Damián corrió por los pasillos, su corazón latiendo con fuerza mientras intentaba huir de la verdad que Anya le había revelado. "No puede ser... ¿Amo a Anya y ella me ama?", pensaba desesperadamente, sintiendo cómo su mundo ordenado se derrumbaba a su alrededor.

Anya, por su parte, se quedó allí, observando cómo Damián escapaba de ella una vez más. Ella también lo amaba, y estaba decidida a luchar por ese sentimiento. Sentimientos que fueron creciendo a medida que pasaban los años. Damián Desmond siempre estaba para ella, y cuando él se alejo sintió el vacío y añoraba estar a su lado. Saber sus sentimientos le hizo comprender los de ella. Los que siempre estuvieron ahí y de los que nunca se había percatado.

Damián corrió hasta que sus piernas le fallaron y tuvo que detenerse, apoyándose en una pared para recuperar el aliento. Su mente era un torbellino de pensamientos y emociones encontradas. Por un lado, la idea de que Anya, esa chica a la que tanto se había empeñado en mantener alejada, correspondiera a sus sentimientos lo llenaba de una alegría y emoción que nunca antes había experimentado. Pero, por el otro, su orgullo y su férrea creencia en la jerarquía social lo atormentaban, haciéndole creer que esa conexión era algo que no podía permitirse.

"No, no puedo aceptarlo", se decía a sí mismo, apretando los puños con frustración. "No puedo dejar que ella tenga ese poder sobre mí".

Pero en el fondo, Damián sabía que esa lucha era en vano. Anya había logrado traspasar sus defensas, llegar a lo más profundo de su ser de una manera que nadie más había logrado. Y eso, en lugar de enfurecerlo, lo aterraba.

En ese momento, escuchó unos pasos acercándose. Levantó la vista y, para su sorpresa, ahí estaba Anya, mirándolo con una expresión decidida.

—Damián —dijo ella, sin rodeos—. No puedes seguir huyendo de mí.

Damián apretó los labios, su orgullo gritándole que se mantuviera firme, que no cediera ante esa chica que parecía haber logrado quebrantar todas sus defensas, había un futuro que debía cumplir, y ella no podía estar en él. Únicamente tenía que aguardar el momento cuando sus fuerzas estén recuperadas para mantenerse alejado nuevamente, pero Anya se acercó más a él y tomando su mano con suavidad.

—Damián, ¿Eso realmente importa? —dijo, mirándolo con ojos llenos de convicción.

El susodicho se estremeció ante el contacto de Anya, sus defensas debilitándose cada vez más. La miró a los ojos, encontrándose con una mirada tan sincera y llena de ternura que sintió cómo su corazón se derretía.

—Anya... —murmuró, sintiéndose cada vez más perdido en esos ojos que parecían leer lo más profundo de su alma.

—Déjame estar a tu lado, Damián —susurró Anya, acercándose más a él—. No te alejes... No me alejes.

Damián se quedó sin aliento, su mente librando una batalla frenética entre su orgullo, sus responsabilidades y sus deseos más profundos. Podía sentir el calor de la mano de Anya, el latido de su corazón resonando en sus oídos. Y, en ese momento, supo que ya no podía seguir huyendo. No cuando ya no quería.

Con un suspiro tembloroso, Damián relajó los hombros y, lentamente, entrelazó sus dedos con los de Anya, dejando que esa conexión lo llenara de una calidez y una paz que no había experimentado antes.

—Anya... —dijo, su voz apenas un susurro—. Yo... también te amo.

Esta vez, lo dijo en palabras.

Una sonrisa iluminó el rostro de Anya, y sin decir una palabra, se acercó a Damián y lo besó suavemente. Damián, al principio sorprendido, pronto se rindió a la intensidad de ese beso, olvidándose por completo de las barreras que antes lo habían atormentado.

En ese momento, Damián supo que ya no podía seguir luchando contra lo que sentía. Anya lo había conquistado por completo, y él estaba dispuesto a rendirse a ese amor que, a pesar de todas las diferencias, había florecido entre ellos.

Mientras se separaban lentamente, Damián miró a Anya con una mezcla de vulnerabilidad y determinación.

—Anya... —dijo, acariciando suavemente su mejilla durante unos segundos.

Anya lo abrazó con fuerza, sintiéndose más feliz que nunca.

—Lo sé, Damián —susurró—. Sé que lo harás.

Sus pensamientos confirmaban la veracidad de sus palabras, junto a dulces promesas de amor que Damián tímido no se atrevía a decir.

—Yo también lo prometo.

El joven sorprendido se sonrojo con fiereza.

—¿Realmente puedes leer la mente?

—Yo también voy a luchar por ti. Por nosotros. Pase lo que pase —repitió Anya, haciendo que Damián de inmediato volviera a huir, pero por razones distintas.

—¡Aléjate de mí! —gritó de pronto Damián, la desesperación palpable en su voz. De inmediato, Anya se congeló, temiendo que su poder de leer mentes le hubiera infundido miedo, que él la rechazara por lo que era capaz de hacer.

Vio su cara horrorizada y se sintió un monstruo. Nunca debió decírselo. Sus ojos se aguaron pero antes de que las lágrimas cayeran por su rostro. Los dramáticos pensamientos de Damián inundaron su cabeza descubriendo una realidad muy distinta. Más allá de la fachada de rechazo, pudo percibir una profunda vergüenza y un amor tan dulce que la enterneció por completo.

"¿Es que ahora sabe que estoy usando calzoncillos con dibujos de ositos?" "No espera dijo que podía leer la mente, no vista de rayos X" Oh ¿por que lo pensé? Ahora la sabe ¡Agh! Piensa en lo linda que es Anya. En lo maravillosa que es mí novia. ¿Es mí novia? Si debemos ser novios, nos confesamos, nos besa... No, mejor mente en blanco. Si, solo eso, no pienses en nada más, no en tu historial de internet. Agh...

Anya rió. Damián se atemorizó todavia más y cuando vio una sonrisa traviesa surcar por los labios de Anya, solo le quedó una accion.

—Espera novio mio, quiero saber tu historial de internet —le persiguió Anya divirtiéndose a sus costas. Al momento que vio que estaba huyendo, otra vez.

—¡Alejate de mí! —gritó Damián aún corriendo pero feliz al oírlo llamarlo novio. Pero aún asi tapándose sus oídos como si eso pudiera evitar que leyera su mente y las decenas de pensamientos que no podía evitar pensar provocando que su rostro se tiñera de un intenso carmesí.

Por otro lado, la muchacha no pudo evitar perseguirlo. No cuando supo lo tanto que lo había extrañado no tenerlo a su lado. Por eso no volvería a dejar que se aleje de ella, pase lo que pase.

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[Fin]


Y llego a su fin, no era una historia larga.

A no ser que consideres largo 3000+ palabras / 3 capítulos :)

Pero espero que les haya gustado. No creo escribir otra vez con esta magnitud.

Solo quería escribir algo más largo de esta pareja de lo que usualmente hago, ya que todo lo mío era drabble. (Y creo que lo va a seguir siendo si escribo algo más de ellos en el futuro)

Gracias por leer!