Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CullensTwiMistress, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to CullensTwiMistress. I'm only translating with her permission.
Capítulo 14
La mañana trae con ella un poco de ansiedad por el hecho de que finalmente dimos ese paso. Jamás podré mirar a Edward de la misma manera de nuevo.
Él suspira y duerme a mi lado y todo en lo que puedo pensar es en cómo esa boca, esos dedos y... otro apéndice se sintieron mientras trabajaban en mi cuerpo hasta alcanzar el éxtasis. La sensación es nueva para mí ya que nada como eso alguna vez ha pasado antes. Alec fue, por falta de un término mejor, capaz. Me llevaba allí, pero tan pronto como lo hacía, todo era sobre él. Como si terminara de darme placer y fuera su turno. Pero Edward me había demostrado que ese no siempre era el caso; que a él le gustaba verme correrme.
No puedo imaginar volver a como era antes.
Y ahora mismo, todo mi cuerpo está ansiando una repetición de la noche anterior.
Y estoy muy feliz de haber mantenido mis píldoras anticonceptivas todo este tiempo.
Y todas esas malditas historias que leo siguen apareciendo en mi cabeza y finalmente soy capaz de tomar un buen lemon a la ligera.
Confiar en que los dos estamos limpios y somos honestos con el otro significa que no hay barreras, nada de látex y nada para entorpecer nuestras nuevas aventuras.
Una sonrisa aparece en su rostro mientras su mano se desliza por la cama y por mi vientre.
—Sé que estás despierto, ¿sabes? —digo mientras unas risitas se escapan de mis labios y giro, acercándome más a él.
—Sí, bueno, no es frecuente que tenga un cuerpo caliente a mi lado en mi cama —dice, frotando su rostro contra mi cabello.
Nos quedamos en silencio por unos minutos, solo disfrutando del momento y el calor de nuestro pequeño capullo cuando mis ojos se abren rápidamente.
—¡Mierda, me olvidé por completo de Ellie!
—¿A qué hora volverá a casa? —Edward se sienta y frota su rostro con sus manos. Al hacerlo, las mantas se deslizan hacia abajo cuando se mueve y la jalo hacia arriba de vuelta sobre mi pecho desnudo.
—Yo prepararé la cena del domingo esta noche y Rose vendrá a ayudarme. Se supone que tendremos una tarde de chicas antes que mamá y papá vengan. —Me muerdo el labio y entonces suspiro—. Deberías venir... si quieres. Quiero decir, si tienes planes, está bien... eh, esto es incómodo —mascullo y cierro los ojos, sacudiendo la cabeza—. Eso no salió en absoluto como debía salir.
Cuando abro los ojos y miro a Edward, tiene una sonrisa tonta en sus labios.
—Está bien. —Se inclina, su rostro cerniéndose sobre el mío—. Quiero ir.
Mirándolo a sus iris de color verde intenso, sonrío y levanto una mano para acercar su rostro al mío.
—Quiero que vengas.
—¿De verdad? Eso es bueno, porque también quiero venirme. —Sacude la cabeza y mueve sus cejas juguetonamente antes de presionar sus labios contra los míos—. Pero considerando que ya casi es el mediodía, ¿estás segura de que tenemos tiempo para eso?
Me carcajeo y lo aparto de mí mientras me siento.
—Sí, probablemente no. Estoy muy segura de que Rose está sentada en mi sala con una sonrisa gigante en el rostro mientras estamos hablando.
Nos reímos juntos y todo es simplemente correcto entre nosotros. Estoy agradecida de que él me haya perdonado porque no creo que pudiera regresar a una vida en la que él no sea parte de ella, y voy a hacer todo lo posible para asegurarme de que él sepa esto.
Me aseguro de decirle repetidamente a qué hora debe estar en la casa y lo beso múltiples veces antes de irme. Él me da una nalgada mientras salgo por la puerta y me río durante la mayoría del viaje de vuelta a casa.
Como era de esperar, cuando llego a casa, el coche de Rose se encuentra en mi entrada.
No estoy preocupada por Ellie ya que ella tiene su propia llave para entrar en la casa, y por lo que ella sabe, podría haber salido en busca de café.
Sin embargo, ni bien entro en la sala, Rose sonríe con suficiencia y mueve sus cejas. Jamás voy a superar la vergüenza por esto.
Pongo los ojos en blanco y miro alrededor.
—Y bien, ¿aparentemente vamos a hacernos las uñas?
Ellie y Alice se ríen y relatan la maratón de películas de vampiros mientras aplican esmalte brillante a las uñas de los pies de Rose y de los míos.
Puedo ver que Rose tiene ganas de hacer preguntas pero no lo hará frente a las chicas. Jamás he estado tan agradecida de tener adolescentes risueñas a mi alrededor.
—Bueno, ¿están de acuerdo con que Edward venga a cenar? —confirmo mientras Ellie aplica esmalte transparente en mi dedo gordo. Les he dicho que había ido a comprar café, que Edward me llamó y que hicimos planes.
Por supuesto que pude ver el asentimiento incrédulo de Rose cuando le mentí a mi hija y mi sobrina, pero fue un bien necesario.
Alice sonríe con felicidad mientras que Ellie se muerde el labio.
—¿Qué pasa, cielo?
—Nada —comienza ella—, solo es que, ya sabes, él estuvo muy triste la semana pasada. Solo espero que esté más feliz ahora.
Rose se ríe y susurra, «Apuesto que él está feliz».
Pongo los ojos en blanco.
—No te preocupes, cariño, él va a estar bien. ¿Estás segura de que estás de acuerdo con todo esto?
—Sí. —Sonríe alegremente y dirige su atención a Alice—. Oye, Allie, vayamos a hacer galletas. Apuesto que a él le encantarán.
Ellie se pone de pie, besa mi mejilla, y las dos corren hacia la cocina mientras yo hago todo lo posible para ignorar la mirada de Rose. La capacidad de atención de los adolescentes aún me asombra. Siempre me pregunto cómo ella puede mantener tan buenas notas ya que es tan atenta como un pez dorado.
—Suelta. Ahora —demanda Rose, codeándome suavemente y sacándome de mis pensamientos.
—¿Qué? —Contengo una sonrisa engreída.
—No me contestes así, hermana. ¿Dónde estabas? —Esbozo una sonrisa mientras los recuerdos de la noche anterior regresan—. Zorra sucia... te tiraste al hombre bonito, ¿o no? —grita en un susurro, tratando de que las chicas no la escuchen.
—¡Cállate! Para que sepas, no fue solo... eso. Y por cierto, ¿cuántos años tienes? ¿Tirarse? ¿En serio? —Estoy muy segura de que fue más que eso, pero cada célula en mi cuerpo se niega a ir allí todavía. Si tan solo mi mente pudiera evitar que esos pensamientos regresen hasta que esté lista para aceptarlo, sería increíble.
Ella se encoge de hombros con indiferencia.
—No me juzgues, paso mucho tiempo con un tonto gigante y un montón de adolescentes todo el tiempo. Ahora suelta, mujer.
—No entraré en detalles. —Me río—. Pero solo digamos que lo que ese hombre puede hacer con su boca debería ser ilegal. —Suspiro y miro al vacío mientras mis ojos se nublan, recordando su lengua sobre mí mientras que ella solo me mira y se dobla en un ataque de risa.
—Apuesto que sí. Probablemente por eso esa exesposa lo mantuvo cerca por tanto tiempo. —Mueve las cejas y chasquea la lengua.
—Por Dios, Rose... eso es... ¡Por Dios! —Jadeo y niego con la cabeza—. Eso está muy mal... pero tiene mucho sentido. —Con los ojos muy abiertos, le envío una mirada molesta.
—Bueno, seguro que ella lo entrenó en el arte del cunnilingus, mi querida hermana. Puede que seas la perra más afortunada que existe. —Sonríe como el gato de Cheshire, mostrando todos los dientes, y sus ojos brillando con picardía.
—Tendré que enviarle una carta, agradecerle por ser una gran puta —espeto.
Rose asiente y sonríe, secando varias lágrimas falsas.
—Estoy muy orgullosa de ti.
—Ya suéltalo. Tenemos que preparar una cena y yo tengo que ducharme. —Sacudo la cabeza y me pongo de pie.
—Deberías hacerlo. —Olfatea el aire mientras que yo la fulmino con la mirada—. Hueles a sexo.
—Cállate, Rose. —No puedo evitar sonreír mientras la sigo hacia la cocina, sacudiendo la cabeza ante sus payasadas.
~ALLO~
Mientras ponemos la mesa y servimos lo último de la comida en los platos, suena el timbre, alertándome que Edward finalmente está aquí. Sé que es él ya que mamá y papá llegaron aquí hace unos momentos, así que a menos que alguien más se haya invitado a cenar, él es la única persona que falta.
Todos me recuerdan que ya lo han conocido y que no tengo nada de qué preocuparme. Pero no puedo evitarlo, especialmente ya que sé cómo me comporté con él al apartarlo como lo hice. Estoy avergonzada de haber hecho eso y no quiero que sea incómodo para él estar aquí.
Estoy jodidamente nerviosa mientras respiro hondo y abro la puerta.
Una sonrisa automáticamente ilumina mi rostro ni bien lo veo. Como siempre, se ve jodidamente sexy, y después de anoche, todo mi cuerpo parece alegrarse con solo verlo.
Su sonrisa es encantadora cuando enarca una ceja.
—Bella, ¿está todo bien?
Salgo de mi sueño. Soy tan endemoniadamente transparente a veces que ni siquiera es gracioso.
—Lo siento, solo... Estoy nerviosa y te ves —muevo mi mano, señalando a su camisa color ciruela y sus jeans oscuros— así.
Sin mencionar su cabello desordenado y la sonrisa que adorna sus labios. Diablos, el hombre sabe lo que me hace, dejándome toda nerviosa y excitada. Él tiene que saber.
—¿Esto está mal? No estaba seguro de qué tan casual eran estas reuniones familiares..
—No, no... Por Dios, no... ¡definitivamente no es malo! —lo interrumpo, negando con la cabeza y riéndome.
—También te ves hermosa, chica bonita —dice y doy un paso atrás para permitir que entre.
Me río nerviosamente.
—Gracias. Aunque estoy un poco nerviosa —digo como si no fuera obvio y cierro la puerta mientras espero a que se quite los zapatos.
Cuando termina, toma mi mano en la suya y me acerca a él. Solo somos nosotros en el pequeño recibidor y estoy feliz de tener unos segundos para respirar y centrarme en mí misma.
—Rélajate, Bella. Todo estará bien. Además, ¿cómo pueden no amarme? —Besa mi mejilla y me relajo un poco más.
—Está bien, hagamos esto.
~ALLO~
Media hora después, ya se han hecho las presentaciones y se está comiendo.
Emmett y Edward se hacen amigos de inmediato por un programa de televisión que los dos miran.
Papá está en silencio, pero esto es solo debido a la medicación que él aún tiene que tomar. Lo deja atontado y mamá nos ha advertido que se irían poco después de cenar así él puede descansar. Simplemente estoy agradecida de que pudieran venir.
Alice y Ellie están sentadas juntas, riendo y susurrando mientras nos miran de reojo a Edward y a mí. No estoy segura de qué pensar sobre eso, pero definitivamente necesitaré poner eso en la "lista de cosas para discutir con mi hija adolescente". Parece que está lista se hace cada vez más larga con el paso de las semanas.
Rose prácticamente se folla con la mirada a Edward, y me da una mirada cómplice, haciéndome poner los ojos en blanco. Ella es muy mala. Culpo a Emmett por hacerla de esta manera, lo juro.
Y finalmente, Edward está sentado a mi lado, su mano izquierda sobre mi muslo cubierto por jean mientras come con su otra mano y habla con todos alrededor de la mesa como si todos se conocieran por años.
Mamá sonríe y me da una mirada cómplice. Conozco esa mirada. Le agrada, pero entonces, ¿qué no te puede gustar?
No estoy segura de lo que esperaba, pero esto es mucho mejor. Puedo relajarme un poco y realmente comer lo que hay en mi plato mientras intento no distraerme mucho con el pulgar de Edward frotando lentamente mi rodilla. El gesto es inocente, pero me hace sentir todo tipo de cosquilleos.
La habitación está llena de risas y carcajadas, y no lo quisiera de ninguna otra manera. Él encaja bien, como si fuera la pieza perdida en mi pequeño rompecabezas.
~ALLO~
Mamá y papá se despiden ni bien terminan de comer. Papá está atontado y puedo ver que necesita descansar, pero me asegura de que está bien. Él me abraza y me dice que Edward es un buen hombre. Me sonrojo y sonrío mientras beso su mejilla y le agradezco. Mamá también me abraza y me pregunta si estaré bien. Creo que Rose pudo haberle comentado sobre mi pequeño colapso. Simplemente asiento y le digo que definitivamente estoy bien ahora.
Y lo estoy.
Edward se encuentra a mi lado mientras nos despedimos de mis padres.
Me gusta. Sentir que él está allí. Apoyando. Sí, esa sensación es algo que necesito abrazar y no tenerle miedo.
Alice y Ellie despejan la mesa y lavan los platos mientras Emmett, Rose, Edward y yo disfrutamos de una taza de café y un poco de las galletas de las chicas en la sala.
—Deberíamos reunirnos todos y salir el próximo fin de semana —dice Rose, mordiendo un bocado de la galleta con chips de chocolate recientemente horneada.
—Eso suena divertido, nena. ¿Qué lugar tienes en mente? —Emmett le pregunta.
Tomo una galleta y no puedo evitar el gemido cuando el chocolate entra en contacto con mi lengua. Las galletas de Ellie siempre son muy buenas, lo cual es extraño ya que es mi receta.
Estoy tan perdida en el paraíso del chocolate que no noto que todos han dejado de hablar y tres pares de ojos me están mirando.
—¿Qué?
—Cielos, Bella. Uno creería que estabas teniendo un orgasmo —anuncia Emmett, riéndose fuertemente mientras Rose resopla, y las orejas de Edward enrojecen en un tono brillante.
—Por Dios, no puedo creer que dijeras eso. —Sacudo la cabeza y pongo los ojos en blanco. Solo Emmett. Me arriesgo y volteo a mirar a Edward, que se está riendo suavemente, sus hombros subiendo y bajando, y tiene lágrimas cayendo por sus mejillas—. No es tan gracioso. —Intento no reírme también, pero entonces él me mira, sus ojos de un tono verde esmeralda resplandeciente, tan expresivo y puro que me pierdo en ellos y comienzo a reírme de lo absurdo.
—De acuerdo, ustedes dos —comenta Rose—. Edward, a Bella le encanta el chocolate. Como puedes ver, la vuelve muy... expresiva.
—Aw, gracias, hermana —espeto. Sabía que ella y Emmett serían un problema, pero al menos son un poco graciosos.
—Es bueno saber eso —dice Edward, guiñándome un ojo y chocando mi brazo con el suyo.
—Ustedes son un problema, eso es lo que son. ¿Por qué debería ir a algún lugar con ustedes, eh? —pregunto intencionadamente, refiriéndome a la pregunta anterior de Emmett.
—Bella, ha pasado mucho tiempo desde que hemos hecho algo juntos. Además, me gustaría conocer a tu nuevo novio. —Rose sonríe, tomando un sorbo de su café mientras que mis ojos se abren aún más. No hemos dicho nada exactamente sobre nuestro estado aún. Novio suena bonito, pero tengo que admitir que es un poco raro a mi edad.
Edward gira hacia mí, al parecer no afectado por lo que Rose acaba de decir, y dice, «Si quieres ir, me gustaría llevarte».
Asiento.
—Está bien.
—Entonces, ¿un viaje a Port, bailes y tragos? —confirma Emmett.
—Parece un plan —dice Rose y se pone de pie cuando las chicas se nos unen al salir de la cocina.
~ALLO~
Los platos están lavados, los invitados se han ido, excepto por Edward y se está haciendo tarde, por lo que Ellie está en la ducha.
—Supongo que soy tu novio ahora, ¿eh? —pregunta Edward mientras lo acompaño a la puerta.
Odio verlo irse. Pero los dos necesitamos dormir ya que el lunes llegará aquí con fuerza, y bueno, los lunes siempre apestan.
—Sí... Eh, lamento eso. No sabía... Ella solo asumió, así que... —divago y me encojo de hombros.
—¿Eso es lo que quieres, Bella? —pregunta, llevándome hacia un abrazo y sujetándome cerca de él con su mentón apoyado en la parte superior de mi cabeza.
—Sí, quiero decir, si tú quieres... —digo lenta y suavemente. Estoy actuando como una adolescente. Supongo que es de esperar revivir ciertas partes de la juventud, ¿cierto?
Lo siento rozar sus labios contra mi cabello.
—Eso quiero, Bella. Estoy muy seguro que eso estaba implícito en la charla pero estoy contento de que ya se sepa ahora.
Me aparto y lo miro. Sus ojos son tan... felices y claros. Sé que lo amo. Lo sé con todo mi corazón.
—Me... gustas mucho, Edward. Es un poco aterrador. —Soy honesta y abierta, pero no estoy lista para decirlo primero a pesar de que sé que los dos ya estamos allí.
Él se inclina, frente contra frente.
—También me gustas mucho, cariño.
Sus palabras me inundan y dejo que penetren cada célula de mi cuerpo. Estoy determinada a permitirme ser amada por este hombre. Demonios, merezco ser feliz.
