Phineas y Ferb pertenecen a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.
FluffTober 2021 [Phinerb]
Día 19. & 25. Varado en el espacio
(Comparten hobbies/Futuro)
...
—¿Cómo piensas que sería la vida de cada uno si nuestros padres no se hubieran conocido? —pregunta Phineas.
Ferb que estaba a su lado, gira su rostro hacia él para alzar una ceja en un intento para decir del porque de la pregunta repentina.
En este momento ambos muchachos se encuentran sentados en una plataforma que fue construida por los dos hace algunos años cuando eran niños y experimentaron en hacer helado en la Luna con sus amigos, los cuales por cierto se pueden observar jugar entre ellos con sus respectivos trajes a una distancia lejana pero segura.
—Ya sabes —se soba la nuca, con algo de pena—, solo me da curiosidad saber si tal vez no hubiéramos pasado tantas dificultades para estar juntos si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias. Si... No hubiéramos sido hermanos —termina por decir, bajando un poco la cabeza en un intento por evitar la mirada del otro.
Ferb se le queda mirando y empezar a formarse una idea del porque del cuestionamiento del otro. La semana pasada fue difícil, por no decir que fue horrible. El secreto de su relación fue expuesto de forma abrupta por sus vecinos Thaddeus y Thor, sus declarados —nombrándose a sí mismos de esa forma— archienemigos desde que tenían diez años. No saben como lo averiguaron o quien les dijo, pero lo que sí saben es que en el momento en que se enteraron, reunieron las pruebas suficientes para exponerlos ante todos y peor aún...
Ante sus padres.
Fue la peor pelea que tuvieron con los adultos. Aún Ferb podía escuchar los gritos y ver la decepción en sus miradas. Aún podía escuchar la voz de su madrastra que haría cualquier cosa para que lo arrestaran por haber coaccionado a su hijo a hacer algo tan enfermo; claro, su padre en un intento de defenderlo, insinuó que había sido al revés.
Decir que no les dolió esa declaración, sería una total mentira.
A partir de eso, vinieron declaraciones mucho más dolorosas que esas que pudieron haber seguido durante todo el día y noche a no ser por la intervención de su hermana mayor que casi peleó con uñas y dientes para defenderlos.
Tan pronto como se dio la oportunidad de salir de la casa, Candace se apresuró a llevarlos a su auto y empezó a conducir —el camino estuvo lleno de un silencio que los dos hermanos no pudieron interpretar, pero que no tuvieron el valor de romper— hacia su propio departamento que compartía con su novio Jeremy; el cual no mencionó nada ante la situación y solo les regalo una sonrisa tranquilizadora mientras los invitaba a pasar.
El silencio se siguió prolongando incluso cuando Candace los ayudaba a instalarse en el cuarto de invitados, pero Phineas decidió que ya no siguiera así. Él quería saber que es lo que pensaba su hermana sobre todo el asunto, si estaba fingiendo su amabilidad y realmente estaba disgustada con ambos.
Ni siquiera pudo seguir con su acto de autocompasión cuando las palabras que salieron de su hermana calmaron cualquier inquietud que en ese momento albergaba en el corazón de los chicos.
«Ya lo sabía, cerebritos. Son tan obvios. Solo es una de tantas cosas locas que han hecho; por eso no me sorprende que nuestros padres no lo hayan notado. Ya no preocupen a sus cabecitas, estoy aquí con ustedes y aquí me voy a quedar. Así que dejen de llorar, lávense para que podamos cenar; ya no quiero que me ensucien la blusa con sus mocos, par de ñoños»
Después de eso fue difícil despegarse del abrazo que compartieron con su hermana que finge disgusto ante la muestra de afecto, pero de igual se aferró a ellos mientras los tres soltaban una que otra lágrima; Jeremy solo los observo mientras se mantenía recargado en el marco de la puerta y con los brazos cruzados. El rubio les sonría de tal forma que les hacía saber a los dos chicos que también tenían su apoyo.
Durante el resto de la noche ya no hablaron más sobre el tema, decidieron que lo dejarían para la mañana siguiente durante el desayuno. Había sido un día pesado y todos necesitaban descansar.
Cuando llegó el momento esa mañana, Candace les platico que no tenían que tener miedo y que debían de hacer oídos sordos ante las amenazas de sus padres. Como su abogada —como ella se asignó en ese momento— los tranquilizó diciendo que ambos ya eran mayores de edad y que tenían la suficiente madurez para decidir formalizar una relación, además del hecho que ninguno de los dos eran en realidad hermanos y jamás se vieron como tal por lo que podían usar eso a su favor en caso de que sus progenitores decidieran cumplir con dichas amenazas que por lo que a la pelirroja respecta eran vacías.
Los chicos quisieron creer esto último con mucha fuerza, quisieron creer que todas las cosas hirientes que dijeron sus padres la noche anterior había sido por el calor del momento. Al menos eso fue lo que los motivo para no demorarse mientras su hermana lo resolvía todo por ellos.
Pasó una semana después de eso, una semana en la que casi se la pasaron encerrados en su habitación. Esa semana fue suficiente para que su hermana llamara a sus amigos —que les estaban dando su espacio— y prácticamente los sacaron a rastras. De alguna forma no sabían como pasaron de estar comiendo helado en el centro comercial y ahora estaban en el espacio haciendo lo mismo, pero mucho más tranquilos de lo que habían estado en días.
Al menos eso es lo que había creído Ferb, porque en ese instante estaba presenciando como su novio se estaba desmoronando o al menos teniendo lo que parece ser una crisis existencial. Phineas siempre fue una persona optimista ante las adversidades, prácticamente les sonría desafiándolas a derrotarlo. A pesar de saber todo esto, Ferb sabía que el pelirrojo también tenía sus momentos como cualquier ser humano.
Y este era uno de esos momentos.
Ferb desvía su mirada del otro para mirar el espacio como si estuviera contemplando lo que va a decir a continuación. Tenía que admitir que le dolía verlo, porque jamás vio una expresión tan triste en el rostro de Phineas. Aún así mantuvo su postura y voz serena para intentar transmitirla al contrario, y con eso dio su respuesta.
—Piensas que lo de la semana pasada hubiera pasado de otra forma si nos hubiéramos conocido en un contexto diferente, uno en el que nuestros padres no se hubieran enamorado y tal vez hubieran aceptado lo nuestro, ¿es así? —pregunta, a pesar de que cree que no es necesario.
Phineas se queda en silencio un momento, pero luego asiente con lentitud mientras aún mantiene su cabeza baja. Ferb suelta un suspiro ante eso, con uno de sus dedos índices golpea con delicadeza el cristal del casco del otro para llamar su atención y cuando lo logró, hizo su pregunta.
—¿Quieres saber porque no estoy de acuerdo?
Phineas vuelve a asentir con lentitud, mostrando algo de duda al hacerlo.
—Mi vida antes de conocerte aunque fue corta en ese momento, se sentía vacía. Sabía que era diferente, que destacaba del resto como un pulgar adolorido. Era difícil relacionarme con los demás debido a esto, era difícil... encajar —Ferb frunce sus cejas en señal de la frustración que le traía el recuerdo. Luego relaja su semblante hasta que se vuelve triste y decide continuar—. Todo se volvió más difícil cuando mi madre murió porque creía que era la única persona que me comprendía aunque sea un poco. El vacío creció y me aislé más; creí que así sería el resto de mi vida... —de la nada sonrío para después dirigir su mirada al chico a su lado— Todos esos amargos pensamientos se esfumaron en el momento que entraste en mi vida. Has abierto ante mí un mundo de posibilidades, lleno de aventuras y de momentos impredecibles que jamás creí que podría realizar de pequeño. No podría hacer todo eso sin ti en mi vida o al menos... No tendría la suficiente motivación para poder lograrlo. Con todo eso, a pesar de que se que hubiera tenido una vida muy diferente si no hubiéramos terminado siendo hermanos, no hay certeza de que nuestros padres nos hubiesen aceptase o no —hace una pequeña mueca al decir esto, pero la desecha de inmediato—. Solo se que no se me pudo haber ocurrido mejor forma en la que nos pudimos haber conocido y no la cambiaría por nada, porque puedo hacer las cosas que amo con la persona que más amo —termina de decir por decir con una leve sonrisa.
Phineas sintió que su corazón se agitaba ante la confesión de su novio. Ferb nunca fue alguien que expresara sus sentimientos a través de palabras, él creía que las acciones tenían mucho más peso que todas ellas. Sabía que el otro lo amaba demasiado, pero nunca estuvo tan consciente de la profundidad del sentimiento y la influencia que tenía sobre el hombre.
No pudo evitar sentirse conmovido; si la sonrisa y la mirada que le dio al otro no lo reflejaba, no se que más lo haría.
—Así que, ¿Una vida sin Phineas Flynn? Suena a una vida... Triste y solitaria —se toma un momento para pensar en lo siguiente— Creo que estaría ahogando mis penas en un bar despotricando que el amor no existe, tendría sexo con desconocidos solo para llenar el vacío de mi alma. Sería un hombre lleno de pura amargura y whisky —dice esto último en un tono divertido.
Phineas lo miró con los párpados entrecerrados durante unos segundos solo para después soltar un resoplido que hizo reír a Ferb.
—Es halagador saber que terminarías siendo alcohólico si yo no estoy en tu vida, Ferb Fletcher —menciona tratando de sonar serio, pero falla estrepitosamente cuando deja salir unas pequeñas risas antes de que se conviertan en carcajadas.
Ferb se termina uniendo al coro de risas que parece durar un par de minutos y que en algún momento deja sin aliento al par de enamorados, pero eso no les impidió seguir riendo. Llegó un punto en que las carcajadas se volvieron más débiles hasta quedar en respiraciones pausadas para recuperar el aliento.
Se mantuvieron en silencio por un breve momento disfrutando de la paz que les proporcionó el mismo. Eso fue hasta que el mismo Ferb decidió romperlo mientras miraba a Phineas y agarraba una de sus manos por encima.
—Solo se que si no te hubiera conocido, sería como estar varado en el espacio sin ningún rumbo —termina de decir con una dulce sonrisa y apretando la mano del otro en el proceso.
Phineas no pudo estar más de acuerdo con una tierna sonrisa, devolviendo el apretón y dejándose absorber por la bella vista que le estaba ofreciendo el espacio que en su opinión no era más hermosa que la mirada que le estaba regalando el hombre sentado junto a él.
