Disclaimer: Disney tiene todos los derechos de la película.
Grabación 12- Lo que "equipo" y "perdón" significan
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Nick y su madre se fueron a hablar hace media hora... ¿Qué debo hacer, volver a Zootopia y darles su espacio o quedarme por si me necesita?
Ambos parecían muy conmovidos... es un alivio que todo haya salido bien. ¡En tu cara Jonah!
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…
La coneja guardó su cámara y suspiró, observando cómo todo el mundo empezaba a salir de la academia hacia lo que supuso que serían sus celebraciones con familiares. La banca estaba demasiado alta, así que jugó con sus patas flotantes. De repente, una sombra apareció frente a ella, cubriéndola del sol.
- Así que tú eres la voz que no me dejaba dormir por la noche. - Ed le sonrió.
- Así que tú eres el que no paraba de burlarse de mí, ¡eh!
- Oh, no, era Wilde, te lo juro. - Ambos rieron y el búfalo estiró la pezuña en señal de saludo. - Soy Ed, un placer oficial Hopps.
- Estoy fuera de servicio, llámame Judy. Muchas felicidades por cierto, Nick me dijo lo hábil que eres, sonaba como una madre orgullosa.
- Sí... tiende a exagerar.
- Lo sé, pero no lo creo en este caso, te vi en las noticias cuando los terroristas.
- ¡Qué puedo decir! Enviaste al ejército.
- No me lo recuerdes. - Ella se rió avergonzada y aclaró su garganta para cambiar de tema. - ¿Listo para celebrar con tus padres?
- Sí, de hecho mamá y yo queríamos invitarlos a comer con nosotros y luego podríamos llevarlos a Zootopia.
- ¡Eso sería genial! Nick aún está con su madre, así que cuando vuelva se lo diré.
- Perfecto, se lo diré a mamá. - El joven oficial recién graduado salió corriendo, mientras Judy suspiraba.
- ¿Dónde está y por qué tarda tanto?
Pero segundos después, la respuesta apareció frente a ella, caminando muy rápido y sin percatarse de su presencia.
- ¡Oye Escurridizo! ¡Ya estoy aquí! ¿Tan pronto y ya quieres deshacerte de tu compañera? eh. - bromeó ella, golpeándole juguetonamente.
Pero el zorro siguió caminando sin detenerse.
- Nick, espera, ¿qué pasa?
- Quieres saber qué pasa, ¿eh Hopps? - Dijo casi en un susurro y con voz gélida.
- Sí, ¿qué tienes? ¿Dónde estabas? ¿Qué pasó?
- Lo que pasó es que arruinaste por completo mi graduación. - Dijo el zorro sin mirarla.
- ¿Qué? ¿A qué te refieres?
-¿Por qué demonios pensaste que sería una buena idea traer a mi madre aquí? ¿Cómo demonios sabías de ella? ¿Me espiabas?
- No, yo solo... Garraza estaba revisando el papeleo y ella...
- Y pensaste que contactar con ella era una buena idea... Escúchame... Se volvió para mirarla con rabia, peor que el día en que se distanciaron hacía casi un año. - Si la había apartado de mi vida, era por algo. Entiendo que tengas una relación de cuento de hadas con tus padres... ¡Pero no es lo mismo para todos! ¿Quién te crees que eres para meterte en mi pasado? - Aunque hablaba en voz baja, la furia que emanaba de Nick era palpable, su amiga solo lo miraba asustada, con la nariz crispada como loca.
- Nick, yo... No lo sabía, no tenía ni idea...
- Exacto, no lo sabías y aún así lo hiciste...
- Wilde, ¡por fin apareces! Vamos, mamá, espera.
El búfalo se los llevó a rastras sin dejarlos hablar. Judy miró preocupada a Nick, pero él se limitó a bajar la mirada.
- ¡Aquí están!
- ¡Mucho gusto, oficial Wilde! - dijo Ida con una gran y dulce sonrisa.
- El placer es mío, señora Bogo.
- No lo animes Ida, empezará a hablar y no habrá quien lo pare. - Resopló el jefe.
- ¡Por favor, papá! Vámonos. Me muero de hambre.
- Esperen a ver el restaurante, ¡es precioso! Siempre vamos allí en los momentos importantes para los Bogo.
Judy se puso en medio de los dos amigos, mientras escuchaba con una sonrisa falsa las historias familiares de su jefe, y cómo éste le había propuesto matrimonio a su mujer por accidente en aquel restaurante. El lugar era bastante elegante y atendía a muchas especies diferentes. Apareció una nutria y les dio la bienvenida.
- Adelante, tengo la mesa para cinco que pidieron, enseguida traigo los menús.
Siendo un antiguo estafador profesional, Nick no mostraba para nada sus verdaderos sentimientos, parecía tan feliz como al principio del día, contando anécdotas de la academia y molestando a su nuevo jefe.
Judy reía de vez en cuando e intentaba comer. Se moría de ganas de llegar al apartamento y disculparse todo lo necesario con su amigo.
Después de la incómoda, pero deliciosa cena, la familia cumplió lo prometido y los dejó en la torre de sus apartamentos. Judy estaba a punto de hablar cuando Nick la bloqueó con una pata, diciéndole que esperara. Ella suspiró resignada y subieron al ascensor en silencio.
Dentro, en el apartamento de Nick, sus amigos intentaban pegar un cartel de felicitación, con muy poco éxito.
- ¡Está mal, niña! ¡Todavía no está alineado!
- ¿Por qué en vez de criticar, no ayudas? - Lana intentaba mantener el equilibrio encima de la silla y pegar el cartel, cuando la puerta se abrió inesperadamente, y con un fuerte estruendo.
- ¡No entiendo cómo pudiste hacerlo! - Gritó el zorro rojo, sobresaltando a los dos mamíferos que trataban de sorprenderle.
- ¡Cómo iba a saber que era algo malo! ¡Nunca me dices nada, zorro tonto!
- ¿Ahora es culpa mía?
- Eh... algodón negro, creo que papá y mamá están peleando, será mejor que nos vayamos.
- Voy detrás de ti. - Dijo Lana y ambos huyeron por la puerta que comunica ambos apartamentos.
- Mira, lo siento mucho Nick, tienes razón, no debí entrometerme, no debí tomarme la libertad de decidir algo que no sabía, es solo que... es algo que suelo hacer con mis amigos, y pensé que ya teníamos ese nivel de confianza, pero tengo que dejar de suponer cosas y no volver a entrometerme contigo. Siento mucho haberte arruinado el día.
La coneja estaba a punto de irse cuando el zorro la detuvo.
- No... tienes razón... no sabías que hacías mal porque nunca te lo dije... en todo este año.
- No tienes que hacerlo.
- Lo sé, pero... tienes razón, somos amigos y has sido abierta conmigo. Sé que no es una excusa pero... una vez que entierro algo yo... no puedo...
- Para, lo entiendo. Fue culpa mía. Jonah me advirtió y no escuché. Prometo respetar los límites de lo que te sientas que es cómodo compartir. Te dejaré descansar.
-No... Mira, mañana empezaremos a ser un equipo y nos confiaremos nuestras vidas. Quiero que sientas que puedes confiar en mí, y quiero que sepas que yo confío en ti.
- Lo sé... y confío totalmente en ti Nick.
- Dejar todo atrás será duro... pero intentaré poco a poco ser mejor amigo y compañero. Perdóname.
- Solo si me disculpas por ser entrometida.
- Bueno, eres bastante...
- ¡Nick! - Judy le lanzó un cojín que estaba sobre su sillón reclinable.
- Eh, eso es abuso de la fuerza policial- Se rieron un momento, hasta que Nick suspiró y se puso serio. - Yo era hijo único Zanahorias. Solo éramos mamá, papá y yo. Crecí en el barrio Happy Town de Meadowlands. Supongo que, como te habrás dado cuenta, no es un lugar muy feliz. -Ambos tomaron asiento en el sillón doble que tenían enfrente y ella lo escuchó con atención-. Siempre tuvimos carencias económicas.
Mamá y yo nos quedamos solos cuando yo tenía ocho o nueve años.
- Fue entonces cuando tú y los exploradores...
- Sí, eres muy observadora. Mamá tuvo que dejar de pagar la hipoteca y doblar el turno. No soportaba verla así y sin poder hacer nada. Yo ya me había rendido y había decidido, erróneamente, que sería la clase de zorro que los demás creían que era. Nunca estuvo de acuerdo con las tretas.
Cuando se enteró se sintió tan... decepcionada... que me lo dijo.
Cada vez discutíamos más y yo cada vez pasaba menos tiempo en casa y más ganando dinero. En cuanto cumplí los 17, tuvimos una gran discusión, yo estafé a su jefa y ella la despidió. Me hizo sentir como el peor mamífero de la tierra... Tomé mis cosas y me fui, asegurándole que haría lo que me convenía y que ni ella ni nadie se interpondría, que no me volvería a ver.
- Y así fue hasta que yo me interpuse, ¿no?
- Con la mejor de las intenciones debo añadir. El caso es que reuní todo el dinero que gané y pagué la hipoteca, mamá pensó que era una especie de herencia de papá que desconocía. Nunca se lo dije. Lo que quedó del dinero lo declaré y legitime... con él compré estos apartamentos...Para empezar a ser el "verdadero Nick". En una forma de agradecerte la oportunidad, dándote uno a ti.
- ¡Oh Nick! - Dijo la conejita, totalmente conmovida.
- Así que, esa es la historia... Ella piensa lo peor de mí porque rompí su fe en mí.
- Lo siento mucho... pero ahora que vas a ser policía, ella podría...
- Es una vieja zorra obstinada... No te preocupes por eso ... ¿Me disculpas?
- Solo si tú me disculpas...
- ¡Hecho! - Nick sonrió y la abrazó. - Bueno, parece que pretendía ser una merecida fiesta de bienvenida... ¡Llama a los chicos y diles que vuelvan!
- ¡Ya lo tienes! - Ella dio un gran respiro y fue a buscar a sus amigos. Nick suspiró mucho más tranquilo... ahora todo tenía que estar bien... o eso esperaba. Se dejó caer en su sillón reclinable, disfrutando de su comodidad... hasta que vio una nueva gran mancha en él. - ¡FINNICK! - Gritó tan fuerte como le permitieron sus pulmones.
…
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Debo admitir que fue... fuerte e inesperado. Ni por un segundo imaginé que mi madre estaría allí... Entiendo las intenciones de Judy, ¡demonios, tiene literalmente cientos de parientes! Por supuesto que la familia es importante para los conejitos, están hechos para vivir en comunidad, debería haber sido más comprensivo con su cultura. Solo espero que me haya perdonado de verdad... Todavía me siento mal por esto.
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…
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¡Ha llegado el gran día! Después de 9 meses de intenso entrenamiento y un juicio, ¡Nick y yo seremos oficialmente compañeros! ¡Estoy tan feliz! Le prometo que haré que cada día no se arrepienta de haber aceptado, seré la mejor compañera que pueda imaginar.
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…
Nick descolgó su uniforme y se puso delante del espejo para admirar el reflejo... 9 meses y todavía no podía hacerse a la idea de que era un oficial... un oficial de verdad, había conseguido superar todos los obstáculos, los prejuicios de los demás, los suyos propios, su pasado, por fin estaba aquí.
Intentando hacer el menor ruido posible, salió del apartamento. Los ronquidos de Finnick aún se oían desde fuera. Tomó el ascensor y una vez en la calle, giró a la izquierda y caminó cinco calles. Una vez localizada la pequeña tienda, entró rápidamente, recibiendo la mirada sorprendida de los mamíferos que hasta hacía poco habían estado dormitando sobre su café.
- Buenos días, sería un té de jazmín y un pastel de zanahoria.
La yegua lo miró extrañada y solo asintió, se giró para tomar los productos y se los dio al oficial que tenía delante.
-Gracias. - Nick sonrió totalmente incómodo, un mensaje de Judy advirtiéndole que debían partir le hizo apresurar el paso, lo curioso fue que al entrar a la torre, se topó con su compañera que, al parecer, había estado en el mismo lugar. Ambos se miraron con sonrisas nerviosas, como niños atrapados en medio de una travesura.
- Hola Zanahorias, ¡te levantaste temprano!
- Claro... ¡tú también, eh! - Ella se rió nerviosamente. - Fuiste a desayunar, ¿eh?
- Oh esto... en realidad... era para ti.
- ¡Oh Nick! - La coneja sonrió con ternura.
-Pero veo que te me adelantaste.
- En realidad... Supongo que el dicho "las grandes mentes piensan igual" es cierto. Es para ti.
El zorro miró el paquete totalmente sorprendido. Ambos intercambiaron las bolsas de papel, Judy se alegró al ver el contenido, pero no tanto como Nick al ver un Americano doble y una muffin de arándanos.
-¡Eso es genial Pelusa, gracias!
- Es mi forma de darte la bienvenida... y disculparme un poco... tal vez.
- Déjalo ir coneja, no pasó nada. ¡Todo está bien, lo prometo! ¿Nos vamos, compañera? Aunque es divertido ver al jefe enfadado, me gustaría dejar eso para el segundo día.
- ¡Me parece perfecto! Vamos, compañero. - Dio una palmada en el brazo del zorro y los dos comenzaron su corto paseo.
Aunque solo había amanecido, ya había muchos mamíferos por las calles, algunos con más prisa que otros. El zorro dio un enorme bostezo, haciendo reír a su amiga.
- Rayos Wilde, 9 meses y todavía no te has acostumbrado, o quizás sea por tu avanzada edad.
- ¡Qué graciosa niñita!, pero no, recuerda que soy un zorro nocturno y ya empecé a odiar este turno.
Judy rió un poco y sonrió aún más cuando estuvieron frente a la comisaría.
- Bueno... Ahora sí que es real... - Pensó para sí el vulpino.
- ¿Preparado? Oficial Wilde.
-Listo, oficial Hopps.
Ambos se sonrieron y finalmente atravesaron la puerta.
- Hopps ¡Bienvenida!
- ¡Hola Benny! ¿Te acuerdas de mi amigo, el oficial Nick Wilde?
- ¡Qué onda, Manchas!
- ¡Claro que me acuerdo de él! ¡Bienvenido! Has estado en todos los periódicos, y Judy no paraba de hablar de ti.
- ¿Ah, sí? - Sonrió con picardía a su amiga, que intentó disimular el rubor.
- Solo para burlarme de tus accidentes en la academia, en fin, ¿por qué tan contento?
- ¡Hoy es el concierto de Gazelle! Estaré en vigilancia.
- ¡Dulce galletas con queso! Lo olvidé por completo. ¿Crees que queden entradas?
- No, se agotaron en 3 minutos. ¡Por eso estoy tan feliz por mi suerte!
- ¡Estupendo! Ya me contarás. Vamos Nick, tenemos que ir a la sala de reuniones.
- ¿Al toril, quieres decir?
- Bogo odia que lo llamen así.
- Y ahora entiendes por qué lo haré hasta que se retire. Vamos a esa reunión suya.
Garraza los miró divertido mientras los oficiales se alejaban.
- Sin duda son el par de oficiales más lindos que he visto nunca. Esto va a ser interesante.
Aunque Nick estaba nervioso, cosa que nunca demostraría, caminó junto a Judy. En el fondo temía la reacción de sus compañeros.
¿Lo tomarían en serio? ¿Lo culparían si ocurría algo? ¿Se limitaría a hacer tareas tontas y a ser un adorno? En la academia fue duro con sus compañeros, ¿por qué iba a ser diferente aquí?
Pero sin embargo, Judy había tenido razón, lo aceptaron rápidamente, bromearon con él y le advirtieron que tuviera cuidado con el paso de Hopps, que podría "lanzarse al peligro sin pensar". El encuentro fue agradable y se rieron de sus bromas.
Después de atrapar al "conductor peligroso", Nick no pudo parar de reír al ver la cara de confusión de la coneja.
- Bueno Flash, ¿por qué ibas tan rápido? ¿Había alguna emergencia? - Preguntó ella.
- Yo... solo... quería... llegar... a... tiempo.
-¿A dónde exactamente? Licencia por favor.
- Espere... usted es Judy Hopps, ¿verdad? - Una nutria asomó la cabeza desde el asiento trasero.
- Sí, soy yo. - Contestó temerosa, a veces era bueno, a veces... no tanto, aunque la nutria parecía feliz.
- ¡Eres mi heroína! Me llamo Sam, ¿crees que podrías tomarte una foto conmigo? Mi hermana no se lo creerá.
- Supongo que sí. Flash me dará su licencia en 10 minutos. Ve y atiende a tu fan Zanahorias, yo me encargo.
- ¡Gracias compañero! - Judy guiñó un ojo y ayudó a Perezilla a bajar para salir en la foto con ellas.
- Veo que no tienes un sistema de control de velocidad para perezosos, ¿eh?
- Sí... Yo... lo... tengo... aquí... pero... queríamos... llegar... a... ... a tiempo.
- ¿A dónde exactamente?
- Al... concierto... de… Gazelle.
- Todo el mundo está loco por eso.
- Es... mi... regalo... de... compromiso.
- ¡Eh, Flash, felicidades! Ahora lo entiendo todo, olvídalo, no tienes multas... todavía, te dejaré ir con una advertencia.
-Gracias... Nick... aquí ... tie ...nes ... Gracias.
El perezoso sacó un par de tickets y Nick sonrió complacido.
- ¡Justo lo que estaba buscando! ¿Cómo las conseguiste, amigo mío?
- Quería... darle... una... sorpresa... a... Pere…zilla... Pero... ella... me... sor…pren…dió... ella... ya... había... comprado... dos... entradas... que... ahora... no... necesitamos.
- ¡Maldición, debe ser terrible que te pase eso! ¡Gracias viejo amigo! Estamos a mano.
- Me encanta tu pelaje, ¡es tan sedoso! - La nutria chilló de placer, mientras su heroína se afligía.
- Es solo el champú. ¿Todo listo Nick?
- Sí, vamos Zanahorias, ¡buena suerte chicos!
Los oficiales caminaron de vuelta a su patrulla y Judy suspiró.
- Bueno, nuestra primera misión como equipo oficial se cumplió con éxito. Concierto de Gazelle, ¡eh! Toda la ciudad está como loca. - Sonrió Nick.
- Lo han anunciado desde que llegué, lo especial es que es un concierto para celebrar sus 10 años de carrera. - Arrancó la patrulla para volver a comisaría. - Es curioso, aún faltan dos horas.
- Sí, pero ya sabes, eso es lo que tarda en arrancar el coche. Todo el mundo estará allí, ¡qué locura!
-Sí... casi todo el mundo. - Suspiró triste mientras continuaba conduciendo.
Nick se regodeaba en su mente, tenía las entradas en el bolsillo. Su turno terminaba en una hora, así que les tocaría hacer el papeleo para cerrar el caso.
-¡Hemos llegado, vamos Escurridizo!
Judy arrastró las patas hacia su despacho, pero el zorro se detuvo.
- ¿Pasa algo Nick?
- Tranquila Pelusa, no pasa nada, iré al baño y luego a nuestra oficina, ¡hasta luego! - Desapareció por el pasillo.
- ¡No seas tonta Judy! Nick te perdonó, otra vez, y ya tienes pareja, debería estar más agradecida por eso que enojada por tener entradas.
- ¡Hola Judes! - Colmillán le sonrió.
- ¡Qué tal Thai!
- No pude evitar escuchar, ¿todo bien?
- Más o menos...
Nick intentó reprimir la risa, podía imaginarse la cara de sorpresa de su amiga al ver que tenía asientos VIP para el concierto.
- ¿Debería detener su sufrimiento y decírselo? ... ¡No! Es muy graciosa.
- ¡Nick! - Judy entró corriendo emocionada a la oficina, haciendo que el zorro casi se cayera de la silla. - ¿Dónde está el fuego Zanahorias?
- ¡En mis patas! ¡Mira! - Sonrió feliz y casi golpea la cara del sorprendido zorro con un pase doble.
- Es... ¿para Gazelle? - Dijo a media voz.
- Sí. Thai también será guardia de seguridad.
- Qué suerte tienes, seguro que son tus patitas de conejo.
- ¡Oh, cállate! ¡Estoy de tan buen humor que no me importa! Incluso son de la zona de atrás, ¡pero no me importa! - La coneja chilló de alegría, se levantó de un salto y fue a teclear su informe lo más rápido que pudo.
El zorro rojo seguía sin creerse lo que había pasado y, resignado y en silencio, se sentó a teclear su informe.
- Maldita sea. - Se dijo a sí mismo.
La hora pasó lenta para él y rápida para ella, una vez revisados y entregados los informes, el dúo estaba listo para partir.
- Vámonos. ¡Tengo que cambiarme de ropa y prepararme! y...
- Deja de tirar de mi brazo, conejita, me lo vas a arrancar. Nos vamos ya.
Ambos caminaron por la ciudad, observando la puesta de sol y la calma de la normalidad. Después de unos diez minutos, cada uno llegó a su apartamento.
-¡Nos vemos mañana Nick!
- No vuelvas afónica Pelusa.
El zorro entró en su apartamento y dejó caer su cartera y sus cosas en el sofá.
- Lo importante es que va, eso es todo.
Se dirigió al baño y abrió la ducha. Al otro lado, en medio de su excitación, Judy se dio cuenta de que su compañero se había quedado con su cartera por error, se la dio para que se ocupara de ella cuando pararon a comer.
- Será mejor que vaya antes de que sea demasiado tarde.
Quejándose de la existencia de la puerta, Judy atravesó la puerta en cuestión que comunicaba los apartamentos.
- ¡Nick! Solo vine a buscar la llave y... ¡Qué desastre! Tirar las cosas así. - Movió la cartera y dos boletos volaron. - Esas son... Pero él... oh... ahora lo entiendo.
Suspiró disculpándose. Dejó las cosas como estaban, esperó 15 minutos y llamó a la puerta desesperada.
- ¿Zanahorias? ¿Por qué no estás mostrando tu mal gusto musical en ese concierto? - Nick la miró confundido.
- Es que... mis padres vinieron a la ciudad, tenían un negocio... se enteraron del concierto y no pude decir que no, así que...
- Espera... ¿Les diste tus entradas?
- Quería mostrarles que la ciudad no es tan aterradora como la veían. ¿Quieres ver una película o algo?
- En realidad... espera aquí.
Nick entró con una sonrisa suspicaz, ajeno a la de Judy.
-Bueno, señorita, creo que tengo la solución a su problema…- Apareció con las entradas en las patas.
- ¡Nick! Pero cómo ...
- ¡Te lo dije, soy alguien increíble! ¡vamos!
- ¡Claro Nick! Tú eres el jefe - Parece que el zorro estafador fue estafado. - Judy sonrió para sus adentros.
En pocas horas toda la ciudad estaba bailando y divirtiéndose, poniendo fin al periodo oscuro.
- ¡Baila horrible oficial Wilde!
- Solo si puedes llamar baile a esos pequeños saltos, Hopps.
Ambos rieron al mismo tiempo... pero no para todos los mamíferos era todo dicha... A kilómetros de distancia, una hembra corría por callejones oscuros, buscando refugio por todas partes.
- Se acabó el juego. - Dijo la voz detrás de ella.
Ella jadeó asustada, tiró al suelo la caja que tenía en las manos e intentó huir... hasta que un dolor punzante apareció en su abdomen y empezó a ponerse rojo.
Y aquí es cuando realmente comienza mi historia... ¡Nos vemos en los comentarios!
