Descargo de responsabilidad: Fate y sus derivados, no me pertenece, toda su historia y personajes pertenecen a Type moon.

Aclaratoria: Lo que está dentro de un guion es diálogo y lo que está dentro de comillas es un pensamiento o similar.


El mundo en movimiento.

Caules

Generalmente, me encontraría desanimado e incómodo al asistir a estas reuniones; no obstante, ahora me encontraba sintiendo emociones completamente diferentes a las usuales, todo por una llamada, una simple llamada había dado un giro de ciento ochenta grados a esta reunión. Me seguía sintiendo incómodo, pero ahora también me sentía ansioso y nervioso; mis padres se habían dado cuenta de esto y me habían reprendido por ello, pero después de esa llamada, simplemente no podía estar tranquilo.

Fuimos recibidos por Darnic, y estando todas las familias reunidas, todos comenzaron a intercambiar palabras. Mi relación con la mayoría de los miembros era... indiferente, en el mejor de los casos. Dentro del clan no era exactamente como en la Torre del Reloj, donde el linaje determinaba todo, porque los Yggdmillennia estábamos compuestos de familias con poca historia y circuitos mágicos débiles, así que, en esencia, se podía decir que los Yggdmillennia éramos algo así como un lugar de acogida para las familias en declive. Aun así, todavía había familias que se aferraban a su antiguo prestigio perdido, como los Musik, los cuales, a pesar de que habían caído en desgracia, y que solo habían vuelto a flote al comprarle una pequeña parte de su investigación a una familia rival, todavía se veían a sí mismos como una familia prestigiosa.

No obstante, no es como que todos los miembros de la familia fuesen débiles por esto, pues, aunque me molestaba admitirlo, los alardes de Gordes, jefe de la familia Musik, sobre ser un mago de primera clase, no eran del todo injustificados, es decir, no era tan bueno como creía que era, pero aun así, todavía se le podía considerar como un alquimista formidable.

Dicho esto, la mayoría éramos magos de tercera clase que, a lo mucho, podíamos aspirar a magos de segunda clase, y eran casos contados dentro del clan los que podían considerarse como de primera clase, pero, como había dicho Sagara, incluso las ratas tienen su propia forma de luchar. En mi caso, mi situación era un poco peor que la mayoría, en el sentido de que yo había sido un heredero de repuesto, al cual no le había quedado de otra qué volverse heredero de la familia cuando su hermana mayor huyó de casa y abandonó el Mundo de la Hechicería, además, el hecho de que dicha hermana hubiese sido una prodigio que solo aparece una vez cada cien años, y que yo no fuese ni su sombra, no ayudó mucho.

Por supuesto, había otras razones por las que prefería mantenerme alejado de ciertos miembros de la familia, y, mientras mis pensamientos surgían, mis ojos encontraron a Celenike hablando con un miembro de los Zugzwang; automáticamente, asentí en forma de auto-confirmación. Celenike era una usuaria de artes oscuras, y si tuviese que compararla con Ayaka, no sería muy diferente de comparar al paraíso con el averno, incluso perfumada y de buen humor, no podía evitar estar alerta a su alrededor (Y mucho menos cuando, la última vez que habíamos hablado, me exigió encontrar una forma de maldecir a las personas a través del internet). Los Zugzwang, por otra parte, eran un grupo de magos especializados en el asesinato, no creo tener porque argumentar mi lejanía para con ellos.

«Oh, así que él también vino», me dije a mí mismo mientras observaba a un niño de cabellos castaños claros, al punto de casi parecer anaranjados, su nombre era Roche, y pertenecía al linaje Frain, era una de esas contadas excepciones dentro de la familia, siendo un niño prodigio a la edad de solo trece años.

—¡Hermano mayor! —Al escuchar su voz, giré mi mirada hacia su dirección y vi a una chica de unos cuantos años más joven que yo—. ¿Cómo te ha ido en tus estudios?

Esta chica era Lemina, del linaje Eltfromm, y también era una de las pocas personas que se me acercaba con tanta emoción. Cada mago era peculiar a su manera, y si tuviese que decir cual era la peculiaridad de Lemina, supongo que en su caso sería el respeto y orgullo que demostraba hacia el clan, así como su adoración por Darnic. ¿O tal vez el extraño era yo por no sentir nada de esto? Lo dudaba, sobretodo en lo referente a Darnic, si había algo que me inspiraba el fundador del clan, era miedo.

Sonreí levemente y contesté—. Mejor de lo esperado.

—¿Has mejorado? —me preguntó, emocionada.

No pude evitar fruncir el ceño internamente, no era una pregunta fácil de contestar. Había mejorado, obviamente, pero tal vez no como a mis padres le gustaría, o en la dirección a la que ellos les gustaría. Había pactado con un familiar relativamente fuerte, al menos, en comparación con aquellos con los cuales había pactado hasta entonces, pero sin llegar a ser nada excepcional. El área donde tenía talento había sido descubierta, pero no estaba relacionada con la Evocación Espiritual. Parecía que cada pro tenía una contra; sin embargo, al haber combinado ambos aspectos, tal vez alcanzaría una respuesta satisfactoria.

—Sí —respondí—. Estoy trabajando duro.

Ella me respondió con una sonrisa radiante—. ¿Y eso que es? —me preguntó, mientras observaba al código místico que traía conmigo—. ¿Un paraguas? Pero no hay amenaza de lluvia hoy…

Sonreí—. Es un paraguas solo si lo uso como uno —respondí mientras le guiñaba un ojo.

—Bueno, eso explica porque los espíritus reaccionaron de esa forma —de repente, una voz nos interrumpió.

Cuando me giré, pude ver a Avil Dikhail acercándose. Él era un mago con la misma especialización que yo, pero, en el pasado, no podía hacer otra cosa que admitir que sus capacidades eran superiores a las mías; sin embargo, en la actualidad, con la herencia de la cresta, y con las lecciones del profesor, tal vez eso hubiese cambiado.

—¿Avil? —pregunté.

—Soy el encargado de los espíritus de bajo nivel del castillo, y cuando entraste, se pusieron nerviosos —me explicó.

—Oh, perdón —contesté.

—No importa —me contestó—. Muchos te cuestionaron cuando decidiste ir a estudiar a la Torre del Reloj después de convertirte en el heredero de tu familia, así que es una buena noticia que hayas tomado una buena decisión. —Asentí—. Solo un consejo: establece una barrera o algún tipo de sello a su alrededor. No todos se darán cuenta, pero cualquier mago de Evocación con una sensibilidad espiritual decente, podrá decir que ese paraguas es más que solo un paraguas.

—Gracias, lo tendré en cuenta.

Súbitamente, comenzó a haber movimiento en la multitud de la fiesta.

—Parece que han comenzado —expresó Avil, a lo que yo asentí.

Estas reuniones no se usaban únicamente para socializar, obviamente, su función era mucho más importante: compartir información, discutir sobre los progresos en el cumplimiento de objetivos del clan, así como escoger nuevos objetivos a futuro, dividir tareas, etc. De modo que, en cada una de estas, en cierto momento, los líderes de cada linaje serían convocados por Darnic, de modo que abandonarían la fiesta y se dirigirían a alguno de los salones para reuniones dentro del castillo.

Al entender esto, tomé una bocanada de aire y me preparé mentalmente para lo que estaba a punto de hacer, «Sabía que su trabajo nos podría traer problemas a futuro, pero no esperaba que ocurriese tan pronto».

—¿Caules? —me preguntó Lemina.

—¿Eh? —probablemente me había sumergido demasiado profundamente en mis pensamientos—. Discúlpenme, creo que necesito ir al baño, ¿nos vemos después?

—¡Claro! —me contestó Lemina.

—Nos vemos más tarde —me contestó Avil.

Me separé de los dos y comencé a moverme, la reunión no era un secreto per se, así que los invitados tampoco fueron específicamente cautelosos a la hora de abandonar la fiesta. Seguí disimuladamente a los que se movían, incluyendo a mi propio padre, y, cuando vislumbré cual era la dirección a la que se movían, pude inferir a que salón se estaban dirigiendo, así que di media vuelta, y me dirigí al baño, necesitaba prepararme en todos los sentidos para así poder lidiar con todo lo que estaba a punto de ocurrir. Después de terminar con mis necesidades, me lavé las manos y luego el rostro, me miré a mi mismo en el espejo y tomé una bocanada de aire, no estaba listo, pero no importaba si no estaba listo, porque ellos se enterarían más temprano que tarde, y si no enfrentaba esta situación de frente, entonces volvería para morderme más tarde… o peor.

Me sequé las manos y el rostro, y luego salí del baño y me dirigí de vuelta hacia el salón de reunión que, inferí, era el que habían decidido utilizar esta vez. Frente a la gran puerta del salón de reuniones, se encontraban un par de homúnculos de los Musik haciendo guardia. Caminé hacia estos, y me detuve frente a ellos, y entonces, finalmente, comencé.

—Necesitó que me dejen pasar, traigo un mensaje para el abuelo —expresé.

Los homúnculos no se movieron en lo absoluto, en cambio, hablaron con ese típico tono de voz sin emociones y con esa típica expresión en blanco—. El Sr Darnic nos ha ordenado no dejar pasar a nadie hasta que la reunión haya finalizado, solo el maestro Gordes puede revocar esta orden.

—¿No pueden preguntarles?

—También se nos prohibió interferir en la reunión hasta su finalización —me contestó otro de los homúnculos.

—¿No hay nada que se pueda hacer? —pregunté.

—Esperar —me contestaron.

Suspiré—. Supongo que no queda de otra… —dicho esto, tomé mi paraguas y, antes de que pudiesen reaccionar, el dosel se abrió.

La electricidad recorrió el código místico y, en el momento en el que balancearon sus armas, fueron repelidos hacia atrás, arrojados hacia las puertas del salón de reuniones, abriéndolas por la fuerza gracias al choque. Obviamente, esto tomó desprevenidos a todos los que se encontraban en el interior.

—¿¡Caules!? —expresó mi padre al darse cuenta de mi presencia, con un tono de voz que demostraba una mezcla entre sorpresa, indignación y preocupación—. ¿¡Qué significa esto!?

Me tranquilicé internamente tanto como pude, y respondí—. Traigo un mensaje… o algo así.

Mi padre colocó sus manos sobre la mesa—. ¡Y no pudiste esperar a que terminase la reunión para entregármelo!

—Se me pidió que fuese a la brevedad posible —contesté—, y no es un mensaje para usted, padre, es un mensaje para el Señor —expresé, mientras dirigía mi mirada hacia Darnic.

Decir que la mirada del fundador del clan me provocaba miedo, era una subestimación, pero cuando dirigí mi mirada hacia él, por un instante, pude ver cierta curiosidad en su semblante.

—Discúlpenos, lo reprenderé ahora mismo —expresó mi padre mientras se levantaba de su silla e ignoraba mi intención.

Obviamente, iba a refutar sus palabras antes de que pudiese sacarme, así que hablé—. Es un mensaje del Asesino de Magos, el ejecutor de la Reina de la Torre del Reloj. —Mis palabras detuvieron instantáneamente a todos los presentes—. Además, está relacionado con la inasistencia de uno de nuestros miembros. —Si mis palabras anteriormente habían llamado la atención de los presentes, ahora los habían puesto tensos. Era bastante fácil inferir cual era la conexión entre mis palabras.

Y ante estas, pude escuchar como los murmullos llenaron la habitación, y mi padre, quien se había levantado con la intención de sacarme de la sala de reuniones, había vuelto a sentarse.

Antes de que los murmullos creciesen, finalmente, el líder del clan tomó la palabra—: ¿Qué dice el mensaje? —Ante estas palabras, todas las voces callaron, y las miradas volvieron a dirigirse hacia mí.

Sin embargo, esta vez no contesté con mi propia voz, en cambio, metí mis manos en mi bolsillo, llamando la atención y alertando a los presentes, aunque estas emociones de alerta pronto se convirtieron en curiosidad al verme sacar un dispositivo al que, probablemente, nunca le habían dado uso, o al menos, no la mayoría de los presentes. No es como que los Yggdmillennia desconociésemos la tecnología al mismo nivel que la mayoría de las familias de largo linaje, a fin de cuentas, nuestras filas estaban llenas de familias con poca historia, las cuales utilizaban cualquier cosa que tuviesen a la mano para poder acercarse a los linaje antiguos, incluyendo la tecnología, así que seguramente sabían lo que era un celular, y probablemente usasen los teléfonos como cualquier otra persona, pero seguramente, la mayoría de los presentes no tuviese uno propio.

Luego de tomar el teléfono en mis manos, lo utilicé y busqué un número en especifico, luego de haberlo hallado, lo marqué y esperé a que contestase, al mismo tiempo que soportaba las miradas penetrantes de todos los presentes. El repiqueteo del tono del celular nunca me había parecido tan eterno hasta este momento, pero, afortunadamente, solo duró unos instantes, aunque por un momento me preocupé de que, en este lugar tan alejado, la señal fuese demasiado mala como para conectar por segunda vez.

—¿Sí? Emiya al habla.

—¿Shirou? Soy yo…

—Oh, Caules, ¿te encuentras junto a él?

Asentí, aunque él no podía verme—. Sí, y junto a buena parte de los miembros más importantes del clan, en una de las salas de reuniones.

—Oh, perfecto —me contestó—. Ponme en altavoz y déjame el resto.

Si era sincero conmigo mismo, tenía muchas dudas respecto a esto; es decir, había conocido a Shirou durante casi un año y medio, y nunca me había dado la impresión de ser un asesino cruel, frío y despiadado, de hecho, era, probablemente, el compañero más servicial que tenía. Sobre sus habilidades de combate, sabía que era bueno proyectando, y que podía crear espadas de gran calidad, al pertenecer a una familia de herreros con varios siglos de antigüedad; sin embargo, obviamente, a menos que cada una de esas espadas fuese una obra maestra capaz de competir con las armas de leyenda, era imposible que, solo con ellas, pudiese lograr las cosas que había logrado, así que una gran parte de mí estaba ciertamente asustado de que Shirou no pudiese manejar esta situación. Aun así, en el peor de los casos, debería de poder lidiar con todo esto, aunque fuese por pura fuerza bruta, ¿verdad? Es decir, no sabía cómo había logrado las cosas que había logrado, pero lo había hecho, así que algo de verdad tenía que haber en todo esto.

Tragando saliva, rogué porque esto terminase bien, mientras colocaba el celular en altavoz—. Listo, puedes hablar.

—¿Darnic Prestone Yggdmillennia?

—Emiya Shirou, supongo.

—Efectivamente.

—¿A qué debo el placer? —preguntó; sin embargo, por la expresión de Darnic, el hombre consideraba esta conversación de todo menos un placer.

—A la muerte de Hyouma Sagara —contestó Shirou, llanamente.

Y yo, por mi parte, tragué saliva al ver el cambio de expresión en el rostro de todos los presentes, «¿No podías ser un poco más sutil?».

—¿Muerte? —preguntó el hombre, sin cambiar su expresión esta vez.

—Asesinato —se corrigió Shirou—. Tienes razón, hay que usar las palabras adecuadas.

—¿Debo suponer que estás llamando para confesar tu crimen y pedir misericordia? —respondió Darnic, con el ceño fruncido.

Para mi sorpresa, y miedo, Shirou respondió con una risa seca—. Puede que no seas un noble, pero sin duda tienes el ego de uno si crees que eso es una posibilidad —le contestó, si las miradas matasen, mi celular hubiese muerto varias veces por las miradas que estaba recibiendo—. No, te estoy informando aquello decido por la Torre del Reloj, y su obvia consecuencia.

—¿La Torre del Reloj? —Por un momento, vi el asombro cruzar fugazmente el rostro de Darnic, pero solo duró un instante—. Discúlpame si no creo que a la Torre del Reloj le interese un mago de baja categoría como Sagara.

—Y no te equivocas, si lo juzgase como mago —respondió Shirou—, pero no fue por eso que su muerte fue decretada. Puedo suponer que conoces sus últimos movimientos, ¿no es así? —El silencio de Darnic fue la respuesta—. Lo tomaré como un sí. Debes saber bien lo que le ocurrirá a cualquier mago que ponga al misterio en peligro; si Hyouma solo hubiese vendido sus servicios de protección sin involucrar a la Hechicería, no hubiese ocurrido nada, pero no fue el caso.

—¿Aun así, enviar a un asesino no es demasiado radical y precipitado? —susurró uno de los presentes, pero todos pudimos oírlo con facilidad, y si bien podíamos estar de acuerdo con este, la mirada que Darnic le envió eliminó cualquier posibilidad de apoyar su opinión.

—Sí. Si solo fuese por eso, tendrías razón, quien quiera que seas —respondió Shirou—. Probablemente esperarían el más mínimo error antes de hacer cualquier movimiento; sin embargo, Hyouma escogió un trabajo… poco grato, desde el punto de vista de la Asociación. ¿No es así, Darnic?

—Nuestros tratos con nuestros socios no deberían de ser motivo por el que la Asociación nos considerase como enemigos —contestó la cabeza del clan.

—Y no lo es, o al menos, no lo es por ahora. De ser ese el caso, no estaríamos teniendo esta conversación, y tu pequeña Fortaleza de los Milenios no sería más que polvo y cenizas, mientras que aquellos que te rodean no serían más que cadáveres y, tú mismo, estarías en camino de convertirte también en uno —se burló mi amigo, para mi asombro, pues nunca había oído tanta ironía en su voz; pero, antes de que Darnic pudiese contestar, él continuó—, y estoy seguro de que esto lo entiendes bien, a fin de cuentas, desde que fundaste el clan, te has dedicado a evitar que este se meta en problemas con la Asociación, todas las veces que has podido.

Por unos instantes, Darnic no dijo absolutamente nada, pero, finalmente, su respuesta no fue lo que yo, y probablemente ninguno de los otros miembros del clan, esperaba—. ¿El cadáver?

A Shirou también le tomó un poco de tiempo contestar, ¿había sido sorprendido por el cambio de la conversación?

—No existe, fue quemado vivo hasta convertirse en cenizas —respondió Shirou, en un tono de voz completamente neutro.

—¿Tienes pruebas?

—Digamos que no me detuve a recoger sus cenizas después de acabar con su vida, a fin de cuentas, el verdadero negocio eran nuestros amigos estadounidenses —contestó Shirou.

¿Estadounidenses? Me pregunté, Shirou no me había comentado sobre su participación en todo este asunto.

—¿Y como puedo comprobar que esto fue una orden de la Asociación y no un arrebato personal?

—Puedes ir a la Torre a preguntar —contestó el chico, una vez más, con ironía en su voz.

Darnic contestó con un tono similar, pero más amargo—. ¿Me pides que camine hacia la boca del lobo?

—No lo harás si eres lo suficientemente inteligente. Tienes a dos estudiantes en tu clan, comprendo que no confíes en Caules por su relación conmigo, pero imagino que eso no aplica al heredero de los Musik —contestó Shirou, dándole una alternativa—. La orden me fue dada por la Reina en persona, molestarla por algo tan trivial no es buena idea, pero estoy seguro de que en Legislación podrá encontrar la respuesta fácilmente, más aun cuando ya trabaja allí.

—¡Quieres que envíe a mi hijo a morir! —gritó el viejo Goredolf, mientras sus puños chocaban contra la mesa.

Probablemente tuviese más que decir, pero a Darnic le bastó una mirada para callarlo y hacerlo sentarse nuevamente.

—Tomaré en cuenta tu sugerencia —respondió Darnic—, y en cuanto a tu relación con Caules, sinceramente, esperaba que fuese más útil, y no solo sirviese para transmitir noticias funestas —comentó con tono ligeramente despectivo; pero la mirada que me enviaba mientras hablaba me hizo temblar ligeramente, iba a ser castigado, estaba seguro que iba a ser castigado—, parece que permitirle asistir a la Torre no fue más que una pérdida de tiempo.

—Juzgarla así, es un gran error desde mi punto de vista —contraargumento Shirou.

—¿Oh? —exclamó Darnic en tono burlón—. Entonces, ¿cómo debería juzgar el valor de vuestra relación para con nuestro clan?

—Hmmm… ¿Cómo la única razón por la que los Yggdmillennia todavía existen? —preguntó Shirou.

—¿Disculpa?

—Pues así es como yo la juzgo —contestó Shirou—. A fin de cuentas, no creas que hemos olvidado los asuntos pendientes que tienes con nosotros.

—¿Asunto pendientes? ¿Con los Emiya?

—Oh, no, por supuesto que no; no obstante, estoy seguro que estás al tanto de los últimos sucesos ocurridos dentro de la Torre del Reloj, pero, si resultase no ser el caso, te los resumo: la unión de los Einzbern a la Asociación, el nombramiento de su heredera como Lord, y mi compromiso en matrimonio con ella —resumió Shirou—. Eso, en resumen, significa que los asuntos de los Einzbern se vuelven mis asuntos, y ellos no han olvidado en lo absoluto tu intento de robo durante la Tercera Guerra del Santo Grial, ni tampoco el como intentaste forzar tu participación en la cuarta.

—La Torre del Reloj es una cosa, ¿pero tú? —preguntó Darnic con burla en su voz—. Te sobreestimas, niño.

—¿Seguro? ¿Quiénes son los Yggdmillennia al lado de la Princesa de los Apóstoles Muertos, al lado de Einnashe y de su Bosque Predador, al lado de los Einzbern y sus homúnculos, o al lado del Séptimo Laberinto de Caubac Alcatraz, de las bestias fantasmales y los Espíritus Heroicos que allí enfrenté? —le preguntó, con un tono completamente seco, que incluso llegó a sorprenderme, ¿realmente era Shirou? Supongo que había cosas que todos ocultábamos, pero esto superó mi imaginación—. Un hormiguero puede ser una gran organización gracias a sus números, y cada hormiga puede levantar veinte veces su peso, pero, ¿qué es un hormiguero al lado de un dragón? Cenizas, solo eso, y nada más. Tengo una espada preparada para apuñalar el corazón de cada uno de los miembros de tu clan, los Musik, Iscolle, Frain, y todos y cada uno de los miembros que ni siquiera merecen ser mencionados, incluyendo a aquellos a los que mantienes ocultos, como vuestros parientes dentro de la Santa Iglesia, o en Estados Unidos; voy cortar en pedazos cada rama de tu lamentable árbol, Darnic, y luego les prenderé fuego, como hice con Sagara, hasta dejarte únicamente a ti, el tronco, viejo y podrido, y solo cuando hayas visto como todo lo que construiste en tus casi cien años, es convertido en cenizas sin que puedas hacer nada para evitarlo, iré a por ti, y sufrirás el mismo destino que el resto de tu clan. Y lo único que ha evitado que comience esta poda, es que una de sus ramas, es, precisamente, Caules, pero… si algo llegase a sucederle, si no llegase a volver a la Torre, o si volviese herido, ten por seguro que saldaré nuestra deuda inmediatamente.

Silencio, silencio absoluto, roto únicamente por el sonido del repiqueteo del celular, la llamada había llegado a su final, no había nada más, ninguna posible respuesta por parte de Darnic, ni tampoco nada más por parte de Shirou, y, aun así, todos dentro de la sala se quedaron callados, como si esperasen algo más, o tal vez, ¿estaban analizando las palabras de Shirou? Él había mencionado a varios de los linajes más importantes dentro del clan, pero no solo eso, había mencionado información que ni siquiera yo conocía, es decir, sabía que teníamos parientes en todo el mundo, pero no sabía que había parientes infiltrados en organizaciones como la Santa Iglesia o Estados Unidos, podía suponerlo, pero afirmarlo era una cosa completamente diferente, y obviamente, preguntarlo estaba fuera de cuestión, probablemente, solo Darnic y los involucrados sabrían todo a ciencia cierta, lo cual me hacía preguntarme, ¿cuánto sabía Shirou sobre nosotros?

De repente, como si el tiempo congelado volviese a correr, la sala estalló, las voces y los gritos indignados y temerosos se mezclaron entre sí, en una cacofonía realmente lamentable, en medio de la cual, solo Darnic y yo permanecimos en silencio, nada de lo que ellos dijesen o gritasen tenía ningún valor, solo él, el abuelo, como Lemina lo llamaba, tenía valor.

¡TOC; TOC!

Idéntico al sonido que producía una puerta, fue el que produjo el suelo al ser golpeado por el bastón de la cabeza del clan, generando un estruendo que llamó la atención; todos giraron su mirada hacia este, quien tenía una expresión desencajada, como si hubiese sido obligado a comer un limón muy agrio, todos se callaron, se sentaron, y no dijeron nada más.

Luego de que todo volvió al silencio, Darnic dirigió su mirada hacia mí, con una expresión que intentaba mostrar tantas emociones que, al final, no mostraba ninguna en particular—. Vuelve a la Torre inmediatamente, y no le quites los ojos de encima a Emiya, tal vez tu relación con el chico si sirva de algo.

Asentí silenciosamente, tomé el celular tan rápido como pude, di una leve reverencia, y salí de la habitación tan rápido como me fue posible, luego crucé los pasillos, me dirigí hacia los carruajes, tomé uno, y no volteé en ningún momento hacia atrás, sabía que, mientras más rápido me alejase de la Fortaleza de los Milenios, más oportunidades de seguir con vida tendría.


Angelica

Caminaba por un pasillo de nuestra fortaleza, a lo largo de nuestro viaje milenario, nos habíamos movido por todo el mundo, por lo que, no solo habíamos reunido una fortuna considerable, sino también propiedades en varios países distintos. Actualmente, nos encontrábamos en un país de Europa, pero estábamos a punto de partir hacia un país de Asia.

Seguí caminando, y bajé una larga escalera, hasta que llegué al subsuelo, todas nuestras fortalezas tenían una zona de este tipo, como una especie de bunker subterráneo, solo que, este no estaba destinado a protegernos, ni tampoco a ninguna persona en específico, sino a Contener lo. A lo lejos, pude verlo, tenía un tamaño simplemente descomunal, a pesar de poder comprimirse en una forma transportable. Había sido llamada de varias formas, tinaja, caja, torres, por lo que, era un poco irónico que su verdadera forma fuese un gigantesco cubo.

Delante de este, se encontraba mi hermano menor—. ¿Qué haces aquí, Julian? —pregunté, lo había estado buscando por toda la fortaleza, pero no lo había encontrado hasta ahora.

—Lo mismo de siempre —me respondió, sin apartar su vista del cubo.

—Sabes que no era necesario, ¿verdad? —le pregunté.

—Me lo has dicho varias veces, pero sigo sin estar de acuerdo —me contestó, obviamente, no estábamos hablando de vigilar el cubo, sino de su propia vida.

Julian había nacido como un heredero de repuesto, algo, si bien no tan popular en el Mundo de la Hechicería, no era algo poco utilizado. En nuestro caso, él había nacido en caso de que mi padre y yo fuésemos asesinados, algo no poco común para una familia como la nuestra, pues a lo largo de nuestro viaje, nos habíamos metido en todo tipo de problemas, de rituales peligrosos, entre otras cosas, lo que hacía que nuestra vida estuviese en constante peligro. Julian debería reemplazarnos a mi padre y a mí, en el caso de que ambos fuésemos asesinados en nuestro intento de encontrar un modo de abrir la caja. No obstante, este destino me parecía demasiado cruel, pues Julian solo sería eso, un reemplazo, no tendría ningún objetivo o meta, a menos que su familia fuese asesinada. Por eso le pedí a nuestro padre que no arrastrase a Julian de buenas a primeras al Mundo de la Hechicería, sino que le permitiese vivir sus primeros años como un chico normal, con la esperanza de que pudiese encontrar algo que lo motivase, más allá de su papel.

Gracias a esto, Julian vivió sus primeros años como un niño normal, incluso logró hacer un par de amigos, la más cercana fue una chica que se refería a sí misma como Beatrice, aunque desconocía su verdadero nombre, pues, según ella, lo odiaba. Desgraciadamente, Julian acabó descubriéndonos antes de lo previsto, y una vez que mi padre le informó sobre el Mundo de la Hechicería y nuestra misión, abandonó decisivamente su vida normal, y se dedicó a apoyarnos en nuestra travesía para abrir el cubo.

—¿Cómo ha estado? —pregunté, sabiendo que esta conversación no nos llevaría a ningún lado.

—Ha dejado salir uno, pero me he encargado ante de que pudiese representar una amenaza —me contestó—. Realmente, ¿qué son esas cosas? ¿No se suponía que lo que está dentro del cubo nos salvará?

—Nuestro padre tiene una teoría… —expresé, llamando la atención de nuestro hermano—. ¿Recuerdas que existen varias versiones del mito de la caja? —Julian asintió—. En unos se decía que la caja tenía enteramente bendiciones, en otros que tenía todos los males del mundo, y la esperanza para combatirlos; nuestro padre cree que ambas versiones del mito son verdad hasta cierto punto, y, al mismo tiempo, tienen cierto nivel de mentira.

—¿A qué te refieres? —me preguntó, interesado.

—¿Recuerdas cómo nuestra familia heredó la misión encargada inicialmente a Pandora? —le pregunté, y él asintió.

—Cuando Pandora volvió a intentar abrir la caja, su concepto de muerte, sellado dentro de esta, terminó escapándose, volviéndola mortal, aunque vivió muchos años, e intentó volver a abrirla, la humanidad no se lo permitió, pero Pandora, consciente de lo que ocurriría sino abría la caja, en su ultimo intentó, logró utilizar la Elpis, para legarnos su misión —me respondió. 1

Asentí—. Elpis… casi nadie sabe con total seguridad cual es su naturaleza, es descrita muchas veces como la "esperanza", la "premonición" o "precognición" que ayuda a evitar problemas antes de que estos se produzcan; aunque su naturaleza nos fue descrita mucho mejor por Pandora: ella nos reveló que Elpis es, en sí misma, las posibilidades, el potencial, y por eso abarca varios términos, como la esperanza, la premonición o precognición —le recordé a Julian—. Al utilizar los resquicios de Elpis que se estaban filtrando desde el cubo, Pandora logró alcanzar la posibilidad de que su misión fuese legada, transmitida a nuestra familia, a nuestro fundador, Darius, a pesar de que estaban separados por milenios de tiempo.

—Darius buscó la caja, la cual se encontraba sellada, esta lo reconoció como su nuevo portador, y desde entonces, nuestra familia ha intentado abrirla por todos los medios posibles —concluyó Julian.

—Sí, pero no solo eso —contesté—. Hay más información que nos fue legada por Pandora, pero no era necesario que la conocieses, así que simplemente no te la dijimos. Pero, desgraciadamente, viendo lo que ha estado ocurriendo con el cubo durante este último año, es mejor que también la conozcas. —Al escucharme, mi hermano abrió ampliamente sus ojos—. Perdónanos, pero en las familias de magos, los secretos abundan.

Mi hermano cerró los ojos y, cuando los volvió a abrir, había vuelto a su actitud normal: seria y un poco amarga, aunque sin llegar a ser desagradable—. Tranquila, hermana, lo entiendo.

Sonreí levemente, y comencé a explicarle—: Pandora nos explicó que el cubo es un sistema de salvamento, que contiene a Elpis, creado por las deidades griegas. Según ella, los dioses previeron que, en algún momento futuro, se llegaría al punto en que la humanidad llegaría a su fin y, para protegernos, crearon este dispositivo, el cual se supone que debería de abrirse cuando este tiempo llegase. ¿Entiendes la contradicción, Julian?

—¿La contradicción? —preguntó, y dicho esto, mi hermano comenzó a pensar sobre aquello que le había dicho, decidí esperar a que terminase su análisis, y, afortunadamente, no tuve que explicárselo—. ¡Claro! Si era un dispositivo de salvamento que solo debería de abrirse cuando dicho tiempo llegase, entonces, ¿¡por qué Zeus obligó a Pandora a abrir la caja antes de que dicho tiempo aconteciese!?

Asentí, se había dado cuenta—. Porque se dio cuenta de un error que habían cometido al crear el dispositivo: Si se aprisionaban las posibilidades, estás eventualmente se estancarían, convirtiéndose en lo que está saliendo del cubo actualmente: posibilidades fallidas.

—¿Posibilidades fallidas? —me preguntó.

—Sí, cosas que nunca deberían de existir, errores —contesté.

—Se supone que Prometeo le advirtió a Pandora que no abriese la caja… —susurró Julian.

Asentí—. No sabemos si esa parte del mito es cierta, pero de serlo, entonces Prometeo fue capaz ver lo que saldría de la caja una vez que fuese abierta; pero, fuese como fuese, Pandora la abrió eventualmente, y con esto, confirmó los temores de Zeus, porque lo que salió en ese entonces, fue lo que actualmente se conoce como todos los males del mundo.

—Posibilidades Fallidas —complementó mi hermano—. Las cuales arrasaron el mundo por aquel entonces.

—Sí, y al ver lo que había desatado, Pandora, en su miedo, volvió a cerrar la caja y luego la humanidad la tomó bajo su custodia. Probablemente después de que esto sucedió, le explicaron el error que había en el sistema, y le pidieron que la volviese a abrir, pues, de no hacerlo, el Elpis que todavía estaba contenido en la caja se convertiría, con el paso del tiempo, en posibilidades fallidas, las que más tarde serían conocidas como Ezis, que en el mito, es una deidad hermana de Elpis, según algunas representaciones, que representa la miseria y la aflicción, la angustia y el sufrimiento.

Mi hermano se colocó una mano en la barbilla, a medida que analizaba la situación—. Pero la humanidad, creyendo que perderían a Elpis, se negaron a devolverle la caja.

—Es aquí cuando ambas versiones del mito se convierten en verdad hasta cierto punto —expliqué—. Pues la primera versión dice que solo había bendiciones, y, en un inicio, eso era cierto, Pandora misma se los dijo a los humanos con los que convivio, y la segunda versión, probablemente surgió después de que la caja fuese abierta por primera vez, ahora, la caja tenía todos los males del mundo, además de a Elpis.

—¿Realmente la humanidad impidió que Pandora volviese a abrir la caja creyendo que perderían a Elpis al hacerlo? —me preguntó.

—Es probable que un grupo pensase de esa forma; sin embargo, Pandora dejó registrada su propia visión de los hechos: Pandora creyó que, después de que el Ezis saliese de la caja por primera vez y asolase el mundo, los humanos dejaron de confiar en ella, pues ella les había dicho que lo que se encontraba dentro de la caja, eran bendiciones. Creyó que un grupo de humanos, temerosos de que les hubiese engañado, comenzaron a hacer circular esta versión del mito, para que la caja no volviese a ser abierta, creyendo que solo podrían salir más males desde su interior.

—Hmm… pero… hay algo que no entiendo.

—¿El qué?

—Si los dioses griegos se dieron cuenta, ¿por qué no intervinieron directamente? ¿Por qué solo enviaron a Pandora?

—El Elpis no se estanca instantáneamente Julian, el proceso tarda tiempo en llevarse a cabo, pero cuando Pandora la abrió por primera vez, parte del Elpis ya se había convertido en Ezis, ¿Qué significa eso?

—Que cuando se le pidió a Pandora que abriese la caja, ya había pasado mucho tiempo desde la creación del sistema, ¿es eso?

Asentí—. Pandora no lo especifica, pero la única razón lógica que nuestra familia encontró para la nula participación de estos, es que el momento en que se dieron cuenta del fallo en su sistema, coincidiera con el momento final de la Era de los Dioses, de modo que no pudieron actuar directamente.

—Pero, ¿por qué ha vuelto a crearse el Ezis?

—Durante su ultimo intento, Pandora logró abrir la caja ligeramente, produciendo que el Elpis dentro de ella comenzase a filtrarse hacia el exterior, esto trajo tanto cosas buenas como malas, entre las buenas, el Elpis filtrado ayudó a la humanidad a llegar hasta nuestros días, y Pandora pudo utilizarlo para legarnos su misión, pero también trajo cosas malas, pues no solo el Elpis se filtró hacia el exterior, sino que también lo hizo el concepto de muerte de Pandora que los dioses griegos habían sellado dentro de la caja, volviéndola mortal, y con su muerte, la única llave que había sido diseñada para abrir la caja, desapareció —expliqué—. Esto también produjo que el Elpis ya no se estancase, al tener un escape hacia el exterior, o al menos, eso es lo que pensábamos.

—Pero hace un año esa cosa salió de la caja y casi nos asesina —contraargumento Julian. Lo cual era verdad, el Ezis se había filtrado desde adentro de la caja, y tomó la forma de un gigante sin cabeza, con su cuerpo envuelto por las llamas—. Así que esa suposición fue un error.

Asentí nuevamente—. Lo fue, aunque no del todo. Papá llegó a la conclusión de que la filtración no impidió que el Ezis se formase, pero si ralentizo su creación, al menos, hasta hace un año. O dicho de otra forma, la velocidad a la que el Elpis se estanca, ha superado la velocidad con la que se filtra hacia el exterior, lo cual provocó nuevamente la creación del Ezis.

—Pero ahora la situación es diferente a la anterior, la caja ya no se encuentra cerrada, con el paso del tiempo, el Elpis se transformará completamente en Ezis, y este se filtrará hacia el exterior —Julian había llegado a la conclusión que nosotros también habíamos alcanzado—. Y el sistema que los dioses griegos crearon para salvar a la humanidad, se convertirá en el artífice de su destrucción; Ezis asolará al mundo, y nadie en esta era podrá hacerle frente.

—Exactamente, para nosotros ha comenzado una carrera contra el tiempo. Si permitimos que las cosas sigan como hasta ahora, eso ocurrirá, y estaremos condenados, por eso debemos abrir la caja lo antes posible.

—Por eso es que papá se ha vuelto más atrevido en nuestros últimos intentos de abrir la caja —expresó Julian—. ¿No podríamos volver a utilizar el Elpis como lo hizo Darius?

Cierto, cuando Darius tocó la caja por primera vez, el Elpis influyó en su vida por segunda vez, siendo la primera vez cuando recibió el legado de Pandora. Durante la segunda vez, Elpis permitió a Darius crear nuestra propia versión de Flash Air, con la cual pudimos superar en gran medida las limitaciones de la Hechicería original, además de mostrarle un posible futuro, de lo que le ocurriría si se obsesionase con abrir la caja él mismo, uno donde era corrompido por Ezis, y transformado en un monstruo con aspiraciones de convertirse en un dios, el cual condenaría al mundo entero.

Negué con mi cabeza—. No podemos controlarla, Julian. Tú mismo has tocado el cubo varias veces, y nunca ha ocurrido nada, lo mismo conmigo y con papá, no sabemos si Elpis tiene algún tipo de conciencia o pseudo-conciencia que le permita escoge a quien influir o a quien no; sin embargo, está claro que ni Elpis, ni la caja que la contiene, están hechos para las manos humanas —expliqué—, y hablando de papá, empaca tus cosas, tenemos que partir.

—¿Hacia donde vamos ahora?

—Japón.

Julian ladeó su cabeza—. ¿Japón? ¿Papá descubrió algo más en Fuyuki? —me preguntó—. Creí que había llegado a la conclusión de que el grial de Fuyuki es completamente inutilizable.

—Sí, pero, parece que mientras estudiaba las leyendas de la zona, buscando una razón especifica por la que se decidió montar el sistema del grial específicamente en esa ciudad, que encontró algo que, tal vez, pueda sustituir al grial perdido —expliqué—. Por eso nos pidió que viajásemos a Japón, y llevásemos al cubo con nosotros. Te he estado buscando para decírtelo, pero te encerraste aquí.

—Oh, discúlpame. Aunque tenemos alarmas que se activarán si algo llegase a salir del cubo, no me siento tranquilo dejándolo sin vigilancia —me explicó—, ya voy a empacar mis cosas.

—Bien, yo me encargaré de transportar el cubo, ¿nos vemos en la puerta en una hora? —A lo que mi hermano asintió, antes de despedirse y alejarse. Yo, por mi parte, me giré hacia el cubo, caminé hacia este, y, cuando estuve lo suficientemente cerca, estiré mi mano hacía él, como respuesta, el cubo se comprimió así mismo, adoptando un tamaño en el que podía caber en la palma de mi mano.

Tanto cuando era grande como ahora, en ningún momento pude ver la abertura que Pandora había abierto, ni tampoco el Elpis filtrándose, de hecho, dudé de toda la historia que mi familia había registrado, hasta hacía un año, cuando ese barro negruzco había sido emanado desde el cubo y tomó la forma de ese gigante llameante sin cabeza. El Elpis no podía verse ni tocarse, pero cuando se estancaba y se transformaba en Ezis, adoptaba una forma tangible, un barro negruzco del cual se manifestaban las posibilidades fallidas, por eso teníamos que tener cuidado a la hora de trasladar el cubo, pues no sabíamos en que momento se filtraría el Ezis, y lo que este podría llegar a manifestar.

Dicho esto, abrí una capsula de números imaginarios, y coloqué el cubo dentro de esta. Según los registros, cuando Darius tocó el cubo, su elemento fue cambiado a Números Imaginarios, el cual era un elemento base e importante para nuestra propia forma de Flash Air; según Darius, este cambio fue otra de las pruebas de como el poder del Elpis había influido en él, y, a partir de entonces, todos en nuestra familia nacieron con el mismo elemento. Si me hubiesen preguntado hacía un año si creía que esto era cierto, probablemente ladearía mi cabeza, pero después de enfrentarme a una manifestación del Ezis, ya no dudaba de los registros de mi familia.

—El tiempo que los dioses griegos vaticinaron finalmente ha llegado, y la humanidad necesita a Elpis para sobrevivir, pero Elpis ha comenzado a convertirse en Ezis nuevamente, y si no abrimos el cubo a tiempo, aquello que nos debería de salvar, se convertirá en el último clavo de nuestro ataúd —monologué conmigo misma—. Debemos apresurarnos, estamos en una carrera contra el tiempo —Dicho esto, abandoné el sitio, y esperé a Julian para comenzar nuestro viaje a Japón—. Sakatsuki… ¿Realmente existirá esa familia? ¿Realmente tendrán el poder para abrir la Caja de Pandora?

No había tiempo para dudas, no cuando nos balanceábamos en una cuerda floja destinada a romperse.


Solomon

«¿Estás seguro de esto, Solomon?», me preguntó. En este punto del tiempo, ya me había acostumbrado a tratar con él.

«¿Qué harías tú si hubieses estado en mi lugar?», le pregunté de vuelta.

«Sabes que nunca estaría en tu posición», me respondió, «El Ritual de Incineración Humana es algo que llevamos planeando desde hace tres mil años, hemos vivido una odisea hasta llegar a este día, y si no fuese por tu intervención, seguiría en proceso».

Sonreí, «Es por eso que te pido que te lo imagines. Una situación donde hubieses llegado a este momento, no como el Ritual de Incineración del Orden Humano, sino como el Ritual de Corrección del Orden Humano, ¿qué harías entonces?».

Durante unos instantes, el Rey de los Pilares Demoniacos calló en el silencio y en la contemplación. Mientras lo hacía, pude ver a un chico caminar apresuradamente por los pasillos del Vaticano. Actualmente, no tenía la apariencia del Rey de la Hechicería, sino la de Romani Archaman, vestido con las ropas de un simple laico. A pesar de que me dirigía hacia las afueras de la construcción, mis ojos y sentidos siguieron al chico. El chico, de nombre Mario Bestino, era la prueba viviente del pecado y la debilidad de Laurentis, y actualmente se dirigía hacia su residencia.

Observé como el chico entró en esta, pero fue obligado a esperar al encontrarse al hombre al final de su tiempo de oración. Una vez terminado, el hombre y el niño se saludaron afectuosamente, pero dicho momento duró poco, pues el niño presentó sus dudas e incertidumbres ante los rumores que ahora circulaban, muchos de los cuales se volverían realidad, sino lo eran ya.

La reestructuración de la Agencia de Entierro ya era una realidad, le molestase a quien le molestase, en esta, una de las mayores reformas fue el que Narbareck ya no ocupase el primer puesto, sino que simplemente fuese su Directora, y que estuviese en perpetuo arresto domiciliario, a menos que se necesitase que actuase en sus funciones como Directora, en el caso de que alguno de los siete cruzase alguna de las nuevas líneas que Laurentis había pintado, pues sí, esa fue otra reestructuración dentro de la organización: el que ahora su libertad fuese reducida y estuviesen obligados a seguir ciertas normas en cuanto a su actuación, pues el hecho de que tuviesen la autoridad de hacer lo que se les antojase con el territorio ocupado por un apóstol muerto, incluso si esta era una ciudad llena de inocentes, no era algo que fuese a permitir. Otra de las cosas que cambió, es la autoridad de Narbareck, quien originalmente podía reclutar a cualquier miembro que ella desease, de hecho, ella había reclutado a todos los miembros actuales, uno por uno, pero ahora no le sería tan fácil, tendría que ser aprobado por el Papa, o de otra forma, no se les permitiría unirse, y por supuesto, entre los seres que no podían unirse a la organización, estaban los Apóstoles Muertos, por razones que deberían de ser obvias para todos, menos para Narbareck, al menos, en el momento en el que reclutó a Merem Solomon.

Esto produjo el enojo de la mayoría de los miembros, sobre todo para el apóstol anteriormente mencionado, quien, de un momento a otro, se vio rodeado de enemigos debido a esta revelación. Todo esto era algo que Laurentis y yo habíamos planeado de antemano, y por supuesto, mi previsión incluía el intento de asesinato de Merem contra Laurentis, el cual fue detenido, no por un miembro de la Agencia, sino por uno de mis Pilares Demoniacos, antes de que este fuese forzado a huir por el resto de ejecutores, quienes luego le dieron caza. La aparición de mi Daemon fue fundamental, pues dotó de peso a la última declaración que Laurentis hizo ante los miembros de la Agencia: "La Iglesia sobrevivió y mantuvo su lucha contra los apóstoles muertos durante mil quinientos años antes de la creación de la Agencia de Entierro, podrá seguir sobreviviendo sin ella, así que si se niegan a cumplir con las nuevas normas, prescindiremos de su existencia." Con esto dicho, el mensaje fue enviado: La Agencia de Entierro era prescindible, y se contaba con el poder para destruirla de ser necesario.

«Ahora tenemos que encargarnos de la Orden de los Templarios», pensé, mientras abandonaba la Basílica de San Pedro. Habíamos comenzado otras reformas, por ejemplo, una de estas trataba el uso del Poder de la Oración por los ejecutores y demás miembros, pero, comparado con esto, el asunto de los Templarios, era una prioridad.

«Lo asesinaría», de un momento para otro, volvió a hablar.

«¿Hmm?», exclamé.

«La respuesta a lo que me preguntaste», aclaró Goetia, «Lo asesinaría, y después tomaría su cuerpo y me haría pasar por él, con su posición, tomaría las acciones necesarias para destruir la fealdad de la humanidad que corrompe a la Iglesia».

«Comprendo».

«¿No estás de acuerdo?».

«Por supuesto que no, al menos, en su mayoría».

«Explícate».

«Estoy de acuerdo en la "destrucción" de la fealdad de la humanidad, pero, no con tus métodos», expliqué, «Tus métodos no salvarán a la humanidad, solo la destruirán, incluso si logras recrearla sin su fealdad, no será la humanidad original. Lo que dejarás en claro, es que no pudiste salvar a la humanidad, te rendiste, y tomaste el camino fácil».

«¿Y cuál es, según tú, el mejor camino? Aquel que destruirá su fealdad, sin destruirlos a sí mismos».

«Si a eso vamos, destruir no es la palabra más apropiada, superar, sobrepasar, dejar atrás, serían palabras más apropiadas para lo que quieres lograr», aclaré. «En cuanto al camino, este ya les fue revelado; el camino y la vida que deben llevar para poder recorrerlo, llevan conociéndolo desde hace dos mil años».

«Entonces, ¿por qué? ¿¡Por qué siguen siendo el mayor desperdicio de recursos que existe!? ¿¡Por qué son una especie lamentable que solo puede sufrir hasta su muerte!?». Esa explosión de odio repentino, probablemente tuvo como origen a alguno de los que componen al Arsenal, o tal vez a aquellos que componen a la Estrella que Observa.

«Porque no es el camino fácil, no para la débil carne humana, que a su vez debilita al espíritu. A lo largo de los últimos dos mil años, muchos lo han logrado, pero para hacerlo se necesita de una gran fortaleza de espíritu, que supere la debilidad de la carne y al resto de condiciones humanas», para este punto, estaba en medio de la plaza de la Ciudad del Vaticano, alcé mi mirada y los rayos del Sol me saludaron, «¿Sabes? Nunca entendí porque solo podías ver al sufrimiento como algo puramente negativo», pregunté.

«¿Qué tiene de bueno una vida llena de sufrimiento?».

«Eso depende del que sufre», contesté. «El sufrimiento puede ser transformado en una oportunidad para crecer, puede ser utilizado como un vinculo que permite mostrar empatía, puede incluso transformarse en la mayor expresión de amor cuando se sufre por otro. Si el sufrimiento es únicamente dolor, o si puede transformarse en muchas cosas más, es una respuesta que solo el que sufre puede dar, y cada persona dará una respuesta completamente distinta, dependiendo de sus decisiones».

«¿Empatizas con ese hombre? ¿Esa es tu respuesta para tu sufrimiento?», me preguntó, «¿Por eso deseas darle una oportunidad?».

«¿Hmm?».

«Las mujeres fueron un aspecto importante en tu caída».

Sonreí, con cierta ironía, «No es algo que pueda negar, a pesar de que no fue el punto más importante, pero si el incitador que conllevaría a mi caída. A que aquel cobarde que pidió sabiduría, no pudiese soportar el peso de su deseo, y terminase transformándose en el más grande tonto e insensato de la historia, por la forma en la que decidió abandonarla».

«Aun así, sabes que esa no es su única debilidad, Solomon», expresó, «Si no hubieses intervenido, las probabilidades de que ese hombre buscase la inmortalidad siguiendo las investigaciones de lo que la Iglesia considera como a un hereje y un traidor, no son pocas, tú mismo viste ese futuro».

Asentí, «Lo sé. Para que alguien como él le tema a la muerte, solo puede significar dos cosas: su falta de fe, o que sabe que no ha transitado el camino adecuadamente, y teme lo que viene una vez que este termine».

«Si es la primera, considerando la posición que porta, entonces es un caso sin salvación».

«Solo aquellos que blasfeman contra el Espíritu Santo no tendrán perdón», contraargumenté, «Y tanto tú como yo sabemos que ese no es el caso. Si lo que teme es no haber transitado el camino adecuadamente, entonces la respuesta ya le fue dada: arrepentimiento, redención, volver a levantarse y a caminar una vez más, solo que esta vez, sin alejarse del sendero correcto. Si es capaz de sobrepasar su debilidad y redimirse, toda inmortalidad que se pueda encontrar en este mundo se volverá innecesaria, porque aquellos que creen en esta cruz, saben que la muerte no es el final».

«¿Y si no lo consigue?».

Fruncí el ceño, «Entonces, lo más sabio y, tal vez, lo más piadoso para él, sea la abdicación».

Por unos instantes, una vez más, el silencio se hizo presente.

—¡Auch! ¡D-Discúlpeme! —A medida que salía de la Santa Sede, me tropecé con un transeúnte, lo ayudé a levantarse y este continuó con su camino.

—Los jóvenes siempre van apresurados, por eso muchas veces no disfrutan del viaje… —expresé con una sonrisa pesimista.

«En efecto, has cambiado. En los registros del Centro de Información, no se vislumbra la posibilidad de que un cobarde como tú, que solo aceptaba a la humanidad sin corregirla, pudiese tomar este curso de acciones», ¿Ahora era el centro de información quienes se imponían?

«Tengo que agradecérselo a ellos», respondí, «Pronto tendré la oportunidad de hacerlo adecuadamente».

«Vuelves a hablar de imposibilidades», me contestó, en un tono molesto.

A lo que tuve que ahogar una risa, «No puedo creer que tú y el Rey de los Héroes sean tan parecidos en ese aspecto».

«¡No perdí ante ese humano! ¡Perdí ante ti, Solomon! Si no hubieses estado allí, la derrota de Chaldea sería una certeza».

Sonreí levemente en respuesta, «Yo solo di el ultimo empujón para tu derrota».

«¡Tonterías, no finjas humildad ahora!», exclamó con rabia, era bastante divertido ver que no tenía problemas en aceptar su derrota, pero no podía aceptar ante quien había sido derrotado, «¿A dónde vamos ahora?», me preguntó, queriendo cambiar el tema de conversación.

«A prevenir otra intervención, es una de las pocas cosas en las que el Rey de los Héroes y yo coincidimos», expliqué.

«La última vez fue el tuerto, ¿Quién es ahora?».

«Es…».

Y dicho esto, me teletransporté, tenía mucho que hacer, y poco tiempo para hacerlo.


Illya y Shirou

—¿Y bien? ¿Cómo se encuentra? —pregunté.

—Igual que la última vez que preguntaste —me contestó Sajyou de mala gana.

—¿Dónde quedó tu poder de convencimiento? —Se burló la Princesa de los Apóstoles—. ¿Ya intentaste desvestirte?

Si las miradas mataran, entonces la Princesa de los Apóstoles estaría agradecida de ser inmortal—. ¿Por qué no lo intentas tú?

Ella se encogió de hombros—. ¿Para que debería? Rin y Sieg han ido a comprar las entradas, así que no tenemos que movernos por ahora.

—¿No te preocupa que, desde que salimos del Reino Unido, no haya descansado bien ni una sola vez? —escuché a Sajyou preguntar.

La Princesa negó con su cabeza—. En su estado actual, pasar varios días sin descansar no es ningún problema. Más me preocupa el esfuerzo que realizó durante su lucha contra la chica, pero no es nada apremiante o preocupante, su cuerpo se acostumbrará más temprano que tarde a su uso.

—¡Hablo de su estado mental!

A lo que yo asentí—. ¿Por qué todas sus amigas de la infancia están locas, son poderosas e intentan matarlo?

La Princesa se rio—. Esa es una buena pregunta hermanita.

—¡Hey!

—¿Hmm? ¿A qué se refieren? —preguntó la Sajyou menor, quien habían entrado a la sala trayendo una bandeja con bebidas, y ofreciéndonoslas.

—Gracias —contesté, mientras aceptaba la bebida—. En cuanto a tu pregunta, cuando a la Princesa Chupasangre y tu querida hermana se encontraron por primera vez…

Repentinamente, el brazo de la Sajyou mayor se colocó sobre mis hombros—. Decidimos cooperar a pesar de nuestras diferencias, tal y como nosotras cooperamos a pesar de nuestras diferencias, ¿verdad, Lady Einzbern?

A lo que yo sonreí con diversión e ironía—. Claaaro, por eso espero que cooperes conmigo más en el futuro.

—Por supuesto, ¿Cómo podría negarme? —me respondió, con la sonrisa más falsa que había visto en mi vida.

—Además, no creo que el que Shirou fuese sometido a ese nivel de presión sea tan malo —comentó la Princesa—. ¿Oyeron su discurso contra los Ygga lo que sea? —preguntó con una sonrisa mientras se lamia los labios—. Hasta me hizo estremecer.

La verdad es que no esperaba que Shirou pudiese mostrar ese nivel de frialdad, verlo era… algo preocupante, pero también estimulador, sobretodo, porque dichas amenazas iban dirigidas hacia los enemigos de mi, bueno, nuestra, familia—. ¿Creen que sería capaz de cumplirlas?

—Creo que si hieren a Caules, o peor… entonces Shirou podría cumplir esas amenazas, aunque no sé hasta qué punto —contestó Manaka.

—Hmm… no me importaría ayudarlo en ese caso… —expresé—. Sin embargo, no sería inteligente lanzarnos contra lo Yggdmillennia, estando rodeados de posibles enemigos.

—Las acciones de Estados Unidos son preocupantes —expresó Sajyou.

—Preocupante para ellos, querrás decir… —exclamó la Princesa—. Intentaron destruirnos mientras estábamos débiles y acabaron todos muertos.

—¿Todos se encuentran bien? —preguntó la Sajyou menor, quien solo conocía los hechos superficialmente.

—Afortunadamente —contesté—. Hay heridos, pero no bajas. —La observé dejando escapar el aire de sus pulmones, y mostrándose más tranquila.

—No puedo creer que diga esto, pero, tienes razón —expresó Manaka—. El ataque seguramente sea la respuesta al asesinato de Ernest; sin embargo, les salió el tiro por la culata. Incluso estando débiles y poco protegidos, no fueron capaces de destruirnos, y es más, acabaron siendo asesinados.

—Reino Unido es territorio de la Asociación, más allá de la imagen pública, los estadounidenses no pueden moverse con libertad allí —expresé—. Incluso si a partir de ahora nos consideran enemigos, no actuarán de forma tan precipitada nuevamente, no después de este fracaso.

—Ya que el gobierno de los Estados Unidos no tiene buenas relaciones con la Torre del Reloj, ¿no podríamos pedir ayuda? —preguntó Ayaka.

—Fillia lo informará a Legislación, para que la Torre tenga los ojos abiertos ante cualquier movimiento a gran escala, pero pedir ayuda por un simple escuadrón de soldados… —expresé.

—Revelará debilidad —completó la Princesa, a lo que yo asentí.

—En Reino Unido no pueden moverse con libertad, ¿pero que hay de aquí? —preguntó la Sajyou menor.

A lo que la Princesa sonrió mordazmente—. Nosotros somos los que estamos aquí, así que quiero verlos intentarlo.

—Aunque eso sea cierto —intervino Manaka—. Será mejor tener cuidado, la fama de Shirou está creciendo, pero no al punto de amedrentar a todo un país, y, por si lo olvidas, nadie sabe quien eres realmente.

Aunque de mala gana, la Princesa asintió—. Por cierto Ayaka, no conocía esa parte de ti, supongo que las manzanas no cayeron muy alejadas la una de la otra.

—¿Hmm?

—Hablo de tu capacidad para quemar a gente viva sin que te tiemble la mano —explicó la Princesa, a lo yo también debía de admitir que estaba sorprendida por esto.

—Y-Yo… —Era precisamente por esta falta de confianza por la que era tan llamativo que pudiese hacerlo—. Sino lo hubiese hecho, entonces Sieg…

—Oye, no me malentiendas, no lo digo para hacerte sentir mal, tómalo como un halago —aclaró la chupasangre—. Habrá momentos en los que ninguno de nosotros esté allí para protegerte, así que es un alivio que no seas una Princesa indefensa.

—¿Usted que encontró, Lady? —me preguntó la Sajyou mayor, intentando cambiar la dirección de la conversación, y recibiendo una sonrisa de agradecimiento de parte de su hermana.

No tenía nada contra Ayaka, así que les seguí el juego—. A una maga, no estadounidense, de hecho, probablemente francesa.

—¿Una maga francesa ayudando a los estadounidenses? —preguntó Altrouge con el ceño fruncido—. ¿Cómo se llama? ¿Lo sabes?

Asentí—. Se presentó como Francesca Prelati.

—Ah, la cucaracha —exclamó, perdiendo el interés.

—¿Cucaracha? —pregunté.

—Ese nombre… —susurró Ayaka.

—¿Lo conoces? —pregunté.

—Es parecido a Francois Prelati —explicó Ayaka—. Se supone que fue un practicante de magia negra, o algo así, y se dice que ayudó a Gilles de Rais a invocar demonios.

—No es parecido, es el mismo, o misma, en este caso —intervino la chupasangre—. Logró sobrevivir a su primera muerte mediante un tipo de inmortalidad, de tipo reencarnación. En los últimos seiscientos años ha luchado en nuestra contra por alimento.

—¿Alimento? —pregunté.

—Humanos —aclaró la apóstol—. Los ve también de esa manera. Es una molestia, en el mejor de los casos, y ha muerto varias veces a manos de mis subordinados, pero siempre vuelve, así se ganó el apodo de Cucaracha, por nuestra parte.

—Se ofreció a ayudarnos si no la mataba —le comuniqué.

—¿Y aceptaste? —preguntó.

—Me lo pensé, hasta que dijo una estupidez que me hizo enojar —respondí.

—¿Oh? ¿Qué dijo que cambió tan fácilmente tu opinión? —preguntó interesada—. No creo que haya sido meterse debajo de los pantalones de tu hermano, ¿o sí? —Fruncí el ceño ante esa implicación—. Porque, en ese caso, yo también tendré que tener un par de palabras con ella.

—Afortunadamente, no —contesté—. Mencionó que podía ayudarme a encontrar a Aozaki, para obtener pistas de la tercera.

—¿Qué tiene que ver Aozaki con la tercera? —preguntó Sajyou, con confusión.

—¡Absolutamente nada! —exclamé disgustada—. Pero según esa idiota, si los títeres de Aozaki pudiesen replicar su alma, entonces habría alcanzado la Tercera Magia. Tal nivel de estupidez hecha declaración, me enojó lo suficiente como para sacar su alma de su cuerpo y colocarla en una prisión —dije a la vez que señalaba a uno de los anillos dorados de mi vestido—. Comprendo que no entienda lo que significa un Alma Materializada y todo lo que esto conlleva, pero admitir su ignorancia con tanta confianza, me sacó de quicio.

Ante mis palabras, la Princesa se rio—. Bueno, todavía no eres una maga per se, pero ya tienes el orgullo de una —comentó, antes de cambiar el rumbo de la conversación—. Por cierto, como las catacumbas están nuevamente vacías, ¿qué les parece si le pido a Fina que nos preste a algunos de los miembros de su tripulación fantasmal?

—Es cierto que es el capitán de un escuadrón fantasmal… —expresó la Sajyou mayor—. Ahora que sabemos que Rufleus tomará cualquier oportunidad para destruirnos, no podemos llenar las catacumbas con fantasmas cualesquiera —A lo que Altrouge asintió—. Es una buena idea, sugiéreselo a Shirou cuando logremos sacarlo de la habitación.

—Ya te ignoró dos veces, ¿no? —preguntó, pinchándola.

—¡No me ignoró!, solo… no tomó en cuenta mis sugerencias —contestó ella haciendo un puchero.

—Y eso me encanta, así que no veo razónpara sacarlo de allí hasta que Rin y Sieg vuelvan con los boletos —respondió.

—Creo que debemos dejarlo pensar a solas —expresé—, si ella es realmente su amiga de la infancia, entonces tiene mucho en que pensar.

La Sajyou mayor suspiró, pero asintió—. Bien… pero alguien tendrá que sacarlo de allí cuando vuelvan Sieg y Rin.

Y con eso dicho, acabó nuestra reunión.

Una vez que aquella noche había acabado, imaginé que tendría mucho tiempo para pensar, o al menos, eso fue lo que pensé al dejarme caer en el sillón al lado de la cama donde la había colocado. Por desgracia, no fue el caso, poco tiempo después, recibimos una llamada desde Londres, y Fillia nos contó sobre el asalto al taller, este fue como un golpe al estómago, sabía que esta misión tendría consecuencias, ya fuese por parte de los Yggdmillennia, de Estados Unidos, o también, de Van-Fem, solo que no esperé que fuesen tan rápidos, y que, en vez de apuntarme a mí, apuntasen a Fillia y al taller. Afortunadamente, ellos logran sobreponerse al ataque, por lo que no hubo bajas, pero esto volvió a recordarme que estábamos rodeados de enemigos, y no solo por gobiernos extranjeros u otras organizaciones, sino también por la propia Torre del Reloj.

Sabiendo esto, una vez que habíamos terminado de hablar con Fillia, no tardé ni un instante en tomar mi teléfono y llamar a Caules, si la información le había llegado a Estados Unidos tan rápidamente, y habían llevado a cabo una operación en nuestra contra, entonces, los Yggdmillennia no deberían de quedarse muy atrás, por lo que, tenía que ser rápido. Al menos Fillia, Lyz, Sella, Gray y el resto de homúnculos del taller tenían tanto armas como demás medios para defenderse; pero con Caules era diferente, él estaba solo en la fortaleza de los Yggdmillennia, y era poco probable que, una vez que se enterasen de la muerte de Hyouma Sagara, no se girasen hacia él, conociendo la relación de amistad que ambos compartíamos; en el peor de los casos, lo tildarían de traidor, y estaría encerrado y rodeado de enemigos. De llegar a ser ese el caso, entonces Caules podría no volver, y yo habría lanzado a mi amigo hacia los lobos, sin haberlo querido.

Así que después de explicarle a Caules la situación, le pedí que me comunicara con Darnic, si lograba comunicarme con él, antes de que la información fuese entregada, tendría el sartén por el mango. Caules entendió que la situación podría llegar a ser muy peligrosa, si es que no se movía rápido, así que logró ponerme en comunicación con Darnic, aunque no tenía idea de cómo lo había hecho. La conversación había sido lo más formal posible para dos personas que, en cualquier momento, podrían lanzarse al cuello del otro, al menos, hasta el final, así que, la frustración, enojo, e irá que había acumulado durante las últimas horas de mi vida, las vacié en esa ultima amenaza, y colgué, para no darle oportunidad de respuesta.

¿Había funcionado? No lo supe durante los próximos veinte minutos después de que colgué el teléfono, y la duda e inquietud me consumieron durante ese periodo de tiempo, finalmente, volví a llamar a Caules, cada repiqueteo del teléfono tardaba una eternidad, y si no hubiese contestado, me hubiese visto obligado a pedirle a Manaka o a Rouge que se encargasen del Daemon en Fuyuki, porque yo tendría que tomar un vuelo directo hacia Rumania y hacer cumplir mis amenazas. Afortunadamente, no fue el caso, Caules contestó, y si bien estaba lejos de estar tranquilo, al menos estaba vivo y en una pieza, lo cual me dejaba muy tranquilo, a pesar de que tendríamos que hablar una vez que volviésemos a la Torre del Reloj.

Luego de eso había estado meditando, pensado en la chica que tenía delante de mí, su animosidad, por decir lo mínimo, hacia mí, era tan clara como justificada, a fin de cuentas, estaba dirigida al amigo que la había traicionado, al que había salvado, y que, en respuesta, la había abandonado para que muriese en lo más cercano al infierno que habíamos experimentado en nuestra vida. ¿Cómo había sobrevivido? No lo sabía, pero si yo lo había hecho, no era imposible que ella no lo hubiese hecho, aunque, en ambos casos, algo más allá de nuestra comprensión fue usado para salvarnos, en mi caso, una reliquia legendaria equivalente a una Magia Verdadera y la intervención de una Bodhisattva, y en el suyo, convertirse en algo que, en teoría, debería de ser imposible, un Demi-Sirviente, pues esa era la conclusión a la que había llegado.

¿Quién lo había hecho? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué había estado haciendo Tachie durante casi una década? Tantas preguntas y solo había dos personas que podían responderme: Ella, o Mana, de hecho, estaba seguro que esta ultima ya conocía sobre su supervivencia del incendio, pero sería un cobarde si le preguntase a ella y no enfrentase a Tachie. Y ahora no podía hacer otra cosa que esperar, porque incluso aquella extraña chica que se había presentado desde mi celular no había vuelto a mostrarse desde que la batalla había terminado.

«¿A qué se refería con la otra?», otra pregunta más a la que le di vueltas durante horas, «Dijo que quería mi vida, pero no me asesinó cuando tuvo la oportunidad, más allá de que esas dos probablemente hubiesen intervenido de darse el caso. Entonces, ¿qué quiere realmente?», me pregunté, y a medida que pasaba el tiempo, solo surgían más preguntas, y ninguna respuesta. Además, también aumentaban las probabilidades de que despertase, y en ese entonces, ¿qué haría? ¿qué se supone que le diría? ¿me volvería atacar?

—Frunces las cejas cada vez que tienes algo que te preocupa o te molesta, ¿sabes? —Ensimismado en mis pensamientos, no advertí su movimiento, su despertar, por ende, su voz resultó en un balde de agua fría que me sacó de mis pensamientos y me hizo levantar mi mirada para observarla, y, una vez más, me dejó sin palabras.

Era diferente, no estaba seguro de porqué podía afirmar esto con tanta seguridad, pero dicha seguridad estaba allí. Su voz era menos altiva, más suave, sus ojos, anteriormente rojizos, hasta el punto de que llegué a creer que tenían fuego enjaulado dentro de ellos, ahora habían desaparecido siendo reemplazados por su total opuesto, siendo ahora completamente azulados. Y entonces, me di cuenta, no era la Tachie que recordaba, tampoco lo era la otra, ninguna de las dos, pero, al mismo tiempo, ambas, de algún modo, lo eran, y ambas me dejaron sin palabras cuando me hablaron.

No sabía que decir, ¿disculparme? ¿Pedirle perdón por haberla abandonado a su suerte? No, a menos que quisiese un golpe en mi cara, si es que conocía algo sobre las mujeres, entonces, ¿qué? ¿qué podría decir? Al final, ella fue más rápida.

Se levantó de la cama en la que estaba acostada, sentándose sobre esta, una vez que su armadura había desaparecido en motas de luz, había quedado vestida con una ropa casual, como cualquier adolescente normal—. Imagino que tienes un montón de preguntas, ¿no es así? —Asentí, todavía enmudecido—. Yo también, pero, por ahora, ¿te importa si me acerco? —Por un momento, mi cerebro decidió volver a funcionar, y me pregunté si debía preocuparme por un ataque inminente; sin embargo, a la distancia a la que se encontraba, realmente no necesitaba acercárseme para cortarme la cabeza, así que imaginaba que quería otra cosa. Asentí, simplemente, y ella se sentó frente a mí, para luego pararse, tambaleándose ligeramente—. Parece que ya estoy mayoritariamente recuperada… —dijo, mientras se acerba, mi respuesta fue levantarme de la silla y esperarme cualquier cosa, desde insultos hasta un golpe, obviamente, no planeaba dejarme matar por mi antigua amiga, pero si quisiese maldecirme por todo lo alto por haberla dejado morir después de haberme salvado la vida, pues... no tenía mucha replica contra eso.

—T-Tachie… —dije su nombre, buscando que ella explicase cuales eran sus intenciones, pero parece que mis palabras tuvieron un efecto completamente diferente, pues sonrió hermosamente, y se apresuró hacia mi persona. Casi lanzándose sobre mí, pero no pude ver ningún tipo de intención de atacarme, en cambio ella se abalanzo y… me abrazó. Sí, me estaba abrazando, abrazando con todas sus fuerzas, y yo, que me esperaba muchas cosas, salvo esta, no respondí inmediatamente, al menos, hasta que escuché su voz nuevamente.

—No sabes cuanto he esperado oír eso —su cabello me hacía cosquillas, y su voz llegó directamente a mis oídos, tan distante que parecía que no estaba apretujando todo su cuerpo contra el mío—. Te extrañe, idiota.

Finalmente, supe cual era la respuesta, lo que tenía que decir, así que devolví el abrazó, mientras le contestaba—. Yo también.