A mi Señor Jesucristo, gracias Dios por permitirme regresar.

Salmo 28:7Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. Debemos dar gracias a Dios porque él nos da las fuerzas que necesitamos en medio de cualquier circunstancia.

Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.

El deber de un jounnin.

Mis primeras misiones como jounnin no fueron como líder. Haruno sensei nos siguió acompañando unas cuantas misiones más, Minato sensei así lo estipuló el día que me ascendieron; no puedo decir que aquello no me sorprendió, tampoco que me agradó y desagradó por completo. Tener a mi maestra a mi lado por más tiempo siempre me ha gustado, pero ser jounnin para mí implicaba estar un peldaño arriba de mi formación ninja.

Al día siguiente de llegar nos presentamos todo el equipo en la gran torre; aquel día el Hokage, Obito, Rin y yo escuchamos lo que mi maestra insistentemente confirmaba como verdad: mi ascenso. Entre felicitaciones y festejos cortos y tranquilos Minato sensei nos indicó que llevaba tiempo "pensando" mantener a mi mentora un poco más con nosotros.

—Solo unas cuatro o cinco misiones, sirve y Kakashi es asesorado correctamente.

—Pero, Hokage sama, no creo que eso implique un gran cambio…

—Haruno san, sus palabras me alegran mucho— dejó en una sonrisa —, declaran abiertamente la confianza que tiene en Kakashi…

—Sí, Hokage sama— aseguró con seguridad.

—Aunque aprecio su sinceridad y confianza, no cambiaran mucho mi decisión; yo confío en él tanto como usted, sólo unas cuantas misiones más –sonrió—. Después, después le reubicaremos a usted en el hospital, donde igualmente necesitamos urgentemente de su ayuda.

Sin comprender mucho las órdenes del líder no nos quedó de otra más que aceptar, después de todo el deber de un shinobi es acatar órdenes, no cuestionarlas.

El rostro de Haruno sensei se tornó un tanto extraño, difícil de comprender del todo.

—Sakura,— habló la concejal despertándola momentáneamente —, no pongas esa cara, créeme que cuando te asignemos al hospital extrañaras por mucho tu trabajo como sensei…

-Sí, Tsunade shishuo…- dejó en una sonrisa, una que después se intensificó -, por cierto, aprovechando que estamos la mayoría, me gustaría invitarlos a una pequeña fiesta que pienso organizarle a Kakashi kun –aquello me tomó por sorpresa, nunca lo hubiese imaginado en esos momentos -, será hoy en la tarde, ya tengo todo, solo…bueno, solo necesito un lugar donde hacerla- se sonrojó sonriendo nerviosamente.

Obviamente que aquello era por lo complicado que sería sobrellevar la presencia que su padre representaba en todo eso.

-Me parece una gran idea- apoyó el Kage mientras se reía de mi sorpresa.

Nunca esperaría algo como una celebración de parte de mi mentora al subir de rango, aún después de ya conocerla por varios meses, a lo mucho unos obsequios u otro detalle, pero siempre iba y va más allá de lo que espero.

Fue así como terminé en el departamento de Minato sensei y Kushina san. Mi mentor se ofreció como anfitrión dado que Haruno sensei no tenía idea de donde llevar a cabo su celebración no tan bien planeada. No podían culparla, simplemente su hogar no era lugar para mí, nunca me recibirían del todo gustosos, menos aún por motivo de un festejo en mi nombre.

Kushina san y ella lograron ponerse de acuerdo y en esas pocas horas organizaron una buena comida y una agradable convivencia entre nosotros, un buen recuerdo que ambos conservamos. Lo único desagradable o que hubiera querido cambiar, es la presencia de su entonces prometido, Sasuke Uchiha; en aquel entonces aún tenía la cortesía de cumplir con esas cosas tan importantes para ella.

Una música agradable sonaba en el departamento, algo cursi, por cierto (como muchas cosas que le gustaban a Minato sensei); sin importarle mucho las opiniones y críticas respecto a sus gustos musicales, invitó a bailar a su embarazada esposa, quien puso mil y un excusas para no hacerlo, pero que fueron inútiles ante la terquedad de su esposo, era bastante terco si se lo proponía, de ahí la insistencia y perseverancia que demuestra su hijo; finalmente logró convencerla.

Entre sonrojos de Kushina san, y quejas de su abultado vientre (ya tenía varios meses de embarazo) bailaron avanzada la tarde. Todo aquello, la fiesta y el baile, me parecía algo incómodo, extraño, simplemente no me gustaba ser el centro de atención en esa clase de eventos.

Viendo a los danzantes me entró la nostalgia ante un lejano recuerdo que entonces ignoraba que tenía, eran mis padres danzando en la sala, con la ventana abierta y el sol en ella delineando sus figuras. Con el sentimiento agridulce que me dejaban los recuerdos de mis padres decidí pensar en el presente logrando borrar los fantasmas de ellos en las siluetas de los Namikaze.

Repentinamente fui consciente de las palabras de Rin (ella y Obito estaban a un lado mío), de que Haruno sensei aparentemente no estaba en la habitación. No lo había notado hasta que Rin mencionó algo referente a lo romántico que era ver que a las parejas.

—Solo vean los rostros de Kushina san y Sakura sensei, — dijo Rin, yo busqué a mi maestra, pero ya no estaba —, debe ser tan bello bailar—suspiró—, y tan agradable que te inviten…

Aquellos ojos soñadores no podían indicar otra cosa, quería bailar conmigo, incitándome a que le hiciera la petición, así que hice lo que mejor hago: ignorarla y delegar las actividades que no me son del todo apetecibles, por decirlo de una manera.

-Ya lo creo- contesté con una sonrisa -, apuesto que Obito ya no tiene dos pies izquierdos- la sonrisa de Rin pareció desaparecer y reaparecer en Obito.

-Pero…Kakashi…- insistió ella.

-Pues ahora que lo dices- habló mi amigo, silenciándola -, he estado practicando mucho y…

-Que bien- los interrumpí -. Tengo que ir al baño, mientras puedes mostrarle a Rin tus avances.

Quería salir de la situación y buscar a Haruno sensei, además de que también quería ir al baño y ayudar un poco a Obito, quien tenía bastante tiempo queriendo bailar con Rin, pero era tan torpe que ni podía invitarla.

Finalmente encontré a mí maestra, estaba en el pequeño balcón, danzando en ese pequeño espacio (de ahí el comentario de Rin), si bien verla bailando con él no era agradable, debía admitir que ella lucia hermosa y graciosa, como una pequeña bailarina de porcelana, de esas de las cajitas musicales que les das cuerda; por un momento olvidé al Uchiha, mirándole solo a ella, ocasionalmente la figura de su acompañante no era él, sino yo, algo bastante cursi y bochornoso ahora que lo pienso.

Justo terminó la última vuelta y se detuvo abrazando a Sasuke, sonriéndole y regalándole un beso rápido y coqueto, fue cuando desperté. Aquello me revolvió el estómago. Se le veía feliz, inmensamente feliz, sonriendo y acariciando con sus pequeñas y blancas manos los cabellos negros de él. Al verla entre los brazos de Sasuke me di cuenta de la irremediable verdad que venía tratando de no pensar: ella simplemente era mi maestra.

Nunca sería algo más que eso, claro, quizá una amiga y compañera, pero nunca lo que yo quería, como la veía, lo que deseaba. Yo no sería tan importante para ella como ella para mí. Sintiéndome completamente bobo y dolido regrese con mis contemporáneos.

-Lo siento, lo siento- se disculpaba mi amigo con timidez.

-No...importa, Obito.

-He practicado, de veritas que si…

-Si…se ve que has mejorado.

Mirando bailar tan torpemente a Obito me di cuenta de mi error y tomé una decisión: trataría de dejar mis sentimientos y pensamientos lejanos y sueños cursis y tontos en torno a Haruno sensei y prestaría más atención a cosas más importantes y de mi edad; me olvidaría de ella, de mis esperanzas y sueños estúpidos de ser yo a quien sus pequeñas y blancas manos le acariciaran los cabellos en un futuro no tan distante.

-¡Rin, lo notaste!, sí, sí, he mejorado, ¿verdad que sí, Rin chan?

Era un sueño bobo de niño bobo; tenía que madurar y la mejor manera, irónicamente, era convivir más con mis contemporáneos, y no con una mujer que me llevaba casi la década.

-Claro…- mintió ella.

Viéndolo así, invitar a Rin no sonaba tan mal, de hecho lo vi como el primer paso para mi nueva meta: olvidarla.

-Por supuesto que no- los interrumpí -, solo lo dice por cortesía.

-Kakashi- me llamaron ambos.

-¿Qué?- me alcé de hombros –. Obito, es mi turno.

A pesar de las duras miradas de resquemor de parte de Obito, logré arrebatarle de los brazos a su dolorida compañera de baile, quien, entre exclamaciones de alivio y sonrojos, aceptó muy contenta mis actos.

Así pasó la velada, hasta que a alguien (no recuerdo quien), se le ocurrió gritar que me dieran mis obsequios. El primero fue de los anfitriones.

-Felicidades Kakashi kun- dijo Kushina san abrazándome torpemente.

-Estamos orgullosos de ti Kakashi- dijo Minato sensei, extendiéndome un kunai extraño de tres puntas.

-Gracias.

-¡Eso es todo!- gritó histérica Kushina san, cambiando una vez más su ánimo -, dijiste que te dejara elegir y le das un kunai, ¡un kunai!

-Tranquila, tranquila, es un buen regalo- dijo nervioso, un poco abochornado (a pesar de pasar por eso tantas veces, y más en los últimos meses) ante sus gritos de loca y nuestro silencio de posibles víctimas asustadas.

-Si…- trate de auxiliar a mi sensei -, si, es un buen regalo Kushi…

-¡Cállate Kakashi kun!- me gritó amenazante -, es un kunai, ¡un kunai, por Dios!

-Pero es un kunai muy especial- respondió Minato sensei-, tu sabes lo que significa y…

-Sí, sí, sí, claro que lo sé- se cruzó de brazos -¡pero no deja de ser un sucio kunai!

-Querida…

-Pero es que tú dijiste…- y comenzó a llorar, ¡de la nada! -, dijiste que tú lo harías por mí, que no me esforzara ni preocupara por su regalo…que…que- hipó -, que sería el mejor, ¡y le das un kunai!- gritó molesta para después romper en llanto de nuevo –lo…lo que pasa, es que no confías en mi…¿verdad?

–No es eso, no…- susurró y corrió el riesgo de abrazarla -, ya sabes que tienes toda mi confianza. Es que no solo le di un kunai.

-¿No?

-No- sonrió.

-Es que le adelanté un poco mi regalo –le miré confundido y él sonrió -. Sí, me aseguré de que pasara una buena estancia en La aldea de la Roca; me las arreglé y le conseguí un buen hotel y una magnifica habitación, seguramente la pasó bastante bien, ¿no Kakashi?

Por un momento me quedé confundido, el hotel, según recordaba, no era muy lujoso, acogedor sí, pero nada del otro mundo. Asentí sin mucho.

-Aunque no puedo decir lo mismo de usted, Sakura san.

-Oh, oh, no se preocupe, no.

-Primero no le tenía contemplado, pensé que no iría, y cuando me dijo, pues quise remediarlo, pero no había más y…

-No, no, no hubo ningún problema, yo entiendo- dijo en una sonrisa -, de cierta forma fue mi culpa; además nos las arreglamos bien, compartimos habitación Kakashi y yo, no fue tan problemático.

-Oh, vaya, ya veo…- susurró Minato sensei -, que bien que le conseguí la mejor habitación, ¿verdad Kakashi?- y me sonrió de nuevo.

-Oh, oh, un gran regalo, sin duda alguna- siguió Jiraiya sama, sonriendo entre sorbo y sorbo de sake. Casi pude ver cómo me guiñaba el ojo, y entonces comprendí.

De alguna manera Minato sensei tuvo la gran idea de no reservarle habitación a mi maestra, conociéndola sabía que no se quedaría en Konoha y pediría acompañarme, y conociéndola de igual forma planeó que se quedaría conmigo al quedarse sin habitación.

Suspiré un poco cansado y avergonzado.

-Supongo que con los años esa clase de cosas simplemente las heredo de Jiraiya sama.

-¿O no te gusto Kakashi?- el sannin me dio una palmada en la espalda, con lo que se confirmó su participación en todo eso.

Asentí por obligación, tratando de no mirar a aquel par de sinvergüenzas que esbozaban sus sonrisas más socarronas, ni a mi mentora, porque si lo hacía ardería de pena y sonrojos. Pero debo admitir que tenían razón, fue un gran regalo y lo disfrute bastante, creo que es de los mejores que he tenido hasta ahora.

-Bien, bien, el que sigue, el que sigue- exigió ebria y desesperada la concejal; seguramente ella sabía del plan, pero nunca declaró nada al respecto.-Bien, te daré el mío- y del bolso sacó una enorme botella con gran y elaborado moño rojo –. Este es el mío, tómalo, disfrútalo con moderación- asentí y tomé la botella de alcohol.

-Tsunade shishuo…- susurró enojada Haruno sensei -, ¿no cree que es inapropiado regalarle una botella de sake?

-¿Inapropiado?- hipó –, pero si te di lo mismo a ti.

-¡Pero yo tenía 20!

-Nah- le restó importancia –, siempre le doy eso a los que suben de rango, es tradición.

-Pero es un niño y…

-Una tradición es una tradición, ¡deja de estar tan amargada y divierte un poco!, pareces más vieja que yo.

-Shishuo…no puedo permitir que…

-¡Déjaselo, no seas aguafiestas!…ah, Sakura, mi alumna estrella- suspiró pasándole el brazo por el hombro –, sino te quisiera tanto- y le apretó la mejilla.-Siempre tan buena en todo, con todo un alumno ya jounnin y finalizando una guerra.

-Bien, bien- susurró avergonzada ante el comentario de su ebria maestra -. Kakashi kun…solo…solo ten precaución con eso…¿ok?

-Si.

Y sonrió –yo también te tengo un presente- y antes de notarlo sacó de Dios sabe dónde una pequeña caja azul añil con un enorme moño blanco -Vamos, vamos, ¡ábrelo!- con cierta paciencia lo abrí -¿te gusta?, yo misma lo hice- dejó en un sonrojo.

Era una bufanda roja.

-Vaya…no sabía que tejías- dijo Kushina san.

-Mamá me enseñó.

-Te quedó muy bien.

-Gracias. Solo espero que Kakashi kun opine igual- asentí -. Sé que aún no es invierno, -dijo un tanto nerviosa y avergonzada -, además de que no es mucho, pero quería darte algo especial, y como es lo único que medio se me da.

-Está bien, sensei-

-Que bien que te guste- me sonrió –; felicidades Kakashi kun- de alguna manera sonreí-. Bien, bien, Sasuke es tu turno.

Resopló y asintió con pesadumbre extendiéndome una caja -aquí tienes.

-Gracias- y abrí el paquete -…es…un cactus muy bonito.

-Sakura insistió mucho, pero no se me da esto de los regalos.

-Ya veo por qué.

-No digas eso Sasuke, es lindo y le hará compañía a Kakashi kun, es un gran regalo.

-Sí claro, siempre quise un cactus.

-Feliz ascenso Kakashi. Ya eres un hombre. Toma mi obsequio- y Jiraiya me dio algo que si aprecié: un libro autografiado.

-¿Usted también, Jiraiya san?- cuestionó Haruno sensei.

-¿Qué?

-Ese libro suyo no es apropiado ni para adultos- bufó -, además ni se esforzó en su regalo, solo firmó un libro y ya.

-Tsunade, tienes razón, es una aguafiestas, esta alumna tuya no sabe apreciar lo bueno.

-Sí, pero la verdad que en esto si tiene razón.

-Hum…-gruñó el ermitaño.

-Ahora mi turno- habló Rin entregándome una caja-, es un equipo médico básico y practico, fácil de llevar y usar. Pensé que es útil, uno nunca sabe dónde y cuándo necesitará uno. Dentro vienen también unas pocas galletas que te hornee con mucho empeño, espero que te gusten.

-Claro.

-Galletas hechas por Rin chan- dijo Obito emocionado -, apuesto que saben deliciosas- quiso tomar una.

-Pues te quedaras con la duda- se la quité –¿qué no escuchaste?, las horneó con mucho empeño, solo para mí.

-Hum…- gruñó.

-¿Y bien?…Obito.

-¿Qué quieres Hatake?

-Espero mi obsequio, Uchiha.

-Darte un regalo es optativo, no obligatorio.

-Hum.

-Pero…Obito- dijo Rin -¿y la caja de chocolates que dijiste?

-Ah…este…

-¿Estos?- los mostró Haruno sensei, tomándolos de la repisa.

-No son para Kakashi- dijo Obito, quitándoselos -, son míos, los compré viniendo para acá y no quise regresar a casa solo para guardarlos.

-Hum- obviamente que no quiso dármelos por sus celos para con las galletas de Rin.

-Si Kakashi quiere chocolates- y empezó a comerlos -, que fe pompre unos, esfos son míooos.

-¿Para que quiero chocolates? Con estas galletas basta- y comí una, solo para molestarlo.

-Fu te lo fierdes-

-Además me alegra que no sean para mí. Chocolates solo regalan los novios a sus novias; aunque conociéndote, seguramente si podrías darme algo así,- se atragantó un poco y se sonrojó-, seguramente eres tan malo para regalar como para llegar puntual.

-¡Flaro que no!- gritó molesto -, alfun día te daré el mejor fegalo que te han dado.

-Ok, pero no me escupas chocolate en la ropa, que es nueva.

-¡Ya verás y fe fragaras fus palabras!

-Obito, no se habla cuando se come.

-Lo fiento, Satura…senjei, pero esfan fan dricos que…

-Obito, aquí dice que son con nuez- habló Sasuke.

-¿Sí, y eso que?

-Creí que mi tía dijo que eres alérgico.

Obito se atragantó –ah…este…no, no lo soy.

-¿Seguro?- preguntó Haruno sensei.

-Si, creo.

Está de más decir que Obito pasó esa noche en el hospital bajo los cuidados de Haruno sensei y sus promesas de futuros regaños y castigos por ser tan descuidado con su salud. Pero debo admitir que Obito tenía razón, poco después me dio el mejor regalo que me han dado en toda mi vida; lo dio durante la invasión a la aldea.

Tristemente y a pesar de querer borrarlo lo recuerdo claramente, cada minuto que fueron parte de ese suceso terrible, no solo para mi vida y amigos, sino para la aldea completa. Todo empezó aquel día que Kushina san entró en labor de parto. Minato sensei trató de ser lo más discreto posible con el embarazo y parto de su esposa, pero era casi imposible, sobre todo por el hecho del final de la guerra y las rencillas y rencores que aún quedaban en algunos bandos. Él sabía del riesgo que eso implicaba para todos, y lo que podía afectar en la fragilidad de la paz que acababa de lograrse.

En fin, que aquellos pergaminos que rescatamos en una pasada misión eran de suma importancia porque revelaban la información que se había tratado de mantener oculta, o, mínimamente, sumamente restringida; desafortunadamente aquella información si fue consultada por los enemigos de Konoha, nos engañaron; pensábamos que recuperábamos los pergaminos sin ser consultados pero era incorrecto, fue bastante obvio lo contrario al tener la invasión encima aquel día cuando Naruto nació.

Cuando se me citó ante la emergencia ya había destrozos vistosos y ruidosos en la aldea, reinaba el caos y las personas corrían hacia los centros de refugio. Fue de madrugada, pocas horas antes del alba. Hacía fresco y la luna llena era espectacular.

Me despertó el alboroto de la alarma de la aldea que pronto se opacó por el estruendo de los ataques. Miles de pequeñas rocas volaban en cientos de direcciones debido a las explosiones en los grandes edificios que amenazaban con venirse abajo con todo y llamas.

-Sensei, Dios…por favor, que este bien…Haruno sensei.

Entre el caos de civiles y ninjas, trate de ir contracorriente y presentarme donde me necesitaran, pero antes de eso ir a verla, encontrarla, no podía pensar en algo más que estar con ella y asegurarme de que estaba bien.

-Niño, ¡tu!- me jaló un hombre, un civil –¡estás loco!, vas donde la explosión, ve al refugio y…- me zafé de su amarre.

-Soy ninja, debo ayudar.

Corrí y corrí evadiendo los escombros, personas y animales que huían ante las explosiones, incendios y el derrumbe que había.

-El centro de la explosión…Sensei…- Rogué a dios porque estuviera bien, el epicentro de la explosión estaba del lado de la aldea donde ella vivía.

Un ruido ensordecedor me estremeció, miré hacia arriba y logré ver como uno de los montes vecinos se partía en dos dando a ver las 9 colas del Kyubi.

-Kushina san, Minato sensei- todo mi ser tembló al sentir aquella presencia imponente y furiosa que rugía con desesperación, poder y odio.

Nunca había sentido tanto miedo.

El gigantesco zorro rugía moviéndose continuamente, destruyendo y reduciendo a cenizas todo lo que se interponía a su paso. Muchos árboles volaron en todas direcciones ante su paso y avance, cientos de shinobis trataron de cerrarle el camino. La luna llena a su espalda relucía con ímpetu, tiñéndose poco a poco del rojo del Kyubi. Sus colas se agitaban rápidamente, clavándose en los tejados de las desafortunadas casas que ya empezaba a atacar.

-Es rápido- no podía moverme, el cuerpo no me respondía. Nunca vi tanta destrucción y muerte en tan pocos segundos. Parecían horas pero solo fue cuestión de segundos cuando aquel monstruo se liberó del monte vecino de la aldea y caminó un poco hasta llegar a las primeras casas de nuestra destruida y amenazada Konoha.

La guerra, el miedo y la destrucción nunca fueron tan tangibles como en aquel momento.

-El Kyubi- y entonces recordé algo que alguna vez escuché en voz de la Hokage y Haruno sensei.

-"Será muy peligroso, sabes de sobra el riesgo que enfrentaremos Sakura, además de que ha estado delicada, te necesitaré allí para asistirme"-

-"No faltaré, Tsunade shishuo, ¿quién lo sabe?"-

-"Nadie. Es información ultra secreta. El Hokage, Kushina, Jiraiya, tu y este entrometido de Hatake ¡que está escuchando detrás de la puerta como un vulgar ladrón!"

Ante la furia del Kyubi no fue nada el recuerdo de la mano del concejal Tsunade atravesando la pared y tomándome del cuello, atravesando conmigo la poca pared que se mantenía en pie; fue muy doloroso y sorpresivo.

-"¡Tsunade shishuo, suéltelo, lo matará!"

Haruno sensei saltó de su silla, al verme maltrecho en las manos de la concejal, quien me amenazaba muy seriamente.

-"Pequeño bribón, ¿qué te hace pensar que puedes espiar a tus superiores?"

-"¡Tsunade shishuo!"

-"Contéstame, anda, ¿o eres el espía que tanto buscamos?"

-"Déjelo, él nunca, suéltelo"- clamó tratando de soltarme.

-"¿Eres el traidor, eh niño?, ¡contesta!"

-"No puede hablar, por favor"

-"N…no"-dije guturalmente, apenas y podía respirar.

-"¡Lo está matando, déjelo!, ¡por favor!"

-"Bien…"- me tiró al piso –", pero si vuelvo a verlo de entrometido…"- dio media vuelta y salió por la puerta, que, irónicamente, seguía en pie –"Sakura por favor, trata de arreglar las cosas con discreción, y por el amor de Dios, trae a alguien que limpie este desastre"

-"Sí, sí, shishuo, sí, Kakashi kun, ¿estás bien?"- solo asentí débilmente –", mírate, te curaré"- pronto sentí su cálido chacra recorriéndome –", la próxima vez, por favor, sólo, sólo evita estar cerca de Tsunade shishuo cuando está estresada e irritable; se pone de pésimo humor y…"

-"Sensei, solo vine a informarle sobre Rin"-

-"Oh, cierto"- su semblante se suavizo un poco, con el brillo verde de su chacra iluminando su rostro –". ¿Cómo está?"-

-"Bien, un poco mejor, eso me dijeron"

-"Rin chan"- susurró –"me alegra que esté mejor, la iré a ver en la guardia nocturna ¿estás mejor?"

-"Si…"- me sonrió.

–"Kakashi, Hokage sama me dijo que aún no tiene reemplazo para Rin chan, tendrán que trabajar Obito y tu solos mientras consigo a alguien más"

-"Sensei…sé que no me corresponde decirlo o pedirlo, pero, Obito no aceptará a nadie más y yo…"

-"Sé que tú tampoco lo quieres Kakashi, pero…sinceramente, el estado de Rin chan"- negó con la cabeza –", no creo que pueda volver al campo de batalla; tal vez es lo mejor para ella"

-"¿Tan mal va?"

-"Si…"- suspiró y se sentó en el piso, la imité –", fui muy descuida con ella, no debí confiarme, ni creerle, debí revisarle mejor…"- se mordió el labio –", todo su talento…y ahora ella…"-

-"No fue su culpa, ni siquiera la concejal logró descubrir su engaño"-

-"Pero yo soy su maestra y se supone que médico…debí notarlo; ¿de qué me sirve ser "ninja de elite y médico" si no veo lo mal que están mis alumnos ni los protejo?, sólo mírate a ti en estos momentos, si no sé cómo Obito aún está al cien por ciento"

-"Sensei, no es su culpa. En todo caso, fue bajo mi jurisdicción cuando ella casi…"

-"No Kakashi kun…"- negó con la cabeza –", en las ultimas misiones veía su deterioro, pero confié en ella, logró engañarnos muy bien…Tsunade sama me lo advirtió cuando volvimos de tu examen", -se jaló el cabello, negando –", debí prestarle mayor importancia a sus palabras; Tsunade shishuo me recomendó darla de baja, mandarla solo a practicar al hospital, pero pensé que no era necesario, que estaba mejorando y que si la apartaba de ustedes caería en depresión y en un estado peor, por eso la dejé…"- unas lágrimas amenazaron con salirse de sus ojos, su puño golpeó el suelo levantando los escombros que su maestra había dejado –". ¡Y mira lo que hice!, nunca me perdonaré si ella pierde su oportunidad de ser médico…; desobedecí a Tsunade shishuo y confíe en mi intuición, y la expuse a las batallas, vaya intuición; y cuando dejé el equipo ni siquiera te avise de ello…"

-"Porque Rin se lo pidió sensei, ella me lo dijo"

-"Sí, sí, me lo pidió, pero no debí hacerle caso. Debí decirte, como su líder debías saber de sus dificultades y limitaciones y no te dije nada; eso estuvo mal, muy mal, fui egoísta contigo, mi deber era informarte, tú eras su nuevo líder no yo, te arrastre en esta culpa, perdóname Kakashi kun"

No dije nada, ciertamente tenía razón, como su nuevo líder ella debió decirme todo a pesar de los deseos de mí amiga, supongo que no quiso preocuparme o simplemente no lo consideró importante, no lo sé, nunca le pregunté.

-"Yo tampoco le pregunté"

-"No lo necesitabas, era mi deber. No debí dejarla participar ni siquiera en las últimas encomiendas que tuvimos juntos, menos en las tuyas; cuando te dejaron a cargo ella ya estaba muy mal, era inevitable que cayera, por muy bueno que fuera su capitán. Es toda mi culpa, solo mía. Nunca me perdonaré si su carrera como médico tampoco avanza, es lo único que le queda, yo, yo no me lo perdonaría"

Nunca he podido verla sufrir, por mucho que deteste andar haciéndola de paño de lágrimas y de animador, simplemente con ella es inevitable.

-"Sensei…usted misma lo ha dicho, Rin es muy talentosa, se recuperará así como supo cubrir su mal estado, yo confío en que mejorará; pronto la verá fuera del hospital y en el equipo, yo la cuidaré bien esta vez, no dejaré que le pase nada"

Suspiró –"Kakashi kun, ella nunca volverá a ser ninja, es definitivo, sería demasiado arriesgado para ella, sería solo, solo…"

-"Una presa fácil"

-"Si, exacto -"-murmuró con pesadumbre- ", lo bueno es que podrá dedicarse solo a la medicina, será la mejor doctora de nuestra aldea de su generación; Tsunade shishuo lo cree"

Sonreí.-"Eso es bueno, ¿no?"

-"Creo que sí; al menos Rin chan es lo que me ha dicho, es tan buena que incluso me consuela, encontraré la manera de ayudarla, ya lo verás"

-"Si, sensei"

Por un momento sonrió como desde hacía días no lo hacía, en realidad desde que Rin llegó por segunda vez al hospital a punto de morir; a duras penas lograron rescatarla, se recuperaba satisfactoriamente, pero nunca volvería a ser la misma.

-"Haruno sensei, ¿puedo preguntarle algo?"

-"Por supuesto"

-"¿Por qué estaba tan alterada la concejal?, más de lo normal"

-"Kakashi kun, yo, no puedo decirte es…es…"

-"Entiendo: información secreta"- Ella asintió. –". Por algo casi me rompe el cuello; habló sobre un espía, ¿tiene que ver con los pergaminos que recuperamos?"

-"Eres muy listo Kakashi kun, digamos que si…algo así"

-"También dijo sobre asistirla en algo importante, supongo que eso es lo ultra secreto"

-"Sí, algo así"- dijo sonriendo, haciendo que me olvidara un poco de mis adoloridos músculos.

Pisadas presurosas y repentinas nos interrumpieron, era Minato sensei -"¡Pero qué demonios pasó aquí!"

-"Fue Tsunade shishuo, Hokage sama, ya sabe que anda un poco…estresada"

-"No de nuevo…"-suspiró.

-"Lo siento Hokage sama. Traeré a alguien que limpie esto."

-"Se lo encargó Haruno san- y ella se marchó -, ¿y que te pasó a ti?, parece que te arrolló un tren"

-"Algo así Minato sensei, algo así"

Recordándolo fue que entendí a qué se refería, era obvio: el nacimiento del bebé del Hokage representaba un gran riesgo para la aldea. Kushina san estaría débil y eso significaba problemas con su control sobre el Kyubi.

-Haruno sensei debe estar donde Kushina san- deduje en un momento de lucidez.

Tsunade debía atender el parto, de ahí que necesitara la ayuda de Haruno sensei. Por un momento el alivio que sentí al saberla lejos de su hogar se escapó. Si, ella no estaba ahí, pero debía estar donde Kushina san, lo que era mucho peor.

-Tal vez ya esté muerta…- la realidad pesimista me golpeó.

No pude localizarla en ningún lado, ni a ella ni a su chacra; entre el caos, la muerte, el polvo y los rugidos del Kyubi, nada fue más importante que el hecho de que tal vez ya no volvería a verla.

Corrí esquivando toda clase de obstáculos, solo quería verla, saber que estaba bien. Sentía miedo, el miedo de no verla nunca más. Llegué rápidamente a unos cuantos kilómetros cerca de donde el demonio se movía, el ruido era ensordecedor y el aire estaba enrarecido a muerte. Estaba cerca del Bijuu.

Los árboles brincaban de lado a lado ante su presencia, la tierra se partía y el aire parecía desaparecer; ninjas de toda clase vi pasar y luchar en contra de aquella mole de energía, gran parte de ellos desapareciendo ante sus ataques; los gritos de miedo y muerte me nublaban los sentidos.

Fue difícil estar ahí, no sé cómo era posible a aquellos ninjas moverse y enfrentarse al zorro de nueve colas, tal vez los movía lo mismo que me permitió pasar y tratar de llegar donde Kushina san: el miedo de perder a ese ser querido, el miedo de morir antes de verla y saber que estaba bien.

-Sensei…- faltaba relativamente poco para llegar, pero nunca lo logré.

El Kyubi una vez más lanzó una bola de energía que terminó como explosión. La onda expansiva llegó hasta donde yo estaba y terminó por arrojarme contra los troncos rotos y semi-destruidos, quedé inconsciente sepultado en ese montón de troncos derrumbados, partidos, cenicientos.

No sé cuanto tiempo pasé bajo aquel montón de madera quebrada y negra, ni siquiera recuerdo cómo fue que me sacaron de ahí. Desperté inundado del olor a madera quemada, con el cálido sentimiento del chacra ajeno invadiéndote el cuerpo, era Rin.

-No, te muevas, no…

Su sonrisa de alguna manera me confortó ante la decepción de no ver a mi maestra. Mi amiga se movía con lentitud sobre mí, con sus pequeñas manos envueltas en hollín, sucias y olorosas, pero aun suaves y cálidas.

Su rostro, antes alegre y entusiasta, denotaba preocupación y un gran cansancio y esfuerzo, nunca volvió a ser la Rin de antes.

-Rin…tu…¿cómo?

-Shhh, quédate quieto…solo un poco

-Más le vale- dijo Obito apareciendo a su costado con las ropas gastadas, negras y malolientes, limpiaba sus visores solo logrando ensuciarlos más, los ojos le lloraban ante el humo, o al menos eso creía. –. Hatake, no me ensucié todo solo para verte malgastar las energías de Rin chan.

-No lo hará Obito kun- sonrió -, ¿verdad Kakashi kun?

Traté de asentir, cerré los ojos y respiré profundo logrando limpiar muy poco mis pulmones del aire contaminado del lugar. Y entonces dejé salir la gran temerosa y terrible duda.

-¿Cómo están…?

-Que pregunta tan idiota- respondió tallándose los ojos contra el antebrazo -, no ves que estamos peor que…

-Estamos bien, Kakashi kun, estamos bien- lo interrumpió Rin, dándome otra cálida y cansada sonrisa, se le veía cansada y tristona.

-No es verdad- Obito pateó un tronco con rabia -, ¡no lo es!- y lloró, sus lágrimas bajaban negras, dibujándole un pequeño camino en el rostro sucio -¡sensei…sensei!-

El cuerpo me tembló –Haruno sensei…- el rostro sonriente de mi maestra apareció flotando frente a mí y desapareció ante las lágrimas de Rin y Obito -¿qué pasó, qué?- me incorporé. Mi cuerpo tenía pequeñas y ardientes cortadas por todos lados, pero ya no sangraban, aun sentía el ardor de la piel quemada; un dolor terrible opacó a las cortadas, era mí ojo izquierdo, me sangraba copiosamente, quise abrirlo, pero el dolor fue tan terrible que me tiro al piso.

-¡ARG!, ¡mi ojo!

-¡No lo toques!- gritó Rin, quitando mis manos y poniendo las suyas -¡sé que duele, pero no puedes, sería peor y…!

-Que…¿qué…pasó…por qué…?- miré a un costado, entre la negrura de las cenizas, el rojo de mi sangre se esparcía, había mucha, por un momento sentí que me desmayaría. Obito me interceptó.

-Obito, no lo sueltes, escúchame, tienes que hacer lo que te diga, debes…

La imagen y voz de Rin se fue opacando, nublándose hasta perderse. El dolor era tan grande que me desmaye; me ardía terriblemente la parte izquierda de mi cara; lo último que vi fue un pedazo de madera bañado en sangre que atravesaba parte de lo que fue mi ojo.

No sé cuánto pasó, pero desperté nuevamente mirando a Rin en un ir y venir sobre mi rostro. Debió ser mucho tiempo, pues tuvo el suficiente para sanearme y vendarme la herida.

-Kakashi, Kakashi kun, ¿me escuchas?

-Si…

Volteé donde miré mi ojo no encontrando vestigios de ningún tipo, Obito debió quitarlos.

-No, no te levantes aún…no.

Esta vez lo logré, Obito me ayudó, me llevé la mano al rostro sintiendo las vendas y el vacío de mi cuenca ocular.

-Mi ojo…

Rin bajó el rostro –lo siento…no pude…

Cerré el ojo, me sentí terrible.

-Gracias, Rin —. Sus grandes ojos cafés se estremecieron, asintió y se limpió las lágrimas —Obito, suéltame.

-¿Seguro?

-Crees que me gusta que me cargues.

Una sonrisa débil se le coló –supongo que no.

-Estoy tuerto pero no cojo.

-Kakashi- Rin se incorporó, Obito corrió a ayudarle –, Kakashi kun, me esforcé, no pude, estaba muy dañado y…yo…

-No…está bien…me acostumbraré…- mentí, realmente me dolía estar tuerto, me dolía no solo físicamente hablando. -¿Qué pasó…?

-El Kyubi…

-Lo sé- dije –, me refiero, a…- recordé - ¡el Kyubi!, ¡debo ir a…!

-Tranquilo- me sosegó Rin -, se ha ido- y su débil sonrisa tembló de nuevo.

-¿Cómo?-

-Minato sensei- dijo Obito llorando y pateando la negrura de suelo –él…él…

-Él nos salvó- terminó Rin.

-Entonces, ¿él?- no pude terminar siquiera la frase, simplemente la respuesta era obvia, me dejé caer en el suelo, mirando entre el negro intenso de las cenizas.

La voz quebrada y dolida de Rin me despertó –lo vimos Kakashi, él apareció.

-¿Apareció?

-Si.

-Nos pidió buscarte, dijo que estarías por aquí, que te encontráramos y…- la voz se le quebró. Obito le soltó y se sentó en un tronco que aun ardía tenuemente en una de las orillas, se llevó las manos a los ojos, pero era evidente que estaba llorando -, que, que defendiéramos Konoha…

-¿Defender?

-Estábamos en el hospital- habló Obito, limpiándose las lágrimas y mocos -, yo…apenas desperté busqué a Rin…- Rin sonrió y por un momento Obito se sonrojó -; había…había mucho desorden, la gente huía, lloraban, hacían ruido…y ese aroma a hospital tan horrible era peor — Rin se sentó donde él, tomándole la mano y haciéndolo reír de nuevo.

-…y la encontré…

— Si…me encontraste Obito kun.

-Si…- sonrió -, salimos del hospital como pudimos, y afuera era peor; caminamos tratando de encontrar a alguien que dijera que hacer, pero todos estaban muy mal…- los ojos le temblaron -, fue cuando miramos a la niña, a Asami…- y rompió en llanto de nuevo.

-Obito…

-¿La viste Rin, la viste?- sus ojos desorbitados, llenos de terror ante las imágenes -¿cómo fue que quedó así Rin, cómo?- y comenzó a reír -. dijo que se llamaba Asami, jugué con ella en el parque, ¿recuerdas?, tenía sus ojos verdes…, sus ojos Rin, ¿los viste?-

Rin lo abrazó, tratando de consolarlo y traerlo de vuelta a la cordura; Obito se veía muy mal, temí lo peor.

-Fue entonces cuando nos acordamos de Kakashi, ¿no Obito?- le tomó el rostro, Obito seguía repitiendo "la niña, esa niña" -¿no recuerdas?, luego buscamos a Kakashi, ¿no lo recuerdas?

-Ah…sí...Kakashi…si- Obito pareció regresar. –. Te buscamos, pero eres como una aguja en un pajar; fue cuando él apareció…

-Sí, era Minato sensei, de alguna manera se comunicó con nosotros y nos dio esas indicaciones, lo demás creo que lo imaginas.

-Si…

Un silencio nos invadió, tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta destrucción en tan poco tiempo eran difíciles de asimilar. Minato sensei había muerto.

Quería ponerme a llorar como un pequeño bebé. Había perdido a otro ser amado en manos de la violencia y la muerte.

Una desesperación terrible me invadió, debía saber de ella, no podía quedarme ahí.

-Kakashi, ¿dónde vas?

-Iré donde Kushina san y…

Rin se mordió los labios y me tomó del brazo, jalándome hacia ella.

-No Kakashi, no vayas hacia allá.

-Debo ir, saber, buscarlas y…

-No Kakashi kun- me abrazó –, no hay nada que buscar allá, ¿entiendes?, nada.

Sentí como si cayera de nuevo al suelo, las pocas fuerzas y el valor que tenía desaparecieron ante las palabras y miradas de Rin; estaba desolado.

-El Kyubi destruyó toda esa área- habló Obito rompiendo el silencio.

-Haruno sensei…- y entonces dejé salir la gran temerosa y terrible duda -¿cómo están? — Rin me abrazó de nuevo - Kushina san, Tsunade sama, el bebé…- me tomó del rostro, tal cual lo hiciera con Obito cuando repetía "la niña, esa niña" –Haruno sensei. No hay nada que buscar…Kakashi…nada.

-Haruno sensei…- susurré varias veces, mirando en el rostro de Rin el de mi sensei.

-Kakashi…Kakashi…- Rin empezó a llamarme, tomándome con más fuerza del rostro.

-Haruno sensei.

-Kakashi, ¿me oyes? - su voz se quebró -, tenemos que ser fuertes, ¿me entiendes? - lloró -; Minato sensei nos dejó una misión.

Pero yo seguía repitiendo "Haruno sensei" y Obito el nombre de esa niña, Asami; mucho después recordé a la niña con la que una vez jugó en el parque después de las misiones.

-Kakashi, por favor, tienes que ayudarme, no puedo yo sola- me dijo apretujándome los cachetes, la herida me ardió y sentí el tibio calor de la sangre -, apenas puedo con Obito, por favor, tú no te pongas así, apenas puedo con él, yo no puedo con todo y…-

-Tenemos una misión- susurré, tomándole la mano.

-Si, si Kakashi, una misión- me sonrió con sus ojos temblando por las lágrimas.

-Tráelo de vuelta a él también.

Rin asintió y fue donde Obito, quien repetía "esa niña, ¿la recuerdas Rin?, la niña, Asami…tenía los ojos verdes"

Después de recuperar a Obito, Rin explicó la situación.

Minato sensei les pidió me buscaran no solo por mi precaria situación, sino también porque había mucho más que enfrentar además del Kyubi. Todo era un plan de invasión.

Los ladrones de los pergaminos planearon esperar al parto de Kushina san, de alguna manera lograron que ocurriera lo peor: que el parto se complicara y Kushina san bajara las defensas y liberara al demonio de nueve colas; aunque triste o felizmente en realidad Kushina san murió al dar a luz, no por el ataque del zorro. Aprovechando la distracción del Bijuu atacarían la aldea, por supuesto que después de asegurarse que el zorro sería controlado. Llegarían como los buitres, a roer a los restos de una aldea moribunda. Minato sensei lo supo ese día, de ahí su petición, debíamos defender la aldea de los crueles y maquiavélicos enemigos.

-Dijo que teníamos unos cuantos minutos, que vienen por el este y que pusiéramos en marcha el plan DSAA.

-La represa, -susurré. Era un plan viejo que alguna vez nos contó como anécdota más que como estrategia.

-Si- contestaron Obito y Rin.

-Pero nos contó que faltaban detalles a ese plan y que no era muy eficaz- murmuré.

-Sí, pero nos dijo que tú verías como resolverlos, que hagas honor a tu sobrenombre de genio ninja- respondió Rin.

-Pero, quitando todos los problemas sigue siendo mal plan -dude-, es estúpido: dañaría toda la costa este de la aldea.

-Ya no importa- habló Obito, su voz se quebró y dijo con palabras duras y terriblemente serias algo que retumbaron en mi cerebro con temor –, ya no hay nada en la costa este de Konoha.

Bajé el rostro mirando el pasto ceniciento y humeante que antes fue verde y lleno de rocío.

-Minato sensei...

Quería soltarme a llorar como un pequeño bebé; el rostro me ardía y el estómago se me revolvía al sentir el vacío en mi cuenca ocular; la vista se me nublaba mientras recordaba los restos de mi ojo en aquella rama; la sangre tibia y ferrosa se colaba por las vendas y por mi boca.

-Kushina san…

Deseaba correr y llorar como un bebé, como aquella vez que lloré por papá mientras limpiaba y humedecía su sangre seca en la madera del piso.

Había perdido a otros seres amados en manos de la violencia y la muerte.

Una desesperación terrible me invadió, debía encontrarla, aunque eso significarla saberla muerta; no podía quedarme ahí. Pero no podía hacerlo, no podía buscarla aún: tenía una misión: debía cumplir con el deseo de Minato sensei.

- "…ya no hay nada en la costa este de Konoha…"

Quería llorar, llorar hasta quedarme dolido: por mi ojo, por mi sensei, por Kushina san, por su bebé, por la concejal, por Konoha, por ella.

-Haruno sensei…

Apreté la mandíbula con fuerza, sintiendo con intensidad el hierro de la sangre disolviéndose en mi lengua. Quería llorar, pero no podía, debía esperar.

Era un jounnin, uno que tenía una misión. Había estado dormido perdiéndome la acción, sin ser de ayuda, solo generando problemas. Ya me acostumbraría a estar tuerto.

Debía liderar un equipo y cumplir el deseo de Minato sensei: salvar Konoha. Apreté las manos y miré el sol que ya brillaba en su esplendor dando más fuerza a la visión de la miseria de Konoha.

Quería llorar como un bebé todas mis perdidas, quería llorar por ella.

-Vamos, tenemos pocos minutos.

Pero tenía un deber como ninja, ya lloraría después.

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Saludos desde Sinaloa, México.

Hola, gracias por leer el fic, es muy dramático, pero que hacerle, por cierto, mi hija ya tiene 11 años. Saludos.

Nota original:

Hola:

Por fin pude regresar, y me alegra mucho que fuera con la continuación de este fic que tanto amo. Me he tardado casi el año, ¡un año!, en actualizarla, pero aquí está…lamento la tardanza, espero haya valido la espera; ojalá no se hayan cansado de esperar y sigan la historia como si no hubiera pasado el año.

Pues que decirles, ya lo saben, todo lo que pasé y eso; felizmente tengo a mi nena, el 19 cumple ¡4 meses!, es tan bella y regordeta!, la quiero mucho, pero me roba mucho tiempo y me canso mucho…prueba es este cap., que tenía como dos semanas queriendo avanzar sin poder hacerlo…pero lo logre, jejejeje…

En fin, espero y les guste y me dejen sus comentarios…una pregunta: existen los trenes en Konoha?, jajajaja….xD…y otra cosa, si Kakashi se acuerda de todo con detalle es que tiene ¡memoria fotográfica! xP, que ya me relevo su secreto, jajajaja…

Saludos chicos y chicas, me alegra saludarlos y espero darme mas seguido mis vueltas por que ya extrañaba mucho escribir…los quiero…

Dios me los cuide.

Hasta pronto.