Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 355. El Arrepentimiento Carece De Dulzura (2)
Al llegar al Palacio Imperial, Astoria se debatió entre ir al Palacio del Sur o informar a Jasper de que había cumplido lo que le encomendó.
Parecía que tendría que ir a visitar a Jasper, pero temía que al hacerlo sin que éste la hubiera llamado, le causara problemas, además de que no era cómodo hablar a solas con el Emperador.
Dudó en todo momento mientras bajaba su equipaje, pero al final decidió ir a informarle.
Tratándose de un asunto privado, será mejor ir a informarle por mi cuenta.
Su elección fue acertada.
Jasper no llamó enseguida a Astoria porque pensó que estaría cansada, pero estaba muy ansioso por saber si Astoria había entregado su regalo a Isabella y cómo había reaccionado.
En cuanto Astoria entró en su oficina, Jasper preguntó rápidamente.
—¿Qué pasó con el regalo? ¿Se lo entregaste?
Astoria ni siquiera pudo saludar, ella se apresuró a juntar las manos y respondió.
—Sí. Se lo entregué personalmente a la Emperatriz.
—¿Qué dijo?
—¿Eh?
—¿Qué dijo la Emperatriz al recibir el regalo?
—Ah, eso...
—¿Y su expresión? ¿Cómo era su voz?
Sin embargo, Astoria no esperaba que Jasper preguntara sobre esto. Los ojos de Astoria se movían de un lado a otro, avergonzada.
Al darse cuenta de su incomodidad, Jasper lo entendió y sonrió con amargura.
—Está bien. La Emperatriz siempre ha sido indiferente sin importar qué le regalara.
Pero a diferencia de la amargura en su voz, sus ojos estaban llenos de anhelo.
Astoria inclinó más la cabeza y movía los dedos de los pies sin saber qué hacer.
—Gracias por hacer el recado. Puedes retirarte.
Astoria estaba tan avergonzada que Jasper decidió no hacer más preguntas.
Una vez que Astoria se retiró apresuradamente, Jasper se dirigió a su dormitorio, se sentó en la cama, miró la pintura de Isabella que tenía delante y se dijo a sí mismo.
—Ojalá se lo hubiera dado antes cuando me lo pidió...
Su voz solitaria resonó en el dormitorio.
Aun así, se sintió un poco mejor al saber que el regalo había sido entregado. También se alegró de haber podido cumplir la promesa, aunque fuera tarde.
Aunque no creo que Isabella recuerde la promesa...
Unas dos horas más tarde, cuando un hombre del Imperio Occidental que vino con la delegación del Imperio Oriental le entregó en el salón una carta de Isabella y otra de Edward, su expresión se volvió sombría.
Después de leer las dos cartas, su expresión se volvió aún peor.
¿Los Vizcondes Greengrass intentaron hacer daño a Astoria a través de uno de los enviados?
Era una deshonra para el Imperio Oriental que un enviado hiciera esto.
Además, Astoria era la chica que había enviado para hacer el recado. Por supuesto, la delegación no sabía que Astoria llevaba un recado secreto del Emperador. Aun así, eso no disminuía la culpabilidad.
... Por lo que hizo pudo incluso ser castigado por el Imperio Occidental. Sin embargo, ¿no es uno de los enviados que vino a representar al Imperio Oriental? Si el enviado es castigado unilateralmente por el Imperio Occidental, podría afectar la imagen del Emperador Jasper, así que dejaré este asunto en manos del Imperio Oriental.
En cambio, la carta enviada por Edward desprendía burla en cada palabra.
Enfatizó que el culpable era un enviado del Imperio Oriental con la única intención de burlarse
La carta disfrazada de consideración era insultante. La única parte verdadera de esta carta fue la nota final.
Por cierto, no es necesario tener compasión.
Tenía ganas de hacer añicos esta carta burlona y nefasta. Pero Jasper apretó los dientes para suprimir el impulso y ordenó llamar inmediatamente a los Vizcondes Greengrass.
Los Vizcondes Greengrass fueron traídos sin saber la razón. Antes de que pudieran saludar apropiadamente, Jasper preguntó con una voz grave y fría.
—¿Irina les ordenó hacerlo?
—De qué está hablando...
—¿Irina les ordenó hacer daño a Astoria?
Ante la pregunta directa de Jasper, los Vizcondes Greengrass exclamaron desconcertados.
—De ninguna manera.
—No sé de qué está hablando de repente, Su Majestad.
—Nosotros no le hicimos daño a esa chica, ni la Emperatriz dio tal orden.
Jasper se sentó cómodamente en un gran sillón, hablando sarcásticamente con una voz pausada, pero espeluznante.
—¿Será que el Emperador del Imperio Occidental está mintiendo para perjudicar a un par de nobles caídos que ni siquiera conoce?
La sangre se drenó de los rostros de los Vizcondes Greengrass.
—El Emperador del Imperio Occidental descubrió que ustedes ordenaron destruir el carruaje de la delegación y lo denunció. Les repito, el Emperador del Imperio Occidental.
—Su Majestad...
—Eso significa que, por culpa de ustedes, que no son del Imperio Oriental, nuestro imperio fue objeto de burla por parte del Reino Occidental.
La ira contenida se filtraba en cada palabra de Jasper. Aunque la pareja se estremeció, se negó a responder. Jasper se levantó del sillón y se rió.
—Bueno, no sirvió de nada preguntarles. No tengo otra alternativa que interrogar al culpable para averiguarlo.
Fue entonces cuando el Vizconde Greengrass llamó urgentemente a Jasper para detenerlo, —¡Su Majestad!
Jasper no volvió a sentarse en el sillón, sino que se quedó mirando a la pareja con frialdad. Parecía decir, 'Si tienen algo que decir, díganlo. Ya decidiré después si creerles'.
La Vizcondesa Greengrass confesó a regañadientes después de reflexionar.
—Fuimos nosotros, Su Majestad. Pero no teníamos intención de deshonrar al Imperio Oriental ni de hacer daño a nadie.
El Vizconde Greengrass continuó rápidamente.
—Es cierto. Sólo intentábamos asustar a la Señorita Astoria para que no volviera al Palacio Imperial.
Esto, por sí solo, era suficientemente grave, pero no tanto como el delito de atreverse a tocar las posesiones del Emperador y dar al Imperio Occidental una razón para ridiculizar al Imperio Oriental.
Aunque circulaban muchos rumores de que se trataba de la concubina del emperador, Astoria en realidad no era una concubina oficial, sino una plebeya sin antecedentes. Los nobles no solían ser castigados por intimidar de esta manera a los plebeyos.
—Mienten hasta el final.
Pero Jasper no creyó en las palabras de la pareja.
La pareja procedía del mismo país que el Duque Riddle, que era un invitado problemático cuyo comportamiento resultaba sospechoso.
Ahora que Jasper y Irina se habían peleado, no había forma de que Jasper creyera en las palabras de la pareja.
—Olvídenlo. Tendré que preguntárselo directamente al culpable.
Jasper los observó detenidamente, habló con frialdad, se acercó a la mesa, tocó la campana y ordenó.
—¡Traigan al hombre que el Emperador Edward dice que es el culpable!
Al cabo de un rato, un funcionario con las manos atadas a la espalda fue arrastrado al salón por dos caballeros.
Los Vizcondes Greengrass se horrorizaron al ver cómo sujetaban al funcionario de forma humillante.
Pero cuando el funcionario detenido testificó ante el Emperador Jasper que los Vizcondes Greengrass lo convencieron para hacer daño a Astoria destruyendo el carruaje, sus ojos se agrandaron y se sobresaltaron.
—¡Eso no es cierto!
—¡Te dijimos que asustaras a la Señorita Astoria, no que destruyeras el carruaje ni nada de eso!
Parecían realmente disgustados.
Sin embargo, el funcionario también se sorprendió tanto ante las palabras de los Vizcondes Greengrass que gritó desesperado, olvidando que estaba frente al Emperador.
Los gritos de las tres personas hicieron que la silenciosa habitación se volviera bulliciosa.
Jasper se presionó las sienes con fuerza y habló categóricamente.
—Cállense los tres.
Jasper quería interrogar a los Vizcondes Greengrass y al culpable seriamente, pero no podía investigar el asunto de inmediato.
Una vez que regresara la delegación que acudió a la fiesta de cumpleaños del Emperador Edward, debía someterse a una prueba de paternidad. Para entonces, se suponía que los Vizcondes Greengrass no deberían estar aquí, ni siquiera encarcelados.
Finalmente, Jasper ordenó después de mucho pensarlo.
—Haz que encierren al funcionario en la prisión, y con respecto a los Vizcondes Greengrass, haz que mis caballeros cercanos los vigilen para asegurar que no escapen.
—Sí, Su Majestad.
—Luego, antes de la prueba de paternidad, enciérrenlos en una habitación secreta lejos de la mirada de la gente.
—Sí, Su Majestad.
A Jasper comenzó a dolerle la cabeza, se sentó en la cama y rechinó los dientes.
NOTA:
Las cosas cada vez se ponen más interesantes, mañana actualizare otros 6 capitulos para que no esperen demasiado.
Gracias por sus reviews, nos leemos despúes.