Disclaimer: Los personajes les pertenecen a Stephanie Meyer, la trama es mía (:

Cap.14: El clan Vulturis.

Antes de irnos, le pedimos a la llorosa Renée que haga la denuncia por Aro, que cuente todo. Tratare de que todos estén refugiados, así no debo preocuparme por ellos mientras estoy lejos. Si Aro se entera, ellos sabrán que si hay alguien desconocido, desconfiaran al instante.

Como no quiero arriesgar a mi hermana, le pido que se quede aquí, cuidando de Renée. Al comienzo protesta, pero como Jasper se pone de mi lado, termina aceptando.

A Emmett le pido que hable con mamá y papá y les cuente todo. Que se cuiden. Abrazo a todos, y Charlie se va conmigo.

En el viaje, el padre de mi amiga agenda el numero de Bella en su celular también, y aprovecha para llamarla.

Espero ansioso a que lo atienda. Murmuro que no olvide decirle Marie, si le atiende.

Y contesta. Escucho lo que Charlie dice:

—Hola Be-Marie —se corrige rápidamente. Cuando dice esas palabras se lo oye nervioso, pero su voz cambia cuando continua: —Si, soy su padre…Ah sí, exactamente… ¿Internada? ¿En qué parte? —Asiente con la cabeza —.Ya estoy yendo para allá —y corta.

— ¿Qué paso?

—Era una enfermera. Dijo que la internaron, así que sigue allí.

—Bien —me relajo un poco.

De a poco el auto se llena con silencio. Me es algo incómodo, pero Charlie siempre fue un hombre tranquilo y de pocas palabras…así que me sorprende cuando dice:

—Edward…te agradezco que vinieras y me contaras todo.

Antes de poder controlar lo que digo ya estoy hablando:

—Discúlpame por no hacerlo desde el comienzo. Fui un idiota.

—Está bien. Lo importante es que ya la encontramos. Ahora el tema es hacerla recordar y llevar a la cárcel a esos malditos.

Tiene razón, por supuesto. Por más que nosotros logremos recuperar a Bella, nunca estaremos en paz, porque nos tendrán amenazados. Aparte se dedican a buscar chicas a quien arruinarles la vida, incluyendo a sus familias, por lo que hay que encerrarlos para que se pudran y no molesten más.

Se está haciendo de noche cuando llegamos. Estaciono cerca del hospital y vamos a pie.

Con cada paso que da Charlie me doy cuenta lo ansioso que esta y como eso se contagia ¿Bella será capaz de reconocer a su padre? Quizá, pienso, quizá con ese revuelto en la cabeza algo recuerde. Suplico por dentro.

Estoy viendo toda la gente que se amontona en la entrada del hospital, algunos para tomar aire fresco, otros para fumar un cigarrillo, etc. Así es como de lejos reconozco a Cayo. Le pongo una mano a Charlie para detenerlo y retroceder para no estar en el campo de visión del tarado ese.

— ¡Es él! —le digo a mi acompañante para que me entienda —, a quien golpee: Cayo.

Tapados por la esquina, le señalo a Cayo que esta contra la pared del hospital, como si nada, solo que yo sé que está vigilando.

— ¿Cómo sabe que Bella esta aquí? ¿Le habrá llamado? —su pregunta es retórica, pero yo la respondo de todos modos, porque me doy cuenta:

—Aro quizá rastreo mi llamada cuando estaba con ella... ¡Mierda! O quizá el teléfono de Bella tiene un dispositivo de rastreo.

Tengo ganas de golpear mi cabeza contra la pared.

Charlie frunce el ceño y luego se calma cuando me mira.

—Tengo un plan.

Más tarde me siento ridículo.

Salgo del baño para verme en el espejo de mi habitación: llevo puesto un disfraz de policía. Incluso tengo unas botas y la gorra que ellos usan.

Desvió la vista, avergonzado, pero salgo de ahí.

Charlie ya me está esperando, vestido como policía también. Debo admitir que si él, siendo un hombre mayor, se bien con esas ropas, quizá yo no estoy tan mal, solo que me siento perseguido.

—Así está bien, tú ponte la gorra y los lentes de sol y no te reconocerá, vamos.

El plan de Charlie fue sencillo: hacernos pasar por policías. Como yo no tengo nada para amenazar a Cayo si la situación se da, él me obliga a llevar un cuchillo. Le ofrezco a que él también lleve algo pero se niega rotundamente.

Regresamos al hospital. Esta vez vamos por el otro lado. Cuando Cayo nos mira de lejos –no me reconoce–, se hace el tonto y mira para otro lado. Tengo ganas de abalanzarme contra él de nuevo, pero me trago el impulso y con Charlie entramos al hospital…así de simple.

Charlie no pregunta. Toma al ascensor diciendo que la enfermera le dijo donde tenía que ir. La gente en el ascensor nos mira, pero no burlones como imagine, sino de reojo y curiosidad. Pensé que Cayo se daría cuenta que eran disfraces, aunque no de lejos y que por eso nos evito, pero si esta gente nos ve así…quizá no es tan notorio.

Nos bajamos del ascensor, caminamos un poco y nos detenemos frente a una puerta. No quiero ni pensar como se debe sentir el padre de Bella. Yo tengo el corazón acelerado, él estará peor.

Charlie está a punto de abrir cuando la voz de una mujer dice mientras se acerca:

— ¿Puedo ayudarles en algo?

Me calmo al ver que solo es una enfermera.

—Soy el padre de la paciente que está aquí, hace un rato llame por teléfono.

—Oh, buenas noches. Lamento decir esto, pero el horario de visita es a la mañana y a la tarde.

—Por favor…he venido de muy lejos, estoy preocupado. Sera rápido.

Ella duda. Como no quiere quedarse callada, pregunta mirándome:

— ¿Y usted quién es?

—Él es mi compañero de trabajo, el nuevo —responde Charlie apresuradamente.

—Hum, bueno, veré si consigo que usted entre ya que es el padre, espere un minuto, por favor.

Los dos suspiramos.

—Uf, muchacho, se me va a salir el corazón en cualquier momento —me cuenta en susurros y me rio por lo bajito…Pues yo estoy casi igual.

La enfermera vuelve con otra mujer, que debe ser la doctora. Nos sonríe amablemente mientras estrecha nuestras manos.

—Soy la doctora Crowle —se presenta —, soy la doctora de turno. La señorita Marie vino con dolores de cabeza y la hicimos quedarse para hacerle unos estudios —luego de decir eso, desaparece la sonrisa y frunce un poco el ceño —.Le sacamos una placa y no encontramos nada, pero ella insistía. Así que le recomendaron reposo, pero cuando se estaba por ir se desmayo…Ha estado muy alterada así que le tomamos la presión y le sacamos sangre…Tengo que admitir que tenía una fuerte dosis de medicina que no explica porque la tiene en el sistema y bueno —se cruza de brazos — y un poco de droga también, así que quizá por eso se sentía tan mal. ¿Qué me puede decir usted de su hija? ¿Sabía que consumía?

—No lo sé. Ser policía me toma mucho tiempo…y hace un año me separe de su madre y han estado viviendo juntas. Hacía mucho que no la veía —miente Charlie y yo me le quedo mirando ¿Cómo se le ocurren esas cosas en tan poco tiempo? Es un genio.

—Separación de los padres, depresión…entiendo —dice la doctora y suspira —, bien, ella ahora está durmiendo. Yo que usted no la despierto, no le viene mal el descanso.

—De acuerdo.

—Dos minutos, como mucho —le recuerda y ella con la enfermera se van.

—Ven, vamos, rápido, antes que nos vean —dice Charlie al abrir la puerta y meterse. Entro y cierro.

El padre de mi amiga se queda paralizado por unos segundos, observando cómo Bella ha cambiando con el tiempo. Traga como puede y se sienta en la silla que hay al lado de la camilla y toma su mano.

Yo me quedo a la altura de los pies, mientras leo su diagnostico –el que nos recitó la doctora recién– que está colgado en su camilla.

—Hum, Charlie —digo, lamentándome interrumpir —, por si la doctora te pregunta o algo recuerda que el apellido que ella dio es…Vulturi —le leo.

— ¿Qué has dicho? ¿Vulturi? —repite, abriendo mucho los ojos. Yo asiento, desconcertado —.Muchacho, el clan Vulturis esta hace años. Han descubierto que un tipo en Italia se aprovechaba de las turistas para prostituirlas; Lo han buscado, pero él se escapo y se había rumoreado que ya no estaba más, que solo se había ocultado para que lo dejaran en paz. Encontraron muchas chicas desaparecidas por toda Italia.

Se me sube la bilis mientras me cuenta ¡Carajo!

— ¿Y por que la doctora no reconoció el apellido?

—Es joven, no tanto como tú, pero el clan desapareció hace años, por eso no debe conocer la noticia.

—Charlie…debemos atrapar a Cayo y que nos lleve con Aro. Es la única forma de quedarnos tranquilos.

Espero a que diga algo. Él se queda mirando a Bella, le acaricia los cabellos y le besa la frente.

—Pues vamos.

Hola? Existirá alguien que siga leyendo fanfics? Jaja, paso taaanto tiempo, perdón.

Yo también soy lectora y me indignaba engancharme con una historia que no tenia fin…no sé por qué me colgué en actualizar, este capítulo ya estaba escrito igual que uno o dos más, en fin, dejo este y veré, sino la dejo en el olvido jajajaj. Capaz podría corregir algunas cosas absurdas pero ni ganas .

Gracias a las que siguieron leyendo a pesar de todo, y sobre todo a las que comentaron. Saludos!