Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry pottery sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"La paciencia nos enseña a aceptar lo que no podemos cambiar y trabajar en lo que podemos mejorar."_(Pucca Walburga Black Dooda y Hermione Jean Granger)
Cuando subieron a sus dormitorios el día anterior, Pucca pudo recordar al despertar el caos que se formó a su alrededor con sus nuevas compañeras.
–Oye, ¿Es verdad que tú eres hija de un asesino?
Pucca sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la pregunta de su compañera. Tragó saliva, sintiéndose incómoda por la repentina intrusión en su vida personal. Intentó mantener la calma y respondió con voz firme, pero tranquila para disimular su enojo ligero:
–No, eso no es verdad. Mi padre es un respetado mago. No sé de dónde salió ese rumor, pero te aseguro que no tiene fundamento alguno.
–Por favor, Black, todo mundo sabe que tu padre mató a los Potter y a otro del amigo de ellos.
Pucca se quedó sin aliento ante la impactante acusación de su otra compañera, sintiendo unas abrumadoras ganas de llorar. Las palabras resonaron en su mente, envolviéndola en una tormenta de confusión y miedo.
¿Cómo podía alguien creer semejante mentira sobre su padre?
Tembló ligeramente, preguntándose en su cabeza.
(¿Y si eran verdad?)
Sé negó rápidamente en su cabeza, diciéndose que no lo era, porque sí lo fuera...
¿Cómo podía haberle mentido su madre?
No, puede que ya no la recordara como antes lo hacía. pero lo poco que recordaba de ella, era relatándole lo mucho que aún amaba a su padre y lo mucho que sonreía al hablar de él a pesar de estar casada con su padrastro. Se esforzó por mantener la compostura, aunque por dentro sentía que su mundo se desmoronaba.
–Eso es completamente falso.
Respondió seria, luchando por mantener la voz firme.
–Mi padre nunca haría algo así. No sé quién ha difundido esos rumores, pero te aseguro que son mentiras malintencionadas.
Las miradas de las otras chicas la escrutaron, algunas con escepticismo y otras con curiosidad Morbosa. Pucca sintió que estaba en el centro de un juicio injusto, una batalla que nunca pidió librar.
Respiró profundamente, recordándose a sí misma que debía mantenerse fuerte. Mientras Hermione se acercaba a Pucca, preguntándole más curiosa que maliciosa, reflejando otra actitud y no como sus compañeras lo habían hecho.
–Creo en tus palabras, Pucca. Pero entonces, ¿Cómo pudiste darle de comer al fantasma de Gryffindor?
–¿Ella hizo qué?
Preguntó asustada la segunda que había sido nombrada como Gryffindor, una chica llamada Lavender Brown, que al hablar había sonado despectiva y asustada. Pucca sintió cómo la situación se tornaba aún más tensa con la aparición de Lavender Brown y su reacción asustada, que sí era sincera le parecía exagerada. Así que se apresuró a explicar, tratando de mantener la calma a pesar del torrente de emociones que la embargaba.
–¡No le di de comer a ningún fantasma!
Exclamó con vehemencia, intentando negar lo que Hermione vio y le prometió explicarle después de la cena. Algo que tal vez notaron que era mentira, porque otra chica intervino, hablando despectivamente.
–No es que me importe, pero sí entendí bien, ¿le has dicho mentirosa a Granger?
Pucca se sintió acorralada por la situación, con la mirada de todas las chicas fijas en ella como si fuera un animal enjaulado. Trató de mantener la compostura, aunque por dentro se sentía desbordada por la ansiedad y los nervios.
–No quise decir que Hermione esté mintiendo, solo que debe haber habido un malentendido. No recuerdo haber dado de comer a ningún fantasma.
Intentó explicar con calma, buscando desesperadamente una salida a esa situación incómoda.
–Saben, había mucha gente en el comedor en la aria de los Gryffindor, así que pude haberle dado de comer a quien sea.
–¿Y a quién? Sí nadie te quiere cerca por ser hija de un Black, aparte claro de Hermione Granger.
Soltó despectiva de nuevo esa chica, riendo Lavender Brown con crueldad.
–Tienes razón, parvati, nadie está tan loco como para estar con ella.
Pucca se sintió como si un nudo se le formara en la garganta ante las palabras crueles de Parva ti y la risa burlona de Lavender, nadie que no fuera su prima Ring Ring la había tratado tan mal y eso le dolía profundamente. La sensación de estar siendo juzgada y rechazada por algo que no podía controlar la llenaba de impotencia y tristeza, pues siempre creyó que esa habilidad divina era una bendición y jamás había odiado ese poder hasta ahorita.
Trató de contener las lágrimas que amenazaban con escaparse de sus ojos, aferrándose a cualquier pizca de dignidad que le quedaba. Miró a su alrededor, buscando algún apoyo entre las otras chicas, pero solo encontró indiferencia o incluso hostilidad en sus miradas.
Intentando mantener la compostura, Pucca respondió con voz firme, aunque temblorosa por la emoción contenida. Sin darse cuenta que Hermione la veía con culpa, pues nunca había creído que su curiosidad inocente y de ganas de aprender le pudiera afectar a alguien tan buena como lo era Pucca.
–No necesito que me quieran cerca por ser hija de un Black. Sé quién soy y de dónde vengo. No permitiré que rumores y prejuicios determinen mi valía como persona. Si no quieren aceptarlo, es su problema, no el mío.
Parvati la miró con desdén, mientras Lavender seguía riendo como si todo fuera un juego para ella. Pucca sabía que no podía cambiar la percepción de los demás de la noche a la mañana, pero se negaba a dejar que la hicieran sentir inferior.
Con paso firme, se alejó del grupo de chicas, decidida a no permitir que su autoestima fuera socavada por las palabras hirientes de quienes no la conocían realmente. En su interior, sabía que enfrentaría más desafíos, pero estaba determinada a demostrar su valía por sí misma, no por el apellido que llevaba.
Así que no miró atrás, solo acomodó su baúl en una esquina y se acostó en la cama más apartada de todas. Y a pesar de que no quería que esas palabras le afectaran, terminó llorando impotente en su pequeña esquina que eligió.
No pretendía hacerlo, pero le había prometido a Destiny, a sus tíos e incluso al maestro Soo cuando la fue a visitar con los Dursley la vez que se quedó en la casa de Harry que no sé comportaría como siempre. Así que se aguantó el enojo y el dolor, terminando llorando en silencio en su cama.
A la mañana siguiente, cuando sé levantó temprano que todas, tuvo que salir de su habitación para ir al baño y secar sus ojos tristes y hinchados por el llanto. Y como la tristeza no la dejaba sonreír y sacar sus chapitas que salían con naturalidad, tuvo que aplicarse ella tantito rubor en sus mejillas después de que se bañó.
Y después se fue a desayunar, no le dijo a Hermione que la acompañara y no porque no lo pensara, ni porque le guardara rencor por su pregunta indiscreta. Sí no porque no quería que la odiaran como a ella parecían odiar, así que anduvo sola y por primera vez con la mirada baja por los pasillos del castillo.
Pucca caminaba sola por los pasillos del castillo, sintiendo el peso de la soledad y el dolor en su corazón. Cada paso era como una carga más, cada mirada de sus compañeros como un puñal en su autoestima.
Se preguntaba cómo podía ser que en un lugar donde se suponía que encontraría amigos y camaradería, se sintiera tan aislada y despreciada. Mientras se dirigía hacia el Gran Comedor, tratando de mantener la compostura y la dignidad que le quedaba.
Se cruzó con algunos estudiantes de otras casas que la miraban con curiosidad o desdén, sentimientos que solo había sentido de Ring Ring y de todos los villanos de Sooga, pero que jamás le habían afectado tanto como hasta ahora. Pucca se sentía como un extraño entre ellos, como si no perteneciera a ningún lugar en Hogwarts.
Al entrar al Gran Comedor, notó que algunas miradas se dirigían hacia ella. Pero esta vez no eran solo de indiferencia o desprecio, había algunas llenas de compasión.
Sin embargo, Pucca no quería la compasión de nadie, solo quería ser aceptada por quien era y no por los rumores que circulaban sobre su familia. Se sentó en una mesa apartada, evitando el contacto visual con los demás estudiantes.
No tenía hambre, pero sabía que necesitaba alimentarse para tener fuerzas para enfrentar el día. Tomó un poco de fruta y un pedazo de pan, intentando comer sin que las lágrimas volvieran a brotar de sus ojos.
Mientras comía en silencio, sintió una presencia a su lado. Levantó la mirada y vio a Draco Malfoy y sus amigos, que parecían sus guardaespaldas al estar tan altos que él, haciéndole preguntar dónde estaba Ronnie, Ring Ring, Tobe, Chief y Shaman y porqué no estaban con él.
Draco Malfoy la miró con una expresión indescifrable en el rostro, como si estuviera evaluando la situación antes de decir algo. Pucca se tensó, esperando lo peor después de todo lo que había experimentado desde que llegó a Hogwarts.
Claro que él no le había hecho nada, porque incluso se portó bien con ella cuando fueron en el barquito a Hogwarts. Pero quien sabe si seguiría siendo bueno con ella, ahora que sabía que era Black y no Dooda como le había dicho al principio.
Sin embargo, para su sorpresa, Draco habló con una voz más suave de lo que esperaba.
–Pucca, ¿qué te pasa? Pareces un perro mojado.
–No parezco perro.
Se quejó Pucca en un puchero adorable, con Yani acostada en sus piernas, mirando ambas a Draco con curiosidad. Mientras Draco reía burlonamente, diciendo tranquilo y haciendo un gesto para que sus dos amigos lo dejarán.
–Bueno, como perro mojado no, pero como gata mojada sí.
–Claro que no, Malfoy, tú eres el gato porque hasta apareciste de la nada.
Pucca negó con la cabeza y contratacó, pero a a pesar de su tristeza, Draco la había hecho reír. Aunque aún no entendía por qué estaba siendo amable con ella, ¿Qué no le importaba que fuera Pucca Black en ¿Realidad?
