CAPÍTULO 1: SENSACIÓN DE DÉJÀ VU
Ambos se miraron dubitativos, ninguno de los dos sabía bien cómo proceder en aquella situación pues, aunque era nueva para ellos, sabían de sobra que algún día llegaría. A pesar de ser conscientes de ello seguía siendo algo difícil de asimilar.
El extraño aura de inseguridad y nerviosismo que llenaba la habitación les mantuvo en silencio por un largo rato, hasta que él tomó tímidamente las manos de la chica y sin levantar su mirada de estas de éstas, observando con detenimiento la alianza de compromiso en el dedo anular de la mano izquierda de ella, suspiró.
—Creo que... —tragó saliva mientras recordaba la primera vez que la vio vestida así— esta escena ya la hemos vivido antes— añadió esbozando una sutil y desconcertada sonrisa.
—Sí— contestó ella fijando también sus ojos marrones sobre sus propias manos, las cuales estaban siendo acariciadas tiernamente por las del muchacho. —Ha pasado algo más de un año de aquello, y a pesar de ello, para mí ha pasado tan rápido que me han parecido sólo unos pocos meses— dijo dejando escapar un suspiro tras su última palabra.
Ranma alzó la mirada sin soltar en ningún momento las manos de su prometida, sintió la seguridad suficiente para no cesar las caricias porque ella no había rechazado el gesto, entonces tragó duro, y tratando de aparcar toda su timidez y sus dudas, habló.
—Al menos tuvieron la consideración de dejarnos terminar el último curso antes de obligarnos a... a ello —espetó cargando sus palabras con evidente resignación. Akane asintió.
—En parte es culpa de que el dojo haya ganado tanta popularidad en los últimos meses. La aparición de la federación japonesa de artes marciales por casa fue un punto de inflexión para que nuestros padres apresuraran... —hizo una pequeña pausa cuando encontró una parte de su discurso difícil de pronunciar— nuestra boda.
—Lo estás haciendo muy bien —opinó él halagándola con sus ojos todavía clavados en él anillo.
—Tú también lo estás haciendo genial... —apretó ligeramente las manos del muchacho antes de continuar— he mejorado mucho desde que comenzaste a tutelar mis entrenamientos.
Los dos alzaron la vista al mismo tiempo y sus ojos se encontraron por el camino, y tan rápido como habían alzado la vista cada uno giró el rostro para un lado distinto. Ambos esbozaron una sonrisa casi imperceptible.
Tenían una afinidad y sincronía entre ellos difícil de explicar, y lo sabían, según pasaron los meses tras el incidente del Monte Fénix su relación se fue afianzando. No habían acortado en distancia física, pero sí en la emocional, el uno estaba para el otro cuando era necesario, y aunque sus peleas no desaparecieron, sí que fueron suavizándose. No obstante, ninguno quiso hablar nunca de ello, les bastaba con entenderse.
El cumplido que su prometida le había devuelto le hizo ponerse un poco nervioso.
—Pobres infelices —una escueta y seca risa escapó de su garganta—, con aquello de querer celebrar la boda en estas fechas, olvidaron por completo la luna de miel, con todos los eventos en los que tenemos que participar próximamente pasará un buen tiempo hasta que podamos... tener la nuestra— rio el joven soltando una de las manos de la muchacha para atusarse el cabello al mismo tiempo que un leve azoramiento comenzaba a subir por sus mejillas. Ella rio con él.
—Es cierto, me tienen harta con todo eso del heredero —añadió ella mirando a los ojos de su prometido. Él aguantó la mirada.
—¿Dónde crees que nos habrían enviado de viaje este montón de locos? —preguntó él alzando la voz notablemente al pronunciar la última palabra.
—Supongo que... —se aclaró la garganta fruto del nerviosismo— a un destino con clima bastante lluvioso— terminó de contestar Akane totalmente segura de su respuesta—. No querrían que saliésemos a divertirnos y hacer turismo, eso podría truncar sus planes de que volviésemos del viaje con su deseado heredero ya gestándose—. Ambos se echaron a reír entre divertidos y nerviosos, y es que su familia era tan predecible que, sin duda alguna, los creían capaces de elegir un destino con una previsión de clima horrendo para que no saliesen del hotel en toda la luna de miel.
En un arrebato de curiosidad y tras rascarse ligeramente la nuca, como si hubiera meditado la cuestión previamente, Ranma se atrevió a preguntar.
—¿Qué destino elegirías para la... luna de miel si pudieses decidir dónde ir?
Sin dejar siquiera que ella pudiera abrir la boca para responder volvió a pronunciarse de manera trastabillada intentándose justificar—. Es mera curiosidad.
Aunque no terminó de entender por qué su prometido tenía interés en ello, ya que obviamente ellos no podrían decidir ni tan solo sobre este aspecto, se animó a contestar.
—Quisiera viajar fuera de Japón sí o sí —. Él la miró esperando argumentos, alguna justificación a su respuesta, así que ella se vio medio obligada a darle más detalles— Me encantaría visitar cierto país europeo —añadió.
La respuesta sorprendió al chico de la trenza, ¿querría su prometida viajar a Francia tal vez? ¿Pudiera ser que anhelaba una luna de miel en la conocida como «ciudad del amor»? siguió profundizando en sus pensamientos perdiéndose entre ellos al ser asediado por esas ideas...
¿Y sí realmente ella quería una auténtica luna de miel? Parecía una locura, empezaba a creer que sus pensamientos estaban descarrilando por un camino incorrecto, pensó que probablemente los nervios previos a la boda le estaban pasando factura. Por su puesto que Akane no quería ir a París porque fuese la «ciudad del amor», pero a pesar de ello había algo su cabecita que deseaba ligeramente que aquellos pensamientos que creía equívocos fuesen en realidad completamente reales.
¿En qué diablos estaba pensando? Todo ese estrés generado con el asunto de las nupcias le estaba volviendo completamente majara, era consciente de que comenzaba a pensar en cosas que estaban fuera de toda lógica, cosas que delante de Akane jamás aceptaría haber pensado.
Intentó escapar del enmarañado callejón sin salida que su propia mente había originado a raíz de aquellos pensamientos— ¡El caso es que su plan para un heredero inmediato ha fracasado! —exclamó sonriendo victorioso como si hubiera ganado una importantísima batalla, tal vez, incluso la guerra.
—Alto ahí Saotome, no tan rápido —dijo Akane divertida entre risas mientras liberaba una de sus manos para colocarle con el más tierno de los gestos las solapas de la chaqueta del esmoquin—. Ten por seguro que nos mandarán de luna de miel a la mínima que nuestros compromisos sociales y de trabajo nos dejen algunos días libres contiguos —. El chico alzó una ceja y trató de contestar, pero ella se adelantó y posó su dedo índice sobre los labios del muchacho acariciándolos sutil y tímidamente para acallarlo—. Y lo más importante, e inminente ahora mismo... —hizo una breve pausa, se sonrojó tenuemente y se alejó un poco de Ranma retirando con sumo cuidado el dedo que previamente situó en sus labios para mantenerlo callado —la noche de bodas —susurró en un tono prácticamente imperceptible.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal del trajeado artista marcial de arriba abajo y su reacción fue alejarse instintivamente un par de pasos de su prometida, se tropezó, pero mantuvo el equilibrio. El rubor en las mejillas de ambos subió conjuntamente como la espuma. Ranma había entendido perfectamente a qué se refirió la pequeña de los Tendo.
—¡N—no había pensado en ello, la verdad! —exclamó rojo de vergüenza y rabia por igual.
Hubo un silencio un tanto incómodo entre los dos, hablar de relaciones maritales se postulaba como materia pendiente para ambos, un tema bastante peliagudo.
—Espero que no hagan nada raro —espetó él. Ella lo miró extrañada.
—¿A qué te refieres?
El joven chascó la lengua y resopló hastiado, conocía demasiado bien a su padre y al señor Tendo.
—Temo que intenten envenenarnos —explicó acongojado.
—¿Envenenarnos? ¿Para qué? —Akane un tanto confusa parpadeó repetidas veces al tiempo que trataba de encontrar la lógica al temor de su prometido—. ¿No es el día que tanto ansiaban? —Ranma gruñó levemente, se encontraba molesto, pero no era por las preguntas de la joven.
—Son capaces de utilizar cosas un tanto...
—¿Un tanto...?
Ranma, visiblemente nervioso entrelazó sus manos y empezó a mover erráticamente los pulgares, miró por un par de segundos fijamente a los castaños ojos de la chica y tras tragar saliva apartó la mirada.
—Afrodisíacos —manifestó tartamudeando. Intentó evitarlo con todo su ser, pero no pudo evitar imaginar qué podría ocurrir esa noche si sus familiares finalmente optaban por un plan de esas características, creyó estar al borde del derrame nasal al más puro estilo viejo verde de los manga.
Se volvió a hacer el silencio y la pareja se miró fijamente a los ojos. Sus mejillas se tiñeron de modo frenético con un rubor candente.
Si bien estos últimos meses su afinidad emocional había mejorado, definitivamente su relación a nivel físico seguía estancada en el mismo punto donde estaba tras su vuelta de la batalla contra Saffron. Aunque de tanto en tanto sí se tomaban de la mano, no habían llegado al punto de darse un casto y puro beso todavía. ¡Bastante esfuerzo tenían que hacer ya para reunir el valor necesario solo para darse de la mano, enfrentándose en el proceso a sus más fuertes inseguridades, como para tener que hablar de relaciones íntimas!
Definitivamente estaban de acuerdo en que era muy pronto en ese aspecto para casarlos, a pesar de que los padres de ambos creían que sólo les faltaba un empujoncito para que comenzasen a soltarse más en la relación. Sus familias tenían la esperanza de que al obligarles a realizar cosas juntos como marido y mujer la relación se asentaría y comenzaría a funcionar por sí sola.
Había una duda que rondaba aprensivamente por la cabeza de ambos ¿Y si sus padres estaban en lo cierto? Tan solo el sopesar que aquello pudiera ser correcto hacía que ambos jóvenes quedasen totalmente desencajados, y es que todo eran dudas, inseguridades y bochorno.
¿Qué tan real era la posibilidad de que acabaran acostándose esa misma noche? ¿Era verdad que se podía tener sexo sin amor? Y si uno de los dos sí estuviera enamorado pero no fuera correspondido, ¿seguiría siendo factible que el deseo guiase sin contratiempos una hipotética noche juntos? ¡En cualquier caso celebrar esa boda era una absoluta locura!
Los pensamientos caóticos amontonándose hicieron que, como era costumbre tras el anuncio de su compromiso desde que llegase al dojo, la inseguridad tomase la palabra del chico de la trenza.
—Entiéndeme bien Akane, no es que yo quiera... —tartamudeó antes de seguir— ya sabes, hacerte... —repentinamente ella frunció el ceño ante las palabras y la reacción reacia del joven. ¿Tal vez él no sentía ese tipo de atracción física por ella? La sensación de decepción y el disgusto que la invadieron al pensar en esa probabilidad fueron tan grandes que le dio un manotazo y tomó distancia alejándose tanto como pudo de él.
Pero no midió bien, definitivamente un traje occidental de boda con una larga y blanca cola era un peligroso enemigo cuando la torpeza se encontraba entre los aliados. Trastabilló hacia atrás pero no cayó al suelo, antes de ello el muchacho se adelantó con un ágil movimiento, hizo gala de sus envidiables reflejos de artista marcial agarrándola de las muñecas y evitando que diera un culetazo contra el piso de la habitación.
A pesar de lo amable del gesto de su prometido Akane le mandó una mirada asesina, y en cuanto recuperó el equilibrio, visiblemente enojada movió bruscamente las manos para zafarse del agarre de muñecas que evitó su caída.
A Ranma no le gustó en absoluto esa reacción de rechazo, se sintió herido, así que se cruzó de brazos y giró el rostro con aires de grandeza apartando la mirada en el proceso.
—Además de nada sexy y torpe eres una desagradecida —le recriminó dolido. Él solo estaba intentando explicarle que no tenía qué temer nada, a su manera, porque el don de la palabra no era una de sus mejores armas.
El para nada bonito comentario terminó por ofender del todo a la chica de cabellos cortos— ¡Imbécil! —exclamó elevando varios puntos la voz, a solo un paso de convertir aquel insulto en un grito.
Sus instintos homicidas hicieron que fijara una afilada mirada sobre él y el despecho quiso tomar el control de la situación y la revancha en su nombre, haciéndola escupir estas palabras por la boca —¡Ni se te ocurra pensar que esta noche ocurrirá algo entre nosotros dos! ¡Pero ni esta noche ni nunca! —expresó tajante.
Él liberó una escueta carcajada de carácter prepotente y situó su mirada sobre sus desafiantes ojos marrones para involucrarse en la batalla visual que ella había comenzado.
—Como se te ocurra intent... —antes de que ella terminase su frase, Ranma con el pecho hinchado por el despotismo y el más infantil de los orgullos, cortó con muy mala educación y modales lo que estaba diciendo la chica— No me interesa en absoluto tener contacto físico con una marimacho nada femenina como tú— mintió de forma convincente, al menos a su prometida le pareció que él estaba totalmente convencido de lo que decía; no tenía ni una pizca de interés en ella como mujer.
Ofendida bramó furiosa, alzó una de sus manos preparándola para darle una fuerte bofetada y justo cuando la palma de su pequeña mano estuvo a milímetros de impactar sobre el rostro del chico, una de las manos de éste la agarró del brazo con la fuerza suficiente para frenar el bofetón.
El no conseguir acertarle la enrabietó todavía más, el estúpido de su prometido había vuelto a reírse de ella insultándola y por si fuera poco se burló de su feminidad, no permitiría que la afrenta no fuese castigada. Forcejeó inútilmente tratando de terminar el recorrido de su mano para llegar a golpearle el rostro, pero efectivamente fue inútil. La fuerza que él estaba ejerciendo sobre su brazo impedía que lo moviese, aunque no era suficiente fuerza como para lastimarla sí era suficiente para impedir que lo golpease.
Ella no podía más, sentía que echaba chispas, aquella situación la hacía sentir todavía más humillada.
Él con aparente serenidad acercó su rostro al de ella para que sus miradas quedasen lo más cerca posible. Sus penetrantes y apaciguados ojos azules hicieron que un inesperado escalofrío recorriese el cuerpo de Akane.
—Tonta —dijo dibujando una jocosa sonrisa y arrastrando la última letra.
La chica arrugó el ceño contrariada al tiempo que el joven se acercaba cada vez más peligrosamente a su rostro, se acercó tanto que sus labios quedaron a escasos milímetros. Los dos pudieron sentir los cálidos fogonazos del aire escurriéndose entre sus labios entrando y saliendo a causa de sus respiraciones.
¿Cuándo se volvió Ranma tan atrevido? ¡Estaba invadiendo su espacio personal más de lo que lo hacía habitualmente! ¿Dónde estaba la vergüenza y falta de valor que arrastraba por norma general su prometido cuando las situaciones se volvían más íntimas? Ante lo inesperado de la situación su reacción fue alzar de forma ágil la mano que tenía libre para propinarle el cachetazo que no pudo darle previamente con la que él había apresado e inmovilizado.
Él volvió a ser más rápido que ella, capturó también su otra mano por la muñeca antes de que pudiera acercarla siquiera a su rostro. Su insoportable sonrisa pedante se volvió triunfal. Mientras ella forcejeó, él mantuvo el agarre de ambos brazos y la hizo desplazarse de espaldas lentamente hasta chocar con la pared opuesta a la cama.
—Si quisiera podría hacértelo ya mismo —afirmó manteniendo la soberbia en sus palabras y sonrisa.
Si ese maldito pervertido pensaba que ella cedería a su fuerza bruta estaba muy equivocado. La mirada de Akane estaba cargada de rabia y era auténticamente desafiante, se sentía como una presa jugando sus últimas cartas ante un hambriento depredador. No se dejaría asustar por la fuerza del cuerpo de un hombre. ¿Qué se había creído, que podría abusar de ella por la fuerza? ¡Jamás!
—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —inquirió en un tono que acobardaría al más temible de los guerreros. La sonrisa y mirada arrogante de su prometido no cambiaron ni un ápice.
Fueron tan solo unos segundos más los que tuvo que aguantar la tensión del momento hasta que él aflojó el agarre sobre su brazo y muñeca. Según los liberó se dejó caer sobre el suelo riendo a sonoras carcajadas. Estaba llorando de la risa, no podía contenerse, tuvo hasta que agarrase la zona abdominal para evitar sentir dolor de tanto reír.
El destello retador desapareció de la mirada de ella, pero su enfado llegó al límite más alto, estaba iracunda.
—¡¿Consideras gracioso acorralarme contra la pared haciendo uso de tu fuerza e insinuado que podrías... —tartamudeó con impotencia al cavilar sobre las intenciones que podría haber tenido su prometido— ¡Maldito idiota! —bramó colérica al perder la concentración durante el regaño.
El chico de la trenza, vestido con esmoquin blanco para su boda, seguía tirado rodando por el piso, casi se podría decir que estaba muriendo de un ataque de risa.
Sin embargo, a la benjamina de la familia Tendo no le hacía ni pizca de gracia la situación que acababan de vivir, se había sentido vulnerable. Por un momento había creído dejar de conocer realmente al muchacho con el que contraería matrimonio en pocas horas. Aunque había pasado un ligero miedo, le tranquilizó saber que aquella escena fue cosa del infantil carácter del idiota de su prometido. Hablando mal y pronto; era un puto payaso.
Un golpeteo en la puerta de la habitación de Akane les sacó de la cómica, al menos para él, situación, que estaban viviendo. Ambos miraron hacia la puerta ya algo más calmados mentalmente, aunque con el corazón algo agitado; ella por la inquietud generada con la incómoda situación vivida, y él porque llevaba rato tirado por los suelos riendo sin control alguno.
—Muchachos, id terminando lo que sea que estéis haciendo—, hizo una pausa totalmente planeada en la que se le escaparon unas risitas— eso que por las risas de Ranma parece tan divertido. En pocos minutos comenzaremos con la ceremonia— indicó desde el otro lado de la puerta la voz de la mediana de las hermanas Tendo. El tono de sus palabras fue ligeramente jocoso.
Otra voz femenina sonó también desde el lado de la puerta donde se encontraba Nabiki— Muchachos, recordad que todavía no estáis casados —mencionó la mayor de las hermanas en un intento por evitar cualquier acto que a sus ojos no era decente antes del matrimonio.
Akane algo nerviosa ante las insinuaciones de sus hermanas alzó la voz para aclarar la situación— Enseguida salimos. Tranquila Kasumi, todo va bien —dijo para intentar evitar comentarios fuera de lugar por parte de su otra hermana, cuyo pasatiempo favorito parecía ser hacerle pasar vergüenza a la joven pareja.
Cuando escucharon alejarse los pasos de quienes les habían sacado de aquel extraño y privado momento de broma, Akane volvió a mirar a Ranma con auténticas ganas de estrangularlo. Él se levantó del suelo, se sacudió la ropa y le regaló una tierna sonrisa, como si simplemente fuera un niño travieso disculpándose por una travesura. Ella tragó saliva y ablandó aquella feroz mirada que le estaba echando.
—¿Sabes que eres un completo imbécil y un maldito pervertido? Lo sabes ¿verdad? —el chico elevó los hombros y ladeó levemente la cabeza, aparentemente dándole la razón a los comentarios de su prometida.
—Tenías que haberte visto la cara, hiciste una mueca de berrinche increíble —dijo seguido de una estridente risotada—. ¿De veras creía que te haría algo?
—¿Disculpa? Me inmovilizaste y acorralaste —dijo indignada realizando un brusco aspaviento con los brazos—. Teniendo en consideración que eres un pervertido, ¿cómo esperabas que me lo tomase?
—No me llames así —instó—, aunque gracias por confirmar mis sospechas —. Akane arqueó una ceja instándole a continuar lo que tuviera que decir.
—Akane, eres tontísima. Muy tonta, realmente tonta —afirmó Ranma con el brillo en los ojos de quien hace un descubrimiento sublime y útil para la humanidad, uno que quedará grabado para la posteridad en la historia.
La joven volvió a poner cara de pocos amigos y tomó a su prometido violentamente del cuello de aquella oscura camisa que vestía bajo la chaqueta del esmoquin. Él sonrió y se sonrojó a pesar de que el gesto de su prometida avisaba de que pronto un puño impactaría derecho sobre su mandíbula.
—¡¿Ves cómo eres tonta?! —exclamó entre molesto y abochornado—. Si no tengo siquiera valor suficiente para robarte un beso...—alegó echándole una mirada fugaz a los labios de la muchacha y levantando la vista al techo después— ni para hablar de mis sentimientos sin desdecirme después...— exclamó en un tono de voz que fue mermando hasta el susurro—. ¿De verdad crees que puedo mostrarte, sin morir de vergüenza, si siento o no siento atracción hacia tu persona? —bajó la mirada y cerró los ojos, su rostro estaba completamente colorado —Boba, que tú me conoces bien... piénsalo.
El puñetazo de su prometida nunca llego, en su lugar le soltó el agarre al cuello de la camisa. Y ella casi sin darse tiempo a procesar las palabras del chico, se sonrojó furiosamente.
Abriendo los ojos, pero sin retirar la mirada del suelo, Ranma se le acercó en silencio y la estrechó con firmeza entre sus brazos, sonrió tímido al tiempo que Akane recostó la cabeza sobre su pecho. Esto ponía punto final a una discusión estúpida, como todas las que tenían, que había surgido de una broma mal ideada por un lado e incomprendida por el otro.
Ese afectuoso abrazo, en el que ambos cerraron los ojos, era su reconciliación, sin duda estaban reconciliándose. Estaban muertos de miedo ante la inminente ceremonia de casamiento.
Tras varios minutos abrazados y varios amagos de entablar conversación, el muchacho tragó saliva antes de hablar definitivamente para sugerir romper el abrazo.
—C—creo que deberíamos ir saliendo, nos están esperando. ¿Te parece bien? —. Ella asintió con la cabeza, pero no se separó ni un milímetro de él.
—Pues yo creo...—. Ranma la observó atentamente—. Que deberíamos ensayar el beso antes de bajar...
El chico no esperaba en absoluto que Akane fuese a proponerle eso. Quedó perplejo al tiempo que el corazón casi se escapa de su pecho, latía desbocado, sus pulsaciones escalaron de manera exagerada.
Era normal, su prometida estaba pidiéndole que la besara, ahora. No lo había entendido mal, ella quería recordar aquello como algo íntimo, y la verdad era que, si no lo remediaban, el beso durante la ceremonia de su boda sería su primer beso y además sería delante de un motón de testigos.
—No quiero compartir con nadie más nuestro primer beso— agregó Akane. Ranma tragó duro y asintió con la cabeza, podía sentir el calor del rostro de su prometida sobre su pecho a través de la tela de la camisa.
—Yo tampoco... —el muchacho desvió la mirada sin romper el abrazo— Si estás segura y no te molesta... Yo también quiero que nuestro primer... —tragó saliva con dificultad— nuestro primer beso sea solo nuestro —ratificó.
Muy lentamente se separaron lo suficiente para contemplarse el rostro de forma mutua, confrontando sus miradas, y fue entonces cuando un controlado rubor se manifestó en las mejillas de ambos.
Ninguno de los dos quería que fuese así, su primer beso en cualquier caso debería ser algo único entre ellos, un recuerdo especial y privado.
Así que estaba claro, darían aquel importante paso para su relación allí y ahora; solos, con ellos mismos como únicos espectadores y testigos de su primer beso. Querían y necesitaban privacidad para ello.
Temblando de miedo y emoción Ranma tomó con la mayor delicadeza que pudo el rostro de su prometida entre sus manos, su sonrisa tímida encajaba a la perfección con el rubor de su cara. Ella reaccionó de la misma forma, le devolvió la más tímida de las sonrisas a la vez que el sonrojo de sus mejillas se volvía más intenso. Rodó los ojos hacia un lado para evitar establecer contacto visual con la mirada del chico, estaba tan nerviosa que no podía mantener la vista fija en aquellos azulados ojos que la atravesaban asustados aunque completamente decididos.
—Cierra los ojos —ordenó él con falsa autoridad. Ella afirmó con un leve sonido gutural.
Akane obedeció, cerró poco a poco los ojos y se dejó guiar por el movimiento de las manos del muchacho, ladeando levemente su rostro al tiempo que iba siguiendo el camino hasta acortar a cero la distancia que los separaba. Definitivamente sus labios entraron en contacto como si de una leve caricia se tratase, se rozaron lenta y delicadamente.
———————————————————————————
Cinco años después de que borrase la primera versión de este fic que comencé en 2016, con el Remake a la vuelta de la esquina, y recordando el cariño con el que tratasteis este fanfic entre 2016—2019, aquí os dejo el primer capítulo reescrito.
No se cuándo podré redactar y subir el resto de los capítulos. Reescribir esta historia tiene bastante trabajito, así que tomadlo con calma. I'm back.
¡VIVA RANMA, CARAJO!
