Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry pottery sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"Las sorpresas pueden venir de cualquier parte, así que es mejor esperar lo inesperado." _(Garu William Potter Sanada)
Cuando Pucca y Destiny se fueron, Harry y Garu se giraron a ver a Ron con atención.
–¿Sois una familia de magos?
Preguntó atento Harry, ya que encontraba a Ron tan interesante como Ron los encontraba a ellos.
–Oh, sí, eso creo.
Respondió tranquilo Ron.
–Me parece que mamá tiene un primo segundo que es contable, pero nunca hablamos de él.
–Entonces, ya debes de saber mucho sobre magia.
Soltaron Garu y Harry al unísono, era evidente que los Weasley eran una de esas antiguas familias de magos de las que había hablado el pálido muchacho del callejón Diagon.
–Oí que se habían ido a vivir con muggles.
Dijo serio Ron.
–¿Cómo son?
–Horribles... Bueno, no todos ellos. Mi tía, mi tío y mi primo sí lo son. Pero hay algunos que no, a Garu le fue algo mejor con nuestros tíos de corea, ¿verdad, Garu?
Dijo serio Harry, mirando a Garu de reojo y él respondiendo tranquilo.
–Sí, la familia sanada fue buena conmigo.
–Ves lo que te digo, a Garu le fue bien. de hecho, me hubiera gustado tener tres hermanos magos, o por lo menos que a Garu y a mí no nos hubieran separado.
Harry agregó tranquilo.
–Cinco.
Corrigió serio Ron, agregando de la misma manera.
–Lamento que los separaran, ¿Saben por qué lo hicieron?
–La verdad no, esperamos descubrirlo después.
Soltaron Harry y Garu, encogiéndose de hombros como sí no fuera de importancia.
–Ya veo.
Por alguna razón parecía deprimido, casi como sí su propia situación no le gustara.
–Bueno, verán, es que yo soy el sexto en nuestra familia que va a asistir a Hogwarts. Podrías decir que tengo el listón muy alto. Bill y Charlie ya han terminado. Bill era delegado de clase y Charlie era capitán de quidditch. Ahora Percy es prefecto. Fred y George son muy revoltosos, pero a pesar de eso sacan muy buenas notas y todos los consideran muy divertidos. Todos esperan que me vaya tan bien como a los otros, pero si lo hago tampoco será gran cosa, porque ellos ya lo hicieron primero. Además, nunca tienes nada nuevo, con cinco hermanos. Me dieron la túnica vieja de Bill, la varita vieja de Charles y la vieja rata de Percy.
Ron buscó en su chaqueta y sacó una gorda rata gris, que estaba dormida.
–Se llama Scabbers y no sirve para nada, casi nunca se despierta. A Percy, papá le regaló una lechuza, porque lo hicieron prefecto, pero no podían comp... Quiero decir, por eso me dieron a Scabbers.
Las orejas de Ron enrojecieron, sí Pucca lo viera lo consideraría muy adorable. Garu agradecía en ese momento que se hubiera ido, porque sentiría ese ardor extraño en el pecho cuando estaba con otro chico y no quería sentirlo.
ron parecía pensar que había hablado demasiado, porque otra vez miró por la ventanilla. Harry y Garu no creían que hubiera nada malo en no poder comprar una lechuza, al final Garu tenía un gato y vivía en una casa pequeña y Harry había adquirido su lechuza regalada por Hagrid.
Después de todo, él y Garu nunca habían tenido dinero en toda su vida. Hasta un mes atrás, así que le contó a Ron que había tenido que llevar la ropa vieja de Dudley y que nunca le hacían regalos de cumpleaños.
Garu contó lo suyo también, hablándole de que era un ninja, que cuidó su aldea hasta ahora, que sus únicas posesiones son su ropa de ninja, una foto de sus antepasados, sus espadas y nada más. Eso pareció animar a Ron, girando a ver a Harry y a Garu de nuevo, mientras que Harry hablaba de nuevo.
–... y hasta que Hagrid me lo contó, yo no tenía idea de que era mago, ni sabía nada de mis padres, mi hermano o Voldemort...
Ron bufó incrédulo.
–¿Qué?
Dijeron serios Harry y Garu.
–Han pronunciado el nombre de Quienes ustedes saben.
Dijo asombrado Ron, tan conmocionado como impresionado.
–Yo creí que ustedes, entre todas las personas...
–No estamos tratando de hacernos los valientes, ni nada por el estilo, al decir el nombre.
Dijeron Harry y Garu, agregando Harry con tranquilidad.
–Es que no sabía que no debía decirlo. ¿Ves lo que te decía? Tengo muchísimas cosas que aprender... Seguro.
Añadió preocupado, diciendo por primera vez en voz alta algo que últimamente lo preocupaba mucho.
–Seguro que seré el peor de la clase.
–Lo seremos.
Dijo Garu serio, odiando admitir que podría ser malo en algo, mientras Ron agregaban.
–No será así. Hay mucha gente que viene de familias muggles y aprende muy deprisa. Además, Garu, tú eras un ninja, ¿y ellos nunca se rinden, ¿Cierto?
–Sí, en eso tienes razón.
Mientras conversaban, el tren había pasado por campos llenos de vacas y ovejas. Se quedaron mirando un rato, en silencio, el paisaje.
A eso de las doce y media se produjo un alboroto en el pasillo, y una mujer de cara sonriente, con hoyuelos, se asomó y les dijo:
–¿Queréis algo del carrito, guapos?
Harry y Garu, que no habían desayunado, se levantaron de un salto, pero las orejas de Ron se pusieron otra vez coloradas y murmuró que había llevado bocadillos.
Harry y Garu salieron al pasillo, curiosos por saber que podrían comprar. Cuando Harry vivía con los Dursley nunca había tenido dinero para comprarse golosinas y, puesto que tenía los bolsillos repletos de monedas de oro, plata y bronce, estaba listo para comprarse todas las barras de chocolate que pudieran llevar.
Pero la mujer no tenía Mars, ni los dulces que a Garu le gustaba comer. Así que tuvieron que comprar otra cosa, para poder llenar sus estómagos.
En cambio, tenía Grageas Bertie Bott de Todos los Sabores, chicle, ranas de chocolate, empanada de calabaza, pasteles en forma de caldero, varitas de regaliz y otra cantidad de cosas extrañas que Harry Y Garu no habían visto en su vida. Como no deseaban perderse nada, compraron un poco de todo y cada uno pagaron a la mujer once sickles de plata y siete knuts de bronce.
Ron los miraba asombrado, mientras Harry y Garu depositaban sus compras sobre un asiento vacío. Garu sabía que Pucca pronto regresaría, así que guardó unas ranitas de chocolate, mientras Rong decía divertido.
–Tenían hambre, ¿verdad?
–Muchísima.
Dijo Harry, dando un mordisco a una empanada de calabaza. Mientras Garu comía un pastelito en forma de caldero, aparentemente de limón y de color verde lima. Ron había sacado un arrugado paquete, con cuatro bocadillos. Separó uno y dijo:
–Mi madre siempre se olvida de que no me gusta la carne en conserva.
–Te la cambio por uno de éstos.
Dijo tranquilo Harry, alcanzándole un pastel.
–Sírvete...
Garu comió en silencio, algo inquieto por que Pucca aún no aparecía.
–No te va a gustar, está seca.
Dijo serio Ron a Harry.
–Ella no tiene mucho tiempo.
Añadió rápidamente...
–Ya sabes, con nosotros cinco.
–Vamos, sírvete un pastel.
Dijo tranquilo Harry, que nunca había tenido nada que compartir o, en realidad, nadie con quien compartir nada.
Era una agradable sensación, estar sentado allí con Ron y Garu, comiendo pasteles y dulces (los bocadillos habían quedado olvidados).
–¿Qué son éstos?
Preguntó curioso Harry a Ron, cogiendo un envase de ranas de chocolate.
–No son ranas de verdad, ¿no?
Comenzaba a sentir que nada podía sorprenderlo, y al parecer Garu sentía lo mismo, porqué terminó por soltar serio.
–Ey, yo también pensé eso.
–No.
Dijo tranquilo Ron.
–Pero miren qué cromo tiene. A mí me falta Agripa.
–¿Qué?
Cuestionó curioso Harry, Garu se asomó viendo la ranita que sostenía su hermano, comentándole Ron con calma.
–Oh, por supuesto, no deben saber... Las ranas de chocolate llevan cromos, ya saben, para coleccionar, de brujas y magos famosos. Yo tengo como quinientos, pero no consigo ni a Agripa ni a Ptolomeo.
Harry desenvolvió su rana de chocolate y sacó el cromo, Garu mirándolo con atención por la pura curiosidad. En él estaba impreso el rostro de un hombre, que según Garu no sé veía tan impresionante, pero sabía que las apariencias podían engañar.
Llevaba gafas de media luna, tenía una nariz larga y encorvada, cabello plateado suelto, barba y bigotes. Debajo de la foto estaba el nombre: Albus Dumbledore.
–¡Así que éste es Dumbledore!
Dijeron Harry y Garu al unísono, soltando Garu con simpleza.
–No sé ve tan diferente al maestro Soo, solo que este tiene cabello y su barba y pelo es plateado.
–¡No me digan que nunca han oído hablar de Dumbledore!
Dijo sorprendido Ron, negando Garu y Harry con la cabeza.
–¿Puedo servirme una rana?
Preguntó tranquilo Ron, Garu y Harry asintieron sin importancia.
–Podría encontrar a Agripa...
Informó alegre, agradeciendo con tranquilidad.
–Gracias...
Mientras tanto, Harry dio la vuelta a la tarjeta y leyó:
–Albus Dumbledore, actualmente director de Hogwarts. Considerado por casi todo el mundo como el más grande mago del tiempo presente, Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones de la sangre de dragón, y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás Flamel. El profesor Dumbledore es aficionado a la música de cámara y a los bolos.
Harry dio la vuelta otra vez al cromo y vio, para su asombro, que el rostro de Dumbledore había desaparecido. Garu también se sorprendió, parpadeando con ligero asombro en su expresión, así que ambos expresaron incrédulo.
–¡Ya no está!
–Bueno, no iba a estar ahí todo el día.
Dijo simple, Ron—.
–Ya volverá.
Hizo un gesto con la mano como si diera igual, eso hizo que Garu y Harry se quedaran atónitos.
