Disclaimer: El universo y los personajes que reconozcáis pertenecen a JK Rowling. Solo la trama es mía. No obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir la historia.
Aviso: "Esta historia participa en la actividad multifandom del foro Alas Negras, Palabras Negras.
La tabla escogida es Emociones y el elemento sorteado fue Miedo.
No cumple con la temática del mes.
Fandom: Harry Potter.
Cedric Diggory, el joven que casi murió..
Sintió que agarrar la copa fue un error. Quería ganar, pero no esperaba que fuera tan desorientador. ¿Y cómo no sospechó que algo pasaría? Harry había asegurado que no había puesto su nombre en el cáliz y que tampoco le había pedido a alguien mayor de edad que lo hiciera. Y Harry siempre estaba metido en algún lío cada año.
Cedric debió saberlo mejor. Pero su emoción por llevar la gloria a Hogwarts, las presiones de su padre y el orgullo de su casa le habían hecho imprudente y confiado.
Debió haber dejado que Harry se llevara la copa... O mejor. Haberla levantado él. Potter era un niño, no debería enfrentarse a nada de esto.
Tragó saliva cuando aterrizaron en lo que parecía ser un cementerio. Esto no tendría que pasar.
-Mata al repuesto. -Cedric escuchó una voz aguda, fría y silbante.
¿Que matara al repuesto? ¿Quién? ¿Y a quién?
Escuchó la primera parte de la maldición mortal y rodó al suelo esquivando el rayo verde por muy poco.
No le quedaba saliva que tragar. Tenía la boca seca y le temblaba todo el cuerpo.
Trató de correr hacia Harry, no había manera de que lo dejara allí, pero alguien seguía lanzando hechizos a diestra y siniestra.
-Déjalo, Colagusano. Ya nos encargaremos de él más tarde. Al fin y al cabo, sería egoísta que solo dos personas puedan presenciar mi resurgimiento.
Diggory apenas respiraba. No quería que lo notaran. Sentía tanto miedo que pensó que se desmayaría... O se orinaría en los pantalones.
Una serpiente masiva pasó a su lado y él no pudo dejar escapar ningún sonido porque el terror absoluto le atenazaba la garganta.
Necesitaba salir de allí. Si no lo hacía, sería hombre muerto.
¿Y si se desaparecía? Podría llegar a Hogsmeade y pedir que Rosmerta le dejara utilizar su chimenea. Así podría avisar a alguien de lo que ocurría.
Pero estaba asustado y para aparecerse necesitaba estar concentrado.
Las maldiciones de tortura que escuchaba que se le lanzaban a Harry no le ayudaban precisamente a calmarse.
-Vale, Colagusano. Ya nos hemos divertido. Prosigue con el ritual. Pero consigue la sangre primero, me desharé del chico y luego continuaremos. No deseo que acabe con mis planes.
-Como diga, mi Señor.
Cedric sospechaba quién podía ser. ¿Pero cómo era posible? Decían que se había ido. Que Harry Potter lo derrotó.
-Avada kedabra. -El hufflepuff se estremeció. Habían matado a Harry. Oh, Merlín, Harry estaba muerto y ahora... Ahora ese monstruo resucitaría y...
La serpiente se acercó más a él, su lengua le tocaba la piel.
Asustado, lanzó el primer hechizo que se le vino a la mente.
La serpiente explotó de dentro hacia afuera.
Después, corrió hacia Harry. Tenían que salir de allí. Cedric no quería dejar su cuerpo en ese lugar para que lo maltrataran. Merecía los ritos funerarios apropiados.
Tenía miedo, estaba destrozado y también decidido. Hizo explotar el asqueroso caldero justo cuando un hombre ratonil se cortaba la mano.
No quiso saber qué era lo que le cayó encima.
-¡Atrápalo! ¡Atrápalo! -Harry chilló.
El joven de pelo castaño se sobresaltó. Él había oído la maldición asesina. ¿Acaso no había sido para Potter?
-Septum... -El hombre rata comenzó.
Diggory lo ató en cuerdas y le dejó inconsciente.
Desató a Harry y le dijo que debían incendiar todo.
Ahora sentía miedo y urgencia a la vez. Cuando se le pasara el subidón de adrenalina... No sabía qué haría. Pero aprovecharía mientras tanto.
Quemaron a la serpiente y lo que quedaba de la criatura asquerosa.
Después agarraron la copa, Harry había sugerido que tal vez los llevara de vuelta, hicieron que el hombre ratonil la tocara y sí, parecía que volvieron a Hogwarts donde Cedric le dio la bienvenida a la inconsciencia.
