La madrugada se extendía en un silencio frío y penetrante, donde el viento susurraba entre las ramas desnudas de los árboles, que permitían a la luz de la luna, dibujar largas y nítidas sombras en la blancura de la nieve.
El cielo se encontraba tapizado de estrellas brillantes como diamantes incrustados en el oscuro manto. La respiración se condensaba en el aire, formando pequeñas nubes efímeras que se disipaban rápidamente.
—¿Vestida para la ocasión? —Cuestionó Aizawa a la navegante que recién llegaba al estacionamiento, luciendo completamente de negro, vistiendo: Unas medias térmicas, botas altas, camisa cuello alto y gabardina que llegaba hasta las rodillas, siendo lo único que resaltara su colorido cabello naranja, atado en una coleta.
—Creo es demasiado obvio tu disfraz... —Pronunció abriendo la puerta de lado del copiloto. —Hace que tu cabello sea aún más llamativo.
La mujer lo vio cansada por su actitud, parecía desconfiar de sus capacidades, por lo que cambió su peinado por cebollas.
—Cuando sea el momento las cubriré. —Expresó como reclamo, para percatarse que usaba la misma ropa de siempre. —¿Ese es tu traje de héroe o nunca cambias de ropa?
—¿Qué tiene de malo?
—Nada, me parece extraño que no sea uno ajustado como todos tus demás compañeros...
El comentario de la pirata provocó un silencio incomodo.
—No va conmigo.
—Eso mismo pensé. —Dijo, dejando escapar el aire. —Me parece extraño que todos los usen...
—Parece que esos trajes asfixian y rosan el cuerpo... —Comentó serio Eraserhead. —No entiendo porque son tan populares.
La amena conversación calmó a ambos, dejando camino libre para que la pirata pudiera cuestionar al héroe.
—¿Por qué acudiste a mí? ¿Acaso eso no debería ser trabajo de héroes? Estan buscando a los responsables deseosos de raptar con una pequeña y ya tienen la información... —Quedó pensativa un momento por el silencio del azabache. —Tus superiores están involucrados... ¿No es así?
—Astuta como siempre... —Pronunció con una profunda seriedad en su tono. —Es el comisario del departamento de seguridad de la tercera división...
—¿Tercera división?
—Encargados de crimen organizado y sustancias ilícitas.
—Intenté interrogar nuevamente a los tres infiltrados que capturaron tus compañeros durante el festival... Pero, parece ser que fueron trasladados de prisión, más desconocemos que fue de ellos ya que no hay registro del cambio.
—Fueron encubiertos... —Pronunció Nami en voz baja.
—Así es; su paradero actual es desconocido... Sin embargo, parece ser que el comisario de la tercera división fue quien autorizó el traslado penitenciario... Desconocemos quien tiene la lista de la que habló el villano, pero los documentos del comisario podrían darnos una pista.
—Entonces no nos involucraremos directamente con el grupo de Yakuzas que mencionaste... Si no, con tus aliados...
—Está en lo correcto.
—Y, ¿Qué piensas hacer?
—¿Puedes moverte mientras usas tu espejismo?
—Si, solo debo conocer la temperatura y humedad que se encuentra dentro del espacio para modificarla a mi conveniencia.
Eraserhead, sin quitar su atención del camino; abrió la guantera del lado del copiloto, sacando de ella un celular desechable con funciones básicas de llamada.
La luz de las farolas iluminaban el exterior de la estación de policía, donde las puertas automáticas se abrieron con un suave zumbido, dando paso a Eraserhead, quien ingresó a la sala principal.
El ambiente estaba impregnado con un sutil olor a café proveniente de la máquina cercana. Al adentrarse, la iluminada sala de recepción se extendía frente a él, con un diseño moderno y minimalista. El suelo pulido reflejaba el brillo de las lámparas, creando un aspecto pulcro y bien organizado, donde un mostrador blanco y brillante ocupaba el centro de la sala, en el cual la recepcionista se encontraba concentrada en sus tareas.
Eraserhead se dirigió a la recepción, preguntando por el oficial que había detenido a uno de los infiltrados durante el festival. Explicó que los tres villanos trabajaban juntos y su interés principal se basaba en saber si habían descubierto alguna pista que indicara la posible presencia de un cuarto infiltrado, debido a que parecía lograron llegar a una de las instalaciones, y desean descartar fuera algún estudiante travieso.
La recepcionista, levantó su teléfono al escuchar la solicitud del héroe. Aprovechando Aizawa la distracción para tomar discretamente su celular y después de unos momentos de atención a su pantalla y entorno, envió un mensaje.
"19°C , 40% P6 3Iz"
El viento comenzó a silbar, captando la atención de los servidores públicos presentes en la estación. Uno de ellos, intrigado por la repentina ráfaga, abrió la puerta para investigar lo que estaba sucediendo.
—¿Qué está pasando?
—¿Algún tipo de ataque? —Preguntó un policía, mientras el viento resonaba en el ambiente.
Curiosamente, el aire que entraba no era gélido como se esperaría, sino más bien cálido, mezclándose con la temperatura ambiente de la estación y aumentando la humedad del lugar.
Eraserhead, consultó su teléfono para verificar los parámetros que detectaba dentro de la habitación. "35°C y 22% de humedad", leyó en la pantalla, para despues observar a su alrededor, no encontrando ninguna anomalía.
"Cuando estes lista entrarás por la puerta principal... Al final del pasillo a la derecha encontrarás las escaleras... La oficina se encuentra en el último piso, tercera puerta a la izquierda." Las palabras de Eraserhead, resonaban en la cabeza de la pelinaranja, mientras recorría los pisos de la estación.
La puerta, inicialmente asegurada, fue rápidamente forzada por la hábil ladrona, que abrirla sin mayores complicaciones. Con ayuda de un espejo escudriñó el entorno, identificando una cámara de seguridad orientada hacia la puerta y otra esquinada apuntando hacia el escritorio. Ajustó la humedad y elevó la temperatura para un cambio súbito de temperatura que terminó por crear un espejismo antes de ingresar. Sin embargo, el cambio repentino de temperatura y humedad empañó la lente de la cámara, captando la atención del encargado de monitoreo.
Nami, siendo rápida y precisa, abrió compartimentos con llave y revisó documentos, más no encontró nada relevante. Los pasos en el pasillo, alertó de desconocidos en las proximidades, por lo que en una maniobra de último momento, logró tomar unas llaves y un documento personal, devolviendo todo a su lugar y cerrando cajones.
La puerta rechinó y el guardia ingresó tras su completa abertura, no encontrando a nadie, continuando realizando una inspección de rutina. Mientras tanto, Eraserhead conversaba con el encargado del arresto, quien no proporcionó información útil.
Un cambio de temperatura cálido a su costado, le alertó de que era momento de retirarse, por lo que agradeció por la información y se despidió cortésmente del oficial, para despues salir de comisaría y continuar su paso hacia las afueras del estacionamiento, sintiendo como la calidez a su lado descendía.
—Aun no Nami... Espere a que lleguemos al auto. —Pronunció en voz baja, pareciendo que se encontraba hablando solo.
Eraserhead abrió la puerta del copiloto, dejando su bufanda sobre ella, observando cómo parecía desaparecer, entendiendo la joven había tomado asiento, por lo que cerró su puerta y se dirigió al asiento del conductor. El cristal se empañó, y el espejismo reveló a la pirata con la bufanda doblada en sus piernas y un gesto de derrota.
—¿Encontraste algo? —Preguntó Eraserhead.
—No... Casi me atrapa un guardia.
—¿Te vio? —Su voz lo demostraba un poco alterado
—No... —La pirata tomó una pausa. —No sé qué sucedió... Tomé precauciones.
Eraserhead suspiró. —No rendiste honor a tu sobrenombre... Gata ladrona.
—¡Oye! Tus cámaras funcionan diferente a nuestros Den Den Mushi... Es algo nuevo para mi. —Reclamó en berrinche, cruzando los brazos.
Eraserhead encendió el auto, sintiendo como algo metálico lo golpeo en la cabeza, para despues tintinear sobre la palanca de cambios.
—¿De dónde son? —Cuestionó, tomando las llaves que la navegante le había arrojado.
—Supongo que de su casa... Pero en caso de no serlas, tengo su dirección —Expresó con una sonrisa pícara, agitando un documento de pagos.
—¿Realmente creías que tendría información corrupta en la estación? Debemos revisar su hogar. —Decretó la pirata, guardando el papel en la guantera.
—Nos estamos refiriendo a otro tipo de crimen... —Pronunció irritado
—¿Y qué con eso? Soy pirata y ladrona... Puedo hacerlo sin problema... Pero tendrá su costo... —Dio por terminada su respuesta figurando un gesto con las manos, simulando tener una moneda en ellas.
Eraserhead ejerció presión en sus manos que sostenían el volante, mostrando un claro desagrado por un momento, para despues expulsar una risa nasal.
—No sabes cuanto de desprecio. —Dijo con su voz rasposa, mostrando sinceridad en sus palabras.
—Y no serás el único. —Mofó con sarcasmo, dibujando una sonrisa en su rostro.
—¿Cuánto quieres ahora?
—Nada... Un favor abierto para cuando sea necesario.
La respuesta terminó por sorprenderle, era extraño que no pedidera dinero o riquezas, pero tampoco lo objetó.
La madrugada de invierno había sido generosa, cubriendo la tierra con una espesa capa de nieve, cuya blancura se extendía hasta donde alcanzaba la vista, transformando el entorno en un lienzo invernal.
La llegada del amanecer pintaba el horizonte con tonos dorados y rosados, tiñendo el cielo y arrojando una luz suave sobre la fría biblioteca. Los primeros rayos de sol se filtraban a través de las ventanas, iluminando el interior del edificio con una paleta cálida y acogedora.
En un confortable sofá, Nami se sentaba con la pequeña Eri en su regazo, juntas disfrutaban de las imágenes de un encantador cuento infantil, donde la niña practicaba su lectura con palabras que rimaban de manera juguetona, acompañados por el encantado rubio que veía con fascinación el avance y la sonrisa de la pequeña ruborizada, que mantenía sus brillantes ojos rubies, enfocados al dibujo de una princesa que dejaba caer su largo y dorado cabello de una torre medieval.
—Es muy linda. —Dijo pasando las yemas de sus dedos sobre el dibujo de los ladrillos de la torre.
—Lastima que la tuviera encerrada. —Pronunció Nami que desconocía el cuento. —Siquiera tuviera mas libertad en un castillo.
—¿Castillo?
Mirio no dudó en ponerse de pie para buscar entre los tantos libros, algunos con castillos en ellos, impresionando a la pequeña que no pudo contener su emoción.
—¡Woooooah! Es muy bonito
—¿Te gustaría hacer uno Eri chan? —Una sonrisa se dibujó en el rostro de Nami, al formular la pregunta, a la cual la niña ladeo la cabeza.
—¿Hacer?
—¿En qué piensas Nami san? —Preguntó Mirio
—Pienso... Que Luffy y los demás deben estar aburridos.
Mirio imitó a Eri ladeando la cabeza ante la pirata que se levantaba de su silla, para guiarles al Sunny.
La breve caminata a través del bosque de árboles desnudos y cubiertos de nieve condujo rápidamente a un lago congelado que albergaba en su centro, un enorme barco de colores alegres que parecía emanar la atmósfera festiva de un carnaval.
Las luces que adornaban su perímetro y ambos mástiles contribuían a crear un espectáculo visual deslumbrante que causaron los ojos de Mirio y la pequeña en sus brazos se expandieron en sorpresa, reflejando su resplandeciente brillo de emoción.
—¡¿EN SERIO VIVES AQUÍ?! —Mirio era incapaz de creer que esa enorme y deslumbrante nave estuviera en medio del bosque
—¿Qué es eso?
—Parece un barco de carnaval
—Es nuestro hogar... El Thousand Sunny Go
—Increíble. —Pronunció Mirio, viendo avanzar a la pelinaranja.
—¿Quieren visitar?
—¡Si!
—¡CHIIICOS! ¡TENEMOS VISITA!
Ambos invitados abordaron el Thousand Sunny, quedando maravillados por el alegre ambiente que les recibía. A pesar de ser un barco diseñado para viajar en la salada brisa del mar, estaba adornado con árboles en ambas plantas exteriores. Uno de los árboles sostenía un columpio, y a la izquierda del mismo se encontraban unas escaleras que llevaban a la siguiente planta, mientras que a la derecha había una resbaladilla que invitaba a una divertida bajada.
La mirada de Mirio se enfocó en la resbaladilla y con una expresión juguetona, solicitó permiso a la navegante, quién le concedió la autorización sin dudarlo, asintiendo con una dulce sonrisa.
—De haber sabido que tenían esta área de recreo la hubiera traído antes. —Pronunció alegre con su característica brillante sonrisa.
La puerta del comedor se abrió, y el joven reno salió de la habitación, mirando a ambos invitados con alegría.
—¡Eri! —Gritó alegremente el renito, dando saltitos hacia la pequeña.
—¡Aaah! ¡Eli!
—¿En serio Luffy? Solo son tres letras... ¿Cómo te puedes equivocar? —Quejó Usopp
—Disculpa Luffy, ¿No tienen nada en su apretada agenda? —Preguntó Mirio
—¿Tenemos de esas? —Cuestionó el capitán a sus nakamas que le dieron por su lado.
—Hmmm... Además de molestar al vagabundo, nada. —Respondió Usopp
—¿No les interesaría hacer un castillo de nieve?
Los ojos del trio de traviesos dejaron salir un cegador brillo ante la invitación, obligando a ambos invitados a cerrar los ojos para no lastimarse la vista.
—Creo que aceptan. —Pronunció Mirio a la pequeña, a quien le cubría la mirada.
Las horas pasaron y las clases terminaron; los estudiantes se dirigían a sus dormitorios para su merecido descanso. Sin embargo, Midoriya era el único que se desvió hacia el bosque. Había pasado más de una semana mejorando su flexibilidad y estaba preparado para dar el siguiente paso, así que cambió de rumbo en búsqueda de Sanji para conocer las bases del equilibrio.
Se despidió de Iida y Uraraka mencionando sus planes, llegando sus palabras hacía sus otros compañeros, a lo que Todoroki resultó interesado, decidiendo seguir a Midoriya al enterarse de que se dirigía con el pirata. Aunque no tenía un motivo claro para hacerlo, el lazo que había formado con Sanji le generaba un sentimiento de invitación que no podía evitar.
Grande fue la sorpresa para ambos al encontrar el barco rodeado por una barda perimetral, similar a la fortaleza creada con nieve. Su interior continuaba en construcción: Un enorme y avaricioso castillo, que dejó congelados a ambos ante la magnitud de la escena.
—¿Qué está pasando?
Eri se asomó a lo alto despues de escuchar los pasos en la nieve, permaneciendo parada al filo de una torre.
—¡¿Eri chan?! —Deku exclamó alterado al ver a la niña en el punto más alto sin supervisión.
—¿No es peligroso que esté ahí? —Shoto cuestionó con un ligero tono de preocupación.
Mirio salio detrás de ella, sosteniéndola de la cintura para que no se resbalara, viendo despues al par de visitantes.
—¿Qué es esto? ¡Invasores! —Gritó Mirio en su papel de centinela. —¿Que debemos hacer con ellos Eri?
—Eh... Son bienveni... —Sus palabras fueron interrumpidas por el fuerte grito de Usopp que llegó a todos los demás.
—¡INVASORES!
—¡Ataquen! —Ordenó el capitán, apareciendo en el filo, con una torre de bolas de nieve.
—¡¿EEEEEEH?! —Reaccionó Izuku, no esperándose ese recibimiento
Usopp, Chopper y Luffy, inspirados por sus papeles de guardias reales, desataron una tormenta de bolas de nieve. Sus risas resonaban en el aire mientras lanzaban proyectiles helados con precisión y velocidad sorprendentes. Sin embargo, su algarabía se encontró con un obstáculo ardiente cuando una barrera de fuego interceptó sus proyectiles, derritiéndolos al instante y rozando con la construcción del imponente castillo en construcción.
—¡Shishishi! ¡Son buenos!
—¡Oi! ¡Van a derretir al castillo! —Reclamó Franky, que usaba sus grandes manos metálicas para formar ladrillos.
—Abran la puerta. —Susurró Mirio a la niña de ojos rubies.
—¿Abran la puerta? —Pronunció insegura Eri.
—Ya escucharon a la Princesa Eri. ¡Abran la puerta! —Ordenó Nami.
La puerta bajó y se encontraron con todos jugando con la nieve. No pasó mucho tiempo antes de que localizaran a Sanji, quien en colaboración con Brook, creaban una princesa de grandes pechos.
—Sanji... —Susurraron Todoroki y Midoriya sintiendo vergüenza por el adulto y el esqueleto jugando de esa manera tan puberta con la nieve.
—Ah, ustedes... Qué bueno verlos acá... Necesito de su ayuda. —Dijo terminando de acomodar uno de los pechos del muñeco.
Sanji, interrumpiendo su diversión en la nieve, condujo al par hacia la cocina. Al entrar en la sala del comedor, se toparon con All Might y Robin inmersos en una conversación, ambos exhibiendo expresiones que emanaban cierta inquietud. La atmósfera peculiar provocó una sensación abrumadora en Todoroki y Midoriya, mientras que a Sanji le hacía hervir la sangre.
—Maldito saco de huesos, ¡¿Estas molestando a Robin?!
—Tranquilo Sanji-san... Solo estamos conversando. —Respondió con su mirada fija y unas gotas de sudor recorriendo su delicado rostro.
Sanji observó al retirado con el ceño fruncido y señaló sus ojos con dos de sus dedos, para luego apuntar con uno hacia el rubio, dando a entender que lo tenía vigilado. Sin embargo, eso solo provocó que una gota de sudor debido a la pena que sentía Yagi, recorriera su despeinado cabello.
—All Might, te ves perturbado... ¿Está todo bien? —Cuestionó su pupilo
—¿Tiene que ver esto con la desaparición de Yue?
La pregunta de Todoroki provocó que un gesto afligido se mostrara en su rostro, sacando del bolsillo de su pantalón la Vibre Card de la peliblanca, aun se encontraba en su forma completa, desplazándose en su palma en dirección al Noroeste.
—ELLA ESTÁ BIEN, PERO NO SE ENCUENTRA NADA CERCA. AYER QUE FUI A COMISARIA APUNTABA A LA MISMA DIRECCIÓN... LA COMISARÍA SE ENCUENTRA A TREINTA MINUTOS DE AQUÍ, LO QUE INDICA QUE ELLA AÚN SE ENCUENTRA MÁS LEJOS...
Sanji se asomó curioso a ver el trozo de papel sin ningún rastro de daño, dejándolo aliviado.
—Mientras este bien no tenemos de que preocuparnos...
—Pero no es eso lo que les preocupa. —Señaló Todoroki, viendo como la pirata continuaba intranquila, incluso antes de mencionar el tema.
Robin y Toshinori se voltearon a ver brevemente no convencidos de rebelar lo que sabían, haciéndolo más notorio.
—Algo nos ocultan. —Concluyó Todoroki, a lo que no respondieron con un incómodo silencio.
—¿Qué es lo que ocultan?
—NADA... EN SERIO. —Gesticuló negando con las manos.
—Entonces no tiene nada de malo si nos lo dices. —Acusó el cocinero
Ambos vieron sus reacciones por el rabillo del ojo, accediendo de manera silente no compartir su descubrimiento.
—Aun no es tiempo. —Respondió Robin, dejando intranquilos a los tres.
—Robin chan... —Pronunció preocupado, pero a la vez confiando en las decisiones de su nakama. —Mientras no te esté haciendo nada malo este anciano.
—NO TENGO NINGUNA MALA INTENCIÓN, JOVEN SANJI. —Reclamó el rubio, cansado por la sobreprotección de las damas.
—¿Para que nos necesitabas Sanji san? —Cuestionó Deku, tratando de alejarlo de su mentor.
—Tengo que entregar algo, pero no sé cómo llegar.
Se acercó al refrigerador, y sacó de él varios bentos guardandolos en una de las gigantescas mochilas que Luffy suele usar para sus expediciones.
—¿Para qué es eso?
—Un encargo... Y existe la posibilidad de encontrar alguan respuesta de donde se encuentra Yue-chan si vamos a ese lugar. —Dijo desenvolviendo un fajo de dinero donde la cintilla tenía escrita una dirección.
—¿TUVO CONTACTO CON LA SEÑORITA YUE?
—Me encargó con esta tarea hace tres dias, antes de su desaparición...
—NO ENTIENDO... ¿POR QUE USTED?
—¿Apenas estas cumpliendo con tu promesa? —Reclamó Midoriya, afligiendo al rubio.
—No había tenido tiempo con el tema de las salidas que organizaron. —Quejó golpeando la barra de la cocina, provocando que los billetes cayeran en fila, dejando ver su denominación.
—¡¿Tanto dinero?!
—Es para recuperar los ingredientes que usé, más un extra por la entrega.
—TE USAN DE REPARTIDOR... Y UNO PESIMO... EL TRIPLE DE TARDADO.
—¡CALLATE MALDITO SACO DE HUESOS!
—Ciudad Deika... —Leyó Todoroki. —Si tomamos el tren bala, y trasbordamos en tres estaciones llegaremos en más o menos en una hora.
—¡Entonces conocen el camino! —Celebró llenando la mochila dejándola gigante al punto de no poder pasar por la puerta.
—¡¿Pues cuanta comida es?!
—¡La mochila no cabrá en el metro!
Los tres dividieron el contenido de la enorme mochila en 3 mas pequeñas, para cargar cada uno de ellos, caminando así mas libremente por la ciudad... Si no fuera por la distracción del cocinero que se detenía a admirar a cuanta chica pasaba.
—Es una maravilla... Todas ellas, distintos tamaños, formas, ¿Especies? Tranquilo... Son sus quirks... ¡Y TODAS SON PRECIOSAS! —Expresó con ojos deslumbrando.
Deku se detuvo en un puesto de revistas y pidió un par de post-its. Se acercó sigilosamente al rubio, quien estaba distraído mirando a las mujeres a su alrededor, y le pegó los papeles de notas en los costados de los ojos, como si fueran anteojeras de caballo. Todoroki y Deku inclinaron la cabeza observando al cocinero que se enfureció por la repentina censura improvisada.
—Eso servirá. —Analizó Todoroki con la mano en el mentón.
—¡¿Qué crees que haces cabeza de arbusto?! —Sanji se arrancó el par de papeles tirándolos al piso, siendo los chicos quienes los recogieran.
—Eso es contaminación y tambien es delito.
—Sanji san. Por favor, vayamos directo... Piense en encontrar alguna pista del parade... —Midoriya trató de calmar al rubio para poder continuar libremente con su tarea, mas sus palabras ocasionaron que el pirata partiera carrera, dejando atrás una nube de polvo y fuerte ráfaga de aire que terminó por levantar decenas de bufandas en el camino.
—¡WOAAAAAAAH! —Se detuvo en seco frente a un semáforo a tres cuadras. —¡¿QUE HACEN AHÍ PARADOS VÁMONOS?!
—Ni siquiera sabe hacia dónde se dirige...
—Es por acá... —Apuntaron a otra dirección.
Había pasado una hora, y un tren ligero avanzaba a buena velocidad por la ciudad rodeada de bosque con varios edificios en su centro, cuales no eran tan imponentes, ni las casas futuristas a comparación de la zona de la cual provenían, en esa zona todo era más sobrio: Edificaciones de un solo color sin muchos detalles y bastante cuadrados caracterizaban el barrio de clase media.
Al recorrer las calles, algunos de los residentes observaban a los tres caminando con cierto desprecio, más no se involucraban. Simplemente murmuraban y susurraban entre ellos.
—No me gusta este lugar. —Murmuró Sanji con desagrado, percatándose de las auras que emanaban ciertas personas.
—Se siente frio... y no me refiero a la temperatura. —Comentó Shoto
—No los quieren aquí. —Agregó el rubio
—¿Por qué?
—No lo sé... Podríamos preguntar. —Comentó Deku
—¿Desde cuando es esa una buena idea?
—La dirección... Ahí nos podrían explicar.
—¿Estamos cerca? —El cocinero cuestionó a Todoroki.
—El mapa muestra dos cuadras más...
Un modesto edificio de dos plantas destacaba por su simple fachada angosta a comparación de los que lo flanqueaban de mayor altura y anchura, emanando una sensación de solidez y funcionalidad.
—Parece ser que es aquí. —Decretó el joven héroe, viendo su mapa en el teléfono.
—¿A quién venimos a visitar? —Preguntó el peliverde
—Ni idea... —Confesó Sanji tocando el timbre.
—¿Dejamos la comida y nos vamos? —Dijo Todoroki, mas unos nos ligeros pasos se escucharon del otro lado de la puerta, seguidos por una chillona voz infantil, le interrumpieron.
—¿Quién es?
—Comida —Respondieron los jóvenes, permaneciendo en silencio tras su palabra, sin recibir señales directas del otro lado de la puerta, más que susurros apenas audibles.
—Dicen que es comida...
—No lo reconozco... Pero esos dos parecen ser participantes del festival de UA... El que se rompe los dedos y el hijo de Endeavor... No les creas; Debe ser una trampa.
—Nos están viendo. —Dijo Todoroki apuntando a la mirilla de la puerta.
Sanji retiró la mochila de su espalda, colocándola en el suelo para sacar de ellas un par de Bentos para mostrar su contenido.
—Nos encargaron entregar estos bentos. —La caja de madera se abrió y lucio en su interior, Onigiris, Soyu Tamago, Sashimi de salmón, y Udon con marisco.
...
..
.
—También tenemos el encargo vegano que solicitaron. —Mostró Sanji el interior del otro Bento, con Onigiris, Teppanyaki y Tofu frito en una salsa agridulce, bellamente decorado con cebollín picado.
Rapidamente se oyó el sonido de tres seguros abriéndose, seguido de la apertura cautelosa de la puerta. Asomándose por ella, apareció la cabeza de un joven casi de la misma edad que los estudiantes, con un hilo de saliva corriendo por sus labios y frunciendo el ceño al par de estudiantes, viéndolos con desdén.
—Los pueden dejar en la puerta. —Solicitó el joven, privándoles el ingreso.
—Oni-chaaan, no seas grosero... —Dijo una niña con características felinas que había trepado la puerta, enterrado sus garras y se balanceandose para abrirla, dándoles la bienvenida.
—¡Son héroes Camille!... Y sabes que no podemos dejar pasar a cualquiera. —Quejó el joven delgado que ahora podía ser visto de cuerpo completo, con su cabello oscuro como la noche hasta los hombros, cubriendo sus ojos blancos que solo se diferenciaban de la esclerótica por un penetrante color rojo.
—Ya lo dijiste. Son héroes, no nos harán nada malo. —Aseguró la pequeña de la edad de Eri, con rasgos de Caracal.
—Takashi se va a enfurecer en cuanto se entere... —Rezongó el pelinegro, permitiéndoles entrar.
El recibidor era espacioso con doble altura que daba una sensación de amplitud, el cual guiaba una sala común, cocina compartida y baños accesibles para todos. Las demás puertas en ambos pisos conducían a las habitaciones individuales, con pasillos donde niños con distintas características físicas, asomaban sus cabezas curiosas entre los barandales.
—¿Son solo niños? —Preguntó en voz baja el chico con heterocromía —¿Y sus papás?
—Empezamos mal... —Reclamó la pequeña felina con un puchero.
—¿Los envió Okasan? —Cuestionó el joven pelinegro, que parecía ser el mayor de todos.
—¿Su madre? —Deku preguntó
—No tenemos...
—Debiste deducirlo por su reacción. —Comentó Sanji con un ligero tono despectivo.
—¿Entonces quién es?
—Considerando que nos mandaron aquí, debe ser Yue. —Todoroki razonó.
—¿Así se llama? —Preguntó el joven
—No, asi le llamamos... Asi como ustedes le llaman Madre.
—¿Como sabemos que hablamos de la misma persona? —Acusó el chico, a lo que Midoriya comenzó a dar una descripción.
—Una mujer alta, cabello blanco, ojos azu...
—Mismo color de cabello y ojos que este chico. —Explicó Sanji, cubriendo el ojo gris y tratando de ocultar el rojizo cabello de Todoroki, dejando expuesto el color de cabello heredado de su madre y ojo de su padre.
Ambos huérfanos se mostraban confundidos, cruzando brazos y ladeando la cabeza, para despues negar con ella.
—Claro... Cambia de apariencia... —Razonaron los estudiantes, recordando sus salidas de la escuela con conjuntos, alturas y cabello siempre distinto.
—¿Cambia de apariencia? —Se escuchaban los pequeños en la segunda planta.
—¿Nos miente? —Preguntó con decepción una trilliza ajolote a sus dos hermanas de distintos colores.
—¡EEEEEEEEEEEEEEH! —Deku gritó internamente, al percatarse de arruinar la coartada de la mujer.
—Ya le sacaron sus trapitos al sol... —Burló una de las ajolotes.
—Bien balconeada. —Se unió la última trilliza.
Sanji bajo al nivel de la pequeña Mink haciéndole entrega de un Bento.
—Ella suele darles comida ¿No es así? —Preguntó a la niña felina que solo asintió con la cabeza, dando temerosa un paso hacia atrás.
—Qué raro, no sabe cocinar... —Dijo el pirata quedando pensativo, cerrando sus ojos y levantando la cabeza, mientras acariciaba su barba. —¿Lo habrá comprado o les trajo animales muertos?
Los niños parecían perturbados volteándose a ver unos a otros, con una clara expresión de asco, no queriendo responder. A lo que Sanji entendió el porqué de sus reacciones.
—Los animales... Los trae agonizando o son bichos asquerosos, ¿Cierto?...
Todos sin excepción asientieron con bruscos movimientos de cabeza, mostrando lo asqueados y perturbados que quedaban al recibir esas provisiones.
—Es la misma. —Sanji y los héroes mencionaron avergonzados.
—Definitivamente es la misma. —Corearon los niños afligidos.
—El lado bueno es que la comida es fresca. —El cocinero trató de remediar las acciones de la mujer.
—Takashi era el encargado de terminarlos de matar y cocinarlos... Pero Okasan ya solo nos trae frutas, setas y raíces desde que le dijimos que no comeríamos más carne si los seguia trayendo en ese estado. —Aclaró el pelinegro invitandolos a la sala.
—Por cierto, Voltaire mucho gusto. —Reverencio el joven con acento suave, pronunciando las "R" nada marcadas y un tanto cantado.
Camille olfateó el bento, identificando un delicado y exquisito aroma que le hizo salivar. —¡A comer! —Gritó la pequeña.
Varias puertas se abrieron y bajaron corriendo niños y adolescentes, notandose como efectivamente el mayor era Voltaire. En total, 12 pequeños llenaron la estancia con su diversidad. Algunos presentaban características mamiferas, otros exhibían rasgos de peces o raras mutaciones, teniendo todos en común su ausencia de características humanas, haciendo cada uno de ellos una especie unica... Con excepción del mayor que parecía ser completamente humano.
—Son mestizos de Minks y Gyojins, por eso permanecen escondidos. —Susurró Todoroki a sus dos acompañantes, tras ver la variedad.
Los niños atiborraban sus bocas con comida, dejando salir lágrimas de felicidad por degustar algo tan delicioso, variado y nutritivo, mientras arrasaban con todo en sus bentos.
—¿Cómo te llamas güerito? —Preguntó la ajolote dorada.
—Sanji.
Camille no pudo evitar saltar al rubio, quedando prensada en su pierna, abrazando cariñosamente al cocinero en agradecimiento. Ante su muestra de afecto, Sanji bajó a su nivel para sacudir el cabello de la pequeña caracat, que soltó la pierna para colgarse de su cuello en un cálido abrazo, humedeciendo el hombro del joven pirata y permaneciendo unos momentos en silencio, para despues romperlo con un ensordecedor grito, que aturdió al pirata.
—¡ESTE SI SE DEJA ABRAZAR! —Gritó Camille, ocasionando que el resto de los niños hicieran un llamado de guerra, que rapidamente fue acompañado con aullidos.
—¡WAAAAAAAAAAAAH! —La horda de niños se lanzó en el pirata que terminó enterrado entre los pequeños, logrando escapar solo una de sus manos.
La repentina reacción de los infantes provocó que Todoroki y Deku sonrieran al momento de la bizarra escena.
—¿Todos son huérfanos? —Preguntó Deku a Voltaire, que consumía el bentos vegano, notando como su gesto de ternura cambiaba por uno de melancolía.
—¿Ves a esos pequeños? Los que tienen características mamíferas. —Dijo señalando a cinco de distintas especies.
—Diferentes familias... Todas desaparecidas... Al igual que las de las trillizas...
—Los dos tiburones... —Dijo en voz mas baja, esperando que no llegaran a escuchar el par mas pequeño. —Padres asesinados... Son nuevos; aun no siente la seguridad para abrirse con nosotros, pensamos que el trauma fue tan grande que no desean hablar.
—El resto de nosotros fue abandonado por sus padres y familias... Ya sea por mutaciones o por Quirks...
—Así que la mayoría son víctimas de la cacería en las sombras... —Pensó Midoriya comenzando a murmurar.
Los tres quedaron en silencio, siendo la curiosidad de Midoriya la que ganara, preguntando sin pensar.
—Voltaire... ¿Te abandonaron por tu Quirk?
La expresión del joven pelinegro le hizo replantear su decisión, queriendo hacer que olvidara su duda, más el chico dio un trago amargo y se abrió con ambos héroes.
—Mis padres me tenían miedo por mi Quirk... —Confesó mostrando su dentadura con 4 largos colmillos.
—Consumir sangre aumenta mi velocidad y fuerza, además de los sentidos de la vista y olfato... Lo que puede ser bastante difícil de controlar... Pero no imposible. —Dejó escapar un triste suspiro. —Mis padres temían que los devorara en algún momento... —Dijo cabizbajo —Me veían como un monstruo.
Midoriya y Todoroki se voltearon ver con un gesto desanimado, recordando las palabras de Robin sobre aquellos que poseen Quirks que hacen sus necesidades distintas al resto, ocasionando desaprobación y temor en aquellos incapaces de ponerse en sus zapatos.
Voltarie en cambio, notó como ambos héroes se veían al escuchar su historia, sintiendo que una vez más era juzgado.
—¡Jamás haría eso! —Gruñó ofendido, ocultando apenado sus colmillos una vez mas.
—No... Realmente entendemos lo que viviste... —Deku se excusó, calmándolo un poco.
—Cuando probé la sangre marcó un antes y despues en mi vida... Un día, el abusador de mi escuela no paró de golpearme pensando que era un Quirkless, haciendo que todos me detestaran por no pertenecer a ellos... Sus repetidos golpes rompieron mis dientes que volvieron a crecer, pero no sin antes hacerme pasar mi propia sangre. —Expresó afligido. —No pude contenerme... Entre el coraje y la fuerza que me brindó, le desfiguré la cara a base de golpes... No estoy orgulloso.
—A partir de ese día mis padres me veían con miedo y dejaron de prestarme atención o darme cariño... Venimos a Japón de vacaciones, fue entonces cuando los perdí... Mordí mi brazo para conseguir sangre y poder olfatearlos, pero cuando los encontré me dijeron que todo fue planeado para deshacerse de mi... No me querían volver a ver.
—Así fue que terminé en las calles, teniendo que ganarme la vida durante un tiempo, hasta que conocí a Takashi. El me ayudó a sobrevivir durante años... Hasta la fecha. —Expresó ruborizado, con cierto cariño.
—¿Quién es Takashi?
—El mayor de todos. Por el momento fuera... Como Okasan tiene cuatro dias sin visitarnos, salió a buscar comida con la otra comuna.
—¿Otra comuna? —Preguntó Sanji, finalmente librándose de los niños que no paraban de molestarlo; sentándose con los dos héroes.
—Los adultos... Takashi ya es mayor, debería de estar con ellos, pero cuida de nosotros hasta que yo tenga diecinueve y pueda encargarme de la responsabilidad de los pequeños.
—¿Y los adultos? —Cuestionó Todoroki.
—Personas que en algún momento estuvieron en situación de calle... Se les dio techo gratuito a cambio de conseguir trabajo para poder pagar nuestra educación y lo que necesitáramos. Es nuevo... apenas tendremos cuatro meses viviendo así.
—¿Que hacían antes?
—Algunos eran mendigos y otros eramos delincuentes por necesidad... —Confesó el joven vampiro. —No estamos orgullosos, pero es lo que hacemos por sobrevivir.
—¿Por qué no fueron a un orfanato? —Preguntó Midoriya
—¿Crees que no se han dado cuenta? Padres de apariencias mutantes desaparecidos... Con ese antecedente, ellos tambien lo serian en algún momento... Eso nos dijo una de las que atiende el orfanato, que por la seguridad de los antropomorfos no fuéramos... Y yo no pensaba dejarlos desamparados... Sería egoista de mi parte.
—¿Por eso les tienen miedo a los héroes? —Todoroki preguntó, recordando el desprecio que les tenían los residentes.
—No es miedo... Es otra razón. —Comentó dejando escapar información sin percatarse. —Todo Deika está compuesto por... No... No debería decirlo... Podría meterlos en problemas, y es el único lugar donde nos sentimos seguros.
—...
—¿Cómo se formaron las comunas? —Deku se encontraba interesado en saber como habían terminado en una red de apoyo mutuo funcional.
—Okasan... —Respondió avergonzado, rascando con el índice su frente. —Un día la asaltamos, logrando robarle unos cuantos yenes... jajaja~ De nuevo... No orgullosos. —Respondió con una tierna sonrisa.
—A partir de ese día, comenzó a aparecer en el mismo sitio a la misma hora con mayor cantidad de dinero cada día... Heh... Era tan fácil quitarle sus pertenencias... Demasiado. Nos sentimos culpables y dejamos de hacerlo... Dejamos libre a nuestro ganso de los huevos de oro.
—Un día apareció en el edificio abandonado en el que nos refugiabamos con las trillizas y un par de adultos... Pensamos que quería su dinero de regreso...
—¿Es la historia del jabalí? —Preguntó la ajolote blanca, lanzándose a Voltaire.
—No seas grosera Iztac, estoy hablando. —Tomó a la adolescente como un cariñoso hermano mayor, y la sentó a su lado sin importarle la viscosidad que soltaba su cuerpo, mientras la trilliza rosada, se colgó de su espalda.
—¡Nos aventó un jabalí degollado!
—Suena a ella... —Pronunciaron avergonzados los 3 visitantes.
—¡No jodas, estaba pinche loca! —La última trilliza dorada exclamó vulgarmente golpeando sus branquias externas que simulaban su cabello. —No se que mierda le pasaba por la cabeza, pero definitivamente lo tomamos como amenaza.
—Efectivamente... Takashi estaba dispuesto a defendernos; pero ella solo continuó con su camino recorriendo los asquerosos cuartos del edificio.
—Despues de eso no la vimos durante dias... Pero, igual con lo que le robamos era suficiente para poder sobrevivir unos meses. —Voltaire confesó riendo para ver con nostalgia al trio de adolescentes que dio inicio a su nueva familia y hogar. —Compró este lugar y renta el que está en frente para que podamos habitar en él; Desde entonces nos trae comida, así tenemos una preocupación menos.
—¡¿COMPRÓ ESTE LUGAR?! —Deku cayó de espalda por la impresión.
—No sabemos de dónde saca tanto dinero. —Cotilleó Iztac, la anfibia blanca.
—Creo que es Narco. —Susurró la dorada.
—Aquí se les llama Yakuzas, Coztic. —Corrigió Xochipalli, la trilliza rosa.
—Hace trampa en los casinos. —Sanji, se encargó de sacarlos de dudas, dejando en blanco a ambos héroes.
—¡ESO ES UN CRIMEN!
—Acúsenla y quítenos la casa entonces. —Pronunció el joven vampiro.
—Que mejor que vivir en la calle en época navideña, si señor. —Burló Coztic, creando cruda moral en los héroes, que solo tragaron saliva. Aceptando la buena obra sin pensar el cómo lo consiguió.
—Como me mama, pasar frio. —Mofó sarcasticamente la vulgar ajolote dorada.
—...
—Que noble dar sin esperar nada a cambio... Se podría decir que es un héroe a su manera. —Pronunció el peliverde con una conmovedora sonrisa.
—Oh, no del todo. Vivimos aquí bajo ciertas condiciones.
—Si no las cumplimos, nos echan a la calle... Bueno, solo a los adultos, las de nosotros son opcionales. —Aclararon las anfibias.
—No robar, no dañar, salir de Deika está estrictamente prohibido... —La anfibia rosada comenzó a numerar con los dedos.
—Y debemos acudir con los adultos por cualquier conflicto, ella les brindará techo siempre y cuando sean proveedores; a cambio, nuestra forma de pago es hacer buenas acciones que consideremos ayuden a los demás... —Agregó la blanca.
—Dice que obrar bien hace que los demás se motiven a hacerlo tambien. —Concluyó Xochipalli.
—Los cambios empiezan en una persona. —Pronunció Voltaire con melancolía. —Las influencia correcta puede motivar o dar inicio a la transformación personal, capaz de cambiar a las personas en un efecto dominó que logre afectar a muchos.
—Así fue como varios de ellos llegan aquí... Los traemos cuando vemos necesitan apoyo... No solo sacamos niños y vagabundos de las calles... Si no que evitamos la creación y motivación para villanos; Una red de apoyo mutuo a aquellos a quienes la sociedad les dio la espalda. —Explicó la trilliza blanca, volteando a su costado viendo a la pequeña Caracat pasar.
—¿A dónde vas con todo eso Camille chan? —Sanji preguntó a la pequeña Mink, que balanceaba varias cajas en sus manos
—Aquí cruzando la calle; a llevarle Bentos a los mayores.
—Era la comida de los dos dias que les había prometido... Es de ustedes.
—Es que ellos trabajan duro, deben comer bien para tener energía. —Dijo con una sonrisa tan amplia que sus bigotes temblaron, provocando una sonrisa en el cocinero por el noble gesto en alguien tan joven.
—De acuerdo... Considerare eso para preparar mayor cantidad a la próxima. —Prometió sonriendo gentilmente, ayudándole a cargar los bentos para darle la mano y ayudarle a cruzar la calle.
—Regresamos rapido Volt-chin... Rompededos, hijo del Endiablor, nos vemos en un ratito. —Despidió a ambos héroes para despues salir de los departamentos.
—Son mas tranquilos y amables que los niños de mis cursos. —Expresó Todoroki teniendo recuerdos que le hicieron tener un microtemblor.
—Vulgares, pero buenos chicos. —Agregó el pecoso.
La puerta se abrió nuevamente, mostrando a un intrigado moreno joven fornido de corta cabellera castaño oscuro pasando sus veintes, cargando varias bolsas de verduras y un poco de carne.
—¿Quién iba con Camille? —Preguntó el mayor, volteando en dirección del segundo a cargo que tenía frente a él a los dos héroes; provocando que sus ojos se expandieran por completo y soltara sus compras.
—¡¿QUÉ ESTAN HACIENDO ELLOS AQUI?! —Su preocupación cambió por un claro disgusto. —¡VOLTAIRE, ABRISTE A EXTRAÑOS SIN CONSULTARLO CONMIGO PRIMERO! —se acercó agresivamente al chico.
—¡Espera Takashi senpai! ¡Son amigos! ¡Enviados por Madre!
—¿CÓMO PUEDES ESTAR SEGURO?! ¡ESOS DOS SON HEROES! ¡SI ABREN LA BOCA TODOS ESTARIAN EN PELIGRO! ¡OKASAN LLEVA DESAPARECIDA CUATRO DIAS Y VIENEN ESTOS Y DICEN QUE LOS ENVIA! ¡¿COMO PUEDES SER TAN INGENUO?! —Reclamó con su gruesa voz raspando su garganta, intimidando al anfitrión de los jóvenes.
—¡Es cierto Onichan! —Las trillizas intentaron detenerlo, pero el joven las aparto con su inquebrantable marcha hacia el joven vampiro.
Deku pensó en intervenir, pero Todoroki lo detuvo. —Se que intentas ayudarlos, pero en problemas de este estilo, no te debes involucrar.
Cuando finalmente se encontró frente al joven de cabello oscuro, lo envolvió en un fuerte abrazo que transmitía su mayor temor. —Son mi familia... No los pienso perder. Por favor, no los expongas a extraños.
Voltaire correspondió al afecto del joven sumergiendo sus manos en la chamarra y estrechando aún más el abrazo, buscando brindar consuelo.
—Tranquilo Onisan. —Respondió acariciando la espalda con una mano. —Come con nosotros.
Takashi soltó al pelinegro y vio con desprecio al par de heroes.
—No van a contarle a nadie sobre esto...
—¡No lo haremos!
—Por supuesto que no lo harán. —Respondió con una mirada penetrante, sacando un cuchillo de cazador del bolsillo interno de la chamarra.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH ONICHAN NO! —Las trillizas se le abalanzaron, atrapando al agresivo joven, pero por sus pieles viscosas, terminaron por resbalarse y caer al suelo.
Desde las alturas el niño más joven, un Mink petauro, se lanzó planeando hasta llegar frente a Takashi, aterrizando en su cara y metiendo a la fuerza un Takoyaki en su boca que le hizo detenerse en seco, dejando caer el cuchillo junto con sus brazos y desplomar su peso en las rodillas.
—Delicioso... —Pronunció con lágrimas en sus ojos.
—Que rapido se calmó... —Susurraron ambos héroes.
—Es que su comida es desabrida y Madre solo trae ingredientes sin preparar... Es lo mejor que hemos comido desde... Pues desde siempre. —Iztac cotilleó, con un gesto travieso viendo como el encargado de su seguridad se atascaba de comida las mejillas.
—¡AUN TENGO ASUNTOS PENDIENTES CON USTEDES! —Amenazó con la boca llena.
—Discúlpenlo; Es sobreprotector. —Se acercó avergonzado Voltaire secreteando a ambos. —Sus padres son héroes, pero el nació sin Quirk, por lo que lo abandonaron... No quiere perder a nadie más y desconfía en el juicio de los héroes.
—Si... Entiendo... —Pronunció cabizbajo Todoroki
Las grandes puertas de ingreso se volvieron a abatir, dando la bienvenida a Camille, dando alegres saltos, guiando al pirata.
—¡Taka chin! ¡Taaaaka chin! ¡Mira, es Sanji chin, el chef!
La mirada de Takashi se iluminó por completo, dejando de lado el bento vacio, y reverenciando formalmente.
—Sanji... No te conozco, pero bienvenido a la familia.
—¡NO ME VOY A MUDAR CON USTEDES! —Gruñó molesto con los dientes afilados.
Su fuerte y convencida negativa, provocó llanto en los más pequeños y lágrimas en los mayores.
—SANJIIIIIIIIIII —Se abalanzaron contra él sin aviso previo.
—¡Suéltenme malditas garrapatas! —Agitó sus largas piernas para que con el fuerte movimiento salieran volando, siendo el pequeño Petauro quien aterrizara siempre en su cara, privandole de respirar.
—Libéranos de esta tortura llamada: Nos traen animales agonizantes para desayunar. —Chillaron las agudas voces de los adolescentes.
—¡Esta tortura mejor llamada: Takashi desconoce la sal! —Se unieron los pequeños
—¡Esta tortura llamada: Recicló el agua donde hierve la pasta para despues usar el agua en té! —Burló a lo lejos Voltaire, disfrutando del drama infantil.
—¡SOLO FUE UNA VEZ! —Gruñó el moreno, sintiéndose ofendido por los comentarios de todos. —¡SON UNOS MALAGRADECIDOS! ¡ESO ES TODO, MAÑANA COMEN HIELOS!
—De verdad necesitan ayuda... —El pirata exhaló ante la ineptitud del encargado al cocinar, para despues distraer a los niños lanzando un zapato, que varios por insinto fueron a mascar.
—Tranquilos... Estoy aprendiendo a cocinar para ellos, no dejaré que sufran cuando tome el lugar de Takashi.
—No debían estar así desde un principio... —Pronunció Midoriya decepcionado de la sociedad y el nulo apoyo que recibían las personas en situación de calle.
—Recuerda Midoriya... Hay todo un mundo en las sombras que desconocemos.
—Oi, Voltaire... Acompáñame, te enseñaré a preparar algo. —Invitó el pirata revisando las bolsas de supermercado, a lo que Takashi los acompaño.
Los tres se sumieron en la preparación de la comida, tomando notas mientras dejaban fluir su creatividad culinaria. Mientras tanto, Deku y Todoroki compartían momentos especiales con los niños, quienes a pesar de las posibles adversidades en sus vidas, irradiaban una sorprendente alegría y gratitud.
Durante la preparación de la preparación de los platillos, el mayor de los huérfanos se mostraba con la mirada perdida, mal logrando todas las instrucciones que daba Sanji.
—¿Qué tienes Takashi? Te ves un tanto perdido. —Preguntó el joven vampiro, preocupado por su hermano no sanguíneo.
—Es solo que... Que Okasan se vuelva a ausentar me preocupa... No he dicho nada porque debo mantenerme fuerte por los demás, pero temo que ayudando a la persona equivocada, haya sido... Ya sabes. —Expresó con nerviosismo en sus palabras.
Sanji escuchó el desahogo del joven encargado de doce pequeños, por lo que trató de aligerar la carga de sus pensamientos.
—No se donde se encuentra, pero puedes estar tranquilo, ella está bien. —Respondió el rubio con seguridad. —Además por lo que hemos visto, sus instintos de supervivencia no tienen comparación.
—Tienes razón... Debieron haberla visto para que los mandara con nosotros.
—En realidad... —Pronunció avergonzado. —Lo encargó desde hace tres dias, pero estaba ocupado. ¿Ustedes no saben a donde pudo haber ido?
—No... No nos comparte nada, es reservada... Es muy torpe en eso de convivir. Nos da lo necesario, revisa que estemos bien de salud y se va... Sinceramente, me siento una mascota... —Comentó Voltaire indignado.
—Deberías estar más agradecido Volt san... En realidad, es una persona que no sabe expresar afecto con palabras ni de manera física... Pero si con acciones. El estar atenta con nosotros y que no nos falte nada, es mas de lo que incluso nuestros padres han hecho; recuerda que no somos su obligación... Si lo que necesitas es la convivencia y cariño... Para eso estamos nosotros. —Expresó con una sonrisa, sonrojando a su compañero.
El cocinero se dedicó a explicar las bases para aprovechar los ingredientes al máximo y como nivelar los sabores para que los dos encargados pudieran cuidar bien de los pequeños cuando ellos se regresaran a su tiempo. Más los incesantes gritos de los niños rebeldes les interrumpían las lecciones.
—¡Los recuerdo! ¡Ustedes tuvieron una batalla el día del festival! —Señaló uno de los Minks mestizos, siéndole refrescada la memoria por Camille.
—¡Así es! El masoquista que se rompía los dedos. —Dijo señalando a Midoriya.
—Deku, mucho gusto. —Saludó nerviosamente por su presentación.
—Y el hijo de Endiablor. —Apuntó a Todoroki.
—Shoto, un placer.
—Ah, los recuerdo. —Dijo el niño mas joven con inocencia en su mirada. —Se me erizaron los pelos de los huevos cuando los vi.
—¡¿QUE?! —El cuchillo se clavó con fuerza sobre la tabla de picar, partiéndola en dos. —¡BARI! ¡¿QUÉ FUE ESE VOCABULARIO?! —Takashi se encontraba rojo cual tomate, no soportando la vergüenza del comportamiento del mas chico frente a los invitados.
—¡¿QUIÉN LE ENSEÑÓ ESAS VULGARIDADES?! —Sin dar mucho rodeo, volteó directo a las trillizas. —¡MAS BIEN! ¿CUÁL DE USTEDES TRES LE ENSEÑÓ ESO? —Acusó a las anfibias que se apuntaron unas a otras.
El joven moreno, dejó su cuchillo de lado y caminó molesto a las 3 rebeldes adolescentes.
—¡BARI, NO LES HAGAS CASO, ELLAS NI SIQUIERA TIENEN HUEVOS...! ¡Y A TI NI TE HAN SALIDO PELOS!
—¡¿Qué clase de reprimenda es esa?! —Deku, Shoto y Volt, expresaron al unisón.
—¡SUFICIENTE! ¡ES HORA DE ESTUDIAR...! ¡A SUS HABITACIONES!
Al ver la actitud del hermano mayor, todos partieron carrera a sus respectivos cuartos, sin objetar sus órdenes. Mientras el fornido moreno, tomaba asiento entre ambos héroes, rodeándoles con los brazos hasta llegar a sus frágiles cuellos, dedicándoles una aguda mirada desafiante.
—Juega bonito Takashi. —Regañó Sanji, notando las intenciones del chico.
—No entiendo, ¿Por qué mandaría héroes? —Preguntó aun con incertidumbre.
—En realidad se lo pidió a Sanji san... Sus camaradas, y ella se está quedando con nosotros. —Explicó Shoto
—Es cierto... Tenemos un mes en esa institución. —El cocinero respondió cansado, notandose como quería partir de ese lugar.
—Hmmm...
—¿Qué tiene esta ciudad contra los héroes? —Preguntó Deku
—¿Ya lo notaron?
—Desde que llegamos, todos nos ven con desprecio.
—Es porque Deika es una zona libre de héroes, y los que pasean por las calles nos apoyan. —Explicó el vampiro, terminando de preparar un bento, retirandose de la cocina y encaminandose a la puerta.
—¿Otra vez lo vas a volver a intentar? —Exhaló cansado el hermano mayor.
—Talvez está ocasión si la encuentre y decida vivir con nosotros. —Pronunció positivamente Volt sonrojado.
—No lo se... Esa chica está loca...
—Todos necesitan una o~por~tu~ni~dad~ —Cantó el vampiro desde la entrada.
—¿Apoyan en qué? —Preguntó Todoroki
—En usar los quirks libremente... Por eso es zona segura para nosotros; por el hecho de que los héroes que estén en contra de sus leyes, los residentes de Deika nos vuelven uno más de ellos... Aquí los chicos no se sentienten perseguidos por su apariencia o las necesidades que no pueden controlar. —El moreno habló por sus "hermanos" y compañeros de hogar.
—¡¿Por qué les dices eso Takashi?!
—Si Okasan confía en ellos, es porque no son como los demás... Pero al ser héroes, me reservaré ciertos detalles. —Finalizó palmeando los pechos de ambos estudiantes, satisfecho con la conversación.
El regreso a la escuela trajo consigo una sorpresa: El anteriormente pacífico castillo de nieve se había convertido en el escenario de un caos, combatiendo con otro que se erigía frente a ellos.
Ambas construcciones se lanzaban ataques de bolas de nieve en una batalla, liderada por Eri, que ahora estaba disfrazada de bruja, con Nami como su leal secuaz, defendiéndola junto a Brook y Mirio. Mientras que Luffy, Chopper y Usopp planeaban invadir el castillo enemigo con estrategias mal organizadas y tontas.
—¿Que pasó aquí? —Preguntó Todoroki, viendo la guerra de terrenos.
—La bruja de Nami se adueñó del castillo y manipula a la Princesa Eri.
—¡Usopp! Prepara la catapulta.
—¡ROGER!
Una gigantesca bola de nieve fue lanzada hacia ellos, siendo Eri, quien valientemente se postrará inmóvil frente a la enorme esfera de nieve. Justo cuando la bola estaba a punto de impactar, Nejire utilizó su poder para redirigirla, haciendo parecer que la pequeña había controlado el ataque con sus habilidades "mágicas", lanzándola hacia el castillo enemigo, y enterrando al trio dentro de ella.
—¡EEEEEHHH!
—¡Tenemos una baja! —Gritó Franky escarbando para sacar a los 3 piratas enterrados
—¡Nejire san! ¡¿Tu tambien?! —Deku se mostraba sorprendido por la presencia de la chica del Top.
—¡MELLOOORINE~ !
—¡Estos chicos son muy divertidos!
—¡Eri-chan! —Gritó Usopp desde la construcción enemiga. —¡Jala la cuerda!
—¿Esta? —Preguntó confundida al recibir orden de los "Malos"
—¡SI,SI,SI! —Apoyaron el trio de bobos.
—Hazlo Eri chan. —Mirio apoyó confidente, dándole la seguridad que necesitaba.
La pequeña tomó la soga con ambas manos, jalando sin lograr activar lo que tenían planeado, pero Togata sabía que la niña no tendría la fuerza suficiente para lograrlo; tirando discretamente de la soga y activando un cañón escondido en una de las torres, que lanzó los fuegos artificiales diseñados por Mei, que dibujaron en el oscuro cielo nocturno, un enorme sombrero de paja.
—¡GANASTE! —Nami corrió a la pequeña, tomándola en sus brazos y girando con ella.
—¿Que gané?
—¡QUE IMPORTA JAJAJAJAJA! —Celebró Luffy, saltando alto en el aire, siendo iluminado por las vengalas de colores.
La niña estaba encantada con los colores en el cielo, mientras los maestros observaban confundidos los fuegos artificiales que surgían del bosque.
—Que escandalosos. Parece que están de fiesta. —Refunfuñó Mic desde su dormitorio.
—Que jóvenes tan alegres. —Nezu vio encantado desde la ventana de su oficina, encargándose del papeleo atrasado.
—Nerumi, ¿A dónde vas? —Cuestionó Ectoplasm
—No sé qué estén haciendo, ¡Pero parece divertido! —La sensual heroína tomó una gabardina y abandonó los dormitorios para investigar que sucedía.
