II. Son mis abrazos los que no te llegaran

Vi tardó unos momentos en reponerse y decidir salir del baño, aunque también quería asegurarse de que su amada compañera no estuviera ahí y no fuera capaz de ver el espectáculo en el que se había vuelto su baño, lleno de pétalos azules tenuemente coloreados de un color carmín.

¿Sería acaso que su condición estaba empeorando? Claro que no lo sabía. Pero aquello no podía significar buenas noticias, después de todo, quizá las flores estaban haciéndose más grandes y las raíces más profundas.

Fue entonces que notó que el vaso que se había roto no estaba ahí, seguro Caitlyn lo había levantado y tirado... Ella era tan organizada después de todo. Una sonrisa melancólica se instaló en su rostro ante aquel pensamiento; Tan perfecta que podría enamorar a cualquiera.

Soltó un suspiro que encerraba muchas cosas, entre ellas destacaban la resignación y la angustia, seguido de un leve toque de frustración.

Sabía que lo único que quería era lo único que no podría tener.

Entró en su habitación para dejarse caer pesadamente sobre la cama. No se sentía precisamente bien, mucho menos al pensar en la cena de Jayce con Caitlyn.

Su mirada se encontraba pérdida en el techo, de nueva cuenta se debatía mentalmente si era correcto hablar de sus sentimientos con la causante de ello. Después de todo, no podía estar peor que ahora, ¿o sí?

Un suspiro más se escapó de sus labios.

[...]

— No están aquí — Dijo Caitlyn al momento en tomaba asiento a un lado de Jayce en la mesa de aquel lujoso restaurante de Piltóver

— ¿Estás completamente segura? Nuestros informantes...

— Estoy segura — Terminó la conversación. No estaba de humor.

— ¿Preocupada?

Simplemente asintió una vez como respuesta.

Las miradas se clavaban en ella por ese vestido morado que llevaba. Ese escote en forma de corazón se robaba la atención tanto de hombres como de mujeres, además de que en ese momento su cabello estaba amarrado en un formal tocado alto de dejaba a la vista su largo cuello

Apoyo su rostro sobre su mano, su mente se encontraba dispersa en esos momentos.

— ¿Crees que esos criminales vengan en algún momento?

— Lo harán Cait, y en ese momento los atraparemos — Aseguro confiado mientras daba otro sorbo a su trago.

[…]

Vi no supo en qué momento se quedó dormida, pero ruidos la trajeron de vuelta a la realidad; Había demasiado ruido fuera.

Si bien Vi no vivía precisamente en la parte más pacífica de Piltóver, aquel pandemonio que se escuchaba era alarmante. Se puso en pie y coloco los guanteletes en sus manos lo más rápido que su repentino despertar le daba cabida.

Sus ojos se abrieron con sorpresa puesto que mucha gente corría mientras gritaba.

— ¿Qué está pasando? — Preguntó a una mujer, tomándola lo más delicadamente que sus guanteletes permitían

— Hubo un ataque.

— ¿Dónde?

— En la zona de restaurantes

Soltó aquel delicado brazo mientras sentida como un sudor frío le recorría desde la cabeza hasta la punta de los pies mientras recordaba que su cupcake tenía una "cena" con Jayce.

Comenzó a correr como si su vida dependiera de ello.

Porque la razón de su vida podría estar en riesgo.

[...]

Caitlyn puso la mano en su cabeza, sintiendo un cálido líquido deslizándose por su cuero cabelludo. Se encontraba desorientada y aturdida; Hacía unos minutos había estallado una bomba en el restaurante en el que se encontraba con Jayce.

Decidió evaluar los daños a su persona, encontrando una herida superficial en la cabeza y partes mallugadas en el resto del cuerpo como sus brazos y espalda.

Estaba viva y no corría peligro.

Intentó ponerse en pie, puesto que la mejor estrategia era reagruparse con el hombre del martillo y el resto de los agentes encubiertos.

— ¡Aquí estás! Pensaba que habías quedado en los escombros como el resto de la basura de Piltóver — Escuchó una voz masculina hablando detrás de ella.

Caitlyn se giró para ver al dueño de que aquella voz, terminando en el suelo por esa acción de nueva cuenta aún se encontraba demasiado aturdida por el golpe, encontrándose con un hombre fornido lleno de tatuajes y con muchas cicatrices.

— ¿Qué...?

— ¡Ah! Tú esperabas atrapar a Jinx, ¿no es así? — Dijo con una sonrisa curvada — Oh, no preciosa; Te informaron mal — Se arrodillo en el piso, quedando cara a cara con la sheriff de Piltóver — Por si no lo has entendido, tus "informantes" nos ayudaron a llegar a tenerte aquí.

— Suena muy organizado solo para tener una reunión, ni siquiera sé quién eres — Alarmas de peligro se encendieron en su mente de manera incesante, aquella situación no le daba buena espina

— Me rompes el corazón. Después de todo, tú mandaste a la ejecución a mi hermano — La sonrisa se borró mostrando una mirada hostil que le helaría los huesos a cualquiera

— He mandado a demasiados criminales a encontrar su destino, ¿exactamente quién era tu…? — Pero no pudo seguir hablando puesto que un fuerte golpe en su rostro se lo impidió.

— No eres nada sin tu rifle, sin tus compañeros… ¡Cómo es que alguien como tu pudo vencer a mi hermano! — Colocó sus grandes manos en el cuello de Caitlyn aplicando cada vez más presión — ¡Esta es mi venganza!

La sheriff se revolvía con impotencia al saber que no podría quitarse a ese enorme hombre de encima.

¿Así era como iba a morir? En sus ojos se acumulaban lágrimas ante el desesperado intento de llevar aire a sus pulmones, mientras que con sus manos intentaba apartar las del otro, arañando, empujando. Todo comenzaba a nublarse a su alrededor, cada vez más distorsionado, en su mente apareció el rostro de su compañera y lo mucho que lamentaba el no poder volver a su lado.

La presión en su cuello desapareció, permitiendo que tomara aire… ¿Planeaba torturarla? Su cuerpo no tuvo la misma paciencia de meditar sobre ello y tomó todo el aire que pudo, tosiendo violentamente.

Aquel hombre no estaba allí.

Sus ojos encontraron a aquel desagradable sujeto tirado en el suelo pero su atención se quedó fija en una figura que conocía muy bien, sobre todo por ese particular color rosa

— Puta traidora — Dijo el hombre con dificultad a causa del dolor que le causaba todo su cuerpo

— ¿Disculpa?

El miedo se hizo presente en los ojos del hombre al ver esa helada mirada sobre él.

— Si yo fuera tu no me hablaría así — Colocó su pie sobre la mano del hombre, quebrando fácilmente su muñeca

Caitlyn miraba de lejos la escena mientras escuchaba los gritos de aquel hombre y podía observar la expresión en el rostro de Vi, jamás la había visto tan molesta en todos los años que llevaban juntas

— Tú no deberías… Traicionar a Zaunitas

— ¡Y tú no debías tocar a mi Cupcake!

Los ojos de la sheriff se abrieron cual grandes eran al ver que el guantelete de Vi se encendía con la intención de dar otro golpe, y a esa distancia estaba segura de que lo mataría

— ¡Vi!

Como si aquello la hubiera traído a la realidad, la vigilante de Piltóver bajo su puño y se giró a ver a Caitlyn. En su rostro había sangre y se veía que estaba lastimada.

Su prioridad cambio.

Aquel hombre no se movería, ¿cómo podría con tantos huesos rotos? En cuanto vio lo que hacía con su amada sheriff no dudo ni un solo segundo en utilizar su "Asalto y lesiones" (1)

Comenzó a caminar hacia ella y la tomó delicadamente, cargándola.

— Lamento no haber estado aquí antes

— Estás aquí ahora. Me salvaste, de nuevo — Susurró abrazándose a Vi, escondiendo su rostro en su cuello

— Lo haré cuántas veces sean necesarias

Ambas se mantuvieron en silencio después de eso mientras llegaban a la salida donde estaban los doctores atendiendo heridos

— ¡Oficial! — Exclamó uno de los doctores al ver el estado en el que se encontraba Caitlyn, nunca le habían visto tan lastimada.

Vi la puso sobre una camilla y se alejó un poco, observó a la distancia como los doctores curaban las heridas de aquella hermosa mujer, pero también vio cuando llegó Jayce y la abrazó a pesar de estar tan lastimado.

Apartó la mirada rápidamente, aquello era doloroso de ver.

[...]

— ¿Tiene alguna otra herida? — Preguntó la mujer que ayudaba al doctor cuando esta termino de poner una gasa en la herida de su frente

— Ninguna otra preocupante — Respondió con voz baja, hablar fuerte le costaba trabajo por el dolor en su cuello, en el cual había marcas de manos, aquellas que habían intentado matarla.

— Me encargaré de proporcionarle algo para esas marcas — Mencionó la mujer lo más amablemente que pudo al escuchar ese tono de voz y la forma en la que involuntariamente había movido su mano hacía su cuello.

Pero en respuesta simplemente asintió.

— ¡Caitlyn!

La aludida se giró encontrándose con el dueño de aquella voz, Jayce no se veía en sus mejores condiciones, también tenía heridas que al parecer ya habían sido atendidas.

— Jayce — Respondió poniéndose en pie de la camilla dando un paso hacia él, se encontraba feliz de que se encontrara a salvo.

— ¡Estás bien! — Afirmó abrazándola firmemente entre sus brazos

Por primera vez, la sheriff no interrumpió aquel contacto entre ellos, le era reconfortante después de lo que acaba de pasar

Ellos se separaron lentamente de aquel abrazo, el silencio alrededor reinaba hasta que empezó a hacerse un bullicio, Caitlyn notó como la chica que había curado sus heridas pasaba rápidamente a un lado de ella, por reflejo la siguió con la mirada.

Su corazón se detuvo por un momento.

Notó como Vi se encontraba de rodillas en el suelo, su mano izquierda cubría su estómago mientras que su mano derecha cubría su boca.

Sus pies comenzaron a correr sin que ella ni siquiera pudiera notarlo en aquella dirección, ¿la habían herido en el enfrentamiento anterior?

Llego justo en el momento en el que Vi apartaba su mano y de su boca salían pétalos azules cubiertos casi en su totalidad de un rojo escarlata.

Vi siguió tosiendo mientras que otras chicas le decían cosas a Caitlyn que no llegaba a comprender, puesto que su mente estaba en blanco, viendo aquella escena que no entendía.

— Tiene que alejarse señorita

— ¡Vi!

Al escuchar su voz Vi alzó el rostro y la miro, en la comisura de sus labios había sangre, pudo notar que su compañera respiraba de manera costosa por la forma en que con su boca intentaba tomar todo el oxígeno que podía.

— Lo siento — Dijo para después quedar inconsciente en el piso.

Caitlyn por su parte no sabía que pensar, simplemente se quedó congelada en ese lugar.

Son mis abrazos los que no te llegarán, mis besos que no tendrán la oportunidad,
es mi cariño no el tuyo

EvØ

Notas finales:

Espero que les guste la continuación corregida, saben que cualquier comentario, duda, sugerencia es bien recibida