:SUNDANCER AQUÍ APARECIENDO ALEATORIAMENTE CON UN AVISO:
Este capítulo contiene escritura explicita y viseral que puede incomodar a algunos lectores.
En pleno corazón del invierno, un día excepcional se desplegaba con un brillo inusual. El cielo se extendía impecablemente pintado de un azul profundo que contrastaba con la desnudez de los árboles.
El sol, en su apogeo, iluminaba con sus rayos dorados sobre la tierra, destilando un calor suave que acariciaba las mejillas de quienes se aventuraban a salir al exterior.
A pesar de la estación, el paisaje no perdía su encanto; los árboles, despojados de hojas, dibujaban con sus ramas entrelazadas bellos patrones contra el cielo.
Dentro la cocina en el área del Sunny, la asistente luciendo una peluca de cabello corto castaño que coincidía con el color de sus ojos se encontraba empacando los bentos para los huérfanos, dentro de una mochila de expedición.
El sonido de la puerta rechinando rompió la concentración de la mujer, anunciando la entrada del chef del barco; quién después de varios fallidos coqueteos que fueron recibidos con usual indiferencia por parte de Midnight, decidió regresar a lo que consideraba su deber autoproclamado: Colaborar y cuidar de la asistente en la tarea de preparar y entregar los bentos.
—No es necesario... Puedo con todo. —Yue dijo amablemente, agradecida por el gesto.
—No puedo permitirte cargar con eso por todo el camino... En especial cuando te niegas a tomar transportes. —Defendió sacando una segunda mochila empacando varias frutas distintas y algunas verduras.
—Correr hace bien a la circulación.
—Aun así, son dos horas... y llevarías peso extra. Así que nada de negarse señorita.
—Heh... Señorita... Que adulador. —Respondió sarcasticamente, terminando de empacar 30 Bentos. —Pero bueno... Al mal tiempo, darle prisa.
Con elegancia y una sonrisa galante, Sanji se acercó y tomó la mochila pesada de la asistente, intercambiándola por la ligera que el sostenía.
—Permíteme encargarme de esto. —Dijo con su tono característico y una reverencia cortés.
—¿Que? ¿Por qué? Puedo con la mía.
—No creas que no me he dado cuenta. —Apuntó a las botas de la castaña. —Llevas cuatro dias cargando con él.
—¿Oh? Lo sabes...
—Su aura tiene mas presencia que la tuya... Sin afán de ofender.
—No me puedo ofender si es la verdad. —Respondió encogiendose de hombros.
—Si mas lo recuerdo, el que lo lleves en tu cuerpo es cargar con peso extra. —Señaló el rubio, acomodando la mochila en su espalda, mientas Yue veia su bota, moviéndola del talón.
—No es un problema... Perdió mucha masa en la salida de Estigia. Créeme, cargaba mucho más peso antes de conocerlos, esto será como un paseo en el parque a comparación. —Respondió caminando en reversa para salir de la cocina encaminandose hacia el bosque, siendo seguido por el cocinero.
Sanji, por su mayor fuerza en las piernas, se ajustaba a la marcha de su compañera, mostrando una atención constante para no dejarla atrás, asegurándose de que ambos avanzaran juntos en su travesía desplazándose por el espeso bosque, aprovechando los atajos y rutas menos transitadas, evitando así el bullicio del tráfico, las multitudes y los cambios impredecibles de rutas asociados con los transportes convencionales.
Era uno de los pocos dias donde el bosque era radiante, la combinación del frío intenso y el sol resplandeciente creaba una sinfonía visual que invitaba a contemplar y apreciar la magia de la estación. El cocinero encantado por las maravillas de sus alrededores, aprovechó la ocasión para intentar un movimiento con la asistente del director.
—Yue chwan~ ... Deberíamos conmemorar este día tan bello, finalizándolo con un bello picnic digno de su perfección. —Pronunció manejando una voz sensual, a lo que la mujer solo le vio con cara de desagrado.
—Detesto los dias hermosos. —La tajante respuesta ocasionó que el pirata dejara caer la cabeza en decepción. —Estos dias bellos son los que ocultan terribles secretos... Por eso prefiero los dias caóticos... No esperas nada bueno de ellos... Pero a veces te dan dulces sorpresas.
—¿Entonces lo vuelvo a preguntar durante una tormenta?
—Te lo juro Sanji... Una invitación más y me cambio de sexo.
—¡¿Que?!
—Pensándolo bien, no me vendría mal... Es más cómodo. —Lo consideró seriamente, para despues reir al recordar todas las posibilidades. —No sabes lo odioso que es vendarse las gemelas por la mañana para que no se muevan.
La nariz del cocinero se fue hacia atrás debido al chorro de sangre que expulsaron al escuchar su declaración.
—¡Estoy sincerandome, pirata degenerado!
La charla animada quedó abruptamente interrumpida por ruidos ensordecedores que provenían de la dirección hacia la cual se dirigían. Tanto Sanji como Yue, sobresaltados detuvieron sus acciones al escuchar los estruendos de derrumbes, acompañados por las tenues y vulnerables voces que se extinguían rápidamente a medida que el tiempo avanzaba.
—¿Que está pasando?
—Un día hermoso... ¡Eso es lo que pasa! —Dijo reanudando el paso, corriendo más rapido hacia la ciudad.
—¡Espera Yue chan! ¡Es peligroso, mejor quédate aquí! —Ordenó adelantando el paso en un parpadear, escuchando los llamados de la asistente desde atrás en el camino.
—¡Los niños están en problemas! ¡Son demasiados para que te encargues tu solo!
Sanji se detuvo en seco, permitiendo que la castaña lo alcanzara antes de sujetarla con delicadeza de los hombros. Con su mirada llena de preocupación, se encontró con la de ella expresando su seriedad.
—Quédate aquí... Estaré tranquilo sabiendo que estás bien. Voy a buscar ayuda de la comuna para que asistan a los niños... Cuida de esto. —Le entregó la mochila de bentos, confiándole la responsabilidad de guardarlos para cuando el incidente finalizara.
El pirata se adentró en la ciudad y se encontró inmerso con un panorama más caótico de lo que había imaginado. Explosiones rugían a su alrededor, desatando una lluvia de escombros y polvo que oscurecía el cielo.
Torres que alguna vez se alzaron con majestuosidad ahora se desintegraban en pedazos, llevándose consigo a aquellos que estaban atrapados en su caída. La ciudad rapidamente se convertía en un laberinto de escombros y llamas, donde la desesperación se sentía cargada en el aire repleto de humo.
Inesperadamente, icebergs emergieron en las calles enfrentándose a enormes llamaradas en una batalla surrealista; mientras el ruido de la lucha se mezclaba con los gritos de los ciudadanos, creando una sinfonía discordante de desesperación.
Un ejército de "voces" idénticas, actuó como un enjambre que no para de multiplicarse, avanzando por las calles y silenciando aquellas auras débiles, junto con cualquier rastro de esperanza.
La ciudad, antes llena de vida y actividad, se sumía en un desastre apocalíptico donde cada esquina rezumaba desolación.
Sanji, perdido en medio del desencadenado caos, enfrentaba una situación que iba más allá de sus manos. Si bien era evidente que la ciudad estaba siendo víctima de un ataque villano, el cocinero sabía que su prioridad era cumplir la promesa que había hecho, por lo que no podría detenerse a asistir a quienes lo necesitaban.
Sus pensamientos resonaban con la idea de que los adultos podrían encontrar su propia vía de escape, pero los niños, aquellos pequeños que habían confiado en el, debían estar aterrados en medio de tan espantoso escenario.
El cocinero avanzó por la calle repleta de miradas sin vida. Donde cuerpos yacían despedazados, mostrando las delicadas capas de piel abierta rebelando las plastas de desagradable grasa permitiendo que los viscosos organos salieran de sus cajas toracicas, mientras los crujientes huesos al descubierto y cráneos pulverizados, dejaban una estampa dantesca que parecía emerger directamente de una pesadilla.
Las suelas de sus zapatos, antes impecables, se sentían pegajosas por la amalgama de fluidos que había encontrado. Los cuerpos destrozados quedaban como trágicas obras de arte contra los muros; siendo algunos de ellos los que aun luchaban por su última bocanada de aire, colgando de un hilo frágil entre la vida y la muerte.
La escena era un espectáculo grotesco que desafiaba la imaginación: vísceras esparcidas, acompañado de putrefacción del metal en el aire. Sanji, a pesar de su vasta experiencia en el campo de batalla, no pudo evitar sentir un nudo en el estómago, mientras sus sentimientos oscilaban entre la rabia y la impotencia. Cada paso que daba se convertía en un acto de resistencia contra la desesperación de no poder asistir aquellos pocos sobrevivientes. Pero, la misión de encontrar a los pequeños y llevarlos a un lugar seguro se volvía más urgente con cada desagradable imagen que encontraba.
Tras él, una "voz" familiar hizo presencia. La castaña permanecía de pie, congelada en el horror que se desplegaba frente a ambos. Sus ojos no parpadeaban mientras observaba a una persona cuyo cuerpo mutilado no dejaba lugar a la compasión. A pesar de las extremidades rotas y la columna vertebral expuesta, la víctima aún luchaba por respirar, emitiendo gritos ahogados mientras se debatía la vida, ahogándose con su propia sangre.
Sanji, al notar que el cuerpo de Yue dejó de responder, actuó rapido y con manos firmes, tomó a la castaña de ambos lados de la cabeza, esperando que con el contacto físico la devolviera a la realidad, liberándola momentáneamente de la espeluznante escena que había presenciado.
—No los veas... Veme a mi... —Dijo limitando su vista periferica y enfocando su dirección a su rostro.
Al verla reaccionar, el rubio desvistió su saco para cubrirle la mirada. —No veas más... Usa tu Haki para regresar al bosque.
Con los ojos cubiertos se acercó al convaleciente hombre en el que tenía anteriormente enfocada su atención. Tomó al moribundo que habia quedado parapléjico, entrando en contacto su frente con la del herido, para comenzar a mover la boca, generando un sonido extraño y resonante.
A medida que sus palabras se extendían en el aire, los cadáveres cercanos emitieron un sonido similar a un suspiro ascendente y tétrico, dando la impresión como si sus almas mismas estuvieran abandonando los cuerpos inertes.
El herido comenzó a experimentar una transformación inesperada; sus huesos, antes fracturados y debilitados, comenzaron a sanar lentamente, mientras el lamento que salian de los cadáveres parecía estar vinculado a un proceso curativo que desafiaba toda explicación lógica.
El cuerpo de la mujer comenzó a emanar una tenue luz bajo sus varias capas de vestimenta; luz que revelaba su historial de marcas prominentes en sus muñecas y rostro, destacándose una fractura brillante que dividía su cara en diagonal.
Sanji entendió de inmediato lo que sucedía al rememorar tanto las memorias en las cuales indagaron; como aquel día que sanó las manos de su nakama y a Toshinori en el inframundo.
—OI... ¡ESO TE VA A DEBILITAR! —Exclamó preocupado ante la mujer que se veía mareada.
—Tu sigue... No es mi vida la que se está consumiendo. —Afirmó viendo como los cadaveres perdian la hidratación y brillo, dando lo que parecía un ultimo resplandor de vida, nublado sus ojos y secando sus pieles.
Sanji, aunque confundido por la naturaleza misteriosa de la habilidad del vinculo, decidió confiar en sus palabras y en la seguridad que parecía brindar. Por lo que avanzó más profundamente en la ciudad, donde los departamentos a los que se dirigía, empezaban a desintegrarse bajo una nube de humo.
—Mierda, no debí desenfocarme de mi objetivo. —Gruñó arrepentido
Sintiendo la urgencia en su interior, aumentó la velocidad, rompiendo parte de la calle y creando aún más escombros en la ya devastada ciudad.
Al llegar a la puerta del departamento, no dudó en destruirla de una patada, revelando el escenario caótico que se desarrollaba dentro, donde encontró a los dos tritones llevando a los tres niños más pequeños en sus espaldas. Uno de ellos, gravemente afectado por una explosión cercana, parecía tener problemas para respirar y expulsando grandes cantidades de sangre de su hocico, mostrando las secuelas del retumbar; Mientras, los tres mutantes estaban ocupados tomando sus pertenencias más valiosas, conscientes de la inminente necesidad de abandonar el lugar.
—¡Dejen sus cosas! ¡Es más importante su vida! —Ordenó Camille que, a pesar de su corta edad, tenía bien establecidas sus prioridades
—¿Dónde están los demás? —Sanji llamó desde la entrada. —¡Necesitamos partir ya! —Dijo tomando a los 3 desesperados mutantes en sus brazos.
—Volt-chan salió a detener a Takashi que quiso involucrarse con los adultos.
—¡¿Las trillizas?! —Preguntó alterado el cocinero tras su conteo de cabezas.
—Fueron por ayuda a la otra comuna.
La creciente preocupación de Sanji se intensificó al escuchar el ominoso rugido de la nube de devastación que se acercaba inexorablemente.
—No hay tiempo. —Pensó angustiado. —¡Camille chan, toma mi cuello!
La pequeña Mink acató la orden, saltando para prenderse del cuello del pirata.
—¡Los demás! ¡Corran hacia el bosque de la estación! ¡Hagan lo que hagan, no se detengan! ¡Y no miren atrás! —Exclamó con voz firme, transmitiendo una urgencia que resonó en los nervios de los pequeños.
Los tritones y los niños, aunque visiblemente nerviosos, se miraron entre ellos con amplios ojos; inseguros de sus capacidades.
—Escúchenme... —Sanji se dirigió al par de tritones, viendoles directamente a los ojos. —Tienen sangre de tritón en sus venas, no son débiles como los humanos. ¡Ustedes pueden hacerlo!
Los dos tritones mudos, ampliaron sus miradas, y confiaron ciegamente ante el pirata quién, a pesar sabía de sus linajes, los trataba como cualquier otra persona.
El sonido de la desintegración y retumbar acercándose resonaba como un recordatorio constante de urgencia, por lo que el cocinero, liderando el grupo con rapidez, guio a los tritones y a los niños fuera de su hogar que estaba por volverse cenizas.
La pequeña Mink, colgada del cuello, señaló hacia un edificio cercano a ellos, que mostraba signos de haber sido víctima de un siniestro, golpeado por escombros debido a las explosiones.
Sin vacilar, el pirata rompió la entrada, solo para presenciar cómo el segundo piso se encontraba desplomado, enterrando entre sus escombros a tres adultos empalados por el acero de las trabes, que cubrian con sus cuerpos a las trillizas, perdiendo así sus vidas al proteger a la siguiente generación.
La pequeña ajolote rosada, a salvo pero con el rostro empapado en lágrimas, lanzaba llantos desgarradores que perforaban el aire, ensordeciendo a todos los presentes. Su impotencia crecía ante las tablas que aprisionaban a sus hermanas; y sus gritos de angustia se mezclaban con los de su hermana mayor, cuyo característico tono dorado era claramente visible desde la entrada.
En el suelo, la más joven de las tres yacía en silencio. Su piel blanca estaba completamente manchada de carmín debido a los pulmones perforados que terminaron por ahogarla con su propia sangre, y sus ojos, una vez llenos de vida, ahora mostraban solo la vacuidad de la muerte.
Sanji, con un nudo en el estómago, se detuvo al presenciar el desgarrador escenario frente a él. La impotencia se reflejaba en sus ojos mientras veía a las pequeñas ajolotes en sufrimiento, al mismo tiempo que lamentaba su falta de brazos libres para cubrir los ojos de los niños que, testigos involuntarios de la tragedia, quedaron expuestos al horror frente a ellos. Dejando sus ojos reflejar la confusión y el dolor que sus mentes jóvenes apenas podían comprender.
La luz se filtró cuando los muros fueron consumidos por la desintegración, revelando un escenario similar a una pesadilla, El terror se reflejó en sus miradas mientras presenciaban la desaparición de los adultos que estaban enterrados bajo las columnas y muros colapsados. Los cuerpos se desintegraron junto con la estructura frente a las mellizas, que alcanzaron a ver como su hermana menor desaparecía a unos pocos metros, dejándolas en estado de Shock.
Sanji, con ambos brazos ocupados, consciente de la urgencia y decidido a intervenir, se desplazó por el aire para evitar cualquier contacto directo con el área afectada. Con movimientos precisos, llegó hasta donde estaban las adolescentes y, con una patada, liberó a ambas pequeñas de las trabes que las mantenían atrapadas.
Camille extendió su mano hacia la joven rosa, con quién creó una cadena humana, sosteniendo a Camille con una mano, mientras la otra tomaba a su hermana dorada. Unión, que aprovechó el rubio para alejarse del caótico escenario.
Xochipalli, entre lágrimas y con el corazón desgarrado, apuntó a su hermana, cuyos pies estaban siendo afectados por el quirk desintegrador. El proceso ya había comenzado, y la desesperación se reflejaba en ambas, mientras el pirata se negaba a detenerse, priorizando sacar a todos de la zona de peligro.
—¡Sueltame! —Coztic entre lágrimas y desesperación, rogaba por la liberación antes de que fuera demasiado tarde y su desintegración continuara con su familia y salvador.
—¡No puedo! ¡Solo me quedas tú!
—¡Los tienes a ellos! ¡No quiero morir con la idea de que los llevé conmigo! —La dorada rogó entre sollozos, al mismo tiempo que analizaba sus propias palabras, terminando por dañar su garganta con un grito mientras sentía como el dolor desaparecía debajo de sus rodillas. —¡NO QUIERO MORIIIIR!
Como si una fuerza mayor la hubiera escuchado, su deseo fue cumplido al instante... Una intensa salpicadura de calida sangre, cubrió el rostro de Xochipalli y Camille.
Los niños, horrorizados, presenciaron cómo ambas piernas de la pequeña fueron amputadas de un tajazo antes de desintegrarse por completo, dejando que la sangre brotara como un torrente oscuro y ligero que roció el aire dejando su potente olor metálico impregnando con una presencia nauseabunda.
Coztic, ahora mutilada, emitía alaridos de agonía que resonaban en la mente de los niños como un eco que solo podían presenciar en sus peores pesadillas.
Su cuidadora, responsable de la fría decisión, mantenía su semblante en blanco, como si las emociones hubieran abandonado su ser, mientras que su gesto vacío, era aún más aterrador que cualquier expresión de dolor.
—¡COZTIC!
Gritaron los mestizos, simultáneamente era soltada por su hermana, que, debido a la impresión, perdió la fuerza de continuar sosteniéndola; dejando así a la chica sin piernas desangrarse en el piso.
El tibio liquido continuaba fluyendo, tiñendo el suelo con un rastro oscuro, por lo que su "cuidadora" optó por romper las mangas del saco que cubría su rostro, para crear dos torniquetes improvisados en los muslos de la adolescente.
—Vivirás, el Quirk no logró continuar su camino por tus arterias...
—Mis... Mis piernas. —Lloró gravemente sin detenerse.
—¡Silencio! —Yue tiró del torniquete haciéndola llorar aún más. —Guarda tus lágrimas cuando estes a salvo... Eres un ajolote, tu cuerpo se puede regenerar... Solo tardará unos meses, ¡Así que ni se te pase por la cabeza cauterizarlo!
—Mi... Hermana... Iztac, murió... —Se lamentó, apenas logrando pronunciarlo, por el exceso de fluidos que corrían por su nariz y labios.
—Lo se... Pero, deja de perder tu tiempo lamentándote... —Pronunció en un tono cortante y autoritario. —No presiento a Volt ¿Dónde está?
Coztic, entre lloriqueos intentó responder, pero fue inútil.
—Siguió a Takashi en el frente... Está en la batalla con el frente de liberación. —Respondió Xochipalli, colgando de la espalda del cocinero.
—¿Por qué mierda están peleando? —Yue cuestionó irritada, dirigiéndose a un costado de Sanji cargando a la sollozante dorada, para continuar en dirección a las afueras de Deika.
—No... ¡No lo se! —El tono que usaba Yue no hizo mas que ocasionar, Xochi soltara en llanto, junto con el resto de los niños.
—Tch...
La destrucción que se desplegaba a lo lejos, parecía haber detenido la desintegración y continuado solo con derrumbes. Ambos adultos, agotados pero aliviados por el respiro momentáneo, descendieron a los niños en lo que consideraban un área segura, en la estación de tren de Ciudad Deika.
Los pequeños, atónitos y llenos de indignación, reclamaron a la mujer por su crueldad al cortar las piernas de Coztic de esa manera inesperada. La crítica se transformó en un coro de voces acusadoras, pero su "cuidadora" permaneció imperturbable, como si las palabras no pudieran afectarla.
—Lamento haberla mantenido con vida... A la próxima dejo que muera como su hermana. —Yue respondió fríamente ante los reclamos, a lo que los mestizos no podían creer la brutalidad de sus palabras, por lo que el disgusto hacia la mujer aumentó.
Mientras los protestas continuaban acusándola de extrema frialdad, la mujer se despojó de todo aquello que considerara una restricción: Rompió sus pantalones, dejándolos del tamaño de shorts; retiró tanto su abrigo, como su camisa de botones para quedar solo con su torso vendado, expuesto. Solo para finalizar ajustando una bufanda que cubría su mirada, y asegurar su peluca castaña para evitar revelar su identidad.
—¿Qué planeas? —Cuestionó Sanji, finalizando de calmar al mas pequeño del grupo.
—Nos falta uno de los jovenes, y los adultos deben haberse involucrado en la batalla.
—¿No los buscarás?
—Si están dispuestos a arriesgar su vida, ¿Quién soy yo para detenerlos?... Voy por Volt, el es el encargado de los niños.
—¡Pero, Takashi está ahí! —Señaló Camille, apuntando dentro de la tempestuosa ciudad.
—Sostengo mi punto... Ya es mayor y tomó su desición.
—¡¿Como puedes ser tan cruel?!
—¡Inhumana!
—Bueno, no están del todo equivocados. —Respondió a las acusaciones, sacando de los bolsillos de la mochila con bentos, unas caracolas que mudó a la otra mochila mas ligera, junto con los restos del saco por si necesitaba darle uso para mas torniquetes.
—¡¿En serio piensas a regresar allá?! —Preguntó alterado el pirata
—Si... Cuida de ellos.
—No... yo voy. ¡Tu! Cuida de ellos.
—Oka-san —Llamó desesperanzada Camille, apuntando a un mutante con apariencia de tortuga. —Leonardo no responde.
La "voz" del pequeño reptil cada vez se desvanecía más, mostrando como su vida estaba por extinguirse.
Uno de los tritones, desesperado y sin ceder, continuaba aplicando reanimación cardiopulmonar de manera insistente. Sin embargo, el chico parecía haber entrado en choque cardiogénico, pues su cuerpo se resistía a cualquier intento de reanimación.
—Su caparazón no permite que tu método tenga efecto. —La castaña retiró al tritón para encargarse de la reanimación. —No tienes la suficiente fuerza para que tus compresiones lleguen a su órgano.
—¡Rompan la licorería! ¡Necesito alcohol!
—Pero eso es ilegal... —Chilló el pequeño Petauro
—¡En situaciones como estas, lo que menos importa son las reglas!
El sonido del cristal rompiéndose, hizo presencia, acompañado del pirata que cargaba una botella de whiskey en su mano; la cual abrió para que brotara el aromático liquido libremente, en el cual Yue lavó sus manos, para despues empapar las viscosas palmas de Xochipalli.
—Disculpa Yue-chan, creo que será mejor que yo te asista. —Pidio el rubio, preocupado por como decidió tomar a la mentalmente afectada trilliza como asistente.
—No... A ti te necesito libre...
La mujer dobló su tobillo, provocando que un clic se escuchara en su bota, seguido por un pequeño rebote de una pieza que sobresalía... Un compartimiento diminuto, apenas visible, se reveló, dejando espacio para que un objeto en su interior pudiera desplazarse. Con un movimiento sutil, sacó una cuchilla con un mango que se camuflajeada perfectamente en la bota.
—Es el... —Pensó Sanji, al sentir y ver la voz que formaba ambas cuchillas en el cuerpo de Yue: Una escondida en la bota de su a la altura del sóleo, y la otra en su mano.
Con la cuchilla en mano y sin vacilar, la castaña enterró el arma en el pecho de la tortuga. Acción seguida por agudos gritos aterrados infantiles; Solo para volverlo hacer, como si no tuviera publico alguno.
—¡¿PERO, QUE HACES?! ¡ASESINA!
—¡¿Lo quieres terminar de matar?!
—¡Yue-chan! ¿Podrías ser más sensible y expli...?
—¡Si no te gustan mis métodos, encárgate tú! —Exclamó abriendo el caparazón, que generó un crujido a la par que insertaba sus manos para bombear el corazón de manera manual.
La escena dejó a todos en shock, horrorizados por la aparente mutilación al cuerpo del hermano menor. Sin embargo, sus acciones no concluyeron ahí, ya que la castaña sin remordimiento alguno, tomó la mano de la ajolote rosada en contra de su voluntad y en un acto inhumano, la forzó a introducirla dentro del pecho de su hermano menor, obligándola a bombear el corazón, posicionando su mano encima como ejemplo para que imitara el movimiento.
—¡BASTA OKASAN! ¡NO PUEDO!
—No recuerdo darte la opción de negarte.
—Por favor, no... —Le rogó con la mirada repleta de miedo y desesperación que se reflejaban en sus ojos, pero la presencia de su "madre" permanecía fría. Sin una palabra, Yue retiró su mano, dejando a la ajolote sola con la tarea.
—Si te detienes, considéralo tu primer homicidio.
Cada uno de los niños se veía sumido en una crisis emocional, incapaces de procesar completamente la monstruosidad que se desplegaba ante sus ojos, mas la que simultaneamente ocurría en la ciudad. La realidad distorsionada y la despiadada crueldad les arrebataban cualquier atisbo de estabilidad emocional.
—¡Se va a desangrar! —Acusó un Mink canino
—No... Los conductos están bloqueados temporalmente... —Yue clavó su cuchilla que había disminuido su masa, en el suelo. —Mientras "él" esté aquí, no tendrán que preocuparse por que se desangre... Solo enfoquense en que continue palpitando su corazón al mismo ritmo.
La adolescente temblaba de pánico, su vista era borrosa pues sus ojos estaban ahogados en lágrimas, pero con la responsabilidad en mano de la vida de su hermano no sanguineo, no dejó de bombear.
—¿No puedes curarlo? —Cuestionó Sanji, esperando que terminara con el martirio de ambos menores.
—No sin vida que robar... Si lo hago, uno de los dos moriría... —Dijo apuntando a la ajolote dorada y la tortuga, mientras se limpiaba las manos con el whiskey. —Podría darles de mis años de vida, pero si lo hago en este momento, perdería el conocimiento. Así que reagrupemos los que faltan y lo haré con todos quienes lo necesiten para dar esto por terminado. —Dijo reanudando su paso, alejándose del grupo.
Las decisiones tomadas con el cerebro y no con la compasión generaron una extraña sensación en el rubio. Notó cómo la humanidad de la asistente parecía desvanecerse al entrar en un modo de supervivencia extremo, donde la prioridad era sobrevivir sin importar las repercusiones que tendría en la mente de los niños.
—Yue conserva la calma... —El pirata la alcanzó saliendo la estación. —¿Por qué no te quedas con ellos? Yo me encargo de buscar a Volt y los adultos.
—Escúchame Sanji... Ya perdí a uno... No me importa lo que tenga que hacer... ¡No pienso perder a otro!
—Me comportaré cuando todo esto termine... ¡Mierda! Si quieres hasta fingiré ser la delicada y formal asistente de la rata. Pero mientras... Haré todo lo que esté en mis manos para mantenerlos vivos... No me importa si me terminan odiando. —Dijo con la voz quebradiza, deteniéndose para ajustar de nuevo la bufanda que cubría su mirada. —No quiero ver más sangre derramada, ni cuerpos mutilados...
—¡SANJI ANIKI! —La aguda voz de Camille, resonó por los pasillos, alcanzando al par antes de que abandonaran la estación.
La aparición de la pequeña Mink Caracat fue aprovechada por Yue que salió corriendo adentrándose a la ciudad, dejando al preocupado rubio junto a la temerosa niña.
—Sanji aniki, por favor no te vayas...
—Iré por ella para que los cuide, yo me encargo de Volt y Takashi.
—¡No la traigas de regreso por favor! —Ordenó la niña, tirando de su pantalón y cerrando sus ojos con fuerza.
Sanji abrió los puños de la cachorra, para tomar sus manos de una manera reconfortante. —Camille chan... Eres una pequeña muy fuerte ¿Lo sabias?
—Realmente no quiero dejarlos solos, pero necesito que cuides de ellos... Si llegas a estar en problemas grita mi nombre muy fuerte... Me encargaré de venir por ustedes en cuanto te escuche. —Aseguró acariciando su peinado, a lo cual Camille aceptó con lágrimas fluyendo de sus ojos, dando un fuerte respiro absorbiendo sus mocos, para intentar expresar su determinación.
—¡Si!
—Eso es... Mi pequeña valiente.
Sanji se encaminó hacia la ciudad, donde la desintegración parecía haber cedido, pero ahora nuevos poderes emergían en su lugar, desatando batallas individuales.
A medida que avanzaba, las voces de la multitud se desvanecían con más frecuencia, reemplazadas por un tsunami de la misma presencia, multiplicándose sin parar y opacándole sus sentidos; lo que dificultó encontrar a la asistente perdida entre el tumulto de personas.
Sin un rumbo fijo, Sanji decidió entrar en la boca del lobo, confiando en que ella podría estar buscando entre los combatientes algún rastro del joven perdido.
Los adoquines del suelo se levantaron tras su paso debido a la fuerza y velocidad que ejercía. Lo cual alertó a dos villanos que se encontraban en pleno combate, haciendo que volvieran su atención hacia la gran ráfaga de tierra y partículas de asfalto que se acercaba hacia ellos.
Un joven de cabellera negra y piel dañada de dos tonalidades unidas de manera singular por gruesas grapas, giró preparándose para el ataque, al igual que su contrincante; un hombre de edad desconocida, vestido con una chamarra esquimal, posicionado sobre un gigantesco tempano de hielo.
—¿Pediste refuerzos? ¿Acaso estás tan seguro de que tu fuego no pueda contra mi hielo, que cobardemente decidiste pedir ayuda? —Inquirió con tono desafiante, el hombre de la chamarra esquimal.
—¿De qué hablas? Es uno de los tuyos... —Respondió aburrido el pelinegro.
—No pueden ser héroes... Los mismos héroes del ejército de liberación se encargaron de alejarlos del área... —Insistió el esquimal, visiblemente alarmado.
—¡NO ESTORBES! —Gritó el encapuchado, creando un gran y grueso iceberg que dividió el área, abarcando media cuadra de espesor.
El bloque mostraba los reflejos grises de la ciudad en su transparencia, para luego emanar un intenso brillo rojo semejante al fuego, que provenía de su interior, que acto seguido, destruyó el hielo creando una hermosa y escarchada ventisca que rompió con el duelo.
—¡QUÍTENSE DE MI CAMINO! —Gritó el pirata.
Ante su orden, el villano de pelinegro reaccionó con una llamarada de fuego azul que cubría por completo al elegante rubio, envolviéndolo en un manto ígneo sin escapatoria. Sin embargo, la sombra del hombre se manifestó entre las llamas y emergió sin dificultad frente al joven villano, quien reaccionó aumentando su poder en un intento desesperado.
Antes de que pudiera hacer algo, el rubio lo pateó con fuerza a través de dos edificios, dejándolo inmediatamente fuera de combate.
—¡QUE TE QUITES! —Gritó sin darle importancia al noqueado villano, mientras continuaba con su paso —¡WOOOOOAAAAAH!
—¡DABI! —Llamó alarmado un villano con apariencia de ilusionista, manteniendo su distancia.
El hombre de hielo se irritó al ver que le arrebataron a su presa, ya que no reconocía al rubio como uno de los suyos. Los fragmentos de hielo que quedaron después de la barrera se reunieron en el cielo, girando hasta formar un tempano gigante que podía controlar a voluntad. La escarcha, al pasear junto con el viento, cubrió el cuerpo del pirata, comenzando a congelarlo limitando sus movimientos.
—Tomaste mi oponente... Así que tomaré tu vida como compensación...
—Oi... pero que sucede... —Quejó moviendo sus articulaciones para romper el hielo.
—Es tu derrota por posar frente a mí en este clima... Mi habilidad me permite controlar cualquier elemento frío y manipular su temperatura... —Explicó mientras un hidrante se rompió y empapó al pirata, quien comenzó a congelarse.
Sanji, con el hielo recorriendo su cuerpo, encendió su pierna, generando calor que regularizó la temperatura de su cuerpo, permitiéndole girar y repartir ese calor de manera uniforme, eliminando todo rastro de hielo que lo aprisionaba.
—Otro Quirk de fuego...
Geten levantó ambas manos, manipulando el agua helada de las cañerías, destruyendo con ello siete cuadras a la redonda.
Las calles, casas y personas que corrían fueron envueltas por con picos helados que perforaban edificios y atravesaban a quienes se cruzaban en su camino, tiñendo la pureza del hielo con un brillante carmesí que se esparcía por el viento, hasta teñir los escombros con un brillante y ferroso líquido.
El villano satisfecho admiró su obra, solo para ver como su hielo se craqueló, para que saliera el rubio furioso por el aire, girando y creando un camino de fuego que lo seguía.
Geten reutilizó el hielo roto para crear una enorme y gruesa barrera helada con la cual protegerse, cegando así todo a su alrededor, solo percatándose de la proximidad del pirata por los sonidos de golpes en el aire, para despues ser reemplazados por una espiral de fuego que iluminó de manera incandescente las alturas.
—Rotisserie... —Pronunció Sanji mientras su pierna se cubría en llamas, que no solo debilitó la composición de la barrera, sino que la fuerza emitida la rompió por completo mientras el calor cambiaba la temperatura del hielo. —¡Strike!
—¡Lo derritió! —Gritó alguien asombrado, mientras la barrera de hielo cedía ante el ataque ardiente del cocinero.
—Diable... —Con el villano expuesto; el cocinero aumentó su velocidad.
—¡Mouton Mallet!
Con una poderosa patada, el cuerpo del esquimal salió disparado hacia las profundidades de la ciudad, creando un cráter que se llenó de agua de las cañerías rotas, anteriormente obra de su propio poder.
—Lo siento... Nami swan... Saco de huesos... —Murmuró el rubio, mientras aterrizaba en lo alto de un edificio, donde el pirata encendió un cigarro y prestó atención al panorama a su alrededor, donde simultáneas batallas se desencadenaban. Su principal preocupación era asegurarse de no dañar a inocentes que pudieran estar entre el mar de gente con la misma "voz".
—Será mejor darme prisa... Si se encuentran entre esos villanos, tendré que tener cuidado para no dañar a los civiles. —Declaró, antes de saltar hacia otra área. Donde, en ese instante, unas esferas volaron cerca de su rostro, convirtiéndose en escombros.
—¡¿Pero, Que?! —Reaccionó sorprendido, para inmediatamente, romperlos con una serie de patadas.
—No funcionó... —Pronunció el mago asombrado al ver la facilidad con la que terminó con su ataque; Por lo que dio un paso para atrás, preparándose para huir y encontrar mas elementos con los cuales pudiera protegerse o detenerlo.
Una sombra se proyectó sobre Compress, y desde las alturas, una figura a contraluz apareció. Sanji aterrizó con una patada directo en la cara del villano, plantándolo en el suelo y evitando que pudiera ejecutar un giro para hacer uso de su habilidad. Siendo la lenta reacción de Compress, lo que selló su destino.
—Tch... No tengo tiempo para esto. —Gruñó Sanji con las manos en los bolsillos.
El ensordecedor rugido de un gigante resonaba en la ciudad, seguido por estruendosos sonidos metálicos y el retumbar de edificios desplomándose. Lo que lo obligó a evaluar la situación.
—Maldita sea, son demasiados. —Murmuró sacando sus manos de los bolsillos, para despues voltear en tres direcciones diferentes.
Una estaba llena de personas en entallados trajes negros que eran débiles individualmente, pero su cantidad los volvía una amenaza. Otra dirección estaba relacionada con el gigante cuya presencia era abrumadora y cuya "voz" resonaba más fuerte que cualquier otro. Y, finalmente, el tercer camino no le prestó atención; sin embargo, era consciente, que era la raíz de la destrucción. Sin embargo, parecía estar inmerso en una batalla personal.
Aún indeciso, Sanji se enfrentaba a la elección de dónde intervenir. ¿Debería detener al gigante que arrasaba con todo a su paso, o buscar su objetivo en el tormentoso mar de gente que lo rodeaba?
Los ataques no cesaban entre la multidud; era imposible detenerse o avanzar sin presenciar la horrenda escena. Los hombres se multiplicaban sin cesar, pisoteando a residentes, rompiendo sus cajas torácicas que provocaban sus huesos penetraran órganos robándoles el último suspiro. El sonido de la muerte resonaba, acompañado por gritos y lamentos que quedaban ahogados entre la ensordecedora multitud.
La mujer con los ojos vendados pudo avanzar con mayor facilidad, haciendo uso de su habilidad para percibir el entorno. Pero, sobre todo, para evitar ser testigo directo de la masacre, eliminando así cualquier sentimiento de empatía que pudiera surgir en el camino.
Yue sabía a donde dirigirse, pero tambien las voces de los clones, demostraban como cada vez se volvían más agresivos.
Uno de los clones tomó una señal de tráfico, utilizándola para golpear y apuñalar a las personas a su alrededor. Acercándose peligrosamente a la mujer, que, en un instinto de supervivencia, tomó quién tenía más cercano para usarlo como escudo humano, desconociendo si era inocente o villano.
El cuerpo del extraño fue empalado; completamente atravesado por el pecho. Yue, con su cuerpo fuera de vista de los ojos del enemigo, aprovechó rápidamente y pateó el tubo de metal, provocando que, con el movimiento, la parte plana y filosa de la señal de transito, lograra golpear con fuerza el frágil cuello del atacante, escuchando su crujido antes de que cayera al suelo, perdiendo su voz.
Unos disparos resonaron en las cercanías, provocados por los asustados y repletos de adrenalina residentes que se defendían al ver como incluso uno de los suyos, habian asesinado sin titubear a otro del mismo equipo de una manera egoista. La multitud, alimentada por el pánico, ahora la veía como una amenaza.
La mujer percatandose de las alteadas auras; corrió hacia el origen del sonido, tomando la muñeca de la silueta que le disparaba, para redirigir los tiros al aire; que, al caer, las balas golpearon a la multitud, creando un caos aún mayor y logrando despejar un poco mas las calles, dejando abundar a los clones para que pudieran ser baleados por los residentes que le hicieron frente.
Tras usar los villanos como barrera para evitar los disparos, continuó buscando aquella voz que se desvanecía entre los gritos de guerra, estruendos y el olor ferroso; aquella "voz" familiar aún luchaba por continuar siendo emitida.
Yue se movió con cautela por el callejón al saber que habia arribado con quien buscaba, como lo demostraban los lamentos dolorosos de una voz masculina distorsionados por la angustia, sufrimiento y el olor fuerte a hierro impregnado en el aire, indicando la presencia de sangre cercana.
Descendió al nivel del suelo, acompañando a una voz grave que no dejaba de berrar, junto al aura que estaba por desaparecer.
La mujer alcanzó al joven con sus manos, sintiendo la textura del cabello húmedo y desordenado; De donde sus dedos descendieron explorando el rostro, llegando a sus labios donde encontró abundante liquido un poco más espeso, para despues continuar con la exploración por el cuerpo, encontrándose con una textura cálida y suave.
Esa suave, húmeda y cálida textura que sentían sus dedos, provocó que la tela que cubría sus ojos se humedeciera. La ubicación y esa familiar sensación le confirmaron que las entrañas del joven se habían derramado por completo de su cuerpo. Aunque no quería enfrentar la brutal realidad, procedió a bajar la mano en busca de sus piernas, pero lo único que logró sentir fue la fria superficie del suelo.
La voz de Takashi no podía articular palabras con claridad. —Todo... Todo es mi... —El sonido de sus mocos interrumpía sus intentos de hablar. —Culpa... —Finalizó llevando el torso a su pecho, aun sintiendo su calor.
La respiración del joven vampiro era débil pero presente. Levantó su mano con el resto de sus fuerzas para acariciar la mejilla de su hermano, una manera de transmitirle la paz que necesitaba y mostrarle que no había resentimiento.
Yue mordió su muñeca, provocando que la sangre brotara libremente, para despues posarla en la boca de Voltaire, quien sellaba con fuerza sus labios.
—Bebe... Si tomas sangre ajena, tu Quirk te permitirá recuperar fuerzas para soportar un poco más mientras me encargo de sanarte. —Dijo de manera calmada pero autoritaria. Sin embargo, a pesar de sus palabras, el joven palido se resistió.
Takashi que tenía la mano ensangrentada volteó hacia su "cuidadora". —Se niega... Ya lo había intentado.
Yue acercó su frente a la del joven moribundo y comenzó a generar un sonido similar a una melodía. Con la fuerza que Volt tenía reservada, posó la mano en la cabeza de la castaña, antes de que en su torso, brazos y piernas continuaran dibujándo el historial de sus heridas, con líneas iluminadas.
—Sé... Cómo funciona —Dijo débilmente y con dificultad, con lágrimas corriendo por sus blancos ojos, siendo su confesión lo que sorprendiera al vinculo.
—No... Quiero... *tose* Robar... Vida...
Ante la declaración; Yue no hizo más que tomar la mano del joven para apretarla.
—Conseguí más que suficiente... Yo no la quiero; Se que la aprovecharás más que cualquiera... Incluso yo.
—¡Volt! Escúchala, ¡Puedes regresar con nosotros! ¡Tú querías cuidarlos! —Takashi reaccionó desesperado ante la oportunidad, mas el vampiro no respondió.
—Yo no puedo... —El moreno sucumbiendo a la desesperación, trató que sus reclamos fueran la inspiración para que se quedara. —¡No puedo ni prepararles de comer! ¡No tengo tiempo ni paciencia para educarlos! ¡Solo se traer dinero a la mesa!
—Volt... Me prometí que haría lo que fuera necesario para mantenerte con vida... —Yue pronunció con gentileza. —Entiendo por qué te niegas y respetaré la decisión que tomes... Pero, piensa en los chicos...
—Por favor —El pálido pidió sin remordimiento, a lo que una vez más, la mujer presionó su mano para despues recargarla en su frente, no deseando aceptar su decisión.
—Ella... Está herida... —Volt pronunció de manera ahogada.
—¡Volt! ¡Ella no importa!... —Reclamó el moreno —¡Okasan! ¡Sánalo a él!
—¿En realidad esa es tu voluntad? —Pronunció la castaña desesperanzada.
El joven convaleciente se limitó a observarla, y con sus pocas fuerzas, jaló su peluca revelando el cabello blanco como nieve, a lo que ella entendió.
Yue se quitó la venda y reveló sus ojos irritados por las lágrimas, usándolas como lubricante para retirar las lentillas cafés, mostrando finalmente ante sus adoptivos, su verdadera identidad.
El chico sonrió al ver por fin la verdadera persona tras el disfraz. Quien mostraba una mirada de profunda tristeza, intentandola ocultar con una sonrisa para indicarle que todo estaría bien.
—Tienes un corazón más grande que cualquier otra persona... Siempre lo voy a respetar —Yue pronunció juntando sus frentes como muestra de afecto por primera ocasión. Para despues levantarse y dejar a ambos jóvenes disfrutar su último momento.
—¡¿Qué haces?! ¡Tú puedes sanarlo! ¡¿Por qué le haces caso?!
—Vas a discutir conmigo frente a él. ¿Es el recuerdo que quieres que quede grabado en tu mente?
—Atesora tus últimos momentos... Me encargaré de cumplir con su último deseo... Eso es lo que hago. —Pronunció con un gesto de tristeza, pero con semblante firme, retirándose de la escena y dejando a ambos compartir la última calidez de un último abrazo.
Voltaire, con su último suspiro, susurró algo en el oído del mayor, quién lo apretó con fuerza contra su cuerpo, para después quebrarse emocionalmente.
Decenas de edificios se desmoronaban en la estela del gigante caído, mientras Sanji observaba la monumental figura levantándose de entre los escombros.
—¿Es mi imaginación o se está haciendo más grande? —Pensó viendo como el gigante rompía con sus dos manos, un par de torres que usó para ponerse de pie.
—¡SOLO QUEDATE TIRADO EN EL SUELO, MALDITA SEA! —Gritó harto con sus dientes afilados, exasperado por la resistencia aparentemente interminable de su adversario.
Gigantomachia lanzó escombros hacia el rubio, pero Sanji utilizó los veloces y peligrosos fragmentos como un improvisado camino para avanzar rápidamente hacia el gigante. Mientras corría sobre las superficies de concreto destrozadas, su cuerpo se envolvió en un aura roja, manifestación de su poder en aumento que pintaba su trayectoria.
El gigante, respondiendo a la amenaza, hizo crecer sus garras como si fueran de topo, intentando golpear a Sanji en su avance. Sin embargo, el pirata pateó consecutivamente las garras del coloso, rompiéndolas una tras otra. Para luego, con un golpe, impactar contra la mandíbula del gigante, dislocándole la quijada y provocando un rugido ensordecedor.
—¡¿Quién mierda es ese sujeto?! —Spinner agotado mencionó viendo a lejos como lo que parecía un mosquito en comparación, le hacía dificultad a su As bajo la manga.
El cuerpo de Gigantomachia se endureció por completo, con parte de su quijada colgando; sin embargo se detuvo abruptamente. Levantó la vista para observar a lo lejos una segunda ola de destrucción: Una fuerza hostil potenció su aura, al mismo tiempo que el diámetro de destrucción aumentaba, arrasando con todo objeto y vida que estuviera en su camino.
—Yue-chan. —Pronuncio preocupado, al ver al gigante retroceder; aprovechando la oportunidad para reanudar su búsqueda.
La escena era desoladora. Twice se encontraba rodeado de sus víctimas convalecientes, mientras intentaba desesperadamente despertar a Toga, cuyos órganos estaban dañados por multiples explosiones internas. A pesar de sus habilidades para clonar cuerpos, no tenían los órganos sanos del clon de su amiga, ni el conocimiento o equipo necesario para realizar un trasplante.
La voz de la adolescente se apagaba lentamente, lo que atrajo a la peliblanca, quien se acercaba con paso lento y constante, manteniendo sus ojos cerrados para evitar ver el caos que reinaba en los alrededores.
—¡¿Quién eres tú?! —Gritó uno de los clones.
—¡Si te acercas, te matamos!
—Te haremos papilla.
—Vengo a cumplir la última voluntad de un muerto. —La mujer respondió con calma
Los clones se abalanzaron sobre la mujer quien los esquivó con facilidad, girando sobre sus talones como una danza y en un par de movimientos, llegando directo con el villano original al cual tocó su frente con un nudillo portando accesorio de color oscuro, provocó que se debilitara, dejando caer sus extremidades cansado, y los cientos de clones se volvieran fango por la ciudad.
—¿Que...? ¿Qué acabas de hacer?... —Twice preguntó debilitado, no obteniendo respuesta.
—¡¿Qué pretendes maldit...?!
—Sanar a tu amiga... No te interpongas. —Respondió, retirando su mano la cual lucía un anillo de Kairoseki, provocando le regresara la energía al villano.
—¿Por qué? ¿Eres aliado? —Preguntó analizando el rostro de la peliblanca. —No te conozco...
—Cállate... —Yue defendió molesta, envolviendo en sus brazos a Toga como si de un bebé se tratara, para comenzar a tararear.
Twice observaba asombrado cómo un resplandor irradiaba del cuerpo de la mujer, revelando su piel adornada con numerosas marcas dejandola ver con un aspecto a tigreza, mientras algunos susurros de los heridos de gravedad a su alrededor resonaban como suspiros; simultáneamente que el cuerpo de la adolescente recuperaba su tono de piel rosado y todas las heridas, cortes y quemaduras desaparecían gradualmente.
Al ver el cuerpo de su compañera sanando, provocó que el hombre de cara cosida, dejara salir una lluvia de lágrimas.
Toga, con su vista nublada, percibió estaba siendo sostenida por una desconocida, lo que provocó una reacción agresiva por su parte. Sin embargo, Twice logró separarlas a tiempo, dejando caer a la de la debilitada y agitada peliblanca al suelo mientras trata de recobrar el aliento.
—Está bien Toga-chan... Te ayudó
—¿Ayudó? —Preguntó, viendo el rostro que no le parecía familiar. —¿Por qué?
—Voltaire me lo pidió... No soporta ver a alguien tan joven por mal camino... —Respondió tratando de crear conciencia a la villana. —Aun te tiene fe.
—Volt... ¡¿Es el paliducho ese que te acosa?! —Twice reaccionó de manera sobreprotectora.
—Le dije que no se metiera en mis asuntos. —Quejó la rubia con desdén. —No creas que por su acto de "Bondad", voy a hacerle caso.
—No tienes que... Solo cumplí con su ultima voluntad. —La respuesta de la mujer no parecía haber conmovido ni afectado en lo más mínimo por la pérdida a la adolescente. —Aunque, aun puedes honrar su muerte y cambiar tu vida...
—Hmp... —La chica hizo un puchero de desagrado, molestando a la debil peliblanca que se retiró sin dar más explicaciones.
—Señora igualada... —Quejó Twice, mientras Toga observaba su camisa repleta de la sangre ajena que acababan de derramar accidentalmente, decidiendo conservarla para un futuro uso.
Sanji continuó recorriendo la ciudad por las alturas, con sus ojos enfocados en la devastación que se extendía a su alrededor, hasta toparse con la cansada peliblanca.
—¡Yue chwan! —Llamó descendiendo a su lado, ayudándola a mantener su equilibrio. —Mandé a algunos de los adultos de la comuna y varios afectados mas hacia la estación... ¿Qué hay de Volt y Takashi?
—No hay nada más que hacer... —La mujer, fría en su mirada y actitud, explicó con brutal franqueza. —Vamos por los niños.
A pesar de la prisa, Yue se negó a ser cargada, por lo que el paso que mantenían era lento, lo que les dejaba ver con claridad, una escena desoladora que se reflejaba en la sangre fresca que manchaba la tierra. Mientras Sanji observaba afligido los cuerpos inertes, la mujer mantenía su frente en alto y ojos cerrados, indiferente a los horrores que los rodeaban.
A pesar de su negativa, Sanji, con un nudo en la garganta, la cargó en sus brazos por la emergencia de atender a los dos pequeños quienes sus vidas pendían de un hilo.
La escena era desgarradora: Xochipalli con la mandíbula entumecida por la presión ejercida debido a la tarea que le dejaron, los tritones en silencio enfocándose en mantener a Coztic despierta temiendo que sucumbiera al dolor o pérdida de sangre. Mientras tanto, Takashi presenciaba cómo los pequeños lloraban histéricos. Con el corazón pesado, decidió no mencionar lo sucedido con Volt. Sabía que esa noticia sería como un golpe final para la frágil esperanza que mantenían los niños, quienes luchaban por ver a sus dos hermanos sobrevivir.
El angustiado rostro del moreno, cambió por uno enfurecido tras escuchar como habían quedado en ese estado. Por lo que miró con desprecio a la peliblanca, cuyo aspecto, si no fuera por su vestimenta, hubiera sido irreconocible para los niños que no entendieron de primera quien era esa persona; ya que tanto como el cabello y ojos habían cambiado por completo; y sus múltiples manchas de sangre por todo su cuerpo, les dificultaba distinguir las facciones.
Yue, con los dos heridos frente a ella, comenzó a tararear una tonada suave; una canción que los niños reconocieron al instante, al ser la dulce melodía con la que les arrullaba cuando enfermos; mas esta vez, ninguno de ellos se dispuso a continuarla. Sin embargo, la adolescente dorada, que sufría de alucinaciones, siguió su son.
A medida que la melodía fluía, los miembros de Coztic comenzaron a regenerarse lentamente, adoptando la forma de pequeños miembros de bebé. El resto de los presentes notó la conexión entre la canción y la regeneración, por lo que se unieron al canto con la esperanza de ayudar a sus compañeros.
Las heridas de algunos adultos comenzaron a sanar, mientras que el cuerpo de Leonardo, empezó a responder, realizando sus funciones básicas por sí mismo, permitiendo así a Xochipalli, abandonar la perturbadora tarea de bombear su corazón de manera manual; sintiéndose aliviada al ver que su compañero recobraba la conciencia, y sus heridas comenzaban a cerrarse.
Antes de que la apertura en su pecho se cerrara por completo, una ligera capa de ceniza negra emergió del orificio, desplazándose hacia la cuchilla enterrada en el suelo, que apenas tuvo contacto, se desintegró continuando su camino hasta llenar el espacio vacio en la bota de la peliblanca, que permanecía de pie, con una mirada altanera que irritaba aún más a Takashi; Quién se lanzó directo hacia ella, decidido a enterrarle una daga... Mas su ataque fue intervenido por Sanji quien pateó la mano del moreno, provocando que soltara el arma.
—¡TAKASHI ONICHAN! —Gritaron los mas pequeños, mas el frustrado chico solo quedó de pie, sobre sus temblorosas piernas.
—Sanji Aniki... —Llamó la Mink Caracal.
—¿Dónde está Volt chin? —El petauro preguntó tembloroso.
—¡TU PODIAS SALVARLO! ¡¿POR QUÉ TE NEGASTE?! —El moreno estalló en coraje, acusando a Yue.
—¿De qué hablas Taka-san? —Cuestionó el pequeño petauro.
A pesar de que Sanji no estaba enterado, intuyó por su reacción lo que había sucedido.
—Entiendo sus razones, y por ello respeté su decisión. —Explicó la mujer, provocando que el mayor de los huérfanos estallara en colera, que se lanzó a atacarla una vez mas, sin embargo fue detenido por el par de tritones.
—¡POR TU CULPA ESTÁ MUERTO!
—¿Volt murió?
Los murmullos de los chicos se lograban percibir junto a sus corazones rompiéndose, percatándose su cuidador, como inintencionalmente habia hablado de mas en un mal momento, para despues actuar acusatoriamente para alejar a los pequeños de la persona se encargó de proveerles una segunda oportunidad durante meses.
—¡Podía regenerar su cuerpo, pero no lo hizo! —Acusó desesperado a puntando a la mujer. —¡ERES UNA PUTA LOCA! —Sacó su sentir para ver a los niños, aun con sus gestos horrorizados.
—¡¿Como siquiera le pides que haga eso a una niña?! ¡DEJARLE UNA VIDA AJENA EN SUS MANOS, LITERALMENTE! ¡DECIRLE QUE COMETERIA HOMICIDIO SI SE REHUSABA!
—¡¿ERES CONCIENTE QUE SALVASTE A UNO DE LOS RESPONSABLES DE ESTE DESASTRE?! ¡MAS VIDAS SE PERDERÁN POR TU CULPA!
—Cumplí una última voluntad... Eso es lo que hago. —Respondió con sus ojos cerrados, y cuerpo completamente inmovil desde que finalizó la tonada.
—¡SI LO SALVABAS NO TENIAS QUE CUMPLIR CON ESO! ¡IDIOTA! —Expresó con un grito que le dañó la garganta, seguido por una piedra que lanzó a la frente de la peliblanca, ocasionando que su cuerpo cayera hacia atrás, comenzando a sangrar por el golpe.
Los pequeños siguieron el ejemplo del mayor, continuando con lanzamiento de escombros, mientras el tutor se desmoronaba frente a ellos, en un doloroso llanto.
—Solo lárgate maldita psicópata... —Pidió el moreno, desplomándose sobre sus rodillas y cubriendo su rostro, siendo rodeado por los niños que deseaban reconfortarlo. —Haznos ultimo puto favor y no te nos acerques más...
Sanji se interpuso entre el ataque de rocas, viendo como la mujer habia quedado como muñeca de trapo, siendo víctima de su cuerpo inutilizable como lo habia predicho... Aunque conociendola... Sabía de igual manera, que no se defendería de sus muestras de dolor.
Sin nada mas que hacer ahí, el rubio la cargó en sus brazos para retirarse, mientras agudos e incesantes insultos continuaban sonando... Siendo lo único que rompía con ese patrón, unos pasos que se escucharon siguiendo al rubio.
Los dos tritones, siguieron al par hasta que Sanji se percató de sus intenciones, volteando a verles como reverenciaban en agradecimiento.
El cocinero permaneció confundido ante el enigmático comportamiento de los dos adolescentes, quienes nunca demostraban afecto con acciones o palabras.
—Los mares son nuestros más allá de los poderes... —Yue pronunció con total seguridad al tenerlos a la vista. —Donde queramos vagaremos.
—Minks y Tritones, nunca moriremos. —Respondieron el par, con una filosa mirada, a la cual la mujer solo sonrió orgullosa viéndoles retirarse.
—¿Qué fue eso? —Preguntó Sanji cargándola, listo para su regreso a la academia.
—Parte de un antiguo cuento infantil que les relatan a los mestizos. —Fueron las ultimas palabras de Yue antes de permanecer en un incomodo silencio que continuó hasta arribar a su árbol a las afueras de UA.
La luz de la luna iluminó sus rostros, revelando las distintas reacciones ante la situación. Sanji se veía abrumado por lo sucedido, mientras que Yue mantenía su rostro imperturbable. La mujer, notando la atención que recibía por su comportamiento, se rascó la cabeza y se disculpó por el drama.
Sin embargo, Sanji, sin saber qué responder, solo le devolvió su mochila, cual la mujer no pudo sostener debido a su mente divagante y debil cuerpo.
La mochila cayó al suelo, abriéndose de inmediato y dejando caer varias frutas, entre las cuales destacaban tres de colores inusuales con espirales en sus cáscaras, dejando a ambos perplejos ante el inesperado hallazgo.
—¡Akuma no mi! ¿Como? —Sanji exclamó tanto sorprendido como, confundido. —¿Por qué... si hubo tantas muertes, porque solo hay tres de ellas? —Cuestionó, tomándolas en sus manos para analizarlas.
La forma peculiar de las frutas dejó a ambos perplejos, y la peliblanca rompió su aparente temple frívolo soltando un grito desgarrador que resonó hasta llegar a las instalaciones escolares. Finalmente, mostrándose más humana con compasión y dolor, Sanji trató de confortarla, pero ella no se lo permitió.
—Está bien... sácalo todo... Deja de intentar verte dura ante los demás, también tienes derecho a llorar...
—No... no es eso... —Dijo tomando las frutas.
Un durazno tenía la forma de la cara de un ajolote, otra parecía una pera derretida, y la última era una manzana roja con tallo morado y un par de espinas que parecían colmillos.
—Son de... —El pirata intuyó el poder de las 3, siendo dos pertenecientes a los jovenes fallecidos y la tercera a una mujer mayor de la comuna.
—Ya se cuál es el requisito para crear las frutas. —Pronunció con el ánimo por los suelos, dejando caer sus hombros.
Sanji, en un gesto de respeto hacia la reciente pérdida de la mujer y la conexión de las frutas con aquellos a quienes pertenecían, se abstuvo de expresar felicitaciones por su descubrimiento.
—Crucé por decenas de cadáveres para llegar con ellos... Asistí a quien pude en el camino... Pero de todos... Solo les tenía afecto a ellos... —Pronunció con lagrimas en sus ojos, abrazando las frutas con cariño.
—Los quirks mantienen la memoria del alma... La familiaridad o cariño que desarrollan, es el vínculo para que decidan seguir mi presencia... Por lo que terminaron por refugiarse en las frutas cerca de mí en lugar de buscar otro usuario...
—Solo las personas con las que mantienes vínculos afectivos son las que podrás hacer frutas... —Concluyó el rubio, acertando con su comentario al ver su expresión.
—Si...
La peliblanca tomó la fruta roja y dejó salir un suspiro, despues del silencio que abundó al ser el pirata quien no continuara la conversación para no tocar el tema.
—Entregaré esta a Takashi.
—No creo que quiera saber de ti...
—No puedo revivir muertos Sanji... Pero puedo entregarla para que los cuide y no sufran el mismo destino los demás. No creo que nadie más pueda darle el respeto que merece este poder... Pero si lo llega a rechazar, tendré que entregarlo a alguien con quien esté segura pueda rescatar más vidas que unos cuantos niños.
Con su comentario, se percibió un nuevo enfoque en un bien mayor, restándole importancia a los niños a los que había llegado a apreciar. Parecía comenzar a tomar decisiones basadas en la razón, más que en el corazón.
—Solo las personas a quienes aprecio serán los quirks que pueda obtener, ¿No es así? —Comentó volteando al cielo. —Que cruel es el destino... Abrirme a los humanos solo para ser recompensada con sus habilidades una vez mueran...
—No quiero... No quiero esta misión. —Se dirigió al cocinero, como un llamado de ayuda. —No quiero que mueran para reclamar sus quirks.
—No lo permitiremos... —Dijo descansando su mano sobre el hombro de Yue. —Nos enfocaremos en su entrenamiento para evitar otro desastre...
—Debo lograr un vínculo afectivo con las personas para reclamar sus Quirks... —Susurró una vez más, como si tuviera la solución, para despues dibujar una sonrisa, a lo cual Sanji levantó una ceja, no entendiendo que tramaba.
—¿Que planeas?
—Trabajaré mis relaciones con los demás. —Dijo con una amplia sonrisa. —Ganaré su confianza y aprecio... ¡Solo debo estar cerca cuando mueran y problema resuelto! —Exclamó con un bizarro gesto, dando pequeños saltos de emoción.
—¡PERO! ¡¿QUE ESTÁS DICIENDO?!
—¿Si sabes por qué Nezu permitió que les dieran lecciones a los chicos?
—Para aprender las habilidades que se han olvidado con los años...
—También... Pero en realidad es porque los están preparando... —Aclaró, consciente de los documentos que guardaba Nezu en sus archiveros. —Este suceso lo único que logrará es desencadenar una guerra... Los héroes no tienen permitido matar, pero los villanos no dudaran en hacerlo si tienen la oportunidad... Muchos héroes perderán la vida, y los menos experimentados son los estudiantes...
—Así que por eso nos permitieron entrenar también con los chicos del otro gru...
—Piensa en aquellas almas limpias que volveran al torrente... ¿Que alma mas pura que la de un héroe?—Dijo con un gesto que indicaba inicio de demencia. —Si logro formar una relación de aprecio con ellos, solo debería morir en el campo de batalla para reclamar sus habilidades. —Yue decidió enfocarse en la opción de una masacre, y no en el crecimiento de las habilidades de los jovenes.
—¡¿Te estas escuchando?! ¡¿Como puedes expresarte de esa manera?!... Esperar a que mueran... Tu no eres... —Exclamó abrumado por la actitud que estaba tomando. —Deberíamos enfocarnos en salvarlos; no abandonarlos.
—Desde un inicio les dije que las otras opciones no eran agradables... All for One sigue vivo, y ya sabemos cómo conseguir frutas del diablo... Ahora solo debemos pensar en la ejecución.
—¿Como puedes siquiera pensar en esa opción?
—¿Que? Solo seré un testigo de la masacre... Que este o no ahí, igualmente va a suceder... No pienso ayudar ni perjudicar a nadie... Solo recolectar lo que quede en el campo de batalla... ¿Quieres hacer algo al respecto? Ayúdalos... Yo simplemente dejare fluir la batalla como un espectador. —Expresó empacando las frutas de nuevo a la mochila. —Por supuesto que no quiero que mueran... Pero tampoco es algo que me afecte mucho...
A pesar de su usual trato especial hacia las mujeres, Sanji no pudo evitar marcar una expresión de desagrado en su rostro.
—No me veas así... Eres un pirata... ¿Cuántas personas has matado? No seas hipócrita.
—¡Hemos perdido nakamas en las guerras! ¡Es por eso que ponemos nuestra vida en el frente para disminuir las bajas!
—Por supuesto que en la guerra es dar todo de sí para evitar las pérdidas... Pero aquí podemos dar una segunda oportunidad a las tragedias del campo... Vivan o mueran es bueno para nosotros. —Dijo con emoción, más Sanji no podía creerlo. Parecía haberse deshumanizado, para ver a las personas ajenas a su círculo social como simples herramientas.
—Bueno... Saldré a buscar regalos para todos, hay que trabajar en las relaciones... ¿Vienes? —Invitó la peliblanca con mayor ánimo.
—No voy a aceptar ese comportamiento de alguien tan noble como tu... No puedo creer que tomes esa postura...
—Escucha pierna negra... He vivido suficientes vidas como para ver todo tipo de muertes; con el tiempo te desensibilizas... Mientras no sea yo quien las provoque no veo el dilema moral que tratas de imponerme. —Dijo retirándose en búsqueda de presentes para la comunidad escolar.
—Mientes... —Expresó Sanji, que no dudaba en perdonar las mentiras de una dama.
—¿Qué?
—Que mientes... Si realmente estuvieras desensibilizada, no hubieras recurrido a cubrirte los ojos para no ayudar a nadie.
Ante sus palabras, la peliblanca detuvo su paso brevemente y evitó completamente cualquier tipo de contacto visual, más no tardó mucho en retirárse de nuevo de las instalaciones, mientras Sanji, con un amargo sabor de boca; se recargaba en el árbol para fumar un cigarro, tratando de procesar lo que habían experimentado, acompañado de una nevada que dió bienvenida a la helada noche, mientras escuchaba tanto las auras como las voces de Midoriya y Todoroki, buscandole para cuestionar sombre el incidente.
Este será el ultimo capi, ya que droppearé la historia en esta plataforma que poco a poco fue muriendo TToTT
Muchas gracias a todos por seguirla 3, quizas la suba completa para que se guarde como terminada ya que finalize el libro.
~No se, quizá otro capi mas, solo para que no termine en este...~
Chainsaw Back: Quien mejor que Luffy para hacerle entender eso. Deberían dormir tanto a AFO como a Tomura
Suliganagongorova: Thanks for the feedback, i didn't realize I made him look like that. I will keep it in mind for future chapters.
