Capítulo 22: Adentrándonos al distrito rojo.
Nos adentramos ahora dentro de una habitación iluminada tenuemente por luces rojas y velas parpadeantes, Kotaro se encontraba sentado en el borde de una cama lujosamente adornada. A su alrededor, varias mujeres, vestidas con ropas sugerentes y con sonrisas coquetas, lo observaban con ojos llenos de curiosidad y expectativa.
La habitación estaba cargada de una atmósfera densa y sensual, el perfume de las flores y el incienso flotaban en el aire, creando un ambiente intoxicante. Kagami, ahora un hombre de verdad, se sentía abrumado por la situación. Sus ojos se movían de un lado a otro, intentando evitar el contacto visual directo con las mujeres que lo rodeaban.
Una de ellas, con largos cabellos oscuros y una mirada penetrante, se acercó más, inclinándose hacia él. "Dime, Kotaro," susurró en un tono que mezclaba seducción y burla, "¿a quién elegirás primero?"
Kotaro tragó saliva, su mente era un torbellino de pensamientos. "¿Cómo... cómo terminé así...? ¿Por qué me pasa esto a mí?" se repetía una y otra vez, sintiendo que la situación escapaba a su control. Sus manos temblaban ligeramente y el sudor perlaba su frente.
Otra mujer, de cabellos rubios y una risa melodiosa, se sentó a su lado y deslizó su mano por su brazo. "No seas tímido," le dijo con una sonrisa juguetona. "Estamos aquí para complacerte."
Kotaro se sintió atrapado en un vórtice de emociones y sensaciones desconocidas. La presión de la expectativa de las mujeres y el ambiente saturado de deseo eran casi sofocantes para él.
"Ayuda..." gritó silenciosamente en su mente, un llamado desesperado por escapar de una situación que lo sobrepasaba completamente.
1 día antes del acontecimiento:
Con la inesperada llegada de Yuki y la confusión inicial, el ambiente estaba cargado de sorpresa y curiosidad. Después de que Yuki aclarara que Kotaro no era su mamá, comenzó a olfatear el aire, buscando pistas familiares. Su capacidad para detectar aromas era impresionante, y pronto, su atención se centró en Kotaro, quien recientemente había cambiado de género debido a un accidente en el laboratorio de Patricia. Al darse cuenta de que el olor familiar provenía de Kotaro, Yuki expresó su confusión sobre por qué su mamá había cambiado de apariencia, kotaro mirando a Patricia, quien desvió la mirada y silbó inocentemente.
Sin dejarse afectar por los detalles, Yuki corrió hacia Kotaro con los brazos abiertos, exclamando lo feliz que estaba de ver a su mamá, claro lo dijo en voz baja, porque era un secreto por ahora, claro ya sabían 3 personas sobre eso pero no dijeron nada. Kotaro, a pesar de la sorpresa inicial, correspondió el abrazo, sintiendo una mezcla de alegría y desconcierto.
Kotaro sugirió llamar a toda la familia para reunirse y discutir la situación con todos presentes. Una vez que todos se congregaron, Yuki comenzó a relatar el motivo de su llegada. Mientras la familia escuchaba atentamente, Kotaro y los demás se preparaban para enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir de esta inusual visita.
"Creo que ellos atacaran el distrito rojo, vayan ahí rápidamente antes que ellos" Exclamo yuki, ante todos los presentes.
Kosuke, Ryoko y los demás se sorprendieron por la noticia de Yuki. Kotaro, tratando de entender mejor la situación, preguntó: "¿De dónde sacaste esa conclusión?"
Yuki señaló al lobo alfa, que tenía una cicatriz en el ojo. "Este lobo... es especial," explicó.
"¿Cómo es eso?" preguntó Kosuke, intrigado.
"Esto era un secreto," dijo Yuki, tomando aire antes de continuar. "Los lobos eran experimentos de prueba de la inyección del diablo. Cuando los enemigos actúan, los lobos lo harán también."
Ryoko, asombrada, exclamó: "¿Entonces los lobos están sincronizados con los movimientos de los enemigos?"
"Exactamente," respondió Yuki. "El lobo alfa me ha estado avisando de los movimientos. Por eso sé que atacarán el distrito rojo."
Miyuki, preocupada, añadió: "¿Qué podemos hacer para detenerlos?"
Antes de que alguien pudiera responder, Minoru intervino. "No puede ser verdad que los lobos sepan tanto. Además, si no está confirmado, iremos ahí por las puras."
Kotaro miró a Yuki con una mezcla de determinación y curiosidad. Yuki, entendiendo la necesidad de demostrar su punto, chasqueó los dedos. El lobo alfa, al oír la señal, se acercó inmediatamente y escucho lo que le decía yuki al oído y comenzó a buscar algo en el área.
El lobo inspeccionó meticulosamente el terreno, olfateando con atención. Después de unos momentos, encontró una pequeña rama y un trozo de tela roja que había sido arrastrado por el viento. Con la rama en la boca y la tela colgando de ella, el lobo regresó al grupo y colocó ambos objetos en el suelo.
Yuki sonrió al ver la reacción del lobo. "Miren," dijo, señalando los objetos. "La tela roja representa el distrito rojo. Los lobos entienden y responden a las señales."
Minoru, todavía escéptico, miró de cerca la escena. "¿Y eso qué prueba?"
Kotaro intervino, "Prueba que los lobos tienen una forma de comunicación y entendimiento. Si pueden identificar y actuar sobre símbolos, entonces es posible que estén sincronizados con los movimientos de los enemigos."
Ryoko asintió, impresionada. "Esto es más serio de lo que pensábamos. Si los lobos están tan entrenados, necesitamos tomar esto como una advertencia."
Yuki se agachó y acarició al lobo alfa. "Exactamente. Ellos nos están avisando. No podemos ignorarlo."
Miyuki, viendo la determinación en los ojos de Yuki y la cooperación del lobo, se dirigió al grupo. "Entonces, debemos prepararnos. Vamos a necesitar toda la ayuda posible para defender el distrito rojo."
Minoru, viendo la evidencia y el compromiso del grupo, finalmente asintió. "De acuerdo. Pero necesitamos un plan concreto. ¿Qué propones, Kotaro?"
Kotaro propuso tres pasos cruciales para enfrentar la amenaza.
Kotaro: "Primero, necesitamos averiguar exactamente qué están buscando los enemigos en el distrito rojo. ¿Es un recurso específico? ¿Información? ¿O simplemente quieren causar caos? Conocer su objetivo nos dará una ventaja estratégica."
Kotaro: "Segundo, debemos fortalecer las defensas en el distrito rojo. Esto incluye no solo reforzar las barreras físicas, sino también establecer puntos de vigilancia y rutas de evacuación. Necesitamos entrar a las residencias en medidas de seguridad y cómo actuar en caso de un ataque."
Kotaro: "Tercero, tenemos que asegurarnos de que nuestra comunicación sea constante y eficiente. Establecer una red de comunicación entre todos los miembros del grupo. Esto incluye el uso de radios, señales de emergencia y puntos de reunión seguros."
Miyuki, tomando notas rápidamente, añadió: "También deberíamos asignar roles específicos a cada uno de nosotros. Quién estará a cargo de la vigilancia, quién se ocupará de la comunicación, y quién estará en la primera línea de defensa."
Al escuchar el consejo de Miyuki, Kotaro frunció el ceño y respondió con firmeza: "No pienso llevarlas allí. Es demasiado peligroso."
Miyuki hizo un puchero, mientras miraba a kotaro. Kotaro, sintiéndose un poco incómodo, giró su mirada y pensó: que tierna...
En ese momento, Konata y Misao entraron entre la multitud, habiendo escuchado parte de la conversación.
Konata, con su típica sonrisa traviesa, dijo: "Vamos, Kotaro, podemos defendernos ahora. No somos unas damiselas en apuros."
Misao asintió enérgicamente. "Exacto, hemos entrenado duro. Sabemos lo que hacemos."
Ryoko intervino, su tono serio. "Sin la droga del diablo, no podrán hacer nada. No es solo cuestión de valentía o habilidad. La fuerza y resistencia que otorga la droga son cruciales para enfrentarse a lo que nos espera."
Kotaro suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. "Entiendo sus sentimientos, pero la seguridad de todos es mi prioridad. No puedo exponerlas a un peligro tan grande sin estar seguros de que pueden manejarlo."
Miyuki se acercó un paso más, su expresión decidida. "Kotaro, no podemos quedarnos al margen mientras ustedes arriesgan sus vidas. Si hay una forma de ayudarnos a estar al nivel, necesitamos saberlo."
Kotaro miró a Miyuki, luego a Konata y Misao, Ryoko y a las otras chicas, junto con sus compañeros. La determinación en los ojos de sus amigos y colegas era palpable. Suspiró de nuevo, sabiendo que no sería fácil disuadirlos.
"Bien," dijo finalmente. "Si vamos a hacer esto, lo haremos juntos. Pero primero, tenemos que encontrar una forma de mejorar sus habilidades sin tener que usar la droga del diablo. Y necesito que todos estén de acuerdo en seguir mis órdenes al pie de la letra, si es que quieren ir claro."
Todas asintieron al escuchar el acceso de kotaro, kotaro soltando una leve sonrisa se puso manos a la obra junto al nuevo equipo.
"Necesitare ayuda de los otros secuaces de koji, para que entrenen juntos" murmurando para si misma, mientras de ella estaban las chicas conversaban alegremente de cómo será el entrenamiento que les espera.
Mientras ocurria esto, en otro lugar, la escena cambia a Sojiro, que estaba en su casa disfrutando de una tranquila tarde leyendo su revista favorita. De repente, hizo una pausa y frunció el ceño, desconcertado. "Eh, eh, eh..." murmuró, antes de ajustar sus gafas y mirar nuevamente la revista. Después de un rato, exclamó frustrado, "¡No puedo ver nada!"
Sojiro se quitó los lentes y se frotó los ojos, intentando aclarar su visión. Después de un rato sin lograr ver nada, murmuró para sí mismo, "Hasta aquí llegó esto, eh... Tendré que regresar a aquello." Se levantó lentamente, recordando cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había hecho eso.
"¿cuándo fue la última vez que lo hice?" dijo soltando una leve sonrisa, mientras sojiro aunque torpe, logro llegar a la puerta, dirigiéndose al bosque más cercano, para después desaparecer entre la maleza.
De regreso en el campo de entrenamiento:
Dos horas después de lo ocurrido, la escena cambió al campo de entrenamiento. Varias personas se ejercitaban intensamente, sus movimientos fluidos y coordinados, llenando el aire con sonidos de esfuerzo y concentración. En un rincón del campo, Miki y Tadao observaban detenidamente a su hija, Kagami, que ahora estaba entrenando con un cuerpo diferente.
Miki, con una mezcla de asombro y preocupación, miraba cada movimiento de Kotaro. "Nunca imaginé ver a Kagami así," murmuró, todavía ajustándose al cambio.
Tadao, con los brazos cruzados, también observaba en silencio. "Es sorprendente, pero veo que su físico mejoro considerablemente. Kotaro sigue siendo nuestro hijo, sólo que en una forma diferente."
En ese momento, Matsuri e Inori llegaron al campo de entrenamiento, ambas con expresiones igualmente sorprendidas. Matsuri, con la cara completamente en blanco, se acercó a Miki y Tadao.
"Veo que tienen la misma cara que nosotros," comentó Inori, tratando de romper el hielo con el comentario.
Miki y Tadao intercambiaron una mirada y luego rieron suavemente. "Supongo que es bastante impactante para todos," dijo Miki.
Luego, los padres de Kotaro se volvieron hacia Matsuri, que seguía con la mirada perdida. "¿Qué te pasa, Matsuri?" preguntó Tadao con preocupación.
Inori suspiró y respondió por ella. "Se puso así desde que escuchó que Kagami es hombre ahora. No ha dicho una palabra desde entonces."
Matsuri, tartamudeando, intentó hablar. "Kagami es... Kagami es..."
En ese momento, Genzo llegó cargando su gran espada en la espalda como siempre y se rió al ver a Matsuri. "Parece un disco rayado."
De repente, un estruendo resonó en el campo y todos giraron para ver qué ocurría. Kotaro que ahora era un cuerpo diferente, estaba entrenando a Misao y Miyuki junto con otros hombres, usando un palo largo. Sus movimientos eran precisos y rápidos, bloqueando y contraatacando con fluidez. Los demás intentaban seguir su ritmo, atacando con intensidad, pero Kotaro les respondía con una destreza que demostraba su habilidad y experiencia.
Ryoko, por otro lado, entrenaba a Konata y algunos hombres con unas cintas que le pertenecían a Kagami. Las cintas se movían en el aire con gracia y velocidad, desarmando a sus oponentes y envolviendo sus muñecas para inmovilizarlos. Ryoko daba instrucciones claras, sus movimientos elegantes pero contundentes, y sus alumnos trataban de emular su técnica con dedicación.
Kosuke estaba con Ayano, Minoru y Koji, entrenándolos a puño limpio. Sus golpes eran poderosos y precisos, esquivando y contraatacando con una rapidez impresionante. Cada vez que alguno de sus estudiantes lograba conectar un golpe, Kosuke sonreía y los animaba a seguir esforzándose. Sus puños chocaban contra los de sus alumnos en un ritmo constante, creando un sonido rítmico que resonaba en todo el campo.
"Ya veo," comentó Genzo, claramente impresionado. "Kotaro se encarga de enseñarles reflejos. Con ese palo largo, no solo mejora su capacidad de respuesta, sino que también les enseña a anticipar y reaccionar rápidamente."
Luego señaló hacia Ryoko, que maniobraba ágilmente las cintas. "Ryoko, por su parte, está enfocada en agilidad y velocidad. Esas cintas no son solo para desarmar; son una extensión de sus movimientos que requieren precisión y control excepcionales. Está enseñando a sus alumnos a moverse con la misma gracia y eficacia que ella."
Mirando a Kosuke, quien continuaba su entrenamiento cuerpo a cuerpo con vigor, Genzo asintió con respeto. "Y Kosuke, él está todo sobre fuerza bruta y artes marciales. No se trata solo de golpear fuerte, sino de usar la fuerza de manera efectiva. Está inculcando en ellos cómo canalizar su poder en cada golpe sin perder el equilibrio o la compostura, pero normalmente seria a kagami que enseñara eso, pero debido a la segunda dosis su cuerpo aún se está adaptando a ello y por eso cambiaron, ya veo..."
Genzo cruzó los brazos, satisfecho con lo que veía. "Cada uno de ellos está aportando habilidades cruciales para el combate. Juntos, están creando un equipo bien balanceado y formidable."
Después de la intensa sesión de entrenamiento y las observaciones de Genzo, la tranquilidad del campo se vio interrumpida por la llegada de Patricia. Apareció con un bata de laboratorio que le daba un aire de una científica hecha derecha. Se acercó a Miki y Tadao con paso decidido y los llamó con un tono que mezclaba excitación con profesionalismo.
"¡Miki, Tadao, ya está todo listo!" exclamó Patricia, ajustándose las gafas con un gesto rápido.
Miki asintió con determinación. "De acuerdo, vamos allá." Tadao la siguió de cerca, igualmente.
En ese momento, Tsukasa emergió de entre los arbustos, una bolsa de botanas en mano, con una expresión de curiosidad infantil. "¿A dónde van?" preguntó, mirando las figuras de su madre y Tadao alejándose con Patricia.
Inori, que había estado observando la interacción desde un poco más atrás, se acercó a su hermana y le explicó con una sonrisa reconfortante. "Van a probar otro experimento para hacer que la inyección sea más estable que antes. Parece que han hecho un avance."
Tsukasa asintió, comprendiendo la importancia del momento, aunque claramente un poco confundida sobre los detalles técnicos. "Espero que funcione esta vez," comentó, más para sí misma mientras seguía masticando sus botanas.
Patricia guiaba a Miki y Tadao hacia un pequeño edificio que servía como laboratorio temporal. El lugar estaba equipado con tecnología, fruto de la colaboración entre varias personas y Patricia misma, quien había dedicado incontables horas a perfeccionar la fórmula de la inyección, la razón es que no esperaban de que patricia sea una experta en el tema de la ciencia y se la dejaron a ella, más porque patricia insistió de que quería ayudar.
Miki y Tadao entraron al laboratorio y observaron con impresión los preparativos y las instalaciones avanzadas que Patricia había ayudado a organizar. Reconociendo el duro trabajo y la dedicación, no pudieron evitar expresar su aprecio.
"Buen trabajo, Patricia," dijo Miki, observando los equipos y los frascos meticulosamente etiquetados sobre la mesa de trabajo. "Si esto funciona, te premiaremos con cualquier cosa que esté en nuestra disposición."
Patricia sonrió, agradecida por el reconocimiento. En un momento de jocosidad, comentó con una sonrisa juguetona, "¿Les parece bien que lo llame suegro y suegra?"
El comentario tomó por sorpresa a Miki y Tadao, quienes se quedaron momentáneamente sin palabras. Tras un breve silencio, ambos emitieron un simultáneo "¿Eh?"
Miki, algo desconcertada, preguntó, "¿A qué te refieres con eso?"
Patricia soltó una risa ligera, dándose cuenta de que quizás había llevado su comentario un poco lejos. "Era solo una broma," aclaró rápidamente, su expresión suavizándose. "Lo pensaré cuando realmente cumpla con mi trabajo. Ahora, mejor concentrémonos en asegurarnos de que esta prueba sea un éxito."
Tras la pequeña broma de Patricia y el momento de confusión, la atmósfera en el laboratorio se relajó notablemente. Miki y Tadao, aunque inicialmente sorprendidos, respondieron con una sonrisa comprensiva.
"Ya veo," dijeron casi al unísono, apreciando el intento de aligerar el ambiente. "Cualquier cosa, solo dínoslo," agregaron, mostrando su apoyo continuo hacia el trabajo y bienestar de Patricia.
Patricia asintió con gratitud, y mientras se alejaban, murmuró para sí misma, "No, por ahora no los voy a llamar así. Después de todo, lo hago por Kagami." Esta reflexión interna reflejaba su profunda motivación y verdadera razón de este proyecto.
Una vez que Miki y Tadao se habían ido, Patricia decidió hacer una pausa en su intensa rutina de laboratorio. Caminó hacia el campo de entrenamiento, el lugar donde Kotaro y los demás seguían inmersos en su riguroso entrenamiento. Llegó allí no con la intención de intervenir, sino simplemente para observar.
Desde una discreta distancia, Patricia se detuvo y contempló la escena. Veía cómo cada uno, bajo la guía de Kotaro, Ryoko y Kosuke, se esforzaba por mejorar y dominar nuevas habilidades. Esta visión le recordó la importancia de su propio trabajo: cada avance en el laboratorio tenía un propósito directo, apoyar a estas jóvenes promesas en su crecimiento y seguridad.
Sin embargo, su atención se desvió cuando Yutaka, Minami, Inori y Matsuri aparecieron, cargando varias ollas rebosantes de comida. El aroma delicioso se extendió rápidamente por el área, captando la atención de todos los presentes.
Con una sonrisa radiante y un tono animado, Yutaka anunció, "¡Tomen un descanso, chicos! En unos minutos vamos a comer." La propuesta fue recibida con entusiasmo generalizado, y los rostros cansados se iluminaron al instante ante la perspectiva de un merecido descanso acompañado de un buen almuerzo.
Tsukasa, siempre presta y enérgica, emergió entre la multitud con una toalla sobre el hombro, distribuyéndolas entre los sudorosos entrenadores y entrenados. Cada uno aceptaba con gratitud, secándose el rostro y el cuello.
Viendo la escena y movida por el espíritu comunitario, Patricia no dudó en bajar rápidamente de su punto de observación y dirigirse hacia el grupo que preparaba la comida. Se acercó a las chicas y, con una sonrisa, extendió sus manos para ayudar. "Déjenme ayudar con algo," dijo, ofreciendo su colaboración.
"Entonces dale estas bebidas y toallas a kagami, kosuke y ryoko" Dandole las cosas a patricia.
Patricia aceptó con entusiasmo la tarea que Inori le asignó, tomando las bebidas y toallas destinadas a las personas. Se dirigió primero hacia Ryoko y Kosuke, entregándoles lo que necesitaban con una sonrisa amable y un gesto de ánimo por el duro entrenamiento que estaban supervisando.
Después, Patricia se acercó a Kotaro, quien aún estaba ocupado secándose con una toalla que Tsukasa le había dado momentos antes. Mientras se acercaba, Kotaro se levantó el polo para secarse mejor el rostro, exponiendo su abdomen trabajado y marcado por el esfuerzo físico. El sudor que perlaba su piel hacía resaltar aún más los contornos de sus músculos, dibujando una imagen impresionante de su físico.
Patricia, aunque acostumbrada a mantener una sonrisa tranquila, no pudo evitar un momento de sorpresa y una leve coloración en sus mejillas al presenciar la escena. Por un instante, se quedó casi hipnotizada por la visión, sintiendo un rubor crecer en su rostro por la inesperada reacción.
Recuperando la compostura rápidamente, se aclaró la garganta y extendió la bebida y la toalla fresca hacia Kotaro. "Aquí tienes, Kotaro," dijo, tratando de mantener la voz lo más neutra posible, aunque su rostro todavía mostraba un tinte rosado.
"A gracias patricia" Recibiendo la botella, pero cuando Kotaro recibió la botella de manos de Patricia, un ligero roce entre sus dedos provocó un breve estremecimiento en ambos. Sorprendidos por el contacto inesperado, perdieron por un instante el agarre, y la botella se escapó de sus manos, cayendo al suelo y derramando un poco su contenido.
Ambos, ligeramente sonrojados, se apresuraron a disculparse. "¡Lo siento!" exclamó Patricia, agachándose para recoger la botella vacía. "Lo mismo digo," respondió Kotaro, ayudándola también.
Patricia se enderezó, a punto de decir algo más a Kotaro, cuando sintió una serie de miradas penetrantes sobre ella. Girando ligeramente la cabeza, notó a varios miembros del grupo observándolos con curiosidad, algunos incluso con un atisbo de sospecha o interés. Consciente de las implicaciones de cualquier malentendido, decidió que era mejor retirarse de la situación.
"Ya me tengo que ir," dijo rápidamente, intentando esconder su incomodidad detrás de una sonrisa forzada.
Kotaro asintió, aún con un leve rubor en sus mejillas. "Gracias por la ayuda," agregó con una sonrisa tímida, reconociendo el esfuerzo de Patricia.
Mientras Patricia se retiraba apresuradamente, sintió la mirada penetrante de Konata, Miyuki y Ayano sobre ella. Sus ojos, cargados de una intensidad inesperada, la hicieron sentir incómoda, como si estuviera siendo evaluada con un juicio severo y amenazante. A pesar de estar un poco más lejos, la sensación de su mirada la seguía, haciéndola sentir como si hubiera cometido algún error grave, aunque no podía entender por qué.
Después de alejarse un poco y sentirse más tranquila, Patricia reflexionó sobre la mirada amenazante que recibió de Konata, Miyuki y Ayano. Con una sonrisa juguetona, murmuró para sí misma: "No me digas que ellas también están... interesante." La idea de que incluso sus compañeras podrían estar observándola de manera desconfiada le pareció intrigante, aunque no se permitió pensar demasiado en ello en ese momento.
Decidiendo dejar de preocuparse por las miradas y las tensiones percibidas, Patricia se dispuso a disfrutar del resto de su tiempo libre. Dio unos cuantos brincos de alegría, sintiendo cómo la ligereza de su paso despejaba su mente de cualquier preocupación. Después de todo, había decidido no dejar que las miradas inquietantes de los demás afectaran su ánimo y su amor.
Después del breve descanso y el almuerzo, todos volvieron a sus entrenamientos con renovada energía. El sol comenzó a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados, hasta que finalmente cayó la noche. Exhaustos pero satisfechos por el esfuerzo y entrenamiento del día, todos se dirigieron a sus respectivos lugares de descanso.
Ya en el cuarto, Kotaro hablo al grupo. "Mañana por la mañana estamos marchando," anunció con autoridad, asegurándose de que todos comprendieran la importancia de la siguiente etapa de su misión. "Ustedes pueden ir después ya que se separarán en grupos después, pero asegúrense de estar listos."
Con eso dicho, Kotaro se colocó su camisa, disfrutando de la sensación refrescante de la tela limpia contra su piel. Mientras tanto, Konata y Misao no pudieron evitar quejarse por el dolor muscular. "¡Me duele todo el cuerpo!" exclamó Konata, apoyándose en Misao que asintió con una mueca de dolor.
"Eso es normal," respondió Kotaro con una sonrisa comprensiva. "Significa que están progresando."
Después de un rato, Kotaro se dio cuenta de que Konata y Misao todavía estaban en su cuarto. Con una ceja levantada, preguntó, "¿Por qué están en mi cuarto? Váyanse..."
Konata y Misao intercambiaron miradas antes de encogerse de hombros y salir lentamente, todavía quejándose entre risas. "Está bien, está bien, ya nos vamos," dijo Konata, arrastrando a Misao con ella.
"no quiero, me quiero quedar" misao se fue quejándose siendo arrastrada por konata y ayano, haciendo que misao haga un puchero.
Después de que Konata, ayano y Misao se fueran, Kotaro estaba a punto de relajarse cuando escuchó una llamada desde la puerta. Girándose, vio a Miyuki parada ahí.
"¿Qué necesitas?" preguntó Kotaro, curioso por la inesperada visita.
Miyuki, con su habitual expresión tranquila, respondió, "¿Puedes venir a mi casa mañana a las 6?"
Kotaro levantó una ceja, claramente intrigado. "¿Por qué razón?"
Miyuki sonrió suavemente antes de explicar, "Mi madre quiere darte algo."
Kotaro, aunque aún algo desconcertado, asintió. "Está bien, estaré ahí a las 6."
Miyuki agradeció y se despidió, dejando a Kotaro con una sensación de curiosidad sobre lo que la madre de Miyuki podría querer entregarle. Con ese pensamiento, finalmente se dejó caer sobre su cama, preparándose mentalmente para el día siguiente y las sorpresas que pudiera traer.
En otro lado del lugar, Koji estaba dando instrucciones a sus secuaces sobre la importancia de dormir bien para mantenerse en forma y alertas. "Mañana comenzaremos la mision y no sabremos lo que nos espera ahí y por eso ya contando las 10 de la noche ya es hora de dormir y dormir es importante" declaró con firmeza, mirando a su grupo con autoridad.
"¡Sí, señor!" respondieron los secuaces al unísono, mostrando su disciplina y respeto por las órdenes de Koji.
Con un gesto autoritario, Koji comenzó a contar en voz alta. "Uno... dos... tres... cuatro... cinco."
Apenas terminó de contar, todos los secuaces se lanzaron a sus sacos de dormir con sorprendente rapidez y eficiencia. En cuestión de segundos, el grupo entero se quedó dormido, demostrando su habilidad para seguir órdenes y la importancia que daban al descanso, koji al ver a su grupo dormir el se fue a su saco de dormir y se quedo dormido apenas se hecho.
Al día siguiente, a las 5:30 de la mañana, la alarma de Kotaro sonó, despertándolo de su sueño. Con un movimiento automático, apagó el despertador y se estiró, sintiendo los músculos tensos por el entrenamiento del día anterior. Se levantó de la cama y corrió la cortina, dejando que la luz del sol inundara la habitación. La intensidad de la luz lo hizo retroceder momentáneamente, pero pronto sus ojos se adaptaron.
Desde la ventana, vio a varias personas corriendo en el campo. Reconoció a Koji y su grupo, ya inmersos en su rutina matutina de ejercicios. "Veo que ya están preparándose," murmuró para sí mismo, admirando la disciplina de sus compañeros.
Entonces, recordó la invitación de Miyuki y que debía ir a su casa a las 6. Miró el reloj, calculando que tenía algo de tiempo. "Pero primero, iré al baño" pensó, sabiendo que necesitaba despejarse antes de cualquier otra cosa.
Una vez dentro del baño, Kotaro suspiró y pensó en lo incómodo que siempre le resultaba esta parte de la mañana. "Si no lo miro, no está, si no lo miro no está…" se dijo en su mente, intentando ignorar su propia incomodidad. Con una mano se tapó los ojos y con la cabeza mirando a otro lado, bajó rápidamente el cierre y se dispuso a hacer lo que tenía que hacer.
Después de hacer sus necesidades, Kotaro suspiró y murmuró, "Todavía no me acostumbro a ser hombre. Esto es tan incómodo." Sacudió la cabeza, intentando despejar sus pensamientos. "Vamos, deja de pensar en eso."
Abrió la puerta de su habitación y salió, dirigiéndose a la casa de Miyuki, que estaba a la vuelta de la esquina. Mientras caminaba, disfrutó del aire fresco de la mañana, tratando de enfocarse en lo que iba a hacer.
Al llegar a la casa de Miyuki, se detuvo un momento antes de tocar la puerta. "Bueno, aquí vamos," se dijo a sí mismo, preparándose para lo que fuera que la madre de Miyuki quisiera darle. Con una sonrisa curiosa, llamó a la puerta.
Después de un rato, Kotaro escuchó pasos acercándose desde el interior de la casa. La puerta se abrió y apareció Yukari, la madre de Miyuki. Al ver a Kotaro en la puerta, Yukari, sorprendida, cerró automáticamente la puerta en su cara. Kotaro se quedó perplejo, murmurando, "¿Eh?"
Desde el interior de la casa, se escuchó la voz de Miyuki diciendo, "Mamá, es Kotaro... o sea, Kagami. Te lo expliqué ayer."
Yukari, sorprendida, respondió, "¿En serio?" Inmediatamente abrió la puerta de nuevo, con una expresión de disculpa en su rostro. "¡Lo siento mucho! No te reconocí."
Kotaro sonrió, todavía un poco desconcertado, pero entendiendo la confusión. "No se preocupe, señora Yukari. Es comprensible."
Yukari se rió nerviosamente, haciendo un gesto para que Kotaro entrara. "Bueno, pasa, pasa. Mi error. Ven, tenemos algo para ti y tu grupo."
Kotaro entró y vio varias telas esparcidas sobre la mesa. Yukari, sonriendo, tomó una de las prendas y la colocó sobre Kotaro, como si estuviera midiendo. Confundido, Kotaro preguntó, "¿Qué ocurre?"
Yukari respondió con entusiasmo, "Este es un conjunto de máxima calidad. Es una tela que se adhiere al cuerpo y tiene algunas características muy interesantes. ¿Te gustaría probarlo?"
Kotaro pensó por un momento antes de responder, "De acuerdo." Tomó el conjunto y se dirigió al cuarto de Miyuki para cambiarse.
Una vez dentro, se puso la prenda, sintiendo cómo se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, salió del cuarto y se presentó ante Yukari y Miyuki. Ambas quedaron perplejas al ver lo bien que le quedaba.
En la sala, el ambiente se volvió un tanto embarazoso cuando Yukari, examinando el ajuste del traje en Kotaro, exclamó con una mezcla de sorpresa y seriedad, "¡Vaya, que gran… digo te queda perfecto!"
Miyuki, con las mejillas sonrojadas por el comentario de su madre, no pudo evitar decir, "¡Mamá!"
Kotaro, sintiéndose algo expuesto por lo ajustado del traje, se tocó la tela incómodamente y preguntó, "¿Es necesario de que sea tan... ajustado?" buscando algo de confirmación o consejo sobre la peculiaridad del atuendo.
Yukari asintió con entusiasmo, "¡Claro! El traje es resistente y duro….
Kotaro, con seriedad y un poco de nerviosismo, exclamo. "Aún estamos hablando del traje ¿no?."
Yukari asintió, añadió con una sonrisa, "¡sí, estamos hablando del traje!" Miyuki estaba literalmente botando vapor por el comentario de su madre y mas por que no podía ver a kotaro sin tener que enfocar su mirada hacia abajo.
Kotaro, aún algo incómodo con la situación, agregó rápidamente, "¿No tienen algo más... para tapar?"
Yukari, comprendiendo su preocupación, respondió con una sonrisa tranquilizadora. "Oh, esto es solo la primera parte del traje. Déjame un momento para traer el resto." Pero al ver la impaciencia en Kotaro, añadió, "Pero si tienes prisa, no hay problema, puedo empacar esto más tarde."
Kotaro suspiró, aliviado. "Gracias, lamento por las molestias," dijo, ajustándose el traje momentáneamente antes de prepararse para salir.
Después de un rato, Yukari sacó las cajas y se las dio a Kotaro. "Si quieres cambiarte por completo, puedes hacerlo en el cuarto de Miyuki," sugirió con una sonrisa. Kotaro asintió, aceptando la oferta.
Mientras Kotaro se dirigía al cuarto de Miyuki, Yukari se volvió hacia su hija. "¿Estás lista para partir?"
Miyuki asintió, respondiendo con firmeza, "Sí, todo está listo."
Después de unos minutos, Kotaro salió del cuarto. Ahora vestía el traje completo, incluyendo una máscara metálica que le cubría la boca. La prenda de una sola pieza que llevaba antes ahora estaba complementada con un cinturón y dos fundas para pistolas, una en la parte trasera y otra para un cuchillo. También llevaba unos guantes con nudillos de hierro, dándole un aspecto tanto imponente como práctico.
Yukari y Miyuki lo miraron, claramente impresionadas. "Te ves genial," dijo Yukari, sonriendo con orgullo.
Luego se volvió hacia su hija, "¿No es así, Miyuki?"
Kotaro se giró para mirar a Miyuki en silencio, esperando su respuesta. Miyuki, sorprendida por la repentina atención, reaccionó rápidamente. "Ah, sí, sí, es verdad. Te queda genial."
Kotaro sonrió y miró sus manos, golpeando ambos puños y al hacer esto, los guantes con nudillos de hierro produjeron unas pequeñas chispas, dándole un toque imponente. "Me queda perfecto" dijo Kotaro con satisfacción, sintiéndose más seguro y listo para cualquier desafío.
Yukari no pudo evitar soltar una pequeña risa. "Bueno, me alegra que te sientas así. Este traje está diseñado para protegerte y darte más movilidad en combate."
Miyuki asintió, mirando a Kotaro con admiración. "Sí, y también te da un aspecto un poco intimidante. Estoy segura de que esto será una gran ventaja para ti."
Kotaro miró nuevamente sus guantes, luego su cinturón con las fundas de pistola y cuchillo, y finalmente la máscara metálica que le cubría la boca. "Definitivamente me siento más preparado," dijo, flexionando los dedos dentro de los guantes y sintiendo la seguridad que estos le proporcionaban.
Yukari dio un paso adelante y le ajustó una de las correas del cinturón. "Recuerda, Kotaro, la clave no es solo la fuerza bruta. La agilidad y el ingenio son igual de importantes. Este traje está hecho para aprovechar todas tus habilidades."
"Lo tendré en cuenta," respondió Kotaro, agradecido por el consejo. "Gracias por todo esto, Yukari. Realmente lo aprecio."
"No tienes que agradecer," dijo Yukari, agitando una mano despreocupadamente. "Solo asegúrate de estar seguro y de que el traje te quede bien. Si necesitas ajustes, siempre puedes volver, ya que esta ya es tu casa."
Kotaro se quedó en silencio por unos segundos ya que el modo que lo dijo le parecio un poco raro y Kotaro solo asintió, sintiéndose más preparado para los desafíos que se avecinaban. "Lo haré. Gracias de nuevo."
Miyuki le sonrió, "Y recuerda, estamos aquí para apoyarte, para cualquier cosa".
Kotaro sonrió detrás de su máscara metálica, listo para enfrentarse a lo que fuera necesario con la ayuda de sus amigos y el nuevo traje que ahora llevaba.
Mientras Kotaro se preparaba para partir, Yukari añadió, "Por cierto, hay 2 funciones especiales en esos guantes. Si golpeas con suficiente fuerza, pueden emitir una descarga eléctrica que puede incapacitar a un oponente y el otro te darás cuenta cuando comiences a pelear. Úsalo con cuidado."
Kotaro levantó las cejas, impresionado por la tecnología del traje. "Eso suena increíble. Definitivamente los voy a usar."
Kotaro, sintiendo que ya había pasado suficiente tiempo, dijo, "Bueno, ya me tengo que retirar. Gracias por todo." Se inclinó respetuosamente antes de salir de la casa.
Mientras se iba, Yukari miró a Miyuki con una sonrisa. "Ahora te toca vestirte a ti."
Miyuki, sorprendida, preguntó, "¿Eh? ¿Yo?"
De vuelta con Kotaro, llegó al campamento donde todos ya estaban alistando los carros y otros suministros. Los lobos estaban agrupados, y Yuki permanecía con ellos, habiendo decidido quedarse ya que los lobos insistían en su compañía.
Cuando Kotaro llegó, Kosuke se sorprendió al verlo, pero no dijo nada. Ryoko, por otro lado, no pudo evitar mostrar su asombro ante la impresionante vestimenta de Kotaro. "¡Vaya, eso sí que es un traje increíble!" exclamó, atrayendo la atención de los demás.
Los miembros del grupo se detuvieron momentáneamente para observar a Kotaro, impresionados por su nueva apariencia. "Eso te queda perfecto," comentó uno de ellos. "¿Dónde conseguiste algo así?"
Kotaro sonrió, sintiéndose más confiado. "Una amiga y su madre me ayudaron. Y no solo eso, también me dio vestimenta para todos ustedes."
Los ojos de Ryoko se agrandaron de sorpresa. "¿En serio? ¡Eso es genial!"
Kosuke, recuperándose de su sorpresa inicial, asintió con aprobación. "Bueno, parece que estamos mejor equipados de lo que pensábamos."
Kotaro asintió y comenzó a sacar las cajas con la ropa especial que Yukari había preparado para el grupo. "Aquí tienen. Cada traje está diseñado para ajustarse perfectamente y brindarles la máxima protección y movilidad."
Los miembros del grupo se acercaron con curiosidad y entusiasmo, cada uno tomando una pieza de la nueva vestimenta. "Esto es increíble," comentó uno de ellos mientras examinaba la tela y los detalles del traje.
Uno de los miembros del grupo examinó su traje y comentó, "Pero no es igual al tuyo, Kotaro. El tuyo parece más avanzado."
Kotaro asintió, reconociendo la diferencia. "Es cierto. Creo que los trajes más avanzados están reservados para aquellos con habilidades más específicas. No se preocupen, cada traje está diseñado para maximizar sus capacidades individuales."
Después de un rato, Miyuki, Ayano, Misao, y Konata llegaron al campamento, también vistiendo las nuevas vestimentas. Sus trajes eran similares a los de Kotaro, adaptados para sus propias habilidades y necesidades en el campo.
"¡Vaya, ustedes también se ven increíbles!" exclamó Ryoko, impresionada por la apariencia de las chicas.
Miyuki sonrió tímidamente. "Gracias. Estos trajes son realmente algo más."
Ayano, ajustándose los guantes, agregó, "Definitivamente me siento más preparada con esto."
Misao, siempre enérgica, hizo un par de movimientos rápidos, probando la flexibilidad del traje. "¡Esto es genial! Puedo moverme libremente."
Konata, siempre relajada, comentó con una sonrisa, "Ahora sí parecemos un equipo de élite."
Kotaro, observando al grupo, se sintió más seguro de su preparación. "Todos se ven listos. Recuerden, estos trajes están diseñados para protegernos y mejorar nuestras habilidades. Vamos a utilizarlos bien."
Kosuke, quien había estado observando en silencio, finalmente habló. "Está bien, parece que estamos listos para partir. Asegúrense de tener todo el equipo necesario y de que los vehículos estén listos."
El grupo se dispersó para hacer los últimos preparativos. Con los nuevos trajes y la moral alta, sabían que estaban mejor equipados para enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Mientras trabajaban, los lobos se movían alrededor del campamento, alertas y listos para acompañarlos.
Kotaro, satisfecho con la preparación del grupo, tomó un momento para observarlos a todos. Sabía que, aunque el camino por delante sería difícil, tenían una gran oportunidad de éxito con la unidad y el equipo que ahora tenían.
Kotaro, se dio cuenta de que había más adentro de la caja, vio que había trajes específicos para Kosuke, Ryoko, Matsuri e Inori. Los sacó uno por uno y los distribuyó.
"Kosuke, este es para ti," dijo Kotaro, entregándole un traje ajustado de combate en colores oscuros, diseñado para permitir libertad de movimiento. "Tiene refuerzos en áreas clave y un sistema de enfriamiento. Los guantes pueden generar pequeños campos de energía para mejorar tus golpes."
Kosuke tomó el traje y asintió. "Esto será genial para mi fuerza bruta y artes marciales."
"Ryoko, este es el tuyo," continuó Kotaro, pasando un traje flexible y ligero, hecho de un material elástico. "Las ligas de la ropa están mejoradas con tecnología para extenderse y retraerse rápidamente. Las botas tienen amortiguadores para saltos más altos."
Ryoko lo recibió con entusiasmo. "¡Perfecto para mi agilidad y velocidad! Estas ligas serán increíbles."
"Matsuri, aquí tienes," dijo Kotaro, entregando un traje camaleónico que cambiaba de color para adaptarse al entorno. "Equipado con dispositivos de comunicación y compartimentos ocultos. La máscara filtra el aire y te protege contra gases nocivos."
Matsuri sonrió. "Esto me ayudará mucho en las misiones de sigilo."
"Inori, este es tuyo," dijo Kotaro, dándole un traje blanco con detalles dorados. "Incluye guantes con sensores de pulso que emiten ondas curativas y un cinturón con dispositivos médicos."
Inori recibió su traje, notando los detalles dorados. "Gracias, Kotaro. Esto será de gran ayuda"
Después de un rato, todos se subieron a los autos. Konata estaba con el resto del equipo, los demás en otros vehículos, y Yuki estaba con el líder y los lobos. Kosuke, sin embargo, se había subido a una moto que tenía dos pequeñas cabinas a los lados donde sentarse.
Kotaro se acercó y vio a Kosuke acomodándose. "Hey, yo manejo," dijo Kotaro, poniéndose en posición para quitarle el puesto a Kosuke.
"No, yo manejo. Siempre manejas tú," respondió Kosuke, frunciendo el ceño.
Comenzaron a discutir y empujarse ligeramente, tratando de decidir quién iba a manejar. Finalmente, después de un rato de disputas, se decidió que Kotaro manejaría.
"Está bien, tú manejas, pero yo elijo la música," cedió Kosuke, subiéndose a la cabina lateral de la moto.
Kotaro se rió. "Trato hecho. Vamos a ver si puedo soportar tu lista de reproducción," dijo mientras encendía la moto.
Justo cuando estaban a punto de irse, se dieron cuenta de que faltaba alguien. "¿Quién falta?" preguntó Kotaro, mirando alrededor.
En ese momento, vieron a Minoru corriendo detrás de ellos. "¡Esperen! ¡No me dejen atrás!" gritó mientras se acercaba, jadeando.
Kotaro miró a Minoru con curiosidad. "¿Dónde estabas?"
Minoru, aun jadeando, respondió, "El trabajo en Lucky Channel me retrasó. Akira no me dejaba ir porque me hacía muchas preguntas."
Kotaro asintió con comprensión. "Debes tenerlo difícil, te entiendo. No te preocupes, sube detrás de mí, es el único lugar libre."
Minoru agradeció mientras se acercaba a la moto, pero justo cuando iba a subir, Patricia aterrizó detrás de él y se sentó antes que él. Kotaro se sorprendió. "¿Qué haces aquí?"
Patricia sonrió y dijo, "También voy con ustedes y quiero ayudar."
Kotaro frunció el ceño. "Es peligroso, y además, no estás experimentada en las artes marciales."
Patricia hizo un gesto que Kotaro reconoció inmediatamente. "¿Con que sí, eh?" respondió él, entendiendo el significado.
"Sí, así es," afirmó Patricia, antes de volverse hacia Minoru. "Busca otro lugar, por favor."
Minoru miró alrededor, pero Genzo, que aún se estaba acomodando, intervino. "No hay más espacio."
En ese momento, Yuki salió de entre los lobos. "Puede ir conmigo y los lobos," dijo, mirando al jefe lobo en busca de su aprobación.
El alfa gruñó, pero Yuki le habló suavemente. "No gruñas, no te hará nada."
El alfa finalmente se inclinó, permitiendo que Minoru subiera. "Gracias, Yuki," dijo Minoru, subiendo a la parte trasera del vehículo donde estaban los lobos.
Kotaro antes de partir miró a Patricia con seriedad. "Sujétate bien y ten en cuenta que te advertí sobre los peligros."
Patricia asintió con determinación. "Sí, lo sé," dijo, mientras se apegaba firmemente a Kotaro. Se apegó tanto que Kotaro sintió un escalofrío recorrer su espalda. En su mente, pensó: "Esta sensación..." Quedándose atónito por la sensación nueva que sentía en su espalda.
El momento se prolongó hasta que Kosuke, impaciente, gritó: "¡Vamos, arranca de una vez! Se nos hará tarde."
Kotaro reaccionó de inmediato. "Lo siento," dijo, mirando a todos los demás. "¡Andando!"
El convoy arrancó en un estruendoso rugido de motores. Kotaro lideraba el camino en la moto, con Patricia aferrada a él. Los autos y los lobos los seguían de cerca, cada uno con su propósito y misión clara en sus mentes.
Mientras conducían, Kotaro se sentía incómodo porque Patricia se sujetaba tan fuerte que sus manos se movían constantemente en su abdomen. Finalmente, no pudo evitar decir: "Deja de mover tus manos así."
Patricia, algo avergonzada, respondió: "No lo puedo evitar, la moto salta mucho."
Ryoko, que los seguía de cerca, intervino secamente: "Si sigues así, vamos a cambiar de lugar."
El comentario de Ryoko pareció surtir efecto, ya que Patricia intentó mantenerse más estable. Después de eso, el resto del viaje transcurrió de manera más tranquila.
Después de un rato, Kotaro se giró ligeramente hacia Kosuke y preguntó: "¿Cuánto falta para llegar al distrito rojo a esta velocidad?"
Kosuke hizo un cálculo rápido. "Nos tomará unas cinco horas. Llegaríamos casi al anochecer."
"De acuerdo," respondió Kotaro. "Es mejor acelerar."
Con un gesto de su mano, Kotaro hizo saber al resto de los conductores que aumentaran la velocidad. Los conductores respondieron al instante, y los copilotos informaron a los que iban atrás que se sujetaran fuerte.
En uno de los autos, Konata y Misao sonrieron ampliamente, diciendo ambas lo siguiente. "¡Esto es muy emocionante, ¿no lo creen?!"
El resto de las chicas asintieron, compartiendo la emoción. "Sí, tienes razón," dijeron al unísono, preparándose para la aceleración.
Los autos se movían y rebotaban constantemente por los baches y rocas que había en el camino. Los pasajeros se sujetaban fuertemente de sus asientos para no salir despedidos. Konata, asomándose por la ventana trasera, observó a los grandes lobos corriendo al mismo ritmo que los vehículos, con Yuki y Minoru a su lado.
"¡Oigan! ¿No creen que se parece un poco a Kagami?" comentó Konata de repente.
Miyuki, sorprendida, respondió: "¿A qué viene eso?"
Las otras chicas, curiosas, preguntaron casi lo mismo, pero con diferentes matices. "¿Por qué lo dices?", "¿De qué hablas?"
Konata se encogió de hombros. "El color de su pelo es idéntico. Me pareció raro desde que llegó."
Mientras tanto, Kotaro y Kosuke seguían esquivando obstáculos. "¡Cuidado con esa curva cerrada!" gritó Kosuke.
Kotaro reaccionó rápidamente, inclinándose y girando con destreza para evitar derrapar. "¡Gracias por el aviso!"
En otro auto, Konata continuaba observando a Yuki y los lobos. "De verdad, miren su pelo. Es igual al de Kagami. ¿No les parece extraño?"
Ayano, sujetándose firmemente, añadió: "Sí, pero eso no significa nada, ¿verdad?"
Justo en ese momento, el auto golpeó un bache particularmente grande, haciendo que Konata saliera disparada hacia atrás.
"¡Ahhh!" gritó Konata mientras caía sobre Misao y las demás chicas.
El copiloto, girándose rápidamente, gritó: "¡Les dije que se agarraran fuerte!"
Konata, aún aturdida, se levantó torpemente y se acomodó en su asiento. "¡Lo siento, lo siento! No lo vi venir."
Misao, frotándose el brazo donde Konata había caído, bromeó: "Bueno, ahora aprendimos a la mala."
Miyuki, ajustándose las gafas, comentó: "Deberíamos estar más atentos. No podemos permitirnos distracciones."
Después de unas horas de manejo, lograron ver a lo lejos una muralla enorme, como una entrada. Yuki se acercó a los autos montada en el lobo líder y dijo a Kotaro y a los otros tres conductores: "Vamos más despacio, no queremos causar sospechas."
Kotaro asintió. "Sí, claro. Es mejor no llamar la atención."
Nota: (Ya sabían eso, solo que no lo menciono ya que era algo obvio para la mayoría)
Yuki miró la muralla y preguntó, "¿Ese es el distrito rojo?"
Kotaro respondió afirmativamente. "Sí, ese es."
Kosuke, con un tono algo seco, añadió: "No creo que sea necesario entrar en detalles sobre eso ya que aun eres una niña, Yuki."
Pero Yuki insistió, "No me traten como una niña. Sé lo que es. Es cuando un hombre y una mujer se unen en cuerpo y alma, ¿no?"
Ryoko soltó una carcajada. "¿De dónde habrás oído eso?"
Justo cuando Yuki estaba a punto de responder de dónde había sacado esa idea, el lobo alfa comenzó a erizarse y a gruñir intensamente. Yuki, dirigiéndose al líder de los lobos con una voz calmada, le dijo: "Está cerca, ¿no es así?" Minoru observaba sorprendido, dándose cuenta de que la conexión entre Yuki y el lobo era real. Después de unos tensos diez minutos. El grupo entero desmontó de sus vehículos, con las caras serias mientras el aire tenso llenaba el ambiente. El lobo alfa seguía gruñendo, lo que solo añadía a la tensión palpable. Kotaro, asumiendo el liderazgo, se apresuró a organizar a todos en grupos estratégicos.
"Escuchen, necesitamos cubrir más terreno y ser eficientes. Aquí está la división de grupos," anunció Kotaro, asegurándose de que todos le prestaran atención.
Kotaro continuó, "Kosuke, Ryoko y yo iremos juntos. Nos centraremos en inspeccionar las entradas principales y prostíbulos para cualquier indicio de vigilancia pesada."
Mientras tanto, Matsuri, Inori y Minoru se agruparon. "Ustedes tres, concentren sus esfuerzos en los callejones laterales. Es vital asegurarnos de que no haya sorpresas esperándonos allí."
Para el tercer grupo, formado por Genzo, Koji y Konata, Kotaro dio instrucciones claras. "Necesito que revisen las áreas comerciales. Cualquier cosa fuera de lo común, quiero saberlo inmediatamente."
Finalmente, para el cuarto grupo, donde estaba Yuki con Misao, Ayano y Miyuki, Kotaro les asignó una tarea especial. "Su grupo se encargará de las áreas residenciales. Es importante que mantengamos un bajo perfil y recopilemos tanta información como sea posible sin ser detectados, vayan también con el grupo de koji para estar más seguros."
Yuki, acariciando al lobo alfa para calmarlo, miró a sus compañeras y asintió. "Entendido. Vamos con cuidado y nos mantenemos comunicados."
Todos los grupos asintieron y se prepararon para moverse. Minoru, aún impresionado por la conexión entre Yuki y el lobo, murmuró para sí, "Realmente increíble cómo esos dos se entienden."
Antes de que los grupos partieran, Matsuri se acercó a Kotaro con una expresión seria. "Ten cuidado," le advirtió. "Esta será la primera vez que veas las cosas desde una perspectiva diferente, ahora que eres hombre." Kotaro, ligeramente confundido por el comentario, asintió y respondió con un simple, "De acuerdo..." antes de marcharse junto a Kosuke y Ryoko.
Mientras los grupos se dispersaban en sus misiones asignadas, los lobos se retiraron silenciosamente, desapareciendo entre las sombras de la noche, ocultos a los ojos de cualquier observador casual, listos para actuar en caso de que fuera necesario.
El trío, compuesto por Kotaro, Kosuke y Ryoko, se adentró cautelosamente en el distrito rojo. El área era vibrante y bulliciosa, un marcado contraste con el silencio amenazante que habían dejado atrás. Las calles estaban bien iluminadas, con faroles colgando en cada esquina y luces de neón que parpadeaban en una multitud de colores, bañando las calles empedradas en tonos de rojo, azul y verde.
El nombre "distrito rojo" se hacía evidente no solo por las luces rojas que salpicaban el paisaje urbano, sino también por la naturaleza de los establecimientos que llenaban la zona. Había una variedad de bares, clubes nocturnos, y casas de té que ofrecían más que simples bebidas. Los letreros luminosos anunciaban espectáculos y compañía, algunos con insinuaciones apenas veladas que prometían aventuras nocturnas y escapadas de la cotidianidad.
A medida que Kotaro y Kosuke observaban, notaban cómo los habitantes del distrito se movían con un aire de despreocupación, sus expresiones relajadas y a menudo animadas. Grupos de jóvenes reían y charlaban animadamente, entrando y saliendo de los locales, mientras que figuras solitarias se deslizaban por las sombras, sus destinos ocultos a ojos indiscretos.
Al adentrarse más en el corazón del distrito rojo, Kotaro se detuvo frente a una puerta de aspecto intrigante. Justo cuando se disponía a observar mejor el lugar, una puerta se abrió abruptamente, y de ella emergió una mujer vestida con una única prenda de vestir, ligera y sugestiva, que dejaba poco a la imaginación.
La mujer, con una sonrisa coqueta y un destello travieso en sus ojos, primero les informó de una manera casi profesional: "Ahora mismo no tengo a ninguna chica disponible". Sin embargo, su mirada evaluó rápidamente a Kotaro, y su expresión cambió a una más juguetona y seductora. "Oh, pero qué buen cuerpo tienes," dijo con un tono de voz que mezclaba sorpresa y agrado. Se acercó un paso más y, bajando la voz a un susurro tentador, añadió: "Si quieres, puedes entrar y te daré mi propio servicio."
Al escuchar la propuesta de la chica, Kotaro se giró y lanzó una mirada de auxilio hacia sus compañeros. Ryoko, captando la señal, dio un paso adelante y respondió con una sonrisa calmada pero firme, "Lo siento, pero él ya está reservado."
La chica soltó un suspiro dramático y respondió, "Qué desperdicio," mientras su mirada se dirigía a Kosuke con una expresión evaluadora. Antes de que pudiera decir algo, Kosuke levantó una mano y la detuvo, "Ni lo pienses," dijo con una mezcla de firmeza y buen humor.
La mujer encogió los hombros y se retiró lentamente, dejándolos continuar su camino. Kotaro suspiró aliviado y murmuró, "Gracias, Ryoko. No sabía cómo salir de esa."
Después de un momento, Kotaro agregó con vergüenza, "A eso se refería Matsuri. Ahhh rayos ahora no voy a poder borrar la imagen de esa chica de mi cabeza por un buen rato."
Kosuke se rió y comentó, "Eso te pasa por curioso."
Ryoko también se rió mientras continuaban caminando. De repente, Kotaro vio algo que llamó su atención y dijo, "Esperen aquí." Sin esperar respuesta, se fue apresuradamente en dirección contraria.
Ryoko intentó detenerlo, "Kotaro, por ahí es..." pero no terminó de decirlo porque Kotaro ya se había ido. Unos instantes después, regresó con la cara completamente sonrojada. "Por ahí no es," admitió, evitando mirar a sus compañeros, mientras caminaba rápidamente.
Kosuke se rió, "A veces, Kotaro, actúas como un tonto en estos casos, aunque no se puede hacer nada."
Ryoko se rió también, "Es cierto, pero eso es parte de ella y no podemos cambiarlo."
Kotaro suspiró, "Es una molestia más porque además de observar, tenemos que buscar a unas conocidas de Genzo, que el nos encomendó buscar."
Kosuke añadió, "Al menos nos hubiera dado un mapa o el nombre para buscar."
De repente, Ryoko sacó una hoja de su bolsillo y dijo, "¿Esto será?"
Kosuke frunció el ceño, "¿Qué es eso?"
Ryoko explicó, "Genzo me dijo que era un número de la dirección de la casa en donde debemos buscar."
Kotaro y Kosuke se quedaron callados, mirándola con incredulidad.
Ryoko los miró confundida, "¿Qué pasa?"
Kotaro, aguantándose la poca ira que tenía, respondió, "¡Hemos estado caminando sin rumbo cuando tú tenías la dirección todo este tiempo!"
Kosuke le dio un ligero golpe en la cabeza, "¡Ryoko!"
Ryoko se sobó y se disculpó, "Lo siento, chicos, lo olvidé completamente."
Kotaro sacudió la cabeza, tratando de mantener la calma. "Está bien, ahora que lo tenemos, veamos hacia dónde tenemos que ir."
Kosuke asintió, "Sí, vamos a encontrar ese lugar y acabar con esto rápido."
Ambos comenzaron a buscar el local. La hoja tenía el nombre del lugar: "La Caverna de los Conejos". Después de una larga búsqueda, finalmente vieron el letrero y se acercaron. Un guardia estaba apostado en la entrada, y se dirigieron a él directamente.
"Estamos buscando a alguien," dijo Kotaro.
El guardia los miró de arriba abajo y respondió, "No los conozco. Lárguense."
Ryoko, frustrada de tanto caminar, replicó, "Déjanos pasar, es urgente, estúpido gorila."
El guardia, molesto, lanzó un puñetazo hacia Ryoko automáticamente. Pero Ryoko lo detuvo con una mano, diciendo con calma, "Alzar la mano a una dama es de mala educación."
Kotaro y Kosuke se golpearon la frente con la mano, murmurando para sí mismos, "Ahí va de nuevo..."
Varias personas comenzaron a murmurar alrededor, notando el altercado. Kosuke, visiblemente molesto, le dijo, "Mira lo que haces."
Kotaro se apresuró a disculparse, "Lo sentimos por lo de nuestra amiga," dijo, haciendo un gesto de retirada.
Justo cuando estaban a punto de irse, una de las chicas del lugar salió y los vio. "Deténganse," dijo con firmeza. "Déjenlos pasar."
El guardia asintió, algo avergonzado, y se movió a un lado para dejarlos entrar. Ryoko, con una sonrisa satisfecha, lideró el camino mientras Kotaro y Kosuke la seguían, aliviados de haber encontrado finalmente su destino.
Una vez dentro, Kotaro no pudo evitar preguntar, "¿Quién eres tú?"
La chica sonrió y respondió, "Soy Akane. Genzo me dijo que vendrían. Pasen, los estábamos esperando."
Ryoko, aún irritada, añadió, "Gracias por dejarnos entrar. Perdón por el lío afuera."
Akane rió suavemente, "No se preocupen. Vamos, síganme."
Al seguir a Akane, los tres sintieron un fuerte olor a flores y perfumes caros. Entre unas cortinas, se veía a gente divirtiéndose dentro de una de ellas y algunas chicas que pasaban por ahí, con una sola prenda, que era como una tela transparente que le dejaba ver casi todo y ambas miraban al trío. Una de las chicas que vio a Kotaro le hizo un gesto con el dedo para que se acercara, pero Kotaro solo la ignoró, sintiéndose incómodo.
Kosuke chupaba el diente, visiblemente irritado. Ryoko tenía una vena notable en la frente, indicadora de su molestia creciente. Akane, notando la incomodidad del grupo, se disculpó, "Lo siento por lo que están viendo."
Kotaro, tratando de mantener la calma, respondió suavemente, "No hay problema."
Ryoko, frunciendo el ceño, murmuró, "Esto es un lugar muy... interesante."
Kosuke asintió, "Sí, muy interesante," dijo con sarcasmo. "Espero que esto valga la pena."
Akane los llevó a través de más cortinas, y finalmente llegaron a una habitación más privada. "Aquí es," dijo Akane, abriendo la puerta.
Cuando se sentaron, Akane les preguntó, "¿Qué quieren saber?"
Kosuke respondió rápidamente, "Queremos saber si has visto a unas personas extrañas pasar por aquí."
Kotaro agregó, describiendo a algunos, "Buscamos a una chica de pelo largo que no era muy alta. También mencionó a gente muy musculosa y alguien con un brazo metálico."
Akane asintió, "Sí, justo un grupo así pasó por aquí. Uno de ellos tenía un brazo metálico y pidieron la sala más grande. Además, la chica pequeña de pelo azul la vi con un señor con una capucha espeluznante. La chica llevaba una katana en la espalda."
Ryoko se inclinó hacia adelante, interesada, "¿Dijiste sala grande? ¿Qué hacían?"
"No lo sé exactamente," respondió Akane. "Parecían muy reservados. No se mezclaban con los demás, solo hablaban entre ellos."
Kotaro frunció el ceño, "Eso suena sospechoso. ¿Dónde están ahora?"
Akane señaló hacia el fondo del edificio, "Están en las habitaciones al final del pasillo. Es un área más privada. No dejan que cualquiera se acerque."
Kosuke asintió, "Gracias, Akane. Nos dirigiremos allí."
Ryoko se levantó, "Vamos, no tenemos tiempo que perder."
Kotaro la siguió, agradecido por la información. "Sí, gracias por tu ayuda," dijo, antes de dirigirse hacia el pasillo indicado.
Mientras avanzaban, Kotaro no podía dejar de pensar en las descripciones dadas por Akane. "¿Qué estarán planeando?" murmuró para sí mismo.
Al llegar, se toparon con cuatro puertas, cada una llevando a un lugar diferente. Kotaro, Kosuke y Ryoko asintieron y se separaron, entrando cada uno por una puerta distinta y poniéndose en guardia.
Kosuke no encontró nada; la habitación estaba vacía. Frustrado, dijo, "No hay nadie aquí."
Ryoko, por su parte, se topó con varios ancianos acompañados de mujeres adultas. Con una mueca de disgusto, murmuró, "Qué asco."
Kotaro entró en una habitación oscura, donde no podía ver nada. Empezó a avanzar cautelosamente, buscando un interruptor. De repente, tropezó con algo y cayó. Al tocarlo, notó que era suave. "Esto es una cama," pensó en voz alta.
De repente, las lámparas se encendieron todas de golpe, cegándolo momentáneamente. "No veo nada," exclamó Kotaro, intentando ajustarse a la luz repentina.
Una voz femenina resonó en la habitación. "Oh, tenemos un cliente," dijo la mujer, llamando a las demás con voz suave. Kotaro iba a explicar que no estaba allí como cliente, pero se quedó helado al ver a la chica sin nada de ropa. Su rostro se puso rojo y apartó la mirada rápidamente.
Poco después, otras tres chicas salieron, aunque llevaban una prenda, pero, aun así, la situación no mejoraba. Kotaro se tapó los ojos, tratando de mantener la compostura. "No, no, no. Esto es un malentendido," dijo, su voz temblando un poco.
Una de las chicas, aparentemente la líder, se acercó con una sonrisa juguetona. "¿Un malentendido, ¿eh? ¿Entonces qué haces aquí, guapo?"
Kotaro tragó saliva y, sin destaparse los ojos, respondió, "Estoy buscando a alguien. Un grupo de personas con una chica de pelo azul y un hombre con un brazo metálico. No estoy aquí para... esto."
Las chicas intercambiaron miradas y una de ellas dijo, "Ellos están en la habitación de al lado. Estaban causando un alboroto hace un rato. No somos sus fans."
Kotaro bajó las manos lentamente, asegurándose de mantener la vista en el suelo. "Gracias. Me iré ahora."
Cuando Kotaro dijo que se iría, una de las chicas se acercó, mordiéndole suavemente la oreja. "¿Irte a dónde? La diversión acaba de empezar," dijo con una sonrisa traviesa. Kotaro, sorprendido, dio un brinco hacia atrás.
Otra de las chicas deslizó su mano debajo de su polo. "¡Vaya, ¡qué six pack tienes!" exclamó, palpando sus abdominales. Antes de que pudiera reaccionar, una tercera chica lo empujó hacia la cama. Kotaro, con la voz apenas audible, murmuró, "Esperen, esto es un malentendido..."
Una de las chicas se rió y dijo, "Es lindo verte tímido." Otra se acercó a su oído y le susurró, "Relájate, nosotras nos encargaremos del resto." Kotaro se sentía atrapado, su mente pidiendo ayuda mientras murmuraba para sí mismo, "¿Por qué me pasan estas cosas?"
Desesperado, trató de levantarse, pero las chicas lo rodearon, acariciándolo y murmurando palabras suaves que lo dejaban aún más nervioso. "No, en serio, necesito... buscar a alguien," intentó explicar, su voz temblando.
Una de las chicas se inclinó sobre él, mirándolo a los ojos. "¿Y quién dijo que no podrías buscar después de un poco de diversión?" dijo, sonriendo seductoramente.
Kotaro cerró los ojos un momento, tratando de pensar en una forma de salir de allí sin ser grosero. "Lo siento, pero de verdad tengo que irme," dijo finalmente, poniendo toda su fuerza en levantarse.
Justo cuando pensaba que no podría escaparse, la puerta se abrió de golpe. Kosuke y Ryoko entraron, viendo la escena. "¿Qué diablos está pasando aquí?" preguntó Kosuke, sorprendido.
Kosuke, al ver a Kotaro en una situación comprometida, no pudo ocultar su molestia. "¿Qué está pasando aquí?" exclamó, notando que Kotaro estaba prácticamente sin polo y rodeado de chicas. Su tono era uno de frustración y molestia. "¿Qué estás haciendo tu… mientras nosotros estamos buscando información importante?"
Kotaro, intentando recomponerse, balbuceó, "¡Es un malentendido! Yo no..."
Antes de que pudiera terminar, Ryoko entró en la habitación. Observó rápidamente la escena y sin vacilar, se abrió paso entre las chicas. "La fiesta terminó," anunció con firmeza, empujando a las chicas a un lado. Agarró a Kotaro del brazo y lo arrastró hacia la puerta, claramente decidida a sacarlo de allí. "Vamos, estamos perdiendo tiempo," dijo, mirando de reojo a las chicas que protestaban levemente por la abrupta interrupción.
Justo cuando estaban saliendo, Kotaro lanzó una última mirada hacia atrás. Una de las chicas, la que parecía la más audaz, le hizo un gesto con la mano, moviendo sus dedos hacia su oreja en una clara señal de "llámame". Kotaro, aún más rojo, se apresuró a seguir a Ryoko, que cerró la puerta con un golpe, cortando cualquier posibilidad de que las chicas siguieran interactuando con él.
Una vez fuera, Ryoko suspiró y miró a Kotaro con una mezcla de alivio y reproche. "¿Podemos enfocarnos ahora, por favor?"
Kosuke, todavía algo molesto pero aliviado de ver a Kotaro a salvo, asintió. "Sí, concentremos en lo importante. Necesitamos encontrar a esa gente."
Kotaro, todavía recuperándose del embrollo, simplemente asintió y se ajustó lo que quedaba de su desordenado polo. "Sí, vamos," dijo, decidido a dejar atrás el incómodo incidente y volver a la tarea en mano.
El grupo ahora en alerta y cautelosos, se concentraron en la última puerta. Kosuke, al acercar su oído, intentó discernir entre los murmullos y las pisadas lo que se decía al otro lado.
"Creo que hay bastante gente ahí dentro," susurró Kosuke, su voz apenas audible por el temor a ser escuchado.
Kotaro, a su lado, frunció el ceño, intentando también captar alguna palabra útil que pudiera darles una pista sobre lo que estaba sucediendo al otro lado. "Escucho voces... varias," añadió, confirmando las sospechas de Kosuke.
Ryoko, al ver la gravedad de la situación, sugirió, "¿Deberíamos entrar y averiguar qué pasa o esperamos refuerzos?"
De repente entre los 3 escucharon a uno decir "El jefe debe de seguir buscando la gran arma nuclear de la que tanto hablo" exclamo uno de los hombres.
"¿Arma nuclear?" susurró Ryoko, su voz cargada de incredulidad y miedo. Se acercó más a la puerta, intentando captar cualquier otro detalle que pudiera haber pasado desapercibido.
Silenciosamente, colocó su oído contra la fría madera, esperando escuchar más. Pero, para su frustración, todo había quedado en un inquietante silencio. Los tres se quedaron inmóviles, casi sin respirar, esperando que alguien volviera a hablar o que las pisadas retomaran su ritmo.
Mientras Ryoko presionaba su oído contra la puerta sin escuchar nada más, y Kosuke se mantenía junto a ella tratando de captar algún sonido adicional, Kotaro, que se había quedado un poco apartado, tensó su cuerpo repentinamente. Algo no iba bien; lo sentía en el aire.
En un movimiento rápido y preciso, Kotaro alcanzó a Ryoko y Kosuke, agachando sus cabezas justo en el momento crítico. Un silbido cortante rasgó el aire, y antes de que pudieran siquiera gritar, la puerta fue literalmente cortada en dos con una precisión milimétrica.
Mientras se agachaban, logrando esquivar el misterioso corte, Kotaro levantó la mirada, encontrándose con Kanata sosteniendo la espada en una mano, mirándolos fijamente con una expresión indescifrable. A su lado, Kosuke y Ryoko se prepararon en una pose de pelea, listos para lo que pudiera venir a continuación. La razón de su postura defensiva era clara: frente a ellos se encontraban varios enemigos, lo que requería estar alerta y preparados para cualquier ataque.
El hombre con el brazo metálico, con una sonrisa maliciosa en el rostro, se adelantó hacia ellos. "Ha pasado tiempo, ¿verdad?" dijo, su tono lleno de amenaza. "Les haré pagar caro por lo que hicieron."
El trío comenzó a ponerse en guardia, mientras Kanata los observaba con calma y los hombres detrás de él se tronaban los nudillos, ansiosos por la pelea. Kotaro, sin perder tiempo, presionó discretamente un botón debajo de su bolsillo. En otro lugar, una alarma vibro, alertando a Genzo y al resto del equipo.
Justo cuando Genzo iba a responder, un enorme puñetazo se dirigió hacia él. Con un movimiento rápido, bloqueó el ataque con su espada grande. El atacante, un hombre de 1,75 metros de altura, sonrió con desafío. "Es momento de la revancha", dijo con voz grave.
Genzo, sin inmutarse, respondió: "Estoy de acuerdo. Esta vez no será como antes." Konata, al sentir la intimidante presencia del hombre, se erizó y se preparó para la batalla. Koji, a su lado, ajustó su postura, listo para lo que se avecinaba.
Genzo murmuró para sí mismo: "Lo siento, Kotaro, por no responder, pero estamos en aprietos." Mientras tanto, en otro lugar, Matsuri, Inori, y Minoru sintieron la vibración de la llamada. Minoru miró su dispositivo, viendo el nombre de Kotaro en la pantalla. "¿Qué estará pasando?" se preguntó, justo cuando iba a responder, su dispositivo fue atravesado por una larga lanza.
Matsuri reaccionó rápidamente, jalando a Minoru hacia atrás. En el mismo instante, alguien aterrizó con un impacto que hizo temblar el suelo. Inori y los otros dos se pusieron en guardia, listos para enfrentarse al nuevo oponente.
El recién llegado, un hombre corpulento con una expresión severa, sostuvo la lanza firmemente, evaluando a su alrededor. "¿Pensaron que podrían escapar tan fácilmente?" dijo con voz profunda, mientras los tres se preparaban para lo que claramente sería una batalla difícil.
Matsuri, con los ojos entrecerrados, murmuró: "Parece que no nos dejarán ir sin pelear."
Inori asintió, manteniendo su postura defensiva. "Estemos listos. No sabemos cuántos más podrían aparecer."
Minoru, aún sorprendido por el repentino ataque, se centró rápidamente. "Vamos a necesitar todos nuestros esfuerzos para salir de esta."
En otro lugar del distrito, Yuki, Misao, Ayano y Miyuki caminaban con cautela, observando los alrededores iluminados por luces de neón y farolas parpadeantes. El aire estaba cargado de murmullos y risas, creando una atmósfera tensa y expectante. De repente, una gran explosión resonó a lo lejos, rompiendo el bullicio nocturno. Los gritos de personas aterrorizadas llenaron el aire, transformando la tranquilidad en caos.
Misao retrocedió, sorprendida, mientras Ayano la sostenía firmemente. "Esto es a lo que nosotras vamos a enfrentar," dijo Ayano con seriedad, sus ojos mostrando determinación, haciendo que misao se reincorpore.
Miyuki se ajustó los lentes y asintió. "Tienes toda la razón," dijo, su voz firme y resuelta.
Yuki, que estaba en los hombros de Ayano, silbó con fuerza. Al instante, los lobos emergieron de sus escondites, colocándose frente a ellos y gruñendo, listos para protegerlos. Yuki se subió al lomo del alfa y miró a sus compañeras.
"¡Suban!," les ordenó con urgencia.
Sin perder tiempo, Misao, Ayano y Miyuki montaron en los lobos, sintiendo la energía y la determinación de las bestias bajo ellas. El alfa gruñó, mirando hacia el origen del caos con ojos llenos de ferocidad. La urgencia de la situación era palpable, y las chicas sabían que no podían permitirse ningún error.
"Vamos, no hay tiempo que perder," dijo Yuki, agarrándose firmemente al pelaje del alfa.
Los lobos empezaron a correr, avanzando a gran velocidad hacia la fuente del estallido. Mientras se movían, las chicas intercambiaron miradas de determinación, conscientes de la gravedad de lo que les esperaba.
En ese momento, Misao presionó el botón de alerta en su dispositivo. "Hay que avisarle al resto," dijo con determinación.
De regreso con Kotaro, Kosuke y Ryoko, el sonido del dispositivo de alerta de Kotaro resonó desde su bolsillo. Uno de los enemigos, con una sonrisa maliciosa, comentó: "Al parecer, tenía toda la razón."
Kosuke, frunciendo el ceño, preguntó: "¿A qué te refieres?"
El hombre, disfrutando de su momento, respondió: "Nuestro jefe predijo que vendrían y que se dispersarían en grupos. Han sido muy predecibles."
Kotaro, murmurando para sí mismo, dijo: "¿Cómo pudo predecirlo...?"
El hombre de brazo metálico soltó una carcajada. "Nuestro jefe tiene un talento especial para anticiparse a los movimientos de sus enemigos. Pensaron que podían sorprendernos, pero siempre estuvimos un paso adelante."
Ryoko, sin bajar la guardia, miró a Kotaro y Kosuke con una mezcla de sorpresa e indignación. "No podemos subestimarlos, debemos estar atentos."
Narrador:
Mientras la tensión se elevaba, los héroes y sus enemigos se miraban fijamente, conscientes de que la batalla que estaba a punto de desatarse decidiría el destino de muchos. Kotaro, Kosuke y Ryoko se prepararon para enfrentar a los adversarios con una determinación férrea, sabiendo que cada movimiento contaría. Mientras tanto, en diferentes puntos del distrito rojo, sus compañeros también se encontraban en situaciones críticas, listos para luchar y protegerse mutuamente.
¿Podrán nuestros héroes superar las predicciones del enemigo y encontrar la fuente de la amenaza? ¿Qué otras sorpresas les esperan en el corazón del distrito rojo? ¡Descúbrelo en el próximo episodio ¡.
Capítulo 23: Batalla en el Corazón del Distrito Rojo. Primer asalto.
Hasta la próxima 😊
