Ya había pasado un día desde el encuentro con Sakura, Naruto tenía mucho en su mente. La charla con Kurama había servido para ordenar sus pensamientos, no le gustaba la idea de que el zorro se inmiscuyera en sus asuntos íntimos, había terminado por hacer las paces con él y ahora lo consideraba un amigo. Quizás su mejor amigo. Aun así, no le hacía demasiada gracia que pudiera ver todo lo que hacía con Hinata. O con Sakura.
Pero tenía un asunto más importante que tratar, la creciente fuerza en su interior que comenzaba a crecer, sabía que no era normal y más aún, sabía que estaba relacionada con la última batalla contra Sasuke, donde había logrado quitarle su chakra por completo.
-¿Qué es lo que me está pasando? –Preguntó el rubio, hablando directamente en su mente con Kurama.
-Creo que has despertado un nuevo poder, durante tu última batalla contra el Uchiha despertarte un poder proveniente del sabio de los seis caminos. El creó el ninjutsu y el chakra, parece acertado que uno de sus descendientes pueda borrarlo. –Aseveró la criatura en su interior. No parecía del todo convencido.
-Tiene sentido… Pero no me refería a eso, sino a mi calentura. –Se quejó Naruto, lo que había sucedido con Sasuke y red de chakra había sido algo que no se esperó pero en esos momentos estaba más preocupado por sus asuntos de cama.
-Supongo que eso tiene que ver con tu lado animal, mi lado. –Kurama suspiró y decidió hilar sus pensamientos para explicar las cosas de manera simple. Que hasta Naruto pudiera entenderla. –Eres joven y estas en edad para reproducirte, es normal que quieras tener sexo todo el tiempo. Además, posees una fuente de energía prácticamente inagotable. No podrás parar nunca.
-Y lo que hice con Sakura…
-Se llama tomar lo que quieres, simple dominación. No está mal. Y a la mayoría de las hembras de tu raza les gusta eso. Que las pongan en su lugar, que las tomen como animales en celos. –Kurama hablaba con completa normalidad de algo que al rubio parecía escandalizar, pero no le quedaba otra que escuchar. Lo cierto era, y aunque le costara admitirlo, que lo que había hecho le encantó. Y quería más.
-Tengo que pensar en algo para que Hinata no se entere… -No estaba dispuesto a perder su relación con la mujer que amaba solo porque Sakura se sintiera insatisfecha. Naruto le había dado todo, no tenía por qué darle también su matrimonio.
-Sakura no le dirá a nadie lo que paso, sabe que ella es quien termina perdiendo, su matrimonio, tu protección, incluso el apoyo de Kakashi. Lo importante es que tú no abras la boca como el idiota que eres.
-¡Deja de llamarme idiota!
-Pues deja de comportarte como uno y empieza a usar el cerebro.
La conversación se cortó con aquellas palabras de la criatura y Naruto se centró ahora en aquella oscuridad interior que comenzaba a sentir. Con esta, había borrado el chakra de Sasuke por completo y esto sin dudas podía ser un arma a usar en el futuro, pero debía aprender a dominarlo.
-Dominación… -Susurró, extendiendo su mano al frente y concentrando su chakra. Sintió el cosquilleó en la punta de sus dedos y luego, un aura rojiza lo cubrió, durante apenas un instante antes de desaparecer.
-Interesante… -Susurró Kurama.
Las cosas estaban a punto de cambiar.
Apenas era medio día y Sakura estaba completamente errática, se había equivocado más de una vez en la dosis para un paciente y de no haber sido por Shizune que estaba a su lado, podría haber terminado empeorando la situación de uno de ellos. Desde la noche anterior y aquel horrible pensamiento que había tenido, las cosas ya no eran las mismas para ella. Y peor aún, se odiaba a si misma por lo que había hecho, se dejó llevar por sus emociones y terminó haciéndole una mamada al mejor amigo de su esposo, incluso se bebió su semilla como si fuera una simple puta del montón. Y peor aún, cuando volvió a casa, mientras lo hacía con su esposo en lo único que podía pensar en Naruto.
Se estaba volviendo loca y esto afectaba a su rendimiento como médica. Debía arreglarlo cuanto antes ¿pero cómo? Se le pasó por la cabeza la idea de pedirle a Ino que borrara esos recuerdos, pero de inmediato desechó la idea de la pura vergüenza. Si Ino lo sabía muy pronto todo el mundo lo haría y no podía dejar que eso pasara. Podía hablar con Naruto y tratar zanjar el asunto. Pero la sola idea de volver a ver a Naruto provocaba un vendaval de emociones, quemando en su interior, ansiando continuar con lo que habían empezado.
-¿Entonces, has aceptado mi idea de una gran familia? –Preguntó Kurama mientras Naruto caminaba por los calles de la aldea.
-Sí, creo que tienes razón. Si no lo hago yo terminaran casando a mis hijos, y no permitiré que nadie dañe a mi familia. –Respondió mentalmente el rubio. Se había sacrificado más para proteger al mundo, pero también debía pensar en su familia.
-Sí, seguro que entre follar poco y follar mucho la decisión fue muy difícil. –El sarcasmo de Kurama arrancó un gruñido del rubio pero este continuó hablando. –Entonces deberías hablar con Kakashi, es el Hokage. Deberías buscar tierras donde asentar tu clan y además avisarle que planeas establecerte.
Naruto estaba notando como Kurama pronto se había vuelto su consejero principal, guiándolo en todo lo que estaba ocurriendo y aunque le pesara, daba buenos consejos. Incluso mejores que los de Shikamaru.
Cambió la dirección de sus pasos y se acercó hasta las oficinas del Hokage, intuía que mentor estaría allí trabajando. Desde que había asumido como Hokage casi siempre había tenido trabajo y apenas se lo veía fuera de la oficina.
Entró por la ventana, como lo hacía usualmente, Kakashi no se sorprendió.
-Aprende a usar la puerta, Naruto. Por favor. –Su antiguo sensei lo miró con cansancio en sus ojos, aunque contento de volver a verlo. Él mismo había pasado tiempo sin ver a su alumno después de todo lo que había pasado. – Qué raro verte por aquí.
-Pensé en pasarme, hay mucho de lo que hablar. –La seriedad en sus palabras alarmó ligeramente a su mentor. Naruto tomó asiento frente al hombre.
-Te escucho… -Soltó la pluma que tenía en sus manos y apartó el papeleó por el momento. Muy pocas veces había visto serio a Naruto y esto no siempre resultaba bueno. -¿Qué sucede?
-Necesito encontrar un lugar vacío, alejado del centro y amplio. Muy amplio. Lo suficiente como para crear una casa con muchas habitaciones. Muchas. –Aquellas palabras tomaron por sorpresa al hombre, pero Naruto siguió hablando. –Además, sé que los Uzumaki poseían un lugar en el consejo de la hoja, como clan. Quiero recuperar esa posición.
-Naruto… wow… -De todas las cosas que podía decirle esa era la que menos se esperaba. El consejo de ancianos habían estado presionando para que Naruto retomara la posición de los antiguos Uzumaki en Konoha, pero esto requería ciertas concesiones por parte del rubio. Concesiones que tenía claro que no cumpliría. –Si quieres recuperar el estatus de clan dentro de la aldea necesitaras casarte. Y en tu caso, Hinata no es suficiente…
-Lo sé. –La sorpresa en Kakashi llegó hasta Naruto, quien dudó por un segundo. –Es algo que inevitablemente va a pasar. Si no lo logran conmigo lo harán con mis hijos. Mejor tomar riendas en el asunto y asegurarme de que no suceda.
-Esas no son tus palabras…
-No, son las de Kurama. Pero no quita el asunto de que tiene razón. ¿Qué sucederá si tengo hijos y muero? ¿Qué evitara que los casen con quien sabe quién?
-No lo permitiré.
-Tu no. ¿Pero y cuando tu no estés? No puedo dejar eso a la suerte…
-Te entiendo… -Observó a su estudiante, había cambiado mucho con el paso de los años. Y en los últimos meses había tenido un salto incluso mayor. No le desagradaba la idea de ese Naruto. Podía llegar a ser un buen Hokage. Comenzó a rebuscar entre los cajones de su escritorio hasta que encontró un sobre y se lo pasó. –Puedes usar el viejo recinto de los Uzumaki, está abandonado desde hace décadas pero no creo que te cueste demasiado ponerlo en condiciones. ¿Cómo planeas encarar el problema del consejo? En cuanto digas que piensas casarte con múltiples esposas te arrojaran a todas las que puedan.
-Lo sé, por el momento sé que has estado impidiéndolo. No cambies de idea de un momento para otro. Déjalos creer que van ganando. –Dijo, la idea había venido de Kurama pero la modificó a su gusto. –Luego negociaremos. No dejare que me casen con cualquiera. Quiero ser capaz de elegir con quien pasaré el resto de mi vida. Iré a ver el viejo recinto Uzumaki.
-Naruto… ¿Qué otra cosa te dijo Kurama?
-Que tendré que follar mucho.
Y por primera vez desde que había asumido como Hokage, Kakashi soltó una risa sincera.
-Suertudo. ¿Qué le has dicho a Hinata? –Y al ver la cara de Naruto suspiró. –Aún no se lo has dicho ¿verdad?
-No sé muy bien cómo hacerlo…
-Suerte.
Al salir de las oficinas del Hokage, Naruto se trasladó de nuevo a su casa. Abrió el sobre y comenzó a leerlo, en su mayoría eran los estados financieros de su clan así como los papales de propiedad de las tierras. No le costaría demasiado poner ese lugar en condiciones usando sus clones.
-No, no uses tus clones. Gasta el dinero del clan para remodelarlo, contrata a gente. –Aconsejó Kurama en su interior.
-¿Por qué gastaría el dinero si puedo hacerlo yo con mis clones? –La idea se le antojó demasiado estúpida. No parecía dada por el zorro.
-Porque al hacerlo estarás dando trabajo a los civiles de la aldea. Luego de la guerra muchos se han quedado sin trabajo y no verán con buenos ojos que te ahorres la mano de obra solo por no gastar algunas monedas.
-Vaya, no pensé que te preocuparas por los ciudadanos de la aldea…
-Y no lo hago, pero tener la buena voluntad del pueblo llano te ayudará a cumplir tus objetivos. Volverte Hokage, asegurar la seguridad de tu familia. Eres el salvador del mundo y todos te aprecian, pero ese aprecio se puede perder con facilidad, sino mira al Uchiha…
-Ya, tienes razón… -Volvió a mirar el sobre y se encogió de hombro. Tampoco es que necesitara el dinero. –Mañana empezaremos con todo.
-¡Naruto-Kun! –Hinata entró por la puerta. Naruto le había dado una llave de la casa un mes atrás y ahora debes en cuando ella dormía en su casa. No tanto como al rubio le hubiera gustado.
Le alegró ver a Hinata en esos momentos, en medio del caos que estaba siendo su vida en ese momento ella era un faro de paz. Y sin embargo, se había enrollado con Sakura.
La sonrisa amenazó con desaparecer de su rostro pero se obligó a mantenerla. Se acercó a su amada y besó sus labios a modo de bienvenida. Hinata se puso colorada de inmediato, pero lo correspondió, como siempre hacía.
-¡Hokage-sama me ha dado una misión! ¡Tendré que ir a Sunagakure para ayudar con los acuerdos comerciales! ¿No es genial? –Se abrazó aún más fuerte a su amado, pero el rostro congelado de Naruto le sorprendió. -¿Qué pasa?
-¿Te irás? ¿Por cuánto tiempo…? –La sola idea de tener que alejarse de Hinata durante tanto tiempo no le hacía gracia. Aunque bien podría usar el sello de transporte que tenía para estar a su lado. Aquel jutsu que aprendió sin dudas le había ayudado en más de una ocasión.
-Dos semanas, quizás un mes…
-Te extrañare…
-Y yo a ti, mi amor…
El resto de la tarde la pasaron juntos en la casa, ninguno de los dos tenía demasiadas cosas que hacer en esos momentos y considerando que pasarían mucho tiempo fuera, mejor aprovechar cada momento cerca.
Por desgracia para Naruto, no era como él lo hubiera querido. Hinata seguía igual de tímida y a Naruto le resultaba demasiado difícil hacer un avance sobre ella, al menos durante el día. Al llegar la noche el rubio le pidió que se quedara y ella accedió, trasladándose juntos a la cama. Naruto se apuró en desabrochar su chaqueta.
-N…No… -Hinata atrapó sus manos con las suyas y Naruto observó el rostro completamente rojo de la Hyuga. –A…apaga la luz…
-Oh, sí. Lo siento. –y así, Naruto apagó la luz. Con Hinata era siempre lo mismo, sus noches de pasión era a oscuras y muchas veces en silencio. Eso no le gustaba nada al Uzumaki.
Pasaron la noche juntos y al amanecer, Hinata se arregló y partió. Naruto estaría todo un mes sin ella.
-Mira el lado positivo, así puedes pensar mejor en cómo decirle que tendrá que compartirte.
-No ayudas, Kurama. Mejor cállate.
-Joder, sí que te afecta el no follar bien. ¿Verdad? –Y Kurama comenzó a reír en su cabeza. –Venga, vamos. Que tienes que trabajar.
Naruto terminó de arreglarse y salió de la casa, tenía mucho trabajo que hacer y este resultaba mucho más interesante que escuchar a Kurama reírse en su cabeza. No tardó en llegar al viejo recinto del clan Uzumaki, y no pudo evitar sentirse sobrecogido, por una parte, aquel pudo haber sido su hogar en caso de que sus padres aun vivieran, allí podría haber tenido una familia feliz y por el otro lado: apenas se mantenía en pie. El polvo, el óxido y la humedad lo cubrían todo. Se notaba que nadie había cuidado aquella propiedad en ausencia de la familia principal y por tanto, tendría mucho trabajo que hacer.
Debió empujar el gran portón de hierro para abrir la entrada a la propiedad, el logo del remolino del clan Uzumaki adornaba tanto la casa principal como los costados. La casa, no era tanto una casa como una gigantesca mansión de mármol blanco, ahora manchado de tierra. Al llegar a la puerta miró a ambos lados y la vista parecía perderse en sus paredes. De una punta a la otra podía tener fácilmente cien metros de largos, adornada con hermosas ventanas de vidrio multicolor.
Dos pisos de alto y con un balcón que daba al exterior, sin dudas sus ancestros tenían un estilo muy característico. Lo que más llamó su atención fue la puerta. Hecha de madera de arce oscuro, pulida. Y era la única parte de la casa que estaba completamente impoluta, parecía que nunca le había caído una sola mota de polvo.
Estiró la mano y giró el picaporte. No sucedió nada, la puerta no se abría.
-Aplica chakra. –Aconsejó Kurama y Naruto obedeció.
De repente, la puerta respondió a su llamado, el chakra se le fue devuelto con un golpe de energía en el pecho que lo obligó a retroceder, sorprendido. Luego, todo volvió a la normalidad y la puerta cedió.
-Los Uzumaki eran bastante precavidos, no dejarían que nadie entrara a su propiedad si no pertenecía a la familia.
-Interesante…
Pero por desgracia eso no significaba que el polvo no pudiera entrar, el olor a humedad y sofoco dentro de la mansión golpeó sus sentidos y debió toser para quitarse aquella sensación de encima. Sacudió la cabeza y comenzó a caminar.
La siguiente hora se la pasó revisando cada rincón de la casa. Ocho habitaciones, tres baños más el principal. Una cocina, una sala de estar y un sótano. Este último lugar fue donde el Uzumaki se detuvo más tiempo, para su sorpresa ese lugar no estaba vacío, encontró más de una docena de rollos de pergaminos, algunos de ellos parecían bastante antiguos. Decidió que no podía dejarlos en ese lugar por lo que saco un pergamino propio y los guardó en su interior. Una vez estuviera en su casa podría revisarlo a gustos.
Terminó en el balcón de la casa, mirando al exterior. El recinto Uzumaki podía llegar a tener fácilmente siete u ocho hectáreas. Además de la casa principal se encontraban varias casas más, más pequeñas pero con el mismo estilo. Le tomó otra hora revisarlas a todas, pero en su interior no había nada interesante.
Naruto entró en la tienda de armas de Tenten. Con la cuarta guerra ninja terminada, esta terminó ampliándose para contratar civiles para tareas de albañilería y demás. Al rubio le sorprendió el cambio de rumbo de Tenten pero lo entendía. Ella había amado a Neji y con la muerte de este no le interesaba demasiado dedicarse a la vida ninja mucho más.
-¡Naruto-Kun! ¡Qué bueno verte por aquí! ¿Cómo estás? –Tenten salió desde detrás del mostrador para acercarse hasta él y abrazarlo de manera efusiva.
-Bien. Con demasiadas cosas entre las manos, y me vendría bien un poco de tu ayuda. –Dijo tras separarse de la misma, sonriendo. Pasó la mirada por la tienda, veía las armas colgadas, algunas extrañas y exóticas.
-¿Armas? ¿Has decidido aprender Kenjutsu? Podría enseñarte un poco.
-Ja, ja, ja. No, por el momento me defiendo con los kunais. –Bromeó y sacudió la cabeza, desechando aquella idea. –No, vengo por tu otro rubro. El nuevo. Necesitó de gente para trabajar en una propiedad. Albañiles y esas cosas.
-Creía que la casa de tus padres la habías arreglado tu solo. Pero será un placer, en estos tiempos todo trabajo es bienvenido. ¿Qué necesitas? ¿Una nueva habitación, una ampliación de la cocina? Dame un día y te consigo a mis dos mejores hombres.
-No, no es para mi casa esa está bien. Y creo que vas a necesitar algo más de dos hombres. –Ante sus palabras, Tenten lo miró extrañada. Naruto suspiro. –Será más fácil si te lo muestro. ¿Tienes tiempo?
-hmm claro. Dame un momento que cierre y vamos. –La curiosidad había logrado picar a la kunoichi quien se apuró a cerrar la tienda y le indicó a Naruto que saliera por la puerta. Él negó levemente.
-No hace falta. Así es más rápido. –se acercó a ella y colocó una mano en su hombro. Un segundo después estaba de nuevo en el recinto Uzumaki.
-Por Kami, no sabía que podías usara ese jutsu. Me he mareado un poco. –Y tras decir esto, miró alrededor, llevándose ambas manos a la boca. ¿Qué lugar era ese? – ¿Pero dónde estamos? Este todo abandonado.
-El recinto Uzumaki. Antigua sede de mi clan. Necesito ponerla a punto lo antes posible. ¿Crees que puedas?
-No sabía que tenías un clan, ni que este lugar era tuyo… -comenzó a caminar, hablaba pero más en voz alta que para el propio Naruto quien se limitó a seguirla. –Es hermoso…
-Lo sé, y pienso volverlo un gran hogar… ¿Qué dices?
-Arreglar la mansión te saldrá carísimo. Y tomara mucho tiempo. –Naruto debió ayudarla a entrar por la puerta pues el sello impedía que entrara. –Un sello de protección, pero a este nivel… que avanzado.
-El dinero no es un problema. Así que no te preocupes por ello, respecto al tiempo. ¿Cuánto crees que te tomaría?
-Mínimo un mes para la mansión principal… otros dos para el resto del recinto. –se paseaba por la casa, perdiendo la mirada en cada pared, la humedad había logrado penetrar en algunas de ellas. –Pero para cuando terminemos será como si este desastre jamás hubiera pasado. ¡Te lo aseguro!
-Lo sé, confió en ti, Tenten-chan. Quiero tener este lugar lo más pronto posible.
Pasaron la siguiente hora planificando que harían con la casa, cuanto tiempo tardarían y cuantas personas tendrían que contratar para asegurarse de que todo saliera bien. Luego, Naruto la devolvió a la tienda. No tardó en volver a su propia casa. Sin darse cuenta ya eran las doce del mediodía y quería comer algo antes de continuar con su trabajo. Quería revisar los pergaminos que encontró, algo le decía que serían muy útiles.
Sakura se tomó una pausa para almorzar, no porque tuviera hambre sino porque tenía la cabeza en otro lado y era incapaz de concentrarse. Cada vez que se abría la puerta del hospital una pequeña parte de ella anhelaba que fuera Naruto quien entraba por ella. "aun no termine contigo" le había dicho antes de ser interrumpidos por Shizune, pero él jamás volvió a buscarla. Salió del hospital ninja y comenzó a caminar por las calles de la aldea sin un rumbo fijo, esperaba que el aire fresco en su rostro le ayudara a recuperarse pero este no parecía ser el caso.
Se recriminaba a si misma por haber hecho lo que hizo, por haber roto su matrimonio de esa manera, por dejarse llevar por la calentura del momento y lanzarse sobre el Uzumaki de esa manera. Pero lo cierto es que no era una simple calentura del momento, sino una acumulada durante meses, orgasmos interrumpidos, noches de insatisfacción y torpeza por parte de Sasuke. A pesar de haberse casado este no había mejorado mucho ni había demostrado interés en una relación más romántica.
Y ella tenía sus propias necesidades.
Sin darse cuenta, terminó ante las puertas de Naruto. Al alzar la mirada y notarlo, una punzada de miedo se clavó en su interior. ¿Sus propios pasos la habían dirigido hacía él? Podía hablar llamar a su puerta y hablar… ¿Pero y si Hinata estaba allí? No, según Shizune Hinata se había ido a Sunagakure en una misión comercial esta mañana. Si quería hablar con Naruto ese era el momento.
¿Qué le diría? Inspiró hondo, haciéndose de valor y golpeó la puerta. Indecisa.
Tras un minuto o dos, la puerta por fin se abrió y Sakura debió contener el aliento. Naruto, Apenas tapándose la parte baja de su cuerpo con una toalla dejaba al descubierto su torso trabajado, su abdomen perfectamente marcado, un sixpack solo entorpecido por unas pequeñas gotas de agua rebeldes que bajaban por su cuerpo hasta perderse en la toalla.
-Sakura ¿Qué pasa? –El Uzumaki clavó sus ojos en ella. No había nerviosismo en él, ni una sonrisa, nada. Solo un rostro neutro.
No se había esperado la visita de Sakura, y la verdad es que no le hacía demasiada gracia, no solo aún tenía muchas cosas que hacer sino que volver a verla luego de lo que habían hecho no parecía una buena idea. Y mucho menos en la casa que compartía con Hinata, a plena luz del día.
-N…Naruto. –Sakura se forzó a hablar, desviando la mirada de su cuerpo hacía su rostro. ¿Por qué había llamado a la puerta? -¿P…podemos hablar?
"Esto va a ser interesante" –La voz de Kurama en su cabeza sonaba divertida.
-Claro. Dime, ¿Qué quieres?
-¿Puedo pasar? –Miró a los lados. La casa de Naruto estaba en una zona poco concurrida, aun así, la idea de que la vieran hablando con él mientras este apenas estaba con una toalla no le gustaba.
-Claro. –Antes de responder, inspiró lentamente y negó para sí mismo, como si quisiera descartar una idea de su mente. Luego, se movió a un lado, dejando que Sakura entrara a la casa. Esta dudó, pero tras unos segundos, entró. Cerró la puerta tras ella.
Caminó de nuevo hasta la sala de estar, sin molestarse en dirigirle una palabra. Si quería hablar que lo hiciera.
"¿cuánto tardará en pedirte una segunda ronda O vendrá a decirte que no puede volver a pasar? ¿Apostamos?" –Kurama parecía estar pasándoselo en grande.
Ignoró la voz del zorro y tomó asiento en el sofá, con su diestra, realizó un ademán. Indicándole a Sakura que tomara asiento en una de los sofás individuales, no obstante ella se mantuvo en pie. Parecía incomoda, alerta, mirando de un lado a otro excepto a lo único que quería mirar, a Naruto.
-¿Podrías vestirte? –Habló solo para emitir un sonido pues no le interesaba que el Uzumaki lo hiciera, era la mejor visión que había tenido en mucho tiempo pero esto no volvía la conversación más fácil.
-Yo no voy a tu casa a darte órdenes de cómo vestir, Sakura. –Desvió la mirada de la mujer al reloj en la pared, como si estuviera midiendo el tiempo que tenía antes de volver sus ojos a ella. -¿Qué sucede? Tengo cosas que hacer.
El desdén en sus palabras tomó por sorpresa a la rosada quien fijó sus ojos en él. El Naruto que él conocía jamás le habría dicho algo como eso… Pero tampoco se le hubiera follado la boca como el día anterior.
-Lo que paso ayer… -Lo observó, esperando que la mención de lo ocurrido despertara alguna emoción en él, pero no fue así. –Estoy casada con Sasuke. Lo amo.
-Lo entiendo, no volverá a pasar. –Aceptó el rubio, y espero.
-Te… Te perdono ¿vale? Pero no puede volver a pasar, por favor. –las palabras se atragantaban en su garganta, tal vez por ello no eligió las mejores. Naruto alzó una ceja, intrigado ante sus palabras.
-¿Me perdonas? –soltó una ligera risa, antes de volver a su rostro serio. -¿Qué fue lo que hice exactamente para que necesitara tu perdón?
-Lo… lo de ayer. –Respondió, Naruto no respondió y en cambio movió una mano, indicando que necesitaba más información. –Lo que paso cuando… cuando me obligaste a chupártela.
"Uy… ¿está implicando que abusaste de ella? Esa sí que no me la esperaba." –podía sentir al zorro relamiéndose en su interior. Pero esto rápidamente se opacó en su interior, sentía una furia creciente en su interior. Volvía a sentir ese tirón de oscuridad en su ser.
-¿"Obligarte"? Esas son palabras mayores, Sakura. Yo no fui quien empezó aquel encuentro. –parpadeó ligeramente, ladeando la cabeza. Necesitaba controlarse.
-Sí, obligarme. Eso fue lo que hiciste. –Las palabras de Naruto habían servido para envalentonarla y avanzó dos pasos, acercándose a él. Ahora podía tener una excusa para sentirse indignada por lo que paso, le era más fácil creer que Naruto la había obligado, ella no tuvo la culpa. No había sido infiel. No se había dejado llevar por sus bajos instintos. –Pero no voy a decírselo a nadie, tengo un esposo al que amo y Hinata es mi amiga, no quiero que sepa lo que paso. Así que por mí, asunto zanjado. No se lo diré a nadie si no vuelves al hospital.
La sola mención de Hinata por parte de la Haruno despertó todas las alarmas dentro de Naruto. No solamente estaba implicando que la había violado, sino que dejaba caer que le diría a Hinata. Estaba jugando con su relación, aquello podía arruinarle la vida, su futuro, su futura familia.
"¿Cuántas personas estarán dispuestas a ayudar al salvador del mundo cuando se corra el rumor de que es un violador? A todo el mundo le gusta un héroe. Pero la caída de uno, uff eso es majestuoso."
-Que bondadoso de tu parte. –El sarcasmo en sus palabras la golpearon, pero se mantuvo seria. Él sonrió con malicia.
-Sé que quieres formar una familia con Hinata así que no quiero arruinártelo pero no dejare que vuelva a pasar. O se lo contaré a todo el mundo.
-¿Y qué contaras exactamente?
-Que me obligaste a chupártela. Le diré a Kakashi-sensei. Presentaré una denuncia. –Sus palabras estaban sirviendo para que ganara confianza en sí misma pero el rubio no se inmuto. En cambio, su sonrisa se amplió.
-Adelante. Vamos ahora mismo a decírselo. Vamos los dos. ¿Quieres?
-¿C…crees que no lo hare?-La confianza en sus palabras logró descolocarla, él se levantó del sofá pero no se movió. –él me creerá.
-Estoy seguro de que te creerán, más aun si lloras. Tienes experiencia convenciendo a la gente a través de las lágrimas. –Otra vez palabras que no parecían del Naruto que conoció. –Eso claro, hasta que vean las pruebas.
-¿Qué quieres decir? –Según recordaba, allí solo habían estado ellos dos, nadie más. Él apunto a su sien con el índice. Sakura palideció.
-Lo primero que hará Kakashi cuando presentes la denuncia será llamar a los Yamanaka. Ver en nuestros recuerdos y buscar la verdad en ellas. ¿Qué crees que verán ellos entonces? ¿Qué yo te obligue a chupármela o que aquello fue el eventual desenlace de una situación que tu comenzaste? ¿Te la metí en la boca? Sí. Pero solo porque tú lo querías, obviamente no lo dijiste con palabras, pero todas tus acciones lo demostraban.
-N…no es verdad. –De repente, la confianza la había abandonado. Dio un paso atrás. –Eso no pasó así.
-¿No? Yo llegue al hospital por un problema médico. Te dije que no podía dejar de estar caliente todo el tiempo. En cualquier otra situación una médica me hubiera hecho estudios psicológicos, de sangre, quizás alguna desviación de las hormonas. Pero tú no hiciste nada de eso, en cambio, me dijiste que era completamente normal. Que solamente debía descargarme, y luego, me hiciste bajar los pantalones.
-Solo… Solo seguía el proceso medico… -Alcanzó a defenderse, pero no estaba siendo sincera.
-¿Seguro? ¿El proceso es pajear a los pacientes? Eso no parece muy científico… -una risa tenue inundó la sala de estar. –Fui muy consciente de tus acciones, Sakura. ¿Crees que no note como te sentadas para dejarme plena visión tus pechos? Luego, cuando te la metí en la boca, no protestaste demasiado, incluso diría que fuiste bastante cooperativa. Yo no te obligue a tragar, eso fue idea tuya. Por como lo veo, tu instigaste todo el asunto en un paciente de tu hospital. Y estoy seguro de que los Yamanaka pensaran lo mismo.
A medida que Naruto hablaba, ella comenzó a retroceder, había perdido toda confianza en sus acciones, había tratado de jugar la carta de víctima y hacer sentir mal a Naruto para salirse con la suya, en el pasado le había funcionado. Pero esta vez no funciono, y si continuaba, corría el riesgo de arruinarlo aún más.
-Por favor… para. No sigas… no fue así como paso… -Las lágrimas comenzaban a aflorar en el rostro de la mujer, pero él no se inmuto.
-Oh, ¿Y entonces como paso? –A medida que hablaba, Naruto endurecía sus palabras. Se había cansado. Había sido el chico bueno toda la vida, había cometido un error al follarse a Sakura, pero no por ello merecía ser acusado de abusador. No merecía perder su vida solo porque ella se sintiera insatisfecha. –Si quieres arruinar mi relación al menos dame tu versión de la historia.
-Quiero… quiero irme, me equivoque… me equivoque, por favor. No se lo diré a nadie, te lo prometo… -comenzó a caminar hacia la puerta, necesitaba irse de allí…
-Si sales por esa puerta sin darme una respuesta yo mismo iré a ver a Ino. –Sentenció Naruto. Y aquellas palabras congelaron a Sakura en el lugar. Si Naruto le permitía a Ino ver esos recuerdos sería su fin. Su matrimonio, su vida en la aldea. Todo. Lentamente se dio la vuelta para encararse a Naruto.
-Si lo haces perderás a Hinata. –Sabía que el amor que sentía por la Hyuga era lo único que podía frenarlo. Estaba equivocada.
-Lo sé. Pero prefiero perder a Hinata a que vayas por ahí diciendo que abuse de ti. Arruinarías todo por lo que he trabajado.
-Te prometo que…
-Tus promesas no valen nada para mí. –Le cortó Naruto. Se dio la vuelta y volvió a tomar asiento en el sofá. –O me das tu versión de la historia, de manera honesta o me asegurare que todo el mundo sepa lo que ocurrió ayer. La verdad.
La mirada de Sakura pasaba de la puerta a Naruto, de uno al otro, buscando la mejor opción. No quería seguir allí, pero si se iba sabía que lo perdería todo. Retrocedió y caminó hasta el sofá individual, tomando asiento, derrotada.
-No debí haber hecho lo que hice… es solo que… -Se detuvo, inspirando hondo y usando la palma de sus manos para refregarse los ojos, quitándose las lágrimas. –No sé porque lo hice…
-Lo sabes. Te dije que quiero la verdad. –Naruto tenía los ojos fijos en ella, parecía penetrarla con la mirada. A ella le costaba fijar la mirada en él.
-Las cosas con Sasuke no están… no están bien y… -No quería decir lo que estaba a punto de decir, sentía que era como insultar a su esposo. –Cuando vi que tú estabas… empalmado, no lo sé, me dejé llevar no estuvo bien… lo siento…
-¿Yo he sido el único paciente con quien lo has hecho? –Las palabras de Naruto sirvieron para despejar su mente momentáneamente. Estalló en furia.
-¡¿Pero qué dices?! ¡Yo no soy ninguna puta que hace esas cosas con sus pacientes! –Se puso en pie de repente y pareció que estaba dispuesta a golpearlo, pero él no se movió, solo amplió su sonrisa depredadora.
-Oh, pero lo eres. Yo soy la prueba de ello. Era uno de tus pacientes y por no poder contener tus instintos saltaste sobre mí. Preguntar si fui el único es algo completamente normal. Siéntate, te creo que he sido el único. –con un ademán le ordenó sentarse. Y ella obedeció, sorprendida de sus propias acciones. –Pero luego, viniste a mi casa con la esperanza de terminar lo que empezamos ¿verdad?
-¡Eso no es verdad! –Su cara se había vuelto roja de golpe, él no mentía, pero no quería admitirlo, y más aún, no luego de como se había desarrollado la conversación.
-Sinceridad…
-¡No quiero acostarme contigo! –Y sin querer, bajó la vista hacía la toalla, podía notar su miembro bajo esta. Y lo deseaba.
-Entonces… ¿Damos por concluida la conversación? Tú no vuelves a mencionar que abuse de ti y yo no insinuó que quieres acostarte conmigo. –Sonrió. –Concluimos que todo fue un error que no volverá a pasar. Y ya no volveremos a hablar de ello.
Ella no se movió.
-O puedes admitirlo y así, podemos llegar a un acuerdo sobre cómo proceder.
-¿Un acuerdo? –No entendía a lo que se refería, pero por su sonrisa intuía que no podía ser nada bueno.
-Sí, un acuerdo. Tú estás insatisfecha y yo tengo energías inagotables. Puedo ayudarte con tu problemita… a cambio de ciertas concesiones por tu parte.
La propuesta había tomado por sorpresa a la Haruno quien soltó una risita nerviosa. ¿Hablaba en serio? ¡¿Cómo podía estar tan loco?! Ella jamás aceptaría algo como eso. Amaba a su esposo, pero la sola idea de continuar con lo que empezaron. Podía sentir su interior palpitando. Apremiándola para que acepte.
-Tu estas con hin…
-De Hinata me encargo yo. Y no vuelvas a mencionarla. Nunca. –Le cortó con dureza el rubio. No iba a consentir que hablara de ella. Sakura ya había hecho suficiente daño en su vida. –Tienes el acuerdo sobre la mesa. Tú decides.
-Y cuáles son esas concesiones… -la mirada bajó nuevamente a la toalla, el lugar que ocupaba su miembro se volvió más notable. Esa cosa había estado dentro de su boca… y podía llegar a estar en su interior.
-Primero… -Sonrió y se puso en pie, acercándose a ella. –Vamos a terminar lo que empezamos y luego podemos seguir hablando.
Naruto no perdió el tiempo y acortó la distancia que los separaba. Antes de que Sakura pudiera reaccionar, ambos manos del rubio estaban a cada lado de su cintura y sin perder el tiempo besó sus labios apasionadamente. Durante un instante la mujer no supo cómo reaccionar y su primer instinto fue retroceder, pero pronto desechó esa idea y se entregó por completo al beso. No era un beso amoroso ni cariñoso. Era un beso de pura pasión y ansia sexual, era un beso que presagiaba algo mucho más intenso, oscuro y ardiente.
Sus lenguas se chocaban en un duelo hambriento el uno del otro. Las noches de insatisfacción y orgasmos interrumpidos de Sakura se enfrentaban a al deseo sexual inagotable de Naruto. Sentía que solo él podía llegar a cumplir con aquello donde Sasuke no pudo.
Naruto cortó el beso en busca de aire, ambos se miraron durante un instante fugaz, y su sonrisa se amplió, la tenía donde quería. Sus manos se deslizaron debajo de su camiseta y tiró de ella hacía arriba, ella lo ayudó alzando los brazos y liberándose de esta por completo, cayó al suelo. El rubio volvió a besar sus labios durante un momento antes de bajar por su cuello, dejando un pequeño rastro de cortos besos en él.
Hacía tanto tiempo que no se sentía de esa forma, hacía tanto tiempo que nadie la besaba con la intensidad de Naruto ni con ese deseo. Con Sasuke era solo deber, buscaba dejarla embarazada para así poder tener descendencia, no había deseo hacía su cuerpo. Pero en esos besos podía sentir el deseo hacía ella. Hacía su cuerpo. Y se entregó por completo a ellos. Sus manos bajaron por el cuerpo del rubio, deteniéndose sobre su abdomen durante un momento, acariciándolo, dejando que sus dedos sintieran la firmeza de estos, antes de bajar hacía la toalla y arrancarla del cuerpo, liberando su miembro. Sus dedos acariciaron la cabeza del mismo antes de rodear el falo y atraparlo entre sus dedos. Trataba de contener los gemidos, pero los besos del rubio eran intensos y dados con precisión.
El rubio a su vez movía sus dedos por el cuerpo de la Sakura, sus besos iban acompañados de suaves caricias en su cintura, ascendiendo hasta sus pechos. No necesitó demasiado tiempo para quitar el sostén que los aprisionaba y liberar lo que de verdad ansiaba. Este cayó al suelo y el rubio se lanzó a la carga contra sus pechos. Con una mano comenzó a masajear uno de estos a la vez que sus labios se posaban en el otro, lamiendo su pezón soltando pequeños mordisquitos sobre el mismo, provocando ligero gemidos más intensos.
-Por favor… Naruto… por favor… te necesito… -alcanzó a pronunciar entre gemidos, podía sentir que estaban tan cerca, solo necesitaba un poco más y podría alcanzar el clímax por fin. Su mano se movía más deprisa a medida que sentía el paraíso acercarse a ella.
Por su parte, Naruto continuó con los besos, turnándose de un pecho a otro a la vez que sus manos atrapaban los pantalones de la kunoichi y tiraban de este hacía abajo, liberándose del mismo a la vez que sus bragas. Por fin la tenía por completo desnuda frente a él y quería tomarla.
-Ven aquí. –La tomó de la cintura con firmeza y tiró de ella hasta el sofá donde minutos antes él había estado sentado. La lanzó hacía este y no tardó en volver a besar sus labios.
La forma en que Naruto la estaba guiando le sorprendía, no era como el Naruto que había conocido nunca pero le gustaba. Más aun, la estaba poniendo aún más cachonda y no tardó en volver a perderse en sus labios en besos llenos de lujuria y hambre. Naruto llevó una mano a su intimidad y comenzó a acariciarla. Fue el punto de no retorno para ella, comenzó a gemir con cada pequeño movimiento de su mano. Él cortó el beso y continuó acariciando su intimidad aumentando de a poco la intensidad. Sonreía observando su rostro.
Ella debió llevar ambas manos al sofá y se agarró con fuerza a este, acompañando los movimientos de su mano con sus caderas con los ojos cerrados, apretaba los labios, tratando de contener sus gemidos, pero el rubio no la dejó. Usando su mano libre la llevó a su rostro, abriendo sus labios y dejando el pulgar en el interior de su boca, pegado a su lengua. Ella se obligó a mirarlo, pero el solo sonreía.
-Quiero escucharte. –Le dijo, y esto fue la perdición para ella quien ya no se molestó en ocultar el placer que recorría su cuerpo, y ante esto, él intensificó sus caricias. Introdujo el dedo índice y el medio en su interior, provocando que ella abriera los ojos de la sorpresa y con el pulgar acariciando su clítoris comenzó a mover al mano, penetrándola con esta.
Pronto la casa se llenó de sus gemidos y podía sentir como si su cuerpo entero se hubiera entregado al placer de sus caricias, se aferró con más fuerza al sofá y el movimiento de su cuerpo no tardó en intensificarse. Estaba a punto de llegar al clímax.
-Ah… Ah… ¡Ahhhhh! –Con aquel gemido más intenso que el resto su cuerpo se dio por vencido, cayendo en un pozo de placer y delicia como nunca antes. El orgasmo la poseyó, llevándola al nirvana y volviéndola a traer. -¡siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
El agarre de sus manos perdió fuerza y el movimiento de sus caderas se volvió más lento, pero esto no cesó su deseo. Sus ojos se fijaron en Naruto, sonreía complacido con su accionar. Y ver su sonrisa confianza revivió al deseo que instantes atrás se había ido en el orgasmo. Necesitaba más.
-Naruto… por favor… lo necesito. –rogó. Se dio cuenta de que estaba rogándole a Naruto, pero no le importó, jamás en su vida había hablado tan en enserio, con tanta necesidad.
-¿Qué necesitas, Sakura? –Él sonrió y retiró la mano de su boca, liberándola para hablar. Así hizo lo mismo con los dedos en su interior. Ella sintió como su cuerpo se liberaba de aquella dulce invasión y no le gustó. –Quiero que lo digas.
-Necesito… necesito que me folles. Por favor… -Le estaba rogando a la persona que una vez fue su mejor amigo que la follara, sabía que debía estar muriéndose de la vergüenza en esos momentos pero no le importaba, lo necesitaba.
-Oh, Sakura. Será un placer.
Naruto la tomó de la cintura y la acomodó en el sofá con facilidad, era grande, lo suficiente como para que ambos se acostaran en él, o al menos, uno arriba del otro. Sakura quedó boca arriba y respiraba agitada y sintió el peso de su cuerpo cuando Naruto se colocó sobre ella. Su miembro acarició la intimidad de la mujer y ella contuvo la respiración, extasiada. El deseo había vuelto a encenderse en ella. Y el anhelo. Por fin, luego de tanto tiempo iba a ser follada como se lo merecía, como lo necesitaba.
-Follame, Naruto… -susurró ansiosa, hambrienta del rubio y este accedió.
Tomó su miembro con una mano y lo dirigió hacía su intimidad, de manera lenta, primero introdujo la cabeza del mismo, arrancando un gemido más intenso por parte de la rosada a la vez que él entraba en su interior. Podía sentir como su cuerpo se adaptaba al rubio, era mucho más grande y grueso que el de su esposo, podía sentir como las paredes de su intimidad debían amoldarse al falo con cada centímetro que entraba.
Naruto entró en su interior de manera lenta, pausada. Podía sentir como el cuerpo de la mujer atrapaba su miembro, envolviéndolo, abrazándolo, reclamándolo. Dejó escapar un suave suspiró una vez estuvo por completo en su interior. Con una mano colocada en el sofá para sostenerse, llevó la otra hacía el muslo de la mujer, acariciándolo, subiéndolo hacía su cadera. Y comenzó a moverse.
Comenzó a moverse, primero de manera lenta, dejando que se acostumbrara a tenerlo en su interior. Entrando y saliendo en su cuerpo, podía sentir las paredes húmedas y cálidas de su intimidad acariciando su miembro y solo podía dejarse llevar por el placer.
Ella por su parte echó la cabeza atrás, sus brazos rodearon el cuello del rubio al tiempo que sus piernas lo atrapaban a la altura de la cadera, ayudándolo con cada movimiento que este realizaba, acompañando el ritmo. Cada vez que su miembro se retiraba sentía su propio cuerpo quejarse, pero con cada embestida en su interior se revitalizaba. Naruto estaba tocando cada fibra sensible de su cuerpo, arrancando gemidos intensos desde lo más profundo de su ser. Era todo lo que necesitaba, era todo lo que quería, por fin estaba siendo tomada como una mujer. Nunca se había sentido de esa forma, y no podía parar, sentía que muy pronto volvería a alcanzar el clímax, pese a que solo hacía unos minutos atrás había alcanzado las puertas del nirvana.
Naruto tenía acceso libre a su cuello y no perdió el tiempo, comenzando a besarlo al tiempo que sus embestidas aumentaban en intensidad. Se aseguraba de salir casi por completo antes de volver a entrar en su cuerpo en un solo y rápido movimiento. Había dejado atrás sus embestidas suaves e incluso cariñosas para dejar paso solo al puro instinto animal que lo poseía, moviendo sus caderas y penetrándola con dureza. Podía sentir como el placer recorría su cuerpo, pero este no sería suficiente. Naruto quería más.
-Naruto… Estoy… ¡Si…! –El rubio sintió como Sakura llegaba al clímax, sus piernas alrededor de su cadera se aferraban a él con más fuerza al tiempo que su intimidad se contraía, apretando su miembro intensamente, arqueó su espalda al tiempo que soltaba un pequeño sonido de sus labios, un sonido a medias entre un gemido y un grito de placer, antes de caer rendida en el sofá. La fuerza del agarre de sus piernas perdió fuerza. Buscó los labios del Uzumaki y lo besó, buscaba cariño en aquel beso, pero no lo encontró, solo lujuria. Y no tenía problemas con eso.
-Oh, putita. Todavía no termine contigo. –usó su mano libre para rodear su cintura y tomarla, alzándola sin ningún tipo de esfuerzo, sin salir de su interior. Ella por puro instinto aferró sus piernas alrededor de su cuerpo y sus brazos a la altura de su cuello, por temor a caerse.
Naruto le había llamado puta. Su antiguo amigo jamás la habría llamado de esa forma. Una parte de ella, la parte decente, le decía que debía sentirse ofendida, que debía cortarlo, frenar lo que estaba ocurriendo. Ella no era así, ella no era una puta.
Pero otro parte de ella, esa que había estado hambrienta durante tanto tiempo y que por primera vez en mucho tiempo estaba siendo nutrida podía sentir el pene erecto y firme de Naruto en su interior, palpitando. Y lo ansiaba, no podía negarlo.
Caminó con ella en colgada de él hasta la mesa de la sala, era un lugar mucho más cómodo y la depositó sobre esta, Sakura se movió incomoda al sentir el frio de la madera clavarse en su culo pero Naruto no le dio tiempo a protestar pues sus labios volvieron a conectarse y ella se dejó llevar por el mismo. Naruto volvió a moverse penetrándola con ímpetu.
Con una mano en su culo y la otra en su hombro continuó con sus embistes, profundos y duros. Cada vez que el rubio se clavaba profundamente en su interior podía sentir como todo su cuerpo gritaba de placer, estaba siendo tomada como una mujer luego de tanto tiempo. Sus ojos se perdieron en los labios del rubio, su sonrisa llena de confianza que dejaban escapar suaves gruñidos roncos de placer no hacía más que alimentar sus más bajos instintos. Ella estaba arrancando esos sonidos de él. Ella con su cuerpo, se sentía mujer. Y era feliz.
Él por su parte podía sentir como todo su cuerpo reclamaba más, cada nuevo embiste en su interior buscaba reclamarla como suya. Y así sería, para antes de que terminara el día era le pertenecería.
Intensificó sus movimientos, clavándose con dureza en su interior, dejándose llevar por sus instintos, por la pasión y el placer que sentía y ella también. Podía sentir como todo su cuerpo se aferraba a él y llevó ambas manos a la espalda del rubio, clavando sus uñas en él, buscando algo a lo que aferrarse, estaba tan cerca de nuevo, en tan poco tiempo.
-Naruto… estoy…
-Yo también… -Susurró Naruto en su oído, la voz ronca del hombre fue una daga clavándose en su ser. Suficiente para que alcanzara el punto máximo de placer nuevamente. –Ah…
-¡Naruto!
Con un último embiste duro y rápido por parte del rubio, invadiendo por completo su intimidad, ambos llegaron al límite del placer, perdiéndose juntos en un auge de goce como nunca antes. Sakura se aferró con más fuerza a él, clavando sus uñas en el hombre al tiempo que este aferraba sus manos a su culo y su cabeza se posaba sobre su hombro, disparando su semilla en su interior.
Sakura sintió como Naruto descargaba su semen en su interior y sabía que no debió dejarlo, pero se sintió tan bien cuando el semen invadió su intimidad. Notó como su miembro se hinchaba ligeramente dando lugar al disparo de placer en interior, estaba completamente llena del rubio y le encantaba.
Sin fuerzas, se dejó caer de espaldas en la mesa, respiraba agitada, agotada. Pero feliz. Luego de mucho tiempo era feliz. Estaba satisfecha.
Naruto posó su cabeza sobre sus pechos, respirando agitado, tratando de normalizar su respiración. Se había sentido tan bien… pero aun no era suficiente.
-Naruto… Eso fue maravilloso… -cuando vio que había posado su cabeza sobre sus pechos llevó ambas manos a su cabeza, acariciando su cabello, buscando jugar con ellos. Ella solía hacer eso con Sasuke cada vez que este acababa en su interior. Quizás buscando transmitirle tranquilidad por no cumplir. Pero Naruto no era Sasuke. Él si había cumplido.
-Lo sé. Y aun no terminamos. –Movió su cabeza, soltándose del agarre de sus manos y se levantó para mirarla directo a los ojos, ella notó la confianza en sus palabras. Y el hambre, Naruto aún no estaba saciado. Se retiró lentamente de su interior y con su intimidad liberada, Sakura pudo sentir el semen saliendo de su interior, goteando de su interior. Estaba libre de su miembro, pero ya lo extrañaba.
-Debo… debo irme, debo ir al hospital y… -se quedó sobre la mesa, dudaba de que sus piernas fueran a responderle correctamente. Pero no le importaba.
-Te dije que aún no terminamos. Te irás de aquí cuando termines contigo. Ponte en pie, sígueme.
Le cortó Naruto con decisión se dio la vuelta y caminó, entrando en una habitación. No se lo estaba pidiendo, se lo estaba ordenando y Sakura lo notó, no le importó. Como pudo, lentamente se puso en pie y se dispuso a seguirlo. Sintió como el semen comenzaba a gotear de su intimidad, bajando incomoda por sus piernas, buscó algo con lo que limpiarse pero solo encontró sus bragas, dudó antes de tomarlas y usarlas para limpiar las gotas que caían de su interior, pero al final lo hizo.
Miró a la puerta, podía irse y terminar todo ahí, luego miró hacía donde había entrado Naruto y lo siguió.
Al entrar por la puerta se dio cuenta de que era la habitación principal. Naruto se encontraba sentado al borde la cama, con las piernas ligeramente separadas y su miembro de nuevo erecto, listo para otro round. Podía notar la suficiencia en sus ojos. Naruto estiró una mano hacía ella y Sakura se acercó.
-De rodillas. –Ordenó, y ella sorprendida incluso de sí misma, obedeció. Volvía estar de rodillas frente a Naruto y con su miembro completamente erecto frente a ella, aún tenía una pequeña gota de semen en la entrada de su miembro. –Límpialo.
Sakura no podía creer que Naruto estuviera dándole órdenes con ese tono autoritario y lleno de confianza, algo que nunca creyó ver en él, pero así era. Y menos aún que ella estuviera obedeciendo, no solo obedeciendo, sino participando de manera activa. Lo estaba disfrutando, más aun, la encendía aún más que su manera de comportarse, no podía negarlo.
Elevó sus ojos para conectar con los del rubio y luego sacó la lengua, lamiendo la cabeza del miembro, deteniéndose en la punta del mismo, saboreando aquella gota de semen, era incluso más deliciosa de lo que recordaba. Unos segundos después, engulló el miembro por completo.
-así, puta. Chupa. –Naruto usó su diestra para atrapar la nuca de la mujer junto con su pelo y guiarla en los movimientos, subiendo y bajando por su miembro. Echó la cabeza hacía atrás y se dejó llevar por el placer.
De nuevo, Naruto volvía a usar esa palabra para referirse a ella. Puta. Era la segunda vez que la llamaba puta ese día y esta vez ni se molestó en sentirse ofendida, se estaba comportando como una puta, como su puta y no le importaba. Apuró el miembro por completo en su boca y usó su lengua para recorrer cada centímetro del mismo, esforzándose por llegar hasta la base, pero le costaba, debió retroceder y soltar una pequeña tos sin sacarlo por completo de su boca, era demasiado grande para ella.
Naruto podía sentir la húmeda calidez bucal de la rosada atrapando su falo, como se esforzaba en lamer cada centímetro de su miembro, lo estaba devorando como si estuviera hambrienta, y sabía que probablemente era así. Mejor para él.
Sakura había puesto ambas manos sobre los muslos del rubio, para ayudarse a no caer mientras engullía su miembro con voracidad, durante varios minutos, en su mente no había nada más que aquel miembro, buscaba que le diera su merecida recompensa, aquel disparo de semen en su boca, al igual que el día anterior. Quería su premio.
Pero Naruto lo cortó, tiró del agarre que tenía en su nuca, obligándola a retirarse. Sakura lo miró confundida. Naruto incluso notó algo de tristeza en su mirada que solo sirvió para ampliar su sonrisa. Se puso en pie y sin soltar el agarre, la hizo levantarse.
-En la cama. –Ella rápidamente obedeció, acostándose en la cama, Naruto iba a volver a tomarla.
No perdió el tiempo y se acomodó sobre la cama, pero Naruto negó suavemente. Se acercó a ella y la dio vuelta, provocando que ella quedara boca abajo, luego. Pasando un brazo por debajo de su cintura la obligó a elevar sus rodillas, quedando en cuatro.
Naruto se posicionó a su espalda, rozando su intimidad con su miembro completamente erecto su entrada. Colocó una rodilla sobre la cama mientras que la otra se mantenía en pie, como equilibrio. Con un movimiento certero y rápido, se clavó con fuerza en su interior. Volviendo a tomarla nuevamente.
Sakura trató de incorporarse y levantar su cuerpo, pero Naruto se lo impidió llevó un brazo hacía su rostro y la obligó a mantenerla pegada al colchón, ella solo logró girar levemente el rostro para poder mirarlo.
-Quédate así, putita. No levantes la cabeza. –Y nuevamente, comenzó a moverse, entrando y saliendo de su interior con ímpetu, clavando su miembro en su interior con una intensidad que ella jamás había sentido hasta ese día.
Nuevamente Naruto estaba clavándose en su interior con una intensidad que jamás había disfrutado hasta ese momento y no podía hacer otro cosa que cerrar los ojos y perderse en el placer de aquellas embestidas. Estaba en un sueño, maravilloso y lleno de placer como nunca antes, y no quería despertar de este nunca más.
De repente, Naruto descargó un poderoso azote sobre sus nalgas.
-¡AH!- El dolor comenzó en su trasero y recorrió todo su cuerpo, un dolor agudo, punzante y sorpresivo que amenazaba con recorrer todo su cuerpo. Había sido duro. –Na…Naruto… ¡Ah!
Un segundo azote igual de intenso que el primero recorrió su cuerpo y ella calló. Era doloroso, pero no alcanzaba a ser desagradable y esto le sorprendió, le gustó.
Sus manos atraparon las sabanas y se aferraron a estas mientras ella cerraba sus ojos y se dejaba llevar por el placer. Las embestidas duras en su intimidad, los azotes en su trasero y las palabras de Naruto estaban sirviendo para llevarla al límite nuevamente. Se obligó a morder las sabanas para contener el grito de placer que la poseyó en el mismo instante que alcanzó el éxtasis nuevamente.
El rubio sintió como se contraía de placer, como se aferraba con anhelo a su miembro pero esto no sirvió para detenerlo. Tenía una mano en su cintura, ayudándose a clavarse profundamente en su interior al tiempo que dejaba caer algún que otro azote sobre su trasero.
Sakura había perdido todas sus fuerzas, incluso había perdido su cordura de a momentos, en esos momentos solo existía Naruto clavándose en su interior. Con cada nueva embestida podía sentirse llena, el placer y la lujuria se habían apoderado de su cuerpo por completo y ya era incapaz de articular ninguna palabra, solo podía dejar escapar gemidos placenteros, mezclado con los diminutos quejidos de dolor cuando el rubio descargaba un azote sobre su trasero. Había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido hasta el momento.
Pero las puertas del nirvana volvían a abrirse para Naruto en esos momentos, podía sentir como estaba a punto de dejarse llevar de nuevo a un potente orgasmo. Se encorvó acercando su rostro a Sakura y gruñó.
-Estoy a punto de…
-Yo también… -alcanzó a responder Sakura. –llen… lléname…
Dejándose llevar por esas palabras Naruto dio una última embestida profunda en su interior, en el mismo instante que sentía el orgasmo llegar hasta él, Sakura al igual que él se dejó llevar por un torrente de placer inmenso, alcanzando juntos el orgasmo nuevamente cuando Naruto disparó su carga en su interior.
Sakura perdió la fuerza en las rodillas y cayó rendida sobre la cama, Naruto le siguió, sin salir de su interior y usando ambas manos para no aplastar por completo a Sakura. Ambos respiraban pesadamente, agotados por todo el esfuerzo realizado. Sin darse cuenta se habían pasado toda la tarde follando. Naruto miró por la ventana, el sol se estaba ocultando, pero Sakura tenía los ojos cerrados. Estaba completamente agotada.
Usó su pulgar y el dedo índice para rodear su miembro y apretarlo, dejando que las últimas gotas de semen en su miembro fueran descargadas en su interior. Luego se retiró lentamente y se acostó a su lado. Sakura giró su rostro para verlo, tenía una amplia sonrisa en su rostro.
-Nunca me había sentido así… -Alcanzó a susurrar, estiró una mano hacía el pecho de Naruto, buscando acariciarlo, pero Naruto atrapó su mano a mitad de camino.
-Lo sé. –Soltó su mano y llevó a suya hacia su trasero, acariciando su culo, este se encontraba completamente rojo debido a los azotes. Sakura sintió una ráfaga de dolor recorrer su cuerpo debido a lo sensible que tenía su piel. Fue suficiente para volverla a la realidad, se incorporó colocando sus codos sobre la cama y alzándose, tenía una mirada asustada en sus ojos.
-Si alguien ve mi culo así… -sus ojos se posaron sobre su culo enrojecido y los abrió de repente, dándose cuenta. -¡Si Sasuke me ve así! No, no, no… él no puede enterarse, yo lo amo… no quiero perderlo…
De repente, la vergüenza de todo lo que había hecho golpeó su rostro, la preocupación la invadió, trató de buscar ayuda en Naruto pero este no parecía inmutarse ante su pedido de auxilio, ni siquiera ante sus palabras.
-no, no, no. Lo que hicimos estuvo mal, no podemos… -"repetirlo" pero se detuvo antes de terminar. Ahora que por fin se sentía saciada por completo no podía volver a su vida anterior. Pero la culpa lo consumía.
-¿No podemos qué? ¿Repetirlo? No veo porque no, Sakura. Te lo has pasado en grande, estoy seguro de que como nunca antes y querrás repetir. –Ahora con la mente clara, podía notar como la confianza de Naruto se clavaban en ella. Volvió a masajear su culo y las ráfagas de dolor recorrieron su cuerpo. Pero también el placer. –Respecto a su culo, un jutsu de curación y estará como nuevo en un instante. No es la gran cosa.
Inspiró hondo y se puso en pie. Dándole la espalda a la rosada, esta aunque no lo quiso, no pudo evitar deleitarse en la espalda trabajada del rubio, cada musculo de este se marcaba con cada movimiento que realizaba. Tomó unos bóxer y se los colocó, junto con unos pantalones oscuros. Luego volvió a mirarla, ella se incorporó en la cama.
-Ahora que los dos estamos más relajados, podemos hablar de las concesiones.
-¿Concesiones? –Lo miró confundida, tratando de entender sus palabras, tardó varios minutos en entender que estaba hablando de su conversación anterior. – ¿Cuál era el acuerdo…?
-Oh, el acuerdo es bastante simple en realidad. Tú obtienes más sesiones como estas donde quedas más que satisfecha. Y a cambio yo obtengo ciertas concesiones por tu parte. Primero, vas a dejar de decir que yo abuse de ti. Eso es una vil mentira.
-Eso… lo lamento, no quería… de verdad. –de repente agachó la mirada, avergonzada jamás había querido acusarlo de algo como eso, pero se había sentido arrinconada y su mente le jugó una mala pasada.
-Segundo. –Le cortó Naruto, no le interesaban sus explicaciones. –Yo tendré completo acceso a tu cuerpo, donde, como y cuando quiera. Ninguna parte de tu cuerpo está fuera de los límites.
-No... Podemos hacerlo de… -La propuesta de Naruto no le disgustaba del todo, pero la sola idea de aceptar eso le hacía sentirse como una puta.
-Los términos no son negociables, Sakura. –Le cortó Naruto. Tenía sus ojos fijos en ella, mirándola con intensidad. Sakura se sentía atrapada en esa mirada.
-¡Deja de hacer eso! –De repente estalló, incorporándose mejor en la cama y mirando al rubio con algo de enojo en su rostro. Ahora que tenía la mente más clara podía recordar como la había llamado puta en más de una ocasión. –Deja de tratarme como una puta.
-Oh, Sakura. Pero lo eres. –Ella estuvo a punto de protestar pero él continuó hablando y ella debió callar. –Has venido a la casa de otro hombre que no es tu esposo, te lo has follado en su sala de estar. En su sofá, en su mesa, incluso en su cama. Y mientras te estaba follando le has pedido que te acabara dentro. –La dureza en sus palabras afectaron a Sakura quien se encogió sobre sí misma, quería protestar, pero en el fondo sabía que tenía razón. Agachó la mirada, incapaz de mirarlo a los ojos. Pero él no la dejó, se sentó a su lado en la cama y tomó su rostro por la barbilla, de manera suave la hizo mirarlo. Pero ahora tenía una sonrisa más suave en su rostro, incluso hasta amistosa. –Pero eso está bien, Sakura. Porque serás mi puta, yo me encargaré de tus necesidades. Que aceptes que lo eres y que lo goces durante todo el camino.
-Sasuke…
-Por como yo lo veo. Puedes darle a él tu corazón, yo solo quiero tu cuerpo. Amalo a él y entrégate a mí. –Las palabras de Naruto ahora se habían vuelto más amables, incluso comprensivas con ella. –Pero las condiciones no son negociables.
-Y… ¿Y si no acepto esas condiciones? –Se atrevió a preguntar con duda en su voz. Quería más. ¿Pero a que costo?
-Si no lo aceptas comprendo, y lo que sucedió hoy lo guardaremos en secreto para siempre. Algo de una sola vez que no volverá a repetirse. –Y esas palabras fueron suficiente, Sakura sabía que ya no podía volver a vivir a sin esa clase de pasión en su vida. Y para seguir teniéndolo debía entregar su cuerpo por completo a Naruto.
-Yo… aceptó… -Agachó la mirada, un poco avergonzada por lo que estaba aceptando. Pero Naruto no cedió.
-¿Aceptas que…?
-Acepto las condiciones. Puedes tomarme cuando, como y donde quieras. –Para pronunciar aquellas palabras debió tragar saliva primero, hacerse de valor. Pero al decirlas sintió como si sus fuerzas se revitalizaran.
-¿Ninguna parte de tu cuerpo quedara fuera de mis limites…?-Repitió él, mirándola.
-Ninguna parte de mi cuerpo quedara fuera de los límites. –Sakura podía ver la satisfacción en sus ojos, así como la confianza, él sabía que ella aceptaría y ella también.
Se quedaron en la cama durante unos minutos más en silencio, hasta que Sakura notó que el sol ya se ocultaba, levantándose con rapidez. Estuvo a punto de perder el equilibrio debido al cansancio, puso una mano sobre la pared para sostenerse. Naruto la miraba con calma. Había obtenido lo que quería.
Ella salió de la habitación de nuevo a la sala de estar y comenzó a recoger su ropa, no quería romper el silencio, casi parecía mágico, maravilloso. Comenzó por colocarse el sostén y la camiseta de nuevo, luego tomó las bragas y se mordió el labio ligeramente, conteniendo una sonrisa, Naruto salió de la habitación para encontrarse con ella y por fin habló.
-¿no tendrías… unas que prestarme? –levantó sus bragas completamente sucias debido al semen de Naruto, Sakura las había usado para limpiarse aquella primera descarga por su parte y ahora no tenía otras.
-No tengo, no. –Sonrió, apenas duró un instante y luego señaló a las mismas con un movimiento de su cabeza. –Póntelas.
-¡Están sucias! Sería muy incómodo caminar con ellas. –El rubor subió por sus mejillas, estaba completamente roja para placer del rubio.
-Lo sé. Póntelas. –Ordenó, Naruto volvía a usar ese tono autoritario con ella. Le gustaba. Volvió a morderse el labio y miró a sus bragas, pegajosas y sucias. Luego a Naruto y al final cedió, metió primero una pierna y luego la otra. De inmediato sintió como el semen se pegaba a ella de manera incomoda. –Ahora el pantalón.
-Estas muy mandón últimamente. –Naruto no respondió y ella obedeció. Tendría que volver primero al hospital y arreglarse el culo enrojecido antes de volver a casa. Podía sentir la presión del pantalón sobre este y la estaba matando. Y a la vez, le gustaba.
-Buena chica. –Dijo Naruto acercándose a ella, acarició su mejilla con suavidad unos segundos, sonreía de aquella manera amable que había caracterizado siempre al Uzumaki. Pero ella pudo notar algo más. Un fuego intenso que antes no había estado ahí. Naruto metió la mano por la abertura de su camiseta y tocó su pecho izquierdo, antes de que ella pudiera protestar esta brilló ligeramente durante un segundo y luego Naruto retiró la mano. Sacudió la cabeza, quitándole importancia al asunto. –Es una sello de marca, así sabrás cuando requiero de tu servicio.
Y así, Naruto podía llamarla para follarsela siempre que estuviera cachondo, era lo que implicaba aquella marca, ella lo sabía y le gustó. Quería más sesiones como aquella. Unos minutos después, ya completamente arreglada, o al menos lo suficiente, Sakura se fue de la casa y Naruto quedó completamente a solas.
"¡¿Que carajos fue eso?!"-Kurama habló en su interior, podía notar la sorpresa en su voz. Podía notar una mezcla de diversión y asombro en su voz, pero no reproche. –"¿Desde cuándo te has vuelto Don mandón?"
"Escuchaste muy bien lo que dijo. Trataba de decir que yo abuse de ella. Trataba de arruinar mi vida, mi relación con Hinata, mis posibilidades de volverme Hokage. Después de todo lo que hice por ella a lo largo de los años. La salve innumerables veces y ella iba a tirarme debajo del tren solo para salvar su consciencia. No iba a dejar que eso pasara." –La furia sus palabras incluso sorprendió al propio Kurama, pero no dijo nada. Y él volvió a su tono normal. –"Si quiere comportarse como una puta, la volveré una puta. Me canse de que todos traten de pisotearme, ahora me toca a mí tomar el control. ¿No dijiste eso tú?"
"Oh, pero no pensaba que sería de este modo." –Reconoció el zorro. En todos sus años dentro de Naruto jamás creyó que reaccionaría de esa forma. Al parecer, incluso luego de tantos años el Uzumaki tenía forma de sorprenderlo. –"Pues adelante, date un festín"
"¿Qué fue lo que hiciste? No creas ni por un segundo que no sentí como tirabas de mi brazo por un momento mientras estaba en el sofá. ¿Acaso tú también querías participar?"-Se burló el rubio y Kurama gruñó, molesto.
"Solo aplicaba un sello anticonceptivo en ella. Lo que menos necesitas es que termine preñada con un rubio de ojos celestes. Y tu parecías más centrado en bombear que en pensar en ello. De nada."
"oh, no había pensado en eso… gracias." –Era verdad que no se detuvo a pensar en ningún momento en eso, pero era bueno que el zorro tuviera esa claridad mental. –"¿solo eso?"
"oh… más, pero ya verás." –Y de pronto, Kurama soltó una risita antes de cortar la conexión y volver a su interior.
Naruto quedó intrigado al respecto, pero decidió no darle demasiada importancia. Confiaba en Kurama. La luna pronto reinaría en el cielo, al final, se había entretenido demasiado. Mañana tendría que asegurarse de continuar con los arreglos para su clan.
