun les quedaba un trecho para llegar a la frontera pero habían salido al anochecer y viajado durante toda la noche y el día, el sol volvía a ponerse y era consciente de que si bien el poseía una alta resistencia el resto de sus compañeros no. – ¿Hana, logras captar el aroma de los lobos?

-No, Naruto-kun. Pero me mantendré alerta. –Asintió energéticamente. Movió la cabeza de un lado a otro y sus perros parecieron escuchar una orden inaudible pues discretamente se inmiscuyeron entre los árboles.

-Sai, prepara las tiendas. Iré a cazar algo para la cena.

-Te acompañó. –Anunció Yugao antes de que Anko pudiera hablar, ella sonrió y sacudió la cabeza divertida, volviendo a sus cosas.

Naruto se adentró en el denso bosque que los rodeaba, seguido muy de cerca por una silenciosa Yugao.

-¿Estas preocupada por enfrentarte de nuevo a los lobos? No te pasará nada, te protegeré. –Le aseguró Naruto.

-No lo estoy. Y soy una ninja de Konoha, puedo cuidarme sola.

-Lo sé, no lo decía en ese sentido…-suspiró y decidió centrar su atención al frente, buscando alguna presa que pudieran cazar.

-Deberías tener más cuidado. –Advirtió de manera severa la mujer.

-O me haré matar, lo sé, lo recuerdo.

-No. –Yugao lo miró y Naruto se detuvo. –Te has estado acostando con Anko.

-Eso no…

-Yo lo sé. Alguien te vio. –Le dijo, de pronto Naruto se congeló en el lugar. Había estado tan absortó en Anko que nunca pensó que alguien pudiera estar espiándolo. –Un policía te vio, se lo dijo al Uchiha.

-¿Y tú como lo sabes? –inquirió él. ¿Sasuke había obtenido aquella información de casualidad o tenía gente siguiéndolo? Inspiró hondo, enderezándose. Sasuke se estaba volviendo un problema.

-Conozco gente dentro de la policía. –Yugao se encogió de hombros.

-¿Qué más te han dicho tus fuentes? ¿Qué es lo ha estado haciendo Sasuke?

-Además de neutralizar los insectos de los Aburame, congeló la sociedad comercial formada por los clanes Yamanaka, Nara y Akimichi, Se reunió recientemente con el sindicato civil dirigido por Mebuki Haruno. –Informó Yugao meticulosamente. -¿El Uchiha es una amenaza?

-¿Para la aldea? No lo sé. –Naruto se llevó una mano al rostro, rascándose la incipiente barba de manera pensativa. -¿Por qué reunirse con el sindicato civil?

-La sociedad comercial congelada había estado recibiendo denuncias por parte de los comerciantes civiles. Se acusaba a Ino Yamanaka de usar sus jutsu de control mental para obtener mejores contratos que los civiles. Jenjen Mitokado, líder de los comerciantes ha estado tratando de elevar la imagen de Uchiha-san.

-¿Elevar su imagen? Pero si es un ex terrorista. –Se quejó Naruto de sopetón.

-Perdonado y protegido por ti, sí. –Aceptó Yugao, clavando un dardo en Naruto. –Jenjen Mitokado ha esparcido el rumor de que Sasuke Uchiha al frente de la policía sería el paladín de los civiles. Y está funcionando, ´quizás muy pronto lo promuevan a líder.

-Eso no le haría mucha gracia a Kiba…

-Inuzuka-san está más interesado en llevar a cenar a Hanabi-san que en ejercer de policía. Mi fuente me ha dicho que apenas aparece por el edificio.

-Es increíble cómo sin su red de chakra se las arregla para incordiarme. –Se quejó Naruto. Y nuevamente el instinto de matar al Uchiha nacía en él, era un problema, era una amenaza no solo para la aldea sino para toda su familia. -¿Quiénes están dentro del sindicato civil?

-Mebuki Haruno, Jenjen Mitokado, Tenten y Ayame Teuchi. –Aportó la mujer.

-Gracias, esta información me será de mucha ayuda. Mantenme informado, por favor. –Suspiró, buscando centrar su atención en la cacería. Era un objetivo más sencillo en esos momentos.

-¿Por qué no me ordenas matarlo?

-¿Qué?

-Al Uchiha. Al principio creí que no lo hacías porque era tu amigo, pero no creo que lo consideres un amigo. Sabes que está conspirando contra ti, no tiene su red de chakra, pero sin embargo no lo matas. ¿Es por qué te estas acostando con su mujer? –Preguntó Yugao. Sus ojos conectaron con los de Naruto. –Mis fuentes no lo saben, el Uchiha tampoco lo sabe. Pero no es difícil de deducir: la misión que tuvieron en Otogakure. Sakura envió un informe al Hokage diciendo que estabas actuando raro, luego cuando volvió a la aldea evitó el tema y sus explicaciones no fueron concluyentes.

-¿Y de eso sacas que me estoy acostando con ella? Es bastante temerario de tu parte hacer una asunción así.

-Hay lagunas en su relato. Habla de que estuvieron en un pueblo cercano a Otogakure investigando, pero no profundiza en qué tipo de investigación se hizo. Habla de cómo te has vuelto más exigente y demandante tomando decisiones que no te conciernen a ti, pero cuando se le pidió un ejemplo no dio una respuesta satisfactoria. –Diseccionó meticulosamente la mujer para luego encogerse de hombros. –O tal vez estoy leyendo mal la información. Pero es extraño que le des tanta libertad a una persona que te quiere hacer daño.

-Cuando vuelva a la aldea tomaré cartas en el asunto. –Sentenció Naruto, volvió la mirada hacía Yugao. –Y esas ideas de Sakura y yo… agradecería que te los guardaras para ti.

Yugao se limitó a asentir y se dio media vuelta, volviendo al campamento base.