Bien, tenía ganas de subir esto, para explicar un poco las cosas, el segundo arco al ser el más largo, se divide en varias partes con conflictos diferentes, aunque al final de todo se ve el conflicto general que se ha ido construyendo entre estas. Espero sus preguntas y si gustan y estan activos, hacer alguna dinámica.
Sin nada más que decir, les dejo con el avance, tómenlo como un trailer:
—¡¿Por qué estamos haciendo esto?!
—¡No lo sé!
—¡Era obvio que no debimos hacerte caso!
—¡Ustedes votaron, no se anden quejando!
Una ráfaga de nieve pasó por encima de Adrien y explotó la tienda que se hallaba detrás, dejando a tan blancos como el papel y provocando un carraspeo en el rubio para llamar la atención.
—Como decía… ¡¿Por qué estamos haciendo esto?! —exclamó el rubio, observando a la figura akumatizada al frente, elevándose sobre una montaña de nieve y creando una ráfaga con tan solo mover sus manos.
—Porque dijiste que la carrera era aburrida —le respondió Alix, tragando saliva y llevándose una mano al bolsillo para palpar su reloj.
—Debimos seguir viendo, de verdad quería ver quien ganaba —agregó Nino, bajando los hombros.
—Le apostaste, ¿cierto? —cuestionó Nath, mirando de reojo al moreno.
—Ay, viejo, por supuesto que lo hice.
—Mal hecho —corrigió el pelirrojo, aguantándose los gestos para evitar que estos lo delatasen, el también apostó después de todo.
—¿Crees que puedan aplazarnos la pasantía? —preguntó Adrien, alzando la mirada mientras la montaña de nieve se iba haciendo cada vez más alta.
—El Señor Osborn nos va a matar —concluyó el pelirrojo, jadeando del frío que poco a poco comenzaba a afectar al grupo.
—Nath, ¿tu otro padre no sabrá de algo? —intentó sonsacarle Juleka, apegándose a él y recibiendo un abrazo de parte del pelirrojo para calmarla.
—No lo sé, podría preguntarle, pero si se entera que fue nuestra culpa…
—Yo estaba dormido, no cuento —interrumpió el rubio.
—Si se entera que fue mi culpa por jugar con la máquina de Oscorp, estoy acabado —se corrigió y suspiró el pelirrojo, revolviéndose su cabello y desatándolo sin querer.
—Chicos, ¿qué hacía esa máquina? —pronunció Alix al ver que el villano de aquel día cargaba en su mano una esfera brillante rodeada de hielo y nieve.
—Supuestamente era del señor Richards, y planeaba teletransportar objetos —explicó Nathaniel, algo avergonzado al mencionar aquel invento—. Pero, creo que trajimos a alguien de una dimensión paralela…
—¡¿Qué hicieron qué?!
—¡Adrien toqueteó la máquina primero! —se defendió el pelirrojo.
—Claro, de todo este grupo de amigos, culpa al rubio —expresó Adrien, cruzándose de brazos.
—Oye, siguiendo esa lógica, debí culpar a Nino —señaló el pelirrojo—. Sin ofender.
—Tranquilo, viejo —respondió Nino sin preocupaciones, ajustándose los lentes y observando al villano a punto de lanzar el ataque.
—¿Por qué debiste culpar a Nino? —preguntó Juleka con curiosidad, intentando acurrucarse en el pecho del pelirrojo.
—Eso, mi querida gatita, es porque en todo grupo de amigos, siempre se cumplen una serie de reglas —decidió explicar Adrien, haciendo que las mejillas de Juleka se tiñeran de rojo por la forma en el que la llamó, aunque sabía que este Adrien era más sinvergüenza que el anterior.
—¿Cuáles son?
—En todo grupo de amigos siempre debe haber… —Adrien se señaló a sí mismo y sonrió—. El guapo.
—El del dinero —rectificaron todos los presentes, a excepción de la gótica, ganándose un puchero de parte del rubio.
—Son malas personas —musitó Adrien, ganándose un zape de parte de Alix.
—Yo soy el negro —levantó la mano Nino, extrañamente orgulloso de su rol.
—Sí, aunque a veces compites el puesto por Max —habló por lo bajo Adrien, ganándose un nuevo golpe de parte de Alix.
—Iván es el gordo —recordó Nathaniel, llevándose una mano al mentón—. Pero no se lo digan, el prefiere llamarse de otra forma.
—Me confundo, ¿quién es quién de su grupo de amigos? —repitió Juleka, de forma tímida al sentir las manos del pelirrojo acariciándole el cabello.
—En resumen…
—Yo soy el rico —Levantó la mano Adrien, decidiendo ser el que declarase la verdad frente a su amiga gótica—. Niño es el negro, Alix es la tomboy del grupo.
—Ah, pero bien que te gustaba esta tomboy —masculló Alix por lo bajo, golpeando a Adrien de un movimiento de cadera, y haciendo que este enarcase una ceja.
—Sí, todavía no puedo creer que eso pasó —comentó Nino.
—¡¿Cómo?! ¡¿Le contaste?! —exclamó el pelirrojo indignado de pies a cabeza—. ¡¿Qué hay de mí?! ¡Pensé que tú y yo teníamos algo especial!
—Nath… no es eso —pronunció Adrien, poniendo sus ojitos tiernos y bajando la mirada—. Sabes que mi vida no sería la misma sin ti.
—Adri… yo creía que…
—¡Ya paren, idiotas! —exclamó Alix, dándole un golpe a cada uno—. ¡Respóndanle a Jule de una vez!
Juleka se mantuvo viendo el intercambio con una expresión de desconcierto.
—Está bien, está bien, mejor diré los apodos de este grupo de amigos —decidió Adrien, comenzando a enumerar con los dedos—. Gwen es la consejera, Marinette es la despistada, Laura es la gruñona y Nathaniel es el tímido del grupo.
—¿Sigues siendo el tímido? —preguntó extrañada Juleka.
—Soy el más tranquilo de este grupo de locos —respondió con simpleza el pelirrojo—. Rose es la tierna.
—¿Y el mío cuál es? —preguntó Juleka, observando a Adrien, pues él era quien se había encargado de decir el resto de los apodos.
—Ah, tú eres la gótica…
—¡Adri, no te atrevas! —advirtió Nathaniel, pues cuando surgió el apodo de Juleka ninguno de los dos estaba en sus cabales luego de ver como lanzaron a Kim por la ventana de un tercer piso.
—Cu… —balbuceó Adrien, callándose de golpe ante la mirada de su amigo y cruzándose de brazos, pues el apodo resaltaba cierta parte de la anatomía de la Juleka actual—. Solo porque no quiero que Luka nos mate.
—Oigan, idiotas —pronunció Alix, regresando su atención al akumatizado que tenían justo sobre sus cabezas, flotando en una especie de torbellino y moviendo la mano—. Nos quedamos hablando mucho tiempo.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Juleka, tragando saliva y temblando del frío.
—Ah, eso está muy claro —dijo Adrien—. ¡Corred!
Sin embargo, todo pasó muy rápido, la ventisca comprimida se dirigió hacia ellos. Todos se prepararon para usar sus Miraculous, lo cual hubiera sido un gran plan, de no ser porque no los tenían y por eso no los usaron en un inicio.
Solo uno del grupo podía hacer algo, pero era muy tarde.
Nath abrazó a Juleka y Adrien hizo lo mismo con Alix, Nino se quedó solo y todos los amigos se miraron entre ellos.
—Nino, Nathaniel, si no salimos de esta… —comenzó a hablar Adrien, apretando los labios y sintiendo la escarcha formándose en su cuello.
—Adrien, no quiero morir escuchando tus homosexualidades —reclamó Alix, que fue silenciada de inmediato por un brazo del rubio para hacer el momento más emotivo.
—También te quiero, Adri.
—Y yo a ti, bro.
Alix logró alejarse un poco del pecho del rubio y se quitó el brazo de golpe, un portal se abrió sobre el grupo y ella lo reconoció de inmediato. Después de todo, aquel poder era de su Miraculous.
La madriguera expulsó a una persona que se puso delante del grupo a una velocidad increíble y recibió el ataque de lleno. Algo giraba en su mano y aquello repelía la ventisca hacia diferentes direcciones. La niebla poco a poco comenzó a cubrir la zona del impacto y todos cerraron sus ojos.
—Me alegro de llegar a tiempo —pronunció aquella figura, dándose la vuelta y girando lo que traía entre sus manos para disipar la niebla como si se tratase de un ventilador.
—Creí que iba a morir —pronunció Adrien, soltando a su amiga y alzando los brazos—. ¡Gracias, vida, te amo!
—Ah, sigo escuchando a Adrien, entonces no estoy muerto —dijo Nathaniel, sonriendo y dándole unas palmadas a Juleka, que se separó para estirarse un poco.
—Amigos, me dejaron solo —reclamó Nino.
—Ah, ¿querías ser abrazado? —inquirió con una sonrisa mordaz el rubio.
—Me retracto.
La niebla finalmente se disipó y todos vieron la figura de su salvador, Alix creyó que sería ella del futuro usando el Miraculous del conejo, pero se quedó de piedra al descubrir que no era así.
—Me alegro de que estén bien —dijo el chico, mostrando una sonrisa que se movía entre radiante y burlona. Sus ojos azules observaban al grupo y su cabello rubio tan revuelto tenía tintes rojizos en las puntas y sus raíces—. No quisiera saber lo que habría ocurrido de no llegar a tiempo.
Adrien se quedó helado al ver que aquel chico usaba un traje negro y más moderno que el suyo, las orejas negras holográficas que sobresalían de su cabello y el hecho de que este tenía pequeñas luces azules en el cuello le hicieron envidiarlo de forma sana.
—¿Eres, Chat Noir? —preguntó Juleka, Adrien estaba por responderle, pero Nath le envió una mirada, Juleka y Nino no sabían que el verdadero Chat Noir estaba de pie a su lado, pero sin poderes.
—Soy un Chat Noir, señorita —respondió el joven con educación, no debía pasar de los catorce años y su mirada tenía un ligero tinte travieso—. Pero vengo del futuro, creo, diría que vengo del mismo lugar del akumatizado que está mirándome.
—Es decir, ¿de una dimensión alterna? —preguntó Nathaniel.
—Sí, puede que sí, es confuso —dijo el chico con algo de timidez y revolviéndose el pelo—. Pero da igual, vengo a llevarme a mi problema.
—¡Espera! ¡¿Entonces eres del futuro o no?! —preguntó Alix, curiosa al máximo, pues ella tenía el Miraculous que permitía a su portador moverse entre el espacio y el tiempo. Decimos tenía porque al igual que el resto, no lo lleva consigo.
—Yo creía que sí, pero es probable que sea de algún futuro alterno, o no, quien sabe —explicó el chico, sintiéndose un poco nervioso ante las miradas.
—¿Qué hay de ese portal? —preguntó Nino.
—Oh, es cierto —se percató el visitante, moviendo la mano y cerrando la Madriguera mientras se palpaba un reloj de bolsillo colgando de su cinturón—. Te quiero a la izquierda.
Las luces azules de su traje negro desaparecieron de pronto y el Miraculous del conejo se desactivó.
—No te lo voy a negar, eso fue increíble —comentó Adrien.
—Gracias —sonrió el chico, moviendo ligeramente la cola de gato que hasta entonces se había mantenido escondida. Adrien notó que era diferente a la suya, ¿por qué él no tenía una cola esponjosa?
Plagg se iba a ganar una ronda de preguntas en cuanto lo volviese a ver.
—¡¿Por qué estás tu aquí?! —exclamó el akumatizado lleno de furia, el villano no dejaba su cuerpo a la vista, siempre estaba envuelto en algún tornado pequeño de nieve y hielo, por esa razón nadie pudo identificar de quien se trataba. Y menos lo hicieron cuando Nathaniel y Adrien confesaron su crimen.
—Vengo a llevarte a casa—respondió Chat Noir del futuro, girando su bastón como antes, a una velocidad sin igual que generaba una corriente de aire en la dirección en la que enfocaba.
—¡Ese lugar no existe! —reclamó el villano, preparando un nuevo ataque.
—Claro que existe, y una vez estemos allí… ¡Te patearé de nuevo el trasero!
—Yo esperaba algo serio —murmuró el pelirrojo.
—Yo no —respondió Adrien con una sonrisa.
Un nuevo portal los interrumpió, abriéndose justo arriba de ellos.
—Ahí viene otro —dijo Juleka, dando un paso atrás al ver una figura femenina salir del portal.
—¡Agreste! —exclamó aquella adolescente, aterrizando justo al lado del futurista Chat Noir y dejando ver una gran cola de zorro moviéndose de un lado a otro.
—¿Agreste? —pronunciaron Nathaniel y Nino a la vez, atando cabos en su cabeza.
—¿Adrien? —señalaron Juleka y Alix al rubio, percatándose en las raíces rojas del cabello del chico rubio que se notaba molesto cuando apareció aquella chica.
—¿Yo? —se señaló Adrien, confuso e intentando razonar sobre lo que veía.
—¡¿Es en serio?! ¡¿Ni un puto segundo y ya revelaste mi identidad?!
—Eh… ¿Lo siento? —se intentó disculpar la chica ahora presente.
—¡Te voy a matar cuando lleguemos a casa, Miri! —le gritó el rubio a la chica con el traje de Rena, cuyo cabello castaño atado tenía también las puntas rojizas.
—Lo siento, no quise hacerlo, Nathan… —se disculpó la chica, tapándose la boca y girándose para ver al grupo de amigos. Nino fue el único que levantó la mano y saludó como si aquello no significara nada.
—Miri… No te voy a dar eso que tanto quieres por al menos un mes… —finalizó el rubio, sentenciándolo de una forma tan seria que al propio Nathaniel le recordó a alguien, ¿pero a quién?
Adrien si se asustó, esa forma de hablar y de decir las cosas le habían recordado a su propio padre.
Pero, todavía quedaba un cabo suelto.
—¡No puede ser! —pronunció el villano akumatizado, riendo de forma tétrica y aumentando sus tormentas heladas—. Todo este tiempo estuviste frente a mí, y no lo vi.
—Ya sé lo que vas a decir, y no te voy a dar el gusto —expresó el rubio, deteniendo su bastón y girándose hacia el grupo de amigos—. Discúlpenme por no haberme presentado en su momento, me llamo Nathan.
Nathan Agreste...
Arco II – Festival de Locuras
Parte I – "No juegues con el tiempo"
01-02-2024
