¡HOLA MIS BELLAS!
AQUI ESTOY.
Espero poder seguir actualizando asi, una vez por semana, hata el final del fic. (Cruzo los dedos)
MIL GRACIAS A TODAS LAS QUE SEGUIS LA HISTORIA. A LAS NUEVAS INCORPORACIONES Y A LAS ALERTAS DE FAVORITOS.
PERO SOBRETODO, A LAS QUE COMENTAIS. ¡MIL MILLONES DE GRACIAS!
CAPÍTULO 28
Bella despertó, estirándose con pereza. Pestañeó acostumbrándose a la suave claridad que entraba por la enorme cristalera de su dormitorio, pero tras unos segundos, frunció el ceño, percatándose de que las cortinas estaban pasadas, y ella no las había dejado así.
"¡Maldita sea! Entran y salen de aquí sin permiso… y sin yo enterarme… ¿Tendrán el poder de la invisibilidad? ¡Joder! Eso no es posible, pero… También se supone que los vampiros no existen…"
Se levantó despacio, esperando la resaca, pero esta no llegó. Un leve mareo al ponerse de pie, pero nada en comparación con lo que debería haber sido.
"¡Qué raro…! Debería tener una jaqueca horrible, pero… me siento… bien."
Al haberse hidratado con el suero y el combinado de vitaminas, su sistema se repuso; no solo contra la resaca, si no la deshidratación que padecía.
Se fue al baño, con energías bastante renovadas, dispuesta a ducharse. Llevaba tres días sin lavarse ni tan siquiera las manos.
Al entrar, se giró hacia el enorme espejo y no pudo evitar jadear; jadeo que casi fue un grito.
- ¡Ahh! - Se llevó las manos a la boca. - ¡Virgen santísima! Estoy… horrible. - Se acercó al espejo, palpando su demacrado rostro.
"Pero Bella… ¿Cómo te has dejado así? ¿Cuántos días llevo aquí encerrada?... ¡Charlie!"
·
Salió del baño y se fue al salón, donde tenía un vago recuerdo de haber dejado su móvil.
En todo esto, no se percató de que llevaba un pijama distinto, y tal como supuso Edward, tampoco se percató del pequeño pinchazo que tenía en el antebrazo. Las marcas amoratadas de sus brazos, caderas y pecho, pasaron igualmente desapercibidas.
Su móvil estaba en la mesa del salón y un brillo parpadeante anunciaba que tenía notificaciones.
Lo desbloqueó y tenía una llamada perdida de Charlie y un Whatsapp.
- Cuando puedas, llámame. Hasta el medio día, podré atenderte la llamada. -
Entró en la opción de llamada, tomó aire y pulsó el botón. Al tercer tono, Charlie contestó.
- Bella…
- Charlie…
- ¿Cómo estás?
- Bueno… He estado mejor.
- Imagino…
Silencio.
- ¿Con quien has hablado?
- Con Carlisle y con… Edward.
- Vale, bien… Entonces podemos ahorrarnos la introducción…
Silencio.
- ¡No puedo creerme que no me lo dijeras! Esto, no era un simple secreto…
- Bella, no podía contarte nada. Su secreto no se puede contar sin más. Ellos… tienen unas normas muy estrictas respecto a revelar quienes son.
- ¡Qué, son!
- Bella… Son personas…
- ¡Vale, lo que digas! Pero… una pista,un discreto desliz… algo de donde yo pudiera hilar y llegar a una conclusión. Y sobre todo, decírmelo antes de que me acostara con Edward… Charlie, ¡Me he acostado con un vampiro!
- Bella… Amelia también y no…
- ¡Charlie! Te recuerdo que Amelia está muerta.
- Pero no fue simplemente por acostarse con Edward… Su muerte fue debida al parto de Elish.
- No me cuentes historias. Quiero irme a casa.
- Bella… Lo siento pero eso no va a ser posible…
Charlie le contestó lo que Alice había visto. Y tal como avecinó, exageró el tema hasta el punto de asustar a Bella.
Él sabía perfectamente que si ella ahora se iba y se alejaba de los Cullen, era muy improbable que llegara a perdonarlos, y también sabía, por lo que conocía a su sobrina, que no sería feliz así.
Desde el principio tuvo la sospecha de que entre ella y Edward había surgido algo. Una chispa.
El comportamiento de "su yerno" respecto a Bella, no era normal. Y su confirmación llegó cuando se fue. Al igual que la reacción de su sobrina ante la marcha del vampiro.
Ambos se había delatado sin darse cuenta, de los fortísimos sentimientos que tenían el uno por el otro.
Una interesante conversación con Carlisle, unos días atrás, le confirmó esas sospechas.
- Pero… Pero… ¿Cómo voy a seguir aquí? Llevo tres días encerrada en el apartamento. Y Carlisle dijo, que el encierro sería mucho más que las dos semanas que anunciaron.
- Lo sé Bella… Se habla de por lo menos un mes.
- ¡¿Un mes?! ¡Dios mío! ¿Qué voy a hacer un mes aquí encerrada?
- Salir de tu encierro. Se que ahora mismo no lo ves, pero es absurdo.
- ¿Absurdo? No me puedo creer que lo estés diciendo enserio.
- Si no lo supieras, su secreto… ¿Qué estarías haciendo ahora mismo?
"Reponiéndome de una alucinante sesión de sexo con Edward… ¡Dios! Ni tan siquiera lo pienses"
- No se… No sé ni que hora es…
- Son casi las doce del medio día.
- Pues… posiblemente en una sesión de baile con Emmet… o viendo una película con Elish… o una sesión de belleza con Rose y Alice… Ayudando a Esme con la comida…
Silencio.
- Y… ¿Por qué no estás haciendo alguna de esas cosas?
- ¡Porqué son vampiros! ¿Te parece esa suficiente razón?
- No. Entiendo que cuesta digerirlo, pero… ¿qué diferencia hay entre hoy y hace tres días? Nunca te ha pasado nada. Jamás has estado en ningún peligro con ellos. ¿Crees que te hubiese dejado a su cargo si yo tuviera la más mínima duda?
- La diferencia es que lo se.
- Hija… solo te puedo aconsejar que abras tu corazón y cierres un poco tu mente. Eres inteligente y piensas mucho. Los quieres Bella. Sabes que los adoras. Has pospuesto tu viaje a París, por ellos… Y decidiste posponerlo aun más, para acompañar a Elish a la universidad… Y eso, era tu sueño. Con lo que te han pagado, solo hasta ahora, tendrías para poder vivir allí sin trabajar durante meses, y lo sabes. Así que repito… lo has pospuesto por ellos.
- No me lies con palabrería, Charlie…
- ¿Y Elish? ¿La vas a sacar de tu vida así, de un plumazo? ¿Qué pasa con sus sentimientos? ¿Lo has pensado?
- Charlie… No vayas por ahí… con ella no…
- ¿Y Edward?
- Noooo… nooo… por favor… con él, no.
- Lo amas. Es el amor de tu vida. Lo intuí la segunda vez que os vi juntos. Saltaban chispas entre los dos. Y cuando él se fue… tanto su reacción como la tuya, os delató.
- No… para… ¡para! No quiero escucharte más…
- Él estaba destrozado cuando estuviste tan grave… Jamás, lo había visto tan desolado. Ni cuando Amelia murió. ¿Eso no te dice nada? Habla con él, y pregúntale por aquello, por lo que sucedió. Ahora, te dirá toda la verdad.
- NOOOO… NO TENGO NADA QUE HABLAR CON ÉL.
Silencio.
- Te pido por favor que reacciones. Se que estás herida y asustada, pero no tienes porqué estarlo. Creeme.
- Claro que estoy asustada… Estoy aterrada.
- No lo estés hija. Con ellos, estás más protegida y segura de lo que estarías en una comisaría llena de policías armados. Ellos te aman, no permitirían que te sucediese nada. Y… todos, están desolados por lo sucedido y porque te enteraras así. Iban a contártelo aprovechando el encierro.
- Vaya casualidad!
- Bella…
Silencio
- Charlie… Jasper me dijo que tiene un don, que es capaz de modificar los sentimientos, por lo que entendí… ¿Ellos… ellos tienen más dones?
- Debes preguntárselo a ellos.
- ¡Oh, vamos…!
- No todos los vampiros tiene dones… pero miembros de la familia, también tienen otros dones. Pregúntales.
- ¿Otros? ¿Qué dones? ¿Qué pueden hacer?
- Pregúntale a ellos.
- ¡Oh… venga!
- Bella… ahora, tengo que dejarte he de marchar a otro control… Y te repito que debes quedarte ahí, no puedes volver sola a casa, no es seguro; ya te lo he explicado antes. Abre tu mente y tu corazón. Piensa en lo mucho que los quieres.
- Charlie… Ten cuidado, por favor…
- Claro, siempre lo tengo. Te quiero hija. En cuanto pueda, pasaré a verte.
- Y yo a ti. Eso sería estupendo…
Bella se quedó afectada por la conversación con su tío.
¿Los quería? O mejor formulada… ¿Seguía queriéndolos?
Y lo más importante…
¿Cómo puedes querer a alguien al que temes?
·
Meditando sobre la conversación con Charlie, volvió a su dormitorio y abrió las cortinas y la ventana.
Hacía un día bonito, dentro de las posibilidades de Forks; era un día claro y aunque había algo de niebla, que era lo habitual, algún tímido rayo de sol traspasaba las nubes blancas. La temperatura también era agradable.
Se fue al baño y una vez dentro, se obligó a dejar de seguir dándole vueltas a la conversación, un tanto surrealista con su tío y decidió pensar un poco en ella, y en su horripilante rostro.
Se quitó el pijama, puso un poco de música relajante y se metió en la ducha. El agua caliente la hizo gemir; sus músculos parecían estremecerse y su mente relajarse.
Se apoyó en la ducha, dejando que el agua cayese sobre su cuerpo, disfrutando un momento de paz, el cual duró poco; imágenes de su última ducha "acompañada" comenzaron a bombardear su cerebro haciéndola estremecer.
"Es que… no podía ser humano, de ninguna manera… Ningún hombre puede follar de esa manera. ¡Virgen Santísima, menudo polvazo! (Resoplido profundo) ¡Fuera de la ducha, ya!"
Al salir, un tanto azotada, piso el pijama. Dio un salto para no mojarlo, y entonces, fue consciente de un detalle:
¡Que mierda…! ¿Y este pijama?"
Tomó el pantalón entre sus manos y lo miró como si fuese una bomba.
El pijama era suyo, pero no era el que llevaba puesto; estaba completamente segura.
Alzó la cabeza sin mirar nada concreto, hasta que la vista se le quedó fija en un artículo que hasta hoy, no adornaba su baño:
Un ambientador. Un aparatito que soltaba chorritos de perfume.
"Pero… ¿y esto? ¿A fin de que…?"
Se fue al dormitorio, se puso unas braguitas y tomó un pijama. Un jersey de punto fino, con los hombros caidos y el pantalón tobillero también en punto, de color azul.
Cuando se puso la parte de arriba, de pronto, varios flashes de recuerdos le invadieron la mente:
Elish en su salón. Ambas sentadas. Elish con la cara triste. Con una botella de vino en sus manos.
Y ella, bebiendo vino… mucho vino.
Ella en el baño, vomitando y tirada en el suelo. Elish mirándola con preocupación y mucha tristeza.
"¡Oh, mierda! Bella, te has superado a ti misma. Me he emborrachado delante de la niña, como una borracha de un antro de carretera"
Niña… Elish…
"Me ha bajado la regla. Como no sabes toda la historia, no comprendes el milagro que es, que haya ovulado. Tengo una oportunidad de ser madre"
Sus constantes subieron como la espuma y una ira, muy diferente a la de estos días, le invadió la capacidad de razonar.
"Pero… ese chucho va a follarse a mi niña… Lo despellejaré y me haré un abrigo con su pelo"
·
·
En el salón, todos estaban atentos a la reacción de Bella al despertar y, por supuesto a la conversación entre ella y Charlie.
Cuando de pronto, Edward se lanzó a reí a carcajadas.
Todos lo miraron de primeras como si se hubiese vuelto loco, tras unos segundos, de sus rostros iban asomando sonrisas.
- Si supierais lo que acaba de pensar… - Sonrió mostrando su perfectísima sonrisa.
Alice se quedó ida unos segundos no dejando a su hermano explicarse, pero incluso antes de que Edward registrara su visión, algo con lo que ninguno contaba, por lo menos por ahora, pasó:
- ¡Edward!
Era la voz de Bella, llamándolo casi a gritos, desde el hall que compartían en el piso de arriba.
El nombrado no lo pensó ni un segundo. El resto de los presentes se quedaron completamente pasmados.
En tres segundos, Edward estaba delante de Bella. Por precaución al presentarse ante ella, lo hizo a una velocidad humana y por supuesto, se quedó a cuatro pasos de distancia. Lo que menos quería era asustarla.
·
- Hola… - Edward la miró de arriba a abajo con poco disimulo.
Ella se miró a si misma; no pudo evitar rodar los ojos y soltar un bufido. Estaba en bragas.
Solo con el fino jersey del pijama.
- Me da igual… - contestó dejando a Edward pasmado. - Me has visto desnuda… Sería una completa gilipollez que me pusiera ahora en plan damisela mancillada. - Le soltó, a lo que Edward asintió con un ligero movimiento de cabeza. - ¿Qué es lo que pasa con Elish?
- ¿Recuerdas algo de lo que hablasteis ayer? - Le preguntó suave. Ella suspiró en respuesta.
- No, la verdad. - Volvió a suspirar, aunque se parecía más a un gruñido. Pero no pudo evitar que un sonrojo cubriera sus maltrechas mejillas.
Tras unos segundos en silencio, evitando la cara del vampiro, alzó la cabeza y lo miró directo y fijo a los ojos.
- Fuiste tu quien me cambio el pijama - No era una pregunta.
- Si. Tras vomitar, y ensuciarte -Bella apretó los ojos - Te desmayaste y aunque Elish podría haberte sujetado sin problema, estaba asustada, asi que subí yo. Te tome en brazos antes de que cayeras y te acosté en la cama. Alice me ayudó a limpiarte y cambiarte.
- No quiero que entres en mi… - apretó la mandíbula con rabia - Ahí dentro, sin permiso. Y te dejo claro desde ya, que no lo tienes. - Lo miró con dureza.
- Si no hubiese entrado, hubieras caído al suelo, y ahora, te habrías levantado con la espalda rota de dormir en el suelo. - Le contestó serio.
- Como debería haber pasado. - Su voz destilando rabia; encolerizarse por momentos. - Un humano no habría escuchado, o sentido o… ¡lo que sea! Que fuera a desmayarme. Si me tenía que caer, pues… - inclinó los hombros.
Edward acortó tres pasos a su velocidad. Bella no fue consciente del movimiento hasta que tuvo a Edward a unos centímetros de ella; al tenerlo tan cerca y de forma tan repentina, dio un paso hacía atrás y su respiración se agitó.
Tanto por el susto, como por lo que la cercanía de ese vampiro le ocasionaba.
- No vuelvas a hacer eso - Su pecho subía y bajaba rápido y profundo.
- Así es como nos movemos… - La miró divertido, dedicándole su sonrisa torcida. El corazón de Bella se saltó un latido. Dio un meneo con su cabeza, como queriendo sacarse una idea.
- ¿Qué significa que Elish puede ser madre? - Preguntó de golpe. Edward sonrió pícaro, pero se recompuso, mostrándose natural. Ella no estaba preparada para hacerle frente, y eso le dio un pequeño golpe de ánimo.
- Es… prácticamente un milagro. Parece que la parte humana, de Amelia, - detalló - está más presente en ella de lo habitual en estos casos. Carlisle tiene una teoría muy curiosa al respecto… La cual, podría interesarte.
- ¿Para qué? ¿Para que vuelva a contarme una historia de ciencia ficción como la primera vez? - Contestó envenenada.
- No… Ahora sería la más pura verdad. - Respondió Edward mirándola a los ojos. El corazón de Bella, volvió a repiquetear.
"Pregúntale por Amelia… Ahora te dirá la verdad… Uffff…"
Se mordió el labio y Edward ansiaba que se lanzara. Que se atreviese a romper la barrera y preguntara. Hasta que el tema de Amelia le quedara aclarado, eso sería un obstáculo insalvable entre ellos.
- Ella… tiene que… "morir" . - Tragó con fuerza, porque sentía que se ahogaba. Sus ojos se aguaron, pero no podía dejar que Edward viese debilidad, por lo que giró la cara con violencia.
- No… ella no va a morir. No de la manera que tú conoces y supones. - Suspiró - Hay muchas dudas que solventar… - Bella lo cortó. Sabía que la acabaría liando y no podía ceder. No quería y, sobretodo, no se encontraba segura consigo misma.
- No necesito saber más… - Gruñó con los dientes apretados y una mirada cargada de rabia y, temor.
- Si. - Contestó fuerte Edward. - Saltas de pregunta en pregunta sin saber la respuesta completa… - Bella apretó los labios y contrajo la cara, mostrando un rostro lleno de rabia y dolor, cortando a Edward, alzando la voz
- Tu… - soltó con los dientes apretados. - ¿Vas a dejar que un chucho gigante se folle a tu niña? - Edward pestañeó sorprendido por la salida de tono; pero se recompuso de inmediato. Esa rabia era igual al amor y preocupación que Bella sentía por Elish. Sin más, sonrió suave.
- Bueno, tu idea de hacerte un abrigo con su pelo, no dista mucho de lo que a mi me gustaría hacerle. - su sonrisa se tornó divertida. Volvió a lanzarle otro anzuelo, poniéndole palabras a su pensamiento.
Bella se apretó los labios, escondiendo la sonrisa.
- Se que la tienes protegida, pero es su decisión. Bueno, realmente es la magia de la imprimación. - Le explicó. - Ni tu, ni yo, ni nadie, puede evitarlo. Es algo que surge entre dos personas… Es, el amor a primera vista, pero multiplicado por el infinito. - Bella arrugó el ceño. - Intentar evitarlo, sería hacerle daño a Elish. - Su rostro le mostró la intención de su comentario. - Es muy complicado de explicar.
- O sea, que no se puede hacer nada… - Murmuró afectada. Edward negó. - Bueno - Alzó la cabeza digna. - No es cosa mía. - Respondió altanera. - Ella sabrá. - Apretó los dientes con rabia. Sabía que el tema estaba afectándola; le dolía el corazón de pensar en "esa" situación.
- Se que te preocupas por ella, no puedes disimular… Por lo menos no ante mis ojos. - Bella contuvo la respiración ante sus palabras. - Y no va a tener cachorritos de perro - Edward soltó un suave carcajada, y Bella por un segundo, casi ni eso, se lo comió con los ojos.
Un cosquilleó muy conocido le recorrió la espalda, lanzándole un chispazo al triangulo entre sus muslos.
Respiró, casi jadeante, y movió la cara cortando el contacto visual con Edward.
Al cual le sobró tiempo en ese segundo escaso para "ver" la mirada que Bella le había lanzado; cosa a parte fue el aroma que le llegó de ella: su esencia, ese perfume íntimo que lo enajenaba.
Ella se había excitado.
Tuvo que hacer esfuerzos titánicos para no lanzarse a por ella y hacerla suya en ese mismo momento.
·
"Edward… Tranquilo. No es el momento… Si haces un mal movimiento, ella se bloqueará como el primer día. Que no se percate de que has sido consciente de que se ha excitado. Debes seguir haciéndola hablar"
El pensamiento de Jasper lo ayudó a poder controlar su instinto; su deseo por esa humana contestona y terca.
·
- Pues me alegro de eso. - Respondió con la voz entre cortada.
- Ella nació de una mezcla de un "vampiro" y una humana - Bella abrió los ojos, para pasar a cerrarlos con fuerza ante la mención de la palabra. - Y era un bebé… Era y aun es, humana.
Se mantuvieron unos segundos en silencio. Edward no apartaba la vista de ella y en respuesta, Bella pestañeaba girando la cara para no hacer contacto visual directo en sus ojos.
- Bueno… pues ya está. - Tomó aire - Si no se puede evitar… - meneó la cabeza frustrada y, disgustada. - Por eso te llamé, por nada más.
Estaba muerta por preguntar, pero su orgullo y el temor a saber, se lo impedían.
Se giró hacía la puerta, pero volvió a encarar a Edward.
- No entres en mi… zona. Picas, como una persona. No te cueles, y menos si estoy inconsciente. - Lo miró seria. - Y vuelvo a repetirte que no eres bien recibido.
Edward hizo un mohín con la boca, que no dejaba demasiada clara su respuesta.
- ¿Qué significa eso? - Le preguntó moviendo los brazos con genio.
Al hacer ese movimiento, el jersey se dejó caer por uno de sus hombros, dejando una considerable cantidad de piel al descubierto; justamente parte de su pecho izquierdo. Sus pezones marcándose a través de la fina tela del jersey.
Edward voló sus ojos justo a ese punto, tragando y respirando profundo. Sus ojos, dorado claro, se oscurecieron a un tono marrón oscuro. Bella alzó una ceja y sonrió maliciosa.
- Tus ojos… - Su cuerpo hizo un amago de movimiento, como si fuese a acercarse a Edward, pero recobró su postura. - Lo sabía… sabía que cambiaban de color. Edward sonrió feliz del comentario. Bella, al observar su gesto, recobró su papel de bruja. - No me percaté de que no te latía el corazón… - Le soltó con la voz afilada, con el fin de herirlo. - pero si me había fijado en los cambios de tus ojos.
- Y, ¿no quieres saber porqué me ocurre eso? - Envolvió la pregunta con un tono seductor, a propósito.
Bella dio un paso atrás. Ese tono de voz… aunque hubiese sido solo un día, un día de amor y pasión, lo reconocía bien.
"No puedo dejarme convencer… ¡Maldito deseo incontrolable!... Si no le late el corazón… ¿no tiene sangre?… Y si no la tiene, ¿cómo es capaz de tener tales erecciones? Porque levantar semejante arma… ¡Basta!"
Ante el inoportuno y desconcertante pensamiento, se ruborizó, pestañeando asombrada y su respiración se tornó agitada.
- ¿Quieres que te explique también eso? - Bella mostró un rostro de confusión - Tiene una explicación muy sencilla. Y el tamaño no tiene nada que ver. - La miró con las cejas alzadas y un rostro travieso, pero sus ojos le gritaban que viese lo obvio.
- No… no quiero que me expliques nada… - Se giró abochornada, dándole la espalda a Edward para dirigirse a su apartamento.
No había dado un paso completo, cuando se detuvo.
"Pero… ¡Que coño! ¿Cómo sabía él…?"
De golpe, fue consciente de que Edward había contestado a sus pensamientos. Estaba segura no haber dicho en voz alta ninguno de ellos.
Lo del abrigo de pelo de Jake. La palabra "muerte" hablando de Elish, y mucho menos a cómo podía levantar su enorme verga.
Se giró, mirándolo desencajada. Su pecho subía y bajaba tan rápido que parecía que ambos movimientos se complementaban, pareciendo uno solo.
- ¿Qué…? No se… no se si, quiero saber… - tartamudeó.
"No todos los vampiros tiene habilidades… pero otros miembros de la familia, también tienen otros dones."
Las palabras de Charlie entraron como el aire en su cerebro.
Miró a Edward directo a los ojos. Ojos vidriosos y aterrados.
- Si, hay otros miembros en la familia que tenemos dones. Yo, uno de ellos. - Explicó Edward. Bella tragó y apretó los ojos en un pestañeo lento. - El de Jasper ya te lo comentó él. - Se llenó de aire, se mordió el labio y lo soltó.
- ¿Qué… dones…? - Preguntó respirando en cada palabra.
- Alice ve el futuro, tiene el poder de la precognición. - Frunció el ceño, no dándole excesiva importancia; ella quería saber el don de él. Ese era el primordial.
- ¿Y tu? - Preguntó en un susurro.
- Puedo escuchar los pensamientos. - Soltó suave pero firme.
Bella se sujetó al marco de la puerta. La impresión fue tal, que los ojos le hicieron zoom por un segundo.
Se llevó una mano al pecho, ante el riesgo de que el corazón le rompiera las costillas y saliera volando.
- Tu… que, tu ¿QUÉ? - alzó la voz. - No… No me lo puedo creer.
Se separó de la puerta y comenzó a moverse hasta que paró, dándole la espalda a Edward, agarrándose la cara con las manos.
- Es… indignante. Lo que he pensado desde que entré aquí hace más de cuatro meses… Mis pensamientos, privados. Íntimos. Lo que no dices en voz alta… Tu, tu los has escuchado. - Respiró, notando como le temblaba la voz. Las lágrimas oprimiendo sus ojos y su garganta. - Siempre has jugado con ventaja… - Respiró profundo; notaba que estaba a punto de colapsar. - Te has estado riendo de mí todo este tiempo…
Su cerebro recibió una descarga de rabia tan alta, que no fue capaz a procesarla.
Se giro enfurecida y enajenada, yéndose enfrente a Edward.
Alzó los brazos y comenzó a golpearlo.
Edward la dejó dar un par de golpes, pero cuando notó que su fuerza aumentaba le sujetó las manos para que no se lastimara.
- No… No… No me toques… ¡Suéltame! - Se meneó como un pez fuera del agua.
- No tengo problema porque me golpees. Sinceramente creo que lo merezco, pero debo detenerte; no puedo permitir que te dañes las manos. - Sus ojos cargados de súplica y dolor. Dolor por ella.
Edward movió sus manos, sujetando a Bella de forma que a penas podía moverse. La zarandeó suavemente, hasta que sus ojos se encontraron.
- Escúchame bien. ¡Bella! - La llamó alzando un poco la voz y esta, perpleja se quedó inmovil mirándolo a los ojos fijamente. - Nunca, presta atención… - Clavó sus, otra vez dorados ojos, en los de ella. - Mi intención no fue reírme de ti. Jamás. Es algo que no puedo evitar… no lo hago a mi antojo. Y si… es cierto que uso mi don en propio beneficio y que juego con ventaja. - Bella apretó la mandíbula de pura indignación, y los ojos se le salían de las órbitas. - Te he revelado esto, para que veas mi intención de ser completamente sincero contigo. Ahora, si podemos serlo. - Sentenció.
Una lágrima cargada de sentimientos rodó libremente por la mejilla de Bella. Edward jadeó, sintiendo como algo dentro de él se rompía. El rostro de la chica por la que daría su eternidad, estaba tan cargado de tristeza y dolor, que le rompía el alma.
- Lo siento… Lo siento tantísimo… - Su voz tomada por los sentimientos.
- Ya no vale… - Susurró. Cerró los ojos, y dos lágrimas más se deslizaron. - Esto es demasiado… No… - Abrió los ojos, clavándolos en los de Edward. - No puedo con esto… No puedo perdonarte semejante traición.
- Bella… Comprendo que si, que es mucho para digerir, pero lo nuestro es auténtico. Te amo, como jamás he amado a nadie, y sé que tu a mi también. - Bella negaba.
- No. - Soltó rotunda. - No puedo y… no quiero. No quiero pertenecer a tu mundo, no quiero saber nada más, no… - Respiró. - En cuanto se levante el estado de alarma y se abran las fronteras me iré… Me voy a París y no volveremos a vernos. Jamás. - Dijo rotunda. - Lo nuestro fue un engaño como todo lo demás…
- No… lo nuestro fue lo único verdadero. Lo único que no se construyó con mentiras.
- ¿Qué no se construyó con mentiras? - Preguntó sobresaltada. - No es que juegues con ventaja, es que sabías que hacer y que decir en cada momento. Esa era tu ventaja… No sé quien eres. - Se fue separando de él caminando de espaldas. - No te conozco en absoluto. No se que fue verdad o mentira entre nosotros… - Apretó los ojos con dolor; cuando los abrió había claridad en ellos. - Sí… ahora me queda claro. Todo está claro.
Edward la miró preocupado; más bien asustado.
- Fui la siguiente humana que se cruzó en tu vida. El siguiente entretenimiento para un vampiro aburrido - Edward negaba con la cara desencajada.
- Estás equivocada… Estás conjeturando. Déjame que te lo explique…
- ¡No! ¿Qué parte de que no quiero saber más no entendiste? La única suerte que tuve es que, hasta ahora, no has conseguido matarme.
La diferencia entre esa frase hiriente y las demás, es que Edward vio claramente que ella lo decía en serio. Plenamente convencida de lo que decía.
Ella, ahora, si le temía.
- Amelia murió porque una mujer humana no sobrevive al parto del hijo de un vampiro y yo me negué a convertirla. Deje que muriera de forma, humana. - Soltó de golpe. Bella negaba - Yo no la amaba. Me casé con ella por compromiso y por ayudar a Charlie a deshacerse de ella, porque para él era un lastre. - Bella parpadeó acongojada por la dureza y crudeza de las palabras de Edward - Íbamos a buscarle ayuda especial para su enfermedad, pero nadie contó con que ella se quedase embarazada. Nos acostamos una vez. Solo una vez, pero eso bastó.
"Una vez… y bingo… Nosotros lo hicimos… muchas veces y dos de ellas se corrió dentro… ¡Hay Dios mío! No… Yo no… no estaba en días fértiles… Y si yo… ¡Dios mío!"
- Si pasara contigo, no tendría duda en convertirte. No puedo vivir en un mundo donde tu no existas. - Solemnidad y promesa.
- Si tu me… - Inspiró hondo. - Te mataré… no sé como, pero acabaré con tu vida, al igual que tu acabarás con la mía. - Palabras ácidas, cargadas de odio - Aquel vampiro del bosque tenía razón cuando me deseó suerte… Él sabía que acabarías matándome. ¡Eres un asesino…! Mataste a la madre de Elish y me matarás a mí. - Ahí no pudo más y se dejó caer al suelo, con las manos en la cara, llorando desconsolada.
Edward se fue a acercar, pero una voz a su espalda lo detuvo.
- ¡Basta Edward! Déjala… Está colapsada. - Carlisle se acercó a Bella con suavidad. - Bella… Cielo, déjame que te ayude a levantar.
- No… puedo… moverme… - Gimoteó.
- Bella… - la llamó Edward suplicante.
- ¡Vete Edward! - La mirada de Carlisle era seria y sus palabras tajantes. - Ya está… ahora no va a escucharte más. Ha sido demasiado… No has debido dejarte llevar así.
- ¡Maldita sea! - Gritó él desquiciado de no poder acercarse a ella.
- Edward - lo llamó Jasper. - Déjala. Necesita relajarse y tu, también.
Jasper miró a Bella y esta le devolvió la mirada.
- Por favor… - le pidió ella.
"Duérmeme… déjame inconsciente… en coma… Bébete mi sangre y mátame, antes de que lo haga él. Me matará. Y yo seré quien se lo facilité… Me matará y yo se lo consentiré."
- ¡Basta! - Gritó Edward. - Deja de pensar eso… ¿Cómo puedes tan siquiera imaginarlo? - se llevó ambas manos a la cabeza.
- ¡SAL DE MI CABEZA! Vete, fuera de mi vista de una puta vez. - Gritó ella en respuesta.
·
Alice, Rosalie y Emmet hicieron acto de presencia.
Emmet y Alice se llevaron a Edward casi a rastras. Jasper se quedó alejado, mandando olas de tranquilidad.
Rosalie se acercó a Bella.
- Vamos nena. Entremos. - Bella asintió, jadeando.
Le tendió la mano, pero cuando Bella fue a ponerse en pie, no pudo. Si no fuera porque Carlisle la tomó por la cintura hubiera caído de culo.
Con movimiento lentos, la tomó en brazos y la alzó. Bella ni rechistó.
Carlisle la tendió en la cama con cuidado mientras Rosalie cerraba la cortinas para dar menos claridad al dormitorio.
- Te voy a dar un sedante, es suave, pero te ayudará a descansar. ¿De acuerdo? - Bella lo miró como un corderito. - ¿Te fias de mi? - Le preguntó, clavándole su dulce mirada. - No más cuentos de ciencia ficción - Le sonrió. Bella se mordió el labio y asintió.
- ¿Tu… también escuchas los pensamientos? - le preguntó tímida. Carlisle soltó una suave carcajada.
- No… Eso se lo dejamos a Edward en exclusiva - Bella contuvo la respiración a la mención de "ese" nombre. - Pero todos tenemos el oído muy fino - le alzó las cejas.
- ¡Bella! - Elish entró desencajada al dormitorio. - ¿Pero… qué ha pasado? Papá está siendo arrastrado por Emmet y Alice, enloquecido y tu, aquí… así… - Frunció las cejas, mostrando una mirada apenada y confusa.
- Tu padre se ha dejado llevar, contándole más cosas de las que podía digerir. - Respondió Rose. - Le ha contado sobre su don… Puedes imaginarte como sigue la historia.
Elish apretó los ojos, y meneó la cabeza negando, con cara de enfado, pero sus ojos mostraban comprensión.
- Va a matarme… si él… si yo estoy… - Jadeaba notando como le faltaba el aire. - Me matará como a tu madre… - Y volvió a llorar desconsolada.
- Tómate esto - Carlisle le tendió una pastilla y Rose un vaso con agua. - No le des más vueltas a eso ahora, ¿de acuerdo?
- Antes de que te duermas, deberías comer algo - Esme hizo acto de presencia con una bandeja llena de comida.
- Si, estoy de acuerdo. - apoyó Carlisle. - Debes comer algo.
- No tengo hambre.
- Pues haz un pequeño esfuerzo.
Bella tomó algún bocado del tentempié que Esme le había subido, y se bebió el zumo de naranja.
Esme, Rosalie y Elish se marcharon despidiéndose con caras llenas de amor, dejando a Carlisle con Bella a solas.
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- Bueno señorita, se que estás al límite, pero Jasper ha conseguido calmarte lo justo. - Bella frunció el ceño - Si, lo justo de que preguntes lo que ha estado a punto de hacerte padecer un infarto. - La miró con cierta seriedad.
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Primer contacto entre Edward y Bella y ha sido... ¡Brutal!
¿Ha sido demasiado brusco? ¿Qué pensais?
REVIEWS... MORDISQUITOS MIS BELLAS.
