Imaginen mi cara cuando leí este capítulo ayer y caí en cuenta de lo pésimo que lo edité.
Nada que borrar y publicarlo de nuevo no resuelva (?)
En fin, en unos días publicaré el capítulo final~~
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Scott permanecía en su habitación. Ya no sabía si era de día o de noche, ya no importaba. ¿Y qué si ya iban casi dos semanas así? ¿O que su madre esté preocupada al punto de sacar turno con un psicólogo y decir que si no acepta ir mañana lo llevará a la fuerza? ¡Estar deprimido por una ruptura es normal, no necesita un maldito psicólogo! ¡Solo que lo dejen en paz!
Por supuesto que no estará así para siempre, contrario a lo que creen su familia y sus amigos de fútbol, que están más molestos por abandonarlos en las últimas dos prácticas, intentando hablar con él estos días, siendo olímpicamente ignorados. Ellos saben que no deben meterse con él o pelear, no si tienen las de perder. Eso no quiere decir que su inscripción en el club no peligre por las ausencias. El entrenador le llamó para regañarlo, pero no le importó tampoco. Qué molestia.
Él no estará aquí en su habitación para siempre. Es temporal, sabe que con el tiempo esto se curará y blahblahblah. ¿Por qué creen que está ahí sin hacer nada? Aún no ha pasado tiempo suficiente tiempo, aún duelen las cosas, no quiere hablar de eso, solo pensará más, solo necesita tiempo, quizás un día más…
En este momento prefiera simplemente dormir y dejar que los problemas desaparezcan.
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Aidan respiró hondo. Se sentía mal por estar evitando a Chiara así, sabía que no era lo correcto, pero sentía que le debía algo de lealtad a su hermano, por ser su hermano. No puede elegir a una chica antes que a la familia.
Creyó oír a su hermana y a la chica mencionar el nombre de su hermano.
¿Qué tramaban? No era propio de él escuchar a escondidas, mas se detuvo cerca de la puerta y trató de oír la conversación que había adentro entre las chicas.
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Adentro, las dos amigas hablaban para decidir que hacer con el problema que también las afectaba a ellas.
—Tenemos que hacer algo.
—¿Vas a ayudarme con Scott?
—¡Al diablo con tu hermano y no me mires así, sabes lo que hizo, estuviste ahí!
Chiara no era rápida en perdonar, Alice suspiró.
—Sí, entiendo…
—Mira, sé que esa relación tuvo un comienzo extraño y que Scott tiene todo el derecho a estar enojado con Felicia, pero si están mejor juntos que separados, incluso si no nos gusta, sería lo mejor.
—No.
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Al final las chicas llegaron a una decisión. Aidan no logró oír todo bien, por más que pegó la oreja a la puerta.
—¿Lograste oír algo? —susurró una voz.
El pelirrojo dio un brinco del susto. Su hermano rubio le miró con ganas de reírse mientras el otro le hacía una señal de silencio con miedo de ser descubierto. Al final ambos se fueron juntos a la habitación de Dewi esperando que las chicas dieran su primer movimiento.
Después de unos minutos, oyeron la puerta de junto abrirse. La habitación de Alice. Luego se oyó otra puerta. Esa debió de ser la habitación de su hermano mayor. Lo oyen gritar.
¿Qué planean ahora? Debe detenerlas y que dejen al pobre Scott en paz, ¡ellas ya han hecho suficiente!
Las encuentran en la habitación. Los chicos no entienden por qué Chiara está ahí. Es amiga de Alice, no familia. No deberían meterla en sus problemas.
Lo que sea que dijo solo hizo que Scott se levantara, pero aún está con la cabeza bajo las mantas de diseño escocés que le regaló su abuela. Parece una monja. Una monja escocesa. Se reirían de él si no se viera tan enojado.
—Basta, solo queremos ayudar —Alice parece muy decidida, Chiara se mantiene al margen por ahora.
—¿Quieres ayudar? —el pelinegro se burla—. Esto es tu culpa.
—¡¿Cómo que por mi culpa?! ¡Yo no obligué a esa hueca para que fingiera salir contigo!
—¡Tú fuiste quien trajo a su hermana a casa en primer lugar! —dicha chica frunce el ceño al ver que le dice eso como si no estuviera aquí.
—¡Esto no tiene que ver con mis amigas, y tú trajiste a Felicia, a pesar de que sabías que no me caía bien!
Aidan vio de uno a otro, incapaz de saber a quién apoyar esta vez.
—¡Oye, no fueron ellas quienes le dijeron a Felicia que fingiera gustarte! —dice Dewi coherentemente.
Las chicas se sorprenden de ser defendidas, convencidas de que los hermanos estaban todos unidos en el asunto. El pelirrojo decidió darles el beneficio de la duda por fin.
—Es cierto, puede que ni Alice ni Chiara tengan algo que ver en eso.
El pelinegro apretó dientes, antes de señalarlos.
—¡Ustedes no se metan!
—¡Solo tratamos de ayudarte, mantel parlante! —por fin se enojó el rubio.
—¡Nadie te pidió ayuda!
—¡Dejen de gritar! —el pelirrojo pidió.
Acto seguido, todo se volvió gritos masculinos de los chicos gritándose entre ellos, acusándose de cosas que ni tenían que ver con el problema principal, con solo uno tratando de detenerlos. Luego se sumaron los gritos de Alice también, intentando callarlos, pero a gritos. No funcionó.
A Chiara le dolían los oídos. Respiró hondo y gritó:
—¡ESTOY EMBARAZADA!
Todo fue silencio. Los hermanos y hermana abrieron la boca en expresiones iguales de sorpresa, la castaña se sonrojó de tener sus ojos encima.
Aidan la miró sorprendido y dolido.
—¡¿Qué?! ¡¿Q—Quién es el padre?!
—Nadie. Solo lo dije para que se callen. ¡Tengo algo que decirte! —dijo decidida dirigiéndose al de pelo negro.
—Si viniste solo porque te lo pidió Felicia, puedes irte, no necesito oír.
—No, la verdad, creo que está mejor sin ti. Desde que terminaron ha dejado de cantar y bailar las tendencias de tiktok, de oír a Taylor Swift y como los diez grupos de K-pop que le gustan, y creo que es mejor así, era una molestia soportarla, así que gracias Scott Kirkland. Le hiciste al mundo un favor —al final dio una sonrisa y eso fue todo lo que dijo.
—¿Esta es la chica que te gusta? —murmuró Dewi, desconcertado de lo poco que a la chica le importaba su hermana menor.
Aidan no podía creerlo.
—Oye, ¡¿cómo puedes estar feliz por eso?! —dijo el mayor de los hermanos luego del comentario de la Vargas—. ¡Ella es tu hermana!
La Vargas no respondió, dándose la vuelta y retirándose.
Dándose cuenta de lo que intentaba su amiga, Alice se sintió traicionada.
¡No podía creer que esté intentando que los dos vuelvan a estar juntos! Definitivamente no quiere un hermano con esos problemas de parejas donde rompen y vuelven cada semana, muchas gracias.
Los tres chicos, no muy conscientes de la psicología inversa que aplicó la castaña, aun creían que cada palabra iba en serio. Por supuesto, no se los podía culpar dado que no conocen a Chiara como ella lo hace. Pero sus ideas de cómo arreglar las cosas entre sus hermanos son diferentes y no aceptará los medios de la Vargas.
—FUERA DE MI HABITACIÓN —gritó Scott y sus otros dos hermanos obedecieron, Aidan algo dolido, pero Dewi harto de que desprecie su ayuda. Los dos saben cuándo rendirse, saben lo terco que es el pelinegro.
Sin embargo, eso no movió a Alice cuando sus hermanos se fueron. Cerró la puerta y se puso delante del pomo para encarar a su hermano.
—Vamos a hablar a solas —dijo antes de que intente echarla a la fuerza.
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Chiara respira profundo y exhala, hasta darse cuenta de que en el pasillo todavía están los hermanos de su amiga. Le está por preguntar si no conocen el concepto de privacidad, pero sería muy hipócrita. Además, no tiene ánimos de pelear.
—Nos vemos —dice planamente mientras baja hacia las escaleras.
El pelirrojo se queda con la palabra en la boca, con pena, sin atreverse a decir algo, sin saber qué decir en esta situación. El rubio la llama.
—¿Ya te vas?
La castaña se detiene.
—¿Qué no es lo que acabo de decir?
—Te acompaño.
—No es necesario.
—Voy a salir de todos modos —dice sonriendo y yendo con la confundida chica a bajar las escaleras—. ¡Volveré antes que papá y mamá, no me delates!
Aidan mira con la boca abierta. Se queda congelado aún cuando oye la puerta de entrada abrirse y cerrarse.
¡¿Qué diablos, Dewi?! ¿Acaso a él… a él le gusta también ella o qué?
