— ¿Tienes sake y sal? — Nagao Kagetora preguntó mientras tomaba rápidamente asiento en una de las banquetas de bar.

Esta era una pregunta usual que ella había estado haciendo cada vez que iba a buscar algún aperitivo.

Actualmente se encontraba en el comedor sentada frente a la barra de la cocina. Tan solo habían pasado unas cuantas horas desde que termino su combate con la soberana de la tierra de las sombras.

Usualmente la suele atender una mujer gato y otras veces la mujer de cabello largo y morado. No era por alguna razón en particular, solo meras coincidencias en los horarios.

Hoy frente a ella y del otro lado de la barra observo al mismo hombre moreno con el que había hablado hace varias horas atrás.

— Tengo sal, lamentablemente para ti en menos de tres semanas agotaste todo tu suministro mensual de alcohol — Aquel sujeto sin nombre se cruzó de brazos frente a ella mientras la miraba con una cara que no podría descifrar.

Solo parecía desinteresado, si es que acaso la fina línea que formaba con sus labios indicaba aquello. Podía ser otra cosa, pero ese rostro se parecía más al de alguien dormido o incluso alguien dormido tendría más curvatura en sus labios.

— ¿Suministro mensual?

— Está escrito en el tablón de la entrada, es una medida que implementamos hace un mes para ahorrar recursos hasta que los podamos reponer, asumí que ya la conocías

Ella solo ladeo su cabeza levemente mientras veía la mirada fija del hombre sobre ella, esperando algo.

No recordaba que alguien le hubiera comentado sobre aquella regla o sobre alguna regla en general, solo sabía que, si quería algún aperitivo, entonces debía ir a pedirlo a la cafetería.

En su defecto solamente tendría que ir y tomar el aperitivo durante algún cambió de turno del personal de cocina. Nadie le llego a hablar de ese tablón, quizás no tenía escrito cosas muy relevantes.

O tal vez nadie lo había leído tampoco.

Emiya solo se quedó esperando una respuesta por un par de segundos hasta que se hizo evidente que no recibiría palabra alguna por parte de la mujer.

— Por ese silenció asumiré que no estas al tanto de nada

Kagetora siguió sin responder, como si estuviera procesando el hecho de ser limitada en su consumo de sake en lo que quedaba de mes.

— ¿No puedes solamente conseguir más alcohol?

— Quizás solo debas considerar volver el jugo tu nueva bebida preferida, incluso podrías competir con Jack por ver quien puede beber más — El tono de su voz se volvió burlesco, aunque difícilmente la persona delante suyo entendería que significaba ese cambió de entonación.

— ¿Ni siquiera una taza? — Kagetora apoyo sus manos en la barra para inclinarse sobre esta en dirección hacia el arquero, quien solo observaba ese gesto con leve interés.

— ¿Debería continuar? — Alzo una ceja hacia la mujer mientras esta volvía a su posición inicial para seguir mirándolo con esa sonrisa estoica.

La relación entre su actuar, sus palabras y su rostro no coincidieron ningún momento desde que inicio la conversación. Él ya sabía que esa sonrisa que veía solo estaba puesta ahí para ser vista, mas no para transmitir lo que realmente sentía. Si es que acaso esa lunática sonriente sentía algo más que solo ansías de beber o pelear.

Tal vez por eso le recomendó enfrentar a esa mujer celta.

— No tiene sentido. ¿Por qué limitar el sake? ¡Es lo mejor luego de un combate!

— Me gustaría explicarte, de seguro tú serías capaz de entenderlo, pero preferiría hablarle a alguien que si termine de escuchar mis palabras

— No conozco a nadie aquí que haga eso

— Por supuesto que no lo haces — El arquero solo cerro los ojos y suspiro un momento luego de su respuesta.

El semblante neutro que mantenía en su rostro decayó un poco pareciendo más un ceño fruncido.

— Eres raro, de cualquier modo, ¿ya vamos a entrenar?

— ¿Entrenar? Creí que ya lo habíamos acordado, yo te diría sobre alguien con quien luchar y tú no volvieras a molestarme con eso

— Recuerdo que dijiste "por esta vez" — Hizo una breve pausa antes de pronunciar lo último — Jamás hablaste sobre que no volviera a pedirlo. Además, ¿por qué no querrías tener una pelea? ¡Son divertidas! — Alzo sus brazos hacia el aire y lo miro con una emoción que él no podía ni intentaría compartir.

Emiya se quedó observándola unos segundos más. Realmente no pensaba que esa mujer fuera a recordar algo de su conversación. Por la forma en la que ella hablaba y le respondía podía decir que más de la mitad de sus palabras no parecía importarle demasiado.

Las palabras entraban por su oído y salían por el otro.

Pero para su nueva desgracia, ella al parecer si se quedó con algo.

Internamente se cuestionó si acaso lo hacía a propósito. Descartó esa idea rápidamente. No había conocido a la albina por mucho tiempo, pero la mujer era muy transparente respecto a sus acciones y pensamientos, simplemente sabía que ella no haría eso a propósito.

Si ella era fastidiosa debía de ser por naturaleza.

— Tu concepto de diversión difiere bastante de la norma

— ¿Eso crees?

— Estoy completamente seguro de ello — Sus palabras casi como un silbido y una leve sonrisa cínica se dibujó en su rostro.

— ¿Ya estás de humor para entrenar? — La mujer apoyo los codos en la barra y dejo que su cabeza reposará en su mano mientras una sonrisa confiada se asentaba en su cara.

Sus ojos casi vacíos miraron al arquero quién ni podía ver su propio reflejo en esos orbes verdosos.

Desde cierto ángulo parecían un espiral opaco.

Tan rápido como ella vio la sonrisa de ese hombre aparecer, esta desapareció tras su comentario.

No comprendido el porqué de ese cambió.

Kagetora se mantuvo mirando a aquel hombre quien arrugo un poco su frente antes de que esta se relajará nuevamente.

— Sigues insistiendo en pelear, creí que al menos ya habrías perdido el interés en enfrentar a un mero arquero

— Ya te dije que quería enfrentarme a esa cosa rara que haces — Lo miro con una sonrisa tonta en su cara, como si él le acabará de preguntar una obviedad.

— Siento matar tus ilusiones, pero no es algo fantástico que valga la pena experimentar — Finalmente Emiya bajo los brazos y camino hasta el borde de la barra — Ahora voy a tener que preguntar. ¿Deseas algo más que sal o no vas a querer nada?

— Me gustaría sake con algo de sal

— Felicidades, parece superaste tu récord de ignorar palabras, dime, ¿debería de felicitarte o-

— Podrías empezar dándome sake

— No te daré sake

— ¡Entonces entrenemos! No puede ser que no tengas tiempo para entrenar tan solo un momento

El hombre frente a ella solo rodo sus ojos antes de voltear a mirar un reloj colgado en la pared contraría de la cocina, poseía un marco de mármol y dos manecillas plateadas. En su época no existían esos artefactos para marcar la hora, o al menos no de esa manera.

El palo delgado del reloj dio se movió tres veces hasta llegar a su punto más alto causando que el palo grueso avanzará hasta uno de los grandes números marcados.

Un audible suspiro cansado salió del arquero llamando su atención. Mirando al hombre devuelta, este solo soltó sus hombros antes de volver a su postura anterior y la miro directamente.

— Podemos entrenar, pero tan solo una vez, debo volver dentro de unas horas para atender la cocina

— ¿¡En verdad!?

— No me hagas arrepentirme tan pronto — Emiya cerró los ojos mientras se desataba el delantal negro que había estado usando durante su servició antes de colgarlo en un perchero cercano a la entrada de la habitación.

— ¡Hahahahha! — Una risa bastante amplía salió de ella ante el comentario, el hombre solo la miró de vuelta antes de empezar a caminar fuera de la cocina.

Por supuesto ella no se quedó atrás.

Mientras ella se seguía riendo observó a la mujer de pelo morado que la atendía de vez en cuando caminar en dirección opuesta, parecía que se detuvo a mirarla o solamente estaba viendo al hombre al lado suyo, quién solo pareció darle un rápido gesto de asentimiento como saludo.

La cazadora de onis se quedó mirando al arquero y a la albina de reojo por unos segundos mientras seguía caminando hacia la cocina.

¿Acaso la mujer había visto algo raro?

…..

Peligro.

Esa era la única sensación que recorría de manera constante la mente de Emiya en ese momento.

Se agacho en un instante evitando que una lanza atravesará su cráneo. No tuvo demasiado tiempo para pensar en un contraataque antes de tener que bloquear con Kanshou un corte directo a su pecho.

El sonido del acero chirriando entre ambos guerreros fue acompañado por las chispas que salieron del impacto.

Mientras trataba de no ceder su agarre, el hombre con toda la fuerza que pudo ejercer cambió su posición en un giro desviando la katana y a su portadora en dirección opuesta a él.

Sintió su mano estremecerse por la fuerza del bloqueó. No esperaba que la mujer estuviera tan alegre por un combate, ya esperaba que estuviera emocionada. ¿Pero en verdad tanto querría luchar contra él?

No, eso ya no importaba en ese momento, cualquier pensamiento de ese tipo era irrelevante ahora que ya estaba en medio del combate, no valía la pena tratar de comprender a fondo una mente que solo parecía centrarse en pelear.

Giro su mirada hacia la de posición de contendiente, solo observo esa misma sonrisa de la mujer que parecía haber crecido un poco desde que inició su combate.

Extrañamente parecía que esa sonrisa de alguna forma lograba encajar en ese momento o quizás solo era la esencia de una presencia divina en lo que sería su elemento lo que la hacía parece tan natural.

Miró a los ojos retorcidos de esa mujer donde se vio reflejado a si mismo rodeado de espadas viejas susurrando blasfemias a su existencia en el mismo infierno que construyó con sus actos.

Era una vista repugnante.

Cuando la Diosa relajo su postura para atacarlo solo un pensamiento lógico llegó a su cabeza antes de realizar cualquier tipo acción.

Debía subir el ritmo.

Se tomo ese pequeño momento para respirar, mientras dejaba que el od recorriera su cuerpo, sentía como su ser empezaba a arder con más intensidad que antes, como si fuera un horno siendo avivado.

Enfoco su mirada en dirección a la mujer, donde la guerrera albina se abalanzó en carrera hacia él con su katana en su mano zurda y la lanza en la diestra nuevamente.

En el siguiente instante dos nuevos cortes habían sido lanzados.

Eran ataques en carrerilla, uno diagonal y otro horizontal apuntando a su hombro izquierdo y costillas respectivamente. Blandiendo con precisión casi milimétrica sus espadas logro desviar ambos cortes para quedar frente a la boca del dragón de Echigo.

La luz artificial del cuarto que caía sobre él fue tapada por aquella silueta frente suyo. Había una sonrisa divertida en ese rostro que brillaba junto a las siete puntas del de la lanza que apuntaban hacia él.

Necesitaba moverse.

En ese preciso momento y a tan solo un metro de él, la albina también formulo su próximo movimiento.

Debía golpearlo.

En un movimiento rápido, el arquero había logrado dar un salto hacia atrás evitando su lanzada.

Sin perder el tiempo, ella dio una pisada que rompió el piso de mármol debajo de suyo, volviéndose un borrón que se movía por el terreno más rápido que el propio salto del arquero, adelantándose a este y posicionándose exactamente donde el hombre llegaría a caer.

El hombre de armadura negra pareció reaccionar y lanzo la única espada que tenía en la mano, ella no supo cuando desapareció la otra que blandía.

Aquel sable corto de color negro surco el aire a una gran velocidad, pero se desvió a tan solo centímetros de su objetivo y terminó clavado en el suelo cerca de su pierna.

Kagetora aprovecho esta oportunidad para patear al arquero una vez este toco el piso con la punta de su pie, lanzándolo a unos cuantos metros de distancia.

Mientras este se recomponía, ella empezó a preparar su espada para terminar el combate en el siguiente ataque.

En su cabeza esta lucha había sido divertida, pero internamente también fue algo decepcionante, ella esperaba algo más duradero o emocionante, en verdad creí que el combate sería un reto distinto. Se había imaginado ver espadas volando por el aire, pero no vio ninguna hasta ahora.

Entonces un objeto atravesó el espació entre ella y ese arquero.

Una daga de acero rozo su cuello seguida de otras tres idénticas que también fallaron en asestarle un tiro.

Centrando su mirada en las manos del hombre lo vio. Ese imponente arco negro había sido desplegado.

Un leve cosquilleo de emoción la invadió.

Solo se apresuró en preparar su espada y alisto su lanza sin temor a recibir uno de esos tiros, sabía que no importaba que tanto lo intentará ese arquero o que tan bien apuntará su disparo, ninguno de esos proyectiles lograría alcanzarla. Aun así, iba a golpear a ese sujeto sin nombre con más fuerza esta vez.

Si golpearlo antes lo hizo sacar su arco, golpearlo más debería hacerlo lanzarle sus espadas voladoras, ¿no?

Era un razonamiento bastante simple.

— ¡Ugh!

Cualquier pensamiento que tuvo hace un momento desapareció en menos de un segundo, cuando repentinamente llego una sensación de dolor a su cabeza.

Un fino tajo en su espalda seguido por el sonido de un objeto golpeando el piso. El arquero seguía en frente de ella y no lo vio tensar su arco de nuevo.

Miro en el suelo donde el arma negra del hombre yacía clavada verticalmente como antes, solo que ahora estaba juntó a esa espada blanca que tenía su hoja teñida de escarlata enterrada a su lado.

El hombre debió de haber lanzado su otra arma en algún momento.

Esa fue su única hipótesis concreta. De alguna manera ese ataque debió evitar su defensa contra proyectiles.

Volteó hacia el tirador quién ahora estaba prácticamente en frente suyo con ese par de espadas de nuevo en mano.

Parecía que su diversión aún no había terminado del todo.

Emiya vio esa sonrisa de la mujer crecer de oreja a oreja cuando él le devolvió la mirada. Solo se apresuró en presionar con dos cortes en diagonales que fueron detenidos por la lanza de siete puntas.

Frunció el ceño antes de dejar su ofensiva para poder agacharse y evitar un corte directo a su cuello. Trato de recomponerse, pero la visión de una lanzada lo hizo optar por rodar apoyándose en sus brazos para impulsarse hacía el frente.

El sonido de su carne siendo atravesada fue más perceptible que la propia sensación de dolor en su cuerpo.

Su sangre cayo al piso y goteó por su armadura debido al ataque que recibió. Chasqueó su lengua, antes de trazar de nuevo sus espadas. No logró moverse a tiempo y una de las puntas había logrado enterrarse unos instantes en su espalda y rasgarla.

No paso ni un segundo más antes de que volvieran a hacer contacto visual.

El acero opaco observó a esos brillantes orbes de esmeralda antinatural decorados con oro mirarlo de vuelta con una calma impasible y un destello juguetón en su mirada

Como si fuera una clase de entendimiento mutuo, ambos se lanzaron en contra del del otro.

Kagetora estaba empezando a disfrutar de verdad la pelea.

Dos golpes apenas perceptibles al ojo chocaron en mitad del aire.

Esta lucha estaba poniéndose interesante, algo cambiaba cada vez que lograba golpear a ese hombre sin nombre.

Detuvo una patada frontal con el mango de su lanza y balanceó el extremo opuesto hacia la cabeza de su oponente, pero este logro inclinar la mitad superior de su cuerpo hacia atrás antes de girar y lanzar un corte a su cadera.

Ella freno el ataque con su katana.

Ese movimiento no parecía pertenecer a los que lo vio realizar antes. Tanto la fuerza, velocidad y postura eran diferentes.

Este combate no estaba siendo distinto de la forma que esperaba. No había ninguna espada volando por el aire, ella pensó que esa sería la única manera en la que ese hombre podría tener una oportunidad en este duelo amistoso, pero el arquero parecía poder seguirle mejor el ritmo tras cada ataque.

Y cada uno de sus movimientos parecía ser mejor hecho que el anterior.

Lanzo un corte en vertical repeliendo la espada que presionaba su arma y pateo al arquero unos cuantos metros lejos de ella otra vez.

El hombre estaba en posición defensiva esta vez, había logrado mantener su guardia hasta el último momento.

Sin pensarlo dos veces desquebrajo el suelo con una potente pisada y salto hacia el arquero apuntando las siete puntas de su lanza a su cabeza.

Solo un movimiento, tan solo un leve giro hacia la derecha fue suficiente para que ese hombre de negra armadura pudiera evitar su golpe en caída y a una velocidad inhumana responder a todos sus ataques, como si ya los conociera de antemano.

Desde el principio del combate hasta ahora mismo, ella siempre estuvo cerca de conectar sus ataques, pero faltaba algo, no respecto a su destreza física.

Era conocimiento sobre su rival.

Cientos de cortes se dieron en un instante. El acero blanco y negro voló por el aire antes de desaparecer sin dejar un rastro alguno.

No sabía cuántas veces ya había desarmado al hombre en total, en este intercambió tan solo logro contar quince veces por espada, sin embargo, su oponente volvía a estar armado de nuevo.

Se agachó para evitar un corte cuando en una rotación rápida sobre su eje por parte del arquero, ella recibió una patada en su pecho que no vio venir.

No era por el hecho de la patada, pero la postura que adoptó al usarla no era una que el pareciera usar para realizar ese tipo de ataque, aun así, podía asegurar que dicha patada fue realizada perfectamente.

Pero también que ese movimiento no era suyo.

Le recordó más al estilo que usó ese rey de casco y lanza en contra de ella durante el primer día que llegó a Chaldea.

No fue la primera vez que lo había visto hacer algo así en lo que llevaba de pelea. Usar un ataque que en verdad no parecía provenir de los que ya usaba, no sabía cómo explicarlo, pero era semejante a lo que se puede describir como intuición.

Por naturaleza simplemente sabía que ese ataque no era propio de él, quizás porque no sentía que tuviera los mismos años de experiencia que sus otros movimientos, pero los años que parecían tener sus movimientos naturales le generaba más dudas que respuestas.

De cualquier manera, el diverso manejo de técnicas del arquero le estaba generando una sensación única de incertidumbre que no había sentido con anterioridad. Lo más similar a esa sensación fue cuando enfrentaba a la cabeza de los Takeda en vida, aunque nunca lo había sido de esta forma.

Y por ello esta incertidumbre le fascino.

El oponente al que enfrentaba no era para nada el más fuerte de los que se había enfrentado hasta ahora, pero lograba mantener un combate parejo con ella, incluso a pesar del daño que ya le había infringido.

Había algo en ese estilo del hombre que no podía ponerlo adecuadamente en palabras.

Parecía que simplemente aquel hombre se había adaptado para poder manejar cada destreza. No necesito más una hora de combate para verlo. Para ella, era como si él hubiera logrado llevar todo su cuerpo al límite físico.

Se sentía como si estuviera luchando con varios maestros de espada a la vez.

Esa era la forma más fácil de decirlo.

Ella, el avatar del Dios Bishamonten estaba siendo sorprendida por enfrentar a un solo guerrero.

Y quería ver que más podía hacer ese arquero.

Kagetora sonrió más de lo que ya lo estaba haciendo solo por esa sensación.

Ella se estaba riendo.

Una risa suelta y a todo pulmón.

Emiya miro ese ruidoso despliegue de expresionismo proveniente de la albina salir de la nada.

Si esa mujer quería parecer una lunática, en verdad lo estaba logrando.

Él solo arrugo su nariz en respuesta.

Piernas, abdomen, pecho, hombros, cuello y cabeza. Todas y cada una de esas partes eran aberturas que Kagetora logró ver en la defensa del arquero. Habían demasiadas al punto de parecer que ni siquiera se esforzaba por ocultarlas.

Eran tentadoras, y ese debía de ser su punto.

Le tomó un tiempo verlo, pero cada hueco estaba puesto ahí para ella, para que siempre los atacara. Ese hombre ya debía de saber por dónde atacaría, eran ataques premeditados, este debía de ser el estilo de lucha creado por el arquero sin nombre.

Un hormigueo recorrió la columna de Kagetora, pelear contra ese arquero era bastante estimulante.

Evito un tajo proveniente de la corta espada tan negra como la noche, antes de contraatacar con su katana. El arma de filo blanco fue lanzada por el hombre hacía ella, pero este salió volando a su lado sin tocarla.

No desaprovecho la oportunidad para atacar al arquero.

Realizó tajo horizontal directo a su estómago, ella logro conectar su ataque atravesando su armadura y parte de su vientre. La sangre manchó una facción de su rostro sonriente, mientras que el arquero quedó expuesto pare recibir un segundo corte, cuando repentinamente un destelló en el aire apareció por su reojo.

La espada blanca había vuelto de nuevo.

No se molestó en bloquear el arma giratoria y la dejó acercarse peligrosamente a ella, cuando esta se acercó lo suficiente simplemente rozó el yelmo de su armadura en vez de perforarla.

Confiaba plenamente que no recibiría ese corte, solo necesitaba eso para evitarlo.

Kagetora no le había quitado los ojos de encima al arquero durante todo ese momento, no iba a dejar que él tomará la ventaja otra vez.

El hombre de armadura negra visualizó como la mujer en frente de él preparó una última lanzada.

Emiya sonrió.

No era una sonrisa genuina, pero no pudo evitar sonreír a pesar de todo el daño sufrido. Una parte de él en verdad quería ver si podía borrar la expresión sonriente de la mujer.

Cuando la lanzada estuvo a punto de ser dada, el sonido sordo de una explosión llegó sus oídos.

Incertidumbre.

Fragmentos de acero blanco y motas azules se dispersaron por el aire.

Los ojos de Kagetora se desviaron tan solo un segundo buscando el origen del estallido.

¿Acaso era otro truco?

Cuando volteó de vuelta hacia su oponente el arquero ya había se recuperado.

Aprovechando ese misero instante de desconcierto, el hombre se lanzó sobre la aclamada Diosa de la guerra y ataco en diagonal su hombro izquierdo con el cual la albina sujetaba su katana.

El arquero milimétricamente corto los primeros tendones del hombro asegurándose de no arrancarle el brazo a la mujer por completo.

Eso fue únicamente una pequeña apuesta suya, tenía muchas formas de evitar ese ataque, pero quería ver que tan concentrada podía llegar hacer Nagao Kagetora. Tenía unos reflejos, habilidad, resistencia y fuerza impecable, pero aún era algo joven en comparación a su versión más famosa.

Aún no había ascendido al estatus de Dios, y por ello, ella cometió ese único error en aquel momento decisivo.

Centrarse en su pequeño truco.

La sangre broto de la herida del hombro de su rival al igual que lo hizo la suya cuando la primera capa su vientre fue cortada. La mujer solo se aferró más a su lanza.

En vez de borrarse la sonrisa de la mujer, esta solo de volvió una completamente descarada. Él no podía percibir si la albina estaba contenta o en alguna clase de euforia.

Solo vio como ella cargó su lanza una vez más hacia él.

Las chispas brotaron cuando los ataques de ambos se interceptaron en el aire, Emiya maniobro su espada a través de la defensa de la Diosa de la guerra, pero con tan solo un giro de su arma mortal la mujer fue capaz de bloquear su ataque.

El arquero solo respondió invocando nuevamente sus espadas y se corrió hacia la guerrera.

Kagetora sonrió ante ese acto y sabiendo que su brazo izquierdo no estaba disponible observó el tajo doble en diagonal romper su defensa.

Pero esa no sería su derrota.

En un movimiento más rápido que cualquier anterior suyo, la primera punta de su arma se tiño de rojo cuando la herida del vientre que le causo a ese hombre fue reabierta por el filo de su lanza.

La primera punta de la lanza atravesó su vientre.

Molestia.

El arquero sin nombre sintió molestia.

Instintivamente apretó los dientes cuando su herida quedó abierta nuevamente. La sangre broto de su estómago, pero el hombre ni siquiera se quejó. Con el semblante aún fruncido en su rostro dio un paso adelante, luego dio otro.

Con cada paso que daba sentía como el acero se enterraba más su ser. Su cuerpo envió múltiples señales de dolor a través de sus nervios. Su cerebro los recibió, sin embargo, no detuvo su andar.

La sensación de dolor de las dagas de metal formándose en su interior era algo que su cuerpo y él se habían acostumbrado a tener. El metal uniendo sus tejidos y tapando el escape de la sangre mataría a una persona normal.

Pero él ya no era una persona.

Él es una espada.

Y toda espada es capaz de soportar las mellas.

El brazo de la mujer se retrajo para extraer su arma, aunque el estruendoso ruido del metal chocando y quebrándose fue lo único que logro extraer de las entrañas de su oponente.

La lanza de la Diosa fue atrapada entre la carne y hierro del arquero.

Kagetora comenzó a reírse otra vez.

La mujer jamás dejó de sonreír.

Su lanza se había hundido en el cuerpo del hombre, era prácticamente una victoria, no obstante, ningún servant caería con tal golpe, no sería mortal para un ser más allá del humano como ellos. Incluso ahora, el hombre de armadura negra se permitió atrapar su lanza entre sus tripas.

Ella durante vida se le dijo que debía medir su fuerza al entrenar, ya que las personas eran frágiles, lo contrario de ella, quien se escapa de ese concepto.

En ese tiempo ella lo entendió y se controló, porque era lo correcto, pero ahora era diferente. Ahora podía enfrentar a seres tan fuertes y resistentes como ella, no había una razón para contener su fuerza durante un entrenamiento.

Eso la emociono.

Dicha emoción encendía una llama que inundaba de una nueva vida a su ser.

Enfrentar a guerreros que superaron las limitaciones del humano, y poder presenciar esa clase de experiencia en combate, esa destreza, ese rostro imperturbable al daño y por supuesto ese espíritu de lucha.

No era pelear en contra de un humano, no se sintió así y no lo hubiera deseado de otra manera.

Las distintas técnicas e incluso todas esas fintas que él uso. Esa experiencia única a la hora de cruzar armas que solo parecía refinarse con cada segundo en el que se desarrollaba su batalla era algo que no podía pasar por alto.

Aunque había algo más que solo su propia sorpresa. Y era porque luchar contra este hombre era diferente. Él vivía su combate de una forma diferente.

Él vivía en la batalla.

Verlo recibir su lanzada y no inmutarse fue más de lo que buscaba en un principio, observarlo avanzar hacia ella, mientras aún tenía su lanza insertada en su estómago como si fuera alguna clase de reflejo por su propia supervivencia fue aún mejor.

Este era el tipo de lucha que ella realmente disfrutaba.

Sabía que esto no era más que un entrenamiento, pero por un momento se sintió de verdad devuelta en el campo de batalla, como si esta fuera una lucha para vivir, un recuerdo de una vida que vivió para luchar.

La batalla lo fue todo para una existencia que solo encontró significado en la guerra.

Bishamonten no le dejaría perder ninguna batalla.

El arquero no perdió más el tiempo y alzo su espada para terminar este entrenamiento de una vez por todas.

La mirada de ambos se cruzó, sabían que aquí se decidiría al ganador de esta contienda, ella lo determino por instinto, él por experiencia. La mujer parecía que no quitaría esa sonrisa de su cara hasta el último momento.

Fue algo decepcionante.

El hombre bajo su brazo.

A la par en ese mismo instante, Emiya vio por una fracción de segundo como la albina soltó el mango de la lanza de siete puntas antes de sujetar la empuñadura de otra espada recién materializada a la existencia.

La única mano disponible de Kagetora cobro fuerza nuevamente en un último ataque y apuntó la hoja de su arma su rumbo hacia el cuello del hombre, en paralelo al filo de la hoja blanca pálida que apuntaba a su cuello de igual manera.

Veloz.

Dos movimientos increíblemente veloces se dieron a la vez.

El filo de ambas armas se raspó entre sí y las chipas se formaron por el roce entre las superficies de sus envergaduras a medida que avanzaban en su movimiento final.

Los segundos pasaron, pero ninguna gota de sangre salpico el suelo.

El sonido de las sirenas envolvió toda la habitación.

Las alarmas ubicadas en cada esquina de la sala se habían activado anunciando el final del entrenamiento. La hoja de ambas armas se detuvo a milímetros del cuello de su rival.

El hombre sin nombre descartó su arma haciéndola desaparecer en cientos de motas de luz que desaparecieron en el aire tan pronto como llegaron. Kagetora solo se tomó el tiempo de apreciar con más atención aquel fenómeno que vio tantas veces durante su combate antes de también retirar su arma devolviéndola a una forma etérea.

No había sido un combate fácil, no esperaba lo contario sabiendo quien era su contrincante, pero para ser solo un entrenamiento se preguntó si esa mujer en verdad trato de contenerse durante el combate. Como mínimo se tomó la molestia de no decapitarlo al final.

Aunque sabía que ella no haría eso mientras fueran aliados.

Eso no hizo que su lucha fuera menos tediosa. Para su desgracia su oponente al igual que ese perro azul era bastante fastidioso, para rematar ella también contaba con una protección contra cualquier tipo de proyectil que funcionaba de manera pasiva.

En el Japón feudal, una anécdota pasaba de boca en boca, se hablaba de un fuerte Daimyo que bebía sake en medio del campo de batalla, mientras ninguno de los tiradores que le apuntaban lograba asestar sus disparos.

Este fenómeno paso como un acto divino y solo incremento las creencias sobre la relación del señor feudal con el Dios de la guerra Bishamonten.

No faltaba decir que al final ningún tiro pudo alcanzar al Dragón de Echigo.

En efecto eso era cierto, pero tenía entendido que en teoría esa defensa podía ser rota por algún proyectil que lograra ser disparado con tal vigor que la misma mujer piense que va a ser golpeada.

Tuvo una idea de cómo lograr un golpe evitando ese detalle. La atracción de sus espadas simplemente era inevitable, podían ser desviadas, pero quería poner a prueba que tanto podían ser desviadas si estas no eran notadas.

Suponía que la mujer no podía estar totalmente segura de que algo no la podía golpear si es que ella misma no sabía que algo la iba a golpear.

En ese caso hipotético se podría crear una brecha en esa defesa divina que permitiría un corte no esencialmente grave, ya que inevitablemente la trayectoria del lanzamiento sería alterada de forma leve, mas no lo suficiente para errar su corte.

En sí, dependía completamente de que la misma Kagetora no estuviera consciente de su arma para que funcionara.

En caso que ella viera su arma la trayectoria se vería radicalmente alterada.

No obstante, él también pensó en esa posibilidad, aunque él se equivocará y la espada no golpeará a la lunática, su rol desde el principio jamás fue hacer dañó, solo debía distraer un momento a esa mujer para él poder acercarse a seguir el combate.

Era un as de un único uso.

No volvió a funcionar después de eso, él trato de usarlo una segunda vez y fallo. Tampoco creyó que podría usarlo devuelta en todo caso.

Si hubiera sido un combate de verdad no dudaría de que Caladbolg lograría golpear a la albina, incluso si era desviado la propia distorsión espacial de la espiral debería de dañarla gravemente.

Ahora que su lucha había concluido, él se permitió sentir la sensación de su sangre filtrándose por su vientre lentamente. Hubiera sido un problema tener que lidiar con un desangramiento mayor durante el combate, pero como siempre, las espadas que se formaban en su ser bloqueaban parte del escape de su sangre.

El indecoroso sonido del metal chocando y brotando de su carne llamo la atención de la aclamada Diosa a su lado, quien desvió la mirada hacia el agujero cerrándose en su estómago.

El arquero solo alzo una ceja ante ese gesto, pero lo dejó pasar, no era que le importara mucho responder la curiosidad de la mujer.

Miró hacia un lado donde el estruendo de las pesadas puertas de la sala abriéndose llamo su atención.

Kagetora también escucho ese sonido y a la par del hombre desvió la mirada hacia las puertas recién abiertas antes de voltear de vuelta donde debía estar el arquero, el cual a pesar de cojear ya se estaba marchando de la sala.

— ¿¡Ehhh!? — Un gemido de duda escapo de los labios de la guerrera el cual resonó por toda la habitación llegando a los oídos del arquero— ¿Ya te vas? ¿No vamos a discutir quién ganó?

Emiya se detuvo un momento y se dio la vuelta en dirección a la mujer — Estoy bastante seguro de que tu espada era la que estuvo a punto de cortar mi cuello, creí que era bastante obvio quien gano la pelea

Realmente no le importaba mucho el resultado, ya había hecho su parte enfrentado a esa mujer, darle la victoria para evitar más molestias por su parte era un buen plan en su cabeza.

— Pero tu espada estuvo a punto de cortar también el mío — Kagetora argumento en respuesta. Normalmente no le molestaría asumir la victoria por un combate, pero en este tipo de casos no sentía que hubiera sido una victoria completa.

No cuando era tan ambiguo quien hubiera dado el movimiento final primero.

Ella empezó a caminar rápidamente hacia el hombre de armadura negra, quien ya se había reanudado su salida.

— ¿De vedad es tan importante saber quién hubiera matado al otro primero? Estoy seguro que eres más rápida blandiendo tu arma que yo, probablemente tu habrías dado el corte primero, si es que eso te consuela

— No eres muy competitivo, ¿verdad? Pensé que al menos tratarías de afirmar tu victoria

— No es algo que me interese de todos modos, en cualquier caso, espero finalmente haber satisfecho tu curiosidad — El paso del hombre continuó aún con dificultad, solo esperaba retirarse pronto de esa habitación para poder quietarse a esa mujer de encima.

Finalmente, luego de que él lograra cruzar la puerta en lugar de estar caminando solo, la constante presencia de unos mechones blanco asomándose al costado de su visión se mantuvo durante los siguientes minutos. Hasta que eventualmente uno de los dos decidió romper el tranquilo silencio del que había esperado conservar un poco más.

— Oye, ¿me podrías dar algo de sake? — La pregunta surgió de su costado inocente como todas las que había recibido por parte de esa mujer hasta ahora.

— ¿Acaso no fuiste tú quien bebió tres botellas durante la cena? —No se molestó en girar su cabeza para dejar salir su respuesta, pero no pudo evitar seguir con la mirada a la mujer asomándose cada vez más en su campo de visión cuando esta acelero su paso quedando caminando algo más adelante de él.

— Eso fue hace mucho, es natura que vuelva tener ganas de beber

— Tan solo han pasado cuatro horas

— ¿Ves? Es demasiado tiempo sin beber

— Solo veo a una mujer que no puede controlar su adicción al licor

— ¡Es una tradición celebrar luego de un combate exitoso!

— ¿Esa es tu mejor excusa para convencerme de darte sake?

— Pero cuando llegue a Chaldea me dijiste que si quería beber tan solo debía pedírselo a uno de los miembros de la cocina, y tú trabajas en ella — Kagetora argumento contra de él, provocando que solo arrugara parcialmente su frente.

— Y luego ese mismo día robaste dos botellas de sake. Estoy al tanto de tus pequeñas visitas a la despensa durante los entrenamientos y revisiones diarias.

— Ehhh… ¡Había cientos de botellas en ese almacén! No pensé que de verdad importara si sacaba una o dos… Además, el hecho de que no me hayas reprendido es muestra de ello

— Desafortunadamente es más complicado que eso — La mirada sonriente de la mujer y la falta de cualquier movimiento facial le indico que no tenía idea de a lo que él se referiría. Suspiro un momento antes de proseguir

— De cualquier modo, no creó que mis palabras vayan a cambiar algo ahora. Asumiré que, si no te doy al menos un trago de sake iras a conseguirlo de todos modos, ¿o me equivoco?

— Ya nos estamos comprendiendo — Esas palabras fueron adornadas por una sonrisa totalmente desprovista de vergüenza de sus palabras por parte de la albina. Esto solo lo hizo suspirar nuevamente.

No parecía que pudiera librarse de la mujer tan rápido. Al menos podría evitar que bebiera todo el licor de la despensa antes del amanecer.

— Esta bien, te daré algo de sake, pero no vas a entrar a la despensa

— ¡Genial, vayamos ahora! Ya quiero finalmente celebrar nuestro entrenamiento

Antes de que él se diera cuenta, Kagetora simplemente empezó a correr rumbo a la cafetería sin siquiera mirar atrás.

Emiya solo se tomó un tiempo para respirar, él se había metido en este problema por usar las palabras incorrectas en una persona que no comprende como relacionarse adecuadamente.

Mirando hacia el final del extenso pasillo, el cocinero en jefe de la cocina comenzó a caminar hacia su puesto de trabajo para evitar que una lunática cometiera un ultraje a la despensa.

Definitivamente esa mujer era insufrible.

…...

Sake, bebida alcohólica producto de la fermentación del arroz. Un trago con un grado mayor de alcohol que el promedio de los licores. Y aparentemente también es un componente esencial para el organismo del avatar de Bishamonten.

La mano morena tomo la única botella de este licor sobre la mesa. En el comedor estaban las figuras de dos guerreros, una mujer de sonrisa impasible sentada en uno de los extremos de una mesa al fondo de la habitación únicamente acompañada por un hombre alto de tez moreno quien estaba parado en el lado opuesto de la mesa.

El hombre solo vertió en un sakazuki algo del líquido de la botella antes de pasárselo a la mujer, quien sin dudarlo ni un instante le dio un pequeño sorbo.

— Ahhh~ — Kagetora solto un suave suspiro de satisfacción. Tan solo habían pasado algunos minutos desde que ambos abandonaron la sala de simulación y la mujer ya había perdido todo rastro de la sed de pelea que había presentado durante su combate — ¡Este es el sabor que pone a los humanos felices! Deberías beber un poco también, me gustaría ver si tú también tendrías las mejillas coloradas

— No te confundas —Finalmente el arquero se había dignado a hablar desde que volvió de la despensa con el sake en sus manos — Solo accedí a darte sake para asegurarme de que no vayas a buscar licores a la despensa. No acepté beber contigo

— Sí, sí, que tuviste que lidiar con mi desastre cada vez que iba a buscar sake y que deje todas esas especias mezcladas en el piso. Te dije que fue un accidente lo de esa vez, aun así, lo estuviste repitiendo apenas llegaste al comedor, soy perfectamente capaz de recordarlo

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Emiya — Oh, ¿en verdad? — Alzo una ceja mientras exageraba un tono de confusión.

— No soy tan olvidadiza

Otro sorbo a la bebida japonesa fue dado, el licor paso por la garganta de la albina. La sensación de leve picor en su boca solo pareció incentivar su buen humor, ya que al instante la mujer dirigió su mirada hacia él, mientras tenía sus ojos llenos de confianza — Estas hablando con el avatar de Bishamonten después de todo

— ¿Hablas de la misma persona que se olvidó del objetivo principal de la misión solo por estar "divirtiéndose" peleando contra algunas tropas enemigas?

— Debíamos eliminar a esas tropas para avanzar más rápido, ¿no? Solo nos ahorre tiempo — La respuesta fue dada con un tono demasiado seguro.

— Veo que la vergüenza no es algo que tengas

— ¿Por qué debería sentir vergüenza por hacer algo bueno?

Emiya solo negó con la cabeza para sí mismo — No importa, solo olvídalo

Una breve risa escapo de Kagetora al notar como el rostro del hombre se fruncia levemente mientras negaba para sí mismo con la cabeza. Ese arquero delante de ella era cuante menos curioso.

Estaba ahí frente a ella parado con esa evidente guardia en alto y sus hombres medianamente tensos, como si estuviera listo para ser atacado, mientras que a la vez sostenía su botella de sake como si fuera un sirviente esperando que ella le pidiera otro trago, aunque la botella ya debería estar vacía para este punto.

No entendía bien ese contraste o cómo debía interpretar ese comportamiento, pero le daban gracia sus expresiones ante sus respuestas.

Sin más demora ella solo levanto el delgado cuenco en su mano antes de llevarlo a su boca y beber hasta la última gota de sake en su interior.

— Me gusta bastante el sabor de este sake moderno, no tiene mucha diferencia con el de mi época, pero aun pienso que el sake de Echigo es el que hace más feliz a la gente. Deberías de probarlo también, es aburrido ser la única celebrando

— No recuerdo haber escuchado de alguien bebiendo contigo alguna vez

— Pero estamos celebrando nuestro combate

— No te daré una excusa para ir por otra botella

— Aburrido… — Kagetora hundió su cabeza entre sus brazos apoyados sobre la mesa, mientras empezaba a balancear sus piernas de un lado a otro.

No sentía mucho al beber sake, pero era como una acción casi rutinaria para ella, le gustaba beberlo en cada una de las comidas como acompañamiento. Nunca le había hecho mal al humano beber algo que lo hacía sonreír.

No poder beber tantas botellas como le gustaba la hacía sentir algo vacía.

¿Eso era parte del aburrimiento?

No estaba segura de eso, pero solía distraerse durante los asedios y batallas en tierra cuanto ese liquido divino escaseaba durante sus campañas.

Ahora que estaba en Chaldea, ya no podía ir a batallar durante días y tampoco se le permitía entrenar hasta quedar satisfecha por la demanda de la sala de simulación, así que el sake se había vuelto bueno para el aburrimiento.

Levantó su cabeza para mirar al frente donde solo observó el muro del comedor.

Una simple pared blanca hecha de metal sin algún color que resaltara al igual que el resto de superficies en toda la instalación.

Era monótono desde su punto de vista, en un principio pensó que Chaldea sería algo más entretenido, pero incluso los uniformes del personal coincidían con el de las paredes. No es que ella no entendiera el motivo, solo que después de llevar un tiempo en este lugar lo que fue novedoso se volvió algo normal.

Y ella quería emocionarse más.

Tal vez, ese tipo de cosas eran emocionantes para los otros, incluso las paredes vacías. Aun recordaba haber visto a esas niñas servants correr por los pasillos con sonrisas en sus caras.

En ese momento una parte de ella le decía que las persiguiera para ver que hacían, pero la arquera con orejas de gato solo la miró con un ceño fruncido que no pudo comprender, mientras le agarraba la muñeca y le decía que ni lo intentará.

Si algo podía rescatar de su estancia en Chaldea era la inmensa cantidad de licores que había, había tantos en esa despensa que no podía ni contarlos.

Logro probar unos cuantos que no conocía, recordaba en especial uno que era muy espumoso. La gente se reía bastante cuando lo tomaba, ella también lo llegó a beber, el sabor era diferente al del sake, pero la sensación de la espuma alrededor de sus labios era graciosa.

Los sabores variaban dependiendo del trago que elegía, pero su opción predilecta siempre era el sake, nunca buscó probar todos esos licores, solo varió cuando sentía mucha curiosidad por alguno.

Su divagación se detuvo cuando el inconfundible sonido del agua hirviendo llegó a sus oídos.

Volteó a su alrededor y no vio al arquero de armadura negra por ningún lado, el sonido parecía provenir de una de las teteras de la cocina. Levantándose de la mesa, ella se dirigió a buscar el origen de aquel sonido.

Una vez estuvo dentro de la sala vio a ese hombre parado frente a la estufa.

— ¿Qué haces?

— Oh, veo que finalmente dejaste de soñar despierta — Emiya solo respondió sin ánimo real mientras su mirada se mantenía fija en una olla que estaba sobre las pequeñas flamas azules de la estufa — Solo estoy preparando algo para que dejes de molestarme, escucharte balbucear sobre licores es exasperante. Eres libre de volver al comedor hasta que termine aquí, ni pienses en-

— No entrar a la despensa, te dije que puedo recordarlo — Interrumpió la albina, quien solo se devolvió a su mesa tras ese comentario, en verdad.

¿Quién se creía ese hombre para tratarla como a una niña olvidadiza?

Al cabo de unos minutos dos tés fueron servidos en los extremos opuestos de la mesa.

— ¿Preparaste té?

— Tan solo una simple taza de té negro para cada uno, esto debería contar como una "celebración" para nuestro entrenamiento — Emiya aclaró en un tono neutro mientras levantaba tranquilamente su taza.

— No te voy a dar más sake luego de que bebieras tantas botellas de la despensa, ahora tengo que redistribuir las raciones diarias si es que quiero llegar hasta el final del mes para cuando arreglen el sistema de reposición

— Oh — Kagetora solo agacho la mirada para ver su propio reflejo sonriente en el oscuro té antes de devolverle la mirada al arquero — Pero entonces solo habría que arreglar el sistema de reposición más rápido, ¿no? ¿Qué debería hacer para ayudar?

El arquero solo tomo un sorbo de su té antes de bajar su taza revelando una sonrisa en sus labios.

— ¿Acaso estas sintiendo el peso de tus actos? — Una risa escapo de sus labios. No probablemente no era eso, lo más seguro era que ella solo quisiera obtener su sake devuelta más rápido, pero le gusto recalcarle en cada oportunidad lo que hizo

— No, no tienes que preocuparte realmente por eso

— ¿No debo? ¿No es lo normal ayudar a resolver un problema para que este acabe más rápido?

— Supongo que no estas equivocada, pero en esta situación tu ayuda solo retrasaría el proceso — Sus agudos ojos solo captaron como la inamovible sonrisa de la mujer parecía inclinarse por un instante, en lo que podría ser una señal de duda.

Al menos era algo divertido ver algo de duda en ese rostro estático.

— En este caso solo agradecería que pudieras abstenerte de beber, realmente no es la primera vez que me veo obligado a reorganizar los suministros, solo que en este mes a causa de una avería en el sistema de reposición de materia he tenido que hacerlo demasiadas veces

— ¿No es la primera vez?

— Los espíritus heroicos son seres bastante variados en todo lo que respecta a conducta. También son imposibles de controlar a menos que desearas tener un conflicto que destruya toda esta instalación, por ello simplemente se les deja hacer lo que quieran mientras respeten ciertas normas de convivencia básicas. Lamentablemente esto no asegura la seguridad de ciertas áreas como lo puede ser la despensa

Otro sorbo a su taza fue dado por el hombre antes de continuar.

— No sucede mucho, pero hay una minoría de servants que sacan grandes cantidades de comida cuando estamos realizando alguna misión como tú, probablemente ya te hayas topado con alguno. Normalmente esto sería un problema menor, pero el hecho de que el sistema de reposición no este condiciones de operar está generando varios problemas a la hora de organizar las raciones para cada individuo.

Kagetora solo pareció mirarlo con una expresión algo incomprensible mientras daba su explicación.

Aún era una sonrisa, pero no entendía porque parecía que una parte de ella se había quedado pensando en su explicación. ¿Sería porque la menciono? No podía asegurarlo, pero verla al final asentir con la cabeza parecía ser un buen augurio.

Al menos podía suponer que entendió su explicación.

El rostro del arquero adopto una pequeña sonrisa antes de abrir la boca una vez más

— Afortunadamente para ti el sake es actualmente el menor de mis problemas. Así que te propongo un trato, mientras tú no me des mayores problemas con los suministros hasta que el sistema de reposición sea arreglado te permitiré pedir una botella de sake por día, una vez que todo este asunto termine, te daré el lujo de pedir porciones más grandes de sake si así lo deseas o incluso ir a buscarlo tu misma, pero preferiría no tener que reorganizar las raciones de nuevo tan pronto

— Entonces no hay problema con que yo vaya a buscar más sake, ¿verdad?

— Solo escuchas lo que quieres escuchar, ¿no es así? — Una risa escapo de Kagetora, tras su comentario. Sus cejas se contrajeron levemente y sintió ganas de masajear su sien mientras oía la risa burlona delante suyo.

— Esta bien, tranquilo, prometo no sacar más sake de mi ración diaria hasta que este vuelva a ser repuesto — Su constante risa se mezclaba con sus palabras, la expresión del arquero era muy divertida.

— ¿Y luego?

— Dijiste que podría sacar mucho más sake luego de eso — Su mirada sonriente no ayudo a la expresión cansada del hombre.

— En verdad que no tienes vergüenza alguna — Murmuro Emiya antes de beber el último sorbo de su taza de té — Has lo que quieras, mientras no me des problemas durante los próximos días, entonces no te detendré

La albina solo asintió con una sonrisa y decidió tomar la taza de té en frente suyo. No era su primera vez tomando té, pero no recordaba haber probado el té negro antes, solo había bebido el verde antes de que ese monje le diera de probar el sake.

Con su mano sujetando la oreja de la taza, Kagetora dio un pequeño sorbo al té. Tenía un sabor dulce que luego se volvió algo amargó. Alzando su mirada notando la pequeña sonrisa del arquero ante su acto.

¿Acaso hizo algo divertido?

Bajo su mirada para ver su reflejo en el agua teñida por las hojas de Camelia, pudo ver la misma sonrisa que tenía desde un inicio. No entendido por qué sonría el hombre.

— Dime, ¿te gusto el sabor?

La albina no sabía que decir, pero le debía dar una respuesta al arquero. La comida del hombre era deliciosa según los demás, este té no tendría que ser la excepción.

— ¡Es delicioso!

Falso.

Emiya vio a través de sus palabras.

Esa mujer realmente no parecía tener alguna clase de gusto o disgusto acerca de nada y eso le causaba gracia, que ella tratara de aparentar algo que no era de esa forma tan desvergonzada.

Esa mujer mantenía su sonrisa mientras le mentía en la cara.

Él tampoco era mejor.

Emiya también sonrió, no genuinamente.

El arquero jamás espero una respuesta genuina de parte de la mujer, de hecho, se sorprendería si lograba mantener su palabra respecto al sake, pero si tan solo lograba mantenerla lejos de su despensa por tan solo unos días, ya podía valer la pena todo esto

La albina podía ser tan sincera con sus palabras como quisiese, mientras no involucrara a su lado más inhumano, aunque ella no lo vería como algo deshonesto. Tampoco es que fuera algo realmente negativo, incluso podía ser algo cotidiano.

Pero él odiaba cuando alguien escondía su verdadero ser.

Él mismo se incluía en esa lista.

Así que también fingió su sonrisa, hizo una máscara que se veía amigable al igual que la de ella. Una máscara que ocultaba la verdad inhumana de su ser, solo que la de la mujer era demasiado exagerada para ser completamente funcional.

Por eso le irritaba ver esa sonrisa, porque era tan descaradamente falsa que parecía incluso una mala broma.

Le repugnaba.

Kagetora no se percató de ese acto pasando en frente suyo, solamente vio al arquero sonreír al igual que lo estaba haciendo ella.

Así que todo debía de estar bien.

Después de todo.

Una sonrisa simboliza alegría.

Ambos tenían una sonrisa falsa.

Y corte.

¡Hola a todos! Finalmente publique el capítulo numero dos, me quedó algo más largo de lo que esperaba. La secuencia de combate consumió bastante tiempo.

Lamentó si la pelea fue algo tosca o aburrida, escribir una batalla medianamente larga es más difícil de lo que pensé, pero no se me ocurrió una manera más adecuada de mostrar el interés que Kagetora podía tener al pelear con Emiya si no era en una lucha.

Aun así, trate de hacerla lo más leíble posible, hubo partes bastante mejoradas y otras directamente cortadas de esa pelea. No quita el hecho de que me pudo haber salido algo mal la escena, pero espero que lo demás que contenía haya valido la espera.

Ahora mismo estoy trabajando en el borrador del capítulo tres, usualmente hago borradores, en sí, son prototipos de un capítulo y a la vez tan largos como uno ya terminado, que luego yo solo reescribo. Así se me hace más fácil arreglar ciertos errores de composición como a la vez agregar o descartar información, diálogos o escenas.

Este capitulo ya estaba casi terminado cuando publique el primero, y me estuve dedicando en revisarlo y trabajar en el tercer capítulo, así que no esperen que este último llegue pronto, probablemente lo termine a fin de mes y lo publique a inicios del siguiente cuando haya empezado con el cuarto.

No soy un escritor muy rápido y colegio con el preuniversitario me quitan bastante tiempo para escribir, pero no me pienso detener hasta escribir la historia completa.

Quiero recordar que con este capítulo se termina la introducción de la historia, así que vamos por buen camino.

También me gustaría agradecer por el buen recibimiento de la historia, estaba muy nervioso por publicarla, por eso lo hice en la madrugada en un momento donde mi cabeza no estaba lo suficientemente activa para detenerme. Recuerdo que me sorprendía cuando al día siguiente ya había personas que la habían leído y esperaban más de ella.

Mañana aprovechare que es viernes y editare el primer capitulo para arreglar algunas palabras mal escritas que encontré cuando revise la historia ayer. No debería de escribir ni revisar de madrugada, de verdad que me hace escribir horrible.

Eso sería todo por esta ocasión. Divague un poco en esta nota, pero por algo la escribo al final de la historia.

Desconocido fuera.