Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es LyricalKris, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to LyricalKris. I'm only translating with her permission.
Capítulo 28
—Aceptar que este cuerpo es mío ha sido extraño para mí —dijo Edward, su tono reflexivo—. Es como te lo conté una vez. Los cuerpos son solo recipientes para nuestra esencia. Como ángel, fui capaz de muchas formas. Este cuerpo era una máscara, un medio para un fin, y he luchado para sentir algún tipo de apego.
Bella enarcó una ceja, apartando la mirada del bebé en sus brazos para mirarlo. Edward no la estaba mirando, sino que a su hijo. Él volteó y presionó un beso en el cabello de Bella.
—Sin embargo, tu cuerpo es valioso para mí —dijo contra su oreja, rodeando su hombro con un brazo—. Tu cuerpo protegió e hizo crecer a nuestro hijo. Y ahora, mira lo que puedes hacer. —Rozó la punta de sus dedos contra la mejilla del bebé.
El niño gruñó, perturbado mientras succionaba, pero rápidamente regresó al trabajo. Bella se rio. Pasó su pulgar por el cabello sedoso en el cuero cabelludo de su hijo y miró a Edward.
—¿Alguna vez te han dicho que eres melodramático?
Él sonrió.
—Tú, con frecuencia. —Apoyó su mejilla contra ella, trazando la forma de su pecho encima de donde el bebé estaba prendido—. Gabriel —dijo con una voz llena de maravilla.
Para Edward, Gabriel era el nombre de un ángel en el mismo rango que Carlisle. Cumplía el doble propósito de ser un homenaje tanto al carácter nerd de Bella (Gabriel era un querido personaje de Supernatural) como a los ángeles reales de protección. De todos los ángeles superiores, haciendo a un lado a Carlisle, Edward creía que podrían hacer algo peor que nombrar una especie de patrono. Era muy probable que Gabriel los mirara con tanta benevolencia como lo hacía Carlisle.
Bella respiró hondo, tratando de hacer a un lado la preocupación que siempre estaba cerca cuando pensaba en la pregunta sin responder de qué era Gabriel.
El término técnico era nefilim—el producto de un ser humano y un ángel. Edward había pensado que la criatura no era más que una creación de la imaginación del hombre, y aún así aquí estaba Gabriel. Era difícil de concebir, valga el juego de palabras, algo que su ángel no pudiera explicar.
A pesar de sus súplicas, Carlisle no había vuelto a reaparecer desde ese día en el hospital. Aún así, Edward dijo que sospechaba que el querubín de juguete que él había dejado era un tipo de talismán, imbuido de protección divina. Lo mantenían cerca de Gabriel siempre.
—Aún no lo sabes, ¿verdad? —preguntó Bella, incapaz de contenerse.
Ella había pasado todo el embarazo esperando que sucediera algo extraño. Cuando sentía al bebé moverse, se asustaba un poco. Se sentían como pequeñas alas agitándose. Pero entonces recordaba que muchas mujeres usaban la misma expresión—como alas de mariposas en vez de alas de ángel. Visita médica tras visita médica le decían lo mismo: el bebé era perfectamente normal.
—¿Crees que él es... especial? —Bella le preguntó a Edward.
Él le dio una sonrisa paciente y besó su frente.
—Por supuesto que creo que él es especial. Soy su padre.
A pesar de su preocupación, Bella no podía evitar sonreír al escuchar el orgullo en su voz. Esperaba que él jamás superara su incredulidad de que era un padre. Era demasiado adorable, y bastante gracioso. Humano ahora o no, Edward había tenido poder ilimitado por milenios. Sin embargo, estaba anonadado por el proceso casi tan antiguo como el mismísimo tiempo: la reproducción.
—Sabes a lo que me refiero —dijo Bella.
—Sí, sé a lo que te refieres. —Edward llevó su mirada de vuelta al bebé que lo miraba. Sonrió gentilmente, ambos observando como los párpados de Gabriel se cerraban—. Sinceramente, es difícil de decir. Soy parcial. Eh, ¿cuál es el término que usó Emmett? Tengo inclinación a pensar que el sol sale de su trasero.
Bella resopló.
—Él obviamente no ha cambiado un pañal.
Edward se rio.
—Él resplandece. Estoy seguro que puedes verlo.
Bella asintió. No era algo que ella pudiera explicar —y Dios sabía que ningún doctor ni Emmett o alguien más que no tuviera conocimiento personal de los ángeles había notado algo— pero había algo que parecía sermás en Gabriel.
—Pero de nuevo, tú y yo somos parciales —dijo Edward—. A decir verdad, incluso Rosalie es parcial debido a lo que siente por él. Él es bastante normal. —Sus labios se curvaron hacia arriba y el brazo alrededor de ella intensificó su agarre—. Puedo admitir ahora que también estuve preocupado cuando estabas embarazada. Si él tuviera alas o incluso si tuviera poderes, ¿qué podría hacerle eso a tu cuerpo humano? Él es un bebé, después de todo. No lo hubiera hecho a propósito.
—Alguien ha estado echando un vistazo a mi colección de historietas —bromeó Bella, fingiendo no haber estado asustada por la misma cosa. Se puso seria rápidamente—. Luego están las marcas.
Gabriel tenía dos marcas de nacimiento. Se parecían a dos cortes en forma de media luna cada una en su espalda, a lo largo de sus omóplatos. Eran réplicas miniaturas de las finas cicatrices en la espalda de Edward—la única indicación que alguna vez tuvo alas.
—Quizás una huella —dijo Edward, reflexionando en voz alta.
La boca de Gabriel se aflojó al quedarse dormido y soltó el pezón de Bella con un pequeño y húmedo pop. Dejó que Edward lo tomara.
—No me importa, ¿sabes? Él es perfecto. —Ella suspiró, poniéndose de pie para caminar con ellos hacia la cuna—. Solo necesito saber cómo protegerlo; eso es todo.
Edward pasó un brazo alrededor de su cintura, acercándola más mientras miraban a su hijo dormir. Bella presionó un beso en sus dedos y entonces presionó su mano contra la mejilla de Gabriel.
—Pero no te preocupes, pequeño. —Echó un vistazo al querubín apoyado en el borde de la cuna, contra la pared—. Los ángeles te están cuidando.
~FAH~
A Gabriel no le hacían falta compañeros de juego que lo adoraban. Su casa era una ocupada: la casa que rentaban era grande, pero tres parejas, un bebé, y un perro en una casa siempre iba a ser agitada. Él era un bebé regordete y feliz cuya risa hacía sonreír a todos.
Cuando su hijo tenía cinco meses, Edward estaba seguro que Gabriel tenía más que compañeros de juego humanos. A veces, cuando se encontraba solo, en su cuna o en su alfombra de juegos, inclinaba la cabeza hacia arriba, riendo y arrullando de la misma manera que lo hacía cuando alguien estaba con él. Sus ojos parecían seguir algo que nadie más podía ver.
Viendo a su hijo agitar sus manos en el aire, Edward habló.
—Carlisle, si eres tú, me vendría bien un consejo. —Se rio de sí mismo, frotando una mano por su mentón mientras reflexionaba—. Me vuelvo cada vez más humano con el paso de los días, ¿o no? Desear tener un padre a quien acudir en busca de consejos. Qué cosa más extraña.
»—Racionalmente, sé que me va tan bien como a cualquiera. Trabajo para mantener a mi pequeña familia. Paso tiempo con mi hijo. Cuido de él y de su madre. Los amo tan bien y verdaderamente como sé hacerlo.
Gabriel soltó un chillido, y Edward se acercó a su hijo. Lo tomó en brazos, maravillándose como siempre lo hacía ante el peso y el calor del niño. Gabriel le sonrió, sacudiendo un juguete que aferraba en su puño regordete. Edward le devolvió la sonrisa y besó la punta de su nariz, lo cual Gabriel creyó que era la cosa más graciosa.
Edward continuó su conversación no con la entidad invisible que pudo o no haber estado en la habitación, sino con su hijo imposible.
—Aún así, tendrás una vida completamente humana, y eso es algo de lo que no sé nada. ¿Puedo ser suficiente para ti?
Gabriel parpadeó al mirarlo. Después de un momento, se inclinó hacia adelante, descansando la cabeza sobre el hombro de Edward, su mano sujetando su camisa. Edward los meció a los dos, lleno como siempre lo estaba de un amor tan poderoso que casi no podía respirar.
Qué preciosa y asombrosa era la confianza de su bebé.
—Tienes razón, Gabriel. No hay una sola verdad, ¿cierto? Sabrás lo mucho que eres amado, y eso será suficiente. Yo, de todas las personas, sé que la vida te sorprenderá. —Se rio de sí mismo—. Si puedo enseñarte algo, sería eso.
~FAH~
—¿Qué es lo que más te gusta de ser humano?
Bella todavía le hacía esa pregunta a Edward de vez en cuando.
Estos días, todos en el entorno de Bella estaban felices y estables. Ella no sabía muy bien cómo lidiar con ello. Se preguntaba si alguna vez podría liberarse de la sensación de que todo estaba a punto de desmoronarse. Después de todo, eso era lo que la vida le había enseñado. Nada permanecía igual. Nada duraba. Era por eso que ella se aferraba a aquellos que amaba con ambas manos y todos los dedos de los pies.
Su mejor amigo estaba sano, a salvo, y desesperadamente enamorado de una mujer maravillosa. Luchaba contra la culpa por el distanciamiento de su hermano, pero la vida no estaba destinada a ser perfecta.
Su hijo, su milagro imposible, su sorpresa, tendría todas las cosas que ella nunca tuvo. Tendría todo el amor y apoyo constante que podría darle. Él era el símbolo viviente de que su vida valía algo. Él la necesitaba como nadie más en el mundo la necesitaba.
Todo era más de lo que Bella podría haber esperado jamás. Su vida estaba lejos de ser perfecta. Tenía mucho que lograr, pero también tenía las herramientas y el apoyo para lograrlo. Tenía una familia, formada no por sangre sino por las circunstancias.
Entonces, ¿quién podría culparla cuando, de vez en cuando, dejaba que el miedo se apoderara de ella? Ella comenzó a imaginar todo lo que podría salir mal. Una parte de ella, asustada de invertir todo su ser en la idea de que cualquier felicidad que tuviera pudiera ser permanente, todavía esperaba que Edward dijera que se arrepentía de todo lo que había perdido para quedarse con ella.
Siempre paciente, Edward sonreía y la besaba. La besaba lentamente hasta que ella se derretía contra él. Hacía que fuera imposible que dudara de su amor por ella.
—Oh, no tengo nada favorito. Ya no —dijo él.
Bella parpadeó. Casi se había olvidado lo que le preguntó.
Edward se rio.
—Esa mirada. —Le dio un golpecito en la punta de la nariz—. Esa expresión de allí, es una de mis cosas favoritas.
—¿Lo es?
—Mmhmm. —Le besó los párpados—. Y esa mirada que me das cuando piensas que posiblemente soy la cosa más exasperante en el universo.
Bella puso los ojos en blanco.
—Exactamente —dijo él, sonriendo—. Y me gusta cuando me explicas cosas, cuando te gusta un programa o una película nueva, y te quedas impresionada por algún aspecto. Te vuelves tan apasionada. Agitas las manos y comienzas a hablar como lo hacen en internet.
Ella se sonrojó.
Él tocó su mejilla con la punta de sus dedos.
—Esa es una de mis cosas favoritas también. —Suspiró y besó sus labios dulcemente—. Tú eres mi cosa favorita. Tú y mi hijo.
—Gabriel es increíble.
—Sí. Él es uno de mis favoritos.
—El mío también. —Bella lo besó—. Y tú también. —Lo besó de nuevo, sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo. Lo tomó entre las piernas, mordiéndose el labio inferior para contener su sonrisa cuando él siseó—. No sé si es mi cosa favorita, pero disfruto mucho de esto.
—Ah, sí. —Edward contuvo el aliento, empujando contra su mano—. Esto… También me gusta esto.
—¿El sexo? —Lo frotó con su mano.
—Es, eh... un invento bastante maravilloso.
Bella se rio disimuladamente.
—Te hace creer en un poder superior, ¿verdad? —La idea de que los ángeles ni siquiera supieran si Dios existía jamás dejaba de causarle gracia—. Fueron muy inteligentes al vincular la supervivencia de la especie a esto.
Él gruñó y se abalanzó sobre ella. Bella gritó cuando de repente se encontró boca arriba, atrapada debajo de su cuerpo, su boca voraz sobre la de ella.
Antes que pudieran llegar a la parte buena, Gabriel comenzó a gimotear desde su cuna. Bella gimió.
—Qué momento oportuno, niño. Tenemos que hablar sobre tu elección del momento oportuno.
Se desenredaron y fueron a atender a su hijo.
—Antes que puedas preguntar, la caca sigue siendo mi parte menos favorita de la humanidad —dijo Edward, estirándose hacia la cuna para tomar al bebé infeliz en sus brazos—. Esa es la única cosa tuya que no me parece increíble, pequeño. No soy fan de la caca. Ni siquiera la tuya.
Gabriel arrugó la cara y soltó un grito poderoso. Bella se rio, acercándose a Edward.
—Ven, déjame... ¡Ay!
Bella presionó una mano contra su mejilla. Gabriel, al estilo de un bebé molesto, había extendido sus manos. Sus uñas demasiado afiladas habían captado el rostro de Bella, llevándose piel con él. Hizo una mueca.
—Oh, eso no va a ser bonito.
A veces ser padre duele. Bella había aprendido eso de inmediato.
—Déjame ver —dijo Edward, preocupado. Se acercó, pasando a Gabriel a una cadera para revisar la herida.
Bella negó con la cabeza.
—No es nada. Yo... —Se detuvo, riéndose cuando Gabriel estiró una mano hacia ella. Se rio, tomándolo de los brazos de Edward—. ¿Qué, primero me abofeteas y luego quieres un abrazo? Así no es como funciona, niño malcriado.
Gabriel inclinó la cabeza, mirándola con ojos muy abiertos y llorosos. Levantó una mano hacia su rostro, colocando sus dedos sobre el rasguño.
Bella jadeó. Sintió que un calor la invadía y el ardor de la pequeña herida desapareció casi instantáneamente. Observó a su hijo. Escuchó el grito de asombro de Edward.
Gabriel bajó la mano y llevó los dedos a su boca, mirándola pensativamente.
—Desapareció, ¿no? —preguntó Bella, su voz temblorosa. Ella no podía apartar la mirada del bebé.
—Sí. —La voz de Edward era tan temblorosa como la suya—. Te sanó.
Bella dio unos pasos hacia atrás con piernas débiles y se sentó con fuerza en la cama. Gabriel gimoteó, listo para comenzar a llorar de nuevo, y eso la ayudó a sacarla de su estupor.
—Oh, bebé. Shh. Shh. Está bien. Estás bien. Solo sorprendiste a mamá, eso es todo. Eres perfecto. —Lo meció, lo besó, y acarició su cabello.
Edward se sentó a su lado y los rodeó a ambos con un brazo. Ella podía sentir que él estaba temblando.
—¿Qué quiere decir? —susurró ella.
—No lo sé.
~FAH~
—No tiene que significar nada —dijo Rosalie, mirando por la ventana mientras Emmett lanzaba a Gabriel al aire y lo atrapaba de nuevo.
Edward casi esperaba que él extendiera sus alas y se fuera volando. Intensificó su brazo alrededor de Bella y volteó a mirar a su hermana.
—Rosalie, por supuesto que lo hace. Significa algo. ¿Y si...?
—Detente —dijo Rosalie. Se rio—. Siempre ha habido un primero, Edward. Hubo un primero en todo, y tú has visto muchos. El universo permanece. El mundo sigue girando. —Miró a Bella y se estiró para darle un apretón a sus manos—. Él es único. Eso es todo.
—Solo quiero saber qué significa para él. —Bella apartó las manos, cubriéndose el rostro para esconder una risa brusca—. Este es el comienzo de la historia de fondo de un superhéroe. Cielos. ¿Está condenado a una vida de lucha contra el crimen para vengar la muerte de su madre humana? Eso sería apropiado. Agh.
A pesar de sí mismo, de sus propias preocupaciones, Edward se rio. La abrazó más fuerte.
—No dejaré que eso pase.
Bella levantó la cabeza.
—Oh, no quieres saber lo que le pasa al papá superhumano en estas historias, amigo. ¿No te he enseñado nada? Lo mejor que puedes esperar es ser llevado de vuelta al cielo por el coro angelical o algo así.
—Oye —dijo Rosalie, su voz suave—. Todos vamos a estar bien. Gabriel tiene muchas personas que lo cuidarán sin importar lo que pase. —Sonrió—. No puedes vivir una vida normal, Bella. Esas son las cartas que te tocaron.
O mejor dicho, las cartas que Edward había tomado por ella cuando salvó su vida tantos años atrás.
Bella miró a Edward. Lo rodeó con sus brazos, hundiendo la cabeza en su pecho.
—Tienes razón, y no lo cambiaría. —Ella suspiró, y él podía sentir la tensión desapareciendo de su cuerpo. Lo miró—. Una vida extraordinaria seguramente traerá algunos obstáculos, ¿cierto?
—Así es la vida —dijo Edward—. Inesperada y fantástica.
~Fin~
Con esto marcamos otra traducción como completa. Muchas gracias las que le dieron una oportunidad a esta historia, esta vez metiéndonos en lo fantástico.
Como siempre, si disfrutaron la historia, por favor les pido que vayan a agradecerle el permiso a la autora :) Lo pueden dejar en español o sino les dejo una idea en inglés paraquecopien y peguen:
Hi, Kris! I just read the Spanish version of Fly Away Home and I wanted to thank you for allowing Pali to share it with us. It was a beautiful story and we hope to read more of your stories in the future. Greetings from (tu país).
El link de la historia lo encuentran en mi perfil, así como la nueva historia que estoy subiendo ️
¡Muchas gracias por leer y que tengan una buena semana!
Pali 💖
