El primer día Parte 1
Luz iluminó un lugar oscuro que parecía estar detrás de un escenario con un hechizo. Sosteniendo el orbe luminoso en su mano derecha, miró preocupada a su hermano, quien vestía una túnica negra con capucha y ocultaba su rostro tras una máscara de cráneo de caballo. Con inquietud, le dijo:
—No estoy lista para esto, Tikbalang. Tal vez deberíamos volver.
—No, Nutria. Tu puedes. Solo haz lo que practicaste —le aconsejó Luis.
Luz pareció más preocupada que nunca.
—¡Ay, mi pana! ¡Si la riego, ¿y si me hago un lio?! ¿qué tal si me voy blanca?
Luis frunció el ceño debajo de la máscara.
—Te caerá un buen bembé si sigues con esa vaina —le advirtió con firmeza, ajustándole la capucha de su sudadera de gato—. Ahora vamo' arriba, ponte en modo chulería... —la giró media vuelta antes de darle un empujón—. Y dale con to', Comay.
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Luz saltó al escenario, situándose bajo los reflectores con su capucha de gato y la mirada baja.
—Soy humana —comenzó con voz susurrante—. Nací hace catorce años en la Ciudad de las Tumbas del Reino Humano. Durante mi niñez y adolescencia, enfrenté numerosos problemas sociales, escolares y familiares que en momentos me hicieron creer que la muerte era la única salida posible. Sin embargo, en las Islas Hirvientes he encontrado mi refugio. Ahora, solo quiero ser una bruja para poder ser comprendida y aceptada. Mi nombre es...
Dramáticamente, se bajó la capucha.
—Luz Noceda.
Al ver al director Bump sentado en la primera fila, siendo el único en la audiencia, rió nerviosamente y sacó unos confetis de un bolso canguro celeste con ojos que llevaba en la cintura, arrojándolos al aire.
—Confeti.
—Cierto —afirmó Bump, mirando la tabla portapapeles que sostenía en sus huesudas manos—. Uno de los humanos entre nosotros, los brujos.
Después, levantó la mirada hacia la joven Noceda y preguntó:
—Entonces, ¿puedes hacer magia con todas tus partes humanas?
—Por supuesto, señor —afirmó Luz con determinación.
Sacó un par de hojas de su bolso canguro.
—Dicen que los humanos no podemos hacer magia —continuó mientras se arrodillaba en el piso de madera y colocaba las hojas una al lado de la otra—. Pero descubrí una antigua tecnica que lo cambia todo.
El director lanzó una mirada de interés, y Luis asintió con la cabeza en señal de aprobación. Acto seguido, Luz presionó la hoja con el glifo derecho, de la cual emergió un orbe luminoso. Luego colocó la otra hoja debajo de este y la presionó, haciendo que emergiera un pequeño témpano de hielo.
—¿Hechizos con papel? Jamás escuché algo así —admitió Bump—. Pero, ¿es suficiente para aprobar el examen?
Levantando una ceja, Luz esbozó una sonrisa despreocupada.
—¿Aún no está satisfecho?
Se puso de pie y añadió:
—Puedo hacer otras cosas. ¿Que tal esto?
Luego, se volteó los párpados hacia arriba con los dedos, presionándolos sobre sus ojos.
—Blip, Blup, Blip.
El director Bump no pareció impresionado, y Luis sacudió la cabeza mientras susurraba:
—Bultera tenía que ser.
—¡Ow! ¡Ow! ¡Mis ojos! ¡Mis ojos! —se quejó Luz, antes de resbalar con el agua del témpano derretido. Habría caído hacia atrás de no ser por Luis, quien corrió hacia ella justo a tiempo para atraparla.
—Para la guachafita y ponte pa' lo tuyo, Chercha —le regañó en voz baja antes de volver tras bambalinas.
—Disculpe, disculpe, solo estaba jugando —se disculpó Luz con una risita—. De hecho, quería enseñarle esto —agregó, sacando una tiza de su bolso canguro.
Con gracia, en el piso del escenario, comenzó a dibujar un gran glifo en forma de luna creciente, adornado en sus cuernos con glifos de luz y hielo, luego pisándolo con su pie derecho. La mariposa lunar emergió en un resplandor celeste, comenzando a danzar y tararear mientras sobrevolaba el auditorio, ante la mirada atonita del...
—Director Bump, permítame presentarle a la Mariposa Lunar —dijo Luz con orgullo—. Una criatura cuya presencia simboliza la armonía universal.
La Mariposa Lunar aterrizó frente a un ruborizado director Bump y extendió su mano derecha elegantemente.
—Encantada —dijo con dulzura.
El cohibido director tomó su mano y la besó cortésmente.
—I-Igualmente —respondió con un leve tartamudeo.
—También es el resultado de unir dos glifos.
Luz contuvo una risa traviesa colocando su mano derecha sobre su boca. Observó cómo la mariposa lunar y el director Bump inclinaban lentamente sus rostros el uno hacia el otro, hasta que sus labios se rozaron brevemente en un pico. El gesto duró apenas dos segundos antes de que la mariposa desapareciera en el aire.
—Entonces, ¿Aprobé?
El director Bump sonrió, visiblemente satisfecho.
—Jamás pensé que diría esto, pero...
Se levantó, caminó hacia el escenario y le entregó un brillante folleto rojo a la joven humana.
—Bienvenida, Luz la humana, a la escuela de magia y demonios Hexside.
—¡Hurra! —exclamó Luz, la euforia brillando en sus ojos.
Sin pensarlo, corrió hacia su hermano mellizo, quien justo en ese momento se había quitado la máscara para rascarse la nariz. Al llegar hasta él, lo abrazó con fuerza. Pero en el torbellino de su entusiasmo, sus labios se encontraron con los de su consanguíneo en un fugaz instante.
—¿Acabas de...? —murmuró Luis con incredulidad.
—¡I-Iba a ser en la nariz! —exclamó Luz sus ojos abiertos como platos—. ¡Pe-Pero te moviste!
—Ey, ey, ey, cálmate —dijo Luis, tratando de tranquilizarla.
—Señor Tikbalang, favor de subir al escenario —se escuchó la voz del director Bump.
Luis recogió su máscara que se le había caído al suelo y se la volvió a poner, junto con la capucha.
—Fue un accidente, ¿sí? Tranquila —le dijo a su hermana melliza antes de dar media vuelta y dirigirse al escenario.
Luz respiró profundamente, esbozó una sonrisa nerviosa y, con el índice derecho en alto, comenzó a recitar:
—Los lujuriosos serán castigados al ser eternamente arrastrados por un viento huracanado, símbolo de la falta de control y la inconstancia de sus deseos.
Y al finalizar, se desmayó.
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—Bueno, bueno, el mutilador humano —empezó a decir Bump, invocando un cartel de "Se Busca" que mostraba una imagen de Luis sosteniendo su kriss en la mano derecha y la cabeza de una jóven bruja de cabello corto indigo en la izquierda, con una recompensa de quinientos mil caracoles—. El aquelarre del Emperador te persigue por la masacre de un grupo de estudiantes de Glandus, ¿eh?. Lo que te ha obligado a cambiar de nombre y ocultarte tras una máscara.
Luis, quien ya estaba de pie en medio del escenario, levantó una ceja bajo su máscara.
—¿Y?
—Es curioso —respondió Bump con sencillez—. Aquí en Hexside, usualmente los estudiantes terminan involucrándose en actividades criminales poco después de graduarse o abandonar la escuela, pero contigo es al revés.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!
Un desgarrador grito femenino sobresaltó tanto al humano como al brujo. Era Luz, quien se había despertado repentinamente y ahora salía corriendo de detrás de las cortinas hacia la salida, saltando desde el escenario.
—¡Qué asco, qué asco, qué asco, qué asco, qué asco, qué ascoooo!
Bump volteó en dirección a la puerta por donde Luz había salido, lo que Luis aprovechó para lanzarle su kris envuelto en un aura negra, atravesando su vientre. Entre la mirada de miedo y sorpresa del director, Luis bajó del escenario de un salto, se puso frente a él, extendió la mano diestra y le arrebató bruscamente al diablillo que se "comía su cabeza". Aquella acción reveló que el director Bump tenía el cabello largo y negro, ojos marrones, pero con el ojo izquierdo cosido, y una cicatriz que corría desde el cuero cabelludo superior derecho.
—¡Frewin!
Luis apretó la cabeza del diablillo, provocando que este comenzara a chillar y retorcerse de dolor mientras se escuchaban unos crujidos. Con un tono amenazante, dijo:
—Si valora la vida de esta criatura tanto como la suya propia, guardará silencio, no hará nada estúpido y escuchará atentamente todo lo que tenga que decirle. Primero, quiero dejar claro que esto no es ninguna venganza por el intento de disección, ya que sin duda eso fue mi culpa. Segundo, la única razón por la que asistiré a este pestilente y lúgubre manicomio que llama escuela es para proteger a mi hermana de cualquier desquiciado que intente pasarse de listo con ella. Y por último, procederé a realizar este trivial examen, confiando en contar con un poco más de su plena cooperación.
Apuntó hacia la mano derecha de Bump con su dedo índice zurdo.
—Intente hacer magia, a ver qué sucede.
Con una expresión calmada a pesar de la situación, Bump levantó su mano derecha e intentó trazar un círculo mágico en el aire, pero...
—No puede, ¿verdad?
Luego, Luis señaló el vientre del director, donde el kris, envuelto en un aura negra, seguía clavado.
—Ahora trate de quitarse eso.
Bump intentó deshacerse del arma asesina, pero desistió cuando su aura negra comenzó a extenderse por su brazo derecho. Con un gesto de dolor, quedó claro que aquello le estaba quemando.
—Tampoco puede, ¿cierto? Porque la anti-magia se lo impide. En este momento no le queda más remedio que esperar la muerte...
Acto seguido, el joven Noceda extendió su mano libre hacia el vientre del director y le arrebató el Kris de un tirón, obligando al director a soltar un:
—¡Arg!
Bajo su máscara, Luis sonrió satisfecho al ver cómo Bump se llevaba las manos al vientre, tratando de detener la hemorragia.
—O un milagro.
—Increíble, y yo que pensaba que las tres angustias y el director Fausto eran lo peor que podía haberme pasado —reconoció Bump impresionado—. Bienvenido, Tikbalang, a la escuela de magia y demonios Hexside —añadió, entregándole al joven otro folleto rojo que sacó de su túnica.
—Muchas gracias.
Luis arrojó al diablillo de vuelta hacia su dueño y luego se dirigió hacia la salida.
—Pero no creas ni por un segundo que tus acciones de hoy pasarán inadvertidas —le advirtió el director Bump, quien recibía ayuda del diablillo, que se acercaba rápidamente para cubrirle la herida con su boca.
Luis restó importancia a la advertencia y salió por la puerta.
