Baby Stone

Capítulo treinta y nueve: Desde cero en el mundo de piedra

Ya estaban preparando todos los equipos para entrenar a los astronautas, pero claro que lo primero… era seleccionarlos.

Xeno reunió a todos y aclaró que iban a elegir a los astronautas de entre su grupo, ya que ellos ya conocían el rayo petrificador y el objetivo de la misión era justamente ir a lidiar con el responsable de la petrificación mundial.

Debían elegir un piloto, un científico y un guerrero.

Cuando mencionaron al científico, de inmediato todos miraron a Senku.

—Aún no creo que es buena idea que yo vaya —murmuró él, carraspeando, sin lucir en lo absoluto convencido—. No sabemos qué habrá allá, sigue siendo peligroso…

—Vamos, todos sabemos que quieres ir. —Chrome lo miró con una mueca—. ¡Trabajamos mucho en ese cohete de ida y vuelta, no te acobardes ahora!

—¿Y tú no quieres ir o qué? No me digas que no te emociona…

—B-bueno, sí, pero… t-también tengo un hijo, ¡y sé que es tu sueño, bastardo! —Lo señaló acusadoramente.

—Sea como sea… —Xeno se acercó con las manos tras la espalda— más allá de que estarán petrificados la mayor parte del viaje, todos los astronautas deben tener cierto nivel de estamina y entrenamiento mínimo.

—En eso sí vas a estar en problemas… —murmuró Gen.

—Pues entonces no voy…

—Oh, vamos, ya no eres tan malo como antes. —Kohaku rio divertida—. Ir por todas partes cargando a Tsukiku te dio algo de fuerza extra.

"Sí, eso y que me destroces la cadera todas las noches", pensó Senku, pero sabía que Kohaku lo mataría si lo decía frente a todos.

—¿Y qué hay de los otros científicos estrellas del grupo? —Miró a Mironi, DJ y Yoshio.

—¿Yo? ¿Entrenando y sudando? No, gracias. —La Dra. Mironi no quiso saber nada.

—Eres débil, hermanita. —Blund le dio una palmada en la espalda que casi la tira al suelo.

—Yo no creo querer toda esa responsabilidad… —Yoshio negó con la cabeza.

—Yo estoy medianamente en forma, soy un genio, no tengo a nadie que vaya a extrañarme y me interesa el espacio, pero también soy cursi y creo en el destino. —DJ se acercó a Senku y rodeó sus hombros con un guiño—. Y creo que ir a ese viaje es tu destino, amiguito, ya deja de intentar librarte de él.

Todos miraron a Senku con sonrisas expectantes, y él finalmente lanzó un largo suspiro.

—Bien, bien, ya que… voy a ir.

—¡HURRA!

Senku siguió con su cara de fastidio, pero todos lo notaron sonreír apenas les dio la espalda.

.

El entrenamiento para ser astronauta comenzó, y claro que Senku tuvo muchas dificultades, y más en la parte de natación con ropa.

Como ya tenían videollamadas y podían comunicarse fácilmente con las otras ciudades alrededor del mundo que estaban comenzando a reconstruirse, todos sus amigos que se habían quedado en otros países regresaron a Japón, y se unieron a los entrenamientos para astronauta, aunque la mayoría lo hacía solo porque era divertido y una especie de competencia para los mejores guerreros o algo así.

Senku vio a todo el mundo aplastarlo en la competencia de natación con ropa, pero al recordar como su padre logró superar los obstáculos logró ganar la motivación suficiente para lograr un nivel necesario y al menos completar el trayecto.

"Me gustaría que me vieras ahora, papá… aunque probablemente dirías alguna tontería y me jalarías la oreja para que me dé prisa y te regrese a tu nieta, maldito viejo, je…"

Sonrió al pensar en eso mientras recuperaba el aliento luego de la prueba de natación.

Realmente le hubiera gustado tener a su padre ahora… pero él se había ido, y ahora no podía hacer más que intentar enorgullecerlo… desde donde quiera que estuviera.

.

Tsukasa había interrumpido una sesión de entrenamiento de Kohaku y Blund, pidiéndole a la guerrera rubia reunirse a solas para hablar de algo importante.

Minami les envió una mirada sospechosa, a lo que Kohaku rodó los ojos.

Ruri ya llevaba tiempo diciéndole que se declarara a Tsukasa, Minami en serio necesitaba dejar de acobardarse en sus sentimientos.

Cuando se alejaron lo suficiente, le preguntó de qué quería hablar, pero fue sorprendida cuando él la atacó repentinamente.

Por un momento creyó que él los había traicionado, pero Tsukasa fue rápido en aclarar que más bien la estaba probando, y hasta alabó sus habilidades y su desarrollo como guerrera, diciéndole que ya estaba a un nivel cercano a él y Hyoga, aunque Kohaku le dijo que no se creía eso, porque sabía que aún estaba muy lejos de ellos, pero Tsukasa insistió diciendo que no estaban tan lejos como creía, menos con las armas científicas que disponían.

—La ciencia realmente iguala las cosas entre hombres y mujeres —murmuró con una sonrisa suave.

Kohaku le devolvió la sonrisa.

—Ja, veo que ya te has convertido por completo en un miembro del reino de la ciencia. —Al principio siempre parecía querer guardar algo de distancia de todos ellos, pero la aliviaba ver que ahora estaba mucho más cómodo—. Nunca entendí porqué querrías un mundo sin ciencia después de haber visto lo que es capaz, sobre todo porque fue la ciencia la que nos permitió tener vivas hoy a nuestras hermanas.

—Tiene su lado… cuestionable —Suspiró—, pero hace más bien que mal, es cierto, y siempre le agradeceré por haberme devuelto a Mirai, así como sé que tú agradeces tener a tu hermana.

—A mi hermana, mi hija, mucha gente que amo. —Sonrió suavemente, volteando para ver al cielo estrellado—. Hablando de amor y de nuestras hermanas, deberías invitar a salir a Minami, está volviendo locas a Mirai y Ruri-nee porque no se atreve a pedírtelo.

Tsukasa se quedó en silencio por un momento, antes de suspirar.

—Lo tendré en mente.

Sin más, él se marchó, y Kohaku lo vio retirarse, notando con curiosidad que parecía dirigirse al laboratorio de Senku y los otros científicos.

.

Tsukasa se plantó frente a Xeno y Senku, brindándoles su opinión de que una guerrera más ligera y ágil sería mejor para un posible combate en la luna, y Xeno sonrió, agradeciéndole su aporte ya que después de todo el experto en combate era él.

Senku, sin embargo… no estuvo del todo contento.

—¿Se lo vas a impedir? —preguntó Tsukasa, con una ceja en alto.

—Ni que pudiera, soy su esposo, no su dueño. —Rodó los ojos, pero luego cerró los ojos y suspiró—. Simplemente… hablaré con ella y veré qué opina.

Esa misma noche fue a casa y ella de inmediato se lanzó a besarlo, pero él tomó sus hombros y la apartó suavemente, mirándola con seriedad.

—Tenemos que hablar.

—Ja, ¿estás embarazado? —Sonrió divertida.

—Muy graciosa, pero te advierto que apenas se reinventen las vasectomías seré el primero en la fila.

—¿Vaso-qué?

—No importa, quería hablarte sobre las pruebas para astronautas… —murmuró, para luego contarle todo lo que había hablado con Tsukasa—. Los científicos no sabemos nada de combate, él es el experto aquí y valoro su opinión, pero… ahora no te hablaré como científico ni como líder, sino como tu esposo y padre de tu hija, y te advierto que no estoy de acuerdo con la idea. —La miró seriamente—. Si tú quieres ir, no me opondré, pero no me gusta ni un milímetro, solo soy sincero.

—Ja, ni que fuera una novedad. —Lo miró con una sonrisa resignada—. También odiaste que fuera al viaje de la isla con ustedes, esto no me sorprende.

Él suspiro.

—Si algo saliera mal… podríamos dejar huérfana a nuestra hija, Kohaku.

Ella lo miró ceñuda.

—No digas eso, nada va a salir mal, todo estará bien, siempre lo está.

—Valoró tu optimismo, pero la posibilidad de morir es alta, no solo porque el cohete podría fallar, sino porque no sabemos qué nos espera… y si vamos los dos, nos arriesgamos a dejar sin sus dos padres a esa niña, a nuestra niña…

—El cohete no fallará, tú y los científicos harán un buen trabajo, y yo quiero ir. —Alzó mucho la barbilla—. Quiero ir, porque no quiero que tengas ninguna maldita excusa para no volver con vida, Ishigami Senku. Iré única y exclusivamente para asegurarme de que traigas tu trasero de regreso a casa, sin que puedas usarme como excusa para permitirte morir porque Tsukiku al menos me tendrá a mí. —Se acercó a él y tomó sus mejillas, con sus ojos llenos de determinación—. Iremos a pelear por el futuro de la humanidad juntos.

Se miraron fijamente a los ojos por largo tiempo, los dos muy serios, los dos completamente determinados, antes de que Senku riera entre dientes.

—Muy bien entonces… como tantos hombres prometen regalarle la luna a sus esposas, haré méritos para ganarme esa segunda boda que prometí como un nuevo comienzo y te llevaré a la luna yo mismo. —Ambos rieron divertidos, antes de compartir un breve beso.

Todavía había mucho trabajo que hacer, pero por suerte podrían continuar el camino estando juntos.

.

El entrenamiento para los astronautas comenzó. Se crearon distintas estrategias para lidiar con Whyman en la luna y con su arma petrificadora, distintas armas y con ayuda de Joel también se creó un reloj que podía liberar líquido despetrificador programado para evitar las oleadas de petrificación que pudieran llegar.

Sai incluso hizo un simulador de vuelo y disparo, pero tanto en disparar de forma virtual o real fue Ryusui el que más se destacó, todos lo llamaron el hombre más adecuado para la misión, el mejor.

Senku estaba bastante metido en la construcción del cohete y además en el entrenamiento, así que por eso se sorprendió cuando Ryusui lo llamó repentinamente.

—Imagina que eres un caballero en la edad media, en algún reino lejano… —Senku lo miró como si estuviera loco, pero Ryusui continuó—. Como un joven y valiente caballero, apuntas a casarte con la princesa del reino, y hablan sobre tener un futuro juntos… pero hay otro pretendiente mucho más apropiado para ella… el príncipe del reino vecino. Un matrimonio entre ellos podría traer paz a todo el territorio… ¿Qué elegirías tú… en esa situación, no como hombre, sino como científico?

Senku siguió mirándolo como si estuviera loco.

—¿De qué rayos hablas? Porque si fuera Kohaku, no habría forma ni en diez billones de años de que… —Se calló de pronto, viendo como Ryusui miraba con una sonrisa triste a una maqueta del cohete que planeaban construir pronto.

Ah… ya entendía…

Suspiró, alzando la vista al cielo.

Lo que Ryusui quería… tenía sentido, era una decisión difícil… pero la más lógica.

—Como científico, siempre me voy tras la ruta más lógica, la más eficiente… así que si hubiera otro tipo diez billones por ciento más eficiente que yo, en un escenario donde la decisión depende de mí, por supuesto que me haría a un lado… es lo más razonable.

Ryusui sonrió dolorosamente, y Senku tuvo la suficiente consideración para no hacer más presión en la herida, a pesar de que era obvio que Ryusui ya sabía lo que diría.

Era obvio lo que quería… a quién quería… como su reemplazo.

Cuando le comentaron la idea a Xeno, los ojos le brillaron tanto que tuvo que darles la espalda rápidamente para disimular que no podía ocultar la emoción de volver a ver a cierto alguien… alguien muy importante para él:

Stanley Snyder.

No perdieron tiempo y lo revivieron, y Stanley fue rápido en aceptar la misión y demostrar su habilidad e ingenio que lo hacían optimo para la misión, aunque aun así Xeno le preguntó si se sentía capaz, con una sonrisa que decía claramente que ya sabía que sí, pero aun así le preguntaba.

Y, en respuesta, Stanley estiró una mano y acarició suavemente su mejilla… muy cerca de los labios de Xeno… afirmando que por supuesto que podría con la misión.

—¿Ellos son…? —Gen cubrió rápidamente la boca de Chelsea antes de que pudiera preguntar por la relación de Stan y Xeno.

Después de eso, Senku supo por Gen que Ryusui tuvo algunos problemas en aceptar que ya no iría al espacio, pero que Stan no dejó de demostrar que él era más apropiado para la tarea, así que no hizo protesta alguna más allá de continuar entrenando y desafiándolo pero de forma siempre amistosa, aunque Senku notaba cierto brillo raro en sus ojos… pero confiaba en que Ryusui no haría ninguna tontería… ¿cierto?

Por mientras, el entrenamiento de astronautas continuó. Ahora los elegidos eran Stanley Snyder, Ishigami Senku e Ishigami Kohaku.

También continuó la fabricación de los trajes de astronauta, y por insistencia de la doctora Mironi también se harían trajes de repuesto por las dudas de que fueran necesarios.

—Soy una persona precavida, y tenemos materiales más que suficientes, yo misma trabajaré en ellos, prefiero no arriesgar la vida de nadie si se puede evitar. —Ajustó sus lentes de sol.

Senku normalmente quería apresurar todo, pero accedió a la petición de la doctora, ya que él tampoco quería arriesgarlos y siempre había posibilidades de que algo fallara. Y claro que no estaba dispuesto a arriesgar la vida de su esposa… ni la de nadie, por supuesto.

Los meses pasaron, se enteraron que Ukyo y su nueva esposa esperaban un bebé (Tsukiku se llenaría de amiguitos cuando volviera) y las cosas iban tan bien que Senku decidió darse el tiempo de conceder algunos deseos de necesidades tecnológicas que tuvieran los miembros del reino de la ciencia, a lo que de inmediato todos comenzaron a gritar sus pedidos:

—¡Una lavadora! —pidió Yuzuriha.

—¡Una videocámara! —pidió Minami.

—¡Microondas, jacuzzi, tragamonedas! —gritó Ryusui, junto con otra decena de deseos, mientras los demás seguían gritando, hablando uno por encima del otro.

—¡PS5!

—¡Maid Robot!

—¡Suplemento proteico!

—¡BTS!

—Eso no es científico… —se quejó Senku.

—¡Fiestas latinas! —gritó DJ.

—¡Eso tampoco es científico! —riñó el Ishigami.

—Podemos hacer parlantes gigantes, luces de colores, una esfera disco y bebidas alcohólicas de dudosa calidad mezcladas con lo que sea que haya en la barra. —DJ sonrió emocionado.

—No todas las fiestas latinas son así… —La esposa de Ukyo, Ami, lo miró mal, aunque luego sus hombros se hundieron—. Aunque acabas de recordarme a mi infancia cuando dormía en medio de dos sillas con una chaqueta encima…

—¡Exacto, esas fiestas son la vida misma! —DJ frotó sus manos con una gran sonrisa—. Y hay ciencia, mucha, ¡vamos a darles su regreso glorioso!

Senku suspiró resignado cuando todos voltearon a verlo con ojos brillantes.

—Bien, no me opongo a la idea…

—¡Hurra!

Mientras Kaseki y Senku trabajaban en cosas serias como el microondas y la videocámara, DJ arrastró a Yoshio a trabajar en todo lo que tuviera que ver con organizar una gran fiesta latina, y hasta revivieron a más gente para ese propósito, también para buscar a más científicos o ingenieros que colaboraran, yendo por todas partes preguntando quién sabía de ciencia.

—Yo sé de ciencia —confesó un adolescente que había estado dando vueltas por ahí desde hace unos años pero nunca tuvo la iniciativa de abrir la boca, aparentemente.

—¿Puedes ayudar con los parlantes? —DJ se inclinó sobre él con ojo crítico.

—Ajá. —El adolescente de cabello rojo y peinado emo se encogió de hombros.

—¡Excelente! ¿Y cómo te llamas?

—Tomiichi.

—¡Excelente, Tomatichi, serás mi aprendiz! —DJ rodó sus hombros y lo arrastró hasta su laboratorio improvisado—. Es bueno poder robarle una mente brillante a Senku para variar.

Apenas Senku terminó con los primeros pedidos, comenzaron a llegarle más, pero Kohaku lo vio demasiado cansado así que lo jaló de la oreja para que bajara un poco el ritmo y descansara, y les advirtió a los demás que no lo molestaran demasiado, y claro que nadie se atrevería a contradecir a la feroz guerrera leona.

Por mientras, DJ finalmente terminó con los arreglos para su fiesta latina, y, para disgusto de Senku, hizo un gran alboroto al respecto (sobre todo porque los miserables de Ryusui y Gen se le unieron) y prácticamente todo el reino científico asistió a la enorme fiesta que empezó a las seis de la tarde y aparentemente no pararía hasta el amanecer.

Todos se habían puesto máscaras como de carnaval y se la estaban pasando bastante bien…

Senku simplemente se sentó en un rincón trabajando en el cohete mientras veía de reojo a Kohaku convivir con su familia.

—¿Seguro que no quieres bailar? —le preguntó Kohaku, dejando a su familia para acercarse a él—. Esta música es bastante movida.

—Sabes que eso no es lo mío… —La miró con sequedad y ella rio.

—Ja, lo sé muy bien, pero quería intentarlo. —Senku miró de reojo como ella movía sutilmente las caderas al ritmo de la música.

De verdad quería bailar, ¿eh?...

Y no podía negar que ese movimiento de caderas suyo era… muy tentador…

Tragó saliva, antes de desviar la mirada a la entrada, donde había una caja grande llena de máscaras y otro tipo de utilería para que los invitados usaran.

Y… él había prometido ser un mejor esposo de ahora en adelante…

—Podemos hacer un trato… —murmuró, haciendo que Kohaku lo mirara con la boca abierta.

—¿Eh?

.

Gen estaba en un rincón, observando a las felices parejas bailando.

Ah… y pensar que varias de esas parejas estaban juntas gracias a él… y Ryusui, claro.

Ryusui mismo no dejaba de bailar con varias señoritas guapas, en especial las tres hermanas deslumbrantes, aunque siempre acababa dejándolas para ir a que Francois le sirviera una copa de tanto en tanto.

Hasta Ryusui tenía a alguien especial…

"No es que yo no conozca ese sentimiento… pero solo conocí personas frívolas durante el siglo XXI… Incluso esa linda francesa resultó ser tan superficial como todos los que conocí…"

Salió de sus pensamientos cuando notó a una nueva pareja ir a la pista de baile.

Los dos tenían máscaras y pelucas de colores vividos, pero Gen era muy observador como para no darse cuenta de quiénes eran.

Rio para sí mismo.

"El amor realmente hace maravillas, ¿no, Senku-chan?"

Y hablando de amor…

Gen volteó para ver a Minami sentada incómoda cerca de Tsukasa que vigilaba atentamente a un chico que llevaba una hora queriendo hablar con su hermana (Mirai tenía diecisiete años ya) y le dedicaba una mala mirada cada vez que se acercaba a ella.

Sabía que últimamente Tsukasa y Minami habían estado teniendo algunas "citas" entre comillas, porque Tsukasa simplemente había comenzado a almorzar con Minami sin decir ni pío, confundiendo mucho a la reportera que todavía no se atrevía a dar el primer paso.

Disimuladamente, Gen se fue acercando a Ryusui y le hizo una seña para que se alejara de su conquista de turno, cosa que el capitán no dudo, mirándolo con curiosidad.

Gen señaló discretamente a Tsukasa y Minami.

—Creo que necesitan un ligero empujoncito~.

Ambos sonrieron macabramente.

Comenzaron a trazar su plan, pero entonces una sombra los cubrió.

—No pude evitar escucharlos… —Era DJ, arrastrando a su aprendiz adolescente que tenía cara de que no quería estar allí—. Y me parece sumamente divertido lo que quieren… ¿me puedo unir?

—¡JA, JA! ¡Otro cómplice siempre es bienvenido! —Ryusui chasqueó los dedos.

—Hmm… —Gen lo miró con interés—. Eres todo un científico prodigio, ¿no?~ Dinos… ¿sabes cómo hacer un licor lo suficientemente fuerte para emborrachar hasta al hombre más fuerte de la humanidad en una simple copa que Francois le llevara?~ —Los dos sonrieron maliciosamente.

—Eh… en realidad no. —Gen y Ryusui se fueron de espaldas—. Esa no es mi área. —Rio tontamente.

—Yo podría —murmuró el adolescente llamado Tomiichi, a lo que Gen y Ryusui lo miraron con ojos refulgiendo con malicia—, pero no lo haré, es amigo del jefe Ishigami ¿no? Me metería en problemas.

Gen lo miró con ojos entrecerrados.

—Si realmente pensaras eso, no nos habrías dicho que puedes, así que… ¿qué quieres a cambio?

—Qué perspicaz. —Sonrió brevemente—. Escuchen, mi hermano lleva todo el baile queriendo invitar a Shishio Mirai, se habían conocido antes en una obra de teatro de La Sirenita que Mirai-nee organizó para los niños, pero si se acerca Shishio-san lo matará, así que quiero quitarlo del camino… y que ayuden a mi hermano con Mirai-nee… y un mejor departamento, ya que estamos…

—¡Hecho! —Ryusui estrechó su mano rápidamente.

Dos meses después, Senku les estrelló un plano en la cara tanto a Gen como a Ryusui mientras Tsukasa firmaba papeles de matrimonio con una muy feliz (y embarazada) Minami.

—¡¿En serio usaron el mismo truco dos veces?! ¡Voy a comenzar a hacerlos mantener a todos estos niños ustedes!

—Yo podría. —Ryusui sonrió arrogantemente, solo para que Senku le dé otro golpe con el plano en su estúpida sonrisita.

—Nosotros no tenemos la culpa~ el plan era que se soltara un poco o que tuviera que ir a casa y Minami-chan lo cuidara, no tenemos la culpa de que tuvieran tanta tensión sexual acumulada como tú también tuviste antes con Kohaku-chan, así que me imagino que los entiendes bien~.

Senku lo miró con odio puro, por supuesto, porque sabía que tenía razón, pero al final solo acabó dándole con el plano en la cara otra vez.

Un mes después, el once de marzo del año 5753, Saionji Umi, hija de Ukyo y Ami, nació.

Era una niña muy parecida a su madre, pero con los ojos verdes y cabello blanco puro de Ukyo, aunque con ricitos blanquecinos muy adorables.

Kohaku fue de las primeras en ir a conocer a la pequeña, arrastrando a Senku, y se reunieron con varios de sus amigos para conocer a la bebita cuando tenía ya unas semanas de nacida.

—Aww, es lindo tener otra niña —dijo Yuzuriha con ternura mientras Kohaku cargaba a la pequeña Umi dormida.

—¡Es otra princesa para el reino científico! —gritó en un susurro Taiju, sosteniendo a su hijo Kinji de ya tres años y medio para que viera a la bebita.

—¡Más bien una angelita, JA, JA! —Ryusui chasqueó los dedos ruidosamente, ganándose que todo el mundo le chitara.

Fue tarde, sin embargo, Umi abrió los ojos y gimoteó un poco, a lo que Kohaku rio suavemente, meciéndola y logrando calmar su llanto, aunque siguió despierta.

—Tienes talento con las mocosas, ¿eh? —murmuró Senku con voz tenue, mirando con ojos suaves a la pequeña bebita.

Ella lo miró con una sonrisa suave, para luego acercar la bebita a él.

—Cárgala.

—Eh…

—Vamos, Senku, sería un honor —dijo amistosamente la señora Saionji.

Finalmente, Senku decidió cargar a la pequeña bebé, que parecía muy soñolienta, pero pronto fijó sus ojos verdes en él.

Era… una sensación nostálgica.

¿Cuántos años habían pasado ya sin Tsukiku?... Je, ni que no lo supiera… él lo sabía perfectamente, era consciente de cada largo, agobiante e interminable segundo en el que no podía estar con su hija, sabía que ya habían pasado más de cuatro años sin su niña desde que despertó, y casi doce desde la última vez que la vio.

Doce años sin verla… qué sensación tan desesperante… incluso sabiendo que estaba a salvo como una estatua, de todos modos no podía evitar angustiarse.

Y si era así de malo para él… ¿cómo se habría sentido Byakuya al ni siquiera saber que estaría bien?

Tomó aire, sabiendo que no era momento para ponerse sentimental, porque todos sus amigos lo estaban viendo, y este era el momento de la familia Saionji.

—Es preciosa, felicidades. —Le regresó la bebé a Ukyo, que sonrió suavemente.

—Seguro que ella y Tsukiku serán buenas amigas.

—Sí… seguro que sí. —Kohaku tomó la mano de Senku discretamente y él por fin sonrió.

Por suerte, cada vez faltaba menos para terminar el cohete.

Cada vez faltaba menos para terminar la misión y finalmente despertar a su hija, para que creciera en un mundo sin amenazas, donde pudiera tener por fin los padres que merecía.

El momento se acercaba.

.

Senku había terminado con la mayoría de pedidos, pero entonces salió un pedido muy especial de parte de Taiju… un smartphone.

Nadie creyó que fuera posible crear uno a este punto, con la tecnología todavía tan arcaica que tenían, pero Senku lo hizo… o algo así, porque más bien hizo un armatoste gigante que requería de una caja de madera colgada de la espalda para sostener un ladrillo con un teléfono que parecía de los años 80 encima y siendo lo más avanzado una pantalla táctil.

Y claro que no fue solo para contentar a Taiju, sino que Senku también afirmó que sería para la nave espacial, que estaría llena de pantallas táctiles.

Los entrenamientos continuaron.

Pasaron los meses y llegó septiembre, y casi al final, el veintinueve de septiembre del 5753, nació Shishio Haishi, hijo de Tsukasa y Minami.

El pequeño era completamente idéntico a Tsukasa, haciendo babear a muchas por lo adorable que era, en especial a su madre y su joven tía.

Kohaku se reunió con sus amigas en noviembre, conociendo por primera vez a Haishi ya que antes no había tenido tiempo por los entrenamientos para ser astronauta.

—Aww, qué adorable. —Sostuvo al pequeño bebé con una gran sonrisa—. Ja, se nota que es igualito a Tsukasa, ¿creen que sea un guerrero?

—Lo que sí va a ser sí o sí será todo un rompecorazones. —Minami tomó de nuevo al bebé y besó amorosamente su frente.

—Quizás quiera ser periodista como tú. —Mirai acarició con dulzura su cabello castaño.

—Podría ser el rey de los chismes. —Ami rio mientras mecía a Umi en sus brazos.

—Hablando de chismes… —Luna sonrió emocionada—. ¿Qué pasa con esos rumores de que Mirai tiene novio?

Todos (menos Minami que ya parecía saberlo todo) miraron con los ojos muy abiertos a la hermana del primate más fuerte, que se sonrojó profundamente.

—¡N-no tengo novio! Mi hermano me dijo que soy muy joven para eso… —Rio nerviosamente.

—Ay, ya casi tienes dieciocho, en dos meses lo cumplirás. —Nikki rio alegremente—. Además, mientras sea un buen muchacho de tu edad no debería haber problema.

—Bueno… sí tengo un amigo que me parece algo lindo y con el que a veces paseo… —Jugueteó con sus dedos tímidamente.

—¡¿Cómo se llama?!

—S-se llama Jun, y es un año mayor que yo, pero a mi hermano no le agrada… —Suspiró con pesar.

—Tenle paciencia, ya se está empezando a ablandar. —Minami se carcajeó alegremente—. Haishi tiene ese efecto en él, lo ha suavizado mucho. —Sonrió con lagrimitas en los ojos, más que feliz por estar viviendo su sueño de estar con el hombre que tanto amaba desde hace tiempo—. Saben, estoy feliz de que al final no haya aceptado ir al espacio, sé que él consideró que lo mejor fuera que Kohaku vaya, y me alivia que pueda tener cierto tiempo para estar conmigo y Haishi…

—Es verdad que el entrenamiento es bastante demandante, yo misma casi no puedo pasar tiempo a solas con mi esposo a pesar de que pasó casi todos los días entrenando con él.

—Entonces es bueno que aún no revivieran a su hija, ¿no? O no tendrían tiempo —dijo Chelsea sin tacto alguno, ante la mirada horrorizada de Suika.

Kohaku solo sonrió tristemente, sin embargo.

—Sí, es bueno, yo no hubiera aceptado ir al espacio si ella estuviera, y me dolería que Senku se perdiera de verla crecer… otra vez.

El cohete ya estaba cada vez más cerca, y solo podía desear que todo saliera bien y pudieran abrazar a su hija pronto.

.

Para mediados del año 5754, el cohete ya estaba prácticamente listo, pero el clima no era favorable, así que decidieron fijar la fecha para octubre y aprovecharon para darle más entrenamiento a los astronautas, incluyendo temas de reparación de cohetes incluso bajo el agua o imitando condiciones del espacio, y también hasta incluyeron un curso de primeros auxilios para los tres, todo de la mano de la Dra. Mironi que era muy precavida.

Finalmente, llegó octubre y se definió que el lanzamiento sería el 14, y Senku y Kohaku supieron que faltaba poco para irse en una peligrosa misión decisiva para la humanidad.

Iban a ir a quedarse en la Isla del tesoro hasta el día del viaje, pero fueron una última vez a su casa, sentándose en el patio, mirando al punto donde su hija estaba enterrada.

—Sería muy tonto desenterrarla, ¿verdad? —preguntó Kohaku en un susurro, apoyando su cabeza sobre el hombro de Senku.

—No, pero preferiría no arriesgarme. —Suspiro.

—Sí, imaginé que dirías eso…

Ambos se quedaron en silencio, hasta que Senku por fin se decidió a hablar:

—Sabes que hay una posibilidad de que no regresemos, ¿verdad?

Ella asintió.

—Sé que vamos a regresar, pero también sé que no es imposible que algo salga mal… lo sé.

—Si no regresamos… ¿Qué quieres que pase con nuestra hija? —Ella lo miró con angustia—. Solo tú y yo sabemos dónde está, pero… hay que decirle a alguien, a alguien diez billones por ciento confiable, alguien que la pueda cuidar.

—Pues Ruri, ¿no? Aunque tiene a mi sobrino, pero…

—Bueno, justamente por eso tienen más experiencia con niños, pero me preocupa su seguridad también…

—Podrán protegerla, nuestros amigos los ayudarían. —Era horrible pensar en eso, pero sabía que existía la posibilidad.

—Sí. Cierto. —Tomó aire—. Chrome le enseñará ciencia… y tu padre le enseñará esas cosas de leona que sabes.

—Oye. —Le dedicó una falsa mirada de molestia, apoyándose más en su hombro.

—Estará bien, sí. —Él parecía estar queriendo convencerse a sí mismo más que a ella.

—Lo estará… y nosotros también. —Tomó su rostro y lo hizo mirarla fijamente—. Volveremos.

—Sí… —Finalmente, él sonrió—. Volveremos.

.

El 14 de octubre del año 5754, finalmente el cohete despegó, llevando a los tres astronautas que salvarían a la humanidad.

Stanley se despidió de Xeno (los dos intentando y fallando en no mostrar lo mucho que se iban a echar de menos) y de Ryusui con quien parecía tener una especie de rivalidad barra amistad, Senku se despidió de Taiju, Yuzuriha y Kinji (el pequeño ya tenía cinco años y adoraba a su tío Senku), y Kohaku se despidió de Suika, Ruri y su sobrinito Ruchiru (de cuatro años y fanatico de su estupenda y genial tía astronauta) y finalmente los tres embarcaron el cohete donde pronto se les tendió la medusa y se petrificaron.

La cuenta regresiva comenzó.

—10…

Kaseki y Joel, finalmente juntos, miraron atentamente a las pantallas.

—9…

Luna, llorosa por su fracasado intento de relación con Senku, pero aun así deseosa de que le fuera bien, recibió un pañuelo de parte de Sai, al que le sonrió antes de que él volviera a centrarse en su computadora.

—8…

Taiju y Yuzuriha tomaron las manitos de su hijo Kinji, mirando desde la distancia al cohete que ya estaba lanzando algo de humo.

—7…

Ruri abrazó a Ruchiru mientras veía a Chrome junto a Suika y Xeno y todo el equipo científico, concentrados en que todo saliera bien.

—6…

Tsukasa y Minami observaron desde la distancia, ella dando el reportaje para la TV y él sosteniendo a su bebé ya de un año, junto con Ukyo y su familia detrás y todos sus amigos, todos expectantes de que la misión fuera un éxito, con que por fin la Tierra fuera un lugar seguro para las siguientes generaciones, para que la ciencia siguiera avanzando.

—5…

Senku ya estaba convertido en piedra, al igual que Kohaku y Stanley, y él podía adivinar perfectamente por dónde iba la cuenta regresiva, porque sabía de la eficiencia de Xeno y todo su equipo científico.

—4…

"Todo es tan oscuro estando petrificado, no puedo escuchar ni mierda, ni siquiera sentir algún tipo de vibración, pero sé que la cuenta debe estar por 4… y ahora por…"

—3…

"Esto me trae recuerdos de cuando fui petrificado por tres mil setecientos años… años en los que estuve contando sin parar… pero ahora… estoy contando hacia atrás…"

—2…

"Por el ingenio de la humanidad, gracias al poder de la ciencia…"

—1…

"Hemos revertido desde cero la petrificación que azotó al mundo, y ahora estamos partiendo a la luna… ¡desde este mismo mundo de piedra!"

—¡0!

El cohete despegó, elevándose poco a poco en una estela de fuego, abandonando la Tierra, haciéndose cada vez más y más pequeño ante las lágrimas y gritos de alivio de todos los que trabajaron en hacer todo posible, adentrándose a los confines del espacio exterior.

La humanidad había pasado por la era de piedra por millones de años y solo tenía unos pocos milenios siendo una especie inteligente, hasta que alcanzó el punto clave más álgido de la tecnología, convirtiéndose en una civilización tecnológica, una que llegó al punto donde se podía disfrutar un buen plato de ramen en el espacio… y Senku estaba seguro de que Byakuya nunca perdió la esperanza de que pudieran volver a ese punto.

Finalmente, luego de lo que se sintió una eternidad, fue despetrificado, y lo primero que vieron sus ojos fue la inmensidad y profunda belleza del espacio.

Wow… ver las estrellas de esta forma, sin la molestia de la atmosfera, era… inimaginablemente hermoso…

Je… ahora le alegraba que Chrome y Suika se hubieran tomado tan en serio la misión de convencerlo de cumplir este bobo sueño que tuvo toda su vida…

Sin embargo, no había tiempo de ponerse emocional. Tenía trabajo que hacer.

Le llamó la atención que él hubiera sido despetrificado primero, siendo que Stanley era el piloto, por lo que le preguntó a Xeno al respecto y el viejo cursi le dio una pésima excusa que solo dio a entender, muy sutilmente, que le había dejado un momento a solas para poder apreciar el espacio por su cuenta.

"Je… pero si crees que voy a llorar estás muy equivocado", pensó Senku, intentando negar que sentía sus ojos arder levemente.

Luego de unos minutos Stanley despertó y para Senku fue bastante obvio que él también estaba confabulado con Xeno para haberle dado su momentito solo.

—Se nota que no estás sorprendido de verme despierto primero, es bastante obvio que lo sabías, así que lo planearon ¿eh? Viejos escalofriantes, dejen de mimarme, no soy un niño. Como sigan así mi hija los va a llamar abuelos —bromeó con una risa maliciosa.

Stanley solo sonrió divertido, mientras que Xeno lo regañó, diciendo que él no era el abuelo de nadie.

Je, ahora iba a hacer que Tsukiku les dijera abuelo a los dos solo para molestar a Xeno, je, je.

Hablando de Xeno, él pronto les dio la noticia de que tenían oxigeno hasta para tirar al techo por la excesiva cautela de la Dra. Mironi, así que no había ningún problema en despertar a Kohaku, cosa que Senku ni dudo en hacer.

De inmediato lo primero que hizo Kohaku fue pegar la cara al ventanal, chillando emocionada como chiquilla de escuela, sin dejar de hablar de lo hermoso que era el espacio.

Con esa vista suya, seguro estaba obteniendo un panorama especialmente hermoso, y Senku no pudo evitar preguntarse si algún día Tsukiku tal vez sentiría curiosidad por ser una astronauta también, para poder apreciar la belleza del universo tal como sus padres…

—¡No hay arriba ni abajo! ¡Mi cuerpo está más ligero que nunca! —Kohaku estaba dando vueltas por la cabina como una niña, era bastante adorable, le daban ganas de besarla, pero claro que no haría eso con Stanley allí y todo el equipo en Tierra escuchándolos.

Para distraerse, no perdió oportunidad de sacar lo que tanto había ansiado: ramen envasado al vacío hecho por la misma Francois para que tuviera un sabor muy particular… el mismo sabor que su padre se había llevado con él para compartir con sus compañeros astronautas en el ISS.

Cuando le mencionó ese detalle a Kohaku, ella se puso algo sentimental mencionando a Byakuya, intentando tomar su mano, pero Senku decidió que era más prudente cambiar el tema y tomar distancia, porque tenían mucho trabajo que hacer.

Debían acoplar las partes y un largo etc.… y tampoco quería ponerse sentimental ahora… no era el momento.

.

Tuvieron algunos problemas… fallas con la comunicación, fallas con el poder, fallas con la pantalla destinada a ayudar con los acoplamientos, y todo por un pequeño cabello petrificado que de algún modo se coló en la nave por la imprudencia de algún idiota, probablemente Yo-kun (luego se encargaría de bajarle el sueldo por ponerlos en peligro estúpido), pero afortunadamente al final todo salió bien… porque el idiota de Ryusui hizo algo increíblemente loco y se coló en el modulo cuatro para venir al espacio también.

Gracias a la ayuda de ese idiota loco que siempre se salía con la suya, lograron acoplar el modulo y además reemplazaron la pieza dañada, ya que trajo otra con él.

Lo que hizo fue una locura, pero todos lo agradecieron, incluso inspiró a Senku a anotar el E igual a MC al cuadrado en su camiseta.

Tendrían que recalcular muchas cosas con su presencia allí, pero parecía que todo estaría bien, él incluso dijo que estaba dispuesto a ser una estatua todo el viaje para no ser una carga, aunque la precavida Dra. Mironi aseguró que estarían bien incluso si no era así.

De todas formas, los cuatro fueron rotando en petrificarse y despetrificarse, siendo Stanley y Senku los que más estaban despiertos para chequear algunas cosas a lo largo de los días que tomaría el viaje, pero una vez, mientras Senku estuvo solo y era de noche en Japón por lo que varios científicos dormían, el Dr. DJ de repente se contactó con él sorpresivamente.

—Los jefecitos de Xeno y la Dra. Mironi fueron a dormir un rato y me dejaron a cargo —dijo con voz divertida. Él siempre parecía actuar como si no se tomara nada en serio—. Y tu amigo Gen me dijo que te sugiriera la idea de despertar a tu esposita ahora que estás tú solito… y sabes… podría apagar sus micrófonos una media hora si quieres…

Senku sintió su ceja temblar con molestia.

—Dile a ese maldito mentalista que existe algo llamado autocontrol. Y no, gracias, esto es una misión para salvar la humanidad. Esto es serio.

En la Tierra, DJ y Gen hicieron pucheros, mientras el aprendiz adolescente, Tomiichi, los miraba con repulsión.

—¿Seguro? No tendrás otra oportunidad~… —canturreó Gen.

La línea se quedó en silencio.

—Podrían darnos diez minutos… ¡pero no haremos nada de lo que piensan! Además si tenemos una emergencia es ridículo apagar los micrófonos tanto tiempo.

—¡Hecho! Tienes diez minutos desde… ya.

Con un suspiro, Senku despertó a Kohaku, que lo miró sorprendida.

—¿Ya llegamos? —Le sonrió, antes de desviar sus ojos a la ventana, viéndose tan maravillada como la primera vez… tan hermosa…

De repente, él la jaló de la muñeca, pegándola a su cuerpo y devorándole la boca, ignorando su jadeo de sorpresa que solo duro un segundo antes de que le correspondiera con la misma emoción.

Bien, quizás no tenían tanto autocontrol…

El impulso inicial los había hecho despegarse aún más del suelo, y ahora estaban flotando hacia el centro de la nave, justo debajo del ventanal, sin romper el beso.

Kohaku acarició su cabello suavemente, mientras Senku acariciaba lentamente la longitud de su espalda.

Cuando rompieron el beso, los dos alzaron la vista, encontrándose con la inmensidad del universo y su infinita belleza, con todas esas estrellas testigos de su pasión, más cerca de ellas de lo que cualquier pareja humana habría podido estar nunca.

Kohaku apoyó su cabeza en su hombro.

—Sabes, no suelo fijarme en estas cosas, pero esto se siente… extrañamente romántico.

Él rio suavemente, rodeándola con sus brazos.

—Muchos hombres le prometen a sus enamoradas la luna y las estrellas… yo te traje hasta ellas, creo que pueden declararme oficialmente el hombre más romántico de la historia humana.

Kohaku lanzó una gran carcajada, mirándolo fijamente a los ojos, con su mirada refulgiendo de puro amor.

—¡JA! Eres el hombre más poco romántico que conozco, pero… así te quiero. —Pegó su frente a la suya.

—Vamos, algunos puntos debe darme esta hazaña… Si me das otros diez años, prometo traerte fragmentos de los anillos de Saturno, ¿ahí me dirás que soy romántico?

Ella rio ahora de forma más suave, frotando su nariz contra la suya.

—Senku, tienes diez billones de puntos por traerme hasta la luna y las estrellas… ¿contento?

—Mucho. —Volvió a besarla.

Casi lamentó no haber aceptado los treinta minutos que ofrecieron primero al sentir que ya se les acababa el tiempo, pero era cierto que sería irresponsable de su parte tenerlos apagados tanto tiempo.

Cuando se cumplieron los nueve minutos, se apartó de Kohaku y acarició su rostro suavemente, diciéndole que debía volver a petrificarla.

Ella entendió, por supuesto, y lo besó una última vez antes de convertirse en estatua una vez más.

Finalmente, se cumplieron diez minutos y DJ restauro los micrófonos.

—¿Se divirtieron?~

—Cállense y déjenme trabajar —bufó, volviendo a los controles—. Ah, y… gracias.

DJ y Gen intercambiaron sonrisas, mientras Tomiichi los observaba ahora sorprendido.

.

Finalmente, se acercaron lo suficiente a la luna para poder aterrizar cerca de esa mancha sospechosa que era donde debía estar Whyman.

Como la extremadamente precavida Dra. Mironi los había hecho llevar trajes de repuesto, ¡podrían ir los cuatro, podrían llevar a Ryusui!

Hubo algo de revuelo respecto a las primeras palabras que debería decir Senku al dar los primeros pasos en la luna luego de tres mil setecientos años, aunque Senku no les prestó mucha atención y simplemente dijo lo primero que se le vino a la mente:

—Comparado a los aterrizajes del siglo XX, nuestra misión lunar tiene un significado totalmente diferente. Si fallamos al derrotar a Whyman, la humanidad estará condenada. Debemos derrotarlo y apoderarnos del secreto de la petrificación. —Sonrió ferozmente mientras la puerta se abría, revelando el basto paisaje lunar—. Con toda la humanidad en juego… vamos a dar este paso gigantesco en la batalla por la ciencia del futuro… ¡Esto sí que es emocionante! —Saltó directo a ese deseado suelo lunar.

Iniciaron el viaje colocando a la medusa en una capsula, y Stanley comenzó a conducir.

Senku habría querido sentarse junto a Kohaku, pero ella saltó al asiento de atrás al mismo tiempo que Ryusui, así que encogió los hombros y decidió disfrutar la vista.

Llegaron a ver la bandera de Estados Unidos con sus colores desteñidos, pero aún de pie después de tantos milenios.

Era una coincidencia interesante que Whyman estuviera justo en ese cráter.

De repente, la voz de Senku se dejó oír mientras avanzaban acercándose a su objetivo.

—Kohaku. Abre la capsula de la medusa, por favor.

—¿Eh? ¿Estás seguro de eso, Senku? ¿Y desde cuándo dices por favor? —Rio, pero llevo las manos a la capsula—. ¿Entonces la abro ahora?

—Sí, exacto. Date prisa, por favor.

Sin saber la razón, pero confiando en su esposo, Kohaku empezó a abrir la capsula, pero Stanley y Ryusui la detuvieron de inmediato, mientras Senku la miraba horrorizado.

—¡Kohaku! ¿Qué haces? —preguntó Senku.

—¡Senku no ha dicho ni una palabra!

Kohaku se horrorizó de inmediato, pero también no tardó ni un segundo en darse cuenta de qué había pasado.

Había sido engañada… y claro, ¿quién era el único que usaba la falsa voz de Senku?

—Muchas gracias por abrirla por mí —sonó esa voz inquietante y distorsionada.

—¡Lánzala, Koha…! —Senku ni siquiera terminó de hablar cuando Kohaku saltó en el aire, dando vuelta el vehículo por la fuerza del impulso, y lanzando con todas sus fuerzas el arma petrificadora lo más lejos posible de ellos.

Senku sonrió aliviado al ver que la luz se disparaba, pero ni cerca de rozarlos, toda gracias a la confiable fuerza de esa leona.

Sin embargo, detrás de esa luz… algo surgió, y Kohaku fue la primera en verlo, y la primera en darse cuenta de lo que realmente era Whyman.

Ante ellos se alzó una nube de miles y miles, o quizás millones de millones de medusas…

Y Senku lo entendió todo.

Whyman siempre estuvo con ellos, siempre bajo sus narices… ¡eran las mismas medusas!

Eran una forma de vida mecánica, unos parásitos extraterrestres que sin duda buscaban usar a los humanos para crear más de ellos, Senku pudo deducirlo rápidamente al atar varios cabos que comenzaron a hacer que todo tuviera sentido.

Mientras todos en la Tierra empezaban a hacer sus deducciones, Senku confirmó algunas de sus hipótesis hablando de ondas de radio y necesidad de supervivencia con Whyman, que no parecía tener ningún problema en decir la verdad mientras él y sus millones de amigos extraterrestres flotaban como si la gravedad no existiera.

Miles de preguntas pasaron por su mente, pero también miles de ideas… ideas muy interesantes…

En la tierra también fueron rápidos en deducir que Whyman buscaba ofrecer la petrificación como una oferta irresistible para que accedieran a crear más de ellos cuando la medusa fue rápida en preguntar su aterrador "Do you wanna die?", y Gen fue rápido en proponer negociaciones y que deberían ofrecer algún regalo como muestra de diplomacia o algo así.

Se dio cuenta de que la humanidad no tenía el nivel suficiente de ciencia como para crear más de esas cosas ridículamente avanzadas, pero podían hacer algo… crear baterías de diamante para reponerlas.

—Y cambio pedimos… —Gen le dijo alguna tontería de que tuviera cuidado con lo que diría, pero Senku solo se lanzó— ¡pedimos que dejen de lanzar esos malditos rayos petrificadores cada maldita vez que pueden! —gritoneó él, ignorando los regaños de Gen.

—Why? —solo dijo ese interesante extraterrestre mecánico.

Senku fue rápido en explicar que sabía que querían mantenimiento, que era obvio que ofrecían la vida eterna de piedra a cambio de reproducir su especie parasitaria que vivía de otras especies ofreciendo la recompensa de vida eterna como una estrategia de supervivencia que garantizaba que ellos continuarían existiendo, reproduciéndose, sobreviviendo, lo que parecía ser su objetivo.

Era obvio, je.

Whyman comenzó a contarles sus razones para petrificarlos, y que por milenios se preguntaron por qué no lograban entender que ofrecían la vida eterna y por qué no se ponían a su servicio para cumplir sus exigencias de mantenimiento y reproducción a cambio de ese poder petrificador. Contaron que buscaban ondas de radio, que las detectaron en los isleños, y luego en los inicios del reino de la ciencia, pero que no pudieron entender por qué no querían la vida eterna, por qué no querían el poder de la petrificación.

Eso fue lo que los llevó a comunicarse con su famoso "WHY?" la primera vez, y que luego simplemente se preguntaron si a los humanos les gustaba la idea de morir ya que continuaban rechazando la petrificación y por lo tanto la vida eterna, lo que ellos consideraban totalmente ilógico.

Senku escuchó todo con una mueca de frustración, pensando mil cosas, con una idea que no dejaba de repetirse en su mente al verlos flotar como si nada de un lado a otro.

Finalmente, les hizo una pregunta clave:

—¿Por qué empezaron su plan disparándose en el pie al destruir toda la civilización científica que la humanidad creo siendo que la ciencia y tecnología era un punto clave para su objetivo?

Whyman guardó silencio un momento, antes de contestar con completa sinceridad:

—Al llegar a este satélite y ver equipo de viaje especial abandonado, concluimos que había formas de vida altamente inteligente cerca. La piedra se deshace rápidamente con una gran actividad cerebral. Las expectativas iniciales de vida inteligente no se vieron cumplidas.

Hasta la luna se escucharon los dientes de Chrome crujir por el supuesto insulto a la inteligencia humana, pero Senku sabía que era una simple verdad.

—Es cierto —habló, casi con tristeza por su propia falsa de conocimiento, pero…

—Es verdad que nuestra ciencia podría estar menos desarrollada de lo que esperaban… —Siguió hablando, con una sonrisa comenzando a formarse en sus labios—. Por ejemplo, no tengo idea de cómo están flotando de esa forma desafiando la gravedad, pero… ¡estoy listo para aprender! —Extendió una mano con emoción.

Explicó el increíble avance que tuvo la humanidad en solo diez años, lo rápido que podían aprender y desarrollarse los humanos pese a su nivel actual tan poco desarrollado, y posteriormente le ofreció algo a Whyman:

—Quiero negociar. Solos tú y yo. Cara a cara.

Todos se confundieron, sin saber cómo planeaba hacer eso, pero entonces esa inmensa nube de medusas envolvió a Senku, y con su propiedad de bloquear las ondas de radio eso sería suficiente para que nadie más escuchara.

Y eso era lo mejor, porque Senku quería decirle algo que emocionaría no solo a la humanidad… ¡sino al universo entero!

.

Stanley, Ryusui y Kohaku esperaron fuera de la cúpula, confiando en que Senku podría manejar la situación, en un momento se llenaron de tensión, cuando los Whymans de repente se alteraron y volvieron a hablar para todos.

—Su especie carece de la inteligencia necesaria para replicarnos… —exclamó—. Abandonaremos este planeta para buscar otro, no sin antes dejarles el regalo de la petrificación. No huyan. —Los tres se tensaron, Stanley y Ryusui se prepararon para disparar mientras Senku volvía a su campo de visión y Whyman se tomó muy en serio la amenaza, pero ellos afirmaron que no dispararían sin la orden de Senku, porque confiaban en él.

Senku sonrió, antes de volver a su intento de convencer a los alienígenas de seguir su plan

—Quedense con la humanidad y trabajemos juntos, y entonces la humanidad y medusas podrán hacer equipo para construir algo que impresionará a todo el universo.

Whyman permaneció impasible.

—Las probabilidades de lo que quieres… son de casi cero por ciento.

—¿Casi cero? —Senku se rio ante eso—. Me parece perfecto.

Sacó de su cinturón un martillo hecho de piedra y madera, su primera herramienta, el instrumento con el que comenzó en ese mundo de piedra hasta convertirlo en una civilización científica capaz de regresar la humanidad al espacio.

—"Casi cero" no es cero. No para la humanidad. —Sonrió, alzando ese martillo frente a su rostro—. Me tienen de ejemplo. Comencé como un simple "mono brillante" que llegó a este mundo de piedra sin nada… y en solo diez años… ¡aquí estamos, en la luna, frente a ustedes! —Los apuntó con esa arcaica primer herramienta, con fuego refulgiendo de sus palabras, lleno de convicción en sus palabras.

Sin responder, Whyman simplemente comenzó a dispersarse, dejando a Senku de regreso en el suelo mientras se elevaba hasta el espacio, alejándose de la superficie lunar.

—No podemos cumplir esa petición. Abandonarlos es el destino de su especie. Nosotros buscaremos otros planetas, con organismos más inteligentes de lo que ustedes han demostrado ser.

Senku los miró profundamente serio, y pudo sentir el silencio de todos en la tierra.

¿Acaso… había hecho tan mal en proponerles su idea?

Mientras Senku miraba con frustración a las medusas, de repente notó a Kohaku trastabillar, tanto que Ryusui tuvo que sostenerla para que no se cayera.

Voltearon a verla con sorpresa.

—¿Qué tienes? —preguntó Ryusui, mientras que Senku no pudo decir nada, notando con horror la forma en la que ella jadeaba cada vez más y más desesperadamente.

—Es su oxígeno… ¡Se está quedando sin oxígeno! —gritó horrorizado, para luego voltear a ver a las medusas que se estaban comenzando a alejar cada vez más y más.

Todas se iban.

No les quedaría ni siquiera la que trajeron con ellos…

Se iban… y era su culpa.

Kohaku pareció perder foco, sus labios se pusieron azules, su aliento de repente se detuvo.

No…

Quiso gritar, retractarse, prometerles que los convertirían en sus malditos dioses de ser necesario, si accedían a quedarse y salvarla.

No obstante, no fue necesario.

De repente, una simple, sola y pequeña medusa flotó hacia ellos.

—Pero —exclamó, continuando lo que había dicho el enjambre antes— yo me quedaré. Solo yo. Les cederé este cuerpo mío… Para matarlo, destruirlo, lo que deseen. Hablas de creaciones que sorprendan al universo… eso me emociona. Aunque la probabilidad sea cercana a 0%... es suficiente para que uno solo de nosotros lo apueste todo a su especie. ¿Les parece bien?

Senku sonrió, profundamente aliviado.

—Gracias… Ahora… por favor, sálvala.

Entendiendo que Kohaku estaba en peligro, Whyman flotó suavemente sobre ella y activó el rayo petrificador, convirtiéndola exitosamente en estatua.

Después de eso, voló a las manos de Ryusui, y Senku comenzó a revisar a Kohaku.

—¡¿Qué tiene, Kohaku?! —preguntó Suika asustada desde la tierra, con Chrome comenzando a gritonear preocupado también.

Senku entrecerró los ojos.

—Estamos usando trajes arcaicos, con tecnología arcaica, pero todo fue revisado hasta el cansancio para que funcione bien… y aun así, de alguna forma, un tornillo en un punto vital estaba flojo… —Volteó a ver con seriedad mortal a sus compañeros—. O más bien, estaba colocado estratégicamente para desprenderse después de un tiempo…

—¿Dices que…?...

—¡¿Intentaron matarla?!

—Que horrible… —habló Maiko de repente, su voz llena de pura inocencia y pena.

Gen volteó a verla muy serio, y Senku en la luna apretó fuertemente la mandíbula.

Si estuvieran en la Tierra, ya le hubiera pedido a Stanley que le disparara a esa maldita.

Ni siquiera sabía si fue ella, no tenía ninguna prueba, pero sabía que había formado parte del equipo que revisaba los trajes, y su maldito tono condescendiente de por sí le daba la suficiente rabia para que no le importara mucho la idea de que le dispararan.

Suspiro, decidiendo que pensaría en eso después.

Lo importante era que lograron petrificarla, Kohaku estaría bien.

De hecho… todos estarían bien.

Finalmente la amenaza de las olas petrificadoras se había ido, y tenían una única medusa que sería más que suficiente para impulsar la tecnología del futuro.

Podrían crear un buen mundo para que su hija pudiera crecer.

.

Al volver a la nave que los regresaría a la Tierra, donde había oxigeno hasta para tirar al techo, pudieron revivir a Kohaku, que despertó muy confundida, a lo que de inmediato le explicaron todo, incluidas las sospechas de que alguien tal vez le había hecho eso con intención de dañarla o incluso matarla.

Kohaku se mostró preocupada, pero pronto decidió dejar el asunto para después y comenzar a hacerle preguntas a Whyman, como de dónde venía.

Whyman afirmó no saber y hasta les recordó que ellos tampoco tenían idea de quién los había "creado" o cuál podría ser su origen, lo cual era un muy buen punto.

Whyman continuó preguntando por qué no querían el regalo de la vida eterna que traía la petrificación, a lo que le contestaron sin dudar que no era nada emocionante, y ahora Senku le recordó que él mismo había elegido quedarse porque su idea lo emocionó, y no era por un motivo de supervivencia, simplemente porque era emocionante…

—Parece que los seres inteligentes tenemos esa necesidad… de ir dando paso a paso meticulosamente para responder todas las incógnitas que nos planteamos… Así es como funciona nuestra ciencia… desde las eras anteriores a nuestro tiempo… y a lo largo de los próximos siglos.

Después de todo, la magia de la ciencia estaba en lo que podían aprender de las generaciones pasadas, y lo que le dejarían a las generaciones futuras.

Su padre creía eso, Kohaku misma se lo había recordado, y Senku quería dejarle eso mismo a su hija.

Y eso era diez billones por ciento emocionante.

.

Cuando regresaron a la Tierra, se hizo un gran escándalo, celebraciones y una enorme y exagerada ceremonia de premiación, pero Senku apreció el gesto de los científicos en querer premiarlo. Stanley pareció sentirse muy halagado por su medalla, cosas de estadounidenses, probablemente. Ryusui se portó tan arrogante como siempre. Kohaku se durmió en media ceremonia, sin poner mucha atención.

La ceremonia se hizo en Brasil donde había más población revivida, y para cuando regresaron a Japón ya era noviembre del año 5754.

En todo el viaje en barco Kohaku no dejó de retorcer las manos ansiosamente, ansiosa por revivir a su hija, seguramente.

Sin embargo, al llegar a su casa y tener algo de privacidad para hablar, Senku le preguntó si no quería esperar.

—Todavía tenemos que averiguar quién intentó matarte…

—Es cierto… —Ella mordió su labio nerviosamente—. Pero ¿estás seguro de que fue un intento de matarme? ¿No pudo ser un accidente?

—No, de hecho. —Bufó—. El tornillo tenía una forma especifica para funcionar por un tiempo, y luego desprenderse… Estoy seguro de que ningún clavo así estaba incluido entre los materiales para el traje… Además, era tu traje… Tu traje es fácilmente reconocible, eres la más bajita de los cuatro, por una brecha considerable, no pudieron confundirse, apuntaron directamente contra ti.

Kohaku se mordió el labio con fuerza.

—Entonces… busquemos al responsable. Pero no quiero esperar mucho más… —Lo miró dolorosamente—. Prométeme que no tardará mucho.

Él asintió, pegando su frente contra la suya.

—Lo prometo.

.

Un enorme laboratorio estaba comenzando a construirse por pedido de Senku, él estaba bastante emocionado por el proyecto que tenía planeado junto con Whyman, pero su mente estaba dividida en otras dos cuestiones importantísimas.

Primero, necesitaba encontrar pruebas de quién demonios intentó matar a su esposa… y segundo, quería ver a su hija…

Maldita sea, cuando no era una cosa, era otra…

¿Por qué no podía dejar de tener mala suerte por un mísero milisegundo?

La esposa de Ukyo conocía a unos buenos abogados que vivían en México y los mandó a despetrificar, y por mientras Gen y un equipo de policías y detectives comenzaron a investigar a todo el equipo científico que había trabajado en los trajes de astronauta.

Acabaron con nueve sospechosos principales.

Dos científicos españoles. Un científico inglés. Maiko, por supuesto… DJ y su aprendiz adolescente. Yoshio. Y otros dos japoneses.

Chrome y Xeno también habían trabajado en los trajes, pero obviamente ellos no eran.

—Me dan ganas de echarlos a todos… —murmuró Senku rencorosamente.

—No seas insensato. —Xeno negó con la cabeza—. No podemos echar mentes brillantes por sospechar, necesitas pruebas.

—Además, creo que deberías quitar al Dr. Ions de la lista de sospechosos. —La Dra. Mironi lo miró ofendida—. Es amigo mío, sé que puede ser un payaso, pero es un buen hombre.

—Lo cierto es que él y su aprendiz fueron los últimos en revisar los trajes —murmuró Xeno con un suspiro—. Además, sospecho que está protegiendo al niño porque le tiene cariño.

—Si ese maldito niño cabeza de tomate es el responsable… —Senku lo miró oscuramente.

—No creo que haya sido él~ pero quizás fue manipulado —supuso Gen, muy serio, volviendo su mirada a Maiko—. Mi sospechosa número uno es Nagashima Maiko —dijo, aprovechando que los estaban observando desde detrás de un ventanal.

En ese momento, la Dra. Atsumi llegó.

—¿Por qué mi hijo está allí? Es obvio que mi principito no lastimaría a ninguna señora mami. —Tomó del cuello de la camisa de Senku, que la miró visiblemente avergonzado.

—Lo siento, doc… pero fue de los últimos en revisar el traje, solo me quería asegurar.

—Pues yo te digo que no fue él, no me harás esto, ¿verdad, Senku? —Lo miró dolida—. Sé que Yoshio tuvo un mal historial con ustedes, intentó coquetear con tu esposa, pero por Dios que eso no lo hace capaz de matar ni herir…

Senku suspiró.

La verdad, solo había mandado a interrogar a todos los últimos en manipular los trajes, no lo había pensado mucho.

—Bien, lo siento… claro que puede irse.

Atsumi-sensei le dio un rápido abrazo, antes de mirar a Yo-kun, que rápidamente abrió la puerta de la sala donde estaban los sospechosos y le dijo a Yoshio que podía irse.

La doctora abrazó a su hijo y luego empezó a discutir con él, que le aseguró que no sabía cómo ese tornillo pudo haberse escapado de su revisión y luego fue hasta Senku y le aseguró lo mismo, a lo que él solo asintió con cansancio.

Yoshio parecía sentirse culpable, no de haber hecho el crimen, sino de no haberlo evitado, así que claramente no era él, aunque eso no era algo que realmente hubiera pensado de él.

Por los siguientes días, empezaron a interrogar a los sospechosos uno por uno, siguiendo una estrategia de Gen y aprovechando que los abogados amigos de la señora Saionji habían llegado.

Ningún sistema judicial había sido instalado, pero todos habían nominado a Ukyo como una especie de alcalde del reino de la ciencia, así que él actuaría de juez junto con muchos asesores y sea quien sea que hubiera intentado algo contra Kohaku iba a pagar.

Luego de varios días de interrogatorio, Gen se acercó a Senku sin estar seguro.

—Maiko no deja ninguna grieta, tiene explicaciones perfectas, no puedo atraparla con nada —dijo frustrado—. El inglés es muy frío, lo llamaría mi sospechoso número dos…

—¿Cómo se llamaba el inglés?

—Dr. Aspen, creo…

—Ah, lo conozco, es bastante listo, pero nunca dio problemas al equipo.

—Luego están Dr. DJ y su aprendiz Tomiichi… Tomiichi fue el último en revisar el traje, es el que tiene más en su contra, pero el Dr. DJ sigue defendiéndolo y la Dra. Mironi va a hacer que su hermana loca nos arranque la garganta si vamos contra su amigo…

—Y a Kohaku le agrada mucho la hermana de la Dra. Mironi. —Senku bufó—. ¿Y entonces qué tenemos?

—Contra el inglés y Maiko solo tenemos mis presentimientos, contra Tomiichi tenemos que fue el último en revisar los trajes, pero Dr. DJ jura que él lo vigilaba.

—Ese tipo nunca se toma nada en serio, pero no parece un encubridor…

—¿Y entonces? Tú eres el líder, decide. ¿Maiko, Aspen o el niño?

Senku tomó aire.

—Ve contra el niño, averigua si alguien lo manipulo.

—Entendido~. —Gen, aunque no convencido, accedió a la orden del jefe.

Iniciaron un juicio, y a los pocos días Mirai llegó con Minami y un muy fastidiado Tsukasa a ver a Senku.

—Mirai quiere que ceses investigaciones contra ese niño —dijo Tsukasa no sin fastidio.

—¿Eh?

—E-es hermano de un amigo mío… —murmuró Mirai.

—De su noviecito, más bien. —Minami rio divertida mientras Tsukasa se amargaba aún más.

—¿Y él te pidió que me dijeras esto? —preguntó Senku con una ceja en alto.

—Él no, pero su hermano sí, está muy preocupado.

Senku tomó aire.

—Realmente no creo que lo haya hecho, pero es el último que revisó los trajes, así que vamos a interrogarlo, si no encontramos nada estará libre, la Dra. Mironi y el Dr. Ions no me dejarían encarcelarlo sin pruebas, despreocúpate.

Mirai miró suplicante a su hermano, pero Tsukasa negó con la cabeza y finalmente la joven se resignó.

Suika, que estaba cerca, se acercó para palmear comprensivamente el hombro de Mirai.

Diciembre llegó y se fue.

Enero del año 5755 llegó y no habían avanzado mucho en el caso, y Senku se sentía demasiado nervioso al no saber de qué era capaz Maiko, y ese científico Aspen cada vez le daba más mala espina después de que Gen resaltara lo frío que podía llegar a ser.

Llegó el cuatro de enero, Senku cumplió veinticinco años, no quiso celebrar su cumpleaños, pero Kohaku y sus molestos amigos lo arrastraron de todos modos.

—Ahora que todo termino… ¿Qué van a hacer con sus vidas?~ —preguntó Gen visiblemente interesado y chismoso.

—¡Reconstruir mi imperio, JA, JA! —Ryusui fue el primero en hablar, chasqueando los dedos.

—Quiero abrir una tienda de ropa y… ¡Ah, Kinji, eso no se come! —Yuzuriha corrió para impedir que su hijo no comiera el detergente que estuvo untando en una tostada.

—Escuché que abrirán una universidad… —Nikki se sonrojó un poco—. Quisiera retomar mis estudios, supongo…

—Yo haré lo mismo, ¡quiero ser una gran doctora! —Luna aplaudió emocionada, luego volteó hacia Sai que estaba a su lado—. ¿Tú qué harás?

—¿Eh? Oh, eh… Ryusui me ha estado insistiendo mucho en trabajar con él… —Miró con resignación a su hermano, que asintió entusiasmado con una sonrisa idiota que hizo a Sai reír mientras negaba con la cabeza.

—¡Yo haré mapas por todo el mundo! —exclamó Chelsea.

—¡Yo seguiré haciendo ciencia malota en ese malote nuevo súper laboratorio! —Chrome alzó un puño, a lo que su hijo Ruchiru lo imitó.

—¡Ciencia malota! —exclamó el pequeño de cuatro añitos ya, haciendo reír a Ruri y Kohaku.

—Yo seguiré siendo una reportera, claro, aunque mi prioridad es Haishi. —Picoteó dulcemente la nariz de su hijito que ya tenía más de un año.

—Hablando de bebés… ¿Por qué no reviven a la hija de Senku y Kohaku aún? —preguntó Chelsea, haciendo que Senku y Kohaku se deprimieran, mientras Gen le chitaba que por una vez en su vida tuviera tacto, siendo totalmente ignorado.

—Creemos que alguien intenta lastimar a Kohaku… o quizás a la familia de Senku —murmuró Ukyo con pesar.

Senku hizo una mueca.

—Pronto lo encontraremos…

.

Pasaron las semanas y Gen siguió sin pensar que Tomiichi tuviera algo que ver.

—El niño dice que revisó bien todo, que tuvo el mismo procedimiento con todos los trajes, no entiende cómo pudo escapársele el tornillo, y tiene una actitud bastante ácida, típico adolescente con problemas con los padres, diría yo~, pero no es un mal niño.

Senku suspiró frustrado.

—¿Y entonces qué hago? No tienes pruebas contra Maiko ni Aspen.

Gen encogió los hombres.

—Podemos plantar pruebas falsas… —sugirió y Senku lo miró con los ojos muy abiertos.

—Gen… Sé que tienes buenos presentimientos… pero ¿estás totalmente seguro?

Gen hizo una mueca.

—Maiko tiene motivos… creyó que sería el crimen perfecto, siempre rondó cerca de ti y parecía interesada incluso románticamente a pesar de que es diez años mayor… Parece el tipo de persona que actúa solo cuando piensa que no será descubierta.

—¿Crees que fue ella sí o no?

Gen tomó aire.

—Sí, eso creo.

—Bien, confió en ti. —Asintió—. Plantemos pruebas y deshagámonos de esa miserable.

Tomaron a un par de sus amigos como testigos falsos, convencieron a Ukyo y a su equipo judicial e iniciaron el juicio.

Cuando presentaron la denuncia contra Maiko, ella se quedó boquiabierta.

—¡Pero yo no hice nada! —rugió con rabia.

Gen la miró con ojos entrecerrados.

¿Estaba… diciendo la verdad?

Mmm… Nah, simplemente era otra mentirosa con talento.

El juicio duró varias semanas, y Maiko pareció indignada y molesta y afirmó hasta el último segundo ser inocente, siempre con rabia, siempre indignada, tanto que Gen hasta empezó a dudar, pero luego se regañó a sí mismo, porque desde el primer momento supo que Maiko era una embaucadora demasiado inteligente.

Ella claramente tenía todos los motivos, no iba a engañarlo.

Finalmente, a fines de marzo, Maiko fue declarada culpable y condenada a veinte años de prisión, dos años convertida en estatua en lo que esperaban a construir cárceles adecuadas.

Su relato de ser inocente le duró hasta el último segundo, y mientras era petrificada ella miró a Gen con rabia.

—Te equivocaste, maldito idiota —lo riñó con puro odio, antes de transformarse en piedra por completo.

Gen tensó la mandíbula, antes de encoger los hombros.

Era una buena mentirosa, pero él era mejor, no se dejaría engañar.

Finalmente, Senku y Kohaku pudieron quedarse tranquilos.

¡Y, más importante, finalmente podrían despertar a su amada hija, luego de trece años sin poder verla!

Como estaban tan cerca de abril, decidieron que la revivirían el primero de abril, justo el día de su cumpleaños, para que pudieran terminar de celebrar la fiesta de su primer añito.

.

El treinta y uno de marzo, Senku y Kohaku desenterraron la caja fuerte donde estaba su hijita y ambos sintieron sus ojos aguarse apenas abrieron la caja y la vieron allí adentro, con su vestidito precioso bien conservado y sus juguetes rodeándola.

Prepararon todo para ella, dejaron la casa impecable, quitaron cada mota de polvo tanto de la habitación de la pequeña como la habitación matrimonial de ellos, porque claro que no pensaban mandarla a su habitación en un largo tiempo.

Faltando solo diez minutos para la medianoche, Senku trajo un pequeño frasco con líquido despetrificador suficiente para cumplir con lo que tanto había anhelado desde hace años.

—Antes de despetrificarla… quería contarte algo… Es sobre lo que hablé con Whyman cuando pedí estar a solas, cara a cara con ellos.

Kohaku lo miró atentamente y Senku comenzó a hablar… y lo que dijo la dejó pálida.

—¡¿Una máquina del tiempo?! ¿Es posible? —Lo miró impresionada.

—No podremos saberlo hasta que no lo intentemos. —Rio entre dientes.

—Y… si funciona… ¿podrías ver a tu padre?...

Senku apartó la mirada.

—No lo sé…

—Pero si existe la más mínima posibilidad, la tomarás. —Kohaku sonrió suavemente—. Entiendo, y te apoyaré… las dos te apoyaremos. —Abrazó suavemente la pequeña estatua de su hijita.

Senku le sonrió suavemente, antes de voltear a ver el reloj, aunque solo por inercia, ya que estaba contando los segundos sin parar.

Faltaba solo un minuto…

—¿No quieres cargarla tú? —preguntó Kohaku, ya sintiendo las lágrimas acumuladas en sus ojos—. Sé que has pasado más tiempo sin ella —dijo, pero él negó con la cabeza.

—Ella no me recuerda… debe despertar en brazos de alguien que reconozca y ame…

Kohaku lo miró con tristeza, pero en ese momento dieron las doce de la noche, o mejor dicho las cero horas del primero de abril.

Ambos sonrieron temblorosamente, y Senku no perdió más tiempo y derramó el líquido delicadamente sobre la cabecita de la pequeña bebé.

Un brillo comenzó a emanar de la estatua, que poco a poco fue deshaciéndose, dejando pequeños fragmentos en el suelo mientras los dos miraban ansiosamente.

Finalmente, toda la piedra se desprendió, y unos grandes ojitos azules se abrieron.

Kohaku rompió a llorar de inmediato, pero con una enorme sonrisa.

—Hola, mi bebé… ¡Feliz cumpleaños! —La abrazó sollozando, solo brevemente, para luego apartarla y ver su carita confundida.

—Mamá… —habló con su linda vocecita dulce—. ¿Mamá doda?

Kohaku limpió sus lágrimas rápidamente.

—Lo siento, bebé, mamá ya no llora, mamá está feliz, ¡muy feliz! —Se puso de pie y giró con ella por toda la habitación, arrancándole una risita que fue como un soplo de aire fresco luego de años de agonizar en un seco desierto.

Rio mientras volvía a abrazarla, acariciando con ternura sus coletitas, pero luego volteó a ver a Senku, que seguía arrodillado en el piso, mirándolas casi como si no pudiera creer lo que veía.

Volvió a acercarse a él, a unos dos metros, y se arrodilló, volteando a Tsukiku para que estuviera cara a cara con él.

Tsukiku miró fijamente a Senku, que sonrió temblorosamente.

—Hola, mini-leona… —susurró, con su voz muy empequeñecida, claramente conteniendo el llanto para no asustarla.

Tsukiku siguió mirándolo, antes de girarse hacia Kohaku y sonreírle.

—¡Mamá! ¡Guga mamá!

Kohaku la miró preocupada.

—Vamos a jugar, claro que sí, mi amor… pero mira… mira a papá… —Señaló a Senku—. ¿Lo… lo recuerdas? Es papá…

—¡Guga mamá! —exigió, sin tener interés en mirar a Senku.

Kohaku sintió un puñal a su corazón, mirando preocupada la mirada resignada en el rostro de Senku.

—Está bien… —dijo él, su voz ahogada y apagada—. Te dije que ella no podría recordarme… Solo… debemos comenzar de nuevo… desde cero… como todo en el mundo de piedra —Rio, una risa que sonó más a un sollozo.

Kohaku contuvo las lágrimas, pero luego sonrió y miró a Tsukiku.

—Tsukiku, mi amor… él —Señaló a Senku— es papá. Papá… ¿Quieres ir con papá? —preguntó con voz dulce, parándola en el suelo.

—No la fuerces, Kohaku. —La miró severamente—. Estoy bien, en serio…

—N-no es que la fuerce, así le decía desde que aprendió a caminar para que camine hacia las personas —le explicó—. Le encanta caminar, siempre quiere ir con todo el mundo. —Rio con ternura—. Deja que vaya contigo. ¿Quieres ir con papá, Tsukiku?

Kohaku soltó su agarre en ella y Senku por un momento casi salta hacia adelante a sujetarla, pero entonces vio que ella se sostenía sin ningún problema sobre sus dos piecitos.

Claro… ya estaba mucho más grande desde la última vez que la vio… ya no era una bebita de siete meses como la última vez que la tuvo en brazos, su niña tenía un añito, aprendió a caminar, le salieron más dientitos, le creció más el cabello, estaba mucho más alta, y él solo pudo observarla con ojos aguados mientras daba su primer pasito hacia él.

Rio suavemente, observando maravillado como ella caminaba con una sonrisa hacia él, incluso a pesar de no recordarlo.

Le extendió los brazos, y ella, tan dulce como siempre era con todos, se agarró a ellos y dejó que la cargara, que la abrazara.

Por fin… después de tantos años… por fin podía abrazarla de nuevo…

—Tienes diez billones de puntos. Eres toda una mini-leona ¿eh?

Se frotó los ojos rápidamente y luego volvió a abrazarla cariñosamente, pero entonces… escuchó un sollozo.

Apartó a su hija rápidamente, preocupado, y se encontró con que ella ahora lo miraba profundamente… mucho más que antes…

Sus ojitos de repente parecían verlo de la misma forma que lo miraban antes de que él se fuera…

—¿Papá?...

Senku abrió mucho los ojos.

—Tsukiku… Soy… Soy papá, sí. —Asintió rápidamente, pero entonces entró en pánico cuando grandes lagrimones comenzaron a escapar de esos ojitos azules—. Vamos, princesa, no llores… —Intentó secar sus lágrimas, pero estas empezaron a salir más y más.

—¡Papá! ¡Papá! —Lloró más y más, abrazándose a su cuello, llorando y gritando, rompiéndole por completo el corazón, pero también haciéndolo reír incrédulo porque parecía que, contra todo pronóstico, por alguna increíble razón… ella lo recordaba…

Kohaku, con la cara empapada en lágrimas, se acercó a unirse a su abrazo, intentando calmar el llanto de la bebita que parecía escalar más y más.

Ella estaba hipando y moqueando, gritando "papá" sin parar, mientras Senku se debatía entre reír o llorar, o quizás hacía las dos cosas… pero es que sabía que ella estaba llorando por él, pero eso significaba que al menos en algo lo reconocía, lo recordaba como su papá, y estaba tan aliviado que no podía siquiera pensar correctamente.

Como amaba a esta niña…

Después de un tiempo, sus gritos amainaron y ella aflojó un poco su abrazo, así que Senku la bajó de su cuello para acunarla en sus brazos, acariciando su carita mientras ella lo miraba sin dejar de hipar, con las lágrimas corriendo imparables por sus mejillas.

—Perdóname, princesa… —le susurró, secándose la cara rápidamente y luego siguiendo intentando secar sus lagrimitas—. Lo siento tanto… pero te prometo que ya nunca te voy a dejar. —Se inclinó para besar su frente—. Siempre voy a estar contigo ahora… incluso cuando seas una adolescente y me odies por no dejarte en paz. —Rio para sí mismo—. Siempre que me necesites… de ahora en adelante, por toda mi vida… te prometo que voy a estar para ti… siempre.

Finalmente, el llanto de la bebita se calmó poco a poco mientras sus dos padres comenzaban a tararear suavemente la canción de Lillian Weinberg, y poco a poco sus ojitos se fueron cerrando hasta que se quedó profundamente dormida.

Senku y Kohaku se quedaron a su lado, mirándola, protegiéndola, amándola… y desde ahora, ya nunca volverían a apartarse de ella. Nunca más.

Continuará...

Holaaaaa :'D

Actualización rápida gracias a mi querido Aigamy que es nuestro patrocinador! *o*

Y ahora este es el segundo capítulo más largo de todo el fic XD Me emocione mucho escribiendo xP

Estoy inspirada con Baby Stone xP Y la historia aún no se termina! owo

Como dije, el spin-off me dio ideas, así que esta historia continuará! *w* Eso sí, no sé cuántos caps queden...

No descarto que el proximo capitulo sea el último :O pero no sé, veremos :P

Ojala q esto les haya gustado! No quise terminar el capítulo sin devolverles a Tsukiku QwQ

Muchas gracias a todos por su apoyo! Me despido!~

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!