Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es LyricalKris, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to LyricalKris. I'm only translating with her permission.
Capítulo 16
Edward era poderoso. Más poderoso de lo que cualquier mente humana podía comprender. Podía invocar huracanes bajo las circunstancias correctas. Por lo que el hecho de que no podía hacer que Bella levantara el ánimo lo estaba volviendo loco.
De nuevo, dado que era un ángel, eso era toda una hazaña. Casi deseaba poder contárselo a Bella. Fue todo un logro, y podría distraerla de lo que fuera que ponía así su rostro.
Se estiró y tomó su mejilla. Sus ojos necesitaron de un momento para enfocarse, pero cuando lo hicieron, ella sonrió. Colocó una mano sobre la suya en su mejilla.
—Es más frustrante de lo usual no poder leer tu mente —dijo Edward.
Bella frunció el ceño, inclinando la cabeza para mirarlo.
—Eso es bastante aleatorio. ¿Piensas mucho en eso? ¿En leer mi mente?
Edward tuvo que esconder su mueca. Había estado tan preocupado con tratar de descifrar qué le pasaba que se había olvidado de censurarse.
—¿Acaso no lo hacen todos? —Frunció el ceño. Había notado que a ella le gustaba cuando hacía eso.
—No tengo idea. —Ella levantó las piernas, lanzándolas sobre su regazo y rodeando su cuello con un brazo. Comenzó a trazar la forma de su nariz con un solo dedo, y a él le pareció que se veía un poco triste—. Es un poco oscuro y loco aquí. —Apoyó la cabeza contra la suya.
Él se rio y acarició su cabello con sus dedos.
—Tengo que vivir en mi propia cabeza. La tuya sería un cambio de aire. Un rayo de sol. —Deslizó su pulgar por sus labios—. Cualquier número de clichés que se te pueda ocurrir.
Ella resopló.
—Edward Cullen, eres tan puro como la nieve. Ni siquiera intentes decirme que hay algún pensamiento oscuro en tu cabeza.
Si ella tan solo supiera. En ese momento, era casi doloroso no confesarse. Sería mucho más fácil no tener que filtrar sus pensamientos. Y entonces quizás podrían encontrar una solución juntos mediante la cual él pudiera verla incluso después que este cuerpo expirara.
Eso no era probable. Los humanos no eran buenos aceptando las cosas que no comprendían. Luego estaba la cuestión de su engaño. Aunque la mayoría de sus interacciones eran genuinas, la premisa nunca lo había sido. Para él, era algo menor, pero entendía que ser humano era ser mezquino. Los humanos constantemente le daban vueltas a la semántica.
Él tomó su mejilla de nuevo y le inclinó la cabeza hacia él para besarla. Fue un beso suave, para saborear. Él trataba de no pensar en cómo, en su mundo infinito, estos besos eran finitos.
—Dime lo que pasa, de todos modos.
Ella vaciló, y entonces soltó un suspiro, bajando la cabeza para apoyarla sobre su hombro.
—Creo que Jasper me está esquivando.
Edward alivió un poco la tensión de sus hombros, presionando sus pulgares en puntos de presión para hacerle creer que era natural, más de su acupresión. Él sabía con seguridad que Jasper la estaba esquivando, y aunque él sufría por la pérdida de ella, estaba contento de no tener que lastimar al chico.
—Él no ha contestado mis mensajes. No ha venido como a menudo lo hace. —Tembló contra él—. Algo malo está pasando, y no puedo...
Sus palabras salían ahogadas, y Edward rápidamente la tomó en sus brazos, acomodándola por completo en su regazo. No lloró, pero él podía ver que estaba cerca.
—He perdido a todos los demás —susurró contra su cuello—. Si no te tuviera, estaría volviéndome loca ahora mismo.
Edward cerró los ojos e intensificó el agarre de sus brazos alrededor de ella. La meció y besó su sien.
Por primera vez, se preguntaba si él, no estos humanos imbéciles, sería la fuente de su destrucción final.
~FAH~
Jasper: Estoy lidiando con varias cosas. Necesito un espacio. Todo estará bien. Te amo.
Bella observó el mensaje. Tenía alrededor de mil preguntas más, pero todas ellas habían quedado sin responder. Un mensaje en casi cinco días. Bella tenía el peor presentimiento en lo profundo de su ser.
Había una desesperación creciente dentro de ella. Una semilla que había sido plantada. Como uno de esos monstruos Hentai, se sentía como si ese feo ser fuera a salir de ella, retorciéndose, baboso y horrible. Al crecer, cuando perdía a sus hermanos y hermanas de acogida, padres de acogida, casas, ella recurría a un pensamiento: al menos tenía a James, Victoria, Laurent, y Jasper.
Uno por uno, se fueron. Perdió a Laurent. Intentó oscilar sobre el límite con James y Victoria. Había tratado de hacer la vista gorda así podía mantenerlos en su vida. Ahora también los había perdido.
Tampoco podía perder a Jasper. Simplemente no podía. La idea era imposible.
—Oye, Ben —llamó a su compañero de trabajo.
Ben levantó la cabeza.
—¿Me necesitas ahora mismo? No me estoy sintiendo muy bien.
La expresión de Ben se volvió compasiva.
—Creí que algo podría estar mal. Ve a casa, Bella. Te has ganado un poco de tiempo libre. Te cubriré mañana.
Bella hubiera dicho que eso no era necesario, pero justo entonces, se sentía más aliviada que otra cosa. Le llevaría un momento encontrar la manera, pero iba a hacerlo.
—Gracias —dijo, y se encontraba afuera en menos de cinco minutos.
Para entonces, tenía una idea de dónde comenzar. Había considerado acampar frente a su puerta. Él no podría ignorarla así. Pero ella podía apostar que simplemente resultaría en una respuesta igual al mensaje que ya había recibido.
Mayormente, lo que Bella tenía que saber era si sus peores miedos tenían alguna base en la realidad. No podía evitar la sensación de que Jasper, el hermano de acogida más purista de todos, había caído en el mismo hoyo que los otros.
Dado que James y Victoria estaban listos para patear su trasero primero y hacer preguntas después, la única persona en la que Bella podía pensar en acudir era Laurent. Sabía dónde vivía, James la había dejado en el coche una vez cuando fue a "hablar" con Laurent sobre "algo".
Bella respiró profundamente, esperando que estuviera en casa. Tuvo que juntar fuerzas ante la vieja angustia. Aunque no habían sido cercanos en años, ella aún lamentaba su pérdida. Armándose de valor, golpeó la puerta.
Laurent se encontraba en casa. Entrecerró los ojos cuando la vio.
—Oh, no. ¿No has causado suficientes problemas ya?
—Yo no... —Bella cerró los ojos por un instante y sacudió la cabeza—. Solo necesito hacerte una pregunta. Quizás dos. Eso es todo.
Él la miró con desconfianza pero le asintió firmemente con la cabeza.
—Lo que sea que te saque de aquí lo más rápido. ¿Qué quieres?
—Solo necesito saber, sí o no, si Jasper está con ustedes. No me refiero a físicamente aquí. Me refiero a su... grupo. Como sea. Tu gente. Haciendo lo que sea que hacen.
Laurent resopló.
—Tú...
—Sí o no, Laurent. No estoy preguntando qué hacen. No estoy juzgando. Solo necesito saber si Jasper está metido ahora.
Laurent vaciló por otro momento, y eso debería haber sido suficiente. Eso debería haber sido toda la confirmación que Bella necesitaba. Aún así, se aferró a la esperanza.
Fue destruida un momento después.
—Peter cuida de él, Bella. No te preocupes por él.
Se quedó sin aliento, y tuvo que apoyarse contra el costado de la pared para recuperar el equilibrio.
—Está bien —dijo, tratando de acomodar sus pensamientos. A pesar de que ella había tenido esperanzas, había esperado y se había preparado para esto. Invocó su resolución, ignorando la corriente de miedo que la recorría—. ¿Cómo hablo con ellos?
—¿Qué? —Laurent parpadeó—. ¿Ellos, quiénes? ¿Peter y Jasper?
—No. Ellos. Para quien sea que trabajan. Felix. Quien sea.
—¿Felix? ¿Estás demente? —Laurent resopló—. No le agradas a ese hombre, Bella, y eso es quedarse corto. Además, ¿qué tiene que ver eso con Jasper? ¿Le dirás a los hombres malos que dejen a tu bebé en paz? —Se carcajeó—. Jasper es un hombre grande. Todos somos hombres grandes. Es hora que te des cuenta de eso.
Bella cerró sus puños a sus costados, a la defensiva. Ella intentaba no llorar, lloraba cuando estaba frustrada, pero la angustia no estaba ayudando—. No soy una idiota, ¿de acuerdo? Puedo calcular las fechas. Jasper no tenía interés en unirse a lo que hacen. Toda esta mierda en la tienda pasa, y ¿de repente él está metido en ello? No me digas que no tiene nada que ver conmigo.
El labio de Laurent se crispó, pero no habló.
—Eso es lo que creía. Así que solo puedo suponer que es un tipo de prueba a quién mierda le eres leal. Lo obligaron a elegir. Entiendo eso. —Tuvo que tragar fuerte alrededor del nudo en su garganta—. Pero ellos ya han lastimado a James. Si no puedo sacar a Jasper, entonces necesitan saber de mí, no soy una amenaza. No permitiré que lastimen a alguno de ustedes de nuevo. No por mí.
—Estás demente. Sabes lo que quieren hacerte.
Bella se estremeció, y tuvo que trabajar para mantener su máscara de tranquilidad.
—Victoria me dio una idea, sí. Y eso es otra cosa. No es como si no supieran dónde trabajo, dónde vivo. Estoy harta de estar alerta todo el tiempo. Si van a hacer algo estúpido, quiero que terminen con ello. Deja que demuestren su maldito punto para que todos podamos seguir con nuestras vidas.
Él la estudió por varios segundos largos.
—Vamos. ¿Qué, tú, James, Victoria, y Jasper son adultos capaces de tomar sus propias decisiones, pero tú vas a detenerme? —preguntó Bella.
Laurent se rio.
—Bueno, supongo que no puedo discutir eso. —Se encogió de hombros—. Sí, sé dónde van a estar hoy.
~FAH~
Como Bella no podía, Edward creyó que lo menos que podía hacer era cuidar de Jasper por ella, por el poco bien que les haría a ambos. Sabía que no podía interferir. A diferencia de Bella, cuya vida no estaba escrita en absoluto, la vida de Jasper tenía puntos fijos. Edward no tenía idea de cuáles eran esos puntos, por lo que había poco que podía hacer.
Aún así, lo vigiló simplemente porque sabía que sería lo que Bella querría.
—Carajo —dijo Jasper, y Edward supo que intentaba no mostrar lo aterrado que se encontraba. Sus ojos estaban fijos en el arma que Peter había lanzado sobre la cama.
—No te alteres. Esto no es nada, ¿entendido?
—Si no es nada, ¿por qué necesito un arma?
—Todos deberían cargar un arma, por si acaso. —Peter se encogió de hombros—. Pero no va a pasar nada. Solo estamos aquí para vernos rudos e impresionantes. Alardear un poco para que a esos otros bastardos no se le metan ideas en sus cabezas. —Observó a su hermano menor—. Vamos, Jay. Puedes lucir intimidante cuando quieres. Sabes cómo pelear.
—Jamás he querido que las personas me tengan miedo.
—Un poco de miedo es saludable. —Peter le dio una palmada a Jasper en el hombro con un poco más de fuerza de la necesaria—. No vas a echarte atrás ahora. Sabes lo que pasará.
Jasper levantó el arma y recibió otra palmada no tan gentil en la espalda.
—Buen chico —dijo Peter—. Tenemos que trabajar en tu tiro, pero eso no importa. Como dije. Nada va a suceder en esta operación.
Edward comprendía lo que estaba pasando. Hasta ahora, Peter había arrastrado a Jasper con él en un número de "recados". A Jasper no se le había pedido hacer nada, pero con cada trabajo, se involucraba aún más. La lealtad a través de la culpabilidad parecía ser el tema. Si algo iba mal, si eran atrapados, Jasper estaría metido en tantos problemas como cualquiera de ellos.
La actividad de hoy parecía ser un tipo de transacción. Drogas, armas, algo más... Edward no se había molestado en averiguar qué estaba siendo intercambiado. Jasper y Peter eran meramente músculo, allí, como Peter había dicho, como una demostración de fuerza. Simplemente debían estar de pie en el fondo con los brazos cruzados y ojos atentos.
En los pensamientos de Peter, Edward podía ver que él realmente creía que lo que estaban haciendo no era peligroso. Creía que seguía protegiendo a su hermano, involucrándolo pero manteniéndolo lejos de los "problemas". Era una falsa sensación de seguridad por decir lo menos. Solo porque Peter se había escapado de muchas reuniones como esta ileso no quería decir que no fueran peligrosas.
Mientras conducían, Peter siguió una larga lista de instrucciones. Presentó a Jasper al otro grupo con el que iban a trabajar y le hizo saber qué esperar.
—A muchos de estos imbéciles les gusta confrontar. Pueden desafiarte un poco, pero solo mantente estoico. Párate derecho. Míralos a los ojos, y ellos se apartaran. Simplemente quieren ver si eres un hombre.
Peter de verdad estaba disfrutando de esto, Edward vio. Aunque resentía a Bella por involucrar a su hermano, imbécil delirante, él disfrutaba ser capaz de poder tomar a Jasper bajo su protección. Él los estaba imaginando como un equipo de nuevo.
Era una verdadera yuxtaposición, reflexionó Edward. Era algo tan inocente, algo hermoso, que Peter quisiera este tipo de camaradería con su hermano. Por supuesto, quería incluir a su familia de sangre en su familia percibida. En el fondo de su corazón, Peter no quería nada más que hacer el mundo mejor para Jasper. Lo terrible era la manera en que su realidad estaba distorsionada. Aunque sabía que su estilo de vida no era el ideal, no la consideraba mala.
—¿Todo esto tendrá lugar en los muelles? —Jasper se rio, el sonido débil—. ¿Cuándo mi vida se convirtió en un drama de horario central? Santo cielo. He visto esta mierda en la televisión.
—¿Podrías calmarte? —Peter siseó entre dientes apretados. Edward podía leer su ataque de paranoia. Sabía que Felix y los otros en su rango estaban vigilando a Jasper—. Mantente tranquilo. Mantente tranquilo.
Jasper hizo todo lo posible para obedecer.
Como Peter dijo, el trato iba bien. Felix y sus amigos eran los que hablaban. Edward pasó brevemente de mente en mente, más por costumbre que algo más. Se encontraba allí solo para observar.
¿Qué diablos? Maldita turista.
Todo el mundo de Edward se petrificó por una fracción de latido cuando vio el rostro de Bella en la mente de unos de los hombres que se encontraba en el perímetro de los muelles, a una corta distancia de dónde la transacción se estaba llevando a cabo.
Actuando rápido, Edward fue obligado a materializarse a cierta distancia de los muelles. Corrió por la concurrida acera de la calle principal. Cuando había menos personas, corrió más rápido, casi demasiado rápido. Captó los pensamientos sorprendidos de varios transeúntes.
Debería atraparlo y ganar un millón de dólares en los Juegos Olímpicos.
Edward siguió corriendo, abriendo su mente hasta encontrar la mente del lacayo de nuevo. El tipo estaba recordando el reciente recuerdo de Bella. Había creído que ella era una turista cualquiera que no tenía razones para estar entre los contenedores, pero ella había mencionado los nombres correctos. Demasiados nombres que ella no debería haber sabido si no fuera nadie.
Sus pensamientos estaban llenos de enojo. Había intentado hacer que Bella se mantuviera quieta mientras iba a encontrar a alguien, para confirmar que ella era importante, o al menos recibir una segunda opinión de sus compañeros lacayos. Ella había sido agresiva y se le había adelantado. Cuando intentó agarrarla, ella lo había amenazado con una maza.
—Sé adónde voy. Gracias —dijo en sus recuerdos, su tono frío.
El hombre seguía refunfuñando para sí mismo, razonando que no había manera que alguien sabría que ella se le había escapado a él específicamente, cuando Edward pasó corriendo.
—¡Oye! —gritó, pero Edward lo ignoró, agachándose alrededor de una caja mientras escaneaba las mentes a su alrededor.
Muchas personas sabían que ella estaba allí llegados a ese punto. Estaban juntándose, pero no a tiempo. Ella vio lo que estaba pasando. Ella vio.
Felix la reconoció. Esta perra.
—¿Qué mierda es esto? —dijo uno de los otros.
—Yo me encargo —dijo Felix. Sus pensamientos eran malignos, violentos.
Edward iba a arrancar las extremidades de su cuerpo.
Pero muchas más cosas estaban sucediendo. Jasper había notado a Bella y salió disparado de su lugar.
—Bella, ¿qué diablos?
No era una buena situación en absoluto. Felix y sus amigos sospechaban mucho de Bella. Estaban en guardia, repentinamente seguros que habría una emboscada.
—Dispérsense —ordenó uno de ellos, y los demás se pusieron en marcha. Todos estaban sacando sus armas, escaneando el área y empujando las mercancías fuera de la vista o acercándolas al agua.
Edward se preguntaba qué diablos estaba haciendo ella aquí mientras seguía avanzando. ¿Por qué mierda ella se metería en esto?
Era evidente por la expresión en su rostro que estaba sorprendida con lo que había visto. Se detuvo en seco, y él podía ver, en las mentes de los otros, la sorpresa en su rostro ante cuántas personas se encontraban allí.
Él podía escuchar en los pensamientos de Felix que tenía intenciones de tomar a Bella. Estaba seguro de que ella sabía algo. Algo que no debería saber. Estaba seguro que ella iba a destruir a todos, e iba a saber cómo. Si tenía que arrancar la piel de su cuerpo pedazo por pedazo, encontraría la manera. Pero también podía ver lo que estaba a punto de suceder. Las cosas se estaban poniendo feas rápidamente.
Felix tomó su arma y apuntó. Si no podía encontrar lo que quería, él sería quien terminara con esto. Odiaba a esta mujer. La odiaba, y quería destruirla.
Así como había pasado cuando Bella era una bebé, solo un pensamiento consumió el ser de Edward.
Ella no.
Con toda su capacidad ilimitada para la lógica y la razón, Edward actuó solo por instinto. Aún demasiado lejos para llegar a ella de alguna manera que siguiera siendo considerada humana, saltó.
—¡Bella! —Jasper chilló de nuevo.
Bella giró, pero no vio a Jasper. No. Edward tenía una imagen muy clara de ella en la mente de Jasper. Él la vio tensarse, su cabeza inclinada hacia arriba, mirando con horror y sorpresa cómo Edward saltaba alto, muy por encima de la caja más alta.
Felix ya había disparado. Asustados, por los gritos, por la extraña, por la reacción de Felix y sus hombres, varios de los otros comenzaron a disparar también. Bella era el objetivo. Así como Jasper.
Mientras su salto se arqueaba, Edward desplegó sus alas. Estas surgieron con un poderoso silbido, unas enormes alas negras azabache con bordes dorados. Se extendían más de tres metros a cada costado de él, fantásticas y alucinantes para el ojo humano. Él podía sentir la sorpresa que invadió a la multitud al verlo. Aterrizó frente a Bella en cuclillas. Ella jadeó.
Entonces, jadeó de nuevo y gritó.
—¡Jasper!
Menos de cuatro segundos habían pasado desde que las balas comenzaron a volar y Edward había saltado en el aire.
En el siguiente latido, Edward tenía sus brazos alrededor de ella, jalándola firmemente contra su pecho, y entonces envolvió sus alas alrededor de los dos. Sentía las balas impactar contra sus alas, pero no eran nada, meros rasguños. Ellos no podían lastimarlo. No de verdad.
No. A él no podían lastimar.
Tomando a Bella en sus brazos, Edward emprendió vuelo.
