Las hojas caían a un ritmo constante de uno de los árboles más altos, decorando así la humedecida tierra, añadiendo una capa adicional de color al ligero manto de nieve. Mientras bajo la sombra del mismo, el trío de piratas esperaba pacientemente en ser guiado hacia el lugar acordado para su cita planeada por Nezu.
—Oi, date prisa, esto es aburrido. —Quejó el capitán, sacudiendo su sombrero de paja para quitar las hojas secas que caían en él.
Una sombra se proyectó frente a ellos, anunciando el descenso de su guía que había saltado desde la altura del árbol, aterrizando grácilmente en la nieve llevando un bolso grande en sus manos. —Lo lamento, aun no estoy lista.
La mujer llevaba largos caireles morados que combinaban de manera armoniosa con unas prótesis que sobresalían de su cabellera; Cuatro cuernos que adornaban su cabeza, difuminados en un contrastante color amarillo, igual que sus lentillas.
La apariencia confundió al azabache que inclinó la cabeza, siendo que, a pesar de su aspecto, la "voz" que emitía seguia siendo la misma.
—¿Por qué te volviste a disfrazar? —Cuestionó Nami
—Es complicado de explicar. —Dijo continuando con el paso mientras teñía pestañas y cejas de morado, finalizando con un cubrebocas negro. —La persona que vean salir de la institución debe lucir diferente a la que regresa...
—No confías en ellos. —Dedujo Robin.
—Ya lo dije antes... Es Complicado.
—Podremos entenderlo. —Dijo el capitán, siendo juzgado por la mirada de Nami.
—El no, pero nosotras sí.
—¡Oi!
—Lo se... Pero dar razones podría ocasionar malentendidos en su relación con ellos... Tienen una confianza recíproca y me gustaría que continuara así.
—Si tienes razones para desconfiar, ¿No sería mejor que nos enteráramos?
La asistente volteo con ambas mujeres, mientras el capitán hurgaba en la bolsa, colocándose una peluca negra sobre el sombrero.
—No hasta tener pruebas.
—Guardas demasiada información de nosotros... ¿No se suponía que ayudaríamos? —Reclamó la navegante, descansando sus manos en la cintura.
—Fufufu... ¿Deberíamos desconfiar de ti?
—Si eso les parece razonable, no me ofendería. —Respondió con una sonrisa, tomando la tela que sacó el capitán de la mochila, dejando ver dentro un familiar vestido negro.
—Cuando vas al cementerio sales y regresas con el mismo atuendo ¿Ese no lo cambias? —Preguntó intrigada Robin, notando como tanto la peluca como el vestido lo había usado anteriormente.
—Que reconozcan las identidades que uso para el cementerio no importa... Son las de uso constante las que debo proteger. —Continúo explicando mientras se quitaba su camisa del uniforme para colocar en su abdomen, una serie de capas de tela para ocultar su figura, procediendo por acomodar otra capa de vendas sobre su pecho para aplastar el busto.
—¿Me ayudas? —Solicitó a Robin, pero Luffy tomó ambos extremos y aplicó fuerza, dejándola sofocada y algo colorada, provocando que le cambiara la voz un tono mas chillón por la falta de aire.
—Luffy... Te excediste. —Señaló Nami con una gota deslizándose por su larga cabellera.
—Per-fecto... Justo co-mo la ajusto. —Pronunció con dificultad, avanzando tiesa por el vestido que el capitán se habia puesto traviesamente.
—Apenas puedes respirar... —Nami dijo en voz baja, avergonzada por la escena.
La asistente terminó de prepararse con su vestido holgado y un cinto de tela en la cintura que le hacía parecer más a un varón fallando al aparentar ser mujer.
—No te pareces... —Luffy dijo confundido reclinando la cabeza. —Me recuerdas a los nakamas de Iva-chan.
—Casi una persona nueva... Solo que la altura aun te delata. —Nami señaló los dos metros de altura de la mujer, notando que, a pesar de su disfraz y apariencia, su estatura seguía siendo un rasgo distintivo.
—Lo se... Ese es mi mayor problema. Puedo disimular otras características, pero cuando se trata de altura y edades mas pequeñas... —Pronunció mostrando sus zapatos a piso, para despues dejar salir una exhalación de derrota. —Pero al ser algo recurrente no puedo gastar en una buena identidad.
—¿Gastar en una buena identidad? —Cuestionó la arqueóloga.
—Tratos clandestinos. —Respondió encaminándolos a las afueras del bosque para retomar un sendero de pavimento.
—¿Por qué aceptaron la petición de Nezu?
—Seguirán reprendiendo nuestro comportamiento... Las notas de un psicologo pueden servirnos para crear, asi como tú, un alter ego funcional en esta sociedad... —Mencionó Robin con su característica sensatez.
—Pero uno bien hecho... —Reclamó Nami, desviando la mirada, mas su guía no tomó la ofensa.
—Jajaja, Lo siento~, es muy desgastante fingir ser una persona correcta todo el tiempo... Lo soporto talvez un par de horas, pero seis al día... Es un martirioooo. —Expresó exasperada con un rastro gutural en su voz.
—Igual me extraña que tomaran esa elección, ustedes están bien... Saben comportarse.
—El primer día aquí me metí en problemas. —La navegante confesó cabizbaja.
—Vaya, eso es una sorpresa.
—¡Para nosotros tambien! Nos echaron de un centro comercial porque golpeó a Sanji y Zoro... Por peores cosas nos han perseguido. —Reclamó confundido el capitán que estaba normalizado con el comportamiento de su navegante. Acelerando el paso entre la gente, y descansando los brazos en su nuca, para despues ser atrapado por Nami para que no se alejara.
Trás una hora de caminata y llegando a una zona más despejada, en un parque a unas pocas cuadras del consultorio, decidieron tomarse un breve respiro para prepararse para la cita.
—Bueno, los pongo al tanto... Remora es la psicóloga elegida por Nezu, es uno de los especialistas con su absoluta confianza debido a que es un tritón mestizo; y sobre todo que es uno de los pocos habitantes sin peculiaridad... Aunque sea uno de los nuestros, por nuestra seguridad y la de ella, enfóquense en dar respuestas ambiguas y cuiden su lenguaje corporal... No divaguen información que se relacione al pasado. Pueden evadir temas, no hay problema con eso... Como profesionista a cargo de la evaluación mental están acostumbrados a ello.
—Ehm, Bakanee... Luffy no sabe mentir.
—¡¿QUE?! ¿Que no se supone que los piratas son unos aprovechados mentirosos?
—¡NO! ¡VIAJAMOS PARA CUMPLIR NUESTROS SUEÑOS!
—Pff... ¡jajaja! Realmente cada día me sorprende más, Sombrero de paja.
—Veremos si puedes entrar con el... —Dijo un tanto preocupada. —Y Robin... Confío en usted.
—Fufufu gracias.
El consultorio irradiaba una atmósfera cálida y acogedora, con una paleta de colores que abrazaba tonos suaves y terrosos. Los blancos fríos se suavizaban con toques de beige y madera, creando un ambiente que invitaba a la relajación y la comodidad.
Nami logró convencer a la psicóloga de ser un apoyo para Luffy, mencionando sus problemas de hiperactividad. Extrañamente, la doctora no opuso resistencia y les dio la bienvenida en una sala con un cómodo sofá gris. El capitán no dudó en saltar sobre el sofá, provocando una reprimenda por parte de Nami.
La profesional se encontraba en sus cuarenta, llevaba cabello corto y oscuro, tez canela y ojos avellanados que reflejaba abundante cansancio. Su apariencia transmitía seriedad y un cierto nivel de pesadez, lo que hizo que Nami considerara la cantidad de historias y desafíos que esta mujer debía haber escuchado a lo largo de su carrera.
—Compórtate Luffy, ¿Qué va a pensar la doctora?
—Que importa. —Respondió de mala gana, hurgándose la nariz, a lo que la profesionista solo sonrió levemente y continuó por tomar apuntes.
—Ay no... Empezamos mal.
La pelinegra terminó sus apuntes, y fijó su mirada al par de piratas.
—Entonces... ¿Que los trajo a mi oficina?
—Bakanee
—No se refiere a eso... Quiere saber el motivo por el que estamos aquí.
—Ahhhh... —Luffy golpeó su palma con el puño verticalmente, dejando ver su simplona expresión. —La rata nos obligó
—Ya veo... —Respondió regresando su vista al cuadernillo. —¿Usted no cree que necesite de mi ayuda?
—¡No! ¡No estoy enfermo y tengo un doctor en mi tripu...! —Nami en una rápida reacción robó el sombrero del capitán y se lo colocó en su cabellera naranja.
—¡Oye! ¡Mi sombrero! —Reclamó el azabache, recibiendo a cambio una mirada molesta de la navegante, guiñándole un par de veces los ojos para que entendiera su mensaje.
—¿Tienes algo en el ojo?
La psicóloga se percató inmediatamente de que Nami estaba presente para controlar lo que el capitán dijera durante la cita.
—No se preocupe... Todo lo que sea dicho dentro de la oficina será confidencial... Estan en un espacio seguro.
—¡Ya ves Nami! Podemos hablar. —Aseguró el capitán, mas su navegante volvió a reprimirlo con la mirada.
La psicóloga simplemente los miró con una enigmática sonrisa falsa, reconociendo las indirectas de Nami pero sin hacer nada por detenerla.
—Nezu me comentó que el joven Luffy tiene un problema con la autoridad... Realmente no profundizó mucho; le preocupa que su ejemplo pueda afectar a los estudiantes de su institución... ¿Les parece si nos enfocamos en eso?
—¡Son unos cobardes!
—Luffy~... —Quejó en voz baja perdiendo la esperanza de callarlo, sin tratar de verse obvia.
—¡ELL~! —Nami abrazó a Luffy con fuerza para silenciarlo, ocultando su cabeza entre sus pechos para evitar que hablara.
—¿No es adorable? Que dan ganas de abrazarlo. —Fingió Nami, asfixiando accidentalmente a su capitán.
La psicóloga, viendo el comportamiento de Nami, no pudo evitar que una gota de sudor recorriera su frente, expresando cierta sorpresa y desconcierto ante la inusual situación en su consultorio.
Luffy logró liberarse del agarre, apartándose de ella para poder continuar con su respuesta.
—¡No se mueven frente a una amenaza!
La psicóloga comenzó a anotar nuevamente.
—¿Qué definirías como una amenaza?
Mientras la conversación continuaba, el tiempo parecía relativo para el par de piratas. El parlanchín capitán no paraba de recibir golpes en las costillas por parte de la navegante y de vez en cuando, Nami optaba por fingir un abrazo para callarlo en su pecho. Para Luffy, era una conversación como cualquier otra, mientras que, para su navegante, era un total martirio, teniendo que escuchar atentamente y anticiparse a las palabras de su capitán para improvisar cómo silenciarlo.
La sesión concluyó con un firme apretón de manos por parte de la psicóloga, indicando que la sesión había terminado. Robin, que había estado esperando su turno, saludó a la distancia agitando la mano y ofreciendo su clásica sonrisa mientras se preparaba para su propia sesión.
Ambos piratas se acercaron exhaustos a la sala de espera. Luffy tenía un puchero en el rostro, mostrando su aburrimiento, mientras Nami lucía agotada y un tanto despeinada; Tomando asiento en uno de los largos sillones, donde el capitán se dejó caer, dando muestras claras de su hastío.
Ante esta situación, Bakanee le entregó unas monedas para que las usara en la máquina expendedora. Sin embargo, el capitán no entendía del todo cómo funcionaba el dispositivo, apretando botones al azar y metiendo más monedas en un intento de conseguir algo de interés.
—¡ESTUPIDA CAJA LADRONA! ¡DAME MI COMIDA!
Ambas mujeres, observaban la escena con cierta pena, viendo la frustración de Luffy al tratar de entender la máquina.
—¿Cómo le fue?
—Terrible... Hice lo posible para detenerlo, pero siempre se le escapaba uno que otro detalle.
—¿Nombres? ¿Sucesos? ¿Qué tipo de detalles? —Preguntó la asistente, más la voz de la recepcionista captó la atención de ambas mujeres.
—Dra. Remora, que sorpresa.
—¿Como? ¿De nuevo tomaron mi consultorio? Me habían asegurado que solo sería un par de horas, dos veces por semana.
—Ya ve; No podemos hacer nada cuando las ordenes vienen de arriba.
Nami miró hacia el frente y observó a una mujer mayor caminando lentamente, con una bufanda en el cuello ocultando sus branquias, luciendo una vestimenta formal de falda larga que llegaba hasta encima de los tobillos y una camisa rosa palo.
Después de un momento, la navegante se volteó hacia su costado en dirección a la asistente, notando que esta, por primera vez desde que habían abandonado el bosque, había abierto los ojos y enfocaba su atención completamente en la anciana que miraba su reloj, agitando el pie en señal de impaciencia y finalmente se retiró del lugar, visiblemente irritada.
—Bakanee... ¿Remora no es el apellido de nuestra terapeuta? —Nami preguntó intranquila, apreciando el silencio de su acompañante.
—¡Mierda!
Un estruendo captó la atención de la pelinaranja. La mirada del capitán y su aparente inocencia contrastaban con la evidente situación de la máquina destruida.
—¡No me daba mi comida! —Se excusó, recolectando los múltiples bocadillos, siendo notado por su navegante que solo le corrió sudor de la frente debido a la pena.
—Eh.. Bakanee... ¿Puedes?
—Ya lo pago... —Dijo la asistente con un tono monótono y mirada perdida.
Despues de una hora que parecía eterna; la puerta del consultorio se abrió y la profesional de cabello oscuro extendió su mano para despedir a la arqueóloga, más ella simplemente se retiró del consultorio manteniendo su enigmática sonrisa nuevamente, dejando la sala de consulta libre para la próxima cita.
—¿Cómo te fue Robin? —Preguntó Luffy, abriendo empaques de distintos bocadillos, tirando la envoltura y comiendo el relleno de uno nuevo, con sus movimientos sincronizados de manera que le permitían comer sin pausar.
—Fufufu, parece que piensa que estoy muy equilibrada... —Comentó Robin, evaluando la sesión. —Desconozco si está tratando de crear un lazo de confianza, o no está capacitada para interpretar a las personas.
—No está capacitada. —Nami intervino con un tono serio.
—Fue una pérdida de tiempo... Estoy aburrido, no nos permiten salir, y cuando nos dejan, nos traen aquí~ —Luffy chilló inconforme, en una postura jorobada y con sus ojos cerrados —¿Ya vamos de regreso?
—Si capitán. Fufufu. —Respondió Robin divertidamente, para despues voltear a ver a la asistente que mantenía su rostro cubierto con sus manos. —¿Guías el camino?...
—Bakanee... Pareciera como si fueras tú la que necesitara la sesión... Chopper te puede tratar. Shishishi —Sugirió inocentemente el chico, a lo que la mujer simplemente permaneció en silencio, dirigiendo el grupo a la salida.
Las clases habían terminado, y los jóvenes de la Clase 1A se encontraban en sus dormitorios llenos de emoción mientras pensaban en la próxima celebración. Sanji arribó acompañado por Sato, quien había estado practicando sus habilidades culinarias en el barco junto al cocinero. Ambos traían bandejas repletas de postres y bebidas para compartir con sus compañeros.
Los chicos se acercaron entusiasmados para ayudarles a colocar la gran cantidad de postres y bebidas en la mesa, y pronto comenzaron a degustarlos.
Cada sonrisa y gesto de satisfacción que se formaba en los rostros de los jóvenes, junto con los pequeños alaridos de deleite al probar las delicias, dibujaban una gran sonrisa en los rostros de ambos reposteros, que se sentían satisfechos al ver la alegría que habían llevado a la habitación con sus creaciones culinarias.
—¡SATO-SAN TE SUPERASTE! —Pronunció Toru, acariciando sus mejillas, como lo mostraban sus guantes para el frio.
—¡Esto es esquicito! —Kirishima se unió, derramando una que otra lagrima al probar.
—¡Delicioooosoo! —Los chicos, al unísono, exclamaron mientras agitaban la cabeza de un lado a otro y posaban una palma en sus mejillas.
—¡TODO! ¡DEBEMOS SERVIR TODO PARA NAVIDAD!
—¡Es demasiado, entrarán en coma diabético! —Exclamó Sero
—¿Tu qué piensas Kachan?
—Lo que sea. —Trató de actuar indiferente, sin embargo, había dejado su plato limpio.
—¿Pueden con todo? —Cuestionó Froppy, refiriéndose a la cantidad de postres.
Iida levantó ambos brazos al igual que su volumen de voz, llamando la atención del grupo.
—¡Esperen! Aún no sabemos qué será de plato fuerte... Tenemos que hacer selección y eliminación.
—PERO...
—Sin peros. Solo cinco mínimos.
Su decisión no hizo más que desanimar a sus compañeros quienes ahora se encontraban indecisos y no sabían cuáles seleccionar.
Las puertas se abrieron de golpe, entrando como era acostumbrado por la fuerza ejercida, el capitán junto con Chopper, corriendo directamente hacia los postres. Ambos ansiosos por arrasar con la mesa llena de postres.
—¡SAAAAAAANJI!
—¡AY, PERO SÍ PARECE QUE NI TIENEN CASA! ¡SE LA VIVEN AQUÍ! —Quejo Bakugo molesto con sus dientes afilados y ojos en blanco.
—¡Cierren la puerta o Tsuyu entrará en hibernación! —Alertó Ochako, colocando una manta sobre su compañera.
—La rompió. —Dijo Shoji, tratándola de recolocar con sus cuatro brazos, mas el marco se había destrozado.
—Voy por el Señor Franky. —Exhaló cansado Iida, saliendo agilmente de los dormitorios.
—¿Qué hacen aquí Luffy-san?
—¡Chopper me contó que planean algo llamado Navidad!
—¡Fiesta hehe~! —Saltó el pequeño reno con una gran sonrisa
—¡SI, ESO! ¡FIESTA!
—Es más una celebración... —Corrigió Jiro.
El resto de la tripulación no tardó en llegar, ingresando con su capitán; siendo el único faltante Zoro, que se quedó entrenando en el gimnasio.
—Eso fue rapido. —Aplaudió Aoyama al representante.
—Ya venían en camino.
—¡QUEDENSE EN SU BARCO MALDITA SEA!
—¿Cómo les fue en psicólogo?
—Eso no se pregunta Tsuyu chan.
—Fue aburrido... No paraba de hacer preguntas... No quiero volver a ir. —Mencionó el capitán, atiborrándose los cachetes con comida.
—No volveremos a ir. —Decretó Nami
—¡BIEN!
—¡Que rapido renunciaron! —Los chicos se congelaron ante su tajante decisión.
Robin se detuvo antes de ingresar a Heights Alliance, observando con interés al joven grupo de estudiantes como si estuviera en búsqueda de algo en particular; para despues voltear a la peliblanca, quien había retirado su peluca, maquillaje y accesorios antes de entrar a la escuela.
Sanji, por su parte, vio ambas mujeres mantener su secrecía, murmurando una a la otra, observando de reojo a los estudiantes, siendo su nakama quien escuchaba atentamente, mientras la asistente recargada en el vano de la puerta, permanecía de brazos cruzados como si se escudara, indicando claramente su incomodidad.
El cocinero, tomó de la mesa uno de los postres que logró apartar y proteger de la marabunta que eran sus compañeros y junto a una pequeña caja de madera, se acercó a ambas damas.
—Robiiiiin~chwaaaaan, Yueeee~chwaaaan. —Cantó girando a su dirección, hasta llegar a su posición, deteniéndose en seco para volver a portar una pose elegante y hacer entrega de lo que sostenía en sus manos.
—¿Por qué no nos acompañan? Aun tenemos un ponche tradicional para que lo prueben.
Robin agradeció el gesto de Sanji con una gentil sonrisa, apreciando su atención. Por otro lado, la asistente del director, parecía haber perdido todo brillo en su mirada, manteniendo una expresión que reflejaba claramente su preocupación.
—Con gusto. —Accedió la pelinegra, continuando su paso hacia la mesa de centro, donde Jinbei se encargaba de mantener el orden sirviendo.
El cocinero vio que la asistente permaneció en su lugar, no aceptando la invitación o simplemente no siendo capaz de escucharla al quedar ensimismada despues de ser interrumpida. Disociación que fue abordada por una repentina caja frente a su vista.
—Lamento que saliera tan pequeño, pero las medidas de los ingredientes no eran las adecuadas. —Pronunció Sanji avergonzado, rascando su nuca.
La mujer, aún sin brillo en la mirada, pareció salir de su trance al escuchar al cocinero, entendiendo lo que había dentro de la caja. Su suspiro denotaba desánimo y preocupación por la situación.
—Lo siento... —Respondió apenada, tomando con ambas manos el cubo de madera. —Fue muy difícil hacer algunos de ellos... Solo encontrar el almendro y conseguir la almendra de su fruto era tarea de un día, no lograba la consistencia de la mantequilla no importa cuánto agitara la leche... No sabía tenía que conseguir la nata hirviéndola primero... Encontrar la caña para obtener su azucar fue especialmente complicado... Realmente agradezco mucho su paciencia y dedicación, aunque tuvo que improvisar con lo que llevé.
—No es nada Yue~chawn, solo lo mejor para una dama que trabaja duro... No como estos vagos. —Gruñó viendo a sus nakamas terminar con la degustación, arrasando con todo en la mesa, quedando como dos Snorlax, semiconscientes.
—Heh. —Dejó salir una risa nasal con una ligera sonrisa que se borró a los segundos. —Tengo un malestar en la garganta... Espero no te importe lo guarde para al rato... Muchas gracias Sanji-kun... Esto es lo único capaz de mejorar este asqueroso día. —Se dirigió la mujer con respeto, ocasionando que corazones brotaran por ojos al cocinero, que terminaron por borrarse al percatarse de como continuaba desanimada.
—¿Estás bien? ¿Que hizo Luffy?
—Nada... Solamente necesito espacio. —Respondió con una sonrisa forzada, retirándose de los dormitorios.
—¡SANJIIII! ¡CARNEEE! —Se escuchó el llamado del capitán, erizándole el cabello al rubio que pensó era parte de su responsabilidad.
—¡OI LUFFY!
—Está bien Sanji kun... —Nami pronunció seria, apareciendo a un lado de él. —Solo fue un día pesado...
—Nami-san. —Su nombre escapó como un susurro, siguiendo a su compañera que lo guiaba con una ligera sonrisa con los demás.
A pesar de que el simp solía aceptar las palabras que salieran de sus labios sin refutar, fue capaz de identificar la secrecía tras su comentario. Nami, entre la tripulación despues de su unión oficial, no era de las que solía guardar secretos de sus nakamas; Sin embargo en esta ocasión, sabía que ocultaba algo, pero lo dejó pasar interpretándolo como algún asunto personal.
—¿Qué es navidad? —Preguntó Luffy, aun inflado, acariciando su barriga.
—¡Nunca han celebrado Navi!... Olvídenlo tiene completo sentido. —Denki estaba por reprochar, recordando los motivos de la celebración.
—¡Les va a encantar! ¡Sobre todo a ti, Capitán! —Celebró la chica rosa, jalando las manos del azabache para ponerlo de pie, mientras Uraraka empujaba su espalda.
—¡Comida! ¡Mucha comida! —Exclamó la castaña con entusiasmo y un rio de saliva corriendo por su boca.
—¡Regalos! —Se unió Sero
—Normalmente hacemos intercambios, o directamente entregar un presente. —Shoto se mostraba serio como siempre, explicando de una manera más formal.
—¡Decoración con mucho brillo despampanante! —Aoyama aclamó, posando su cuerpo dramáticamente bajo un foco.
—¡Uniformes! —Toru se unió al rubio.
—¡Juegos!
—Muñecos de nieve.
—¡Muérdago!
—¿Muergado? —Cuestionó Chopper inclinando la cabeza.
—Si dos personas se paran bajo de uno, tienen que besarse~. —Pronunció Mineta, girando en un solo pie, para terminar, juntando sus manos y haciendo una trompita con su boca.
*Smooch~Smooch*
—¡¿BESAR?! —La ceja de Sanji comenzó a temblar, y su cuerpo a emanar fuego. —¡WOAAAAAAAH TENEMOS QUE ORGANIZAR NAVIDAD!
—¡Jajajaja Siii! Y tener mucha comida.
—¿Todo bien en casa Uraraka? —Cuestionó Denki, debido a su principal motivación.
—¡Regalos!
—¡YOSH! ¡HAGAMOS ESA VANIDAD!
—Navidad, Luffy-san. —Corrigió Deku
—Ya deja de intentarlo... No lo va a aprender. —Gruñó Bakugo a su lado.
—¡Fieeee~sta! ¡Fieeee~sta!
—¿Deberíamos darnos regalos entre nosotros o a ellos?... Namiii dinero. —El capitán cantó a su navegante.
—¡No!
—Namiii, no seas así, tenemos bastante y no podremos llevarlo, vamos, danos un poco. —El narizón trató de convencer.
—Conociéndolos lo van a gastar todo en un día. —Gruñó Nami con un todo despectivo.
—Mmmm... —El rostro de luffy mostraba desagrado al no poder salirse con la suya, para cambiarlo despues con una amplia sonrisa de oreja a oreja. —¡Buscaré a Shaggy!
—¡Espera Luuuffy! —Usopp trató de detener a su escurridizo capitán, que salió corriendo por la entrada que seguía sin puerta.
—Franky... ¿Podrías?
—¡Ow! Claro, niñita presidenta.
—¿Y que se celebra? —Brook cuestionó, bebiendo ponche, a lo que los chicos inclinaron cabeza, notando como sus prendas no se mojaban.
—El cómo funciona su cuerpo, no dejará de ser un misterio.
Los estudiantes se volvieron, mirándose unos a otros desconcertados y sin estar seguros de cómo responder a su pregunta; Ya que la mayoría de ellos estaban acostumbrados a la festividad, pero no todos conocían su significado más profundo debido a como había cambiado a través de los años.
—Pues... Cambia según la tradición y creencias. —Pronunció Kirishima.
El trio de traviesos permanecieron con miradas perdidas, casi podían ver los puntos suspensivos encima de ellos.
—Bueno... No importa. —Mencionó Shoji, al ver a los tres inclinar la cabeza.
—Necesitamos sus medidas. —Llamó Yaoyorozu con una cinta métrica en sus manos.
—¡YO SE LAS TOMO! —Mineta gritó salivando.
—De acuerdo... —El tirador se acercó al pequeño héroe que redirigió la mirada decepcionada.
—¡A TI NO! ¡A LAS CHICAS!
—Un metro setenta de altura. —La voz de Nami, calmó a pequeño héroe. —Noventa y ocho de busto, cincuenta y ocho cintura, y ochenta y ocho cadera. —Respondió para evitar siguiera insistiendo.
—Y Robin; un metro ochenta y ocho de altura, ciento tres, sesenta y noventa.
Tanto como Kaminari, como Mineta, no lograron ocultar sus miradas mas depravadas, a la par que sangre brotaba por sus narices.
—Te dije que los pechos más grandes eran los de Robin. —Susurró Mineta, siendo escuchado y silenciado por Chopper.
—El pecho mas grande es de Zoro... Mide ciento diez.
Un escalofrío recorrió a los varones. —Está tetón...
—Gracias por el dato. —Mencionó Momo, tomando apuntes para los uniformes navideños.
—¡¿Como lo puedes decir tan relajada?!
—No toma las notas con propósitos pervertidos. —Jiro reclamó con sudor recorriendo su cabellera, viendo al par con lagrimas en los ojos al cambiar la bella y degenerada imagen mental que tenían en su cabeza.
—Que lindo... Tendremos vestimenta confeccionada. —Nami expresó encantada, juntando sus manos.
—¡TOMAME MEDIDAS, MOMO CHAAN!
Sanji revoloteo por la habitación hasta llegar a la vicepresidenta que se mantuvo firme con lapicera y cuaderno en mano, mientras aparcería Midoriya pasando la cinta por el cuerpo del rubio.
—¿Por qué me las tomas tú? ¡Cabeza de arbusto!
—Compórtese sensei... —Reprendió, midiendo su altura.
—Gracias Midoriya-kun. —Susurró Yaoyorozu, a lo cual el peliverde solo asintió con la mirada.
—Estoy confundido... ¿Necesitamos tomar medidas de las piernas de Franky?... ¿O tenemos que hacerle una Tanga? —Cuestionó Sero.
—¡De reno! —Pronunció Mineta
—¡NO VENGAS CON TUS IDEAS PERURBADORAS!
—Top siete ideas mas perturbadoras. —Dijo Tokoyami.
—¡Deja de ver esos videos! —Reprendió Iida.
—¿Reno? ¿Por qué yo?
—Veras... —Denki se acercó al pequeño doctor, rodeándolo con el brazo.
—¡NO MANCHEN SU INOCENCIA! —Gritaron Jiro, Mina y Hagakure.
—Chopper... Te pintaremos la nariz de rojo.
—¿No les gusta mi nariz? —Comentó el reno con sus ojos aguosos, al ser discriminado.
—¡NO MALENTIENDAS! ¡NO ES ESO!
—¡LO SENTIMOS! —Reverenciaron apenados.
—Sus tradiciones son raras... ¿Por qué usar una Tanga de Reno? ¿Tengo que darle de mi pelaje? ¿Por qué soy yo quién debe fingir un resfriado? —Respondió perdido con los ojos en blanco.
—Es adorable... —Pensaron Uraraka y Momo al escuchar sus preguntas.
—Necesitaremos decoración para el Thousand Sunny Go. —La voz de Iida gobernó la habitación.
—¿Decorarán el Sunny? —Cuestionó Franky —¿CON PERMISO DE QUIÉN?
—¡Siiii! —Brincaron, Usopp, Chopper y Brook en emoción
—Vamos Franky, es parte de la diversión. —Sato trató de convencer
—¿Podemos? ¿Vamos, siiiii? —El trio de piratas, acompañados por los estudiantes, voltearon sincronizadamente con el carpintero, manteniendo con la mirada de cachorros.
—ESTE... ¡Digo jajajaja! ¡OW, Si...!. ¡Quedará SUUUUPEEER festivo!
—¡Suuuuper! —Kirshima, Denki y Sero, imitaron sus movimientos.
—Ya extrañaba convivir... Pensé que estarían enojados más tiempo. —Dijo en voz baja Ochako con una lagrima. —¿Podemos celebrarlo en el mar? —Sugirió con la mirada iluminada.
—¡¿Y que nos atrapen?! —Nami y Usopp reclamaron.
—Extraño navegar. —Dijeron al unisón, varios estudiantes al igual que los piratas.
—¡LAS FIESTAS ERAN LEGENDARIAS!
—¿Y por que no podemos hacer una igual? —Sugirió Jinbei, no encontrando motivos para el impedimento y provocando con sus palabras, que el cuarto se iluminara por el brillo de sus ojos.
—¡Brillan casi tanto como yo! —Aoyama, giró en sus pies para reflejar la luz de sus ojos, cual bola disco.
—¡¿Fuegos artificiales?!
—Claro. —Confirmó el tirador, amante de la pirotecnia.
La lluvia de ideas se vio bruscamente interrumpida cuando la puerta de ingreso del aula salió volando hacia el interior del salón. La madera crujía y se astillaba bajo la fuerza de una patada que la destrozó por completo, incluyendo su marco.
—Ruuuffy, acababa de hacer la puerta...
—¡LUFFY DEJA YA DE AZOTAR LAS PUERTAS!
—¡Nami! ¡Conseguí dinero! —Luffy gritó con entusiasmo mientras agitaba una tarjeta en alto.
Los ojos de Nami se transformaron a yenes al ver la mano de su capitán sosteniendo una tarjeta.
—¡Espera...! ¿Es una tarjeta de crédito? —Cuestionó la pelinaranja, arrebatándo y girándola una y otra vez, buscando una respuesta.
—Shoto. —Llamó al serio héroe. —Toma.
El joven con un simple vistazo fue capaz de identificarla. —Debito... Ustedes tienen que ponerle dinero.
—¿Eso que significa? —Preguntó el capitán
—Que no tiene dinero.
—¡AH! ¡¿SHAGGY ME ESTAFÓ?!
—¿Que te dijo exactamente?
—Mmmñ~... —Luffy presionó su sien, recordando sus palabras. —Algo de su salud mental y renunciar con llevarnos a comprar... Despues le pidió a la rata que me diera eso...
—¿No dijo cuanto tenía? —Preguntó Shoto
—Que estaba vacía... No entiendo como puede estarlo, si es plana...
—Ay capitán. —Los chicos sintieron lastima por como razonaba el azabache.
—No tiene nada... Si te estafó. —Lloriqueo Nami, mirando la tarjeta en sus manos.
—Puede transferirle dinero despues... —Añadió Todoroki
—Talvez dependa de cómo se comporten. —Agregó Izuku
—No... Ya estuvo que no les dieron nada. —Denki Burló, siendo golpeado en la cabeza, repentinamente por el clima tact que creció de las manos de la navegante.
—Podemos hacer un gran árbol en el mástil principal... —Sugirió Toru
—¡Estas loca! ¿Sabes cuantos metros mide esa cosa?!
—Pongamos uno pequeño...
—¡Luces! ¡Muchas luces!
—Pidamos permiso para ir de compras.
—¡AYE!
—¡YOSH!
Nezu terminaba de guardar los documentos de la tarjeta adicional que recién había entregado, y procedió a alimentar a su pequeño Den Den Mushi amarillo con una variedad de hortalizas como le habían instruido; provocando una sonrisa en el molusco que comenzó a bailar su cabeza de lado a lado alegremente, entreteniendo al director. Sin embargo, su diversión se vio interrumpida cuando la puerta de su oficina se abrió sin previo aviso, lo que lo tomó por sorpresa y ocasionando que ocultara el pequeño molusco arrojándolo al piso debido a la impresión.
La peliblanca entró con su rostro cubierto por su cabello, lo que de inmediato llamó la atención del director debido a su inusual postura y falta de modales ante su presencia.
—¡Señorita Yue! Que inesperado que entre de esa manera... Casi me ocasiona un infarto. —Expresó cargando al caracol para volverlo a colocar en la superficie de la mesa, mostrándolo con sus ojos en espiral.
—¿Como les fue con la Doctora Remora? —La inocente pregunta del roedor, provocó que a la mujer le rechinaran los dientes.
—Los papeles de Remora... —Solicitó con un rastro de molestia en su voz.
—¿Disculpe?
—¡¿Tiene los papeles de REMORA?! —Gruñó agitada sin tomar asiento.
—No, pero tengo una copia de su cédula... Permítame un segundo... —Se dirigió a unos cajones, buscando entre los apartados y sacó una carpeta con el documento que solicitaba.
La fotografía mostraba a una mujer con características físicas de descendencia Gyojin, como lo demostraban las branquias y una piel de tonalidades tornasol, confirmando con sus documentos que la persona en cuestión era la "Dra. Silva Remora" a diferencia que la mujer que les había tratado.
La imagen creó en Yue una mezcla de sorpresa y profundo rencor, provocando que su entorno comenzara distorsionarse ante sus ojos y se le helara la sangre mientras luchaba por encontrar asiento y asimilar la chocante revelación.
La expresión en blanco del rostro de su asistente encendió todas las alarmas en la mente de Nezu.
—¿Que está sucediendo? Me estas preocupando
—La persona que nos ha estado atendiendo no es un psicólogo... —Hizo entrega del papel tratando de disimular el temblor de su mano. —Se están movilizando.
Un incómodo silencio llenó la habitación hasta que la asistente lo rompió con un tono más agresivo.
—¿Tienes mis papeles para hacer servicio en la morgue del hospital?
—No... Incluso con mi influencia, es complicado tramitarlos.
La mujer usó todo el autocontrol que le restaba en su ser para no tirar de un arrebato todo lo que había sobre el escritorio; y solo apretó sus manos, formándolas en puños para empujarse hacia atrás y ponerse de pie, alejándose de su jefe.
—¡De acuerdo! Ya hemos perdido suficiente tiempo... No podemos quedarnos atrás, es hora de movilizarnos. —Dijo apresurada mientras se dirigía a la puerta.
—¿Qué planeas?
—Primero que nada... Investigar las habilidades de la suplente de Remora y ver a dónde nos lleva.
—¡ESPERE! Le pido que mantenga la calma... Respetemos nuestro acuerdo, tengamos paciencia y planifiquemos algo para su próxima cita la próxima semana.
—¡PROXIMA SEMANA! ¿Estás hablando en serio? Primero el infiltrado ¿Y ahora esto?... —Masculló, coloreando sus manos de rosa, debido a la presión que ejercía en ellas.
—¡Te dije desde el principio, que debíamos tratar esta situación como si fuéramos acechados aunque no hubiera pruebas!... ¡Querían que nos confiáramos!... —La peliblanca estalló en molestia, cubriendo su rostro en frustración. —Maldita sea, Ahora no solo van tras tus chicos... si no también los Sombrero de Paja... Todo ese sacrificio de guardar identidades para nada.
Nezu guardó silencio, al no tener palabras para reconformar o resolver la situación, ya que parecía que, por el momento, la sugerencia de un plan, ni discreción podrían apaciguarla.
—Ahora somos objetivos de dos grupos... Y uno de ellos... ¡MIERDA!... —Volteó apresurada a la salida, apretando la mandíbula y abandonando la oficina en busca de aire, tratando de no azotar la puerta por respeto.
Nezu se mostró serio, cambiando su temple por uno más tranquilo. Tomó su teléfono del bolsillo, presionando un botón. Para despues solo quedarse inerte observando la pantalla.
—Aún estamos a tiempo... —Pensó guardándolo en su gaveta.
Era un trago amargo y algo difícil de digerir... Seguir las reglas que Nezu había generado un trato directo con tres miembros de los Sombrero de Paja y ella misma, directamente con uno de los enemigos; y debido de donde venía la directiva... Solo significaba que era el grupo que siempre trataron de evitar.
Sin conocer el Don de esa persona, estaban en la peor situación posible. La única opción era movilizarse, como debió suceder desde el principio. Pero las incesantes reglas del director le impedían avanzar... La ineficacia del mismo para conseguir acceso a una morgue y la de All Might, que no hacía nada por comunicarse con Tartaros para eliminar al objetivo, la hacían sentir desamparada.
Todo lo que intentaba resolver y evitar se había acumulado en un torbellino imposible de controlar: las reglas inamovibles del director, la terquedad del Símbolo de la Paz, la presencia del infiltrado en las instalaciones que la forzaba a tomar precauciones extremas al entrar y salir, los funcionarios del gobierno que acechaban los muros ansiosos por informar a sus superiores sobre la situación, y ahora, una desconocida que había logrado un contacto directo con el Capitán de la tripulación... Y esa información no tardaría en llegar a los altos mandos.
Despues de minutos de tratar de resolver los múltiples problemas con ideas hipotéticas, logró tranquilizarse un poco.
—Será mejor fingir continuar con los planes de Nezu para no levantar sospechas... —Pensó un poco más relajada recargándose en la pared ya que sus temblorosas piernas no le dejaban soportara su peso.
En busca de alivio temporal; Abrió la caja de madera que le entregó el cocinero y se encontró con un hermoso macaron relleno de crema de bayas salvajes. Este pequeño manjar parecía ser el único consuelo ante la creciente angustia que la invadía. Observó el delicado postre con detenimiento; la segunda preparación que probaría en su vida. Siendo la primera el exquisito "Zorro a las Finas Hierbas," una experiencia culinaria que la había emocionado al experimentar sabores que danzaban en perfecta armonía. Ahora, tenía la oportunidad de degustar lo llamado repostería, tan aclamado por los humanos; Algo que había despertado su curiosidad durante centenares de años, y finalmente tenía en sus manos un postre que tanto anhelaba probar.
Ella sostuvo el hermoso dulce en sus manos, apreciando los ricos aromas, los vibrantes colores y las texturas tentadoras. Mientras su mente comenzaba a despejarse y se sumía en la contemplación del delicioso macaron, su breve éxtasis fue interrumpido por la mano de Present Mic, que, sin vacilar tomó el postre, lo depositó directamente en su boca y lo devoró de dos bocados, sin siquiera disfrutarlo.
—¡Gracias Bakanee! —Dijo el profesor agradecido por la ofrenda de la mujer, o más bien así lo interpretó al verla inmóvil sosteniendo el macaron frente a ella. Conociendo que no comía nada preparado por las personas, lo tomó como regalo.
La mujer quedó paralizada al ver cómo su única chispa de estabilidad mental del día le fue arrebatada.
—WOW! ¡TE LO PERDISTE! ¡EN SERIO, DEBERIAS CONSIDERAR COMER DE NUESTRA COMIDA JAJAJAJA! ¡ESTA HUBIERA SIDO UN GRAN DEBUT! ¡DE-BUT! —Present Mic burló, lamiéndose los bigotes y retirando el resto del dulce de sus dedos.
Sundancer aquí:
Ultimo capitulo de transición para que avance la trama n.n
A partir de aquí, que empiecen las teorias locas.
suliganagongorova: Oh, Izuku knows he can't compete with Zoro or Sanji, but he undestands he need to feel endangered to activate Haki, and both of them wont contain themselves in a duel.
Also, yeah! I like to take my pace with them learning their skills, I have already in mind how many months have to pass and which event its going to help for them to develope those habilities.
