¿Quién estaría a cargo de los eventos deportivos?
Damian Desmond no entendía porque en esta clase de eventos siempre terminaba de mal humor. Tal vez era el hecho de que los alumnos de la otra clase siempre parecían ser alimentados con hormonas de crecimiento y se veían mucho mayores de los seis años que supuestamente deberían tener. O el hecho de que los juegos esta vez serían al aire libre y en parejas. Enajenado como estaba en sus pensamientos tardo en darse cuenta de que su amigo Emile había sido nombrado su pareja. Al menos un amigo.
— ¡Anya Forger y Anthony Meyer!
— ¡Anya que suerte tienes te ha tocado con un chico muy lindo! —dijo la nada discreta voz de Becky.
Y justo en ese instante el corazón del más pequeño de los hermanos Desmond se detuvo.
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DULCES JUEGOS
UN FIC DE GAIASOLE
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PERSONAJES DE TATSUYA ENDŌ. HISTORIA SIN FINES DE LUCRO.
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Ese tipo no sabía la que había liado al quedar emparejado con la torpe Forger, perdería en todas las carreras; ella sería su ruina, desde luego no ganaría la Stella Star prometida para ese evento, ¿Entonces porque el tipo parecía tan plácido? A Damian le empezaba a desesperar la forma en que la pequeña niña miraba arrobada al niño rubio de mirada verde.
— ¿Puedo colocarte la banda de pareja Anya? —pregunto educadamente el niño a la pequeña que sería su pareja. Todas las parejas tenían una y se colocaba alrededor del brazo, la de ellos era de color rosa. Rosa como el cabello de Anya, el mismo que se agitaba al viento y brillaba igual que un melocotón en plena primavera, el que siempre parecía tener una fragancia a flores que Damian habría reconocido hasta en la oscuridad. El pensamiento provoco un furioso sonrojo en el niño, ¿Qué clase de pensamientos tenía ahora mismo, qué explicación daría si alguien los conociera?
Por lo pronto no debía preocuparse de que alguien leyera sus pensamientos, Anya estaba fascinada con su compañero de buenos modales, algo que parecía raro entre los niños de su edad, además él tenía la apariencia de los príncipes de cuentos que Yor le había estado leyendo en los últimos días.
—Son solo cuentos Anya —había dicho la joven madre al ver que a la pequeña niña se le habían formado estrellas en los ojos—. Realmente no existen los príncipes perfectos.
— ¡Sigue leyendo mami! —ordeno con voz de hierro la pequeña que había descubierto que no todos los libros eran tan tediosos como los que le mandaban en la academia.
Damian estaba listo para la primera prueba, carrera de costales en pareja. No tuvo problemas en llegar en primer lugar de su grupo y se quedó a ver a los demás participantes. Entonces llegó el turno de Anya y ese niño; el chico, pensó Damian con displicencia, seguro que la torpe niña se caería nada más al iniciar su carrera, pero algo ocurrió. Anthony tomo a su pequeña compañera de la cintura y sin dificultad la cargo mientras daba saltos en el costal hasta llegar a la linea de meta mientras los demas se tropezaban y caían de bruces sin remedio.
—¡Ganamos Anya! Sabía que ser tu pareja sería lo mejor.
—¡Ganamos, ganamos! —decía Anya dando saltitos de felicidad mientras escuchaba a su compañero y leía en sus pensamientos que era genuino en lo que decía.
Damian miro la escena boquiabierto, ella había sido llevada como un segundo costal pero lejos de parecer molesta se mostraba risueña y contenta. Tan concentrado estaba que no había notado a la señora intendente de gafas oscuras y pañuelo en el rostro que vitoreaba a su pequeña, amañar el juego para emparejarla con el mejor deportista de su grado iba viento en popa pensaba el orgulloso Loid.
Las prueba continuaron y en cada uno de ella Damian noto cosas que habían provocado una fuerte tensión en su cuello, ese chico se tomaba muchas atribuciones, tomarla de la cintura, apretar su mano para darle seguridad, guiñarle el ojo en complicidad para un juego y retirar su flequillo cuando el sudor acariciaba el rostro de suaves facciones que todo el día había estado sonriente y brillante. Y por fin la tensión de su joven cuerpo fue demasiada cuando Anya abrazo con fuerza a su compañero para evitar caer en una carrera de tres piernas, con el resultado de que el había terminado en la enfermería.
—Tiene los musculos muy tensos, no podra seguir participando —fue el diagnostico del medico de la academia y como para confirmarlo el niño dio un fuerte grito provocado por un calambre—. Además creo que no ha estado tomando agua como debería, ¿Qué estuvo haciendo entre las pausas jovencito?
Ni bajo tortura admitiria que en lugar de hidratarse como los demás había estado vigilante del progreso de Anya. Cuando por fin el médico y el resto de personas se retirarón de la habitación el sueño se apodero del pequeño y no fue hasta entrando el ocaso que desperto y se dio cuenta que Anya estaba a su lado con una botella de su bebida favorita.
—¿Cómo sabías que esa es mi bebida favorita? —le preguntó el niño sin rastros de reproche a pesar de ver la brillante y nueva Stella que ella portaba en ese momento.
Anya iba a contestar que se la dio la extraña intendente que había estado cerca de la enfermería cuando ella fue a ver a Damian, ¿Pero como iba a explicar que por alguna extraña razón había querido ir a ver al niño?
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