Sentía como algo dentro de mí estuviese muriendo, me parecía irreal la situación, yo amaba tanto a este hombre que la idea de dejarlo jamás había sido una opción, pero estos meses habían sido un infierno. Mi cuerpo se sentía ligero, sin fuerza en mis extremidades y las nauseas crecieron dentro de mí.

No sabía ni qué quería escuchar como respuesta, si yo le estaba pidiendo terminar tampoco pretendía que él me hiciera las cosas más difíciles. El silencio fue sepulcral por unos minutos, hasta que respondió -Creo que sí- y eso fue todo.

Realmente no esperaba que me rogara, pero sí puedo decir que me siento decepcionado de que las cosas terminaran así sin más, como si yo nunca hubiera sido importante para él, no sé tan siquiera distinguir si está llorando del otro lado del teléfono o no.

Aunque sinceramente parecía que no. Yo no podía parar de llorar desconsoladamente, el dolor que estaba sintiendo era tan fuerte que incluso podría decir que no había experimentado algo así ni siquiera a nivel físico.

Sentía tanta desesperanza, decepción, miedo y desamor que pensé incluso en que perdería el conocimiento por las emociones tan fuertes que me estaban sobrellevando.

Nos mantuvimos un rato en silencio y entonces yo hablé, le expuse todo lo que yo sentía, y él no participó mucho de la conversación. Quizá pensó que yo nunca me atrevería de dejarlo, ya que últimamente yo tenía demasiada dependencia emocional e intentaba complacerlo en exceso.

No sabía si él no conversaba porque le importaba un bledo la situación o si era porque se sentía igual que yo. -Yo creo que él problema es que ya no me amas, pero no sé porque no pudiste decírmelo a pesar de que te lo pregunté directamente en varias ocasiones- reiteré, y él contestó -...Creo que sí, tienes razón-.

Cuando yo pensaba que no me podía sentir peor, me di cuenta de que estaba muy equivocado. ¿Acaso Rin acababa de admitir qué ya no me amaba más?, escuchar esto es tan desgarrador, siento que voy a morir, creo que tal vez hubiera sido mejor si nunca lo hubiese admitido en voz alta.

Era como si tomaran mi corazón y lo triturasen, creo que después de esto no podré volver a sentir amor nunca más.

A pesar de que yo le pregunté y de que quería una respuesta sincera, duele, duele muchísimo. Mi mundo se estaba cayendo en pedazos, nunca volveríamos a ser lo que fuimos, ese Rin que yo conocía y del que estaba tan enamorado ya no existe más, como si hubiese muerto.

Porque el Rin que amaba era atento, detallista, apasionado, sensible, divertido y cariñoso, y tengo que entender que eso es cosa del pasado. Con la voz quebrada respondí -Lo sabía, sólo quería que me lo admitieras- ya no quiero hablar más con él, pero tampoco quiero dejar de hablarle, es un sentimiento muy confuso.

Aunque esto me estuviese doliendo, sentía que era el primer paso para abrir bien los ojos y seguir adelante. Me surgían dudas, ¿será qué le gusta alguien más?, ¿desde hace cuánto me mentía al decirme "te amo"?, ¿si yo no lo hubiese terminado entonces qué hubiera sucedido?.

Los minutos pasaron y continuamos conversando pasando de temas dolorosos a lentamente rememorar un poco de las cosas felices que vivimos juntos. Cuando ya estabamos de un mejor humor procedí a agradecerle por las cosas buenas y él me agradeció un poco también. -Entonces hasta aquí, supongo...- ya era hora de terminar la conversación -lo diré por última vez Rin... adiós, te amo- dije sollozando, la tristeza volvió a apoderarse de mí. Sería la última vez que estas palabras saldrían de mi boca.

-Sí... hasta luego- contestó el contrario en tono de ligera tristeza. -Oye, al menos dilo por última vez... por favor, aunque ya no lo sientas...- le reclamé con mis últimos ánimos.

Se quedó un momento en silencio como si necesitara tomar valor y entonces respondió a mi súplica -Gracias por todo, te amo...-. Después de escuchar esto corté la llamada y en lugar de seguir llorando a mares me sentí extrañamente tranquilo.

"Creo que tal vez he tomado una decisión correcta" me dijo a mí mismo. Así que inmediatamente fui al apartamento de Kurona, (ya que los del Bastard vivíamos en un mismo edificio) para contarle, ya que por alguna extraña razón yo necesitaba hablarlo con alguien.

Toqué la puerta y me abrió -Isagi, hola- me saludó inocentemente, y yo no pude decir palabra alguna -¿Pasa algo? estás raro, raro, pasa por favor- entré y me senté en el sofá intentando contener las ganas de llorar ya que no quería preocuparlo, solo quería contarle la situación.

-Ho-hola Kurona... quería decirte una cosa... verás, Rin y yo acabamos de terminar- dije aparentando estar bien. El contrario se sorprendió muchísimo con la noticia, no se lo esperaba para nada. Estuve un rato conversando con él contándole un poco sobre el tema, pero sin profundizar demasiado.

Él me escuchó atentamente y me aconsejó dentro de lo que podía, aunque en realidad él no tenía experiencia en el amor, pude al menos desahogarme un poco -Gracias por escucharme, la verdad no me siento tan mal como pensé, pero ya me voy de regreso a mi apartamento porque estoy algo cansado y mañana hay entrenamiento, buenas noches- me despedí y llegué a mi nueva realidad.

La tristeza empezó a invadirme poco a poco, lloré y procedí a dormir. Al día siguiente había caído en cuenta de lo que sucedió la noche anterior, ayer estaba pasando por la etapa de la negación, pero hoy sentí el verdadero golpe.

¿En verdad ahora Rin no forma parte de mi vida?, ya no me llegará ningún mensaje de buenos días de su parte, ya no me dirá que me ama, ya no tengo con quien compartir mi vida. Esta sensación que jamás pensé experimentar, era sin lugar a dudas de lo más horrible.

Ya no sabré que hará en su día a día, ya no sabré si le sucedió algo, ya no sabré como se siente, ya no tengo con quien acurrucarme, ya no tengo quien me recueste en su pecho, ya no tengo a quien dedicarle mis sentimientos ni a quien mimar.

Las lágrimas bajaban como cataratas, ni siquiera sabía que tenía tales cantidades de agua en mi cuerpo. Me sentía incapaz de ir a entrenar, estaba comprendiendo por primera vez lo que era tener el corazón roto y no podía evitar pensar que el causante de esto había sido yo mismo.

Ya que yo le pregunté la noche anterior a Rin si él pensó en terminarme alguna vez y me respondió que no. Ahora tengo que afrontar las consecuencias de mis decisiones y tengo que seguir con mi vida, aunque no sé como lo voy a hacer.

A como pude me duché y comencé a vestirme, mi apetito era nulo, así como mis ganas de seguir adelante. Tenía que hacer pausas cada cinco minutos para llorar, cuando logré calmarme un poco tomé valor para dirigirme al centro de entrenamiento.

Llegando al lugar y para mi mala suerte el primero con quien me crucé en la mañana fue con Kaiser -Diablos Yoichi, tienes una cara horrenda, ¿acaso te dejó tu noviecito?- preguntó sonriendo sárcasticamente y levantando una de sus cejas, con toda la intención de fastidiarme el día, y vaya que justamente había elegido las palabras correctas para hacerlo.

Yo era incapaz de hablar del tema, tan siquiera podía formular palabra alguna sin romper en llanto, así que únicamente le dirigí una mirada fulminante llena de odio. Mis ojos que estaban rojos e hinchados como nunca antes delatando mi actual situación.

Y ni hablar de mi humor, ese día era capaz de romperle la cara si seguía metiéndose conmigo. Sin embargo el alemán pareció comprender que yo no estaba en facultad de soportar sus bromitas, así que por lo que restó del día no me habló más allá de lo estrictamente necesario, incluso diría que se comportó de una manera más decente de lo habitual y me trató con algo de consideración.

Tal vez había sido el entrenamiento más difícil que había hecho hasta ahora, me costó muchísimo concentrarme y mantener la compostura, apenas se acabó me cambié y regresé a casa.

Instintivamente volteé a mirar mi celular cada que podía, esperando por un mensaje de él, aún sabiendo que esto no iba a suceder. Sentía angustia, pero, ya no sentía esa ansiedad de estar pensando "¿cuándo me responderá?, ¿estará bien?, ¿ya no me ama?" porque esas cosas ya no serían parte de mi nueva normalidad.

El tiempo pasó y se cumplieron las primeras veinticuatro horas desde que terminamos, no he comido absolutamente nada, no tengo apetito y no sé cuando lo volveré a tener. Era increíble como esta situación me afectaba tanto a nivel psicológico como a nivel físico.

El timbre de mi apartamento sonó, así que limpié mis lágrimas y abrí. Era Hiori, quien también jugaba en el Bastard también -Hola Isagi, Kurona me contó todo- dijo. En realidad entre las cosas que hablamos ayer le di la tarea de darle esta noticia a todos nuestros amigos, porque yo no era capaz de hablar del tema, pero necesitaba que todos se enteraran para evitar que me hicieran comentarios como el que me hizo Reo en su boda.

Porque si en este punto me hablaban de Rin yo me rompería y no me gustaba llorar ante nadie. -No hablaremos del tema si no quieres, solamente quería saber si ya comiste algo- era muy amable de preocuparse por mí, cuando yo estaba muerto en vida.

Quería mentirle para que se fuera, total yo no tenía apetito. Pero antes de que pudiera contestar se apareció Kurona con unas bolsas de delivery -Llegué, llegué- parecía agitado, lo más seguro es que recogió el pedido y vino corriendo.

-Ya ves, comeremos algo los tres juntos- dijo el más alto mientras ambos pasaban a mi apartamento, el cual se encontraba algo desordenado. -Chicos, gracias- dije intentando contenerme aunque mi rostro era un completo desastre.

Estaba muy feliz de tener amigos que pudieran apoyarme en momentos tan difíciles. De no ser por ellos quien sabe cuando hubiese vuelto a probar comida. Estuvieron conmigo un par de horas y después volvieron a sus apartamentos.

Mi sensación de vacío y tristeza regresó de inmediato, sentía que había tomado la decisión correcta pero realmente quería que Rin me buscara de nuevo, si él se disculpaba conmigo, si él decidía mentirme, yo le creería.

Anhelaba volver a sentirme amado, quería volver a estar acostado a su lado, volver a salir juntos al cine, volver a ver partidos juntos, quería que volviera todo aquello que me había dado tanta felicidad en su momento.

Imaginar una vida sin él dolía tanto, que yo realmente pensé que podría morir. Y entonces en ese momento mi celular vibró, un mensaje había llegado.