Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry pottery sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"A través del estudio, adquirimos las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con sabiduría y confianza." _(Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore)
Al terminar toda la selección de las casas, la profesora McGonagall enrolló el pergamino y se llevó el Sombrero Seleccionador. Garu y Harry miraron sus platos de oro vacíos, ambos pensativos en otras cosas.
Podía Garu escuchar los murmullos de todos, unos intentando desviar el tema de Pucca y otros hablando sobre la familia Black. Ahora que Garu lo pensaba, él no sabía nada de Pucca más allá de que se enamoró de ella cuando la vio.
Pecado embargo, sabía que no estaba listo para admitirlo. Mientras tanto, no sabía porque vino de la nada un día de primavera, cuando aún la guerra de los ninjas no estallaba en Sooga.
¿Quién ¿era?
¿Por qué qué estaba tan pegada a él?
¿Por qué qué no se parecía a sus tíos Ho, Dumpling y Linguini?
¿Por qué ¿Qué el maestro so la cuidaba tanto?
¿Qué ocultaba su familia?
¿Por qué ¿Qué causó caos en Hogwarts al oír el apellido Black?
Esas eran las preguntas que cruzaban por su cabeza, pero nada venía a su mente en forma de respuesta. Ninguna respuesta que le dijera porqué Pucca solo era media hermana de Paccu, pero sabía que no podía exigirle respuestas si él jamás quiso decirle que nunca fue Sanada si no un Potter.
Así que miró de nuevo su plato, pues Harry y él acababan de darse cuenta de lo hambriento que estaban. Los pasteles les parecían algo del pasado, ahora tenía que comer de nuevo, dormir y mañana averiguar sobre los Black.
Albus Dumbledore se había puesto de pie, llamando la atención de algunos alumnos. Miraba con expresión radiante a los alumnos, con los brazos muy abiertos, como si nada pudiera gustarle más que verlos allí.
–¡Bienvenidos!
Dijo alegremente.
–¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco... ¡Muchas gracias!
Se volvió a sentar, oyendo Garu las risitas de algunos y confundiéndolo a él. Todos aplaudieron y vitorearon, felices extrañamente por lo que Dumbledore dijo.
Harry no sabía si reír o no, estaba igual de confundido que Garu. mientras Pucca daba una leve risita de alegría, con Hermione reprendiéndola por reírse del director, aunque ella tuviera ganas de reír también.
–Está... Un poquito loco, ¿no?
Preguntaron Garu y Harry con aire inseguro a Percy.
–¿Loco?
Dijo Percy con frivolidad.
–¡Es un genio! ¡El ¡Mejor Mago del Mundo! Pero está un poco loco, sí. ¿Patatas, Harry, Garu?
Harry y Garu se quedaron con la boca abierta, si eran sinceros, más que nunca no entendían nada. Los platos que había frente a ellos de pronto estuvieron llenos de comida, distrayendo a Garu y a Harry de lo que pasó a los platos de comida.
Nunca habían visto tantas cosas que le gustara comer sobre una mesa: carne asada, pollo asado, chuletas de cerdo y de ternera, salchichas, tocino y filetes, patatas cocidas, asadas y fritas, pudín, guisantes, zanahorias, salsa de carne, salsa de tomate y, por alguna extraña razón, bombones de menta.
Los Dursley nunca habían matado de hambre a Harry, pero tampoco le habían permitido comer todo lo que quería. Dudley siempre se servía lo que Harry deseaba, aunque no le gustara que su primo lo hiciera.
Garu por su parte, sí había visto tanta comida que quisiera comer. Pero por su dieta de ninja que tenía él, evitaba comer de más para tener más fuerza, energía y mantener su contextura bien definida de ninja.
Sin embargo, solo por esta vez se dejaría llevar. Así que Harry y él llenaron sus platos con un poco de todo, salvo los bombones de menta, y comenzaron a De hecho, la mayoría de las Todo estaba delicioso, Garu y Harry podían admitirlo.
–Eso tiene muy buen aspecto.
Dijo con tristeza el fantasma de la gola, observando a Harry y a Garu mientras éstos cortaban sus filetes.
–¿No puede...?
Preguntó serio Garu.
–No he comido desde hace unos quinientos años.
Dijo cabizbajo el fantasma.
–No lo necesito, por supuesto, pero uno lo echa de menos. Creo que no me he presentado, ¿verdad? Sir Nicholas de Mimsy Porpington a su servicio. Fantasma Residente de la Torre de Gryffindor.
Sé presentó amable el fantasma, sonriéndole Pucca y diciendo tranquila.
–Yo puedo complacerlo con su deseo de probar comida.
–Ah, sí, ¿Y cómo?
Dijo curioso el fantasma, acercándose a Pucca con decisión. Los demás desviaron la mirada con temor, los únicos que no eran Garu, Harry, Hermione y Ron, oyó la voz de Pucca que sonaba amable.
–Permítame.
Pucca agarró un poco de filete en su tenedor y sé lo acercó al fantasma, negando el fantasma con seriedad.
–Niña, ya he dicho que no puedo co…
–Shhh. Solo abra la boca, ¿Sí?
Pidió Pucca suavemente, él solo asintió ligeramente. Cuando obedeció y abrió la boca a la comida que Pucca le daba, un brillo celestial apareció en la mano de Pucca cuando le metió la comida en la boca del fantasma.
Así después de tantos años el fantasma pudo volver a comer, estaba tan emocionado que iba a gritar como los que la vieron. Pero no lo hicieron porque Pucca hizo un gesto para que se callaran, todos asintieron resignados y Hermione le susurró en el oído a Pucca.
–Tendrás que decirme después que magia es esa, porque en ningún lado vi una magia como esa.
–Luego te digo, pero no es magia.
Dijo tranquila Pucca en el oído de Hermione, comiendo ella y dándole de comer al fantasma de Gryffindor con su poder divino.
–¡Yo sé quién es usted!
Dijo súbitamente Ron, tratando de que nadie se diera cuenta de lo que Pucca estaba haciendo.
–Mi hermano me lo contó, lo recuerdo bien. ¡Usted es Nick Casi Decapitado!
Paró de comer con Pucca, para mirar a Ron.
–Yo preferiría que me llamaran Sir Nicholas de Mimsy…
Comenzó a decir el fantasma con severidad, pero lo interrumpió Seamus Finnigan, el del pelo color arena que Harry y Garu vieron.
–¿Casi Decapitado? ¿Cómo se puede estar casi decapitado?
Sir Nicholas pareció muy molesto, como si su conversación no resultara como la había planeado.
–Así.
Dijo enfadado, apartándose de la pequeña Pucca y se acercó de nuevo a ellos. Se agarró la oreja izquierda y tiró, mostrándoles con enojo a lo que preguntaron.
Toda su cabeza se separó de su cuello y cayó sobre su hombro, como si tuviera una bisagra. Era evidente que alguien había tratado de decapitarlo, pero que no lo había hecho bien.
Pareció complacido ante las caras de asombro y volvió a ponerse la cabeza en su sitio, tosió y dijo:
–¡Así que nuevos Gryffindor! Espero que este año nos ayudéis a ganar el campeonato para la casa. Gryffindor nunca ha estado tanto tiempo sin ganar. ¡Slytherin ha ganado la copa seis veces seguidas! El Barón Sanguinario se ha vuelto insoportable… Él es el fantasma de Slytherin.
Garu y Harry miraron hacia la mesa de Slytherin y vieron un fantasma horrible sentado allí, con ojos fijos y sin expresión, un rostro demacrado y las ropas manchadas de sangre plateada. Estaba justo al lado de los Malfoy que, como Harry y Garu vieron con mucho gusto, no parecían muy contentos con su presencia.
Ring Ring estaba a punto de gritar de terror, aunque Draco tenía la más pura mirada de disgusto. Pero para el disgusto de Garu, Tobe, Shaman y Chief estaban hablando con el fantasma.
Ronnie por su parte, estaba rodeado de chicas y coqueteaba con ellas como el odioso chico que era. Estaba furioso, todas las personas que lo odiaban a él y a Pucca estaban en esliteryn.
–¿Cómo es que está todo lleno de sangre?
Preguntó Seamus con gran interés, Garu se giró al oír la pregunta.
–Nunca se lo he preguntado.
Dijo con delicadeza Nick Casi Decapitado, regresando con Pucca para seguir disfrutando el placer de comer. Cuando hubieron comido todo lo que quisieron, los restos de comida desaparecieron de los platos, dejándolos tan limpios como antes.
Un momento más tarde aparecieron los postres, que obviamente el fantasma también quería probar. Trozos de helados de todos los gustos que uno se pudiera imaginar, pasteles de manzana, tartas de melaza, relámpagos de chocolate, rosquillas de mermelada, bizcochos borrachos, fresas, jalea, arroz con leche, tantos platillos de donde escoger…
Mientras Harry se servía una tarta, y Garu comía un pastelito de frutas, la conversación se centró en las familias. Algo en la que Garu y Harry estaban interesados, pues tal vez Pucca contaría su historia. Sin embargo, Pucca no dijo nada sobre ella y solo siguió comiendo con Hermione y el fantasma.
–Yo soy mitad y mitad —dijo Seamus—. Mi padre es muggle. Mamá no le dijo que era una bruja hasta que se casaron. Fue una sorpresa algo desagradable para él.
Los demás rieron.
–¿Y tú, Neville?
Dijo serio Ron.
–Bueno, mi abuela me crio y ella es una bruja.
Dijo tranquilo Neville.
–Pero la familia creyó que yo era todo un muggle, durante años. Mi tío abuelo Algie trataba de sorprenderme descuidado y forzarme a que saliera algo de magia de mí. Una vez casi me ahoga, cuando quiso tirarme al agua en el puerto de Blackpool, pero no pasó nada hasta que cumplí ocho años. El tío abuelo Algie había ido a tomar el té y me tenía cogido de los tobillos y colgando de una ventana del piso de arriba, cuando mi tía abuela Enid le ofreció un merengue y él, accidentalmente, me soltó. Pero yo reboté, todo el camino, en el jardín y la calle. Todos se pusieron muy contentos. Mi abuela estaba tan feliz que lloraba. Y tendríais que haber visto sus caras cuando vine aquí. Creían que no sería tan mágico como para venir. El tío abuelo Algie estaba tan contento que me compró mi sapo.
Al otro lado de Harry y Garu, Percy Weasley, Pucca Black y Hermione estaban hablando de las clases.
«Espero que empiecen en seguida, hay mucho que aprender, yo estoy particularmente interesada en Transformaciones, ya sabes, convertir algo en otra cosa, por supuesto parece ser que es muy difícil. Hay que empezar con cosas pequeñas, como cerillas en agujas y todo eso…»
«Concuerdo con Hermione, aunque yo quiero aprender pociones, mis tíos chefs decían que mamá era una hechicera experta y le gustaban mucho las pociones.»
Garu y Harry, que comenzaban a sentirse reconfortados y soñolientos, miraron otra vez hacia la mesa de los profesores. Garu logrando escuchar lo que decían cada uno de ellos, que parecían algo asustados.
–Bueno, siendo que Pucca es la última Black no me sorprende que esté aquí. Pero, Dumbledore, ¿Por qué no nos dijo que una Riddle estaría aquí?
–Oh, profesora McGonagall, en nada serviría que les hubiera dicho sobre eso. cuando el libro de selección elije a alguien para Hogwarts, nada en el mundo puede hacerlo cambiar, no importa si es un dios, un hijo de muggles, un Black o un Riddle.
Soltó tranquilo Dumbledore, diciendo un profesor del fondo.
–Y entonces, ¿Qué hacemos?
–Solo nos queda hacer dos cosas, rezar porque la hija ya no tan escondida del mago tenebroso no haga lo mismo que su padre o esperar que el nombre de Jing Jing Riddle sea solo una coisidencia.
Se giraron a ver Harry y Garu a Hagrid que bebía copiosamente de su copa, oyendo las palabras de los demás maestros. McGonagall hablaba con el profesor Dumbledore, justamente de Pucca y Chief, la que sabía ahora que era hija de el señor obscuro.
El profesor Quirrell, con su absurdo turbante, conversaba con un profesor de grasiento pelo negro, nariz ganchuda y piel cetrina, que por lo que veían los hermanos parecía muy siniestro. Todo sucedió muy rápidamente, por lo que podían sentir los gemelos.
