¿Cómo debe ser un alfa dominante? Por supuesto, debe ser alto, apuesto y fornido justo como su hermano mayor Paul. Esa es la imagen que tiene la sociedad de los Alfas dominantes, altamente codiciados por ser escasos pero, a pesar de ser uno, él no poseía todas esas cualidades. Al contrario, era bajito, delgado y de facciones finas. Era fuerte, si, pero en parte era gracias al ejercicio que hacía. Aún así, a pesar de que no aparentaba serlo, no le gustaba presumir de ello debido a lo que había padecido en la escuela secundaria donde lo tacharon de mentiroso y solían meterse con él. Afortunadamente, a pesar de su baja estatura, era fuerte y sus feromonas solían revelar su verdadera naturaleza. Después de acallar a golpes a más de uno, nadie más volvió a poner en duda que en efecto era un Alfa dominante.
Cuando se graduó creyó que en la escuela media sería diferente, había crecido unos cuantos centímetros más y se sintió optimista. Quizás su crecimiento era lento y confió que con el tiempo crecería más pero no fue así. Al menos, ya no se metían con él porque comenzó a omitir de manera intencional que era "dominante".
Sucedió entonces que durante su último año de preparatoria se enamoró de una hermosa joven de largos y sedosos cabellos rosados; una hermosa omega dominante bastante codiciada en la escuela. Aún así, se armó de valor y decidió confesarle su amor. Dejo una nota en su taquilla esperando que Yuan aceptara encontrarse con él detrás de la biblioteca escolar.
Al llegar al lugar de su cita se encontró bastante nervioso porque era la primera vez que alguien le atraía de esa manera. Aliso su uniforme con una de sus manos y con la otra sostenía un gran ramo de flores que Gin, la hermana de Ryunosuke, le hizo favor de traerle de la tienda de su familia. Paul le había aconsejado llevar flores porque las chicas amaban a los hombres detallistas pero el ramo que Gin le había dado era demasiado vistoso y grande, lo que le hizo sentirse un poco avergonzado porque incluso pudo jurar que la chica había añadido de manera intencional más flores de las que él le había pedido. Aún, así el agradeció en silencio el detalle y continuó esperando a que Yuan llegara.
Pasaron algunos minutos cuando Yuan llegó al punto señalado acompañada por un par de sus amigas lo que provocó que Chuuya se pusiera más nervioso de lo que ya estaba, aún así no se amilano, tragó saliva para darse valor y dio un paso al frente decidido a confesarse pero antes de que siquiera pudiera decir una palabra Yuan fue la primera que habló.
— ¿Tú eres quién me mando esta carta?—preguntó la chica con altivez agitando la carta que él había escrito entre sus dedos de la mano derecha.
—Si…— asintió Chuuya con un hilo de voz. — Yo…
—Disculpa— lo interrumpió la chica sin ninguna clase de tacto. — Agradezco tus sentimientos pero la verdad es que quiero salir con un Alfa dominante.
Chuuya sonrió al escuchar eso, porque pensó que por fin de algo le serviría admitir que era un alfa dominante.
—A decir verdad, yo soy un alfa dominante…—admitió Chuuya con timidez.
Yuan lo miró sorprendida y soltó una risotada a la que se unieron sus amigas haciendo que Chuuya se sintiera incomodo.
— ¿Tú? ¿Un alfa dominante? Ay no por favor— replicó con sorna la chica. — No quieras tomarme el pelo, eso es de muy mal gusto.
—Pero es verdad…— trató de defenderse Chuuya pero las chicas continuaron riendo.
—No pareces uno ¿No deberías ser más alto?— le cuestionó Yuan dirigiéndole una mirada condescendiente. — Lo lamento, pero nunca saldría con un "alfa dominante" como tú— dijo la chica dibujando unas comillas aéreas con sus dedos.
Chuuya al escucharla se sintió cabizbajo y de la impresión soltó el ramo de flores que se desperdigaron por el pasto. Sintió unas terribles ganas de llorar porque no importaba o no si de verdad era un alfa, mientras no pareciera uno seguiría pasándole eso. Iba a salir corriendo de ahí cuando alguien bajo de la rama de un árbol cercano. Se trataba de un apuesto joven de complexión alta, cabellos castaños y ondulados, ojos oscuros y sagaces y unos labios que evocaban una confiada y felina sonrisa.
Los ojos de Chuuya siguieron los movimientos del chico y por un momento no pudo evitar pensar que así debería verse un alfa dominante. Se distrajo tanto en esos pensamientos hasta que cayó en cuenta que seguramente ese muchacho había presenciado la humillación que le había infligido Yuan. Iba a retirarse cuando escucho hablar al recién llegado.
—Y este es el decimo chico que rechazas de forma tan tajante…— suspiró el chico con fingida aflicción. — Es una lástima.
—Metete en tus asuntos Dazai…—masculló la chica cruzándose de brazos.
—Eso hago, en realidad hice esto para divertirme. — Explicó el chico poniendo sus manos en sus caderas.— Verás, le pedía este chico que pusiera esa carta en tu taquilla porque quería comprobar algo…—
— ¿Qué cosa?— preguntó Yuan con el ceño molesto.
—Si podías distinguir entre un Alfa y un Dominante, pero veo que estás muuuy ciega. Debe ser una pena ser tú…— dijo el chico explicando con una voz burlona mientras extendía sus brazos. — Te la pasas diciendo que quieres estar con un Alfa dominante y acabas de rechazar uno bastante especial. — dijo Dazai colocándose detrás de Chuuya y paso sus brazos de manera deliberada sobre su cuello para atraerlo hacia él.
Chuuya impresionado por la escena surrealista solo atino a quedarse tan tieso como una barra de pan dura.
—Solo un omega de cuarta le puede gustar un rarito como ese— se burló Yuan con una risa fingida.
—Vaya, no solo eres ciega si no también tonta ¿Sabes quién es él?— preguntó Dazai estrechando a Chuuya entre sus brazos. — Es Chuuya Nakahara, hermano del Superior Paul, por supuesto, al igual que su hermano es un alfa dominante y puedo asegurarte que los centímetros que le hacen falta aquí arriba se encuentra allá abajo — Dazai fingió sentirse avergonzado y tosió.
Chuuya continuó sin emitir ningún sonido, apenas podía seguir el rumbo de esa plática en la que ya no tenía cabida.
— ¡Es mentira, no puede ser hermano del superior!— se quejó Yuan. — ¡Estas mintiendo!
—Cree lo que quieras, al fin al cabo este alfa es mío— dijo Dazai y con cuidado levanto la barbilla de Chuuya para besarlo.
Yuan les grito un montón de improperios antes de alejarse de ahí con sus amigas. Chuuya no entendió nada de lo que acaba de suceder pero al sentir los labios de Dazai sobre los suyos olvido todo y cerró los ojos. No conocía de nada a ese imprudente y estrafalario chico pero no le disgusto su contacto. Dazai por su parte, se dio cuenta que el pelirrojo estaba disfrutando aquello y sonrió internamente; Chuuya le pareció en extremo tierno.
Cuando Dazai estuvo seguro que Yuan se había marchado, se despegó lentamente de Chuuya que con renuencia se alejo de él. Solo cuando despertó de su ensimismamiento se sintió avergonzado y se alejo de Dazai caminando hacia atrás como si fuera un cangrejo hasta que topo con el tronco de un árbol mientras se cubria los labios con ambas manos.
Dazai río divertido de la situación. Nunca había conocido un alfa así de inocente. Fyodor solía ser más desvergonzado en esos asuntos, así que ver a alguien tan puro como Chuuya lo conmovió.
—Lo siento— dijo el castaño limpiándose las lagrimas de alegría que caían de su rostro. —No podía seguir viendo como esa descarada de Yuan te maltrataba. — se aproximó hacia él y se agachó para hablarle. — Tú realmente eres un Alfa dominante, la punta de la pirámide, un león entre ovejas, compórtate como tal. No dejes que una omega cualquiera te trate así—dijo y lo señaló con su dedo índice.
Chuuya al principio había querido echarle bronca por haberlo besado pero luego de escucharlo hablar se sintió agradecido con él. Dazai no solo había evitado que Yuan se burlara de él si no que lo hizo sentir bien consigo mismo, aunque la manera en la que lo hizo había sido un tanto vulgar cuando mencionó el tamaño de su…
—Bueno, debo irme— dijo Dazai sacándolo de sus pensamientos. — Pero antes… no le digas a nadie que te besé o tendré problemas—le guiñó el ojo al mismo tiempo que junto las palmas de sus manos en una plegaria.
Chuuya asintió con la cabeza y Dazai le obsequió una última sonrisa, iba a irse cuando Chuuya al fin encontró su voz en toda esa confusión.
—Espera ¿Cómo te llamas?—le preguntó el pelirrojo sintiendo como su corazón se aceleraba en su pecho.
El castaño se giró hacia él y Chuuya pudo notar que sus mejillas estaban ligeramente teñidas.
—Me llamo Dazai, Osamu Dazai…— dijo el chico sujetándose el pecho y Chuuya pudo notar que algo raro le pasaba.
—Nos vemos después petit Alfa— se despidió Dazai de él con un hilo de voz mientras agitó su mano y se alejó corriendo de ahí.
Chuuya se levantó del piso cuando un dulce aroma llegó hasta su nariz, provenía por donde se había ido Dazai y no supo por qué tuvo un mal presentimiento. Corrió por donde lo había visto irse y encontró a Dazai en brazos de un joven extranjero de piel tan blanca como el mármol y cabellos tan oscuros como la noche. Ese chico y él intercambiaron miradas un par de segundos y eso le basto a Chuuya para reconocer que él era un alfa. Pensó que quería aprovecharse de Dazai hasta que vio a éste conversando despreocupadamente con él. Eso lo hizo sentir aliviado pero al mismo tiempo molesto. Supuso que se trataba de su alfa interno siendo territorial.
Se alejó de ahí con renuencia y al día siguiente le pidió a Ryunosuke que le ayudará a investigar más sobre Dazai. Se había sentido en extremo curioso sobre él hasta que se enteró por otras personas que el alfa con el que lo había visto era en realidad su novio. No era algo confirmado porque ellos no parecían hacer cosas de pareja en la escuela, sin embargo, no era raro verlos siempre juntos. Chuuya se sintió decepcionado antes de siquiera poder tener una oportunidad había perdido. Pensó que quizás aquello era lo mejor, no necesitaba otra decepción.
Así, aún cuando Dazai lo saludaba cuando lo veía en los pasillos de la escuela, él fingía no verlo. Si no lo trataba no generaría sentimientos por él y no le dolería; estaba agradecido y nada más. Después de ignorarlo un par de veces más, Dazai pareció comprender su mensaje y cuando se topaban se trataban como un par de extraños.
Ahora, después de casi 2 años volvían a estar frente a frente. Ahí estaba Chuuya a un lado de él a pedido de su hermana y no pudo evitar preguntarse si el alfa que lo marco sería el mismo que él había visto en la escuela media. De ser así ¿si él siquiera lo hubiera intentado Dazai se encontraría ahí? No podía saberlo pero de lo que si estaba seguro es que él jamás abandonaría a su omega.
— ¿Si yo hubiera sido más insistente contigo crees que hubiéramos sido felices?— susurró Chuuya al mismo tiempo que la mano de Dazai se movió suavemente y él la atrapo entre las suya. La mano de Dazai era pequeña en comparación con su altura; Dazai continuaba siendo más alto que él. Sin duda era una vergüenza que un omega incluso fuera más alto pero no le importo, desde aquel día en que Dazai lo defendió a Chuuya dejo de sentirse acomplejado por su altura o aspecto.
El castaño le había dicho que no fingiera ser una oveja cuando en realidad era un león.
—Por favor, recupérate pronto… Quiero disculparme contigo…—dijo Chuuya antes de quedar dormido en la orilla de su cama.
Una tenue lluvia matutina comenzó a caer en la ciudad sorprendiendo a la gente que recién se despertaba para comenzar sus actividades. Fyodor movió la cortina para observar el exterior y no pudo evitar pensar en Osamu. Habían pasado seis meses desde la última vez que se vieron y la separación había sido en extremo dolorosa, se supone que Alfa y Omega deben permanecer juntos los primeros días después de colocar una marca pero él tuvo que abandonarlo al poco tiempo de consumar el acto. La llamada de su abuela lo regreso a la realidad y de vuelta a las obligaciones que tenía para con su familia, así con renuencia tuvo que dejar a su amado omega no sin antes besarlo una última vez porque sabía que pasaría un largo tiempo antes de que pudiera verlo nuevamente.
—Lo lamento, моя любовь (moya lyubov' /mi amor)…— le había susurrado antes de marcharse. —Trataré de volver, lo más pronto posible. — Se alejó de Dazai con renuencia y como si fuera un ladrón salió de su departamento sin hacer ningún ruido. Sabía que si él lo veía no sería capaz de irse y cumplir con el compromiso que tenía con su familia y el prometido que habían elegido para él.Había ido ese día a la casa de Osamu para cerciorarse que se encontrará bien y también, para tratar de explicarle porque últimamente no podía verlo pero al final no tuvo el valor de decirle la verdad. Demasiadas cosas estaban pasando en la vida de Dazai para darle preocupaciones adicionales y en un acto de sumo egoísmo lo marco para evitar que se fuera de su lado. Él lo amaba pero también amaba a su familia. La familia Dostoyevski le había dado amor y protección, el hogar cálido que jamás tuvo a lado de sus verdaderos padres. Esas personas que lo habían engendrado solo lo habían sumido en la miseria y desesperación de sus egoístas y perversas vidas. Eran un par de alcohólicos apostadores que tuvieron el predecible final que tiene cualquier que se atreve a vender a su hijo para salir de sus deudas. Afortunadamente, a pesar de ser tan pequeño pudo escapar antes de que se concretara la venta y por la aberración de su acto pronto la justicia se encargo de ellos. No supo más de sus progenitores cuando el sistema de justicia los condenó y a él lo colocaron en el mismo orfanato donde estaba Dazai, quien tenía mucho más tiempo ahí que él. Dazai no tenía ningún recuerdo de sus padres ni sabía cómo había llegado ahí.
Las monjas que los cuidaban en el orfanato se negaban a decirle a Dazai como fue que había llegado ahí, así que cada que preguntaba le inventaban una historia nueva: que lo había traído la cigüeña, que apareció mágicamente en la iglesia, que apareció dentro de un pan y cosas así que hacían estallar en carcajadas a Dazai que por supuesto no se creía nada de eso pero le hacía feliz que aquellas mujeres se esforzaran por hacerlo feliz.
Fyodor se sentía sumamente unido al castaño, tenían un vínculo que no sabía cómo explicar. Y cuando él fue adoptado primero, Dazai lloró mucho, se aferró a él sin querer soltarlo y él en su desesperación les preguntó a sus padres adoptivos si no podían llevarlo también. Sus padres quisieron darle gusto y llevarse a Dazai con ellos pero las monjas les dijeron que no era posible porque la situación de Dazai aún no estaba resuelta; quería decir que al parecer él tenía familiares vivos y aún estaban tratando de localizarlos. Así que para consolarlo le prometió que le escribiría y así lo hizo por un tiempo hasta que Dazai le dijo que por fin se había resuelto su situación y fue adoptado. Le proporcionó su nueva dirección y él se había alegrado al enterarse que aunque lejos se encontraban en la misma ciudad. Acudían a escuelas primarias diferentes pero no importaba, aún podían escribirse y saber uno del otro.
Fue en ese entonces cuando sus padres le presentaron al que sería su prometido cuando creciera: Nikolai. Un hermoso niño de cabellos blancos y ojos heterocromáticos que apuntaba sería un omega dominante, hijo de la prestigiosa familia Gogol quien mantenía una relación de amistad con la familia Dostoyevski.
Nikolai era un niño bastante extrovertido y agradable, rápidamente se volvieron amigos, pero a pesar de que lo apreciaba no sentía que lo amara. Mientras tanto Dazai y él seguían escribiéndose y cuando ambos estaban en secundaria, acordaron postularse a la misma preparatoria. Fue ahí donde finalmente se reencontraron, volvieron a pasar tiempo juntos y Fyodor se dio cuenta que estaba enamorado de él. No podía proponerle formalmente que salieran pero no perdía la oportunidad de demostrarle que lo amaba. A Dazai no le molesto aquella ambigüedad e ignorante del hecho que él tenía un prometido, se mantuvo a su lado.
Fyodor intentó hablar con sus padres para romper el compromiso y presentar a Dazai como su pareja pero sus padres solo se la pasaban alabando las virtudes de Nikolai y cómo se había convertido en el hermoso omega que esperaban para su querido hijo.
Era común ver a Niko en su casa porque sus padres solían invitarlo seguido a su casa para que convivieran más y se conocieran. Por supuesto, a Nikolai le agradaba su compañía y a él también le agradaba la suya pero sentía que estaba engañando a Dazai al mantener oculto su compromiso con él. Así que en un acto de sinceridad le confesó a Nikolai que quería romper su compromiso, el albino lo miro con una sonrisa y se rio de él. No le sorprendió su propuesta, de hecho esperaba hace mucho que él le dijera eso y le preguntó por qué había tardado tanto.
Fyodor sabía que a Nikolai le encantaba fingir ser un ignorante y débil cuando en realidad era bastante astuto; era un zorro vestido de oveja. Al ser hijo único, sus padres lo mimaban en exceso y al ser un omega dominante, lo trataban como un bien preciado. Era sumamente amado por todos, excepto por él.
—Lo siento Kolya— dijo Fyodor creyendo que necesitaba disculparse con Nikolai por no sentir amor por él.
—Fedya, antes de ser tu prometido soy tu amigo.— le dijo el albino con tono comprensivo— Si tus amas a ese tal Osamu Dazai está bien pero antes quiero que pienses en esto. Si tú no te casas conmigo, mi familia me buscará otro prometido y sé que no me gustará estar con alguien que no conozco. Toda mi vida me dijeron que tú te casarías conmigo y yo así lo acepte porque pensé que no sería tan malo vivir a tu lado, siempre me has tratado bien a pesar de no estar enamorado de mí; eres afectuoso. Por eso tengo que pedirte un favor Fedya, si me ayudas, luego de eso te dejaré volver a los brazos de tu Osamu…—
—Te escucho…—
La propuesta de Niko era simple, se casarían como sus padres querían y tendrían un hijo con asistencia. No lo marcaría y se divorciarían después de un año en buenos términos. Por supuesto, su hijo se quedaría con Nikolai y él podría unirse con Osamu al siguiente año. Fyodor aceptó el trato y pensó contarle todo a Osamu esperando que entendiera su situación y lo aceptará, pero con la muerte de sus padres las cosas se complicaron y él tuvo que seguir con su plan en silencio. Las cosas ya habían avanzado demasiado para decirle lo que sucedía, Dazai jamás aceptaría ser un amante y por eso pensó que era mejor desaparecer de su vida por un tiempo hasta que terminara lo que comenzó.
—Fedya—lo llamó Nikolai suavemente al mismo tiempo que recargó su cuerpo sobre el de él. — ¿Qué haces despierto tan temprano?
Fyodor observó el vientre hinchado de Nikolai y paso su mano para acariciarlo, dentro de él se encontraba creciendo el hijo de ambos.
— Pronto podrás conocerlo o conocerla…solo aguanta un poco más— le dijo Nikolai con una sonrisa.
—Si— contestó con una triste sonrisa y Nikolai supo que Fyodor no podía apartar a Dazai de sus pensamientos.
— ¿Lo extrañas verdad, Fedya?— le preguntó con semblante triste el albino. — ¿Por qué no vas a verlo?— le sugirió. — No me molestaré.
Fyodor negó con la cabeza.
—No, Kolya, pronto nacerá nuestro cachorro y tú me necesitas aquí— dijo él y se giro para abrazarlo.
—Fedya…—murmuró Nikolai conmovido y dejo que su esposo lo mimara.
Sabía bien que sus sentimientos hacia él eran unilaterales y que le había dicho a Fyodor que podían separarse después de un año cuando diera a luz a su hijo pero Nikolai deseo que ese momento jamás llegará y que al final Fyodor decidiera quedarse a su sentía por Dazai, pero él también amaba a Fyodor y ahora incluso esperaba a su hijo. Quizás estaba siendo demasiado codicioso y egoísta pero en el fondo de su corazón esperaba que Fedya lo eligiera a él.
