TOUHOU AOIUMA ~ LA MASCOTA DEL MUNDO EXTERIOR.
Capítulo 01: Cena en familia.
"Despierte, milady. Es casi de noche."
La seria voz de Sakuya no tardó en penetrar en nuestros oídos, provocando un lento despertar. Sakuya abrió las persianas, penetrando la luz del atardecer en nuestros ojos y despertándonos por la vía rápida.
Mi señora detesta la luz del día.
Abrí molesta los ojos, levantándome sobre mis cuatro patas y estirazando mis extremidades. Mientras me despertaba, mi señora buscaba en su armario un vestido apropiado para el evento de hoy. Al encontrar uno que captó su interés, lo cogió del armario y lo alzó en el aire por unos segundos.
"Sakuya, ¿qué tal este?" le preguntó mi señora.
"Elegante y provocativo... Sí, será perfecto para el evento de esta noche." Mi señora sonrió con lujuria ante su aprobación. Dejó el vestido sobre su cama tras esto. "¿Va a ir a cazar antes, mi señora?"
"Con este vestido, no. Después del evento tal vez."
Sakuya asintió con la cabeza. Sakuya es la sirvienta personal de la familia. Su trabajo es de los más duros en la mansión, ya que ella sola tiene que encargarse de todo el mantenimiento interno de esta (limpieza, cocina, etc…) y por eso le tengo mucho aprecio y respeto.
"Vamos Salty, pronto estarán aquí."
Salí de mis pensamientos al oír eso. Asentí y seguí a mi señora mientras salíamos de nuestra habitación. Remilia es la cabecilla de la familia. Nuestra familia se supone que es de vampiros, pero a pesar de ello, ella y su hermana pequeña son las dos únicas vampiresas de la familia. No es que sea realmente un problema, ya que, aunque diversos en especies, todos nos queremos mucho y nos apoyamos como la familia que somos. En cuanto a mí, bueno... se supone que soy la mascota de la familia, pero en realidad soy la mano derecha de Remilia en cubierta.
"Salty, ¿qué haces hablando sola?" me dijo mi señora.
"¿Eh, qué? Oh perdona, estaba pensando en voz alta," le dije rascándome la cabeza.
Remilia ni me miró. Típico en ella. Mi señora puede parecer muy seria e intimidante por fuera, pero en realidad es una gran líder con muchos años de sabiduría a sus espaldas. Es una vampiresa con más de quinientos años de vida después de todo.
"Basta ya Salty,"
"Vale, vale..."
El comedor estaba listo. La mesa llegando a la otra punta, con su tradicional manta blanca de dibujos coloridos. 8 sillas; una al norte, otra al sur, y las otras seis a los lados. Cubertería de plata resplandeciente y platos caros de alta gama. Y no hablemos de las copas elegantes, transparentes y sin una sola pizca de suciedad. Aun así, todo estaba vacío por el momento. Estábamos toda la familia en fila a excepción de Flandre, la hermana menor de mi señora, la cual no estaba allí ni había planes de que lo fuera a estar en algún momento. Remilia estaba enfrente nuestra, mirándonos con los brazos cruzados. Respiró hondo por un momento.
"Como ya sabéis, hoy viene la familia Yakumo a cenar con nosotros... Nunca nos hemos llevado demasiado bien con las Yakumo, pero este es un evento al que estamos obligadas a hacer cada X tiempo. Por eso os pido una vez mas, que os controléis en el día de hoy y que seáis amables con ellas, ¿entendido?"
"¡Sí, señora!" dijimos todas al unísono.
Remilia se puso a caminar de un lado a otro, pensativa. Todas estábamos nerviosas. Si esto salía mal, la reputación de la familia en las altas esferas podría empeorar, y eso no sería bueno.
"Patchy y Meiling; hablad solo por pregunta, orden o fuerza mayor." Ambas asienten. "Sakuya, ¿está la cena lista?"
"Sí, milady. Los platos a consumir serán Teriyaki, Dangojiru, Imagawayaki y Sekijan. Y de bebida el famoso Vino de Tamba, con una copa de sangre de conejo para usted señora," Dijo Sakuya sonriendo levemente, mostrando confianza en sí misma. Remilia hizo igual.
"Perfecto... Salty." La miré. Esta me miró con seriedad. "Sé amable con Chen."
Suspiré volteando los ojos y bajando mis orejas. Miré a mi señora y asentí de mala gana.
"De acuerdo, mi señora..."
"Gracias. Muy bien, ahora que todo está claro, pongámonos que en marcha. Cada uno a su puesto, no tardaran en llegar."
"¡Sí, señora!" dijimos todas.
Sakuya se fue para la cocina mientras que Meiling se fue a la entrada de la mansión, lista para recibir a las invitadas para cuando llegaran. Remilia se sentó en su sitio de la mesa, mientras que yo me senté a su derecha y Patchouli a su izquierda. Silencio incómodo...
Tin-tin-tan-tin-tun-tan-tin-tun-tan-tin-tan-tun-tin-tun-tun-tan-tintantuntintintantintan.
"¿Puedes parar por favor?" dijo Patchouli con un tono neutral y su usual inexpresividad facial.
"Bue~no..."
Dejé la cuchara en la mesa después de juguetear con las copas. Qué aburrimiento... ¿Cuándo iban a llegar esas tres?
"Llegarán pronto, tranquila," dijo mi señora leyendo mis pensamientos.
"Sigo preguntándome cómo haces eso, mi señora. ¿No se supone que usted no puede leer mentes?" pregunté con curiosidad por lo que era capaz de hacer mi señora.
"Je, usted... No soy tan vieja Salty, no hace falta que me hables así." Mi señora sonrió. "No me hace falta ninguna clase de poder para seguir el hilo de tus pensamientos. Deberías de saberlo a estas alturas."
"Eso da miedo," dije honestamente, haciendo que esta riera levemente.
Meiling fue a abrir la puerta de la mansión nada más escuchar el timbre. Sonrió y dio el típico saludo respetuoso de Gensokyo. Si os ayuda a imaginároslo, es parecido al saludo japonés.
"Bienvenidas a la mansión Scarlet Devil."
"¡Ooh, Hong Meiling! ¡No has cambiado mucho! ¿Sigues con ese atuendo?"
Meiling se tragó sus palabras intentando controlarse. Siempre han criticado su atuendo por ser atípico, y Meiling estaba ya hasta la coronilla. Ya ella veía que iba a ser una cena larga...
La mesa ya estaba puesta, con todos los platos y bebidas. Todos estábamos sentados en la mesa del comedor. Hong Meiling a mi lado, y Sakuya al lado de Patchouli. Al otro lado de la mesa, sentada la familia Yakumo. La señora en el centro, su shikigami a su derecha, y la shikigami de la shikigami a su izquierda.
La cena no podía ser más incomoda. Chen estaba sentada como un gato en la silla, comiendo con la boca sin usar la cubertería para nada. La mujer zorro miraba con vergüenza a Chen, sin saber cómo actuar ni qué decir. Su señora parecía muy tranquila y segura de sí misma, disfrutando cada bocado de... lo que sea que esté comiendo... la verdad es que parecía pescado a la plancha. Ellas nos miraban a nosotras, y nosotras las mirábamos a ellas. Cero palabras; cero ruidos.
"Estas cenas cada vez son mejores, amiga mía." Remilia miró al frente, escuchando a la rubia del otro lado. "Comida más sabrosa y silencio eterno. Simplemente perfecto."
"Me alegra saber que te gusta Yukari," dijo mi señora con indiferencia.
"Todo está realmente delicioso. Ha hecho un gran trabajo Sakuya-san," dijo la mujer zorro mirando a Sakuya.
"Me alegra oír eso," le respondió esta.
"Deberíamos ir directos al grano, Yukari." Todos miramos a la vampiresa de golpe, sorprendidos y curiosos. "Sé que no solo estas aquí por la cena."
"Ogh, ¿Justo ahora? Iba a empezar a beber el vino," dijo Yukari cogiendo su copa llena de vino.
"Las Yamas te han enviado para vigilarme, ¿verdad?" dijo Remilia sin miedo alguno. Yukari bebió el contenido de su copa de un trago, sin perder su elegancia.
"No a ti," dijo Yukari sin perder la sonrisa.
"¿Entonces a quién?" dijo Remilia con tensión creciente.
"¡NNYYAAAAAAAHHH!"
Chen salto por los aires, aterrizando en el centro de la mesa y mandando a volar muchos platos y vasos. Fue gracioso ver volar la comida por todos lados, hasta que el vino de los vasos volantes aterrizó en mi cara.
"¡CHEEEEEEEEEEEEEEEEN!" gritó la mujer zorro.
Todos nos levantamos de golpe. Intenté quitarme el vino de la cara, aún sin abrir los ojos. Meiling cogió una servilleta sorprendentemente limpia de la mesa y me ayudó a secarme la cara. La mujer zorro por su parte, se puso a regañar a Chen por sus actos.
"Ran-sama... E-es que vi una mosca en el filete y..." dijo Chen con un arrepentimiento adorable.
"¡No quiero excusas, siempre te pasa lo mismo!" le dijo Ran con dureza.
"Disculpad a mi mascota. A veces no sabe controlarse," dijo Yukari aún sonriendo. Su ropa estaba seca sin mancha alguna, detalle que hizo pensar a Remilia.
"¿Por qué la vigilan las Yamas?" dijo Remilia sin dar importancia a lo recién ocurrido. Yukari se sorprendió al ver de nuevo la copa de sangre en la mano derecha de la vampiresa.
"Tu mascota es un ser único en Gensokyo. Nunca se había visto a un poni como ese, con esas características físicas y ese color azul tan marcado de piel y pelaje, que además tiene la capacidad de hablar nuestro idioma." Yukari caminó a la ventana, mirando a través de ella. La noche era clara y la luz de la luna se reflejaba en el lago cercano a la mansión. "Las Yamas sospechan mucho de ella. Dudan que sea realmente un animal. Dudan que sea de Gensokyo."
"Cuanto lo siento por las Yamas, pero el pasado de Salty es información confidencial. Reglas de la familia," dijo Remilia con su usual serenidad. Yukari la miró con seriedad por unos segundos, pero no tardó en recuperar su sonrisa confiada.
"Muy bien, como tú quieras. Yo ya he terminado mi misión aquí. ¡Ran, Chen, vamonos!"
Yukari se fue del comedor con sus súbditas, seguidas de Sakuya que las llevó a la entrada. Justo antes de irse, Yukari enseñó a Sakuya una botella de vino que llevaba sujeta en su mano derecha.
"Me llevo el vino queridas."
Y tras eso, un portal morado salió de la nada, tragándose al trío de damas. Sakuya suspiró y cerró la puerta.
...qué evento más horrible…
Una fogata rodeada de unas jóvenes borrachas se alzaba en mitad de la noche. La fiesta de aquellas jóvenes era clara...
Pero ir de fiesta por la noche en Gensokyo, es un error muy grave.
La fogata se apagó con una brisa fría. Las jóvenes se levantaron extrañadas, aunque se cayeron al suelo de la risa al segundo siguiente. Mientras eso ocurría, una vampiresa y su mascota observaban la escena desde las sombras.
"¿En serio esas son un buen objetivo?" pregunté imaginándome a mi señora borracha.
"Hoy no es mi día de suerte... Primero Yukari, y ahora esto..." dijo Remilia llevándose la mano a los ojos.
"Mañana será otro día," le dije con una sonrisa empática.
"No quiero rendirme todavía. Busquemos presas por otro lado."
"¡A la orden!"
