Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry potter sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"Incluso con mi inteligencia, tus palabras duelen profundamente."_(Hermione Jean Granger)
Tal vez fue porque estaban ocupados tres noches a la semana con las prácticas de quidditch, además de todo el trabajo del colegio, la razón por la que Harry y Garu se sorprendieron al comprobar que ya llevaban dos meses en Hogwarts, pasándola entre tareas, magia y entrenamientos de quidditch.
El castillo era mucho más su casa de lo que nunca había sido Privet Drive según para Harry, hasta incluso sé había conseguido una linda novia. Garu por su parte, sentía que el colegio era una cárcel, porque había perdido a la niña que el tanto amaba.
Sus clases, también, eran cada vez más interesantes, una vez aprendidos los principios básicos. Pucca y él se ponían a estudiar, besándose de vez en cuando en la sala de Gryffindor o en otros lados.
aunque Garu rodaba los ojos y se iba con Hermione, esperando que así pudiera olvidar ese horrendo hueco que sentía en el pecho. Aunque sin que Harry y Pucca vieran nada, él los espiaba desde lejos con ira en sus ojos.
En la mañana de Halloween se despertaron con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos, sacándolos de la cama tan rápido como un rayo. Pero lo mejor fue que el profesor Flitwick anunció en su clase de Encantamientos que pensaba que ya estaban listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos se morían por hacer, desde que vieron cómo hacía volar el sapo de Neville.
El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran, poniendo a Pucca con Garu, aunque Pucca y Harry sé lanzaban miraditas coquetas. La pareja de Harry era Seamus Finnigan (lo que fue un alivio, porque Neville había tratado de llamar su atención).
Ron, sin embargo, tuvo que trabajar con Hermione Labriego. Era difícil decir quién estaba más enfadado de los dos, si Hermione que intentaba ignorarlo, o Ron que intentaba no gritarle a la chica. La muchacha no les hablaba desde el día en que Harry y Garu recibieron su escoba, obviamente con la excepción de Garu y Pucca, que se habían vueltos cercanos a Ella.
–Y ahora no os olvidéis de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando.
Dijo con voz aguda el profesor, subido a sus libros, como de costumbre.
–Agitar y golpear, grabad, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no os olvidéis nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho.
Era muy difícil, sobre todo, porque Pucca y Harry sé distraían al lanzarse besos de lejos. Harry y Seamus agitaron y golpearon, pero la pluma que debía volar hasta el techo no se movía del pupitre por la distracción de Harry.
Seamus se puso tan impaciente por la actitud de Harry con su novia, que la pinchó con su varita y le prendió fuego. Y Harry se sobresaltó asustado, teniendo que apagarlo con su sombrero al girar a ver a Seamus.
Ron, en la mesa próxima, no estaba teniendo mucha más suerte. A diferencia de Hermione y Garu, que al estudiar juntos lo hicieron bien.
–¡Wingardium leviosa!
Gritó serio, agitando sus largos brazos como un molino.
–Lo estás diciendo mal.
Harry oyó que Hermione lo reñía, mientras pasaba lo mismo con su hermano Garu, que también reñía a Pucca por su distracción.
–Es Win- gar-dium levi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo.
Ron y Harry temblaron, pues Hermione y Garu ahora parecían tela cortada con las mismas tijeras, ambos mandones, serios y extrictos.
–Dilo tú, entonces, si eres tan inteligente.
Dijo Ron con rabia, Pucca asintió cruzando los brazos y diciendo seria.
–Bien, Garu. Entonces, enséñame como se hace.
Garu y Hermione se arremangaron las mangas de sus túnicas, agitando las varitas y dijeron las palabras mágicas. Las plumas se elevaron del pupitre y llegaron hasta más de un metro por encima de sus cabezas, ambos con miradas engreídas en sus rostros.
–¡Oh, bien hecho!
Gritó alegre el profesor Flitwick, aplaudiendo— emocionado.
–¡Mirad, Hermione Granger y Garu Potter lo han conseguido!
Al finalizar la clase, Ron estaba de muy mal humor. Pucca como siempre, estaba aferrada a Harry y con una suave sonrisa en su rostro.
–No es raro que nadie la aguante.
Dijo gruñón a Harry y a Pucca, cuando se abrían paso en el pasillo.
–Es una pesadilla, se los digo en serio.
Alguien chocó contra Harry y Pucca, haciendo que miraran a la chica frente a ellos. Era Hermione y Garu, que se detuvieron a mirarlos. Harry pudo ver su cara y le sorprendió ver que estaba llorando, soltando Pucca y Harry al mismo tiempo.
–Creo que te ha oído.
–¿Y qué?
Dijo molesto Ron, aunque parecía un poco incómodo.
–Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos.
Garu se enfureció rápidamente, soltando con ira contenida, pues Hermione lo había apoyado cuando Pucca y Harry empezaron a salir juntos.
–No vuelvas a decir eso de Hermione en frente de ella, de mi o de nadie, o juro que sacaré mi catana y te la enterraré en el pecho, Ronald Weasley.
Luego de eso corrió a buscar a Hermione para consolarla, esperando ayudarla un poco o por lo menos consolarla. Hermione no apareció en la clase siguiente y no la vieron en toda la tarde, al igual que Garu, que evitaba encontrarse con los tres.
De camino al Gran Comedor, para la fiesta de Halloween, Harry, Pucca y Ron oyeron que Parvati Patil le decía a su amiga Lavender que Hermione estaba llorando en el cuarto de baño de las niñas y que deseaba que la dejaran sola. Ron pareció más molesto aún, pero un momento más tarde habían entrado en el Gran Comedor, donde las decoraciones de Halloween les hicieron olvidar a Hermione.
Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas. El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año.
Harry se estaba sirviendo una patata con su piel, cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor, con el turbante torcido y cara de terror. Todos lo contemplaron mientras se acercaba al profesor Dumbledore, se apoyaba sobre la mesa y jadeaba:
–Un trol… en las mazmorras… Pensé que debía saberlo.
Y se desplomó en el suelo, agotado por correr tanto y el susto que se metió. Se produjo un tumulto. Para que se hiciera el silencio, el profesor Dumbledore tuvo que hacer salir varios fuegos artificiales de su varita.
–Prefectos.
Exclamó serio.
–conducid a vuestros grupos a los dormitorios, de inmediato.
Percy estaba en su elemento, exclamando con su mismo tono serio.
–¡Seguidme! ¡Los de primer año, manteneos juntos! ¡No necesitáis temer al trol si seguís mis órdenes! Ahora, venid conmigo. Haced sitio, tienen que pasar los de primer año. ¡Perdón, soy un prefecto!
–¿Cómo ha podido entrar aquí un trol?
Preguntó serio Harry, mientras subían por la escalera. Pucca lo seguía, algo asustado y abrazándolo del brazo.
–No tengo ni idea, parece ser que son realmente estúpidos.
Dijo firme Ron.
–Tal vez Peeves lo dejó entrar, como broma de Halloween.
–Sí hizo eso, se las verá conmigo.
Soltó Pucca molesta, apretándole la mano Harry a Pucca y diciéndole suavemente.
–Linda, cálmate, aún no sabemos si lo hizo o no.
Le dijo serio Harry, dándole Pucca una sonrisa enamorada. Pasaron entre varios grupos de alumnos que corrían en distintas direcciones, asustados por la amenaza inesperada de Hogwarts.
Mientras se abrían camino entre un tumulto de confundidos Hufflepuffs, Harry súbitamente se aferró al brazo de Ron. Mientras Pucca se aferraba al brazo de Harry, un poco asustada por el sobresalto de su novio.
–¡Acabo de acordarme… Hermione… Y Garu!
–¿Qué pasa con ellos?
Preguntó serio Ron, diciéndole urgente Harry.
–No saben nada del trol.
–Es verdad, como no los hemos visto, ellos no saben nada.
Explicó Pucca alarmada por sus amigos, haciendo que Ron se mordiera el labio.
–Oh, bueno.
Dijo enfadado.
–Pero que Percy no nos vea.
Se agacharon y se mezclaron con los Hufflepuffs que iban hacia el otro lado, siendo detenidos por Destiny rápidamente, al tomar a Pucca del brazo y susurrar preocupado.
–¿Sé puede saber que hacen?
–Oh, Destiny, que bueno verte.
Dijo Pucca alegre, soltando a Harry para abrazar al dragón cambiante. Abrazándola él también y sonriendo, aunque sus ojos ocultaban su tristeza.
–Entonces, es verdad, estás saliendo con Harry Potter.
–Sí, él es muy lindo y me quiere, ¿Cierto, Harry?
Preguntó Pucca suavemente, asintiendo lentamente y tomando la mano de Pucca.
–Es verdad, yo la quiero mucho.
–Me alegra, ¿Ahora díganme que hacen?
Cuestionó suavemente Destiny, tratando de ocultar lo mucho que le afectaba que saliera con Harry. Él soportaba que estuviera enamorada de Garu, porque lo conocía y no estaba enamorado de ella porque era su protector.
Sin embargo, al convivir con ella y cuidarle. Le pasó lo que le pasaba desde que trabaja con la familia de los dioses, se enamoró de Pucca, como se enamoró de la madre de ella y la abuela de Pucca.
Sabía que era incorrecto, pero nunca pudo evitarlo. Ellas sé volvían especiales para él y debía cuidarlas, pero cada una de ellas elegía a su chico ideal y él no podía hacer nada. así que suspiró, soltó a Pucca del abrazo, dando un paso atrás y oyendo las palabras de Ron.
–Vamos a avisarle a Garu y Hermione que hay un trol.
–Entiendo, los acompaño. No me gustaría que el pequeño ninja muriera, porque si no de quien me Burlo.
Asintieron los demás, aunque Ron no estaba de acuerdo de que Destiny viniera porque los descubrirían más pronto. Pero Harry y Pucca aceptaron, así todos se deslizaron por un pasillo desierto y corrieron hacia el cuarto de baño de las niñas. Acababan de doblar una esquina, cuando oyeron pasos rápidos a sus espaldas.
