I. Son mis latidos

Vi se encontraba en su escritorio cuando el sonido de unos tacones, que ella sabía a quién pertenecían, le arrebataron la atención de los papeles que tenía entre sus manos. Sus ojos admiraron el espectáculo que era ver a Caitlyn caminar por la comisaría, la elegancia de sus pasos y cómo su cabello azul se movía al ritmo de su andar.

Su corazón latió, pero lo hizo dolorosamente.

Regresó la vista a los papeles, tratando de pensar en cualquier otra cosa que no fuera esa sensación en su pecho, esa que amenazaba con exhibir su secreto frente a todos los presentes.

— ¿Vi?

El cuerpo entero de la aludida reaccionó a la voz de Caitlyn llamándola, como si fuera un escalofrío recorriendo su espalda.

— ¿Qué hay, Cupcake?

— Tenemos un nuevo caso y nueva información —dijo Caitlyn, mirando a su compañera fijamente a los ojos.

— Entonces, ¿qué estamos haciendo aquí? —Le dedicó una sonrisa ladina, sabiendo que cuando ese fuego estaba en los ojos de Caitlyn es porque el juego había iniciado y alguien sería arrestado.

En respuesta, Caitlyn le sonrió, puesto que ambas sabían que eran imparables.

— Todo está listo, ¿vamos?

— ¿Puedes darme unos minutos? —El malestar que la aquejaba se hizo presente de nuevo; esa sonrisa había provocado una punzada en su pecho y ahora debía huir.

— Claro, te veo afuera —respondió Caitlyn, dirigiéndose a su propia oficina para tomar sus cosas.

[...]

Vi, con un paso apresurado, se dirigió al baño de la comisaría, encerrándose en la más grande de las cabinas individuales.

Apenas llegó a tiempo, en cuanto terminó de cerrar la puerta, un ataque la invadió con fuerza, haciendo que de su boca salieran pequeños pétalos azules que aterrizaron en su mano derecha. Una vez que el ataque paró, cerró el puño con fuerza, sintiendo aquellos delicados pétalos. Suspiró, dejando que sus pulmones se llenaran de oxígeno mientras cerraba los ojos y se recargaba en la puerta de la cabina.

Nunca en toda su vida había conocido el amor, y ahora que lo había hecho, que ese sentimiento cálido había llegado a su vida, se volvía la razón de su prematura muerte.

El doctor al que había visitado se lo había dicho, lo suyo era un extraño padecimiento sin nombre aún que afectaba a menos del 5% de la población de toda RunaTerra.

Sus síntomas eran comenzar por estornudar pétalos, puesto que en su en el interior de sus pulmones había flores creciendo; Hermosas flores que tarde o temprano le matarían ya fuera porque las raíces crecerían tanto que terminarían por traspasar su corazón o porque ya no podría respirar más a causa de los pétalos.

«No es tan grave» Repitió las palabras del doctor en su mente «La verdad es que es una enfermedad tratable, con una operación pueden ser retiradas las flores que ponen en riesgo al infectado. Pero con esa acción se pierden los sentimientos que provocaron su existencia».

Justo después de esas palabras Vi se había levantado y para después marcharse sin decirle nada al doctor; Aún a sabiendas de que ese amor unilateral la iba a matar, no quería perderlo, no quería deshacerse de él. Quería conservar el único sentimiento puro y real que se había instalado en su corazón.

Tiro los pétalos al bote de la basura que se encontraba a su derecha y se dispuso a salir para ir a su nueva misión.

[...]

— ¿Todo en orden? — Preguntó Caitlyn en cuanto tuvo a Vi a la vista, mientras estaba recargada en uno de los pilares de la comisaria, Vi no solía tardar en salir a una misión, jamás

— Sí, solo fue un — Sus palabras se detuvieron de golpe, puesto que una suave brisa trajo el aroma del perfume de Caitlyn a su nariz, provocando que esa sensación de apoderara de su cuerpo de nuevo y ocasionando que ella se encorvara sobre si misma, tratando de detener la tos que amenazaba con exponerla, puso su mano sobre su boca y con todas sus fuerzas reprimía la urgencia de toser

Caitlyn no debía enterarse de ello, no podía, porque si lo hacía toda esa amistad, complicidad y cariño se perderían

— ¡Vi! — Sin pensarlo dos veces Caitlyn corrió hacia ella — ¿Qué pasa? ¿Estás bien? — Mantuvo una distancia prudente, puesto que, no quería lastimarla

— Oh, ¿Qué es esto? ¿Preocupación por mí, lindura? — Trato de que su voz sonara picara a pesar de estar entrecortada, para que no se preocupara más de lo que ya estaba

— Vi, estoy hablando en serio, ¿Qué pasa? — Aquello estaba poniendo en Caitlyn los nervios de punta, ella conocía a Vi desde hacía casi dos años y esa era la primera vez que la veía quejarse de algún malestar

— No es nada, solo no me siento muy bien

Como si un balde de agua fría le hubiese caído encima, Vi había estado encubierta por una misión en la parte baja de Piltóver, aquella zona que rosaba con los límites de Zaun, una idea aterrizó en su mente, una muy peligrosa

— Tenemos que llevarte con un doctor — La preocupación se reflejaba en cada poro de su rostro

— ¡No! — Vi volvió a mirarla a los ojos

— Vi, no te estoy preguntando si quieres ir, ¿Qué tal si una toxina de Zaun entró en tu sistema?

— No es eso, fui con un doctor la semana pasada — De nuevo el espasmo la interrumpió, por lo que se tomó otro momento para proseguir — No es una toxina…

— ¿Entonces? — La mirada de Caitlyn se torno seria mientras entrecerraba un poco los ojos y se cruzaba de brazos, tratando de analizar si Vi le estaba diciendo la verdad

— Es un resfriado — Mintió lo mejor que pudo

— ¿Y por qué no me dijiste nada? — Pregunto alzando una de sus cejas a manera de cuestionamiento

— Porque sabría que pondrías ese mismo rostro — Vi libero su guantelete izquierdo para poner su mano sobre el hombro de Caitlyn — Y yo quiero evitar que ese rostro tan lindo que tienes se llene de arrugas, sería un desperdicio

Caitlyn apartó la mano de Vi con un rápido movimiento que denotaba la molestia que le causaba que le estuviera ocultando cosas

— ¡No puedes bromear sobre esto! Sabes que

— ¿Está todo bien? — Desde la puerta de comisaría Jayce se aproximaba hacía ellas

— No — Respondió Caitlyn mirándolo seriamente

— ¿Qué pasa?

Vi no se siente bien, así que la acompañaré a su departamento para asegurarme que llegue a salvo

— Si quieres yo podría acompañarla — Inicio a sugerir Jayce

— Lo haré yo — Le interrumpió tajante la sheriff de Piltóver

— No es necesario — Interrumpió Vi, los rumores de un compromiso arreglado entre Caitlyn y Jayce habían llegado a ella hacía un tiempo, verlos juntos le provocaba un extraño sentimiento que nunca antes había sentido, era molesto — Puedo llegar a mi apartamento sola.

— De ninguna manera — Recalcó la sheriff.

— Bombón, viví en Zaun por un largo tiempo antes de venir aquí, creo que puedo arreglármelas para

— Dije que me aseguraré que llegues bien a casa. No es una pregunta, no es una opción y no está a votación — Apartó un mechón de su cabello colocándolo detrás de su oreja, de manera elegante, habito que tenia cuando no planeaba ceder en algún asunto

— Creo que ninguno de los dos puede opinar, será mejor que hagas lo que dice — Agregó Jayce sonriendo de medio lado.

— Está bien — Finalizó. No quería seguir en ese lugar.

De acuerdo, Jayce, envía a alguien más a la recolección de información que teníamos programada para hoy y cancela todo.

— ¿Incluso la cena? —Jayce uso un tono sugerente y una sonrisa coqueta de medio lado

— No, creo que a esa puedo llegar... ¿A las 9?

— Sí

— No la canceles, es importante

Vi comenzó a caminar fuera de esa conversación, sabía que no le haría ningún bien seguir escuchando sobre "la cena", segundos más tarde escuchó como Caitlyn corría para alcanzarla, ninguna de las dos dijo nada. Para la sheriff era normal, ella no era una mujer de muchas palabras y aunque le resultaba extraño que la vigilante no hiciera alguno de sus comentarios se lo terminaba por atribuir a la enfermedad.

Por otra parte, eso era demasiado incómodo para Vi, su interior se moría de ganas por preguntar si acaso ella estaba saliendo con Jayce. O peor aún, si ella se encontraba enamorada del hombre del martillo.

Pero tenía miedo.

Tenía tanto miedo de la respuesta que prefería quedarse callada, "Esto es más que suficiente", se repetía mentalmente, "no tires todo a la basura por nada".

— Es aquí — Dijo por fin, llegando a la zona media de Piltóver y sacando las llaves de un compartimiento especializado en su guantelete derecho

— Es nostálgico.

— ¿Disculpa?

— Desde que te uniste a las fuerzas de Piltóver no había vuelto a venir — Una media sonrisa se instaló en su rostro

— Bien, preciosa, estoy aquí. Increíblemente en una pieza — Se giró a mirarla cuando terminó de abrir la puerta

— ¿No vas a invitarme a pasar? — Preguntó alzando una ceja

— No creí que fueras a aceptar

— Tengo algo de sed y quiero asegurarme que te quedes en cama

— ¿Y no preferirías quedarte en cama conmigo? — Se mordió fuerte la lengua después de decir eso, odiaba esos momentos en los que su cerebro parecía desconectarse de su lengua

— Vi… — Sonrió de forma casi imperceptible, si ella podía seguir haciendo esas bromas entonces quizá no se encontraba tan mal.

— Adelante — Abrió completamente la puerta e hizo una reverencia cediendo el paso a su hermosa Sheriff

— Gracias

Cuando Caitlyn entró se sorprendió bastante, puesto que al entrar lo primero que esperaba era un desorden total en la habitación, pero se encontró con todo lo contrario; El departamento de Vi estaba organizado y limpio.

— ¿Quieres algo de tomar entonces? Tengo agua, jugo, agua, jugo… ¿Ya mencioné que tengo agua?

— El agua está bien

— Toma asiento, ya vuelvo.

Caitlyn hizo caso, tomando asiento en el sillón que encontraba en la sala, observaba lo vacías que estaban las paredes hasta que algo atrajo su atención completamente; En el suelo se encontraba tirado un solitario pétalo de color azul, lo reconoció de inmediato.

— Aquí tengo tu… — Enmudeció abruptamente al ver que en las manos de Caitlyn se encontraba uno de sus pétalos

— No sabía que te gustaban este tipo de flores

— Ah… Eso; Ni siquiera sé de qué flor es

— Es un narciso, de hecho, mi flor favorita.

La sangre se le helo ante esas palabras, ¿justamente las flores que más le gustaban a Caitlyn eran las que le producían ese dolor?

— ¿Y qué significa?

— Los narcisos simbolizan amores no correspondidos — Miró con pesar aquel pétalo mientras lo acariciaba lentamente entre sus dedos.

El vaso que sostenía en sus manos cayó al suelo.

La vista de Caitlyn se alzó rápidamente para ver la silueta de Vi que se movía en dirección a su propio baño.

Vi entró para, posteriormente, poner seguro a la puerta. Sintió una arcada que sabía que no podía controlar acompañada de un dolor que jamás había sentido antes. No pudiendo controlar más la situación de su boca salieron más pétalos, pero por primera vez, estaban acompañados de sangre.

— ¡¿Vi?! — Escuchó como la sheriff tocaba la puerta mientras intentaba abrirla — ¡Vi!

— Estoy bien — Respondió sintiendo como más flores salían de su boca — Solo quisiera estar sola, si no te importa

— ¿Estás segura?

¡Por...! — Más pétalos azules cubiertos levemente de rojo — Por supuesto

— ¿Puedo hacer algo para ayudarte? — Preguntó recargando su mano en la puerta

— No — Respondió resignada al tiempo que se abrazaba a sí misma

— Está bien, pero estaré en la comisaría si necesitas algo — No quería irse, su compañera no se escuchaba bien, pero tampoco quería incomodarla.

— Nadie puede... — Finalizó en voz baja.

Son mis latidos los que se van a parar, mi corazón el que se va a ilusionar.
Es mi problema, no el tuyo

EvØ

Notas finales:

Posiblemente no se imaginan que está pasando acá, pero bueno, estoy re-editando la obra para poder continuarla adecuadamente

¡Muchas gracias por leer!