FRAGMENTOS

¡Hola! Nuevo capítulo :)

- Annie Perez: ¡Hola! Entiendo tu frustración con Naraku. Su ambición realmente causó muchos problemas a la familia de Inuyasha, Kagome y la pequeña Moroha. Pero eso hace que su historia sea aún más emocionante y llena de desafíos que, esperemos, puedan superar. Gracias por compartir tus pensamientos y por seguir leyendo la historia. ¡Un abrazo!

- Rosa. Taisho: ¡Hola linda! Te entiendo perfectamente, Naraku y Kikyo pueden ser realmente frustrantes. Estoy contigo en que Sango merece ser salvada, ¡espero que lo logre! Kagome tiene una gran lucha por delante, pero confío en que encontrará la manera de salvar a su hija. ¡Muchas gracias por tu apoyo y tus palabras! Nos vemos en el próximo capítulo. Besos.

- Karii Taisho: ¡Hola, hola! Me alegra mucho saber que disfrutaste del fragmento y de la historia en general. Tus palabras me llenan de alegría y motivación. Kagome y Sango tienen un vínculo muy fuerte, y es natural que Kagome esté preocupada por ella. La situación con Naraku es muy tensa, pero confío en que nuestros protagonistas encontrarán una manera de superar estos desafíos. La interacción entre Kagome e InuYasha realmente muestra cuánto ama y cuida él a Moroha, y cómo su instinto paternal lo guía. Entiendo tus preocupaciones sobre lo que podría hacer Naraku, pero espero que la fortaleza de nuestros personajes prevalezca. InuYasha es un padre increíble (coincido contigo) y su amor por Moroha es inquebrantable. Gracias por tus amables palabras y por tu paciencia. Me esfuerzo por hacer cada capítulo lo mejor posible y tus reviews me inspiran a seguir adelante. ¡Nos vemos en el próximo capítulo! Saludos y abrazos.

- kcar: ¡Hola! Entiendo tu nerviosismo, la situación con Sango es realmente tensa. También espero que sobreviva y pueda revelar lo que está pasando. El amor entre Inuyasha y Kagome es verdaderamente innegable, y ver a InuYasha en modo papá con Moroha es simplemente adorable ¿verdad? Por otro lado, Naraku y Kikyo pueden ser realmente desesperantes, y espero que Koga no complique las cosas más de lo que ya están (aunque, en este capítulo podremos conocerlo un poquito mejor). Me alegra saber que disfrutas de la historia y también de conocer un poquito sobre mí. Gracias por tus palabras y por seguir la historia. ¡Nos vemos en la siguiente actualización! Abrazos.

- Cbt1996: ¡Hola! ¡Nunca es tarde para dejar un review! Jeje Entiendo tu desesperación por la situación de Kagome e Inuyasha. La tensión entre ellos y las ganas de entregarse al otro sin estar seguros es parte de lo que hace la historia tan emocionante. Sango es crucial, y también espero que sobreviva, aunque en estas historias todo puede pasar. Kikyo puede ser realmente frustrante, ¡te entiendo perfectamente! Y sí, ver a Inuyasha y Kagome en sus roles de padres es realmente dulce, su amor por Moroha es hermoso de ver. Me alegra que disfrutes de los vínculos entre los personajes. Gracias por tus amables palabras y por seguir la historia. ¡Nos vemos en el próximo capítulo y espero que disfrutes mucho de este! Abrazos.

- joiscar: ¡Hola! Totalmente, el amor entre Inuyasha y Kagome sigue muy vivo. Inuyasha tiene sus sospechas y por eso valora tanto su opinión ;) Sé que no se rendirá hasta tenerla de nuevo a su lado. Su faceta de padre es realmente adorable (coincido contigo jeje). Kikyo puede ser realmente frustrante, ¡te entiendo perfectamente! Ya veremos cómo se desarrolla todo. Gracias a ti por seguir la historia y por tus reviews. ¡Nos vemos pronto en el próximo capítulo! Abrazos.

- Valentinehigurashi: ¡Hola mi hermosa! Me alegra mucho saber que mi dedicatoria y abrazo te dieron la energía que necesitabas para enfrentar tu primer día de trabajo. ¡Felicidades por esta nueva etapa en tu vida! Es maravilloso saber que mis historias pueden brindarte un poco de consuelo y esperanza en momentos difíciles. Y con respecto a la historia, la situación de Kagome es realmente dolorosa, tener que ocultar su conexión con su hija es desgarrador, pero lo hace con la esperanza de un futuro mejor para todos. La trama está llena de tensión, y Naraku y Kikyo siempre complican las cosas. Por otro lado, Miroku es un personaje tan entrañable, siempre aportando un toque de ternura y humor, veremos cómo se desarrolla la historia con cada capítulo. Me hace muy feliz saber que disfrutas tanto de la historia y que te ayuda a sobrellevar los desafíos del día a día. Gracias por tus hermosas palabras y por seguir leyendo mis historias. Te mando un gran abrazo y espero que disfrutes de cada capítulo. ¡Nos vemos pronto! Abrazos.

- MegoKa: ¡Hola! Tus palabras significan mucho para mí, gracias por apreciar mi tiempo y esfuerzo en cada capítulo (y no tienes que preocuparte ya que el comentario anterior sí se guardó) Es un honor saber que te sientes tan conectada con los personajes y la historia, ¡me emociona saber que te transportas junto a ellos! Tus preguntas son muy intrigantes y muestran lo involucrada que estás en la trama Jeje Inuyasha definitivamente está poniendo a prueba a Kagome de muchas maneras, y su conexión con Moroha es hermosa de ver (Y en este nuevo cap. tendremos más interacción InuKag, ya verás de lo hablo jaja). La situación con Sango y la visita de Kikyo añaden mucho suspenso y misterio a la historia. Respecto a la relación abierta, ¡es un tema complejo que espero explorar más adelante en la posible precuela! :) Gracias de nuevo por tu apoyo y entusiasmo. Espero que disfrutes mucho más de los próximos capítulos y que se vayan resolviendo todas tus dudas poco a poco. ¡Un abrazo muy grande para ti también!

- Guest: ¡Hola! ¡Me alegra que te haya gustado!

¡La pregunta del millón!

¿Sabrá Inuyasha que Escargot es Kagome y está fingiendo para descubrir qué pasa?

Bueno, las dejo con la duda jaja ¿Ustedes qué opinan? La verdad es que hay mucho que decir sobre ellos y en este capítulo podremos disfrutar un poco más de su ya tan conocida conexión.

¡Qué emoción!

Y pido perdón de antemano por el suspenso en el que dejé el capítulo, jeje qué puedo decir, me encantan esos dos. También aprovecho para disculparme por la demora; sé que he dejado de actualizar seguido y realmente eso me entristece mucho, perdón por la inactividad, pero esta actualización la tenía que hacer sí o sí ya que el domingo definitivamente no podré hacerlo.

Nos leemos y sigo lamentando no poder compartir la imagen del capítulo en la página de Facebook. Esperemos que las cosas mejoren; aún conservo la esperanza de que podamos trabajar de la mano con la IA.

P.D. ¡Las extrañé un montón! ENSERIO QUE SÍ... :(

Atte. XideVill


Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.


CAPÍTULO 9.

KAGOME

–Llegas tarde.

Miré a Naraku fingiendo una sonrisa.

–No me di cuenta.

Él me sonrió y levantó la mirada.

–Tienes visita –comentó adentrándose.

–¿Quién…?

–Hola, bonita.

Dejé de respirar cuando sentí sus manos en mi cintura.

–…Koga –balbuceé.

Me dio un beso rápido en los labios y luego me atrajo más cerca de él.

–Te tengo una sorpresa.

No estaba para sorpresas, sinceramente no estaba de humor para nada, pero tuve que fingir una sonrisa.

–¿Enserio?

–Sí, bonita. Iremos a cenar al hotel Golden Garden.

Había escuchado ese nombre antes y sabía muy bien a quién pertenecía.

–El hotel de tu familia –afirmé.

–Corrección, mi hotel –Rozó mi brazo con suavidad y un toque de insinuación– Pasó a ser mío hace unos años.

–Eso es grandioso –Me moví algo incómoda– Me alegro por ti, Koga.

–Bien, entonces vamos.

–Solo iré a cambiarme.

–Pero si así estás perfecta –exclamó mirándome detenidamente– Por cierto, ya hablé con tu padre.

–¿Sobre qué?

Se le formó una sonrisa en la cara.

–Dijo que no habría problema si no llegas a dormir esta noche.

Podría jurar que se me detuvo el pulso.


INUYASHA

–¡¿Crees que estoy jugando, Inuyasha?! ¡Crees que esto es una maldita broma!

Kikyo tenía los ojos llenos de furia.

–No –respondí–, y tampoco lo fue cuando te dije que quiero el divorcio.

Aquí, en el medio de nuestra habitación, finalmente reuní el valor para decírselo.

–¡Eres un maldito desgraciado! –Se acercó a mí lo bastante como para darme una bofetada, pero la detuve.

–¡No más, Kikyo! He sido bastante tolerante contigo, pero créeme cuando te digo que has agotado mi paciencia. Mañana a primera hora hablaré con Naraku.

–¿Qué…?

–Lo que oíste, ya no me importa la maldita alianza, y si por mi culpa mucha gente pierde su empleo, pues está bien, que lo hagan. Ya estoy harto de que se me obligue a permanecer contigo en una vida infeliz por el simple hecho de hacer lo correcto. Tal vez lo correcto es divorciarnos, Kikyo. ¿No lo has pensado? Tú no eres feliz, siempre discutimos, sé muy bien que no soportas a Moroha y yo, yo simplemente estoy cansado de todo esto. Si separarme de ti y romper lazos con tu familia va a otorgarle la paz y tranquilidad que tenía esta casa, pues que así sea. Mis padres y mi hija merecen una vida tranquila, una donde no haya tantas discusiones.

Kikyo no dijo nada, solo se sentó sobre la cama mirando con atención el suelo bajo sus pies. Los segundos pasaron hasta que volvió a mirarme.

–Es por ella… –musitó con odio.

–Kikyo…

Ella tenía los ojos rojos y llenos de lágrimas.

–Es por esa maldita mujer… –susurró– Es por ella, tú aún crees que es Kagome.

–Ella no es la razón.

–¡Lo es! Ya deja de mentir, Inuyasha.

Tomé una gran bocanada de aire antes de continuar. Sabía que Kikyo no estaría tranquila hasta que lo confirmara, pero lo último que quería era causarle problemas a Escargot.

–Es absurdo –solté– Es tu hermana, y sobre todo tiene al idiota de Koga Okami como prometido ¿Crees que sería tan estúpido como para involucrarme con ella?

Kikyo se puso de pie y se acercó a paso lento.

–La razón por la que te estoy pidiendo el divorcio es porque no puedo seguir viviendo con alguien que trata mal a mi hija y altera la paz de este hogar.

–Cambiaré… –suplicó tomando con desesperación mis manos– Te prometo que seré diferente… seré buena…

–Kikyo…

–Sí, seré una buena esposa, una buena madre para Moroha ¿Es lo que quieres o no?

–No, Kikyo…

–Inuyasha por favor –insistió acongojada– No puedes hacerme esto, no después de todo lo que hice por ti. ¿Recuerdas? Fui yo quien estuvo contigo cuando Kagome falleció, fui yo quien te ayudó a salir de la depresión en la que te sumergiste desde entonces. Siempre estuve a tu lado, apoyándote. No puedes simplemente olvidar todo lo que hice por ti. Sé que no eres así –aseguró mirándome a los ojos– Sé que eres diferente al resto, y es eso exactamente lo que me encanta de ti –Se secó las lágrimas y volvió a tomar mis manos– Está bien, reconozco que no me he portado del todo bien y que he sido un poco detestable, pero todo esto me tomó por sorpresa. Nadie espera que la hija desconocida de su esposo aparezca el mismo día de su boda, ¿o sí? –Sonrió con tristeza– Pero puedo cambiar, Inuyasha. Si me das otra oportunidad, te aseguro que seré diferente. Estoy dispuesta a empezar por Moroha; puedo hablar con ella y decirle que no se preocupe, que puede quedarse con el pato. Después, hablaré con tus padres, me disculparé y seré más comprensiva…

–Kikyo, ya es suficiente.

La detuve antes de que saliera de la habitación.

–No quiero que lo hagas como si fuera una obligación –resalté.

–No es eso, en serio quiero hacerlo.

–Kikyo espera –volví a detenerla– No lo hagas ahora. Moroha probablemente ya esté dormida, y mis padres... bueno, creo que es mejor no molestarlos esta noche. Mañana podrás hablar con ellos con más calma.

–¿Lo dices enserio?

Me miró con un brillo particular en sus ojos. Solté un suspiro cansado y asentí con la cabeza.

–Si…

–¡Ahh! –chilló envolviéndome en un abrazo– Gracias cariño –besó mis labios–, te juro que no te arrepentirás. Seré buena, lo prometo.

Realmente no deseaba hacerlo, pero sus palabras sonaban tan sinceras que me fue imposible negarme. Después de todo, todos nos merecíamos una segunda oportunidad, y Kikyo no estaba ajena a eso.

–Bueno, entonces vete ya –soltó rompiendo el abrazo y alejándose.

–¿Qué? –cuestioné confundido.

Kikyo me miró y sonrió.

–Ve a dormir con Moroha, sé que la asusté mucho y estoy segura de que te estuvo esperando –comentó– Ve con ella, de seguro se pondrá muy feliz cuando despierte y te vea junto a ella.

Entré en la habitación de Moroha todavía confundido por lo que acababa de suceder. En serio, me resultaba difícil entender la nueva actitud de Kikyo y me preguntaba cuánto tiempo duraría esto. Sin duda sería algo que me mantendría despierto toda la noche.

–Mmm… ¿papi?

–Sí, princesa, soy yo –le dije recostándome junto a ella.

Moroha buscó la forma de acurrucarse en mi pecho mientras yo buscaba la forma de taparla con las sábanas.

–Papi… –dijo somnolienta.

–Dime pequeña.

–Hoy… mami estuvo aquí…

Abrí los ojos y dejé que la ansiedad se apoderara de mí en forma de palpitaciones aceleradas.

–Se lo dije a los abuelos, pero ellos… no me creyeron…

–¿Qué les dijiste? –pregunté tratando de sonar calmado.

–Que sentí su perfume… en el comedor.

Tomé aire por la nariz, lo suficiente como para no perder la cabeza.

–Papi…

–Dime princesa.

–Es un secreto, no se lo digas…

La escuché bostezar.

–¿A quién no se lo digo? –cuestioné peinando algunos mechones de su frente.

–A papi…

Sonreí, me fue inevitable no hacerlo, después de todo amaba su inocencia, y de seguro mis padres le habían pedido que no me lo dijera, pero ya era muy tarde.

Besé su frente y la atraje más hacia mí deseando poder hablar más con ella, tal vez deseando saber más de Kagome y de cómo fue su vida en estos cinco años. Del por qué creímos que estaba muerta y sobre todo del por qué no regresó.

Tenía muchas preguntas en la cabeza y más ahora que por fin había confirmado que Moroha era mi hija. Me sobresalté al escuchar el sonido de mi celular, y de inmediato sentí un pequeño respingo por parte de Moroha.

–¿Qué quieres? –musité al responder.

–¿Interrumpo algo?

–Déjate de bromas Miroku, ¿qué es lo que quieres? ¿Por qué me llamas a estas horas?

–Oye tranquilo, amigo. Solo quería saber cómo estás.

–No estoy para bromas –exclamé tratando de mantener la compostura.

–Ya dile… –escuché la voz de una mujer a lo lejos.

De seguro una de las tantas conquistas de Miroku.

–Bien, pero no me apresures, lindura.

Cerré los ojos tratando de contener la ansiedad de golpearlo.

–Miroku, no estoy para…

–Ella está aquí –soltó.

Lo analicé por unos segundos.

–¿Ella? ¿De quién hablas?

–Pues de quien más –soltó irritado– La mujer, esa de la todos hablan. La prometida de Okami.

–¿Escargot?

–Sí, ella.

–¿Dónde está? –cuestioné tratando de no darle mucha importancia.

–No lo supiste por mí, pero creo que está en problemas.

–¡Problemas! –exclamé incorporándome de inmediato.

–Mmm…

Moroha se quejó y tuve que dejar unas cuantas palmadas sobre su pecho.

–Problemas… –repetí en un susurro– ¿Qué clase de problemas?

–Lo verás por ti mismo, te enviaré la ubicación.

–No lo hagas, de todas formas, no iré.

–Listo –Me llegó un mensaje– Ya verás qué haces, yo ya hice mi parte. Adiós.

–Espera…

Y terminó la llamada, odié a Miroku y su maldito afán de sacarme de mis casillas. Sabía que no era una buena idea salir a esta hora de la mansión y más aún con todo lo que había pasado entre Kikyo y yo.

Miré a Moroha. Kikyo había prometido tratarla bien, y a esta edad, lo que más necesita un niño es el amor de una madre, así que no podía interferir en eso. Me recosté de nuevo junto a ella y alejé el celular. Después de todo, lo que ocurriera con Escargot, no era asunto mío.


KAGOME

–¡Una botella más y del mejor vino! –ordenó Koga a la joven que nos atendía.

–Claro que sí señor Okami, ¿se le ofrece algo más?

Koga me miró sugerente y sonrió con malicia.

–La llave de la suite.

–En seguida.

Cuando la muchacha se retiró, fue entonces cuando confronté a Koga.

–No crees que ya bebiste suficiente.

–Nunca es suficiente, bonita.

–Basta –advertí al sentir su mano sobre mi pierna desnuda.

Esto ya comenzaba a cansarme, desde que llegamos Koga no hizo más que sobrepasar los límites del respeto, para ser honesta me desagradaba cada beso suyo, cada caricia y cada maldita palabra cursi que salía de sus labios.

Ya no podía soportar otro maldito minuto más a su lado, y al parecer la salvación vino a mí cuando vi mi copa de vino medio llena. Hice el ademán de tomarla, pero la solté derramando todo el líquido sobre mí.

–¡No puede ser! –Exclamé.

–¿Estás bien…?

–Sí, qué tonta –dije poniéndome de pie.

–Déjame ayudarte.

–¡No! –Koga me miró confundido– Quiero decir, no lo hagas o te ensuciaras. Vuelvo en seguida, iré al baño a secarme un poco.

–Iré contigo.

–De ninguna manera –advertí– Es el baño de señoritas, qué pensará la gente si te ve entrando allí.

–Por mí que piensen lo que quieran, después de todo este es mi hotel y yo puedo hacer lo que se me dé la gana.

–Claro, claro. Pero me sentiría más cómoda si voy sola.

–Bonita…

–Además, tengo que ver si todo está en orden –susurré– Ya sabes…

Le guiñé un ojo y al parecer pareció entenderlo porque me devolvió una sonrisa lobuna.

Una vez dentro del baño me aseguré de que no hubiera nadie para cerrar la puerta y arrojar el bolso sobre el lavamanos. Solté un grito de frustración al verme totalmente acorralada, no tenía escapatoria y aún peor, no tenía a nadie a quien contarle o acudir por ayuda.

Mojé mi cara y apoyé ambas manos sobre el lavamanos. Estaba perdida, al final iba a terminar acostándome con el desagradable de Koga Okami contra mi voluntad.

¡MALDICIÓN, ESTABA PERDIDA!

–Necesitas ayuda.

Di un respingo y retrocedí al escuchar su voz.

–¿Tú qué haces aquí?

–Acabo de terminar una reunión de trabajo cuando te vi correr asustada de los brazos de tu prometido.

Solté un suspiro.

–Te equivocas, yo no corrí asustada.

–¿A no? –cuestionó acercándose a mí.

–N… no, ¿por qué lo haría?

Traté de evitar su mirada dorada.

–Dímelo tú, después de todo vi la cara que pusiste cuando él te tocó la pierna.

–No sé de qué cara hablas.

Quise retroceder, pero terminé chocando contra la pared, fue en ese momento cuando Inuyasha rozó parte de mi muslo con su mano.

–Esa cara –soltó con aquella gravedad en su voz que me encantaba– Mmm… creo que me equivoqué –Parpadeé un par de veces tratando de calmar mi agitación– La cara que le mostraste a Koga estaba llena de disgusto, pero la que tienes ahora…

–La que tengo ahora qué –insistí y él me sonrió inclinándose para susurrarme al oído.

–Está llena de deseo.

Lo aparté con rapidez antes de que perdiera la cabeza.

–Por favor sal de aquí –pedí acomodando mi vestido.

–Tú no quieres eso.

–¿Y cómo puedes saber lo que quiero o no?

–Lo sé porque te conozco.

Sonreí.

–Tú no me conoces.

Tomé mi bolso, dispuesta a salir de ese lugar.

–Te conozco muy bien Kagome.

Me detuve en la puerta antes de salir. Sentí un latido doloroso cuando escuché mi nombre nuevamente salir de sus labios.

–Kag…

–Ya no sigas.

–Moroha sintió su aroma.

–Ya basta… –Volteé para mirarlo– ¿Por qué haces esto? Yo no soy ella, ya te lo he dicho.

–Estás mintiendo –Dio un paso hacia mí.

–Digo la verdad. Ella murió. Soy Escargot Hirano, la hija de Naraku Hirano y la hermana de tu esposa, Kikyo Hirano. No conozco a tu hija Moroha y definitivamente no soy Kagome Higurashi...

Me besó.

Producto de la sorpresa, no fui capaz de reaccionar, hasta que sentí algo mojar mis mejillas, fue entonces cuando me di cuenta de que estaba llorando.

Inuyasha estaba llorando.

Y eso… Eso simplemente no podía soportarlo.

Abracé su cuello con mis brazos y nos besamos aún más profundamente. Sentía su respiración, el dulce y amargo sabor de sus labios, percibía su perfume y con mis manos podía sentir la suavidad de su cabello.

–Inuyasha…

–Sé que no eres ella… –susurró agitado al romper el beso– Pero déjame al menos imaginar que lo eres.

Sus ojos buscaron los míos, y aproveché el momento para secar sus mejillas. Inuyasha apoyó la cabeza en mi mano, y yo suspiré, sintiendo la calidez de su cercanía.

–Por favor… –pidió en un susurro.

Contuve las ganas de llorar mientras asentía suavemente con la cabeza.

–Está bien…

Se inclinó para reclamar mis labios una vez más, pero fuimos interrumpidos cuando llamaron a la puerta.

–Señorita Hirano ¿Está ahí?

–Ss… Sí… –balbuceé mientras me dirigía hacia la puerta.

–Está cerrado… –musitó Inuyasha a mis espaldas.

–Señorita, lo siento mucho, pero el señor… su prometido se quedó dormido sobre la mesa.

Miré a Inuyasha cuando este soltó una pequeña risa.

–Enseguida salgo.

–Señorita.

–Dígame –respondí volviendo a mirar hacia la puerta.

–La suite está lista –La risa de Inuyasha se detuvo– Dejaré la llave sobre la mesa.

–Está bien, muchas gracias.

Entonces escuché sus pasos alejándose con rapidez. Acomodé mi cabello mirándome en el espejo y entonces noté la profunda mirada de Inuyasha sobre mí.

–¿Qué? –cuestioné tratando de actuar normal.

–¿Pensabas acostarte con ese idiota?

–¿A qué viene esa pregunta?

–Respóndeme.

Solté un suspiro antes de mirarlo a los ojos.

–Lo habría hecho si tú no hubieras llegado –fui sincera.

–Y eso ¿es bueno o malo?

Sonreí mientras abría la puerta.

–Se quedará con la duda señor Taisho.

No sé cómo lo hice, pero sin ayuda pude subir a Koga al elevador. Vaya teatrito, quién diría que el heredero de los Okami aguantaba tan poco el alcohol. Las puertas se abrieron y, al hacerlo, revelaron la figura imponente de Inuyasha, quien sonrió al verme luchar contra el peso tambaleante de Koga.

–¿Necesitas ayuda?

–Solo ayúdame –Exigí arrojando prácticamente a Koga en sus brazos– No tienes idea de lo mucho que pesa.

–Esto te va a costar –dijo con una sonrisa.

Entonces desvié la mirada.

–Tráelo antes de que alguien nos vea –solté pasando la tarjeta en la puerta.

Una vez dentro, Inuyasha me ayudó a colocarlo en la cama. Bueno, si "colocar a alguien" significa lanzarlo a su suerte, entonces sí, Inuyasha lo colocó en la cama.

–Gracias… –susurré cuando salimos de la habitación.

Inuyasha me tomó de la cintura y me atrajo hacia él.

–Dije que te costaría.

–Jamás dije que te pagaría.

–Tal vez tú no, pero cuerpo sí –dijo como un ronroneo antes de besarme.

Fue un beso lento, de aquellos que solo le puedes entregar a un ser querido, a alguien que extrañas o a alguien especial. Fue un beso que había estado deseando probar otra vez desde hace más de cinco años.

–Esto está mal… –musité por lo bajo cuando nos dirigimos al sofá– Koga está…

–Lo sé, no es eso excitante. Imagínate lo que hará si me ve besando a su prometida.

Lo vi sonreír con suficiencia y entonces me alejé de él.

–No hagas eso.

–¿Qué? –soltó confundido.

–Tratarme como si fuera un objeto, su prometida, por supuesto. Ya me imagino lo mucho que crecería tu ego si Koga te ve besándome.

–Yo no dije eso.

–Pero lo pensaste.

–No…

–Eres igual que él, me tratan como un trofeo, como si estuvieran disputándose quién se quedará conmigo.

–Escargot… –dio un paso hacia mí y yo retrocedí.

–Entonces, ¿de eso se trata no? De quién se queda con la mujer que se parece a Kagome Higurashi.

–No.

–No me toques.

Inuyasha sujetó mi cintura con mayor insistencia.

–Suéltame…

–Quiero que te retractes.

–No lo haré –afirmé.

–Oh, sí lo harás.

Asaltó mis labios con demasiada exigencia tumbándome sobre el sofá de cuero.

–Quiero que digas que no soy igual que el idiota de Koga.

Sonreí al ver que ataqué el orgullo de un Taisho.

–¿Lo herí, señor Taisho?

Dejé de respirar cuando sentí sus manos recorrer mi abdomen hasta que se detuvo en el nacimiento de mis pechos.

–¿Quieres que siga? –ronroneó con una sugerencia tentadora.

¡Dios! Cómo decirle que no a este hombre.

Reprimí un gemido cuando amasó uno de mis pechos con demasiada suavidad. Nos besamos y disfruté cada una de sus caricias. Amaba sentir el peso de su cuerpo sobre el mío y la firmeza de sus manos al abarcarlo todo.

¡Estaba perdida! ¿Cómo era posible que unas simples caricias pudieran llevarme al límite de esa manera?

La vergüenza me invadió cuando dejé escapar un gemido de placer, pero ya no podía contenerlo por mucho más tiempo. Mi cuerpo se tensó y estaba lista para más cuando Inuyasha retiró sus manos y rompió el beso.

–Responde –exigió.

–¿Qué…? –dije entre jadeos y él me sonrió.

–¿Quieres que siga?

La pregunta estaba de más, qué no era evidente lo que quería. Lo tomé del cuello de la camisa y lo atraje hacia mí.

–Sí…

Inuyasha se apartó.

–Entonces retráctate.

¡No puedes ser! ¿Lo decía en serio?

–Quiero que digas que soy muy diferente a Koga Okami.

–Eres diferente a él.

–Dije "Muy diferente"

Sonreí y me senté a horcajadas sobre sus piernas.

–Eres muy diferente a él.

Besé sus labios mientras me deshacía de los botones de su camisa blanca. Inuyasha recorrió mi espalda desnuda y se detuvo en mis caderas.

–Soy mejor que él.

–Eres mejor que él –repetí hipnotizada por su mirada dorada.

–Respóndeme una pregunta –pidió mientras dejaba besos húmedos en mi cuello– ¿Te arrepentirás de esto en la mañana?

–Probablemente.

Se frotó contra mí y arqueé la espalda por el placer instantáneo que me generó.

–Entonces… seremos dos.

Bajó sus manos con desesperación, y lo vi desabrochar su cinturón. Había extrañado la antesala de algo que sabía muy bien que me encantaría.

–¿Kagome…?

Miré a Inuyasha con miedo real cuando Koga salió de la habitación con los ojos adormilados y pasos tambaleantes.

¡MALDICIÓN! Esto no era bueno.

Continuará...